jueves, 24 de noviembre de 2016

Mis Gemelos: Cap. 251; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 24 de Noviembre del 2016
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Capítulo 251
Y el Diablo: Treta
Autora: Marambra

Diminutas gotas de agua quedaron sobre su rostro cuando se tumbo en una de las tantas hamacas que había en el patio, Rubén dio un suspiro de satisfacción y se dejo llevar por el silencio… ¡oh! silencio, ¡bendito silencio!, pensó mientras su oído se llenaba de las “secretas voces” de ese mismo “silencio”… el susurro del viento entre las hojas, el trino de las aves escondidas en las copas de los árboles, el choque imperceptible de la hierba que se mece dormilona, el croado de una diminuta rana en el fondo verde, silencio, sí, silencio que invita a cerrar los ojos y sentir sobre la piel la tibieza del sol y el fresco beso de la brisa, el olor a tierra madre perfumada de madera y flor, silencio.
Y una avalancha de imágenes antes confusas ahora tenían nombre y apellido en su memoria y de todas ellas la risa de sus gemelos, de sus niños consentidos resalto sobre el resto y no como un eco, sino como algo real y tangible ese momento, y cerró los ojos procurando revivir las emociones que lo embargaron las de ayer y las de ahora y sintió sus pulsos latir cuando a su  memoria le vinieron los primeros pasos de Iván en el jardín, justo donde estaba ahora apoyándose en la macetas de su madre y embarrando su sonrisa con la pulpa de una manga madura, pero al mismo tiempo también le sobrevino el recuerdo de Alexander escondido debajo de la mesa en su despacho en los potreros el día que fastidio su presentación con aquellos empresarios alemanes y sin querer estallo en risa; Rubén que había renegado tanto aquel día y había castigado a ambos gemelos y desencadenado un caos en su relación con Iván ahora después de su padecimiento neurológico y su falta de memoria, estallaba en risa como si aquello que recordara fuera lo más gracioso de su vida.
Rubén estaba recordando pero como un recuerdo cotidiano con esa secuencia cronológica que es lo habitual, sino como trozos de su pasado en mosaico y sonrió de aquello, “esto es bueno”, se decía a sí mismo y se dejo llevar deleitándose con todos los fragmentos que su memoria ahora le mostraba, de los recuerdos que ahora despertaban, sobre todo disfrutando de aquellos recuerdos en los que inevitablemente la contagiante risa de sus gemelos era el centro de todo, y esa risa, ese eco lo transporto a las travesuras inocentes de niños pequeños y sin transición alguna a las trastadas de los adolescentes de ahora.
Y como era lógico un recuerdo despertó otro y como un golpe lo invadió el recuerdo de la última travesura de sus gemelos, aquella noche que a Alexander se le ocurriera encerrar a Adelita en su propio dormitorio para irse a la tonta fiesta del coliseo cerrado junto con su hermano cuando no había pasado ni 10 días de que lo recuperara del potrero de Arturo donde se había refugiado huyendo de su padre biológico y de su abuela, detalles que Rubén llego a conocer luego pero que hoy en día no recordaba, interesantemente recordó con detalle la travesura y como termino ésta en sus  manos…
Aquella noche, él y su mujer habían salido a cenar a un restaurante con una pareja conocida de hace mucho tiempo, Roger y su esposa Mariana, desgraciadamente la cena se vio interrumpida a la casi media hora de empezar, fue unas de esas situaciones fortuitas que ocurren cuando uno menos se lo esperan… el hijo mayor de Roger, Harold se había caído del árbol de su casa fracturándose los huesos de su muñeca por lo que necesitaba ser hospitalizado de inmediato suspendiéndose la reunión para otra ocasión, obviamente con aquella noticia ni Clara ni Rubén tuvieron ganas de continuar la velada en otro lado, así que tras pedir la cuenta y viendo que aun tenían tiempo para hacer algo en familia, de camino habían comprado entradas para el cine en familia la función de noche, así que se marcharon a casa a recoger a los gemelos preguntándose que estarían haciendo ambos, habían llamado a Adelita para que los chicos estén listos a su llegada pero no lograron comunicarse y fijándose la hora supusieron que seguro ya estaría en casa Alfredo, pero cuando llegaron ambos se dieron un susto de infarto… su casa estaba invadida de bomberos.

  • ¿Qué diablos es esto? – pregunto Rubén sin dejar de mirar hacia adelante, fijándose la gran cantidad de gente concentrada en la puerta de la hacienda, sintiendo las alarmas en su pecho
  • ¿Qué ha pasado? – respondió Clara a su vez, frunciendo el ceño empezando a tocar la bocina para que los dejen pasar

Y apenas pudieron ingresar vieron al carro bombero pero ninguna ambulancia, lo que no sabían si definir como bueno o malo, por ahí no paso nada o por ahí y sus hijos o Adela estaban en el hospital.

  • ¿QUÉ ES LO HA PASADO? – grito Rubén bajando de la movilidad dejando la puerta de la vagoneta abierta sin preocuparse si Clara lo seguía o no – MIS HIJOS ESTÁN ADENTRO – agrego casi tropezando al subir las gradas y entrando a la vivienda de golpe sintiendo el horrible humo en la garganta y los ojos irritándolo al punto de toser desesperado, pero aun así queriendo subir a la planta alta
  • NO PUEDE PASAR, SALGA SEÑOR – grito un bombero al pie de las escaleras
  • MIS HIJOS ESTÁN AHÍ – respondió desesperado intentado subir, pero siendo interceptado por otro hombre que le puso una máscara en la cara
  • Calma señor, ¡calma!… no se alarme, estamos evaluando lo sucedido – lo tranquilizo, sacándolo al patio – aun estamos trabajando – y retuvo a Rubén del brazo – ¿usted vive aquí? – le pregunto
  • Sí, soy el dueño de la casa, se han quedado mis hijos – decía con el rostro tenso
  • Hasta donde sé, no había personas en la vivienda – le dijo con la voz muy segura para que Rubén no dude – y aun estamos revisando la vivienda para ver si hay alguien dentro afectado por el humo – le comunico prefiriendo decir la verdad – pero al parecer el problema es solo en la planta baja donde los irrigadores se han prendido pero no de manera uniforme y estamos evaluando eso – agrego mirando el intercomunicador atento a la señal – queremos saber si es un problema técnico o es porque la corriente de aire que viene del segundo piso disipo el humo y evito que se activen las alarmas en esa planta – explico con calma y en eso sonó el intercomunicador – hola hola – se oía del otro lado – ¿qué novedades? – pregunto el bombero sin soltar a Rubén – todo despejado, sin víctimas – respondió y Rubén se relajo
  • SUELTEMEEE LE HE DICHO SUELTEME, QUE MIS HIJOS Y MI AHIJADA ESTÁN ADENTRO – grito Clara apareciendo tras de Rubén, logrando esquivar a todos subiendo las gradas a empujones porque tres de los bomberos no le dejaban pasar, le habían cortado el paso después de que Rubén ingresara a la vivienda
  • SEÑORA NO SUBA, NO PUEDEN ENTRAR TODAVÍA – el mismo hombre que estaba hablando con Rubén, cogió de la muñeca a Clara llevándola hacia donde estaba Rubén, mientras otro salía con una máscara en la cara
  • Vaya mierda de humo – comento ese mismo bombero quitándose la máscara – cualquiera diría que se incendio el Amboró – agrego abriendo y cerrando los ojos irritados mientras el resto abría todas las puerta y ventanas – esta aun con humo, pero no paso a mayores – le dijo al oficial que estaba con Clara y Rubén  – y está así porque los irrigadores tuvieron una falla en la cocina que es donde se inicio el incendio, pero el resto de la casa está sin problemas
  • Si, ha sido un descuido, alguien dejo la cocina prendida y se ha fundido el metal – dijo el otro hombre saliendo con la olla carbonizada
  • ¿Pero cómo? – pregunto Clara haciendo memoria, ella había puesto la olla con el somó a cocer y le había dicho a Adelita que se fije, no era la primera vez que le daba esa orden ni era la primera vez que hacían aquellos, Adela nunca descuidaría algo así – Adela sabía que el somó se estaba cocinando, ¿cómo puede quemarse de esa manera semejante olla? – pregunto incrédula viendo su olla torcida y carbonizada
  • Pues lo que estaba cociéndose se consumió todo porque seguro no estaba con la tapa puesta – fue la respuesta del bombero – quizás si hubiese estado con la tapa puesta el fuego se hubiera apagado por el líquido y quizás tuvieran una fuga importante de gas en toda la casa y una accidente mayor – explico y ambos Clara y Rubén se estremecieron ante la imagen de aquellos – es un descuido – concluyo

Pero no era un descuido, la olla de somó se había consumido sí, era un hecho, se había consumido el líquido y carbonizado el contenido sobre la estufa generando una gran cantidad de humo dentro de la vivienda que activo las alarmas de incendio justo cuando Alfredo llego a casa, apresurado al recibir la decima llamada de Adela pidiendo auxilio en medio de un llanto histérico por el humo que ella veía sin poder salir por la reja que tenia la ventana; la alarma activo el llamado inmediato a los bomberos por ser una hacienda teniendo la política de no perder el tiempo en hacer llamadas de confirmación, después de todo se trataban de grandes extensiones de pastizales, arboleda, ganado y gente, ese era el contrato que Rubén había pagado a la aseguradora.

  • ¡Adelita! – medio grito Clara al ver a la muchacha aparecer por una esquina acompañada de Alfredo dándose cuenta que Adelita estaba llorando
  • Bueno, no paso nada – oyó decir a uno de los bomberos que la acompañaban y que además portaba una tenaza gigante con la que rompió la chapa de la puerta – estas bien solo fue un susto – consoló el uniformado
  • Adela que ha sucedido? – pregunto Rubén
  • La puerta se cerró con seguro estando ella dentro y no pudo salir, se ha llevado un buen susto porque al parecer no había nadie en casa para socorrerla – explico el bombero dejando a la chica con Clara y Rubén para dar parte a sus superiores y que quede registrado como accidente, lo que le ahorraba a Rubén un montón de dinero con la aseguradora
  • ¿Cómo pudo cerrarse la puerta? – pregunto Rubén – ¿el viento? – agrego pensando en las veces que las puertas tronaron a causa de las corrientes de aire que suele hacer en verano y Adelita espero a que Alfredo se retire para poder hablar con Clara y Rubén, no quería que nadie sepa lo que había pasado en realidad
  • No fue el viento don Rubén, han sido los tojos – dijo llorando y la cara de Rubén cambio, dándose cuenta que el par de bribones no había por ningún lado
  • ¿Qué quieres decir? – pregunto Clara
  • Ña Clarita… su Lexito y su Bambi me han cerrao con llave por fuera – y arranco a llorar asustada, había llamado a casa de los amigos de don Rubén pero nadie contesto y los móviles de Clara y él estaban en modo vibración por lo que nunca se enteraron de su pedido de auxilio
  • ¿Y porque han hecho eso – pregunto Rubén sintiendo su presión subirse, pero esta vez Adelita no iba a estar del lado de ambos, se han habían pasado de confianzudos con ella – y no los defiendas – ordeno Rubén pensando en eso
  • Se han iu pal coliseo ese y seguro no se han fijao en la cocina, por eso se ha quemado el somó

Y Rubén y Clara se dieron cuenta que nada de lo que hicieron sus gemelos en el pasado los hubiera preparado para esto… se habían pasado de la raya.
Rubén estaba que ardía de bronca y Clara no era menos, ambos estaban desesperados por salir a buscarlos pero antes tenían que tratar los asuntos con la aseguradora y los bomberos que tras la entrevista con Adela y al ver que no había nadie en casa, concluyeron que fue un accidente, vamos que nadie en su sano juicio se encerraría la chapa dejando la llave por fuera que fue lo que hicieron ese par de diablos, como sea cuando concluyo todo y los bomberos se marcharon, Adelita se fue al cine con Alfredo con las entradas de Rubén invitando a dos amigos más, aun tenían tiempo para la última función, ya limpiarían la casa al día siguiente pero no Adelita sino los chicos, claro eso después de la paliza que les daría.

Pero antes ir a buscarlos…




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