El Jefe
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Julio del 2016.
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Capítulo 10
Final de temporada
Final de temporada
Los años vuelas, la vida pasa
y nuevos problemas llegan
y nuevos problemas llegan
Autora: Little Hoshi
- Me mata, fijo que me mata – dijo Victor nervioso a su hermano. Ernesto miró el estado del coche de su padre, miró a su hermano, miró de nuevo al coche
- Sí, papá te mata – dijo muy serio
- Genial, Ernie, genial, eres un gran consuelo – dijo Victor mientras miraba de nuevo el coche con ganas de llorar – ¿y si le decimos que fuiste tú?
- ¿Tú estás loco? ¡Sí, claro, y que me mate a mí!
- A ti no te hará nada, ya eres grande, tío – dijo desquiciado
- Hombre, por supuesto – dijo con sarcasmo – …es de papá de quién hablamos – Victor puso una mueca de fastidió – No tío, tú te has metido en este marrón solito, tú te las apañas… ya te dije que esa zona era muy mala para aparcar, que mejor tomaras un taxi, pero tú tenías que ir en el cochazo nuevo de papá.
- No me vengas ahora con sermones, no estoy para sermones Ernie, joder, piensa algo…que para algo eres el genio.
- Tío, un genio de la lámpara es lo que tú necesitarías y no uno de los ordenadores.
- ¿Y no podrías hacer un programa informático que hiciera desaparecer esos arañazos y esa abolladura? – Victor estaba tan fuera de sí que ni se paraba a pensar lo que decía
- Si, espera que saco mi Tablet y me pongo – y le dio un collejón a su hermano por idiota
- Aauuuu
- Mejor agarras el teléfono y llamas al seguro a ver si hay algún garaje 24 horas que puedan arreglar eso – dijo negando con la cabeza
- Sí, claro, cómo no había pensado, ¡Eres un puto genio Ernie! – dijo plantándole un besazo a su hermano. Ernesto los apartó de inmediato y se limpió la cara con asco
- Si, vale, pero ya puedes ir pensando que le dirás a papá, cuando mañana vaya a agarrar el coche para ir al trabajo y no lo vea allí. Con lo que le gusta ese coche…
- Tío, cúbreme, llévatelo tú, pon alguna excusa no sé…
- ¿Y que hago le vendo los ojos al llegar al garaje¿ ¡Victor, que es un puñetero mercedes! Que se ve a lo lejos, que no son unas llaves o un teléfono – enumerando cosas que su hermano solía perder – …imposible que pase por el garaje y no vea que falta – Ernesto a veces se sorprendía que su hermano fuera capaz de atarse los zapatos solos
- Mira, tío, mejor lo llamas y le cuentas, sabes que se va a acabar enterando y sabes que se cabrea aún más cuando intentas ocultarle algo – dijo Ernesto haciendo de consciencia de su hermano
- No puedo.
- ¿Por qué no? – dijo cansado
- Porque me mata
- Eso ya quedó claro…estás muerto. Ahora llámalo – dijo alargándole su propio teléfono
- No, tío…tiene que haber otra forma.
- Si, pero la protección de testigos no abarca los arañazos ni las abolladuras – dijo intentándose no reír
- Gilipollas
- Imbécil – y empezaron a pelearse como cuando eran pequeños – ya, ya, ya, para, Ernie, para – y Ernesto se detuvo pero aún se reía ¿Era él tan patético a los 17 como lo era Victor?. En ese momento llegaron Olga y Alessandro. Olga se quedó mirando el coche de su padre y se hacía cruces. Aquella abolladura se veía bien fea
- ¿Cuál de los dos lo ha abollado?
- Abollado y arañado – le dijo Ernesto enseñándole la puerta del acompañante. Y entonces Olga supo que había sido Victor
- Oh dios, Victor, papá te va a matar – dijo poniéndose las manos en la boca como si fuera un gran secreto que se acabara de escapar
- ¿No te dijo tu viejo que si ponías un dedo en su coche nuevo te iba ha reconocer por tus placas dentales? – preguntó Alessandro, el novio de Olga
- ¡Alessandro, muérete, rico! – le dijo Victor con desprecio, pero tanto Alessandro como Olga como Ernesto lo encontraron gracioso
- Espera, espera, que esto mejora por segundos ¿lo cogiste sin permiso?
- Es que…papá no me lo deja, dice que mientras tenga la licencia provisional solo puedo coger la carraca esa de Olga
- Eyyyy – dijo Olga Ofendida – esa carraca está aún genial. Y tu al menos no has tenido que compartirla – dijo mirando a Ernesto
- Ya me extrañaba a mí que papá te lo hubiera dejado… – dijo Ernesto alzando una ceja – Tío me has hecho cómplice, como me las cargue yo, por tu culpa, te enteras.
- Tío, no seas ridículo, tu ya ni vives aquí, además no te las vas a cargar porque papá no se va a enterar. Llamaremos como has dicho a un mecánico, lo arreglaran y mañana por la mañana lo volveré a dejar aquí y no se enterará.
- ¿Tu no has ido a muchos talleres mecánicos, verdad? – dijo Alessandro alzando una ceja
- No, porque – dijo un poco asustado
- Pues que de tres días , no bajan, no existen los talleres mecánicos express, jejeje. No con este tipo de coches, no si quieres que la garantía siga estando vigente, porque si no es uno de los talleres autorizados por Mercedes, ya te puedes despedir de la garantía de 5 años
- Genial, nunca he soportado los picapleitos, y tú te tienes que liar con uno – le dijo Victor enfadado a su hermana
- Ni caso, va a morir – dijo y tiró de Alessandro hacia el ascensor
- ¿No irás a subir, no? – dijo en pánico Victor
- Si – dijo Olga mirando a su hermano pequeño con cara de no entender
- No puedes subir.
- A ver, enano ¿Por qué no puedo subir? – Alessandro sonrió, le hacía gracia que Olga llamara enano a Victor cuando Victor era el más alto de todos
- Porque me tenéis que ayudar.
- Ah, no. Eso sí que no, que aún me acuerdo la última vez que “te tuve que ayudar” estuve sin tarjetas casi un mes – dijo Olga que para ella ese era el peor de los castigos
- Joder, Olga, que rencorosa de eso hace ya casi 3 años.
- 2 hace, dos, y nos subimos para arriba, que mamá ha hecho pescado y sabes que se pone de muy mala uva si llegamos tarde.
- ¿Pescado? – dijo Ernesto con cara de asco – seguro que eso ha sido cosa tuya, maldita bruja – le dijo a Olga
- No seas infantil, a mamá le gusta el pescado, eres tú el rarito – dijo sacándole la lengua
- Chicos haya paz – dijo Alessandro que al ser hijo único no entendía nada de ese rollo que se llevaban su novia y sus futuros cuñados
- Yo me subo, Ernie yo si fuera tú subiría también – dijo Olga volviendo a caminar del bracito de Alessandro hacia el ascensor – …con un cadáver por noche hay suficiente.
- No, Ernesto, por favor, no me abandones – dijo Victor poniendo carita de cachorrito abandonado. Esa carita funcionaba cuando tenía 5 pero ahora con 17 años, ya no era tan efectiva
- Es que mamá cabreada…
- Tienes 22 años Ernesto, no me jodas que te asusta mamá
- Mortalmente – le dijo muy serio y tras darle una palmadita en la espalda – macho, estás solo, es un apena que ya no viva aquí, sino ahora tendría una habitación cacho grande para mí solo.
- Gilipollas – dijo entre dientes Victor y Ernesto se apresuró un poco para alcanzar a su hermana y a Alessandro
Victor se quedó delante del coche un buen rato antes de salir del estupor y llamar al
seguro. Los tipos del seguro le dijeron que podía llevar el coche al taller
mañana por la mañana a primera hora y allí verían de que se trataba y se lo
cubría el seguro. Aunque Victor casi imploró si podía llevarlo en aquel momento
al taller y que lo repararan de urgencias, incluso se ofreció a pagarlo de su
bolsillo, dejando aparte el seguro de su padre…le informaron que eso no era
posible. Tras colgar Victor miró de nuevo al coche, imposible que su padre no se
diera cuenta. Los ojos se le humedecieron, estaba a punto de llorar, pero si
entraba llorando su padre aún se iba a enfadar más. Además estaba Alessandro.
- Buenas noches – dijo Victor asomando la cabeza en el comedor donde ya estaban todos cenando
- Buenas noches, hijo ¿estás son horas? Creo que te dije que esperaba que fueras puntual. ¿y dónde demonios estabas? tu hermano llegó hace más de media hora – su madre empezó a reñirle nada más verlo y no paró hasta que el chico finalmente empezó a comer
- Victor ¿Va todo bien? – preguntó Simón al ver la cara de situación de Victor. Olga miró disimuladamente a Ernesto. Ernesto le indicó con los ojos que no se metiera, cosas que solo los mellizos saben hacer
- Si, papá – Victor dijo sin mirarlo directamente a los ojos – Solo que lamento haberme entretenido – dijo mirando a su madre y ella se dio por satisfecha la verlo tan arrepentido. Simón decidió dejar el tema, sería alguna de esas cosas de adolescentes
- ¿Ernesto, vas a quedarte hasta el domingo o marcharás mañana?
- Mejor marcho mañana, ya sabes me gusta tener al menos un día para descansar
- Uyy si que estarás muy cansado, si esta semana no has tenido que hacer nada, mesa puesta, ropa limpia, nevera llena, chofer personal,… – empezó a decir su madre que no entendía porque su hijo no quería quedarse hasta el Domingo
- Jajaja, venga, mamá, si no me quejaba de eso, solo es que… – Simón miraba divertido como su hijo lidiaba con su madre. Echaba de menos esos momentos – quiero estar totalmente descansado cuando el lunes regrese al trabajo.
- Pamplinas – dijo Lucia echándole una mala mirada a su hijo
- ¿pamplinas? Uyyy que fina nos hemos vuelto – dijo Ernesto riéndose
- No te rías de tu madre que aún puede darte un buen capón.
- Si me agacho dirás jejeje
- Ernesto, cállate anda, tengamos la cena tranquilita, cuando vienes siempre lo alteras todo – Olga dijo rodando los ojos. Ella estaba acostumbrada a todo ese estira y afloja, pero su novio no. Cuando iban a cenar a casa de los padres de Alessandro todo era paz y tranquilidad y conversaciones interesantes y culturales
- ¿YO? – dijo fingiéndose ofendido. Olga ni se molestó en contestarle
- Alessandro ¿Le diste aquellos zapatos a tu madre?
- Sí, señora. Le encantaron, me pidió que le diera las gracias, imposible encontrar ese modelo en ninguna zapatería de aquí. Lo cierto es que son bonitos, pero no entiendo que tiene mi madre con los zapatos, tiene toda una habitación llena de ellos
- Las mujeres y los zapatos y los bolsos, jamás tienen suficientes – dijo Simón riéndose
- Querido me puedes recordar cuantos relojes tienes, porque la última vez que mire solo tenías una mano izquierda – dijo riéndose con malicia
- Ok, ok…tablas – dijo Simón contento de tener a su familia reunida. El resto de la cena estuvo lleno de risas y anécdotas. Todos estaban muy felices, menos Victor que apenas participó en la conversación. EL tenía otras cosas en la cabeza – bueno, qué tal si vamos a hacer una copita a la terraza hace una noche esplendida
- Yo les acompañaré, pero en vez de esa copita, mejor me tomo un cafecito…después he de conducir
- Pues un cafetito pues – dijo Simón contento levantándose de la mesa y dirigiéndose a la cocina para preparar las copas y el café. Simón estaba muy contento con la elección de Olga. Alessandro era un buen chico, estudiaba medicina como ella, por lo que era listo y además su familia era muy agradable
- Eyyy papá que yo después no he de conducir, que tal si sacas esa botellita de Brandy que te regalaron por Navidad – dijo Ernesto. Simón alzó una ceja pero se dio cuenta que Ernesto tenía 22 años, y que probablemente se bebiera alguna que otra copa cuando le apetecía, además como había dicho él aquella noche no iba a ninguna parte
- Dos copas, pues
- Tres – dijo Olga con cara de pillina, aunque no le hacía mucha gracia el brandy, no iba a dejar que Ernesto fuera el único en beber con su padre aquella noche. Simón la miró sorprendido, pero no dijo nada. Lucia rodó los ojos, ¿Esos dos nunca iban a dejar de competir por todo?. Simón de repente miró a Victor, normalmente habría intentado que le sirviera a él también una copa como a sus hermanos mayores, pero en vez de eso estaba llevando las cosas de la mesa a la cocina. Sin que nadie le hubiera dicho nada. Ahí pasaba algo
- Hijo – dijo Simón al entrar en la cocina y ver como Victor metía algunos platos en el lavavajillas – a ver, qué pasa y no me vengas con nada que es evidente que hay algo que te está reconcomiendo – dijo mientras ponía la cafetera
- Porque no lo dejamos, para luego. Para cuando estemos solos ¿eh?
- Ahora estamos solos – dijo con una sonrisa tierna, esperando que su hijo se abriera a él
- Papá por favor… – le suplicó porque sabía que si confesaba en ese momento a su padre le iba a importar tres pepinos que el noviete de su hermana estuviera a pocos metros y pudiera oír los gritos y…bueno que pudiera oírlos
- Como quieras hijo – dijo no muy convencido – ¿Te apetece tomar una refresco con nosotros en la terraza o prefieres ir a tu cuarto?
- Mi cuarto – respondió Victor muy seco
- Ok, entonces deja eso, y ve a despedirte de Alessandro, cuando se haya ido ya me contarás que es eso que te tiene tan preocupado – dijo pellizcándole la nariz como hacía al principio de salir con Lucia
Simón,
Lucia, Olga, Alessandro y Ernesto estuvieron un buen rato conversando a la luz
de las estrellas. Realmente hacia una noche agradable y habían un montón de
cosas que ponerse al día. En un momento de la noche Alessandro miró su reloj,
casi las doce ya, y al día siguiente tenían una conferencia de optometría que
prometía ser muy pesada. Así que empezó a despedirse de la familia de Olga y
después otro rato en el garaje despidiéndose a solas de Olga. Ernesto sabía
como era su hermana y sabía cómo exactamente se estaba despidiendo su
hermanita. Al menso aquel Alessandro no era un capullo integral como aquel tipo
con quien salía hacía unos años.
- ¿Sabes tú qué le pasa a tu hermano? – dijo Simón cuando al fin se quedó a solas con Ernesto. Ernesto miró al cielo estrellado y respiró profundamente la brisa de la noche
- Si – dijo incómodo
- ¿Y? – odiaba cuando tenía que sacarles las respuesta con sacacorchos
- Mejor hablas con él – dijo dejando la copa vacía de brandy sobre la mesita de cristal de la terraza – Yo creo que me voy a bajar a la piscina a hacer unos largos – dijo estirándose como si bostezara
- Es casi la una de la madrugada
- Tu a menudo vas a nadar a esta tarde
- Cuando me sacáis de quicio y necesito relajarme para poder dormir – entonces resopló. Se dio cuenta que Ernesto solo quería quitarse de en medio y darle a su hermano algo de privacidad – Vale, no me lo digas…pero del uno al diez ¿cuánto me debo preocupar?
- Yo que sé, papá – dijo mirándolo incómodo – Solo recuerda lo que siempre nos dices que es realmente importante en esta vida – ahora fue Simón quién miró extrañado a su hijo
- ¿Vuestra felicidad? – dijo alzando una ceja, sin entender
- Si, eso también, pero me refería eso que dices – e imitó voz y gestos de su padre – “mientras vosotros estéis bien, todo está bien”
- Ahora me asustas, Ernesto ¿Qué ha pasado? – esta vez lo dijo un poco más autoritario. Ernesto lo miró, y estuvo tentado a decírselo, años atrás quizás lo hubiera hecho, pero como había dicho Victor, ahora ya tenía 22 y ya no vivía en aquella casa…aunque aún respetaba a su padre ya no sentía aquel miedo de ser pillado en un desliz
- Mejor vas y hablas con Victor.
- Ok, ahora ya no solo es curiosidad, ahora también empecé a preocuparme – y le dio una caricia en la nuca y se fue para dentro. Ernesto decidió que era hora de echar unos largos a la piscina. Nunca había nadado de noche, eso lo hacía su padre, pero podía estar bien – TOC TOC – Simón picó en la puerta de Victor, por si estaba durmiendo. Pero al abrir la puerta comprobó que no solo no estaba durmiendo sino que aún estaba vestido y estaba claro que había estado llorando. Todos los pelos del cuerpo se le erizaron – ¿Qué pasa hijo? – dijo preocupado. Victor lo miraba sin decir nada, y entonces empezó a morderse los pellejitos de los labios. Simón sabía que algo andaba realmente mal – ¿Sabes que me lo puedes contar todo? ¿Lo sabes, verdad?
- Sí, bueno, ya – decía mordiéndose aún más los labios
- Deja de morderte los labios, vas a acabar haciéndote sangre – y en ese momento broto una gotita – ¡Lo ves! – y sacó un pañuelo de papel del bolsillo y se lo dio. Victor se secó la sangre pero seguía sin poder dejar de mirar de reojo a su padre – Venga Victor, que no me como a nadie
- Ya eso dices ahora…
- Deduzco que has hecho algo que está mal ¿no? – Victor asintió tan tímidamente que su padre casi ni lo percibió – muy bien, dímelo, a ver si podemos arreglarlo juntos.
- Ya lo estoy arreglando, pero… – Simón alzó una ceja tanto misterio empezaba a cansarlo – pero tú te vas a cabrear igualmente.
- Bueno si no me lo dices eso no lo sabremos
- Oh si, papá, si lo sabremos, yo sé qué te vas a cabrear mucho.
- Vale – dijo intentando no perder los nervios – me voy a enfadar, te creo. Pues entonces hagámoslo como una tirita. De golpe – y respiró hondo como quien se prepara para recibir un puñetazo en la boca del estómago
- Es que no puedo, es que te vas a enfadar y mucho
- Victor, comienzo a enfadarme ya… – dijo sin importarle ya sonar impaciente
- Lo primero de todo es que sepas que ya estoy haciendo todo lo posible para arreglarlo y que si hace falta lo pagaré de mi bolsillo – Simón dedujo que había roto algo. las cosas se rompen, no se acaba el mundo por ello
- Vale – dijo volviendo a tomar aire para prepararse para el notición
- Y que te juro que no fue adrede, Ernesto te lo puede decir, fue un accidente – ¿Ernesto? ¿qué pintaba Ernesto en aquello?
- Hijo…suéltalo ya
- Esta noche cuando fuimos al local ese donde pincha el amigo ese de Ernesto ¿Sabes? – Simón asintió con la cabeza – El sitio ese que os dije que quería ir y que no querías dejarme ir pero que como Ernie so
- Abrevia, hijo, abrevia – dijo Simón agobiado
- Que te cogí el coche para ir y – esperaba que si lo decía muy rápido su padre no lo asimilaría
- ¿Qué hiciste qué? ¿y tu hermano te dejó? ¡Pero si solo tienes un carnet provisional! – Simón alzó la voz
- Iba con Ernie… él es un adulto responsable – dijo enseguida
- Adulto puede, pero responsable lo dudo, ya entiendo porque tanto interés por irse
- Él no tiene la culpa, él pensaba que tenía permiso
- ¿En serio? Me intentas hacer creer que Ernesto pensó que iba a dejar mi coche nuevo a un mocoso de 17 años que justo hace 10 días que le dieron el carnet provisional ¡Qué ni siquiera es un carnet de conducir de verdad! – efectivamente Simón había montado en cólera y eso que no sabía aún la parte del arañazo y la abolladura – ¡dame el carnet! – dijo tendiendo la mano para que su hijo le diera el carnet – ¡Ahora, Victor! – viendo que el chico no se movía. Victor se levantó, y sacó de la billetera su recién adquirida licencia provisional de conducción y se la dio a su padre – Esto se queda aquí – dijo metiéndosela en su propia billetera – ya veremos cuando te la devuelvo, hijo, no hagas planes con tus amiguitos las próximas tres semanas y ahora dame esa zapat… – Simón se detuvo, Victor volvía a morderse inconscientemente los labios y parecía que quería decir algo más. Simón se calló y esperó que el chico le echara valor para continuar
- Eeeeh – Victor quería decirle a su padre le resto de la historia pero ya estaba tan enfadado y solo sabía la parte buena. La cabeza de Simón iba a 1000 por hora
- ¡Habéis tenido un accidente! – y empezó a examinarlo rápidamente como un loco en búsqueda de moratones o heridas
- No, papá…iba con cuidado…soy un buen conductor, tu mismo lo dijiste ¿Recuerdas? – no intentaba hacerse el gracioso, simplemente no pensó lo que decía. Difícil pensar cuando tienes a tu padre manoseándote como un loco
- Plaff – y Simón le dio un collejón que casi le salta los ojos de las órbitas. Su padre no era de collejones él era más de…y entonces lo hizo, le agarró de la oreja y empezó a retorcérsela – ¿Encima me chuleas? – retorciendo un poco más la oreja
- Aaaaaaaaaaaaaaay auuu au auuu papaaaaaaaaa No, no, lo siento, lo siento, no era esa mi intención – dijo Victor intentando que su padre le soltara la oreja, pero el hombre parecía no tener intención alguna de dejar de tirar de ella
- ¿Entonces qué? ¿Qué más hay? – y como si fuera la divina providencia a Simón se le encendió una lucecilla. Miró a su hijo como si fuera el delincuente más buscado y sin soltarle de la oreja lo arrastró fuera de la habitación, lo llevó por todo el pasillo hasta la entrada, abrió la puerta y lo metió en el ascensor. Victor ya se hacia una idea donde lo llevaba su padre, al garaje
- Papá, por favor, papá auuuuu – aulló tras un tirón más fuerte de la oreja
- Más vale que el coche esté bien, porque si no te juro, hijo te juro grrrrr – Simón no era capaz ni de hablar. Llevaba mucho tiempo que quería cambiarse de coche, pero aguantó hasta que su coche dijo basta. Por no gastar innecesariamente el dinero. Pero después de hablarlo con su esposa decidieron que valía la pena darse el capricho. Él nunca se los daba. Así que estuvo meses mirando coches, babeando con revistas de automóviles y finalmente se decidió por aquel Mercedes que era lo más puntero que había en automóviles de alta gama. Decir que Simón quería a ese coche como a un hijo era exagerar, pero si que lo quería más que a un sobrino
- Ayyy papá, por favor. No fue culpa mía, yo lo estacioné bien… – sus sospechas estaban confirmadas, ahora solo le quedaba comprobar el alcance del daño – cuando salimos de la sala, ya estaba así – A Simón le dio un vuelco el estómago al oír esas palabras – NO fue culpa mía, fue mala suerte, le podía haber pasado a cualquiera – finalmente la puerta del ascensor se abrió, planta -2, el garaje de aquel condominio de apartamentos de lujo. Simón a grandes zancadas corrió hasta su plaza de aparcamiento, con su hijo a rastras. Cuando vio su flamante coche nuevo rayado y abollado se quedó sin respiración, sin habla, sin fuerzas. Victor aprovechó para recuperar sus oreja y alejarse unos pasos de su padre
- ¡PERO DESGRACIADO! ¿TÚ SABES CUÁNTO ME COSTÓ ESE COCHE? – Simón estaba desquiciadísimo
- Lo sé, lo sé, papá, lo sé. Y ya he llamado para que lo reparen, mañana a primera hora, ya verás quedará como antes.
- Nunca quedará como antes, una cosa reparada nunca es como antes…quizás no se vea, pero siempre tendrá esa zona más delicada – le dijo a su hijo aunque no sabía porque le contaba eso
- Yo lo siento, no pensé que fueran a rayarlo…
- Lo dejaste en la calle, en la salida de una sala de conciertos, en un sitio donde todos conducen como locos…¡Impensable que te lo pudieran rayar! ¡Lo increíble es que no te lo robaran! ¿Pero quién piensa en llevar un coche así a un sitio así? Y tu hermano no dijo nada ¿no? ¡Vaya par de idiotas!
- Bueno él, bueno puede que… – nerviosamente intentaba buscar unas palabras que no sonaran tan estúpidas
- ¡Pude que qué! – Simón bramó
- Puede que me dijera que mejor tomáramos un taxi, pero – dijo tímidamente pero su padre le interrumpió
- Yo te mato, hijo…de verdad que te mato – dijo pasándose la mano por la cara. No podía creérselo, su bonito, nuevo y carísimo coche. Simón miraba a su padre con lágrimas en los ojos, había intentado no llorar todo el rato, pero ya no podía más. Estaba asustado y además odiaba cuando su padre se enfadaba así con él. Simón estuvo un largo rato con la mano tapándose la boca y mirando el coche por todos los ángulos posibles. Intentaba ser razonable. Intentaba mantenerse calmado y ser racional. Pero le estaba costando un mundo – SUBE A CASA – dijo costándole un mundo pronunciar esas palabras.
Pero
Victor ya estaba en la puerta del ascensor cuando su padre abrió los ojos para
ver la cara de su hijo por una última vez. Simón no podía dejar de mirar los
arañazos y la abolladura. Sacó el teléfono y llamó a la aseguradora. Le
informaron que ya habían dado parte del siniestro y que ya habían pedido una
reparación para ese mismo día a las siete en el taller oficial de la Mercedes.
Al menos eso lo había hecho bien, pensó Simón. Simón abrió el maletero del
coche y sacó su bolsa del gimnasio y se fue hacia la piscina.
Ernesto
llevaba poco en la piscina, él era más de correr así que se había pasado un
rato en la cinta antes de decidirse a darse una ducha y meterse en la piscina,
era invierno y eso de la piscina, comenzaba a no parecerle tan apetecible. Pero
tenía que hacer tiempo, así que finalmente se enfundó el bañador y se tiró al
agua. Nunca había visto esa piscina vacía…siempre había algún inquilino
haciendo unos largos.
Cuando
Simón llegó a la piscina, miró a Ernesto nadar durante un rato. Habían crecido
tan rápido, recordaba como si solo hiciera un par de días, el día en que Lucia
y los chicos se trasladaron allí. Ernesto había alucinado con que el condominio
tuviera gimnasio, piscinas y un par de
pistas de tenis. Las primeras semanas bajaban a las pistas casi cada día,
después con el tiempo dejaron de ir…y ya solo Victor hacía uso de la piscina, y
solo en verano. Hacía más de 9 años de aquello… cómo pasa el tiempo. Olga
estaba estudiando medicina y en cualquier momento anunciaría que se iba a vivir
con el chico ese. Ernesto ya vivía lejos y muy bien no sabía aque se dedicaba, solo que era algo relacionado con los programas de
ordenadores., ¿Y Victor? el pequeño
Victor estaba ya en su último año de
instituto y acababa de rayarle y abollarle el coche.
- Ey papá ¿Te metes? – la voz de Ernesto lo sacó de sus pensamientos?
- Si, ahora – dijo dejando la toalla y las chanclas en una de las tumbonas – debería darte una buena ¿sabes?
- Eyyy ¿a mí? – dijo riéndose
- Sí a ti, mira que dejarle que me cogiera el coche…
- Ey que yo pensaba que tenía tu permiso, además ya le dije que mejor tomáramos un taxi, pero tu hijo es terco de cojones
- ¡Esa boca! Ernesto – dijo sin darse cuenta que estaba riñendo a todo un hombre. Ernesto estaba tan acostumbrado a que su padre dijera “esa boca, Ernesto” que ni le dio importancia – ¿Pero tú te crees que iba a dejarle yo mi coche? ¿Te lo hubiera dejado a ti a su edad? – dijo alzando una ceja. Era tan evidente la respuesta que se hacía cruces que a su hijo se le hubiera podido pasar por la cabeza la posibilidad que él le hubiera dejado su coche a un niño de 17 años
- Ya bueno…pero Victor es Victor
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pues que es el pequeño, siempre habéis tenido más manga ancha con él
- No volvamos con eso, Ernesto. Os he tratado a los tres igual
- Que si, papá, que si – dijo Ernesto rodando los ojos – Pero Victor tenía 14 cuando se fue a esquiar con sus amigos. Y yo tenía 15 cuando me dejasteis y con mucho esfuerzo ir de vacaciones sin vosotros y solo una semana. Y tenía 12 cuando le comprasteis el mismo teléfono que tenía yo. Y… – empezó a enumerar Ernesto
- Vale, lo he captado, pero es que tu hermano maduró antes que vosotros
- ¡Mis cojones papá!, Ese tiene de maduro lo que yo de estrella del pop – Simón le echó una mirada fulminante al oír lo de mis cojones. Ernesto sonrió divertido, era gracioso ver como su padre seguía enfadándose por su vocabulario
- No sé que voy a hacer con él
- Pues por lo pronto puedes ponerlo como segundo conductor en los papeles del coche jajaja – y Simón le hizo una aguadilla a su hijo – ya ya ya papá, nunca has tenido sentido del humor
- Y tú debiste hacerte cómico en vez de informático, te forrarías, hijo – dijo con sarcasmo
- Venga papá, es que ya se te ha olvidado que es tener 17 ¿Por qué los tuviste, no?
- Sí, los tuve – dijo cansado de la guasa
- ¿Y nunca le cogiste el coche a tu viejo sin permiso? – preguntó Ernesto con malicia, porque sabía la respuesta
- Puede, pero nunca se lo devolví rayado y abollado.
- Eso no fue culpa de él. Cuando lo dejamos estaba perfecto.
- Pero si no lo hubiera cogido no se habría rayado, o si te hubiera hecho caso y hubierais tomado un taxi tampoco se habría rayado, o lo hubiera dejado en un garaje privado en vez de en la calle…
- Vale , vale, todos sabemos que Victor no es un lumbreras
- Tú hermano no es estúpido, para lo que le interesa es muy listo…
- Ya, pero le interesan tan pocas cosa jejeje
- Ernesto para ya, sabes que no me gusta que digáis esas cosas de vuestros hermanos – le amonestó Simón
- Era broma papá, no pienso que Victor sea idiota – dijo dando un largo suspiro. A veces era frustrante que su padre no se diera cuenta cuando hablaba en broma
- Con tu hermano es un no parar, tu hacías pocas pero eso si sonadas, Olga igual…pero es que con Victor es rara la semana que no tenga una pelotera con él. Y desde hace un par de años peor, pensaba que se le iría pasando. Pero al revés que tú, él con los años va a peor
- ¿Crees que voy a mejor? Vaya, papá, me halagas – dijo riéndose
- Claro, hijo, pero es que tu punto de inicio era muy muy bajo, imposible que fueras a peor – dijo con sarcasmo, enseñándole así a su hijo que él también podía ser gracioso – Pero en serio, con Victor no se puede bajar la guardia ni un segundo. Y desde que tú te fuiste está peor. Creo que fuma – Ernesto miró a su padre y sonrió. Sabía que Victor fumaba pero no selo iba a decir ni bajo tortura
- Papá, estás desvariando… ahora te parece el delincuente número uno, pero estoy seguro que en tres días estarás de nuevo riéndole las gracias.
- No lo sé hijo, lo del coche es serio, quitando ya la parte del siniestro total – Ernesto miró a su padre y suspiró, anda que no era exagerado el hombre cuando quería – Está el hecho que solo hace unos días que tiene ese carnet, y que no puede llevar el coche sin acompañante
- Papá, esto te parece tanto por lo que has dicho Victor es de pequeñas travesuras, muy bien os tiene acostumbrados, así que cuando viene una cagada seria, te parece el fin del mundo – le dijo su hijo con voz monótona – Además Iba yo con él, y conduce mejor que yo.
- No tiene experiencia, hijo. Y eso es muy importante
- Pues en su habitación encerrado, no va a conseguir experiencia, papá
- Me lo he estado llevando todos los fines de semana a la montaña para practicar, no pretendía que no cogiera el coche. Solo que no así.
- Querrás decir no tu coche nuevo y flamante
- Si – reconoció a regañadientes – Me fastidia que cogiera el Mercedes. Ahí está el coche de tu hermana, o el coche grande, incluso está el coche de la empresa, que a hora apenas lo cojo. Ya lo habíamos hablado, Ernesto. Y habíamos quedado que hasta que tuviera el carnet definitivo no conduciría sin mí. Y también que solo usaríamos el coche de Olga o el familiar.
- Primero, el coche de Olga es el coche de Olga y el Ernesto es de Ernesto, que ya no viva aquí no significa que ya no sea mi coche – Simón no pudo más que reírse – y segundo, papá, es muy iluso de tu parte esperar que el crío coja una mierda coche teniendo ese pedazo buga justo al lado.
- ¿Tú lo hubieras cogido?
- No estamos hablando de mí, papá – dijo riéndose pero sin contestar – Estamos hablando de Victor. Victor no es famoso por respetar la propiedad privada de los demás, precisamente – era cierto que le chico a diferencia de sus hermano nunca pedía permiso para coger cualquier cosa, incluido las cosas que tenía en su despacho o en su habitación. Al menos no había vuelto a coger nada a nadie que no fuera de la casa – Sabes, creo que tan culpable es Victor como tú – dijo mirando de reojo la reacción de tu padre
- No te pases, Ernesto, que aún puedo plantearme eso de castigarte por cómplice
- Jajajaja – empezó a reírse Ernesto pero al ver que su padre no se reía y lo miraba muy seriamente dejó de reírse en el acto – ¡Pero si ni siquiera vivo aquí! – protestó como un niño pequeño y entonces Simón empezó a reírse – si jajaja – dijo con sarcasmo Ernesto – No tiene gracia, papá – dijo saliendo de malos modos de la piscina. Simón lo siguió y le pasó la toalla por encima como hizo con Victor cuando salió de aquella piscina por primera vez. Ernesto sonrió tiernamente y se acabó de secar con la toalla de su padre y después se la devolvió – No lo mates ¿eh?
- No es por falta de ganas – dijo secándose él también
- ¿No irás a zurrarle en speedos, verdad? – al ver que su padre no se ponía los pantalones del traje de deporte
- ¡No seas burro, Ernesto! Estaba pensando que hacer
- ¡Joder, papa! Conmigo no te tomaba tanto tiempo
- De verdad que estoy muy tentado de lavarte la boca con jabón ahora mismo…y sí, hijo, me tomaba también mucho tiempo…he perdido ya la cuenta de las veces que tuve que bajar aquí mismo o salir a hacerme un cigarrillo o dar un paseo o irme a la oficina antes de verme capaz de lidiar contigo – dijo un poco enfadado, tanto por el vocabulario como por el hecho que sus hijos a esas alturas siguieran diciendo que había favoritismos
- Ya lo había olvidado – dijo poniéndose serio, era cierto, ahora recordaba los nervios y la angustia que sentía al tener que esperar a que su padre regresara para castigarlo
- Pronto olvidas, tú, hijo. Te aseguro que yo no he olvidado ni una sola de todas esas veces. Como he dicho antes no te metías muy a menudo en líos pero cuando lo hacías, hijo, había que reconocerte el mérito – y Simón seguía medio enfadado
- No fui tan mal crío ¿Verdad? – dijo Ernesto pensativo
- No, no lo fuiste…no lo eres – corrigió en seguida y le pasó el brazo por encima y tiró de él fuera de la zona de aguas
Simón
le dijo a Ernesto que se fuera a acostar, Victor y él resolverían el asunto del
coche a la mañana siguiente. Bonita forma de empezar el día pensó. Pero ahora
solo quería pillar la cama y acabar con aquella horrible noche. Al entrar Ernesto en su vieja habitación Victor dio un bote.
Ernie se rió, era gracioso el poder que aún
tenía su padre sobre Victor. Ernie le dijo que se acostara que su padre
había decidido matarlo por la mañana. Victor no sabía si creerle o no, pero al
ver como su hermano se quitaba la ropa y se metía en la cama, decidió hacer lo
mismo.
Victor
no durmió mucho, cuando al fin acababa de conseguir dormir, su padre entró
diciendo que se vistiera, miró el despertador las seis. Era demasiado pronto y
se dio la vuelta. Entonces notó como le lanzaban un cojinazo. Era su hermano,
se había olvidado por completo de que estaba allí.
- Levanta a menos que quieras que realmente te mate – le dijo Ernesto y se dio la vuelta y se tapó de nuevo con las sábanas. Victor suspiró hondo y como un condenado a la horca se levantó de la cama y empezó a vestirse
- Buenos días – dijo Victor tímidamente al entrar en la cocina, su padre ese estaba tomando el acostumbrado café con sus tostadas. Delante de él había un vaso de zumo, un pequeño sándwich y una plátano ¿Su último desayuno, quizás? ¡Pues que pobre!
- Buenos días, desayuna, en cuanto acabes nos llevamos el coche al taller – dijo tan seco que parecía el mismo desierto del Sahara. Victor no se atrevió a abrir la boca para otra cosa que no fuera para comer. Cuando acabó Victor puso su plato y su vaso en el lavavajillas y Simón agarró la chaqueta y salió de la cocina, Victor como un perrito lo siguió – Vamos a ver si tiene arreglo – dijo tomando las llaves del coche del platito de la entrada, mientras pensaba si debería volver a dejarlas después allí o debería ponerlas en un sitio más seguro
- Papá – dijo Victor cuando ya llevaban un rato en camino – siento lo del coche, sé que te gusta mucho y que ha costado una pasta gansa y si no lo cubre el seguro puedes coger el dinero de mis ahorros.
- ¿Te refieres a los ahorros que te he dado yo, no? Sea como sea, lo paga papá ¿no? – dijo molesto pero no furioso. Victor bajó la cabeza – Mira hijo, esto lo va a cubrir el seguro, tengo un buen seguro, hace muchos años que pago religiosamente y si no me lo cubre, hoy mismo quito todos los coches de ese seguro y lo pongo en el de la directa competencia. No se trata del dinero, se trata del hecho que me cogiste el coche, que no tuviste cuidado, que lo dejaste en la calle ¿sigo? – Victor negó con la cabeza
- Habían más coches aparcados allí y ninguno parecía abollado o rayado – dijo a la defensiva Victor y Simón respiró hondo
- Hijo, hasta tu hermano te avisó que no era una buenazona para dejar el coche – Simón dijo con resignación, cuantas veces tendría la misma conversación con Victor – Hijo, no es la primera vez que tomas algo que no es tuyo y no tienes cuidado con él y acaba estropeándose, rompiéndose o perdiéndose…se podría decir que lleva tu firma. Lo que pasa es que esta vez lo que se ha estropeado no es una grapadora o una carpeta o una raqueta de tenis…esta vez ha sido mi coche, y era un coche muy caro – no pudo evitar añadir
- Lo siento, papá, de verdad que no volveré a cogerlo nunca más – dijo Victor muy arrepentido pero Simón no dijo nada más. Al llegar al taller de la Mercedes Benz no hubo ningún problema, se quedaron el coche y le dijeron que en una semana podría pasar a recogerlo. Simón estrechó la mano al mecánico y le pidió que les llamara a un taxi. Padre e hijo esperaron en auténtico silencio en la calle a que viniera ese taxi. Al llegar a casa Simón miró el reloj, aún faltaba media hora para que fuera la hora de llevar a Victor a la escuela, y decidió que había tiempo. Así que Victor aún estaba cerrando la puerta de la calle cuando su padre empezó a quitarse el cinturón. El cinturón no la chaqueta o la americana
- Tu hermano debe estar aún durmiendo, vamos al despacho – dijo dejando que Victor pasara delante de él. A Victor el corazón le iba a 1000 por hora
- ¿Ahora? – preguntó Victor con los ojos abiertos como platos
- Sí, ahora – dijo tan secamente como acostumbraba a ser cuando sus hijos le preguntaba cosa tan obvias – Pantalones y calzoncillos abajo – empezó a ordenar, mientras que colocaba la silla un poco más abierta para poder sentarse y poner al chico encima
- ¿En tus rodillas? – Simón dijo escandalizado porque hacía más de 3 años que su padre no le pegaba así
- ¿Hijo, vas a preguntarlo todo? – dijo bastante molesto – Sí, hijo, si, en mis rodillas, con el culo al aire, con el cinto y después la mano – esto ya no lo dijo lo chilló. Vale, ahora ya estaban todos despiertos en la casa pensó Víctor y sepuso rojo como un tomate
- Pero papá, llegaré tarde a clase
- Tranquilo no llegarás tarde…
- Pero tendré que estar sentado todo el día y…
- A ver si así aprendes de una vez que las cosas que no son tuyas debes pedir permiso y una vez te dan permiso, tratarlas como si fuera oro en paño – esto dijo entre dientes y respiró varias veces para volver a calmarse y se sentó en la silla a la espera que su hijo le obedeciera y se colocara sobre su regazo
- Papá no podemos dejarlo para después, para cuando regrese del insti – y Simón no tuvo ni que contestar solo necesitó mirarlo bien fijamente para que su hijo se diera por contestado. Simón tragó saliva, se bajó pantalones y calzoncillos a la vez y como un pingüino fue a colocarse sobre el regazo de su padre. Era una postura ingrata e incómoda, Victor era mucho más alto que su padre y no había forma de ponerse que fuera cómoda para ninguno de los dos
- Zwass – Simón dejó caer el primer cuerazó sin avisar, solo después empezó a hablar – hijo estoy cansado de decirte que tienes que respetar las cosas de los demás, aunque te parezca mentira no todo el mundo escomo tú que no le da importancia a las cosas, hay gente que aprecia mucho lo que tiene porque le ha costado mucho conseguirlo o porque tiene muy buenos recuerdos de esa cosa Zwass Zwass Zwass
- Auuuuuuuuuuuuuu jooooooooooooo – se tuvo que morder el cuello de la camisa para no decir una palabrota, su padre estaba zurrándolo demasiado duro, él no era una m ual de carga – grrr ahhhh papá no tan duro
- Mira hijo, no estás en posición de decirme como debo zurrarte, no va a durar mucho pero no lo vas a olvidar fácilmente ZWaaas
- Grrrr aaaaaaaaaaaaayyyyyyyy – Víctor se giró para asegurarseque su padre aún le estaba pegando con el cinturón y no lo había cambiado a último momento por un látigo ¿maldita sea! ¡Como picaba!
- Zwass zwass quiero oír como lo dice, quiero oír salir esas palabras de tu boca “no tocaré lo que no es mío” – aquella era una frase de niño de parvulario pero Simón estaba convencido que cuando la profesora explicó eso su hijo debía estar haciéndose una siesta o algo
- Aaaaaaaaaau ay ay auuu papá nooo, no duele, no tan fuerte
- Zwass zwass zwass zwass – dio dos más qué antes – He dicho que quiero oír como lo dices: “no tocaré lo que no es mío” – y al ver que su hijo solo sollozaba le dio otro cuerazo esta vez en las nalgas que aún no habían probado el amargo beso del cuero – ZWass
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaau auy bwuaaaaaaaaa No tocaré lo que no es mío bwuaaaaaaaaaaaaa noooo lo juro, lo juro, pero para ya
- Zwass zwass zwass zwass zwass zwass – dio dos más qué antes – Quiero oírlo una vez más, Victor, repite : “no tocaré lo que no es mío” zwass – al oír solo gimoteos
- Bwuaaaaaaaaaa snif snif aaaaaaaaaaah¡uuu bwuaaa papá no, auuu papá por favor, por favor, auuuuu No tocaré lo que no es mío bwuaaaaaaaaaaaaa
- Zwass zwass zwass zwasszwass zwass zwass zwass – dio dos más qué antes – Y una vez más, hijo, que te oiga alto y claro : “no tocaré lo que no es mío” zwass – dejó caer un azote justa la cavar la frase
- Bwuaaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaa snif No tocaré lo que no es mío snif snif no, auuu papá por favor, por favor, auuuuu lo juro, nunca más, lo juro por lo más sagrado, lo juro por mi vida por lo que quieras, pero ya no más bwuaaaaaaaaaa
- Ahora quiero oírte decir “respetaré las cosas de los demás” Zwass zwass zwass – y tras decir la nueva frase dejó caer 3 veces el cinturón las tres veces en el mismo punto. Victor dio un brinco y Simón tuvo que sujetarlo fuerte para que no cayeran los dos de la silla
- Bwuaaaaaaaaaa papá por favor no, por favor ya no más bwuaaaaaaa
- Zwass zwass – dos cuerazos fueron la respuesta de su padre
- Respetaré las cosas de los demás – Victor se apresuró a decir – bwuaaaaaaaaaabwuaaaaaaaa
- Zwass zwass zwass Una vez más hijo, alto y claro
- Bwuaaaaaaaaaaa snif snif snif bwuaaaaaaaaaa Respetaré las cosas de los demás bwuaaaa
- Zwass zwass zwass zwass Y una vez más
- AAAAAAAAAAAy Aaaaaauuuuuu Aaaaaaaaaaaaay Aaaaaaaaaaaargh Bwuaaaaaaaaaaa snif snif snif bwuaaaaaaaaaa Respetaré las cosas de los demás bwuaaaa cof cof cof lo juro, lo juro, lo juro bwuaaaaaaaaaaaa lo juro – repetía como si fuera un mantra
- Ahora pasemos a tratar mejor las cosas que no son tuyas… – dijo Simón respirando hondo, le dolían las rodillas una barbaridad – “Trataré bien lo que no es mío” ZWASS
- Aaaaaaaaaaaaaaaah Trataré bien lo que no es mío bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa papá por favor, por favor, ten piedad
- Hijo, dilo una vez más ZWASS ZWASS
- Aaaaaaaaaaaaaaaah ayyyyy au au au duele, duele, duele bwuaaaaaaaaaaa Trataré bien lo que no es mío bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa lo haré, lo haré, lo trataré mejor que si fuera mío, lo trataré como si fuera la cosa más valiosa y delicada del mundo, lo juro, pero ya no más, papi bwuaaaaaaaaaa – y ese papi le rompió el corazón a Simón pero no iba a dejar el castigo a medias
- Y una vez más ZWASS ZWASS ZWASS – dijo dejando el cinturón sobre el escritorio
- AaaaaaaaaaaaaaaahAaaaaaaaaaaaaaaahAaaaaaaaaaaaaaaah bwuaaaaaaaaaa cof cof cof Trataré bien lo que no es mío bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa papá por favor, por favor, bwuaaaaaaa lo juro, lo trataré bien, lo haré bwuaaaaaaaaaa – Victor lloraba desconsoladamente estaba convencido que nunca más podría sentarse y entonces sintió la mano dura de su padre contra su trasero
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS SABES QUE NO ME GUSTA QUE VAYAN A MIS ESPALDAS, Y TOMASTE MI COCHE, SABIENDO QUE NI EN MIL AÑOS TE LO DEJARÍA, TOMASTE MI COHE CON SOLO UN CARNET PROVISIONAL, QUEDAMOS QUE SOLO PODRÍAS CONDUCIR SI YO TE ACOMPAÑABA… Y SABES BIEN QUE TU HERMANO NO SOY YO…HICIMOS UN TRATO NO HACE NI DOS SEMANAS Y YA ESTÁS SALTÁNDOTELO PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS VICTOR, SI DAS TU PALABRA DEBES CUMPLIR
- AUUUUUUUUUUUUUU – la mano sobre su ya castigado trasero estaba haciendo estragos – BWUAAAAAAA BWUAAAAAAA
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS TIENES 17 AÑOS, DEBERÍA CAERTE LA CARA DE VERGÜENZA QUE TU PADRE TE TENGA QUE PONER SOBRE SUS RODILLAS PARA RECORDARTE QUE LO QUE NO ES TUYO NO SE TOCA, QUE SE DEBE RESPETAR LA PROPIEDAD PRIVADA, QUE HAY QUE TRATAR BIEN LAS COSAS Y QUE CUANDO UNO SE COMPROMETE A ALGO DEBE CUMPLIR PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS De verdad que no pensé que a estas alturas tendría que ponerte sobre mis rodillas hijo, pero si te comportas como un niño de párvulos no pretenderás que te tarte como a un hombrecito ¿no? PLASS PLASS PLAS
- Bwuaaaaaaaaaaaaaaaaa lo siento, lo siento papá, lo juro, lo siento
- Muy bien, levanta, aún llegarás tarde a clase – y le ayudó a levantarse, Victor corrió a subirse los pantalones por mucho que doliera el roce de la tela del uniforme. Victor estaba a punto de salir corriendo para el baño para intentar lavar las lágrimas y los mocos de la cara. Cuando su padre lo agarró por el brazo, lo volteó y lo abrazó – hijo, lo siento, siento que tenga que ser por las malas, siento que hoy vayas a pasar un día de perros en el instituto, lo siento de veras. Pero ya eres muy grande ya deberías poder llegar a una buena decisión tú solo…tu madre y yo no estaremos eternamente, pronto irás a la universidad, ¿y entonces qué? No estará papá y mamá que todo lo arreglan… usa un poco más esa cabecita, sé que cuando quieres demuestras mucha más madurez que la mayoría de chicos de tu edad. Estoy orgulloso de lo tenaz y trabajador que eres, más que ninguno de tus hermanos, más que yo a tu edad, orgulloso ¿oíste? – dijo Simón buscando la mirada de su hijo. Victor asintió entre lágrimas – pero necesitas pararte a pensar antes de dejarte llevar por la primera loca idea que se asoma en esa cabezota ¿vale? Dijo despeinándole
- Vale, lo haré, ya verás…nunca más tendrás que castigarme, esta fue la última
- Nada me hará más feliz que eso, hijo, nada. Ahora ve a lavarte la cara, en 10 minutos salimos – Simón soltó a Victor que salió corriendo escaleras abajo para intentar disimular su “inicio de día”
Aquel
día fue muy largo para Victor y al regresar a casa tuvo que aguantar las mofas
de su hermano. Aunque echaba de menos a Ernesto, esa precisamente, no era una de las cosas que echaba de menos
de su hermano. Su madre tampoco parecía muy contenta con él, en cuanto cruzó la
puerta le dio su propia versión del sermón que le había dado su padre. Pero al
menos con su madre su retaguardia salió ilesa de la charla. Cuando Simón llegó de la oficina le dijo que
no hiciera planes el fin de semana que tenía un montón de faena esperándole en
las oficinas y en el almacén principal. Victor a diferencia que sus hermanos
prefería el trabajo físico del almacén que el papeleo de las oficinas, y
precisamente por eso, su padre solía alternar ambos, cuando alguna vez se lo
había llevado para “pagar su deuda con la sociedad”.
Ernesto
se fue el sábado después de comer, todos se despidieron como si se fuera para
siempre y al fin del mundo. Aunque lo más seguro es que en un par de meses
volvería a estar por allí. Y por supuesto Lucia lo llamaba cada noche para ver
si estaba vivo, si comía decentemente, si se abrigaba adecuadamente y demás
cosas que las madres suelen preocuparse.
Hacía
ya dos días que Ernesto había vuelto a su casa, y en casa de Simón y Lucia todo
volvía a la calma. Olga en su primer año de residencia a penas estaba en casa y
Victor recién castigado era el hijo invisible. Era martes 8 de marzo, Simón
jamás lo olvidará, cuando a su despacho entraron su secretaria con 2 tipos muy
trajeados y un hombrecillo muy movido.
- Simón Gómez Goikoetxea
- Sí, soy yo ¿pasa algo, Remedios?
- Son del juzgado señor
- Venimos a entregarle este requerimiento – y le dejaron un sobre – ¿Puede firmar aquí conforme se lo hemos entregado, por favor? – Simón firmó aún, extrañado ¿los habrían demandado?. Nada más firmar los dos trajeados salieron, solo se quedó el hombrecillo sudoroso e inquieto – Remedios, llame a Antonio del departamento legal – y empezó a abrir el sobre – Usted venía con los funcionarios judiciales ¿no? – le preguntó al hombrecillo indicándole con la mano que tomara asiento
- Sí, pero no soy de juzgados yo soy de asuntos sociales – ahora sí que Simón estaba intrigado
- ¿Asuntos sociales? ¿Qué pinta asuntos sociales con la metalurgia?
- Oooh no señor Gómez, si lee los documentos – señalándole el sobre y el fajo de papeles que acaba de sacar – Verá que no se trata de un asunto labora, es…más bien personal – Simón abrió mucho los ojos y sonrió
- ¿Personal? Vaya…quien querría denunciarme, y sobre todo ¿Por qué? Soy un hombre que respeta mucho la ley y – y el hombrecillo viendo que iba a empezar a soltarle un discurso y que el tiempo se le echaba encima lo cortó
- Es una demanda de paternidadd...
Nota de autor:
Esta primera parte del Jefe se acaba aquí.
Los chicos, Olga, Ernesto y Victor
ya han crecido y el JEFE ya no tiene que seguir luchando porque sigan el
buen camino, solo confiar que hicieron un buen trabajo educándolos y que
tomaran sus propias decisiones correctamente.
Como han podido comprobar habrá una segunda parte del JEFE pero no
está escrita aún… cuando esté finalizada se la iré enviando a Marambra para que
vaya colgándola como hice con la primera parte..
Espero que les haya gustado esta primera parte y sin más
agradecerles todos sus comentarios y a Marambra la tarea de colgarla y la
generosidad de dejarme un poquito de espacio en su blog para compartir mi
historia con todos.
Little Hoshi
Bueno ya lo han leido...
ResponderEliminarQUe puedo decirte Litlle, la agradecida soy yo, espacio pequeño jamás, las puertas estaran siempre abiertas para ti, es un placer leerte de primera mano y tener el honor de publicar tus relatos originales en esta humilde pagina.
Y estoy segura que como todas tus seguidoras con las uñas cortas por la segunda temporada de EL Jefazo, jajajja que ya quiero conocer al jefecito.
es que esta primicia mujer, un hijo biologico, una demanda de paternidad QUE BIEN ESCONDIDO SE LO TENIA EL MUY MUY QUE NO SE SALE DE LA RAYA NI VIOLA NINGUNA LEY, JAJ
GRRR me hubiera gustado verle la cara jajajajjajajjajja
mi otra pregunta, el mini mi, sera como papá?, físicamente digo porque si es así de aburridote para las cosas divertidas estamos jodidos todos jajajajja y la edad que tendra el bichito, no creo que sea tan chico o bueno no lo sabemos, total antes de Lucia no sabemos mucho su pasado asi que el pichoncito puede estar mayor que Enrique no se, la edad del peque 17 ooooo es menor, wWAIIII ¡que nervios!
QUE SE TERMINE RAPIDO TU VACACION LITERARIA HE, JAJAJAJJA QUE NOS DEJAS CON LOS NERVIOS EN PUNTA GUAPA
MUCHAS GRACIAS POR TU APORTE BELLISIMA, CUIDADE Y DISFRUTA DE LA PLAYA
MARAMBRA
Guau, primero lo primero, que bueno que no es una despedida sino un hasta luego. Que intriga, parece que el jefe no se va a jubilar en las batallas todavía jajaja.
ResponderEliminarEste capi ha sido genial, la historia ha sido interesante de principio a fin, muy dinámica y entretenida. Adobe a los chicos y al jefe, su que crecieron de golpe fue necesario y bien hecho pues conociendolos ya sabemos como pudieron ser estos años.
Me ancanto ver a Ernesto saborear el otro lado de la moneda, saber de primera mano como vivía su padre aquellos momentos en los que ellos se comían las uñas en su cuarto preocupándose por sus traseros, ver como papá también se anguntiaba y se debatía sobre como proseguir.
Ha sido un cierre de telón con bombos y platillos, y claro yo voy a es tal fiel a la espera de la nueva temporada.
Muchas gracias por compartir tu creación.
Me encanto esta historia es una lastima que durará tan poco pero al mismo tiempo me alegro por el anuncio de la segunda parte simplemente genial pero que no sea tan corta porfa jejejejejej
ResponderEliminarAunque solo fueran 10 capítulos les aseguró que no era capítulos cortos de escribir...ahora me tomaré unas vacaciones y cuando haya recuperado la ilusión por esta familia la retomaré. Muchas gracias por su apoyo.
ResponderEliminarEs la primera vez que te leo y me han encantado esta tu historia, me han dicho que tienes un espacio en Fan Fic, asi que te visitare ahí.
ResponderEliminarPero como todos , pues estare antenta a la segunda parte de esta genial historial Little.
Que ese Jefe, no es un jefe normal, es un Jefazo a que no?
saluditos
Paula
Pero que historion fue este!!!
ResponderEliminarLittle encantada de leerte... Y feliz de saber que habrá segunda temporada!!!
El final estuvo increíble!!