Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 15 de Marzo del 2019.
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Capitulo 310
Memorias de una vieja herida
Memorias de una vieja herida
Autora: Marambra
Yhanku sonrió tímidamente a Logan tras la pausa que el
corto sorbo de café caliente y amargo lo obligó, mientras Logan asimilaba lo
que Yhanku acababa de contarle tratando de imaginar la escena… imaginar aquel mozo
sentado a su lado en total desamparo emocional a tan temprana edad, fue
chocante y duro al mismo tiempo que no pudo evitar darle un abrazo cargado de
cariño y empatía, un abrazo protector, de apoyo, de decir… puedes contar
conmigo, un abrazo de hermano mayor con amor incondicional, un abrazo como el
que recibió Lorenzo de parte de Yhanku aquel entonces, después de la paliza que
papá Arturo le dio…
Yhanku había salido corriendo de la casa confundido
con una sola idea en la cabeza, hablar con Rubén… pedirle que le firme aquella
nota y que vaya a la escuelita para decirle a todos que era su hijo, y que solo
estaría con su mamá hasta fin de año, una ilusión que anido en su corazón cuando
su madre en un arrebato le dijo aquello solo para salir del paso algunos meses
antes.
- ¡Claro que tenés
padre!... ¿Quién dijo que no?, tu padre es el choco, el alemán – aseguró Narda mientras lavaba ropa a un Yhanku que
atento llevaba la cesta de ropa de un lado a otra para hacerla secar sobre las
piedras
- ¿Qué es esa palabra? – quiso saber Yhanku pensando en la nueva palabra… el
alemán
- ¿Qué palabra? – Narda frunció el ceño sin entender a su hijo
- Alemán – murmuro atenta a la respuesta de su madre
- Así le dicen a tu padre la gente… el alemán, el nazi
- ¿Pero quién es él? –Yhanku cada vez estaba más confundido y ansioso, la
idea de tener un padre le causaba expectación y alegría al mismo tiempo, pero
también un profundo temor
- El amigo de tu tata, ese
que le dice papá Arturo, el Rubén – respondió
ella sin pensar siquiera en el mínimo daño que le hacía a su hijo
- ¿Y porque no vive
conmigo? – pregunto
inocente, siguiendo simplemente su lógica de niño tras hacer memoria sobre cuál
de los amigos de su abuelo se trataba, teniendo en mente la figura del hombre
en cuestión aunque sin recordar bien los rasgos de su cara – mi amigo el
Javi vive con su papá y su mamá
- Porque tiene otro hijo y
le da todo a él – declaro sin
ponerse a pensar en las consecuencias de aquellas palabras vertidas al azar
- ¿Entonces tampoco me
quiere? – aseguro más para
si que para su madre, pensando en el rechazo de Illien padre y como a veces
Lorenzo sacaba a colación aquello, e hizo caer el balde menos mal vacío
empezando a llorar, Narda iba a retearlo pero dos cosas lo frenaron, la llegada
de Arturo de los campos a los que fue a trabajar y las lágrimas que Yhanku
empezó a derramar y antes de que su tata pregunte de que lloraba ella se apuro
a limpiarle la cara mientras hacia una imprudente promesa imposible de cumplir
- Claro que te quiere, sos
su hijo – le dijo apretando
su pequeña nariz para limpiar los mocos con el borde su propia ropa
- ¿Pero porque no viene
entonces? – quiso saber
haciendo un puchero y terminando de limpiar sus ojos con el dorso de su brazo
quemado por el sol
- Porque ahora está
trabajando y cuidando a su otro hijo que de nada se enferma – aseguro con tal seriedad que Yhanku que la miraba
atento con los ojos expectantes se creyó todas y cada una de sus palabras – así que no me
llore… además los machos no lloran y vos sos machango – le dijo
mirando de reojo a Arturo que como costumbre era a esa hora, tiro sus botas a
un lado y jalo una toalla del alambre para ir bañarse antes de almorzar, pero
intuyendo que Yhanku pueda decir algo se apuro a soltar aquella promesa imposible
de cumplir
– pero vos no tenés de que preocuparte, que a fin de año vendrá a llevarte a su
casa pa que vivás con él, que pa eso es tu padre y sino viene yo misma te llevo
a su pahuichi y te dejo a su cuidao, que también es tu derecho disfrutar de su
riqueza… ahora ande al gallinero y sáqueme los huevos de la pata, que hoy he
cocinao lo que tanto te gusta… majao – y le beso la frente con
cariño distraída y le pego un manotazo cariñoso en el trasero como un impulso
para que se apure, pensando que Yhanku olvidaría en algún momento aquel
imprudente juramento que en su simpleza ella no registro como tal
Pero Yhanku no lo había olvidado y esa tarde que
salió corriendo de la casa, las palabras de su madre resonaron en sus oídos ya
no como una promesa sino como una amenaza y freno en seco a mitad del camino paralizado,
sintiendo su corazón galopar arrebatado por el enorme desasosiego que lo
invadió, ¿y si buscaba a Rubén en casa y le decía que era su otro hijo, lo
retendría ya no más para vivir juntos?, porque en lo más intimo de su
corazoncito no había duda de que ese hombre era su padre y todo porque su madre
se lo había dicho y la palabra de su madre era tan sagrada como la de su abuelo
y fue por ese pensamiento que el miedo lo invadió entero y se puso a llorar
pensando que si eso pasaba, que Rubén lo retenía para vivir con él, lo más
seguro era que no iba a volver a vivir con su abuelito, ni con sus hermanos
menores y de pronto la idea de ser hijo del Nazi no le gusto para nada y en ese
dilema emocional lo encontró su abuelo.
- ¡0H! mi Yuyo – murmuro su abuelo apenas lo vio ahí como un pollito
perdido, él sabía muy bien que cualquier cosa que tenga que ver con su padre
biológico lo afectaba de una y otra manera, así que decidió por el mimo antes
que el enojo – ¿quién ha hecho llorar a mi hirpita? – le
susurro al oído a tiempo de sentarse a su lado, alzándolo para ponerlo sobre su
regazo, abrazándolo mientras besaba su frente, en tanto Yhanku escondió su
rostro en el pecho de su abuelo para llorar abiertamente y disculparse
- Lo sieeeento – fue lo único que dijo y Arturo no necesitaba
preguntar la razón, los ojos de su nieto lo decían todo, así que lo sostuvo cerca
suyo, mimándolo con palabras dulces y tiernas que poco a poco fueron calmando
aunque no del todo, el dolor de su pequeño y tierno corazón
- ¿Porque m´ijo?... ¿mmm?
– murmuro cogiendo el pequeño
mentón de su nieto adorado
- Es que quiero que mi
papá firme mis notas de la escueeeela, pero también tengo miedo de que me lleve
lejos – se puso a llorar
y miro a su abuelo con la culpa titilando en los ojos
- Pero Yuyo, ya hemos
hablado de eso chichilo, tu padre vive leeeeeeeeejos – respondio a propósito alargando aquella palabra para
que entienda lo que significaba la distancia – él está en otra ciudad, más lejos que
Portachuelo o Roboré – Arturo bajo la voz, arreglando su pelo
despeinado de correr – y no te va a llevar a ninguna parte mi pollito, yo no
le voy a dejar – prometió intuyendo que aquello lo asustaba – además
siempre te firmo yo las notas – agrego pensando que bueno,
escribir su nombre era lo único que sabía hacer y cuando necesitaba leer alguna
cosa, confiaba ciegamente en Clara
- No tata, no vive tan
lejos, vive allá al frente de donde fuiste a marcar las vacas – le dijo cogiendo la mejilla de su abuelo en su
pequeña mano tan serio como si le estuviera dando una nefasta noticia de último
momento
- ¿Dónde hijo? – Arturo frunció el seño ante la aseveración del
pequeño y Yhanku claro lo cogió de la mano empezando a caminar tomando el
sendero más estrecho porque lo que Arturo supo a donde iba, total aquel camino
llevaba a las dos haciendas más grandes de Warnes la de Rubén y la de Nazario
- Allá abuelito
- ¿Y quién te dijo que ahí
estaba su padre? – pregunto por
si acaso, aun cuando ya se imaginaba la respuesta
- Mi mamá – contesto inocente sin disminuir el paso
Pero antes de que alguno de los dos pueda decir algo
más al respecto, se apareció Rubén montando a caballo, acababa de revisar los
predios y regresaba a casa por el atajo, haciendo que Yhanku se asuste, algo en
aquella silueta le recordó las palabras de su madre.
- ¡Papá Arturo! – grito Rubén ajeno al dilema del muchacho, apurando
el trote pensando que quizás Arturo este de ida a la hacienda
- ¿Quién es abuelito? – quiso saber Yhanku aunque ya lo sabía, ese hombre
era Rubén, y aquel simple conocimiento hizo que su corazón lata a mil por hora
arrebatado, de pronto la idea de estar cerca de su supuesto padre lo estresaba
y se vio dividido entre el dilema de saltar a sus brazos y reclamarlo como
padre o huir de aquel extraño
- Ese señor es mi amigo,
Don Rubén… el alemán – le respondió
mirándolo a la cara para ver su reacción y Yhanku como era de esperarse se
agarro de la pierna de su abuelo como si fuera un salvavidas y escondió su cara
a nivel de su cadera sin querer mirar al amigo de su abuelo, para él, Rubén
montado en caballo se veía tan enorme que bien podía ser confundido con un ogro
come niños
- No dejés que me lleve
tata, no quiero irme con él – empezó a gemir asustado con ganas
- No te va a llevar a
ningún lau mi´jo – respondió
Arturo alzándolo en brazos y claro Yhanku por instinto metió su rostro en el
cuello de su abuelo, calmándose con el familiar aroma de su tata, apretando sus
bracitos como un collar alrededor de él, casi asfixiándolo
- ¿Estás seguro? – murmuro mientras su corazoncito se aceleraba al
ritmo que imprimían los cascos del caballo de Rubén, poniéndolo más y más
nervioso
- ¡Claro que si!, ¿Por qué?
– respondió acomodando a su nieto en sus brazos debido al peso del muchacho
- Es que mi mamá me dijo que ese señor es mi papá y ahora que lo veo, no quiero irme con él
- Eso no es verdá Yhanku, ese señor no es tu padre, tu mamá te ha mentido
Contesto Arturo a tiempo de querer bajarlo de sus
brazos y no porque el niño pesara para sus fuerzas, su pequeño ese entonces era
peso pluma consecuencia de la terrible diarrea que le dio por beber agua del
río, pero era claro que Yhanku no quería abandonar por nada del mundo los
protectores brazos, así que Arturo suspiro resignado reacomodándolo mientras
Yhanku volvió a apretarse a su cuello mucho más nervioso porque Rubén acababa
de apear su caballo en la barda y venia a su encuentro.
- ¿Le paso algo al niño
papá Arturo? – pregunto Rubén
con el ceño fruncido extendiendo la mano para coger a Yhanku, pero Arturo le
guiño un ojo contestando
- Tiene un poco de mimitis
nada más – le sonrió
murmurando –
vamos chichilo, ¿no sabés saludar? – pregunto
ahora si bajando a Yhanku del brazo, pero el niño no se separo de su abuelo
desconfiado y siguió escondiendo la cara en la cadera del viejo
- Hola señor – saludo tímidamente moviendo su manito, pero sin
querer mirarlo, algo que llamo la atención de Rubén que intuyendo que algo
sucedía, prefirió no decir nada
- Hola Yhanku, ¿quieres un
dulce? – le pregunto
sacando del bolsillo una barra de chocolate que compro para Logan, pero que con
gusto le daría al pequeño Yhanku, sabía que le gustaban y él adoraba ver a los
niños con la cara cubierta de chocolate disfrutando de su sabor
- ¿Puedo abuelito? – pregunto tímidamente asomando su rostro de la cadera
de su abuelo, pero sin poder disimular la emoción que brillaba en sus ojos ante
la perspectiva de comer chocolate
- Si, puedes, puedes – alentó Arturo a Yhanku a acercarse a Rubén – ¿qué se dice?
– le pregunto apenas Yhanku cogió la barra prácticamente
arrebatándola de la mano de Rubén para volver a la seguridad del cuerpo de su
abuelo, pero no por el ansia de comer, sino por miedo a que Rubén lo coja del
brazo, salte a su caballo y se lo lleve lejos a todo galope tan rápido y ligero
como su corazón latía
- Gracias señor – respondió volviendo a ocultar su rostro en el cuerpo
de su abuelo pero abrazando la barra de chocolate como si de una barra de oro
se tratara
- De nada Yhanku – respondió Rubén tratando de despeinar su pelo como solía
hacerlo con Logan y alguna vez con los chicos de Arturo las pocas veces que los
veía; extrañado pero, de la asustadiza reacción que tuvo Yhanku que se encogió de
inmediato como si tuviera miedo a ser golpeado y miro a Arturo con curiosidad,
quien entendió la pregunta suspendida en sus ojos
- Vaya a darle un trozo de
chocolate al caballito – su
abuelo lo empujo suavemente, sonriendo para que no desconfíe – vaya mi´jo – insistió
cuando Yhanku lo miro como suplicando no separarse de él – vaya, rapidingo, que yo voy a hablar un
rato con el señor
- ¿Pero no me vas a dejar
verdad? – pregunto casi con
pánico en la voz, como si su abuelo estuviera tramando un plan para dejarlo
- No te va a dejar en ningún
lado Yhanku, tu abuelo y yo solo vamos a charlar de trabajo nada más – esta vez fue Rubén quien hablo, pensando que tal vez
si él decía eso no desconfiaría, pero la respuesta de Yhanku lo dejo seco
- Es que no quiero irme
contigo – Yhanku se había
armado de valor para decir aquello
- ¡Yhanku! – lo
freno su abuelo antes de que su nieto diga algo más y surtió efecto, Yhanku se
calló y se puso a mirar sus pies avergonzado – vaya a sentarte allá a comer calladingo
su chocolate – ordeno apuntando un tronco viejo y pelado bajo un
árbol
Y como era de suponer Yhanku obedeció sin rechistar,
pero sin dejar de mirar desconfiado a su abuelo siguiendo todos sus
movimientos, Arturo consciente de las emociones de su nieto le conto a Rubén lo
que había sucedido, provocando emociones encontradas, primero enojo contra
Narda por actuar de tan mala manera y jugar con los sentimientos de un niño y
segundo desasosiego, porque aun cuando su lado racional negaba la posible
paternidad, su lado más íntimo anhelaba aquello, sobre todo porque aquella
época, él y Clara buscaban con ansia el nacimiento de un nuevo niño que alegre
su hogar sin éxito pese a todos los esfuerzos médicos y divinos a los que se
entregaron ambos.
- No puedo creer que haya
hecho eso, ¿pero qué carajos le sucede a esa loca? – pregunto Rubén enfadado, pensando que si tenía a
Narda delante le gritaría unas cuantas verdades – disculpe papá Arturo, es tu hija… pero
me saca de quicio – dijo cuando se dio cuenta de su arrebato
le jalo la lengua con quien menos debía
- No te disculpés que no
has dicho nada más que la verdá, es una loca de mierda – afirmo golpeando la espalda de Rubén con ese cariño
suyo de siempre – que le voy a hacer, es mi castigo – dijo elevando
una mano, como dándole una explicación mística a las acciones incoherentes de
su hija –
seguro algo hice mal en mi pasado – murmuro sin esperar
respuesta y Rubén solo movió la cabeza y fijo sus ojos sobre Yhanku
- ¿Quiere que hable con su
chichilo? – pregunto volviendo
su mirada sobre el rostro del viejo, quien contemplaba a Yhanku sentadito inocente
comiendo un pedacito de chocolate
- NO, no hay necesidad, ya
le dije yo que vos no sos su padre, aunque vos sabés que diera un mundo porque
lo fueras – ese no era un
secreto para nadie
- ¡Ay tata Arturo!, yo
también – y con eso confeso
su secreto deseo, pero ninguno ahondo más en el problema, cambiando bruscamente
de tema – pero
lo que importa es él y es mejor que se le diga la verdad y quizás sería más
fácil si yo se lo digo – agrego atando cabos, la actitud de
Yhanku se debía a la desconfianza
- NO, no es necesario… él
tiene que aprender a aceptar mi palabra como ley, además si vos se lo decís él
sabrá que hemos hablado de esto y no creo que sea de su agrado, el tema de su
padre es su punto débil y me temo que será así por mucho tiempo – suspiro con tristeza mientras Rubén miraba con
compasión a ese pequeño niño
Desgraciadamente lo dicho por Arturo fue como una
vaticinio en la vida de su nieto, con los años Yhanku dejo de hablar y preguntar
sobre su padre biológico porque la respuesta era dura para él y dolía mucho
pero el hecho de no preguntar no significaba que haya dejado de pensar en ello
y en la fantasía de ser hijo del alemán y ahora que creía superado por fin el
tema, Illien Tomonovich había reaparecido en su vida poniéndola de cabeza y no
solo eso, enemistándolo con su hermano menor y de eso conversaba con Logan al
llegar a la casa del abuelo y pillarse con un Jacinto bravucón que apenas lo
vio empezó a gritarle y acusarlo de egoísta buscando pelea, quizás empujado por
el orgullo maltrecho por el único cinturonazo recibido de Yhanku en casa de
Rubén que lo empujo a desobedecer y agarrarse a puñetes en tierra ajena.
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