Mi drama en pocos pasos
Æææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææ
Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 09 de Marzo del 2017.
Æææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææ
Æææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææ
Capitulo diecisiete
Mal de amores
Mal de amores
Autora: Marambra
- ¡Oh, pedacito! – dijo mi tío
Pero yo seguí llorando
sin parar, ahora que lo pienso era como si alguien hubieran abierto las
compuertas de mis ojos averiando el sistema de cierre de los mismos de tal
manera que mis lágrimas se derramaban sin que nadie pueda controlar el flujo,
pero no era nada de eso, era simplemente la pena que me acudía y me invadía al
punto del desespero y mi alma decidió que era hora de drenar… creo que esa fue
la peor noche de mi vida, aun recuerdo lo mal que me sentía, en realidad me sentía
como un moribundo y pese a que mi tío Petre me acuno no pude calmarme hasta
mucho tiempo después, llegue incluso a desesperarlo porque el llanto me acudió
con un ataque de hijo y ya me dolía el vientre por lo que él se vio obligado a
llamar a mamá, cosa que no me gusto ni tantito porque mi madre quería
abrazarme, tocarme, mimarme y aunque eran cosas que yo quise y ansié que
hiciera desde que papá murió ahora no podía aceptarlas porque desde mi punto de
vista, desde la profunda herida que llevaba dentro de mis sentimientos, esas
acciones no nacieron por la voluntad natural del amor materno sino por la
presión de la situación.
Para
mí, mi madre estaba obligada por las circunstancias a ser amable y cariñosa
conmigo… pero bueno los años o mejor dicho tío Petre me haría entender que
aquello no era cierto, que mi madre me amaba de verdad y con la misma
profundidad que amaba a ama a mi hermano menor, que solo fue mi confusión
infantil la que hacía que yo creyera fervientemente otra cosa; en resumen mi
estado total de enajenación mental y emocional distorsionó la realidad y yo
creí sinceramente que mi madre dejo de amarme para amar a mi hermano… obviamente
ahora no creo que haya madres así, aunque algunas malas lenguas dicen que
existen, yo no lo sé, prefiero pensar que como a mí me ocurrió, aquello no sea
más que el producto de la imaginación confusa de algún niño que se siente
desamparado o celoso, ustedes saben, el no saber ver las señas, las pautas
adecuadas para entender el lenguaje del amor, porque el amor es como un idioma
que todos conocen, pocos lo hablan y escasos lo entienden… y yo era un burrito
total en el tema por mi corta edad.
¿No
recuerdo mucho de aquella noche saben?, solo que me dio fiebre sin razón alguna,
a partir de ahí mi salud fue decayendo paulatinamente a pasos abismales, ahora
en tono de broma mi abuela dice que enferme de fiebre emocional, mi madre dice
que el psicólogo dijo que tenía depresión y mi tío Petre me dijo y aun me
repite que lo que yo tenía no era otra cosa que un gran gran gran mal de amores….
¡sí señor!, que me enferme de amor, ustedes se reirán porque seguro como muchos
asocia aquello con el amor de pareja, el embobamiento por otra persona sea del
sexo opuesto o del mismo sexo ahora que está en boga eso de ser gay, como sea
amor de pareja con fines placenteros, lo que todos llaman: enamoramiento; pero
si uno lo piensa detalladamente, lo medita y analiza desde la fría perspectiva
de lo irónico llega a la conclusión que detrás de aquella frase tan trillada
que apunta al amor de dos como una broma
hay algo más profundo y real, y papi Petre tenía razón.
Exacto,
lo que están pensando: papi Petre, porque después de que yo enfermara tan
malamente mi tiito paso a la categoría de papá para mi, solo que de una forma
poco habitual y papá Petre era sabio en decir aquello, él tenía razón yo estaba
enfermo… muy enfermo pero de amor, porque simple y llanamente me faltaba el
amor de quienes me dieron la vida, mis padres… uno por defecto y el otro por
desgracia y desde que mi papito muriera yo había ido dando tumbos rodando cuesta
abajo sin nadie que me ponga un freno y fue difícil para mí asumir todo
aquello, fue ir de catástrofe en catástrofe, sumando decepciones y dolor a cual
más pesado porque yo no sabía cómo lidiar con aquello, no sabía cómo hacer
frente a la ausencia de mi papuchi tras su muerte, una muerte que no solo me había
arrebatado su compañía, sino su amor, quizás algunos piensen que por ser niño uno
no lo nota, pero no es así, y lo más triste es que los adultos piensan que porque uno es niño y no se queja o
pregunta, no siente que algo malo paso o
lo peor que te mientan como me mintieron a mí la primera vez que pregunte donde
estaba mi papi, que porque no llegaba a casa como siempre o porque lloraba mamá y si para un adulto es difícil afrontar la
muerte de un ser amado imagínense eso en un niño, mas cuando todo su mundo se
basa en la presencia exclusiva de dos personas como lo fue en mi caso, mamá y
papá.
Para
mí, la muerte de papá fue como mutilar mi alma, llegue a creer que alguien sin
nombre y sin cara vino y se robo mi corazón haciendo un enorme agujero en el
pecho por donde se podía ver lo que estaba detrás o delante de mi cuerpo y que
se llevo mi corazón cortando mi carne sin anestesia causando un enorme dolor… a
veces cerraba mis ojos e imaginaba mi pecho como un muro bombardeado que
arrastraba de un lado a otro el hueco producido por una ojiva y que el monstruo
que me hizo eso, no conforme con dejar ese agujero sin rellenar, se aseguró de
que me duela todo el tiempo para que yo siga llorando porque él era así de malo y
se reía de mi lágrimas, se hacia la burla y disfrutaba con mi pena; creo que
ese tiempo no distaba mucho de ser como esas tristes personas a las que les
amputan una parte de su cuerpo, como una mano o un pie y siguen sintiendo la
presencia del miembro fantasma en su cuerpo a tal punto de dolerles y nadie les
cree porque el resto jura que todo está en su cabeza y los medican, lo malo que
en mi caso no había remedio de ninguna clase que aplaque ese dolor, no había
placebo alguno, vitamina inyección, capsula, parche prótesis o injerto que
disminuya mi tristeza porque para empezar yo nunca dije que me dolía, se
suponía que eso lo tenía que saber mamá para curarme.
Es
que cuando el amor se enferma se cura solo con amor y ese remedio bendito que
estaba en las manos de mi madre nunca se me fue dado, y mi amor enfermito se
fue amargando al punto de ser tan amargo como el extracto de las hiedras
venenosas envenenadome, estaba tirado en cama comatoso, empezando a marchitarse, a podrirse
al punto de darme fiebre como una infección real, causándome un sinfín de
síntomas físicos que obligaron a mi gente a llevarme al médico.
Recuerdo
que después de llorar y darme fiebre me dormí apretado al pecho de mi tío, no
se a qué hora me acostó en mi cama, solo se que desperté al lado de mi madre
que estaba sentada con mi hermano en brazos, entonces comprendí algo más cruel
todavía, yo estaba siendo privado del amor de mi hermano o ustedes que creían, ¿que
porque era bebé no sabía amar?, pues se equivocan que los bebés igual que los
adultos saben amar y querer a su manera, pero fuera de esos dos detalles,
quedaba el hecho de que el amor que yo
tenía dentro mío no estaba siendo bien utilizado, no salía de mí, y se estaba
quemando y quemándome, pudriendo provocando una y otra vez fiebre.
Aquel
día me volvió dar fiebre alta y no tenía ni hambre ni sed, solo sueño, no tenía ganas de hablar con nadie ni jugar y como
ese estado se fue haciendo crónico y encima se sumaron síntomas más confusos
mamá me llevo al médico, es que yo no sentía la mitad de mi cuerpo, todo el
lado derecho se murió a la sensación, mi lengua dejo de sentir los sabores en
toda la mitad anterior, no veía de un ojo y deje de hablar, todos en casa se
alarmaron, incluso mi demoniaca abuelita Lenuta se puso a llorar al pie de mi
cama y mi tía Rahela dejo de decirme pequeño diablillo, mamá empezó a cuidarme
y a mimarme como antes de que papá muriera y aunque hizo todo lo que yo quise
desde la muerte de mi papá, ahora no me servía de nada porque como les dije el
remedio llego demasiado tarde, tampoco quería nada del resto, sus mimos, sus
besos, sus regalos estuvieron muchísimo tiempo envueltos en mi mesa del cole
sin abrir, mis juguetitos guardados tristes sin que yo quiera jugar mas con ellos,
con los únicos que cruzaba palabras fueron con mi tío Petre, Flash y Daniel, pero con Daniel solo
cuando me dijo que me regalaba a su papá…
Anda enano –
me
dijo como siempre con su voz de gruñón sosteniéndola cuchara de budín que me
hiciera mi abuelita Lenuta, un budín de plátano delicioso – abre la boca, no me hagas renegar – dijo
impaciente
Y
yo me puse a llorar en silencio tirando en cama abrazado de la foto de mi
papuchi, aquel día él se quedo irremediablemente a mi cargo para mala suerte
suya, porque no había nadie, mi hermano se puso mal, y mi madre tuvo que
dejarme para llevarlo al hospital y con eso mi abandono fue más grande, no sé
qué paso, no sé qué ocurrió pero Daniel a ese día a diferencia de las otras
veces se armo de paciencia y no se hizo la burla o me dejo solito como solía
hacerlo, quizás es lo que papa Petre dice, que aun en los seres menos
intuitivos, en algún momento la luz los ilumina, yo no vi ninguna luz pero de
que algo le paso a Daniel, si le paso, porque me jalo del brazo suavecito y me
quito la foto de papá pero no con brusquedad, yo recuerdo haber fruncido el
ceño y esconder mi cara en la almohada tapando además mis ojos con mis manos por si acaso Daniel me quite eso
mas, pero el solo se quedo callado largo rato y finalmente me dijo murmurando al
oído.
- ¿Hechas de meno a tu papa no enano? – y yo solo asentí con la cabeza, no tenia voz para responder aquello, no podía y como buen llorón que era aquel entonces me puse a llorar mas, ese entonces no hablaba a nadie que no fuera tío Petre o Flash – ¿cómo era él? – me pregunto y yo solo lo mire con mis ojos tristes sin responder, ¿que podía decir?, no tenía idea de cómo era mi papá, era mi papá nada más, era grande, el más grande del mundo, era dulce más que un chocolate, era divertido más que un juguete, era calientito más que una colcha, era suavecito más que mi almohadita de plumas, era valiente más que Batman o Superman, ¿que mas podía ser mi papá?, pero no pude decirle nada y solo me encogí sobre mis hombros, entonces él me ayudo, se sentó a mi lado y me abrazo y dijo – apuesto que es como mi papá – y yo abrí mis ojos curioso por esa acertada descripción, mi papa era como tío Petre, me quería como el quería a Daniel, y yo quería tener un papá, ¿quien mejor que él para ser mi papaito?, no podía ser mi papuchi porque no tenia su cara, sus manos ni su olor, pero tenia una linda sonrisa y se preocupaba por mi, ademas hizo un pacto de sangre con mi papuchi lindo ¿verdad?, eso tenia que significar algo – estoy seguro de eso – dijo Daniel ajeno a mis pensamientos – ellos hicieron un pacto de sangre ¡sabias eso? – me pregunto, pero no espero que le responda, yo sabía de eso por el tío – se han vuelto hermanos, por eso apuesto a que tu papá es como el mío, por eso mi papa te quiere mucho, seguro como te quiso tu papa ¿verdad? – agrego como tanteando el terreno y yo lo mire y le dije que si apenas moviendo mi cabeza, estaba tan débil, tan débil que respirar dolía el pecho – pues haremos un trato un enano – me dijo moviéndome un poco con su abrazo como para que yo despierte de mi letargo – te voy a regalar a mi papá, no prestar, te lo voy a regalar – y yo eleve la vista abriendo mis ojos como platos, ¿se podía regalar a un padre?, ¿eso era posible? y de pronto la idea me entusiasmo, tanto como para dar tumbos, solo que nunca se dieron a causa de mi debilidad, mi mal de amores realmente estaba fulminándome – te gusta la idea?, ¿de que mi papá sea tu papá?
- Si – dije tímidamente y Daniel esbozo la más grande sonrisa que vi en su cara jamás, tiempo después de entere que todos temían a que yo me muriera, quizás por eso el me regalaba a su papá
- Trato hecho entonces – dijo él poniendo su puño para que yo choque con el mío – pero con una condición – murmuro sin darme tiempo a decir nada – la que me hables, me cuentes que te pasa ¿si?, así le podre decir a papa lo que te sucede cuando él este en el trabajo y hacemos que te sanes más rápido ¿Qué me dices?
- Yaaaa – respondí y me puse a llorar de nuevo, pero esta vez abrazándolo
Ya
no estaban tan solito, ahora tenía un hermano mayor que me cuidaría como yo tendría
que estar haciendo con mi hermanito y entonces me di cuenta de algo, yo era un
mal hermano, seguro papá no estaría orgulloso de mi y una nueva herida se abrió
en mi corazón.
Quisiera decir algo mas que "me encanto" pero marambra nose como expresarlo. Esta historia es hermosa, dulce tierna y triste. Siento que lo que me enamora de esta historia es el estilo, siempre me inspira ternura como escribes desde el punto de vista de ese bello niño.
ResponderEliminarQue encanto, que adoración de historia amo ese tio ;) que es todo amor, y me encanta ese niño tan dulce, tan tierno tan hermoso T.T no tardes tanto con esta historia.
ResponderEliminarMe encanto el Capi que tierno no tendría que tener tanta confusión mi pobre bebé pasar por algo ta doloroso que es perder a su papá y la mamá que quieres que te diga no tendría que habérselo dicho el tío tendría que haber estado a su lado para saber lo que le pasaba para llegar a ese punto un niño no quita a otro bueno ya nos enteraremos de más en el próximo no tardes encanto
ResponderEliminarUn besote TERRY
Aaaww que lindo fue el primo!!
ResponderEliminarLe regaló a su papá!!
Eso me dio mucha ternura!!