Solo era el deseo de volver a verte
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 29 de Diciembre del 2016
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Segunda parte
Autora: Mary C
Efraím
La mañana del día siguiente fue
tranquila, lo estaba pasando bien, había hablado algunas veces con papá, y me la pase curioseando las cajas de regalos que estaban bajo el árbol navideño, mi padre
y Daniela habían salido a comprar las cosas que se ocuparían para la cena de la
noche ya era 24 y mañana por fin seria navidad y podía destapar los regalos, no
era que fuera un niño pero papá siempre daba buenos regalos, todo nos iríamos a casa de los abuelos que
quedaba cerca era la más grande para poder estar todos, la relación con la
familia de papá era más o menos, no digo que era la mejor pero tampoco era tan
desagradables, mis tíos eran buena onda aunque también eran algo molestos con
las reglas, todas sus familias eran perfectas, la mamá, el papá y los hijos,
era algo que me agobiada, era envidia lo sabía pero no lo declararía, ni lo diría a nadie.
Ya
tarde estuvimos prendiendo los cuetes, petardos, luces y demás pirotecnia que
mi tío Paco había comprado para que usáramos en ese día en casa de los abuelos,
pasaríamos ese día con ellos y también el 25 así que dormiríamos en la casa de
los abuelos, ya en la noche yo estaba en la recamara con mi padre y su familia
y me quede dormido, los días que llevaba con papá casi no dormía, mantenía los ojos cerrados pero no dormía
mucho, aun así no sentía sueño en la mañana, y hoy tampoco pude dormir, eran
las 4 de la mañana vi el reloj ya todos
dormían así que me dispuse a dormir yo también, logre dormir pero otra vez tuve
esos sueños. Puse más atención a todas las voces, me había propuesto tomar suma
atención si era posible a todas las voces y a lo que llegara a ver.
(Fin del segundo Dia)
- Voz 1: Todo estará bien – alcance a escuchar
- Voz 2: .... solo es un suspiro
…a
la segunda voz no le entendí nada, era
como un murmullo, las voces estaban desapareciendo… soñé con el día en el que
mi padre fue a recogerme, recuerdo que me sentí contento aunque no lo
demostrara, también le diría que quería regresar al instituto, recuerdo que me
caí, pero no recuerdo haber visto ningún raspón o golpe por la caída, ¿porque?
tendría que tener aunque sea un rasguño, pero no tenía nada, en todo mi sueño
siguen llegando recuerdos, recuerdos viejos, recuerdos de mamá o de papá cuando
yo era más chico
Cuando
desperté vi el reloj, eran las 6 de la mañana pero todas las luces de la casa
están prendidas, incluso las del cuarto y no había nadie. Me pare tallándome
los ojos y salí del cuarto.
- Efraím: porque están todas las luces prendidas – me queje
- Leo: ¿dónde estabas?
- Efraím: ¿yo?... ¡Donde iba a estar! – respondi confundido – estaba dormido, la luz me molesta, ¿por qué la prendieron?
- Leo: ¿cómo que dormido Efraím? – insistió mi padre – no estabas en la cama, tengo buscándote una hora hijo
- Efraím: aaagg ahora resulta que me salí volando mientras dormía
- Leo: no te pases de chistoso – me advirtió
- Efraím: no me paso de nada, yo estaba durmiendo papá
- Oscar: el salió de la recamara tío – dijo mi primo
- Leo: ¿te escondiste?
- Efraím: mmm solo que me metiera debajo de la cama… pero no entro, el espacio es reducido y hay un montón de porquerías ahí abajo – dije hartándome ya de este jueguito
- Gaby: no son porquerías son cajas.
- Efraím: bueno, bueno, cajas con cosas, pero quitan espacio, así que no, no estaba bajo la cama – dije como si porquerías o cajas no fueran lo mismo – y si, estaba en mi cama, bueno en mi colchón, yo no me moví de ahí – para eso, estaban levantados mis hermanos mis abuelos y mi tío Paco y uno de sus hijos
- Leo: no me digas eso Efraím porque te busque – me dijo serio él y eso me enfado – no estabas, no estoy loco – decía el – no lo estamos, ¡no estabas!, ¿dónde te metiste?, te saliste por la ventana – volvió a repetir aquello y ya me estaba irritando
- Efraím: paso, no hay como bajarse por esa ventana y como subir esta imposible
Con
eso como que se convencieron, así que todos regresamos a dormir aunque yo ya no
pude hacerlo, cerraba los ojos pero dormir fue imposible, ya en la mañana fui
el primero en pararme no tenía nada de sueño, solo meneaba las cajas de regalos
pero me daba cosa empezar a destaparlos aunque dijeran mi nombre… a la media
hora vi a mi papá bajar buscando algo o a alguien.
- Leo: ¿aquí estas? ¿Qué haces despierto tan temprano? – dijo viendo la hora, incluso para los pequeños que eran los primeros en bajar por lo regalos era temprano
- Efraím: no tengo sueño
- Leo: ya desayunaste?
- Efraím: sí – mentí, apenas comi un par de galletas, no tenia hambre tampoco
- Leo: aagg mocoso me diste un susto
Papá
se sirvió un plato de cereal y los dos nos sentamos en la sala, poco a poco
todos fueron despertando, la hora del relajo llego con todo el mundo abriendo
sus regalos. Yo ya había destapado uno que mi padre me pasara cuando se
levantó, era una computara portátil.
Unas
hora después todos estaba sentados
platicando, pero un comentario, puede
ser que sin querer, sin intención y sin dirigirse a mí, me encendió… una tía, esposa
del tío Ulises hermano mayor de papá
dijo algo acerca de una chica, hasta aquí no hay problema; el problema empezó
cuando contaron la historia completa, una chica o mujer joven se iba a casar,
ya esperaba un bebé y su futuro marido la dejo una semana antes de la boda por
irse con un antigua novia, en fin, hasta ahí el tipo para mí ya era un cabrón y
yo como si no me importara sus chismes, pero empezaron a decir que “ella” la
novia solo quería al otro por su dinero, que lo había enganchado con el hijo,
que no sabían ni siquiera si el hijo era de él y ese tipo de habladurías me
hicieron enojar, su tonta conversación me hizo enojar porque yo sabía que en
esas palabras estaba mi madre.
Sé
que mamá toda su vida quiso un hijo y papá era el mejor prospecto tanto por su
carácter como por su apariencia, así que algunas veces decían que solo lo busco
para engendrarme y no porque lo quiera,
más de una vez les había escuchado hablar de ella, algunas otras veces
se callaban cuando yo estaba cerca, siempre habían dicho que mamá me había puesto en contra de
papá y de su familia, pero esas eran mentira porque mamá no hablaba mal de
nadie, ella solo se ocupaba de mí, me
decía que me portara bien tanto con papá como con Daniela que la mujer no tenía
la culpa de los problemas que ellos habían tenido, ella los defendía y ellos
seguían hablando mal de ella aunque ya estuviera muerta; no tenían el mínimo
respeto a su memoria ni a mi padre porque también era una forma de hablar mal
de él y peor de mi y eso era lo que me molestaba; era yo el que estaba enojado
con ellos, con mamá, con papá y toda su familia, pero aun así los quería, era
mi madre y él mi padre fue mi héroe por mucho tiempo, a sus hijos les tenia
envidia pero no los odiaba, a su esposa la odiaba porque ella tenía una familia
y yo no. ¿Porque ella no había sido mi madre desde un principio? porque todo tenía que ser tan complicado.
Mi
furia fue de película, les había arrojado un refresco encima a todos,
gritándoles que no tenían que juzgar a las personas, no eran nadie para estar
hablando de las demás personas que mejor cerrara la boca y dejaran sus
arguendes y chismes estúpidos.
- Leo: óyeme grosero – dijo parándose con las manos alzadas, él también había recibido su parte de refresco y tenía la camisa un poco mojada – ¿qué carajos te pasa? – no deje que me tocara, poniéndome detrás de una mesa como escudo
- Efraím: que ¿qué me pasa?... me pasa, que ya me canse de sus estúpidos chismes de viejas argüenderas.
- Leo: Efraím ten respeto.
- Efraím: respeto una mierda… toda la vida se la pasan hablando de los demás, toda la puta vida se la pasaron hablando mal de mi madre, solo tratando de ver los defectos de otras, ¡claro!, como ustedes tienen su estúpida familia perfecta – les grite mirándoles duramente y antes de que digan algo agregue con ganas – como a ustedes no les pintaron el cuerno – dije con odio, recordando lo que papá le había hecho a mamá – Te odia a ti a tu estúpida familia, te odio…
Y
esas palabras lo frenaron y yo aproveche para salir corriendo, el único lugar
que tenía era una de las recamaras en la que me encerré y me puse a llorar
sentado en un rincón abrazando mis piernas, no los odiaba… lo único que quería
era tener lo que ellos tenían y que
dejaran de hablar de mamá, pero para mí
eran palabras imposibles de mencionar y me era más fácil culpar.
No
se cuento tiempo estuve en ese rincón hasta que sentí que alguien me abrazo,
era mi papá, por un momento trate de separarme de él pero me jalo obligándome a
aceptar ese abrazo del que no me dejo salir.
- Leo: ¿tanto me odias? – le iba a contestar que sí, pero mejor me quede callado – hijo nadie ha dicho las cosas para molestarte, de verdad que no, no era su intención – empezó a argumentar pero no le deje
- Efraím: lo hacen, incluso tú lo has dicho – le acuse mirándolo fijamente esperando que lo niegue – … tú has hablado mal de mamá.
- Leo: perdóname por eso, sé que está mal hacerlo – dijo en cambio, algo que yo no me lo esperaba – pero hijo, yo no estuve cerca todo el tiempo, así no sé cómo te a criaba tu mamá
- Efraím: ahí lo tienes, lo vuelves a hacer – y empecé a alejarme lo estaba haciendo de nuevo – el que no sepas como vivía yo con mi madre no te da derecho de juzgarla, porque eras tu quien no vino – le espete mordiendo mis muelas
- Leo: es que me tienes tanto odio que no sé de donde viene – se defendió – cuando eras pequeño jugabas con tus hermanos, dejabas que uno se acercara a ti, y ahora has cambiado tanto… y no sé si tu mamá te decía cosas de mí, la verdad no sé – dijo pensando en eso – es, es un gusanito que está en la mente, nunca me puse hablar con tu madre realmente, ella tenía sus cosas y hasta donde yo sé las cosas no terminaron mal entre nosotros, y de pronto tu con toda tu rebeldía, que me confunde porque no sé de donde más venga tu odio, ante no me odiabas – me dijo con pena, yo para eso me tranquilice lo más que pude hasta que mis palabras salieron sin sonar como las de un bebe llorón
- Efraím: mamá nunca hablaba mal de ti, ni de tu familia – lo tenía que dejar bien claro – siempre me dijo que fuera bueno y que fuera respetuoso con todos. Nunca me dijo cosas malas te ti o de tu esposa – tenía la obligación moral de limpiar la imagen de mi madre, porque mi mamá no era mala – al contrario decía cosas buenas, decía que tú eres un buen hombre que eres respetuoso y que a veces te pasabas de buena gente, que eras muy desordenado, pero muy tranquilo y que tardabas mucho para que alguien te sacara de tus cabales – no sé cómo, pero recordé todo lo que mamá solía decirme
- Leo: y si todo eso es cierto ¿por que tú eres así? – me pregunto – ¿por qué eres grosero o pasas como si no te importaran los demás, porque? – me quede callado por un rato tenía mi respuesta pero no quería que la supiera… era vergonzoso, sentía su mirada fija exigiendo una respuesta, pero igual me quede callado
- Efraím: ¿qué haces? no, no soy un bebe – le dijo cuándo me jalo y me dejo sentado en sus piernas aferrando más el abrazo
- Leo: quiero que me contestes y no te voy a dejar ir hasta que me digas, así se me entumas las piernas por horas
- Efraím: ggrr ¡déjame! – empecé a forcejar y ser torpe, era mi única arma, pero papá no cayo
- Leo: no – al final terminamos sentados en el piso los dos, yo en sus piernas con la mitad del cuerpo pegado a su pecho y con mi cabeza en su cuello como si fuera un bebe de brazos al que le dan palmadas en la espalda para que saque el aire – ¿por qué me odias tanto? – insistió mi padre
- Efraím: aggrrr
- Leo: no reniegues y contéstame, ¿me odias?... ¿por qué? – yo estaba seguro que después de eso me sentiría la persona más estúpida de todo el mundo…
- Efraím: porque tú tienes una familia sin mí – aunque quise no pude evitar el nudo en mi garganta, mis sentimientos estaban a flor de piel, quizás era demasiado tiempo cargando aquello – porque te alejaste de mi para hacer otra familia sin intentar mejorar la que ya tenías – lo acuse, ya tenía edad para cuestionar aquello y saber una respuesta – porque Daniela apareció, porque tal vez si ella no hubiera aparecido no tendrías otra familia – dije en voz alta, quizás era egoísta, pero en el fondo mis miedos de niño no me abandonaron – por que apareció después de que yo naciera, tal vez si no hubieras conocido a mamá yo no hubiera nacido y no hubieras necesitado abandonarme… o tal vez ella fuera mi mamá y yo tendría una familia, tal vez mi madre seria ella y no estaría muerta… – y ya no pude seguir hablando, mi voz me había traicionado y mis ojos también, estaba llorando y no podía parar, era tan doloroso que me aleje de mi padre, no podía soportar que me toque
- Leo: hijo – dijo con voz titubeando, impactado porque lo que acababa de decirle, se le notaba en la cara en los gestos, no trato de moverse mas allá de lo que yo le permitía – los problemas que tuvimos tu mamá y yo – empezó a hablar – … bueno realmente no fueron problemas o discusiones
- Efraim: entonces porque nos abandonaste?... porque no solo la dejabas a ella, sino a mi – y eso era como un puñal que me cortaba, dolía tanto que hice a un lado la cara
- Leo: No te abandone a ti – me aseguro cogiéndome de nuevo y abrazándome, sino lo hubiera hecho me hubiera derrumbado – supongo que tu mamá no estaba realmente enamorada de mí y solo buscaba la felicidad de ser madre, toda la vida desde que la conocí era lo que ella quería… tener un hijo. Una relación no funciona si no hay amor y si, pues si…
- Efraím: no tienes sexo – le dijo con asco, no por el sexo, sino porque una relación se resuma a eso, a unos segundos de orgasmo
- Leo: no es solo sexo hijo… es algo más complicado – contesto mi padre con sinceridad – una relación funciona solo cuando ambas parejas se quieren y se desean, con tu mami no existía eso, nos tratábamos bien pero la relación como pareja no funciono
- Efraím: y decidiste probar primero y esperar que yo nazca para darte cuenta – lo cuestione, pero tenía que saberlo
- Leo: No hagas eso Efraim – me pidió – no eres tan niño para no entender todo eso – y preferí quedarme callado – y Daniela aunque no lo creas ella te quiere como a un hijo y tus hermanos también te quieren, eres nuestra familia, eres parte de ella – no me interesa si me quiere como un hijo o no, no ahora, o por ahora, pero ya ni que, ya no queria hablar del tema, pero mi padre siguió – las cosas no salen como uno las planea y sé que te he hecho daño me falto comunicarme más con tu madre acerca de lo que te pasaba y tu comportamiento – dijo, admitiendo que también era su culpa – fue mi dejadez, yo debí involucrarme mas como el padre que soy de ti – dijo pensando seguro en como actuaba con sus otros hijos, y eso me basto, fue suficiente que admita su error
- Efraím: mamá sabía que me portaba mal o que era grosero, yo se lo decía y me castigaba por eso, nunca te llamo no porque no sabía tu número, sino porque según ella yo era su responsabilidad y no quería que pensaras mas de ella y sin embargo acabaste pensando justo eso – agregue – aunque una vez sí quiso hacerlo, me pidió tu numero, pero yo nunca se lo pase… total era un asco con la tecnología a tal grado que arrogaba los teléfonos móviles al piso cuando no sabía cómo contestar jeje era graciosa – creo que ese recuerdo fue el único que me arranco una sonrisa en ese momento
- Leo: y te burlas de ella canijo
- Efraím: un día aventó el teléfono a la pecera porque trato de contestar y cuando según ella estaba contestando nadie le hablaba y resulta que ella fue la que colgó jajaja, siempre me mandaba recados para dártelos a ti pero nunca te lo di.
- Leo: aa
- Efraím: mmm creo que también yo tengo la culpa de todo esto – admití, había hecho un hoyo profundo sin necesitar, sin saber que no tenía que escarbar tanto para encontrar lo que buscaba, tal vez ni siquiera necesitaba escarbar un poco, todo estaba a la vista, solo que yo estaba cegado por un deseo, y mi egoísmo y el afán de hacer sentir miserable a mi padre
- Leo: puede que, pero también me falto a mi tomar la iniciativa de hablar, no solo contigo sino también con tu madre – reflexiono papá en retrospectiva – tu comportamiento no era el mejor y era lo que nos hacía falta… hablar cosas de tu mami, por eso es que tenemos que hablar – me dijo cogiéndome de los hombros y mirándome fijamente – no te guardes todos tus odios, miedos ni deseos, porque sabes, tú lo que quieres es que Daniela forme parte de tu vida, si mal no entendí, desearías que ella fuera tu mamá sé que no lo es, pero tampoco tienes que seguir engañándote a ti mismo, no tengas miedo a decir lo que sientes
- Efraím: supongo – que ridículo me sentía – pero yo ya tengo una madre y está muerta – dije con algo de rabia y resentimiento
- Leo: lo sé hijo, no es que quiera que Daniela ocupe el sular de mamá, pero si le diera una oportunidad de acercarse verias que no es mala – me dijo – lo pensaras? – me pregunto y yo solo dije si con la cabeza – ahora, antes de salir, quiero que me digas una sola cosa y que seas sincero – dijo todo serio relamiendo los labios como si tuviera temor – ¿de verdad me odias?
- Efraím: mmm, no, realmente no te odio, te quiero… supongo… eres mi papá y eres el único que tengo
- Leo: ¡¿supongo?! – repitió – eso es un: ¿si me quieres o un tal vez te quiero?
- Efraím: aagg si te quiero, pero no lo volveré a decir
- Leo: bien, con eso me basta – murmuro y me soltó, fue cuando aproveche para pararme estaba un poco entumecido y papá también porque le costó pararse, la edad ya le estaba pesando aunque no era viejo – bien, tenemos todo claro entonces – declaro – pero antes de salir hay algo que tengo que hacer
- Efraím: a si!! – y no pude decir nada más porque se sentó en la cama y me arrastro, con una mano me detenía y con la otra había bajado mi ropa había quedado en una posición bastante humillante nunca antes me había hecho esto… bueno tal vez si, hacía 5 o 6 años atrás, y mamá también lo hacía pero ahora yo no era un niño
- Leo: no quieres que seas grosero nunca más – dijo antes de empezar – PASSSS, PASSS PASSS, PASSSS –PASSS, PASSS, PASSSS, PASSS, PASSS
- Efraím: auuu – empecé a quejarme pese a mi voluntad de no hacerlo, pero empezaba a doler – Dejame, papá, para
- Leo: no puedes ser grosero hijo, ni yo ni tu mamá te hemos educado de esa forma ¿o me equivoco? – pregunto antes de volver al ataque – PASSSS, PASSS PASSS, PASSSS PASSS, PASSS, PASSSS, PASSS, PASSS
- Efraím: pero… ellos tienes la culpa – me defendi, ellas empezaron
- Leo: ellas no hablaban de tu mamá – dijo cogiendo mi mano en mi espalda para que no la meta – PASSSS, PASSS PASSS, PASSSS –PASSS, PASSS, PASSSS, PASSS, PASSS y si el tema no te gustaba podías hablar calmadamente sin hacer semejante berrinche
- Efraim: auuuuu, aaiii ya yaaa… No lo volveré hacer – prometí
- Leo: todos, todos los líos que hemos tenido se pudieron solución hablando, así que desde hoy y en adelante si algo te molesta, si tienes miedos o todos esos sentimientos que tengas ahí guardados me los vas a tener que decir a mí – dijo papa con la voz velada pero aun asi continuo castigándome – PASSSS, PASSS PASSS, PASSSS PASSS, PASSS, PASSSS, PASSS, PASSS PASSSS, PASSSS, PASSS PASSS, PASSSS PASSS
- Efraim: aauuu auuu AUUU YAA, DEHAMEEE AGGG – empecé a gritar, me dolía de verdad – no volveré a ser lo prometo, lo promeeeero – jure sinceramente y mi padre paro
- Leo: quiero que hables, que me digas todo – me dijo sin dejar que yo me pare – si tienes celos quiero que me lo digas, todos llegamos a tener celos hijo – afirmo, apretando mi mano – yo los tenia de mis hermanos cuando era chico, los tenia de tu madre porque ella te tenía más tiempo, de muchas cosas he estado celoso. Así que quiero que confíes en mi para todo eso.
- Efraím: shhhff ya déjame – me queje forcejeando por soltarme, ya no me quería estar ahí
- Leo: no todavía , falta una cosa – murmuro – primero contéstame con sinceridad… si no, no te dejo parar
- Efraím: ¿qué? sshhff – ya estaba cansado, de pronto tenia mucho sueño
- Leo: ¿me odias? – había miedo en su voz
- Efraím: no, pero no me gusta que me pegues como a un bebe, ya déjame parar – dije de un tiron
- Leo: bien – respondió el con alivio
- Efraím: qué manía la tuya de hacer eso – le dijo mientras me quitaba de la cara esas lágrimas traicioneras y me acomodaba la ropa en su lugar
- Leo: anda vamos a salir de aquí
- Efraím: no quiero salir, quiero quedarme aquí – dije con algo de pánico en la voz
- Leo: ¿porque? ¿no quieres disculparte? – me pregunto pero no espero mi respuesta – eso no importa, porque lo tienes que hacer, lo sabes ¿cierto?
- Efraím: si, lo sé, pero no quiero
- Leo: ¡tienes que! – y nos quedamos mirándonos – anda, yo te voy a acompañar y si no te salen las palabras te ayudare
Solo
rodé los ojos, como hacerle entender las cosas, al fin salí solo porque no
dejaba de tirar de mi mano, él fue quien me ayudo a disculparme, de hecho él se
disculpó yo solo asentía con la cabeza y al final solo dije un “perdón” que en
el fondo no sentía, creo sinceramente que ellas hayan o no hablado de mi madre, no tienen derecho de hablar de nadie a
sus espaldas, apenas dije esa palabra y me retire del lugar. Poco después fue
mi abuela que se sentó a un lado de mí y me dijo que no había sido su intención
causar problemas con sus palabras, que ninguna había tenido esa intención, que
las disculpara también a ella, creo que mi padre había ido con todo el chisme
de lo que le había contado, porque mi abuela me dijo que nadie hubiera pensado
nada malo de mamá si la situación hubiese sido otra, si mi padre hubiera tomado
el teléfono y le hubiera llamado o si mi madre lo hubiera hecho, pero como les
digo mamá y la tecnología no se llevaban bien y yo empecé con la rebeldía más
fuerte cuando me fui a vivir lejos, si
por ella hubiese sido seguiría usando solo el correo postal para mandar cartas.
También
me dijo que si la situación hubiese sido al revés y que yo me hubiera quedado
con papá desde un principio y tuviera la
misma actitud hacia mi madre como la tuve con papá, que mamá también habría dicho cosas de papá
porque la educación es el reflejo de los que te educan, claro eso no aplicaba
en mi para nada, mamá siempre fue muy buena con las personas, no le gustaba
juzgar a nadie, era cariñosa conmigo pero nunca se apegaba a nadie por ello la
relación con papá no funciono, ella no sabía nada acerca de usar maquinas era
una mujer trabajadora que daba clases en
una universidad, todo su mundo era yo y sus libros y papá es un hombre bueno,
tranquilo que a pesar de que le fastidiaras el día con la peor situación y lo
sacabas de sus casillas lo más que hacía era levantar la vos, nunca me había
castigado realmente fuerte, me castigaba con el cinto algunas veces algo fuerte
pero si lo comparaba con los dos castigos
que me dieron en el colegio eran un simple castigo de niños, siempre estaba de
buenas o te hacia reír, aunque fuera con una tontería me hacía reír, creo que
el único problema era yo, de eso me daba cuenta ahora.
Estuve
escuchando a la abuela por un buen rato. Cuando termino fui a buscar a mi padre…
quería hablar con él, estar en paz con él, por alguna razón ya no quería seguir
enojado con nadie y quería tratar de mejorar, dejar de esconderme en un mal
comportamiento.
- Efraím: ¿papá podemos hablar?
- Leo: claro que sí – respondió y nos fuimos a un lugar apartados de los demás
- Efraím: paa quiero que me perdones, por ser grosero y siempre buscar la manera de fastidiarte el día o de hacerte enojar – le dije
- Leo: a así que era a propósito – murmuro mirándome como sorprendido, ¿que creía, que era algo mas profundo? Por lo menos yo no lo veía asi
- Efraím: la verdad es que sí – conteste – yo… – no estaba titubeando, solo acomodando mis ideas – yo quiero dejar de hacer eso… a veces me cuesta tener mi boca cerraba para no lastimarte, pero tu no eres el problema, soy yo… yo no era así cuando estaba con mamá de verdad que no – prometí, dándome cuenta de ese cambio tan grande que había sufrido desde que ella muriera
- Leo: yo sé que no – dijo papá dándome un abrazo – eres un muy buen hijo – dijo besando mi frente – no eres malo, pero si te gusta llevarme la contra pero nunca has sido mal hijo, y yo te perdono todo, todo, todito – me dijo regalándome una sonrisa
- Efraím: yo…
- Leo: si, vamos dime lo que pasa, ¿que ibas a decir? y no me digas que nada
- Efraím: yo, yo solo quiero tener una familia como la tuya – le dije sin evitar llorar – eso era lo único que yo quería, lo que siempre desee y no tuve porque tú te marchaste – aunque me prometí no reprochar, mi dolor era mas que yo a veces
- Leo: Hijo mío, tu eres mi familia y formas parte de todo mi vida, eres nuestro hijo, eres su hermano y eres su sobrino y su nieto, tú ya tienes una familia, no necesitas buscar otra porque esta familia nunca te va a dejar.
Yo
solo tenía los ojos cerrado y pude sentir como sus brazos me envolvieron
apretándome fuerte, incluso levantándome del piso, fue cuento me sentí tan
libre, tan relajado, tan en paz… estuvimos en ese abrazo por mucho tiempo, me
empezaba a quedar dormido sentía tanta pesadez que dormite solo por algunos
minutos, cuando abrí los ojos papá estaba como paralizado, asustado.
- Efraím: ¿que tienes? – le pregunte sorprendido por su rostro
- Leo: de… desa… desapareciste – tartamudeo como si no lo creyera
- Efraím: ¡¡ee!! ¿quieres que me vaya? – pregunte sin entender lo que me dijo
- Leo: NO; no, no es eso hijo… desapareciste, te desvaneciste de mis brazos – dijo tocándome como si no se convenciera
- Efraím: eso es imposible papá, pero tengo mucho sueño, eres una cómoda almohada – le dije y volví a cerrar los ojos, pero para cuando los abrí de nuevo no solo estaba papá con una cara de confusión sino también mis abuelos y mis tíos – ¿que tienen? – pregunte – no van a decir nada, entonces me voy a dormir… Me siento cansado
- Leo: ¡NO!, ¡no te vuelvas a dormir! – papá grito en realidad
- Efraím: ¿por qué no?
- Leo: cuando cierras tus ojos desapareces, ¿por qué?... ¿por qué te me vas de las manos?... ¿por qué?
Me
quede viéndolo por un rato, su expresión era de miedo e incomprensión, pero yo
solo había dormido un rato, ¿que tiene de malo?, dormí solo un rato y soñé, ¿que
soñé? no recordaba… mmm si, si lo
recordaba, eran los mismos sueños de antes… las voces, el recuerdo de mi madre,
el recuerdo del día en el que papá fuera a recogerme, ¿pero esas cosas que
tenían en común?, ¿que era?... era una pregunta que tenía desde el día que
llegara del instituto, el recuerdo de mamá, supongo que era lógico porque la
extrañaba ¿pero porque las voces? y ese día, ¿qué de especial tenía ese día?,
según yo nada, fue un día normal me sentí feliz por ver a papá aunque también arrepentido
porque le hice sentir mal, pero de ahí en más nada era importante… a excepción
de eso, cerré por un momento los ojos recordando ese momento… me caí y recuerdo
que mis pensamiento solo fueron volver a ver a mi padre, a pesar de la fuerte
caída no me paso nada y pude ver a papá… me sonreí ya lo entendía todo.
- Efraím: papá, te quiero mucho sabes – por fin se lo confesaba sin temor o sin rencor – solo quería que las cosas estuvieran bien contigo – le dije acariciando su mano – que me perdonaras y poderte contar lo que sentía – y entendí lo que paso – una vez me dije que solo muerto diría mis sentimientos
- Leo: no digas tonterías
- Efraím: ya comprendí todo – le dije mirando a papá, sin dejar que me interrumpa, pues puse un dedo sobre su boca – el día que me recogiste me caí en la barranquilla, pero yo ya no salí ¿verdad?, solo era el deseo de volverte a verte, que supieras que no te odio y que me perdonaras pero ya está todo en paz – le sonreí y cerré los ojos…
Todo
era tan pacifico, tan tranquilo, me pude encontrar con mamá, hablamos por largo
rato me disculpe por no ser mejor hijo y no comportarme como ella me había
educado, me abrazo por largo, largo rato… que bien se sentía estar en los
brazos de mi madre una vez más, aunque a lo lejos oía a papá.
He llorado un montón... pocas cosas me arrancan lágrimas y esta historia esta definitivamente en mi lista.
ResponderEliminarSorprendeme con el tercer capitulo, tienes el reto de superarte a ti misma
Marambra
Jo no Tengo palabras no a podido morir tiene que conocer a su familia
ResponderEliminarTERRY
Waao estoy que no me la creo!!!
ResponderEliminarMe dejas con ganas de más mucho más!!!
Porque no lo mataste buuuaaa nooo =(
Mary tienes que seguir escribiendo pprfaaa
Muy bella la historia!!
Me dejaste llorando y por bastante tiempo, en serio que si, estoy hecho un mar de lagrimas y agradezco estar sola en mi pieza, porque te juro que quisiera que esto se hiciese realidad y aunque suene egoista tener a mi hijo porque la verdad siempre que leo algo sobre ver a un familiar muerto y poder vivir y abrazarlo pienso en mi hijito, si este es el final juro que me mataste porque ahora no se que hare, en serio que no se que hare sobretodo en estas fechas...
ResponderEliminarNecesito una caja de pañuelos, no puedo parar de llorar, esta vez me has llegado al corazon y estoy muy afectada
ResponderEliminarprimero que nada tengo que contar q mi celu no sirve y por eso estube tan ausente y no comente todo pero en este momento me escabullí en la oficina de mi hermano para poder comentar esto porque simplemente no podia dejarlo pasar.
ResponderEliminarsolo la muerte de mi gatita cuando tenia diez, tres peliculas, un funeral y el nacimiento de mis dos hijos lograron que se me piante un lagrimon y tu historia hoy entra en mi lista, tanto que se preocuparon todos en la casa de mi mamá donde estaba leyendo. nadie creiaa que era por una historia hasta que les conte como era y te digo que tenés la aprobacion de toda mi familia para llevarla a holliwood.
quiero dejar en claro que no fue para nada predecible pero con el titulo y tus antecedentes de imaginacion sin limite ya me olia que esa caida al barranco tenia algo malo pero no podia saber exactamente ni imaginar como se iban a desarrollar las cosa.
no se si hay mas capitulos, a mi me supo a final pero si hay espero leerlos muy pronto.
simplemente maravillosos.
chany. esta vez si pongo mi nombre porque hace rato escribi un testamento y no puse mi nombre y cuando puse volver para firmar se borro todo