Carrusel
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 5 de Marzo del 2018.
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Capítulo 7
Autora: Nicole
Había pasado casi media hora
desde que Paulo se fue de casa de Kokimoto, el niño se encontraba solo en casa,
mientras sus padres trabajaban entonces, decidió hacer la tarea de él y de su
amigo en recompensa por no haberlo delatado con la profesora Helena. Se echó en
el piso de la sala y comenzó a resolver los problemas que les habían dado en
clases, aunque no era mal estudiante, no le hacía mucha gracia quedarse en casa
con la tarea en lugar de jugar con sus amigos, sin embargo, no le tomo mucho
tiempo y en menos de media hora ya tenía los dos cuadernos con todos los
ejercicios resueltos; terminado todo se sentó en el sofá, encendió la
televisión para matar tiempo y esperar a su madre que al parecer no llegaba.
Pasadas ya varias
horas el niño, no veía rastro de su mamá, por lo que decidió meterse al baño y
darse una ducha, luego se vistió con una ropa toda negra y se colocó su
hachimaki (banda que usa casi siempre en la cabeza) y después se fue a preparar
algo a la cocina ya que tenía mucha hambre. Y como no si todo lo que había
comido eran una gaseosa y par de dulces, pero como el niño no gustaba de
vegetales y alimentos saludables a cada rato su estómago estaba rugiendo. Abrió
el refrigerador y se comió todas las frutas que sus padres habían guardado,
luego cogió el molde de pan que estaba encima del microondas y empezó a hacer
emparedados con mayonesa compuesta y se sirvió un gran vaso con agua; hasta que
finalmente quedo satisfecho.
- Bien, ya sacie mi apetito, ahora a esperar a mamá y a papá – dijo
Mientras Koki,
esperaba en casa a sus padres, Paulo ya había llegado a casa, la empleada le
abrió la puerta y él se fue a su cuarto, y se tiró a la cama y empezó a reírse
de las locuras que hizo su amigo en la tarde.
- Ese Japo, esta demente, pero que manera de engañar tan fácil a su padre, esto lo tienen que saber los demás chicos, pero antes – Paulo recordó algo – tengo que arreglar cuentas con alguien – y se dirigió a la pieza de Marcelina
- Marcelina… Marcelina… abre la puerta que tengo que hablar contigo – dijo de manera altanera tocando con insistencia
- Ya voy Paulo – ella abrió la puerta
- Hola hermano, ¿necesitabas algo? – preguntó incauta como era
- Sí, ¡quiero que me devuelvas mi camisa, aquella que le entregaste a la profesora!
- Ah eso, pero no la tengo, ¿acaso la profesora no te la devolvió?
- ¡NO TE HAGAS TONTA! ¡DEVUÉLVEME LA MALDITA CAMISA QUE SE QUE TU LA TIENES! – para eso ya gritaba, estaba con ganas de provocar a su hermana
- Ya te dije que no tengo nada, y no me grites – Marcelina se tapó los oídos
- MIRA PEDAZO DE ESTÚPIDA – le dijo empujándola con un dedo en el pecho – O ME DAS LO QUE TE ESTOY PIDIENDO O YO LE ARRANCO LA CABEZA A TODAS TUS MUÑECAS DE MIERDA – y la cara de Marcelina era para retratar, se quedo con los ojos como platos del asombro y del miedo – Y YO, GRITO CUANDO SE ME DA LA GANA ¿TE QUEDO CLARO?
- Pero Paulo, ya te dije que yo no la tengo, créeme por favor – respondió ella retrocediendo
- NO TE CREO NADA – volvió a gritar Paulo casi escupiéndole encima, Marcelina corrió detrás de su cama – Y AHORA, VEN ACÁ; AHORA SÍ VAS A VER IDIOTA – Paulo cogió a su hermana por el cabello y empezó a tirar de el mismo de una manera tan violenta, que la niña empezó a gritar
- AY Salvaje, Suéltame, AY ME HACES DAÑO – Se quejaba Marcelina
Pero nadie la
escuchaba o al menos eso era lo que parecía, ya que la chica que se encargaba
del servicio estaba ocupada viendo telenovelas con el televisor a todo volumen,
y los audífonos puestos escuchando música, el padre de Paulo había llegado, al
parecer había terminado de concretar sus negocios del día y decidió descansar
un poco, pero cuál fue su sorpresa cuando encontró a la chica del servicio
durmiendo a pierna suelta en plena sala con el televisor encendido y los
auriculares puestos.
- SEÑORITA… ¡¡¡SEÑORITA ¿QUE DIABLOS CREE QUE ESTA HACIENDO TIRADA EN EL SOFA?!!!…
- AY, AY, AY Señor disculpe no lo sentí – se paró de golpe
- Párese de allí, si iba a dormir se hubiera acostado en su cuarto, mire señorita – En lo que hablaban Roberto y la muchacha Paulo continuaba maltratando a Marcelina
- ¡NO TE SUELTO! TE VOY A ENSEÑAR A NO ENTROMETERTE EN MIS ASUNTOS – Paulo llevo a Marcelina cogida del cabello hasta, una esquina de su cuarto, y empezó a empujarla, sin golpearla, ya que lo que quería era solo darle un buen susto para que esta accediera a sus peticiones como lo hacía casi siempre que él la intimidaba
- ¡SUELTAME BRUTO! ¡Voy a contar todo a papá y a mamá!
- Ay si, Ay sí voy a contar todo a papá y mamá, ay mira como tiemblo – Paulo empezó a burlarse imitando su voz – Mira idiota quiero saber quién CARAJOS te mando a contar todo a la profesora Helena, ya que gracias a tú ENORME BOCA, voy a estar castigado limpiado los malditos baños de la maldita escuela y pintando la maldita oficina de la GORDA ESTÚPIDA – Paulo continuaba agarrando a Marcelina y amenazando
- ¿Que será ese escándalo que se oye desde la habitación de Marcelina? ¿Usted sabe alguna cosa?
- No Señor, como estaba dormida, deben ser los niños que están jugando
- No me parece que estén jugando, voy a ver qué pasa – Roberto se fue caminando hacia donde estaban los niños
- Paulo cálmate, yo te quiero, pero tú sabes que Cirilo no podía quedar castigado injustamente, si quieres yo hablo con la profesora Helena y le digo que me ponga el castigo a mí, pero ya suéltame me lastimas – le rogaba ya al punto de las lagrimas, es que de verdad estaba siendo muy torpe
- ¡Ja! ¿Crees que las cosas son así de fáciles? – le pregunto sin soltarle, poniendo un puñete cerca de su cara para amedrentarla – te digo algo, me importa una gran mierda que el estúpido de Cirilo se haya echado la culpa y me alegro que fue castigado, así aprenderá a no ser tan metido ese idiota
- Así que esas tenemos Paulo – Apareció el padre de Paulo parado al lado de la puerta del cuarto de Marcelina
- Pa… – Paulo no término la frase ya que fue interrumpido
- Suelta a tu hermana inmediatamente, te vas directo a tu habitación y me esperas allá necesitamos tener una extensa conversación – Paulo hizo lo que su padre le dijo, y se encerró en su pieza mientras Roberto bastante enojado intento calmarse un poco y hablar con Marcelina para saber que estaba ocurriendo
- ¡Marcelina! ¿Qué paso aquí? ¿Por qué Paulo te estaba maltratando? Y ¿Qué fue lo que hizo en la escuela, que yo no me enterado? – le pregunto acercándose a ella buscando golpes en la cara, es que con el puño al aire era como para eso
- Papá yo… – la niña intento decir algo
- Estoy esperando Marcelina…
- Padre disculpe, yo tuve toda la culpa – se auto inculpó queriendo llorar ya
- ¿Cómo que tú tuviste la culpa? ¡DÉJATE DE TONTERÍAS! Que conozco bien a ese niño y no es la primera vez que se mete en problemas. ¡Ya basta de defenderlo!
- Pero…
- Pero nada ¡Exijo inmediatamente que me digas, ¿qué fue lo que hizo ese mocoso en la escuela?! – para eso la tomo de los hombros y con eso Marcelina supo que no podía mentir
- De acuerdo padre, pero no lo castigues por favor – Rogó la niña – la profesora ya lo hizo, te lo juro – le aseguró
- Cálmate Marcelina – El señor guerra agarro a su hija y trato de tranquilizarla un poco, es que estaba muy nerviosa – ¿Mejor? – le preguntó tranquilo
- Si, gracias padre
- Bueno a lo que íbamos, cuéntame – Marcelina contó a su padre como ocurrieron las cosas, le dijo las razones por las cuales Paulo pinto la oficina de la directora, que luego Cirilo se echó toda la culpa para salvarla, que después la profesora Helena tuvo que intervenir ante la Directora Olivia… en fin no olvidó ningún detalle
- Ya veo, gracias Marcelina era todo lo que necesitaba saber – Roberto salió en dirección a la habitación de su hijo
- ¡Papá! ¿Qué le vas a hacer a Paulo? – preguntó saliendo de su habitación desesperada
- Voy a castigarlo, esto no puede quedar así, y tú, vuelve a tu cuarto – le ordeno
- Pero… tu dijiste que – La frase quedo en el aire
- ¡A TU CUARTO ES UNA ORDEN!
- Está bien Señor – la niña se fue resignada
- El padre de Paulo toco la puerta de la habitación del niño
- Pasa – dijo
- Bien Paulo, Marcelina me ha dicho todo lo que necesitaba saber, en primer lugar – dijo de pie mirando fijamente a su hijo a los ojos
- Papá yo puedo explicar
- ¡No señor! Usted se calla y me escucha
- Es que yo
- ¡Usted me va a oír! – Le dijo elevando un dedo en señal de que no lo interrumpa mas – ya estoy cansado de la misma situación, llego del trabajo agotado y te encuentro ultrajando a tu hermana ¿QUE RAYOS TE PASA? – grito y Marcelina se relamió los labios oyendo partes, partes de la reteada que le daba su padre a su hermano – ¿Acaso no te he enseñado a tratar a las damas?, Por Dios, es tu hermana, no estoy nada contento con tu comportamiento y mucho menos con tu actitud, PERO QUE TIENES EN LA CABEZA NIÑO – grito de nuevo golpeando la sien de su hijo – solo te metes en problemas, ¿qué pretendías con llenar la oficina de la directora de garabatos? ¿acaso no tenías nada más productivo que hacer? – y Pablo se quedo callado como siempre cuando su padre lo estaba gritando – Yo la verdad no comprendo ¿Por qué siempre te metes con Marcelina? Pero sabes qué yo no voy a discutir más contigo. ¡Esto se acabó, he tomado la decisión de castigarte a mi manera! – anuncio a manera de amenaza y Paulo reacciono de mala manera
- ¡NO ES JUSTO!, ¡LA PROFESORA YA ME CASTIGO! – grito olvidándose que a su padre a quien levantaba la voz
- ¡Baja el tonito muchachito insolente! ¡Recuerda muy bien con quien estás hablando! – dijo su padre jalándole la oreja
- Lo siento, pero no me puedes castigar porque…
- ¿Cómo qué no? Ya vas a ver si no puedo, ven acá inmediatamente
- No quiero…
- ¡PAULO GUERRA! te di una orden, voy a contar hasta diez y si no estás aquí para cuando termine, te irá mucho peor – amenazo
- Me da igual, de todas formas me vas a pegar
- ¡Cuánta insolencia! ¡Te lo advertí! ahora si vas a verlo que es bueno – Roberto se sacó la correa ancha de cuero que luego dobló en dos. Seguidamente se acercó a Paulo y lo tomo brazo, y de un tirón lo coloco sobre sus rodillas aún con la ropa puesta. Paulo empezó a gritar y a pedir perdón al darse cuenta que su padre lo iba a castigar con aquella cosa.
- Noo suéltame… con eso no papá por favor, prometo que seré bueno, disculpa, yo – fue cortado
- Silencio ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS – dijo el padre soltando cinco correazos midiendo muy bien su fuerza ya que, no buscaba lastimarlo, pero era preciso que le diera un escarmiento para enderezarlo
- AU, AU, NO, NO, AU, AY, AYYYY – las quejas por parte de Paulo no se hicieron esperar, además empezó a moverse intentando escapar de los azotes, sin ningún éxito, su papá lo tenía bien agarrado
- Vas a aprender a comportarte en la escuela ZWASS, ZWASS, ZWASS – le dio tres más, con la misma intensidad que los primeros – respetarás a tu hermana ZWASS, ZWASS, ZWASS – aquellos tres últimos fueron más contundentes e hicieron que Paulo gritará y pidiera a su padre que parara
- UUUUUUUUUUUUU papá para me esta…s estas matan… do, me voy a portar bien, me voy a portar bien lo ju…juro – Aquellas promesas hicieron que Roberto dejara de lado el cinturón y es que aunque estaba con ropa, los correazos no fueron precisamente caricias. Mientras el genio del Crimen berreaba con ganas, Marcelina en su cuarto solo se tapaba los oídos ya que, no quería escuchar a su hermano en esa situación
- ¡Es el colmo contigo Paulo, pero vas a aprender a comportarte, de eso me encargo yo ahora mismo! – anunció y le desabrocho los pantalones, se los bajo hasta las rodillas junto con los calzoncillos y continuó la tunda pero esta vez con la mano
- PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – Roberto dejo caer su mano justo donde se unen el inicio de los muslos con el final de la cola, sin regañarlo más, solo se escuchaban los Ayyyy, noooo, ahhhhhh, me duele y ya déjame, de boca de Paulo – PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – El señor Guerra se esmeró en el mismo sitio para que su hijo recordara su lección cada que se sentara y termino con aquellas seis últimas, en total solo fueron doce, pero duras palmadas. Tenía que ponerle un alto al chiquillo, era un verdadero dolor de cabeza
- AUUU AUUUU A uu buaaa aagggs aggs – lloraba Paulo ahora, totalmente humillado
- Ya pasó hijo – le dijo dándole un abrazo de consuelo, el niño aún continuaba llorando y se sobada las nalgas con gran insistencia – Estas castigado las próximas dos semanas y ahora a la esquina cara a la pared con las manos en la cabeza – le indico, el chico se subió la ropa e hizo lo que le pidieron, su padre cerró la puerta y se fue hasta la sala
Mientras tanto en casa
de los Ferreira, la pequeña Valeria reflexionaba sobre lo que le había
ocurrido, horrorizada por lo que acababa de suceder.
- ¡AYYY!... no puedo creer que me haya ganado una paliza, ¡qué vergüenza! – decía sintiendo el calor de su mejillas producto de aquella emoción – jamás se lo contaré a David, se burlaría de mí en mi propia cara – pensaba imaginando al escena
- Valeria… Valeria hija puedo pasar – su padre interrumpió sus pensamientos
- Si padre, claro
- Hija ¿cómo sigues? – le pregunto profundamente preocupado – supe que mamá te castigo
- Ya mejor, no es nada grave padre ¿necesitabas algo?
- Bueno si tú lo dices, y no; yo no necesito nada, solo pasaba por aquí para anunciarte, que te llama una compañera de clases
- Si, ¿quién?
- Se dice llamar Laura
- Pero papá, no la puedo atender, mi mamá me castigo y tengo prohibido usar el teléfono
- No te preocupes, ella no está y yo te doy permiso – le guiño un ojo cómplice
- ¡Enserio! – Exclamo contentísima
- Sí mi amor
- ¡Hurra! Gracias papi
Valeria emocionada le
dio un abrazo a su padre se fue hasta la sala a atender a Laura.
- Hola Laurita ¿qué tal, como te va?
- Muy bien amiga, yo solo llamaba para invitarte a mi casa para que hagamos los problemas de mate juntas, también invite a Carmen y Alicia. ¿Qué te parece? – le pregunto Laura comiendo una manzana
- Me parece excelente, solo que no puedo ir, estoy castigada – le dijo a su amiga cambiando la voz
- ¿CASTIGADA? No lo puedo creer si siempre te sales con la tuya, y ¿qué te hicieron tus papás? ¡Cuéntame! O más bien ¿Qué fue lo que hiciste? – le dijo sentándose para ponerse cómoda para el chisme
- Sí, mi madre me castigo y no exageres Laura, no siempre me salgo con la mía, ni que fuera Kokimoto – le dijo es que fama del Japones era conocidísima – es cierto que me he librado de algunas, pero mi madre me ha atrapado en otras, como hoy por ejemplo, que aparte de no dejarme salir me dio una tunda en las nalgas por ser grosera y desobediente – bueno era Laura su confidente
- ¿QUEE? Quieres decir que tu mamá te puso sobre sus rodillas y te dio – no término porque fue interrumpida
- Si, si Laura me pego y bien duro con un zapato, y no me puedo sentar bien – sacio su curiosidad – pero ni una palabra de esto a los niños y mucho MENOS a David, te lo cuento a ti porque eres una de mis mejores amigas
- Si, confía en mí, no le diré a nadie porque eso de recibir nalgadas es tan anti romántico – contesto la peque suspirando como siempre pensando en el amor
- Bueno Laura me voy a mi habitación a hacer la tarea, nos vemos mañana en la escuela
- Si de acuerdo – colgó el teléfono
Por otra parte, Daniel
y Jaime estaban conversando, ya ambos habían terminado la tarea y tenían
planeado ir a buscar a Kokimoto para jugar futbol.
- UFFF Que bien hemos terminado todos los ejercicios, ahora ya podemos jugar – murmuro Jaime contento
- Ves te lo dije Jaime, no es tan difícil, solo hay que esforzarse
- Bueno eso sí, pero debo admitir que gracias a ti pude terminar más pronto – dijo con sinceridad Jaime abrazando a su amigo por el cuello – qué bueno que tengo un amigo que es un genio en la escuela – agrego con una sonrisa
- Oh no exageres Jaime, no es para tanto. Soy un alumno normal – responde Daniel un poco avergonzado
- Ay Daniel eso no te lo crees ni tú, bueno ahora vamos al taller de mi papá a pedir permiso para salir
- De acuerdo – dijo Daniel y ambos se dirigieron al taller de mecánica, que estaba al lado de la casa
- Hola papá
- Hola tío
- Hola niños, ¿cómo están, ya acabaron su tarea?
- Si – contestaron ambos
- ¡Qué bien!, ¿que se les ofrece ahora?
- Papá Daniel y yo vamos a la casa de Kokimoto a buscarlo para que nos acompañe al parque a jugar futbol
- ¿Kokimoto? No me acuerdo de ese niño, ¿cuál es?
- Ay papá como no te acuerdas, Kokimoto, el japonés; el bajito y pelirrojo que siempre anda con una cinta amarrada a la cabeza y…
- Ah… espera ahí, ¿por si acaso no es el hijo del Sr Mishima, dueño de la tintorería que queda en la siguiente cuadra? – les pregunto y los chicos asienten – Ahora que lo recuerdo el primo de ese niño estudia en el mismo colegio que Jonás
- Si, ese mismo. ¿Me dejas ir?
- Claro hijo, ve, pero eso si nada de meterse en problemas eh – le aconseja acariciando su pelo
- De acuerdo, chao Papá
- Chao tío, se despidió Daniel
- Chao niños – se despidió de ellos Rafael
Los niños se fueron
caminando mientras conversaban reían y saltaban hasta que a medio camino se
encontraron con Adriano.
- ¡Hola Adriano que tal! – lo saludaron acercándose al muchacho
- ¡Muy bien! y ustedes ¿a dónde van?
- A casa de Koki, vamos a jugar futbol ¿quieres venir?
- Claro, pero oigan la tintorería del papá de Koki, está bien cerca de aquí, vamos a buscarlo allá primero, quizás este ayudando a su padre como de costumbre – les dijo, el veía muy seguido a Koki con su padre en las tardes en su negocio
- ¿Tú crees Adriano? – pregunto Daniel
- Sí, porque la otra vez lo vi sentadito ayudando a su papá, de todas formas no perdemos nada con ir
- Adriano, tiene razón – habló Jaime
- Bueno vamos – los tres se fueron en dirección a la tintorería
En otro lado de la
Ciudad, estaba la profesora Helena con su madre conversando amenamente.
- Ay mamá que cansada estoy apenas llevo unos cuantos días y ya he tenido tanto trabajo en aquella escuela, pero estoy muy feliz con mis alumnos – le hablaba mientras tomaba un te tibio
- Me alegro hija, y ¿cómo se portan los niños?
- Uff… bueno, son un poco traviesos, lo normal en esa etapa en que están
- Si, entiendo hija, y ¿qué tal la directora? – quiso saber, es que la fama de la señor también era conocida en ciertas esferas
- Todo bien madre, la directora Olivia es un poco estricta, pero no parece ser tan mala
- Me alegro tanto hija, solo espero que te vaya muy bien y no tengas ningún contratiempo – le sonrió moviendo el azúcar de su taza
- Si madre, eso es lo que yo también espero
Mientras tanto… Jaime,
Daniel y Adriano habían llegado a la tintorería y Jaime comenzó a llamar a
Kokimoto.
- KOKIMOTO… KOKIMOTO ESTAS ALLÍ, SAL POR FAVOR SOMOS NOSOTROS
- Baja la voz, Jaime no ves que no estás en tu casa – le llamo la atención Adriano
- Buenas tardes niños, ¿buscan a mi hijo?
- Hola, buenas tardes tío – saludo cortésmente Daniel
- Hola ¿cómo esta señor? – Jaime y Adriano hicieron lo mismo
- Sí, Señor queremos invitar a Kokimoto a jugar futbol, ¿le da permiso?
- Siento que no se va a poder ya que, mi hijo está enfermo con dolor de barriga y no puede salir, necesita reposo. Disculpen será en otra ocasión – se disculpo el buen hombre preocupado por su hijo, esos dolores estaban siendo demasiado habituales como para preocuparlo los suficiente
- ¡Dolor de barriga de nuevo! yo le dije, que tenía que tomarse algo, pero koki nunca hace caso, desde la escuela anda con eso. Oh no señor su hijo debe tener un virus terrible – contesto Jaime prácticamente gritando, procurando no reírse
- JAIME deja la bulla, ¿no te da vergüenza armar semejante escándalo delante del señor?, que no vez lo preocupado que esta por su hijo y tu aquí con tus comentarios de mal gusto – le regaño Daniel enojado con Jaime
- Lo siento… me disculpa por lo que dije tío – Jaime se puso bastante serio esta vez
- Tío lo que Jaime quiere decir es que Koki, ha estado con terribles dolores de barriga, desde que entramos a dar clases, pero no queríamos ser imprudentes, nos disculpa
- No hay problema niños, gracias por decirme, Kokimoto nunca me dijo que desde hacía días estaba con esos dolores, gracias a ustedes ahora lo sé y… – no dijo mas
En lo que hablaban
llego el padre de María Joaquina con un saco finísimo, pero estaba todo
manchado y en no muy buenas condiciones, y a pesar de que él señor tenía dinero
para comprar otro, se había encaprichado con ese y decidió llevarlo a la tintorería
más cercana, que para suerte de él, era la del padre de Kokimoto.
- Hola Buenas tardes Señor ¿se le ofrece algo?
- Si, buenas tardes mi nombre es Miguel Medsen y vine aquí porque necesito, si no es mucha molestia, que le quite esas horrorosas manchas a mi saco – le explico mostrándole donde estaban las horribles mancar – …luego lo pinte, lo lave y me lo tenga bien planchadito, que yo vendré a buscarlo en la tarde
- De acuerdo, se lo dejaré como nuevo – de pronto se acercaron unas señoras y le entregaron una gran cantidad de ropa a Mishima, él se encontraba algo confundido, no usual en su persona, pero realmente se había quedado preocupado por la salud de su hijo entonces, el saco del Señor Medsen fue a dar al piso junto con otros más que anteriormente le dieron realmente estaba perdido. Por un lado la gente hablándole y por el otro, él con la cabeza en la luna y todavía los niños que no se habían ido
- Oiga Señor Mishimausted no se le ve buena cara porque mejor no se va a descansar – dijo Adriano
- Señor Mishima ¿le pasa algo? Le noto preocupado – dijo Miguel Medsen padre de María Joaquina
- Eeeeh… yo… si… bueno… es que estoy muy preocupado por mi hijo, está solo en casa, no he podido llamar a mi mujer y él estuvo con mucho dolor de estómago y vómitos desde que llego de la escuela. Ni siquiera probó la comida que hice, la verdad no me puedo concentrar, me duele tanto la cabeza – se quejo haciendo una inclinación de cabeza en señal de disculpa
- Hmm, ya veo… no se preocupe señor, yo soy médico y si quiere cierre su negocio, y vamos a su casa a ver a su pequeño, ¿le parece? – le propuso, el Dr, Medsen era un hombre muy amable y compasivo
- ¿Pero? y dejar todo, tengo mucho trabajo por hacer
- Señor Mishima, yo creo que la salud de su hijo es mucho más importante que su trabajo ¿o no? – y los chicos se miraron entre si, Adriano confundido pero los otros dos curiosos por saber en que quedaba esto
- Bueno si, usted tiene razón vamos yo vivo a dos cuadras de aquí
- Nos vamos en mi carro, niños ¿quieren venir?
- Sí tío – dijeron todos
- Bueno andando – dijo Medsen, el padre Koki iba en el asiento del copiloto y los chicos en los asientos traseros
Por nada del mundo se perderían
esto, querían saber que haría el samurai para salirse una vez más con la suya.
que se me hace que ahora si se le termino el teatrito a Kokimoto, no quiero pensar lo que hara su padre pero me mata la curiosidad por leer.
ResponderEliminarY me gusto mucho que castiguen a Pablo, se lo merecia por malvado y por abuson.
Olivia
Un deleite como siempre Nicole, me gustan tus relatos, y estoy esperando a Sakura.
Hiciste realidad mi sueño, leer que Pablo es castigado por sangron, se merecía todos esos tortazos por majadero.
ResponderEliminarY ahora que se me hace que lo de Koki sera sabroso, jejejjej es que vamos fingir, fingir fingir y ahora esta a punto de caerse la venda de los ojos a su padre.
Un abrazo guapa, no te pierdas he?, no se donde te has metido, me estan pidiendo a Sakura, jjajjj
Cuidate
Marambra
Que bueno que Pablo no quedo impune, se merecía ese castigo, y seguro ahora viene Koki, que mala suerte del japones que el papa de Maria Joaquina oiga la conversación de sus amigos con su padre y se preste a ir a verlo a casa, ahora si se le cae el telon al niño.
ResponderEliminarSofi
Hasta que se hizo justicia, pero me preocupa Marcelina estoy segura que la venganza de Paulo sera terrible.
ResponderEliminarErina
Paulo se merecía esa paliza por abusivo, pero si, Marcelina esta en grave riesgo.
ResponderEliminarGinebra
jajajaja ese Koki es todo un caso!!
ResponderEliminarPero ya se le va a caer el teatrito al japonés!!
Y como me cae más gorda la Marcelina!! No pudo ser más chismosa la niña...
Pobre Paulo su papá fue mega estricto con él grrr me cae gorda la Marcelina no sé si ya lo había dicho jajaja
Muy divertido Nicole como siempre