Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 8 de Octubre del 2018.
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Capitulo 304
Fume compadre, fume
Autora: Marambra
- Como sea Logan – murmuro Ginger a su lado, acercándose para regalarle un beso y un abrazo de consuelo, ahora que era madre empezaba a entender mejor la turbulencia de las emociones que abrumaban a Logan cuando de sus gemelos se trataba, y le dio mentalmente la razón a su suegra con aquello de que los problemas con los hijos crecen a la par de ellos – lo único que tengo que decir al respecto es que tu padre puede ser muy intimidante con solo una mirada – confeso acomodando a su bebe sobre su cintura – ¿verdad mi amorcito? – le hablo al bebé quien como si entendiera miro a su madre expectante y con los ojos brillantes, regalándole una hermosa sonrisa – el abuelito se vuelve un ogro come niños cuando se enoja ¿no ve mi cielo?, ojala y nunca quiera comerse a mi panquequito – declaro riendo por las muecas dadas por el bebé, mientras Logan frunció el ceño, eso llamo su atención
- ¿Qué hizo?, no me digas que los castigo en la calle – y Ginger sonrió al ver la cara de pánico de Logan y lo beso antes de acercarse a la ventana contándole lo que paso
- Que va, tu padre no necesitó decirles nada o mucho no lo sé porque no lo oí, para que los chicos obedezcan, les hizo un gesto leve con la cabeza y los pobres dispararon al auto como si huyeran de un lobo, podría jurar que los chicos casi se mean en sus calzones – respondió recordando el momento y a Logan le subió un frio escalofrío por la espalda, el conocía muy bien aquella mirada, fue acreedor de ellas casi en exclusiva a la misma edad de sus enanos y sabía muy bien cuan intimidante podía ser su padre cuando realmente estaba cabreado – yo casi lo hago y tu madre dio un respingo que se atoro con el té cuando tu padre le puso la mano sobre su hombro, nos asustamos feo, lo juro, se apareció de la nada cuando estábamos concentradas en ver por la ventana…
Y empezó
contarle todo lo que paso hace exactamente media hora con lujo de
detalles, bueno los detalles de cómo Rubén atrapo a ambos con las manos en la
masa.
- ¿Dónde está ese par? – Rubén acababa de entrar al local donde le esperaban Clara y Ginger, dándole un susto de muerte no solo a su mujer sino a Ginger cuando se apareció por detrás como un jaguar sin hacer ruido, colocando su enorme mano en el hombro con su consorte
- ¡Mierda Rubén! – murmuro Clara girándose sin dejar de toser, para verlo ahí a su lado impasible, parado sobre su metro ochenta que la hacía sentir diminuta, sobre todo sentada como estaba ahora – ¡que susto!, ¡que susto! – repetía con la mano en el pecho tratando de calmarse mientras Rubén le acercaba un vaso de agua para que beba a sorbos pequeños, realmente se atoro de mala manera con una de miguitas de pan de arroz
- Lo siento cielo – murmuro Rubén arrepentido de presentarse de esa manera, era obvio que asusto a su mujer
- ¿Por dónde has entrado? – le pregunto Clara apenas puedo respirar correctamente y dándole un último sorbo al agua, mientras Rubén le dio un bonito beso en la boca sin siquiera dibujar una mínima sonrisa, algo que le hizo pensar a Ginger en lo diferente que era su suegro a Logan en ese aspecto, es que Logan cuando estaba enojado con los gemelos por mucho que dijera que nada tenía que hacer el resto, nunca la besaba como le beso Rubén a su suegra, un beso que se notaba firme e imperturbable como el ceño esculpido en piedra que tenia grabado en la frente
- Por la puerta lateral – contesto Rubén cogiendo al menor de sus nietos como si cogiera un capullo de algodón a tiempo de besar la mejilla de Ginger con delicadeza en un saludo implícito en aquel simple acto – ¿dónde están? – volvió a preguntar mirando por la ventaba
- En aquella esquina – respondió Clara señalando con la mano por la ventaba, volviéndose a sentar en su sitio sin despegar la mirada que tenia obsesionada sobre sus muchachos
- MMM – musito su suegro con disgusto a tiempo de achicar los ojos como si ajustara el juicio de su mirada tomándose su tiempo para repasar la escena y usar todo lo que estuviera viendo como prueba en caso de alegatos
- ¿No vas a ir y hacer algo? – pregunto Clara y Ginger frunciendo el ceño por primera vez en toda la tarde y no porque la vista le fallara sino porque le sorprendió la actitud de su suegra la miro curiosa, parecía desesperada porque el suegro tome cartas en el asunto, incluso la comparo con una emperatriz sentada en su palco alistando el pulgar que dictamine la muerte de los cristianos en un circo romano, porque estaba casi segura que si los chicos ofrecían resistencia el suegrito no dudaría de tomar medidas más drásticas
- Yo sabré – y aquella respuesta le supo mal a Ginger, quizás porque sonó demasiado áspera o demasiado machista, de haber sido Logan seguro ella hubiera reaccionado de mala manera, pero parecía que a su suegra no le importaba porque siguió como si nada, o sea una emperatriz imperturbable en espera de ver un derramamiento de sangre
- ¿Y qué esperas?, que Alexander se termine una cajetilla de cigarros o que el otro soplamoco se meta el cigarro a la boca, porque desde que sé, esta con eso en la mano y no hace otra cosa que darle vueltas al asunto – y Rubén frunció el ceño, eso era lo que quería ver, el también como diablo viejo en escasos minutos observo todos los movimientos de los changos, y se dio cuenta que Alexander era el que más metía esa cochinada a la boca y prendía y prendía cigarrillos repartiéndolos como caramelos a la boca de Pankarita y Ninoska exigiendo que Iván pite el suyo, pero Iván solo levantaba el cigarro, lo miraba hacia caer la ceniza y lo volvía a poner en el borde de la banca, pero prefirió decir otra cosa
- Estoy esperando que ustedes terminen su café y cancelen la cuenta – dijo a tiempo de dejar su tarjeta en la mesa para que su mujer la tome y disponga, estando él nunca permitiría que Clara gaste un peso de su cartera – y luego se vayan a la movilidad de inmediato – la orden iba para ambas, sin siquiera preguntar por si acaso si tenían algo más que hacer juntas o separadas y para reafirmar su orden entrego las llaves de la movilidad en manos de Clara para luego disponerse a salir tras arreglar su sombrero mientras murmuraba – que lo que voy a hacer no va tomar ni dos minutos – y saco del bolsillo o quien sabe de dónde se dijo Ginger aquel macabro instrumento… un simbao de moderado alcance que desenrollado media como unos 60 cm que podían alcanzar cualquier trasero o muslo desobediente – ya les doy alcance – finalizo
- No… no irá a golpearlos con eso ¿verdad? – se atrevió a preguntar Ginger horrorizada, rompiendo su silencio espectador, pero la verdad como que eso le supo a una salvajada – es un delito – murmuro arrepintiéndose de su arrebato sintiendo su cara teñirse de rojo ante sus propias palabras, acababa de darse cuenta que estaba cuestionando a su suegro, pero Rubén ni se inmuto
- Aquí no es delito disciplinar a los hijos pero para calmar tus nervios, utilizare esto solo si es necesario, pero no creo que haga falta por ahora, ambos saben cuan dulce puede ser estito en el trasero – y por fin salió al encuentro de los chicos, mientras Ginger no dejaba de mirarlo en shock, ella creyó que aquella cosa solo era para arrear caballos o mulas
- Quita esa cara de espanto niña, que no los va matar, solo va a asustarlos – sonrió Clara, pero Ginger no estaba muy convencida, sabía que los chicos eran castigados pero no tenía idea de cómo porque nunca estuvo presente – ellos saben que es mejor no desobedecer a su abuelo sobretodo cuando lleva eso en la mano – y Ginger no dijo nada más, se limito a llevarse un bocado de tamal a la boca y sorber su café, lo que acababa de decirle Clara confirmo sus sospechas, a ambos les daban una paliza cuando era necesario
Mientras Rubén pensaba en lo brutos que podían ser
algunas veces sus adolescentes, ¿qué es lo que pretendían? se preguntaba a
tiempo de cruzar la calle, seguro no hicieron maldita cosa de las que tenían
que hacer se repetía mientras avanzaba a paso firme preguntándose en qué
momento aquel par de truhanes se salieron de la casa y en qué momento se
percatarían de su presencia y huirían, pero parecía que la diosa fortuna le
sonreía a él porque ninguno de los dos se percato de su padre hasta que fue
demasiado tarde…
Y como iban a percatarse si cada uno estaba
concentrado en aquel par de mocosas que parecía que los tenían comiendo de la
mano, Iván se había tumbado de largo sobre la banca colocando la cabeza en las
rodillas de aquella chica que se lo comía a besos sin pudor alguno y Lex
parecía que estuviera haciendo un boca a boca pero metiendo humo en vez de
oxigeno a la boca de su chica; Rubén frunció el ceño enojando, esos 4 estaban
dando un espectáculo en público y al parecer a nadie la importaba lo que le
hizo meditar en cuando había cambiado el mundo y sus alrededores, en su época
darse un beso al aire libre era mal visto y peor fumar a tan temprana edad...
¡ah! pero, si Alexander estaba pensando que su gracia le hacía gracia estaba muy equivocado, le iba sonar hasta
quemarle la piel del culo a ver si se le ocurría ponerse un cigarro más en la
boca o siquiera mirarlo.
Pero no tuvo tiempo en especular más de la cuenta
porque cruzar la calle no tomó más de 10 segundos sobre todo tomando en cuenta
el tamaño de las zancadas que daba Rubén asustando a Ninoska que fue quien lo
vio primero.
- Creo que es tu papá – le murmuro a Iván separándose de él obligándolo a incorporarse, Iván le sonrió pensando que le estaba tomando el pelo, pero Nino lo empuja haciéndolo caer a tiempo que repetía histérica jalando del brazo a Pankarita como sacudiéndola – ¡diablos!... es don Rubén
E Iván rápidamente se giro colocando sus manos al
suelo porque acababa de caerse de las rodillas de Nino, parándose ambos como un
rayo, mientras Alexander aturdido por el rechazo de Pankarita se atoro con el
humo del cigarro y le dio un ataque de tos pero aun así el muy pendejo no soltó
el cigarro de entre los dedos.
- ¿Qué pasa hijo? – pregunto Rubén a su lado cuando Lex dejo de toser pero sin recomponerse del todo llevándose aún así el maldito cigarrillo a la boca nuevamente teniendo los ojos todo rojos e irritados y la piel pálida de enfermo de tal manera que parecía una versión humana de Pinocho tras fumar un habano – ¿haciendo cosas de grande? – le dijo quitándole el cigarro de la boca llevándose el mismo a la boca, dándole una calada profesional, ¡mierda! ¿hace cuanto que no fumaba?, ¿tres décadas o más? se pregunto mentalmente, bastante tiempo oyó la voz perdida de su consciencia, con eso en mente decidió sacarle “provecho” a la travesura de su hijo, aspirando hondamente el corazón de fuego de aquel raquítico cigarrillo, paladeando el humo en sus papilas y paladar antes de meterlo a sus pulmones y exhalarlo por sus fosas nasales mirando a su hijo con una ceja levantada mientras le decía sin levantar la voz – mamá está en el cafecito, ¿gustan un pastel? – sarcasmo total porque señalo el lugar justo con la mano que tenía el simbadito enlazado en su muñeca… hombre de campo al fin que azuza su montura a la vieja usanza y el mensaje quedo claro y los chicos se miraron asustados y negaron con la cabeza como locos – ya me lo imaginaba – murmuro volviendo a fumar pero esta vez con una calada corta tirando el pucho aplastándolo con el taco de sus botas mientras miraba al par de gatas que se habían quedado mudas y como estatuas en su sitio – y ustedes señoritas ¿no se les antoja un pastel o un juguito? – pregunto más por cortesía que por otra cosa y los chicos sabían que su padre estaba enfadado porque la sonrisa dibujada en su cara no llegaba a sus ojos y solo era amable con las chicas porque estaban en una plaza y era amable con ellos por estar delante de ellas, sino ya era pensó sobre todo Alexander a quien le escena se le hizo familiar, misma plaza, mismo cigarro, solo que papá aquel entonces no le quito la villa con la delicadeza de hoy, ese día le hizo volar no solo el cigarro sino los mocos de un guantazo que ardió la piel hasta llegar a casa
- No Don Rubén, muchas gracias – murmuro Ninoska al final, atreviéndose a tomar el control de la situación o por lo menos hacer el intento – nosotras ya nos tenemos que ir – anuncio
- Si, tenemos que viajar – agrego Pankarita mirando su reloj, ufff era más tarde de lo previsto, tenían que volver a casa de inmediato, de no ser por don Rubén seguro perderían el viaje – … nos… nos vemos en otra Alexander – murmuro mirando de soslayo al padre de su novio mordiéndose el labio inferior y tanto ella como Lex miraron a Rubén expectante, pero si ambos estaban esperando un poco de compasión de su parte y que le diga acompáñala estaban fritando monos, en vez de eso se ofreció de chofer
- ¿Quieren que las lleve? – pregunto Rubén y las chicas negaron rápidamente, eso solo les traería muchos problemas encima, porque tenían la impresión de que Don Rubén insistiría en saludar a sus padres y quizás hacer caer la bomba en el momento preciso
- No don Rubén muchas gracias, no es necesario, ya nos vamos por nuestra cuenta – como siempre fue Nino quien se adelanto y Rubén achico los ojos, Nino era bastante madura y centrada mientras Pankarita era como Lex, un desparpajo total que ahí mismo donde estaban, estando él delante, no dudo en coger la mano de Lex y empanadear descaradamente… esos dos eran tal para cual
- Entonces les pido un taxi – se ofreció Rubén sacando su billetera
- Oh, no, no… no se preocupe – siguió Nino – si estamos a tres cuadras, llegamos caminando, mejor nos vamos ya – agrego y se acerco al suegro toda corajuda plantándole un casto beso en la mejilla, claro que tuvo que parase de puntillas y Rubén agacharse, al final Pankarita termino haciendo lo mismo soltando a Lex de mala gana, despedirse del suegrote como lo llamaba para nuevamente acercase a su amorcito y plantarle un tierno piquito en los labios haciendo que el mocoso se sonroje lo mismo que Iván pese a que Nino prefirió darle un beso en la mejilla
- Bueno pues, entonces nosotros también nos vamos – les respondió Rubén y se giro para mirar a sus gemelos, ahora sin la máscara de la cortesía y les hizo un gesto con la cabeza para ir a la cafetería, porque ni Clara ni Ginger se habían movido del café, la razón quien sabe, quizás curiosidad o quizás simplemente no tenían ganas de lidiar con los gemelos o ser testigos más allá de la ventana de lo que iba a pasar
- ¿A dónde vamos? – se animo a preguntar Lex
- A recoger a vuestra madre y a Ginger y luego a casa y de ahí directito a mi dormitorio
Y empezó a caminar por delante sin girarse y los
chicos apuraron los pasos mirándose de soslayo sin atreverse a decir nada,
además no tenía caso, digan lo que digan no podrían justificarse y así
cabizbajos siguieron a su padre, pero Rubén dándose cuenta de que no sería
prudente entrar con ellos donde estaban su madre y Ginger prefirió enviarlos a
la movilidad y que lo esperen ahí, él iba a despedir a su mujer y su nuera y de
paso pedirles las llaves.
- Van a ir a la casa o todavía – quiso saber y Clara llegando a la misma conclusión que él, que no era bueno abordar el tema delante de Ginger se invento cosas que hacer
- Aun tenemos que comprar – contesto mirando a Ginger y ella que tampoco quería estar de testigo le dio la razón
- Si, además debo ir al correo – dijo Ginger
- Bueno entonces, yo regreso a casa
Y se volvió sobre sus pasos pidiéndole solo la llave
a Clara, dejándole su tarjeta de crédito en un silencioso permiso para gastar
en lo que guste, confiando siempre en el buen tino de su esposa para hacer las
compras y se encamino a la movilidad esperando que los chicos estén ahí, pero
cuando llego solo estaba Iván, Alexander había corrido a la siguiente cuadra a
la casa de Pankarita, pensando que aun tenía tiempo de despedirse y con suerte
volver al mismo tiempo que papá, pero besitos por aquí y besitos por allá su
padre llego más antes y se quedo esperándolo sin dejar de mirar el reloj… cronometrando
su tardanza… diez minutos, diez minutos fueron los que se tardo Lex en regresar
poniendo a Iván nervioso, lo único que agradeció de aquello su gemelo, fue que
papá le abrió la puerta para que vaya atrás reservando el asiento del copiloto
para Alexander…
- ¿Y? – fue lo único que dijo antes de azotarlo ahí mismo en la calle apenas Alexander se acerco a su destino, sabía que era mejor no empeorar las cosas
- ¡papá yo!...
- RWAS – y un solo rebencazo le llegó en las pantorillas, papá no iba a tocar el trasero o los muslos todavía, además sonarles en las pantorrillas se reservaba siempre para las malas andadas y esta dejo el mensaje grabado en relieve
- AAAAUUUU es que tenía que despedirme – se justifico bajando la voz tras el grito y la vergüenza de que la gente lo vea
- Y yo te dije que me esperaras aquí, ahora ¡suba de una vez!...
Y le abrió la puerta del copiloto y como era de
esperarse a Alexander le faltaron pies para subir al lado de su padre
frotándose la picadura y aguando los ojos.
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