Mis Gemelos: Cap. 254; Autora Marambra

Mis Gemelos

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 8 de Diciembre del 2016

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Capítulo 254

Tarechis al nido

Autora: Marambra

Rubén despertó con una extraña sensación de paz dentro del pecho, no había querido comer nada después de que hablara con su hijo y se encerró en la oficina del potrero donde no iba desde que enfermara y se sorprendió ver sus cosas en completo orden… cosas que no podía haber hecho Miguel o Arturo y frunció el ceño ante esa sorpresa… o ¿había dejado a alguien al mando y no se acordaba?, peso, pero tras un momento de pensar en eso decidió dejar aquel misterio para mal luego, ahora quería darse un tiempo para pensar en sus acciones futuras con relación a lo que acababa de enterarse, en lo que haría de ahora en adelante tras saber que su hijo estaba vivo… ¡OH POR DIOS!; Logan estaba vivo, ¡vivo! y no sabía en que más pensar…

Tras la confesión de Logan, tras aquel primer momento de suspenso y dejar ambos llevarse por sus más primitivas emociones que arrancaron incluso lágrimas, tras el abrazo desesperado, el primer contacto físico en casi doce años y las primeras palabras pronunciadas por su hijo, palabras que por cierto eran las que su corazón había deseado tanto tiempo, desde que nacieran los gemelos prácticamente y tras enterarse de los horrorosos detalles que envolvían el misterio de la supuesta muerte de su hijo, todo se hizo confuso, él se sintió abrumado en todo sentido por lo que acababa de oír, no podía creer en principio que su hijo esté implicado en un caso tan delicado como lo es un asesinato, lo que no sabía a ciencia cierta era si la policía de Londres lo estaba buscando, en su enojo y ofuscación al saber que no acudió a él como primera opción, se había olvidado preguntar aquel detalle, pero apenas se entere buscaría a sus contactos, amigos abogados con peso internacional para gestionar aquello, él no iba a dejar que su hijo enfrente esto solo… Logan estuvo solo por mucho tiempo pero ya no, ahora estaba en casa con él.

¡POR DIOS!... estaba en casa se repitió una y otra vez aquella frase paladeando la sublime sensación, ¿sería posible aquel milagro?, nunca ni en sus mas locas fantasías, vamos ni estando drogado se hubiera imaginado justo esto, que su hijo este en casa con él, que este ¡vivo!, que le hable, que lo abrace, que llore a su lado, que le cuente sus penas y sobre todo que le pida perdón; él había albergado la dulce esperanza de volver a estar con su hijo y tener una civilizada charla y disfrutar de la mutua compañía en algún momento de la vida, pero ese momento durante 12 años no se presento, solo una llamada de Logan con la intención de pasar las vacaciones con los niños en casa y confirmar su partica, pero eso nunca se dio, en cambio tuvo una llamada de un delegado diplomático haciéndole saber que su hijo había muerto dos o tres días después de los supuestos planes de vacacionar en familia… cuanto había sufrido aquel entonces, se había encerrado como ahora en su oficina y sentado en el mismo lugar que hoy y cerrado sus ojos cansados de tanto llorar y dormir con una foto vieja de su hijo sobre su pecho maldiciendo su pobre proceder, culpándose de todo.

Y ahora estaba aquí, casi bajo las mismas circunstancias, siendo como aquel entonces Logan el que ocupara sus más ensimismados pensamientos y profundos sentimientos, e igual que en el pasado había cogido la foto de su niño ahora hombre y la había contemplado hasta el cansancio, recordando tiempos idos mal o bien vividos que atesoraba en el corazón y otros que nunca llegaron y nunca lo harían porque eran horas, días o  meses incluso años que la distancia les había prohibido a ambos compartirse y verse transformar; en el proceso cada quien se negó la madures de los años pesando en los hombros volviendo a Logan hombre y a Rubén abuelo, tiempo que les negó los pequeños detalles que hacen el deleite de ver crecer a tu familia y no solo ellos habían sido los implicados directos, tras suyo dejaron de lado a Clara que ya no era tan joven como tampoco lo era él  y a sus nietos a quienes dejo con pañales y ahora venía cuidando con recelo de que no vengan con sonajera ajena tras de sí.

Pero ahora todo era diferente, los años le dieron sapiencia y paciencia a la par, riqueza necesaria para disfrutar y una lección de humildad, tenía a sus nietos viviendo con él y lo que nunca creyó posible… a Logan en casa como debía ser, pero de pronto frunció el ceño finamente mientras permanecía con los ojos cerrados pensando en tantas cosas, recordando los detalles de la conversación sostenida con Logan y un pensamiento lo asalto de pronto, ¿Logan estaba viviendo en la casa?, es que él no lo había visto desde que llegara y no recordaba ese detalle antes de enfermar, ¿estaba viviendo en la hacienda? y si no era así ¿dónde estaba su hijo?, ¿dónde estaban sus nietos?, ¿su Iván porque no estaba como Alexander con él?, pero antes de que pudiera ordenar sus ideas se vio interrumpido por la calidez de una mano que se apoyo en su  hombro sobresaltándolo… era Clara su mujer que desde hace varios minutos lo observara en silencio sigilosa, queriendo adivinar que era lo que su marido pensaba en ese momento.

• ¿En qué piensas mi viejo hermoso? – le pregunto con voz más cansada de lo habitual, sus hermosos ojos cafés estaban tristes llenos de nostalgia y cerrazón que precede el llanto, ella se sentía atrapada entre gritar de dolor o cantar su alegría y Rubén supo leer entre líneas el fino límite de la tranquilidad y la locura y atrapo su cuerpo junto al suyo sentando a su mujer en su regazo en una muestra tangible de hombría e intimidad sexual pero al mismo tiempo impregnada de ternura y fragilidad
• ¿Dónde está Logan? – prefirió responder con una pregunta la pregunta de su mujer, mirándola fijamente clavando sus oscuras pupilas en los ojos de su amada, hacia tanto que no la miraba de esa manera, con las pupilas cargadas de energía y vitalidad, pero no era una mirada pasional sino de amor puro y sincero… incondicional como pocos, y lo que es mejor sin darse cuenta que estaba dejando de tartamudear
• Se fue a descansar – agrego escogiendo muy bien las palabras
• Pues llá… llámalo, necesito… hablar con él – organizo sus pensamientos y cuando más lento hablaba mejor pronunciaba las palabras, pero sus pausas ya no eran tan prolongadas como antes
• No puedo, se ha ido al hotel donde viviendo – respondió Clara sin tener más opción que decir la vedad, no tenía sentido ocultar aquello, después de todo Rubén aun tenía algunas lagunas y no por cuestión mental precisamente sino por falta de información, como ahora justamente y Rubén proceso la información sin molestarse, aceptando aquello como un hecho consumado a causa de su enfermedad o del temor al repudio
• Pues… vamos a recogerlo – anuncio cogiendo el mentón de Clara con una delicadeza que parecía estuviera cogiendo un cristal, calcándole un beso en la boca – esta es… su casa – agrego e insto a Clara a pararse haciendo lo mismo, pero cuando estuvo por salir Clara con el corazón latiendo a mil por horas de alegría pero aún así frenando su desenfreno de felicidad decidió atajar a Rubén
• ÉL no está solo Rubén – murmuro sin saber muy bien que decir, no quería que nada empañe su felicidad, y se alegro de decir aquello al ver la expresión de preocupación de su marido
• ¿Con quién está? – quiso saber
• Te acuerdas que te dijo que está viviendo con una mujer? – pregunto Clara obligando a Rubén a sentarse en el sofá que ocupaban ambos minutos antes y Rubén hizo memoria y se acordó de la chica
• ¿Ginger? – inquirió levantando una ceja, pensando en eso por primera vez… su hijo había empezado a rehacer su vida justo en medio de una cruzada de incertidumbre y persecución, ojala no sea asunto pasajero, al calor del momento pensó
• Si, ella misma – respondió Clara y Rubén supo que entre ambas ya habían congeniado, ¡cuando no! se dijo mentalmente molesto, pero luego recordó que él estuvo medio mes en coma y seguramente en ese ínterin fue que Logan se la presento, así que no tenia caso molestarse por un detalle tan nimio como ese, además si su hijo encontró una mujer bien por él, solo esperaba que fuera la mitad de buena que su esposa y no en el sentido físico de la palabra, sino de las emociones y del corazón… Logan sufrió mucho en su primera juventud y durante 12 años no había sabido noticias sobre su vida amorosa, y no creía que fuera de cama en cama probando caderas
• Pues se vienen los dos… si ella quiere – respondió resuelto, si vivía con su hijo era lógico que estén juntos, además quería saber más detalles del problema en que estaba metido su hijo en Londres y como sacarlo libre de ese lio sin manchar su reputación o perjudicar a futuro a sus tojitos – ahora vamos – dijo impaciente y Clara con alegría reconoció entre esas pequeñas frases al Rubén de siempre, decidido y como dueño de la última palabra
• Espera, espera ….espera  Rubén – atajo ella de nuevo, cogiendo la mano de su marido y obligándolo a girarse, Rubén estaba impacientándose, tenía la sensación de haberse perdido demasiado en un mes de amnesia y no quería perder un minuto más de su vida en ambivalentes decisiones, rencores, miedos o tontos o reales enojos – hay algo más que debes saber antes de ir a buscarlos, amor – agrego acariciando la mejilla de su marido y sin poder evitar llorar, pero era un llanto mezcla cruda de pena y alegría, de paz y guerra, de confrontación entre el enojo, la rabia, el cariño, la ternura, entre el sentimiento de ser esposa y confidente a ser madre y consejera
• ¿Qué sucede?... ¿qué… te pasa?, ¿por qué estas… llorando… de esa… ma ne ra? – Rubén no pudo evitar ponerse un poco nervioso, algo le pasaba a su mujer, en todo este tiempo que estuvo en casa, no la había visto llorar ni un solo momento, solo estar seria, tensa, con la mirada perdida y murmurando en los rincones y eso desde mucho antes de su enfermedad
• Ellos no están solo Rubén – contesto temblándole el labio inferior con la voz quebrada de la emoción y el nerviosismo y a su mente le vino el recuerdo de aquella vez en que fuera ella la que tuvo que decirle que Logan estaba esperando un niño y había puesto a su hijo tras suyo como una cierva y al mismo tiempo leona, dispuesta a negociar o a atacar y defender
• Lex está con ellos ¿verdad? – soltó esa pregunta al azar, el muchacho había pedido permiso para ir a ver a Iván, quizás Clara pensaba que se enojaría de ver al mozuelo en otro lugar
• No… bueno si, está con ellos, pero no me refiero a él – y un suspiro se escapo de su boca mirando con expectación a su marido
• Entonces ¿esta Iván? – no supo porque razón dijo aquello, era una locura en todo sentido considerando que el muchacho no tenia buen concepto de su padre y dudaba que el tiempo que estuvo internado haya servido para limar asperezas
• No…
• ¡Entonces qué diablos! – se altero, Rubén no estaba para jugar al gato y al rato y Clara se dio cuenta que lo único que estaba haciendo era frustrar a su marido, lo que era contraproducente en todo sentido
• Logan y Ginger tienen un hijo – no le quedo otra que decir la verdad… no había manera de endulzar o agriar aquello según se mire, era la verdad… Logan tenía un nuevo hijo en una nueva mujer 15 años después de su primera experiencia – es… es un bebé Rubén, tiene un mes de vida, llego días antes de que te pongas mal – relato con el amen en la boca y Rubén se le quedo mirando fijamente sin saber que pensar, que decir o que hacer, aquello que acababa de decirle su mujer no sabía si debía considerarlo una alegría o una desgracia, descartando de hecho la segunda opción, un niño nunca sería una desgracia en la vida de nadie, un niño es un siempre, siempre una bendita bendición y se quedo pensando en todo lo que se perdió y se seguía perdiendo... ¿hasta cuándo Señor?, ¡¿hasta cuándo?!, si pudiera gritar gritaría a todo pulmón esa pregunta – Rubén… di algo por favor – murmuro Clara mirando fijamente a su marido que se había quedado tan tieso como una roca, mirando la nada y se sintió preocupada, no debió decirle que Logan estaba en un hotel o decirle y llamar a su hijo y contarle la situación, pero la verdad es que estaba harta de las medias  verdades y medias mentiras que arrastraba tras de sí y que fueron causa suficiente para que Rubén se ponga como se puso; pero sus preocupaciones fueron infundadas, Rubén simplemente suspiro y esbozo una sonrisa floja en la boca y apretó a Clara a su pecho, en silencio un buen par de minutos antes de hablar, es que lo que tenía que decir, primero lo tenía que sentir… pero no él sino ella, Rubén quería que sienta su corazón latir de la emoción, de la alegría descubierta, quizás ese bebé era una señal, un nuevo premio, un consuelo, una promesa o quien sabe
• Vamos por nuestro hijo y nuestros nietos – susurro al oído besándole la frente y Clara no pudo más, se derrumbo, eran tantas las emociones que tenía que estaba abrumada, a punto de estallar como un volcán y Rubén se dio cuenta de aquello y se volvieron a sentar sin dejar de abrazarse, consolándose mutuamente en la soledad y el silencio de aquel lugar – no hay porque llorar mi compañera – musito a su oído como cuando la enamoraba – eres mi estrella… mi suerte suertuda – le dijo sorbiendo sus lagrimas en cada beso – todo lo que soy y lo que tengo te lo debo a ti – murmuro acariciando su espalda – he venido de tan lejos y has sanado mis heridas, me has dado un hijo y ahora tres nietos… mi pequeña paloma mensajera, con ojos de guapurú, con boca de achachairú, con pena de guajojó, pero no hay porque llorar, mi jenecherú – y Clara se apretó a su pecho mojando su piel como sus tojitos después de una huasquita, aquellas palabras no eran solo palabras, era una estrofa de un poema que Rubén le escribiera cuando se embarazo de Logan y en su afán de aprender el idioma y el idioma camba, se había tirado una farra de mierda, había chupado hasta los huesos y contrato una tamborita para que le canten canciones de amor al pie de aquella ventana de hospital donde estuviera internada por hiperémesis gravídica a plena tarde, mientras él leía aquello en voz alta, sosteniendo aquel ajado papel que ella hasta ahora guardara, con un castellano medio chuto y ese acento germano que se colaba entre frases, quitándole el hipo y las nauseas de la emoción y un poco de la vergüenza ajena por el gratuito espectáculo… vergüenza que se le pasara cuando vio a médicos y enfermeras sonreír por la inocente hazaña – ¿ya estas mejor? – le pregunto sonriéndole al verla secarse los ojos y los mocos como sus hijos en su camisa… ahora sabia que aquel gesto era heredado y no pura coincidencia – Clara… ¿estás mejor? – pregunto y ella sonrió
• Si, si… si mil veces ¡si! amor, mil veces siiii, después de tanto tiempo estoy llorando de alegría… Dios me ha bendecido, me ha perdonado y me ama – respondió emocionada sin dejar de acariciar el pelo, los hombros, la cara de su marido, de besar sus ojos, su frente, su boca, sus manos incluso; toda ella era rubor y alegría, vida y vitalidad, calor de chimenea y majadito, dulzón de fruta y verano, flor de primavera y perfume de azahar, era tantas cosas a la vez tan contrastadas y dispares y al mismo tiempo parejas y Rubén se sintió feliz, inmensamente feliz, las cosas se acomodaban poco a poco, como decía ese viejo dicho… las cosas caen por su propio peso y las suyas no solo caían, sino que se acomodaban donde debían ser
• Eso es bueno… me ama también – dijo él arreglando el pelo de su esposa – ahora vamos a… recoger a nuestros hijos – balbuceo
• ¿Nuestros Hijos?
• Si… Logan, Ginger si quiere… mis tojitos… y mi nuevo bebé, nuestros hijos – dijo Rubén con una sonrisa que alegro a Clara hasta la más intima fibra de su ser
• Vamos – contesto apurándose en salir… una vez que su corazón supo que la apuesta grande había sido ganada, se sentía liviana, ufana de amor y dicha que parecía que nada era imposible, pero Rubén no la siguió, permaneció donde estaba, aun sentado como si meditara lo que acababa de suceder – pasa algo? – pregunto Clara con cautela cuando se dio cuenta que Rubén no la seguía
• Si – murmuro cogiéndole la mano y parándose a la vez, poniéndose delante de ella en toda su altura, obligándola a mirarlo a los ojos elevando la cara para hacer real ese contacto
• Dime entonces – empujo Clara, estaba tan feliz que no quería perder ni un solo minuto más en la vida esperando
• No quiero más mentiras – y esas palabras cortaron de cuajo las que venían de boca de Clara – saaa sabes que… soy leal contigo – hablo Rubén pausadamente porque se sentía extrañamente nervioso besando los dedos de su mujer – nunca… te mentí – agrego y Clara sonrió con amor y con cariño, eso era 90 % cierto, nunca le mentía con flagrancia si acaso por omisión pero siempre terminaba contándole la verdad y casi nunca fueron mentiras grandes con cola de paja para incendiar el monte – y quiero que me… concedas el mismo… trato, creo que… me lo merezco – concluyo y Clara tuvo que darle la razón, Rubén se merecía eso y mucho más
• Si mi viejo – respondió ella cogiendo la mano de su marido que ese momento acariciaba su pelo y la llevo a su boca para besar su palma recostando luego su mejilla en ella sin dejar de sonreír, pero con una sonrisa triste y pesarosa, una sonrisa de culpa y de dolor, ella no sabía si Rubén lo decía como una advertencia o porque recordó algo que no sabía cómo explicar – te mereces eso y mucho más
• Bien entonces, voy a tomar tu palabra de honor

Respondió decidido, sellando aquel pacto con un beso en la boca y Clara supo ese momento mismo, que Rubén, su Rubén había vuelto a casa.