jueves, 6 de julio de 2017

El recuerdo: Cap. 3; Autora Chany

El recuerdo

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 6 de Julio del 2017
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Capítulo 3
El misterio
Autora: Chany
Antes de ese día pensaba que el afán de mi padre por poner una cortina para dividir “mi cuarto” de la cocina era absurdo, él decía que yo ya era grande y necesitaba mi espacio pero yo no cerraba esa cortina nunca… nunca vi la necesidad de hacerlo hasta ahora, en ocasiones cuando el miraba la cortina aquella, solía hacerme bromas cuándo estamos jugando con respecto a lo que hacemos los varones a esa edad y decía que no quería sorprenderme en medio acto pero otras veces cuando su humor no era el más animado porque las cosas escaseaban y las cuentas apretaban, me decía que pronto todo iba a ir mejor y que podría terminar la construcción de mi habitación que se había detenido hacia seis años cuando Milena entró a la universidad, incluso a veces veía los cuartos de las series en televisión y me decían que él quería algo así para mí.
La verdad no me importaba, a esa edad tenía planeado terminar el bachillerato que acababa de empezar para luego salir a conocer el mundo con una mochila y dormir donde me encuentre el sueño. Claro que a esa edad no era consciente de que me podían matar la primera noche en la calle con tal de robarse mi mochila, pero supongo que por eso era mi sueño de aquella época.
La cosa es que aquel día fue la primera vez que se cerró esa cortina. Papá quería ver como tenía el cuerpo y Mila no quería ir a ningún lado así que papá cerró la cortina y me saco la ropa. La espalda y el trasero seguro eran un desastre porque la expresión de papá fue la misma que de Mile pero en una versión masculina. Yo solo pude verme de frente y tenía un moretón en las costillas que me dolió sólo después que lo vi, tenia marcas de golpes en las pantorrillas, y en los brazos tenía su mano marcada de cuando me agarró y yo tratar de zafarme. Papá me hizo recostar en la cama y me puso una crema que solía usar cuando tenía cardenales o agujetas por el peso de las cajas del depósito donde trabajaba.

  • Shh ya está mi amor – no dijo una palabra para reprocharme que no le hice caso, ni para preguntarme mis motivos por no decir no dijo nada al respecto solo murmuraba palabras amorosas  y de consuelo – ya no llores bebé shh shh – mientras que a mis amigos sus padres les decían campeón, amigo y otras cosas por el estilo desbordando testosterona y camaradería, mi papá tiraba apodos de ese calibre, aunque tengo que admitir que a mí me gustaba sobre todo porque no lo hacía en público a pedido mío, además porque esas palabras me calmaban y me hacían sentir querido

Cuando me calme estuvimos un buen rato en silencio. Yo estaba esperando a que algo pase, alguna reacción o que me pregunte que había ido a hacer en casa de mi abuelo pero papá no dijo nada. Sólo se quedo conmigo sentado en la cama, acariciándome con la mano con la que me había puesto la crema. Aquel día se gastó todo el pote en mi cuerpo empeñado en que yo no pase dolor. Él intentaba que no me duela algo que yo solo había ido a buscar y que me dolía adentro y no sólo en la carne.
Una semana atrás cuando me atrapó cerca de la casa de su padre yo no había planeado ir ahí.  Lo que paso fue que era domingo y esos días papá hacia inventario en el depósito de la fabrica. Ese no era su trabajo pero el jefe de papá era el padre de su mejor amigo desde que ambos iban al bachillerato, de hecho ese hombre lo contrato al día siguiente de cumplir dieciocho años gracias a que Miguel se lo había pedido a su papá y desde ese día que mi papá trabajaba allí, cargando los camiones para la distribución de los productos y los domingos se hacía unos pesos extras contando cajas.
La cuestión es que como eso lo hacía desde hace un año a mi me había inscripto en el centro juvenil del barrio para que haga deportes y básicamente para que no estuviera de vago sin supervisión cuando él trabajaba. Así que yo iba cada domingo a las tres de la tarde y volvía a las seis, una hora antes que él; en eso estaba cuando al salir me encontré con Ricardo.
Claro que yo sabía quién era él, lo había visto un par de veces en dos funerales de unos tíos ancianos a los que fui a acompañar a mi papá; pero cada vez que él aparecía mi papá me agarraba con fuerza como escondiéndome de él y me llevaba a otro lugar. En algún momento papá debió decirme que ese era su padre o tal vez me lo dijo Mila, no recuerdo, pero yo lo sabía, así como sabia por tanto esquive y cosas raras que tenía que evitar a ese hombre y que en mi infantil mente él era malo.

  • Perece que no te están educando bien si no sabes saludar – fue lo primero que me dijo cuando me abordó y yo me quedé estático, era surrealista y sinceramente me cagué de miedo, era un hombre grande pero no anciano y tenía una mirada seria totalmente diferente a la de papá a pesar del parecido que delataba el parentesco
  • Ho.. Hola señor – dije  y comencé a mirar a los alrededores,  me había demorado en salir y mis amigos ya se habían ido
  • Sé que hace días fue tu cumpleaños – hablo casi sin expresión y dio un paso para estar más cerca de mí. Me sentía acorralado
  • Emm si, cumplí trece años – estaba tan nervioso que me temblaba la voz – la la semana pasada
  • Lo sé – dijo y me hizo sentir idiota porque era claro que sabía más de mí que yo de él – te traje un regalo – me anunció y me dio una bolsa de una casa de electrónica conocida

No pude evitar mirar adentro y no me lo podía creer. Era una consola, un modelo reciente que yo ni deseaba porque sabía que mi papá no podía comprármelo ni un millón de años y de repente me sentí eufórico. Era ¡genial! pero así como llegó la descarga de adrenalina fue sustituida por la realidad en un segundo.

  • Gracias – dije y luego me mordí la lengua odiándome por lo que iba a decir – pero… es que… mi papá no creo que esté de acuerdo – incluso se me humedecieron los ojos de la impotencia, ese era un juego que no iba a poder tener jamás si era realista
  • ¿Tu papá? …¿Ernesto? – pregunto levantando una ceja y me molestó ese gesto tan despectivo que hizo al referirse a él
  • Sí – le respondí entregándole la bolsa de mala manera molesto por su actitud
  • Es un regalo – me dijo apartándose para no agarrar la bolsa – es tuyo, si Ernesto no lo quiere que lo tire y él te explique porque lo hace, pero yo no lo voy a recibir – se notaba que estaba molesto pero no era conmigo

En ese momento pensé que él tenía razón… era un regalo y ahora era mío, papá no se tenía porque molestar. Ese hombre a mi no me había hecho nada y si papá quería tirar mi regalo me iba a tener que explicar por qué. Aunque sabía que si papá no quería no me iba a explicar nada además me había prohibido hablar con Ricardo o estar cerca de él.

  • De verdad no lo puedo llevar a casa señor – baje los decibeles y hable con la resignación que intentaba asimilar – no quiero que mi papá se enoje – intente justificarme pero él pareció enojarse más
  • ERNESTO NO – de golpe se quedo callado, supongo que porque se dio cuenta que me había asustado, suspiro y miró a un costado por unos segundos y habló  más calmado –  él no tendría porque enojarse si decido regalarte algo, pero está bien – y luego me miró a los ojos, sus ojos precia cansados y tristes–  no quiero meterte en problemas con él – después de eso nos quedamos un buen rato en silencio, yo no había entendido si le tenía que devolver el regalo o qué y tampoco me animaba a despedirme , casi había decidido salir corriendo como un loco cuando hablo extrañamente animado
  • Yo podría tener el juego en mi casa y así podrías usarlo cada vez que quieras – la oferta era escandalosamente tentadora, supongo que mis gestos delataron cuanto me gustaba la idea porque él se animo más – podríamos ir ahora mismo a instalarla, en la sala tengo un televisor de plasma grande seguro te va a gustar – era un sueño, no podía estar más contento, podría ir a jugar con algo que era mío y sin que mi papá sospeche. Estaba tan emocionado que no pensé que podía haber un contra a la situación, solo había pros en mi escueto balance así que me decidí a favor de su propuesta
  • Está bien – le dije mirando la hora, quedaban cuarenta y cinco minutos antes de que papá salga del trabajo y otra media hora que tardaba en llegar a casa así que seguí al hombre como un cordero al lobo

La instalamos en unos minutos y decidimos probar jugar unos de los juegos, no era mi favorito pero la definición de esa cosa era espectacular. Todo en esa casa era genial. Tanto que me costó mucho autocontrol poder decirle a Ricardo que tenía que irme.

  • Es que mi papá ya sale de trabajar y tengo que estar en casa – me disculpe después de apagar la consola y él se molestó de nuevo
  • Si vas a venir a jugar de nuevo te voy a pedir que dejes de estar  nombrándolo – espetó más molesto de lo que cabía, se levantó del sofá y camino un poco por la sala como un león enjaulado – ¿Qué te dijo sobre mí? – me preguntó frenándose de repente para enfrentarme
  • No mucho – respondí cohibido – nada en realidad. Solo sé que usted es su padre y…
  • ¿Sólo suyo? – me interrumpió
  • Y.. y de mi tía también – aclare a darme cuenta que el hecho de que la excluyera le molestó. Noté como se esforzaba por calmarse entonces intente ayudar a ese propósito – puedo estar sin nombrarlo cuando esté aquí – le dije y al fin me miró más tranquilo
  • ¿Cuándo vas a volver? – me preguntó
  • El sábado a la mañana que mi… – iba a decir que mi papá trabajaba pero acababa de decirle que no iba a nombrarlo –  el sábado puedo – reformule mi respuesta y levante mi mochila para irme – gracias por el regalo – dije finalmente. Había intentado decirle antes pero no sabía si debía llamarlo señor, por el nombre o abuelo
  • Por nada – respondió sonriendo con nostalgia y luego me desconcertó con un comentario – de todas maneras no creo que todavía tengas el regalo que te di en tu primer cumpleaños
  • ¿Usted me regaló algo en mi primer año? – le pregunte pensando en que debió dárselo a papá y no directamente a mí como ahora
  • Claro, fue un tambor grande porque te encantaba golpear cosas – parecía estarme viendo en ese momento y fue recién que me frené a pensar en que él sabía porque papá no me dejaba ir a su casa y tal vez también conocía a mi mamá, entonces pregunte sin esperar más
  • ¿Usted conoció a mi mamá? – él abrió grande los ojos y luego me escudriñó como si creyera que trataba de engañarlo
  • ¿Qué te dijo Ernesto de ella? – me preguntó extrañado
  • Nada. No le gusta hablar del pasado – me sinceré
  • Creo que te tienen muy engañado y así no se puede jugar limpio – dijo molesto y yo no entendía de que juego me hablaba, pero quería saber – ven el sábado y yo te voy a contar toda la verdad – me prometió y no pude responder

Ese día asentí con la cabeza como idiota y salí con un lio de pensamientos e imaginando de nuevo las miles de posibilidades que siempre imaginaba para tapar los baches de mi propia historia. Caminé como autómata sin saber que mi padre justo había perdido en colectivo y debía pasar por ahí caminado y me encontraría para darme la segunda paliza de mi vida. Me quedé pensando en eso. En que debí aprender con aquella paliza y en ese momento no estaría recostado sollozando mientras esperaba que la lidocaína de la crema hiciera efecto. A final me dormí.
Cuando me desperté la casa estaba en penumbras, eran las cuatro de la tarde pero el cielo parecía haber empatizado conmigo y el gris hacia que parezca más tarde de lo que era. Había mucho silencio y no estaba seguro de qué me había despertado hasta que mi estomago gruñó de nuevo y recordé que no había almorzado. Decidí levantarme. Había ropa en una silla que usaba de mesa auxiliar al lado de mi cama, un pantalón de algodón y una camiseta igual. Seguro papá lo había dejado ahí.
Entonces pensé en papá, en su amenaza de lo que pasaría si yo volvía a desobedecer. Estabas seguro de que no iba a pegarme, sobre todo en el estado en que me encontraba pero pensé que si había sido capaz de levantarme la mano una vez por ir a esa casa aquello significaba alguna clase de línea que no debía cruzar y tal vez ahora nuestra relación cambiaría.  Aprendí que es más difícil enfrentarse al enojo y a la decepción que a una paliza ya que en ese momento y a pesar del dolor hubiera preferido la certeza de unas nalgadas, que hace días me parecían insoportables, a la incertidumbre que se andaba en mi mente junto a todo lo que no quería pensar. Después de todo aunque me curó no me había dirigido la palabra.

  • Hay que hacer la denuncia – dijo Milena en un susurro y me di cuenta que no había silencio porque esté sólo, sino porque ellos no querían ser oídos ydecidí no levantarme y no vestirme para no hacer ruido intentando escuchar lo más posible
  • No creo. No sabemos lo que pasó – dijo papá con la voz ronca –prefiero que nos alejemos de él
  • Pero no podemos dejarlo así – reclamó Mile enojada – ¿viste como lo dejo?, seguro uso un cinturón – acertó ella
  • Solo tiene en unas rojeces, mañana seguro no tiene nada – respondió mi padre con un tono robótico y yo no podía creer que a él no le interesará lo que me había pasado y lo minimice de ese modo
  • ¿Estás hablando en serio? ¿Qué te pasa? – Milena hizo verbal mis pensamientos
  • Jonny necesita descansar y no sé bien que pasó, tal vez se... se portó mal y…
  • ¡Basta! – interrumpió la tía pero papá siguió hablando
  • ... y tú tienes que viajar. Es tu ultimo año no quiero que descuides tu estu..
  • ¡Mierda! ¿te estás escuchando? – volvió a cortar Mila – Qué vas a hacer!... ¿dejar todo así nomás? Él le pegó! – sentí como la tia se levantaba y tiraba una silla por el impulso, yo también estaba muy enojado
  • Shh lo vas a despertar – reclamó papá
  • Lo estas ¡justificando! …Estas justificando a Ricardo – lo acusó sin importarle el reclamo – No puedo creer que después de todo lo que pasó te la tomes a la ligera, ¿o es que acaso tienes miedo?
  • ¡Claro que si! – respondió papá levantando la voz y dejando su tono de robot – ¡TENGO MIEDO! ¡Tengo mucho miedo!  ¿No te das cuenta que Jonny estuvo en su casa? – estaba muy enojado – y no sabemos lo que hablaron y lo que pasó – y luego su miedo me llegó a los huesos cuando lo escuche sollozar – tengo medo de que me lo quite…




7 comentarios:

  1. Chany, no me digas que el peque no es hijo de Ernesto, porque me muero....
    ME prometiste que todo se solucionaria en este capitulo pero perversamente estas alargando las cosas para que duela mi ulcera jajajjaja.
    Oye no tardes, estoy de peli, me tienes intrigada

    Marambra

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  2. Me a encantado la historia, el chico es lindo pero bastante desobediente, ya quisiera saber que es lo que paso en el pasado de ese padre tan joven y que a hecho el chico para que ese abuelo tan malo le diera esa paliza... ya me caí gordo y eso que solo van tres capítulos...

    Me encanta espero pronto actualices

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  3. Me gustó demasiado!!! Estoy a mil pensando que es lo que pasa aquí, quien es ese abuelo, que es lo que paso, que verdad tiene el que Johnny no. Me tienes otra vez atrapadisima!!

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  4. Por fin puedo comentar no se como lo haces particular mente con Nacho me cautivantes pero con esta historia estoy que me como las uñas y ansiosa de saber lo que pasó con el abuelo menos mal que estás actualizando más seguido porque si no moriría de un infarto jajjjajaa
    Un besote

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  5. Cuando parece que al fin sabremos lo que sucedio aparecen nuevas incognitas. No se si mi corazon resista por favor no tardes en actualizar, ya quiero saber que paso con Jonny.

    Erina

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  6. Vale tendría que hacer mi tarea y estoy aquí...
    Pero es que Chany nos pones a pensar en muchas cosas a la vez!!!
    Y como no quiero quedarme con la duda pues voy a seguir leyendo!!
    Pero de una vez te digo que ese abuelo o papá del niño se pasó y mucho grrr...

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  7. Creo que me encentro en la misma situacion de estrella...
    este capi llama y mucho, creo q no es hijo de el, sino que del condenado abuelo, el cual me tinca que la esposa murio y se volvio muy agresivo por lo que para evitar uqe dañen a johnny decidio llevarselo junto a su hermana

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