sábado, 1 de julio de 2017

Mis Gemelos: Cap. 273; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 1 de Julio del 2017
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Capitulo 273
Campanadas de ring
Autora: Marambra

  • ¡ALEXANDER! – bramo papá desde su despecho apenas abrió la puerta con la cara roja del enojo y volvió a gritar apenas concluyo el nombre del primer gemelo, pero esta vez incluyo al otro diablillo en el paquete, es que la cosa era con ambos – ¡IVÁAAAN! – retumbo el eco en las paredes, estaba muy furioso… recontra furioso en realidad   BAJEN INMEDIATAMENTE – volvió a gritar mientras marcaba el teléfono de alguien con quien tenía urgencia hablar, pero volviendo a entrar a su despacho cuando la llamada fue contestada, tenía un asunto que averiguar, pero no tardo ni 5 minutos en  hacerse con las respuestas que necesitaba, aumentando su enfadado sobre todo porque ninguno de los gemelos hizo amago en dar la cara – ¡mierda! me cago en la tapa del órgano – murmuro entre dientes cerrando el teléfono móvil con algo de violencia, mirando la hora con un disgusto tal que se le veía a leguas dibujado en la cara

Rubén no podía creer que tenga que almorzar un colerón con el hambre que traía encima, había salido a trabajar desde muy temprano a la hacienda a hacer un reconocimiento personal de los predios antes de empezar con la faena del apareo de las reces, el veterinario había traído los resultados del conteo espermático de sus bueyes para separar los mejores sementales y empezar la cruza y el resto llevar al matadero con el sello de garantía de que se trataba de carne de primera, trabajo que harían por fin hombro a hombro con su hijo Logan, al parecer poco a  poco su sueño se estaba haciendo realidad, a decir verdad las cosas empezaban a fraguar lentamente pero lo estaban logrando como familia pese a las dificultades vividas y el inminente peligro que la presencia de Harry suponía aún en sus vidas, pero como era de suponer Rubén no iba acoquinarse con algo como eso, sabía que no podía hacer nada por propia mano a no ser que él esté en riesgo de muerte o uno de sus hijos, pero hasta el momento el famoso Harry tomo sus precauciones y prefirió mantener un perfil bajo para evitar a la policía, después de todo su cabeza tenia precio tras el último incidente en la hacienda y los líos sumados con Raquel.

  • ¡IVÁAANNN…. ALEXANDER! – volvió a gritar con más fuerza volviendo a salir de la oficina, enfado con la idea de estarse ahí rompiendo las cuerdas vocales y el par de mocosos ni por si acaso; pero era comprensible, los muchachos estaba imbuidos en un juego en línea, absortos con la pantalla y sordos con el ruido del juego que  ni se percataron del griterío de su padre
  • ¿Qué sucede?, que tanto gritas Rubén, mi cabeza me está estallando y tu haciendo tanta bulla – para Clara el griterío era para volverse loca sobre todo con dolor de cabeza brutal que traía encima a causa del maldito resfrió que pillara hace unos días y como era de suponer, salió alarmada de la cocina con el delantal puesto, acaba de bajar de su dormitorio para cerciorarse como iba la comida, ya que no bajo a cocinar como era su costumbre por estar resfriada, mientras Adelita estaba poniendo la mesa – sino hay apuro, los chicos no tienen que ir a ninguna parte – agrego, pensando que los llamaba para ir a almorzar –  relájate – le dijo luego más tranquila

Y su marido fijándose  en su semblante se dio cuenta de un detalle, que Clara pese a estar con catarro se la notaba relajada sin estar mirando la hora de rato en rato como cuando Lex tenía que pasar clases de nivelación; su muchacho por fin había aprobado el dichoso examen de ingreso y lo sabía porque Alexander le había entregado la nota del director justo hace un momento, obviamente abierta porque su curiosidad respecto a su futuro era tan grande que prefería saber a qué atenerse aun cuando la curiosidad pudo traerle peores consecuencias, menos mal no fue el caso, incluso por si acaso tenia la mochila escondida en uno de los árboles que franqueaban el ingreso de la hacienda para huir unos días de ser necesario cosa que todos desconocían excepto Illien.
Aun así sus padres confiaron en él en la tarea de ir a recoger sus calificaciones en vista a que ninguno de ellos podrían ir al colegio como tenían planeado para esta ocasión, Clara por estar con un resfrió descomunal y Rubén por lo de los asaltos que fueron sucediendo días pasados cosa que lo empujo a revisar personalmente los predios, además que ninguno de los gemelos quería a Logan cerca en este particular evento, de ahí el voto de confianza depositada en sus manos, pretexto de que luego vayan a recoger provisiones a la veterinaria y de paso alpiste para los pajaritos, la jaula estaba por fin terminada, aquella tarea logro el milagro de sacar a Iván de la depresión que empezó a sufrir después del incidente con Ginger y Logan.

  • Que relájate ni que nada, les voy a dar una paliza a ambos – anuncio Rubén mordiendo su enojo con aquellas palabra
  • Porque… ¿qué ha sucedido? – pregunto desconfiada, fijándose recién en la cara de su marido, era de esas adustas, que reservaba para un buen lío y frunció el ceño preguntándose que pudieron haber hecho los chicos en tan poco tiempo, total habían estado fuera de casa casi toda la mañana
  • Que acaban de llamarme del colegio informándome que soy deudor de 250 pesos – empezó a quejarse a su mujer pero Clara no lo dejo terminar, pensando que el cobro era equivocado y no es que Rubén sea un tacaño, al contrario solo que era enemigo de que le cobren de algo que no tenia ni idea
  • ¿Y de qué?, si recién me han entregado hoy el número de cuenta del banco para ser hacer los depósitos de los gastos escolares – respondió creyendo que tenía que ver con el pago de las matriculas o uniformes del colegio
  • No, si nada tiene que ver con esas cosas, sino por gastos médicos – agrego volviendo a llamar a los chicos, quería respuestas de inmediato – ALEXAAAANDER, IVÁAAAAN ¡ESTOY HABLANDO CON USTEDES DOS! – diablo de gemelos pensaba – ¡estos carajos que no oyen!... o que mierda estarán haciendo ahí encerrados en sus cuartos – farfullo entre dientes
  • Están agarrado de esa porquería que les compraste pues, que mas va a ser – aseguro Clara enfadada también no por el dinero que aun no sabía de que le estaban cobrando, sino de que los chicos no hagan caso – te dije que no les des ese disparate, se encierran ahí arriba y el techo puede caerse encima y ahorita te van a socorrer – agrego, pero volviendo a sacar el tema a colación – ¿gastos médicos dices?, ¿de qué?, a mí nadie me hablo de un seguro medico… seguro se olvido esa chiflete de la secretaria si mas estaba atendiendo el teléfono que otra cosa – comentaba pensando en el día en que fue a solicitar los requisitos para inscribirlos
  • Estas mal Clara, sino que uno de estos diablos se agarro a puñetazos con otro chico en el patio del colegio, rompieron una ventana y el otro muchacho fue llevado al centro médico más cercano del colegio para que le haga puntos en la ceja y quiero saber cuál de los dos ha sido – dijo papá muy enfadado, pero mamá como pocas veces que se liaban a golpes salió en defensa del par de truhanes, quizás su indulgencia se debía a que Alexander aprobó el examen de ingreso lo que le hacía sentirse particularmente dadivosa aquella media mañana
  • ¡Qué va a ser!, hubieran venido con algún raspón por lo menos – y luego se calló de pronto dándose cuenta de un detalle, ella no los había visto hasta ahora desde que salieron temprano en la mañana – ¿estás seguro que fueron ellos? – le pregunto frunciendo el ceño enojada con la idea de que los chicos hayan hecho semejante pavada antes de que Rubén los vuelva a llamar, que el hombre estaba a punto de gritar una vez más – ninguno de ellos conocen a alguien en particular en el colegio, si apenas el lunes que viene los voy a inscribir – contesto molesta de la situación; en verdad que no creía que sus hijos se metan en un lío con el colegio si ni siquiera se inauguro el año escolar como es debido
  • Pues el director dice que tuvieron que ser los gemelos, ya que en el colegio no hay otro par idéntico ni por si acaso y segundo porque el padre del otro muchacho es Rafael – índico y la cara de Clara se puso roja del enojo – y acaba de llamarme amenazándome con llevar esto a la policía – y eso era lo que  más le desquiciaba, él sabía que tarde o temprano iba a pasar algo como esto, si la amistad de los tres se vio deshecha cuando estallo la verdad
  • ¿Se han peleado con Rodrigo? – pregunto Clara sobradamente cambiando la expresión, de pronto se sintió tan afectada por aquello como Rubén y entendió porque su marido estaba tan enojado, con todos los problemas que tuvieron con esa familia  en los pasados meses y ahora esto
  • Si Clara, uno de ellos se agarro a puñetazos en la calle con ese muchacho a la salida del colegio y quiero saber cuál de los dos es el pugilista – agrego frunciendo el ceño acercándose de nuevo al pie de la escaleras volviendo a llamarlos, definitivamente los chicos estaban tramitándose una buena tunda y  no solo por la pelea en el cole, que siempre podía tener un motivo y ser atenuante pensaba Rubén, sino porque no obedecían – ALEXAAAAANDER…. IVÁAAAN, CARAJO LES ESTOY HABLANDO – ¿sería posible que ninguno de los dos mocosos lo oiga?, ese par pero iba a enterarse pensó, aprestándose a subir a la planta alta en vista a la buena voluntad de sus hijos de hacerle caso
  • Tuvo que ser Iván ¿quien más? – aseguro Clara, pensando en la única que vez que lo vio interactuar con Rodrigo y no era precisamente un buen recuerdo, al contrario – ¡HA! Pero… ahora mismo me va a oír y sentir – murmuro haciendo algo muy poco usual, limpiar el resto de budín de chocolate que empezaba a cuajar en la paleta de madera que tenía en la mano con el delantal que vestía, su intención era más que clara; mamá quería estampar aquello en el trasero de Iván por peleador
  • Ni se te ocurra – advirtió Rubén menos mal dándose cuenta de las intenciones de su mujer quitándole la paleta
  • No me vengas con huevadas Rubén – contesto enfadada, la sola mención del nombre de algunos de los involucrados con aquel pleito de hace dos meses atrás le ponía de pésimo humor – sabes perfectamente que se lo ha ganado, les hemos hablado hasta el cansancio sobre todo a Iván que estaba prohibido siquiera mirar a esa familia –  bueno, no hizo otra cosa que repetir textual la orden dada y Rubén lo sabía, tampoco era que se estaba negando aquello, pero antes tenía que averiguar que paso, no creía que Iván se vaya a los puños por el mero placer y Alexander si bien era mano y boca suelta en algunas ocasiones, solo era cuando se sentía acorralado, así que algo tuvo que pasar para que uno de ellos o ambos se metan en un pelea cuerpo a cuerpo y nada menos que en  el colegio
  • Se lo que les dijimos sobre todo a Iván, pero primero quiero respuestas antes de tomar alguna decisión – le contesto y Clara no tuvo más opción que aceptar la voluntad de su marido
  • Solo cerciórate que no vuelva a pasar Rubén, porque yo no quiero nuevos problemas con esa familia – murmuro en vista que nada podía hacer ella, con la tensión reflejada en la mirada y Rubén pese al enojo que llevaba, abrazo a Clara entendiendo bien lo que ella sentía ese momento, también estaba igual, era como revivir la pesadilla de aquel día
  • Me encargare de eso hija, no te preocupes déjalo en mis manos – y un beso en la frene sello la promesa…

Y sin decir más, Rubén cansado de gritar subió a la segunda planta en busca de los chicos, mientras Clara volvió a la cocina a terminar lo que tenía entre manos, nada en realidad, Adela ya había vaciado el budín en las postreras y esperaba que enfríe antes de meterlos a la heladera; así que con poca cosa que hacer se fue al patio trasero y se tumbo en la hamaca, quería ordenar sus pensamientos pero más que eso, es que no quería oír a Rubén castigar a los chicos si en verdad los encontraba culpables del delito, porque Rubén no se iba a ir de florecitas, no con esto en particular y los chicos estaban advertidos.
Menos mal la distrajo la llamada de Ginger quien le pregunto si en la tarde tendría algo de tiempo para que le acompañe al centro médico, tocaba la tercera vacuna del pequeño Rubén y no quería ir sola, se sentía muy mal cuando tenían que vacunarlo así que dejaba la fea tarea a la quien este con ella, casi siempre Clara que tenia magia para calmar no solo el llanto sino casi cualquier cosa sobre todo sus cólicos o el estreñimiento, momentos que Logan no quería perderse porque cada movimiento que su madre hacia al manejar a su pequeño bebé inevitablemente le recordaba a sus gemelos y como un eco oía los mismos dulces mimos, o veía con amor los mismos tiernos gestos o caricias que su madre usaba para calmar las pequeñas molestias o disconformidades infantiles y como un deja vú nuevo, oía de su madre las mismas recomendaciones que le hacía cuando le enseño a manejar a los gemelos; cuando eso sucedía quería que el tiempo retroceda a esa época en que sus tojitos usaban pañales y poder tocarlos con la libertad que le daba es ser su padre aunque sea en miniatura, pensando en lo estúpido que fue aquella época poniendo malas caras ante las demandas de sus niños, rechazándolos a veces con brusquedad, viéndolos como un obstáculo y lo peor que los pequeños notaban su mal humor y pese a eso se acercaban a él y le besaban las desnudas rodillas de flaco adolescente; recordar todo aquello inevitablemente le llevaba a pensar si el rechazo de sus hijos ahora, no era más que la monedita devuelta de su torpe juventud.

  • Y Logan ¿está contigo? – quiso saber Clara

Aquella mañana no había visto a su hijo porque no se apersono a casa como solía hacerlo, el trabajo de la hacienda se había duplicado en cuanto a papeleo y Logan por fin podía poner en ejecución todo lo que había aprendido en la universidad, además tenía brillantes ideas respecto a expansiones muy factibles de hacer realidad, pero antes tenia que poner todos los datos de su padre en un ordenador, y hacer copias de seguridad y revisar papeles de la hacienda, impuestos, propiedades, permisos y demás, pero no solo se rompía el seso con datos y más datos, sino que se había contagiado del vibrante amor que sus hijos tenían con el trabajo de campo, no era el pasear y disfrutar de la hacienda y sus comodidades o ventajas solamente como solía hacer él aquel entonces cuando era un crio como ahora que volvió adulto, sino disfrutar el mano a mano con el trabajo duro donde la carne duele, oler a tierra sudor y bosta, limpiarse la frente del sudor gastado sea con la ordeña de las vacas, el marcados de las reces, la siembra y cosecha de la soya para la venta o las frutas para el consumo casero, el arreglar las vallas, deshierbar la tierra, cuidar los predios y cosas por el estilo que tenían a Rubén de pie desde muy tempranas horas, claro que ahora Rubén se tomaba las cosas con calma no solo por recomendación del médico a raíz de la embolia vivida, sino porque por fin se sentía confiado de que alguien se estaba ocupando de sus preocupaciones como él, con la madures de un adulto y no solamente con la vitalidad de un adolescente como ocurría con los gemelos, que vamos podían ser muy jodidos, pero cuando de trabajar en la hacienda trataba, ellos eran uno más en el campo de batalla porque se distraían y quemaban la sobrante energía que los desbordaba como a todo adolescente.

  • Papá por favor – y la charla de Clara se vio interrumpida de pronto con aquel quejido y la aparición de los gemelos con cara de pánico en las gradas que separaban el jardín con la parte trasera de la casa que albergaba una enorme arboleda, en el momento justo que Logan se asomaba tras suyo en el umbral, ajeno a lo que estaba sucediendo, es más ni ellos se dieron cuenta de que Logan acababa de llegar cargado de un montón de papeles de la casa que requerían la firma de su padre para seguir adelante en las oficinas que él visito en la mañana
  • ZAS – y un cinturonazo en el trasero fue la respuesta a la suplica y el depositario de aquello fue para mala suerte Alexander que estaba más cerca de papá – ¡estoy hablando claro! – dijo imperturbable con el cinto en la mano firmemente sujeto –  ¡he dicho que vayan a cortar un par de varas! – ordeno y la piel de Alexander se achino toda, como si su piel recordara el dolor experimentado la primera vez que papá lo azoto con una varita de sauce al volver del rio sobre la ropa mojada, ¡Dios! ¡cómo había ardido aquello! y era un hecho que no quería repetir la experiencia
  • ¿Qué sucede? – interrumpió Logan con los ojos abiertos como  paltos ante la orden dada por su padre, a él nunca lo habían azotado con una vara durante su adolescencia cuando las dificultades con su padre empezaron a aparecer
  • ¡A ti que te importa! – contesto Iván con bastante aspereza mirándolo con enojo y no con desprecio como solía, quizás por la promesa que le hizo a papá; pero en realidad era que el desprecio ese momento fue sustituido por el enojo, por recuerdo de la vez que Logan lo pego con una vara en la casa de Harry y ni loco iba a dejar que sepa que también tenía algo de resquemor a la orden de su padre, pero por mucho que doliera la paliza de Rubén era preferible él a Logan, aunque no creía que pueda hacer algo al respecto, las cartas ya estaban echadas sobre la mesa y era su padre – auuu – se quejo porque como era de esperarse, Rubén le jalo la patilla como recordatorio no solo de que estaba en problemas y más valía no aumentar su pena sino porque desde la última pelea que tuvieron hace dos meses, y el riesgo de un nuevo infarto a Rubén Iván le había prometido a su abuelo no pelear con Logan pese a las provocaciones, peor sin ellas y esta era una de esas extrañas ocasiones  
  • ¡Silencio! – ordeno – todavía te vas a poner bravo sinvergüenza – advirtió su padre, dirigiendo su atención a Logan después de eso – pasa que les voy a dar una paliza por peleadores – y con eso Rubén satisfizo la curiosidad de su hijo pero no aminoro su aprehensión – y ustedes dos ¿qué esperan?, ¿invitación laqueada? – pregunto con sorna mirando bravo a los chicos
  • Pero yo no sé como escoger una vara – dijo  Lex cruzándose de brazos, el miedo al parecer no era tanto como para no manifestar su enojo
  • Pues aquí tu espejo te dará una lección magistral – respondió Rubén con el mismo tono fastidioso de voz, subiéndose uno de los botapies del pantalón y abriendo la cartuchera que tenía adjunta en una de las botas donde guardaba su Victorinox, la navaja suiza que le regalara Clara cuando se cazaron – anda tómala – le ordeno a Iván, superstición o no de por medio pero no la toco, recordando alguna vez decir a Clara, deja eso sobre la mesa (sea por la tijera, el cuchillo o cualquier cosa cortante) no la pongas en mis manos a no ser que quieras que nuestra relación se rompa – Iván te estás tramitando una extra, sigue así – advirtió al final al ver que su mocoso no hacia la caso, pero como era de costumbre, esas eran las palabras mágicas, la de advertencia e Iván cogió la navaja con un suspiro de resignación evidente – le enseñas a tu hermano lo que te he enseñado y me cortan un par de varas, uno para cada uno – les explico – y cuidadito con que no sea la adecuada Iván, porque igual puedo cortar otro par y les voy sonar con las que traigan y con las que yo corte – eso sonaba espeluznante para todos – ¡y se apuran! que es para hoy no para mañana, sino tienen que ir a sembrar ningún sauce, ahí hay uno gritándoles – agrego irónico

Y entro a la casa… a su despacho sin dar más explicaciones que esas, dejando al par de gemelos al pie de las gradas con la navaja en la mano y mirando con rabia al sauce verde que se mecía suave bajo la invisible mano de la madre brisa, inocente y ajeno de lo que sus flacas ramas iban a hacer en un momento.




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