Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 27 de Junio del 2016
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Antes de empezar... quiero dedicar esta entrega a una amiga muy querida y apreciada por mi y creo que por muchas personas del blog... que pronto te mejores bonita, que aquí te esperamos todos con ganas y extrañamos tu habitual humor y cariño. Es simplemente desagradable no poder poner tu nombre, pero bueno así están las cosas...
Marambra
Pd: Iván esta esperando por ti, así que ven rápido sino la Nino te lo vuelve a quitar... jeje.
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Capítulo
234
¿Dónde andas mi pequeño colibrí?
Autora: Marambra
Tras aquella charla/discusión que entabló Alexander con su padre, Lex se vio de
pronto envuelto en la desesperanza y la agitación, sintiendo que aquellas
alocadas ideas que cavilaba sobre el paradero de su hermano, cobraran vida
fantasmagóricamente amenazando con destrozarlo más allá de solo el pensamiento,
cosa que hacia flaquear su realidad, a tal punto que martillaban su cabeza en
cada latido quitándole el sueño de un solo plumazo, sin otra cosa que hacer que
dar vueltas y vueltas en la cama donde inevitablemente comparo este presente
con un trozo de su pasado, es que a su memoria acudió el recuerdo de la
supuesta muerte de su padre y en cómo se sintió aquel entonces y recordó como
esa angustia lo fue envolviendo y sumiendo en la tristeza… ahora se sentía
igual, triste, solo que era una tristeza diferente, era más pesada, más dura…
quizás porque aquel entonces cuando al dolor de ser separado de su hermano por
capricho no de su padre sino de Harry se sumo la noticia de la supuesta muerte
de Logan; él estaba consciente de que nunca más vería a su padre, nunca más
estaría a su lado y que tenía que aprender a vivir con esa ausencia y que aun
cuando doliera no sería tan difícil porque a su lado estaría Iván, su hermano y
eso era un consuelo; sin embargo ahora era diferente, porque ese mismo hermano
que le había prometido nunca irse de su lado cuando ambos cremaron el cuerpo de
un desconocido creyendo que era su padre biológico, había tomado la decisión de
marcharse y abandonarlo, y eso dolía… dolía tanto que lo mortificaba, porque
era peor el abandono y el olvido a una ausencia real por muerte, porque la
muerte aun siendo dolorosa te promete el recuerdo bueno o malo, dulce o amargo
de aquel que se marcho y no un vacio como ahora experimentaba.
Y siguió dando vueltas en
la cama pensando en eso y en buscar una salida, una salida que no implique
cometer errores como hacerse pillar por papá… no es que temiera que su padre se
entere de lo que hizo y le cumpla lo prometido: una paliza… no, no era ese tipo
de miedo que muerde la panza y tiemblan las rodillas, era algo más oscuro y
visceral que eso, era defraudar a papá y complicar las cosas más de lo que ya
estaban; bueno, es que el hecho de tener fama de ser valeverguista no
significaba que no tenga su corazón, o sea un monstruo egoísta, no señor, él
pensaba en su padre, en el único padre que realmente se preocupaba de ellos:
Rubén, su abuelo; y bueno este papá no andaba muy bien que digamos últimamente,
y él lo sabía, Lex se había percatado que los últimos días se andaba quejando
de dolor de cabeza, y veía a su madre tomarle la presión en las mañanas y en
las tardes y lo vio tomar unas tabletas infalibles de día y de noche; así que
no quería ni debía sumar más estrés del que su pobre viejo podría manejar, tenía
que buscar una salida sin complicar a su padre y de paso sin poner en riesgo la
suavidad de su trasero.
Y tras mucho meditarlo
salió de su dormitorio en busca de nuevas ideas, sofocado por el calor y
agobiado por el insomnio y se encamino a tientas a la alcoba de su hermano
creyendo encontrar en ella respuestas recordando los consejos de su par,
cuidando que sus pasos no se oigan y perturben la frágil calma que
envolvía a esas horas la estancia, pero
sobre todo porque no quería despertar a sus padres después de tan terrible día,
los tres habían vivido un infierno esa tarde sobre todo Clara, pero ahora mismo
ella no era el problema… mamá estaba medicada y dormía planchada por efecto del
medicamento expedido por el médico que la atendió tras la crisis experimentada
en la tarde a raíz del estrés sumado por el ataque de aquel perro, en cambio no
podía decir lo mismo de su padre no vaya a ser que se despierte, y Lex no
andaba muy lejos de su intuición, papá ni siquiera había pegado el ojo mirando
la oscuridad del techo, al parecer no solo Alexander sufría ahora mismo de insomnio, sino también Rubén, quien pese a
que le sugirieron tomar algunos tranquilizantes por precaución y evitar una
subida de la tensión a lo largo de la tarde él se negó a hacerlo, Rubén no quería dormir artificialmente pensando
que en cualquier momento su hijo se anime a coger el teléfono y lo llame
pidiendo que venga a recogerlo en el mejor y más optimista de los casos o la
policía le diga que hallaron un cadáver en una zanja cualquiera en el peor escenario
de todos… así que Alexander tenía que tener mucho cuidado con su padre.
Y efectivamente, Rubén oyó
los pasos de Alexander avanzar con obligado sigilo por el pasillo sin lograr
amortiguar la pesadez de sus pisadas alertando sus sentidos y acelerándole el corazón,
que empezó a palpitar con algo más de fuerza de lo habitual o eso creía Rubén que
al igual que Alexander por el estrés tenía los pulsos a flor de piel, y se
incorporo del lecho agudizando sus oídos para tener una idea de a donde se
marchaba Lex, con el miedo de que decida huir en busca de su hermano, él sabía
muy bien que cuando alguna tontería se le metía a la cabeza de su hijo, no
había razón alguna o amenaza que lo haga desistir y antes de acostarse ambos
habían tenido un intercambio de opiniones que acabo con una amenaza, sutil pero
amenaza al fin y al cabo; y cuando los pasos del muchacho se detuvieron el
tiempo que se tarda en abrir una puerta supo que estaba entrando a la alcoba de
Iván y prefirió esperar un momento y ver si volvía a su cama, al final solo
hubo un inmenso silencio en la casa a tal punto que llego a oír su propia
respiración, eso no le gustaba, tenía que ir a buscar a Alexander, después de
todo la policía no quería que se toque nada de la habitación del muchacho por
si acaso se tenga que inspeccionar nuevamente en pos de pistas que se hayan
saltado en una primera mirada… así que se incorporo de su lecho y con todo el
desgano del mundo rezando para no tener que pelar a esa hora con su hijo se
encamino a su encuentro con el afán de sacarlo de allá, pero cuando lo vio no
pudo hacerlo.
Alexander estaba llorando
en silencio moviendo los hombros involuntariamente producto de los estertores
nacidos de aquel llanto, sin dejar de preguntarse dónde se encontraba su par y
qué hacer para encontrarlo y de encontrarlo como convencer a Iván de volver a
casa con todos ellos porque intuía que su hermano estrecho de miras cuando su
corazón nublaba la razón no querría venir de nuevo a la hacienda mientras Logan
este en ella, y sería difícil convencerlo con solo decirle que Logan había
huido una vez más de ellos y de las responsabilidades, que una vez más fue un
cobarde de mierda y prefirió al hijo nacido que a los que tenía abandonados; él
tenía que hacer algo más drástico, estaba convencido que la solución estaba en
sus manos… quizás deba hacer la promesa más solemne de su vida: le prometería
cumplir con cualquier condición que se le antoje sin rechistar, incluso no
volver a hablar con Logan… él era capaz de eso, de eso y más… pero ¿cómo
hacerlo?, ese era el quit de la cuestión, ¿por dónde empezar?, quizás debía
salir a buscar ahora mismo, pero no pudo siquiera desprenderse de la almohada
de su hermano y se hizo un ovillo de estertores ahogados sobre la cama aferrado
a un montón de trapos que en su momento vistiera Iván y esa imagen rompió el
corazón de su padre en mil pedazos cuando lo encontró, abrazando su almohada y
oliendo la ropa de dormir que dejara Iván sobre el lecho… papá ya no pensaba, lo
sabía, el mayor de los gemelos no solo estaba deprimido, estaba empezando a
enfermar de soledad y de tristeza.
- ¿Qué haces aquí pajarito? – pregunto papá en voz baja para no asustar a su muchacho a tiempo de sentarse en la cama y atraerlo hacia sí mientras Alexander dejo escapar un gemido tormentoso y un suspiro ahogado en llanto – tu hermano pronto estará en casa Alexander, con todos nosotros, la veras mi hijo lindo – musito quitando el mimo e imprimiendo la seriedad que se requería en dicha aseveración para que el muchacho sienta que no era un simple decir por la ocasión, sentándolo en sus rodillas como si se tratara de un infante con una liviandad que sorprendió a ambos, era como si de pronto al exhalar aquel suspiro hubiese perdido el ánimo y fuera solo un saco sin sentido – ¿no puedes dormir mi bichito hermoso?
Pregunto papá en un tono y
en un gesto de lo más meloso, buscando la forma de abrazarlo fuertemente
pensando en que quizás eso era lo que necesitaban ambos ese momento, no solo
porque Lex se estaba derrumbado sino por propia salud mental, porque papá al
igual de Lex sentía un ansia imperiosa de salir a la calle y buscar a su hijo y
no regresar hasta no encontrarlo… él también necesitaba de alguien que lo
consuele y lo abrace así como ahora mismo abrazaba a su pequeño, dándose cuenta
de una cosa, abrazar a Lex era recibir el consuelo y el ánimo que le hacía
falta para vivir el día a día, pero ese consuelo y ese ánimo estaban
incompletos, faltaba Iván… ¿dónde estaba su hijo?, ¿por qué lo castigaba a él
de esta manera?, ¿en que había errado?, ojala pudiera tener una bola mágica se
decía a su mismo, o alguna conexión cósmica para enterarse de los pasos de su
hijo… eso sería fantástico, fabuloso, pero como todo lo fastas tico y fabuloso
del mundo no era más que una simple utopía y decidió que en vez de perder lo
que tenía en manos pensando en lo que no tenía a su lado, era mejor disfrutar
del pequeño milagro que se acurruco a su costado y empezaba a dormitar, al
final decidió que era mejor de llevarlo a su cama.
- No te duermas todavía hijo, debes ir a tu cama – susurro Rubén en el oído de Lex apenado de tenerlo que sacar de la comodidad y la tibieza de aquel lecho
- Quiero quedarme aquí papa… por favor
Murmuro Lex haciéndose un
ovillo de nuevo sobre la cama de su hermano, metiendo la cara en aquel pijama,
aspirando con algo de fuerza el aroma que aun emanaba de la ropa de Iván como
un sutil aliento que le devolvía la vida y papá no tuvo corazón de privarlo de
aquel caprichito, temiendo que aquello perjudique la investigación policial,
pero al ver a Alexander apretar con fuerza la almohada y nublar la vista y
aguantar un gemido y querer ocultar su rostro de sus ojos vigilantes,
finalmente opto por concederle a Lex aquel deseo, a la ¡mierda! con la policía
y sus estúpidos avances… hasta ahora no le habían dado satisfacción en nada, no
tenían ni puta idea de lo que le paso a su hijo, ni de donde estaba, al carajo
con sus recomendaciones, no iba a privar a su pequeño ni a él mismo el consuelo
del recuerdo y de los buenos o malos momentos despertados por la presencia de
Iván en sus cosas….
El también necesitaba de
eso, necesitaba de sentir en su olfato el aroma a niño de su hijo, entibiar sus
manos con las texturas de su ropa imaginando la piel de su mocosito, tumbar
sobre su almohada su cabeza y robar quizás imaginariamente los fragmentos de
sueños imposibles de su niño, necesitaba sentir que él estaba ahí con papá; y
con ese tumulto de sensaciones y miedos, medias tristezas y alegrías abrió las
sábanas dejando que Lex se deslice en ellas para que duerma…
- No te vayas – musito Lex atajando a su padre cogiendo su mano con fuerza, creyendo que papa se marcharía de su lado dejando solo en aquel lugar – quédate conmigo – le pidió entreabriendo los ojos de cansancio, estaba agotado porque como todos en casa algunas noches se las pasaba en vela y nadie se había dado cuenta de aquello hasta ahora que su padre se fijo en su semblante, Lex estaba ojeroso, pálido y delgado y en un inicio creyó que era porque se estaba desvelando, pero no, el reloj de la mesa de Iván acababa de marcar la media noche bastante temprano para sus gemelos, fue ahí que se dio cuenta de que Alexander empezaba a mostrar signos evidentes de no estar bien ni física ni emocionalmente
- No me voy a ir a ninguna parte hijo, excepto a la cama a dormir contigo – respondió su padre
Tras aquello Rubén se
tumbo a su lado atrayendo el cuerpo de Lex al suyo, Alexander al saber que papá
dormiría con él en la cama de su gemelo se acurruco a su costado y se dejo
abrazar sin soltar la ropa de su hermano empezando a dormir por fin después de
varios días de sueño interrumpido, mientras que Rubén sólo atino a acariciar la
cabeza de su muchacho y besar livianamente su corona para no perturbar su descanso
mientras imaginaba un millón de cosas sobre el paradero de Iván, estudiando en
la oscuridad del lecho apenas iluminado por el reflejo de la luna que
caprichosa se filtraba a través de las cortinas mal cerradas, la habitación de
su hijo, tratando de recorrer los pasos de Iván desde aquel recinto hacia
la nada, pero todo lo que pensaba terminaba con la misma escena: Iván perdido
en la oscuridad, solo, triste, enfermo incluso, nada más lejos de la realidad…
Iván estaba a escasos metros de casa donde menos se lo esperaba y si bien no
estaba enfermo, el muchacho estaba bastante delgado y demacrado producto de la
tristeza y las penurias que se había auto impuesto como empezaban a estar papá
y Alexander…. y eso sin contar con Logan que ahora mismo parecía un cadáver
fresco del puro sufrimiento.
Porque a diferencia de lo
que Lex e Iván imaginaban Logan se la pasaba buscando por su cuenta acompañando
a un grupo de investigadores privados que había contratado, Ginger había traído
todos sus ahorros, había sacado el dinero que Logan tenía en las cuentas
bancarias a las que no pudo acceder el desgraciado de Harry y estaba dispuesto
a gastarse hasta el último centavo en encontrar a su hijo antes que cualquiera,
porque le debía a Iván una explicación y quería otra de su parte, él como
Rubén, como Alexander y como su madre quería saber porque se marcho… quería que
le diga a la cara que se había ido por él porque Logan buscaba la oportunidad
de redimirse antes su hijo, y si su lejanía era la condición del perdón que
tanto anhelaba y la condición para terminar con esta angustia y vuelva a casa,
él estaba dispuesto a renunciar al muchacho para siempre, siempre y cuando lo
vea sano y salvo al lado del único que ser que podía cumplir con aquello… su
padre, su viejo: Rubén.
Y con esa incógnita en la cabeza, Rubén recorrió con la mirada
entre suspiros y exhalaciones bruscas que dolían el pecho la habitación del
muchacho, clavando la vista al balcón, pensando que seguro su niño salto por
ahí camino hacia la nada y en un momento de dolorosa angustia cuando Alexander
se giro liberando el brazo de papá del peso de su rubia cabeza, Rubén se acerco
a la ventana y salió al balcón mirando anonadado la inmensidad del sepulcral
silencio de la hacienda y la oscuridad de la misma, sintiendo un
estremecimiento correrle la espalda, su hijo pudo ir a cualquier parte y el
brillo plateado de la luna reflejado en el río apretó su corazón… ¿y si su hijo
decidió suicidarse?, después de todo no había rastros de él, quizás era la hora
de contemplar esa posibilidad y con un nudo apretado en el pecho Rubén quiso
empujar la negrura del horizonte buscando la salida del sol para emprender por
si mismo lo que sería la búsqueda más dolorosa de su vida después del susto que
se pego cuando creyó que Alexander se perdió en el monte tras el disparo dado a aire que
hirió a Illien después una travesura nocturna que le valió a los gemelos una
buena paliza… de eso, ya hace un algún tiempo.
Pero primero se decía, volvería
a echar un vistazo en casa de Raquel aun cuando se meta en problemas, luego
buscaría de nuevo a Ninoska, y si no había respuesta iría donde Pankarita, donde
Marcela incluso y donde sea, porque no era posible que nadie sepa nada, no era
posible que su hijo se evapore en el silencio en medio de la noche, y si aun así no
daba con ninguna pista, entonces peinaría el poblado solo de ser preciso cubriendo de palmo a palmo el pueblo, removiendo las piedras del camino si fuera necesario antes de lanzarse de lleno
al río, solo que Iván no estaba ni en casa de Raquel, ni de Ninoska ni en una
zanja perdido ni ahogado en el lecho del río, Iván estaba a escasos metros de
papá, bien oculto… capricho de Dios que sabía porque hacia las cosas como las
hacía, algo que papá comprendería mucho, pero mucho tiempo después y no solo él
sino Iván también, quien ahora estaba acurrucado en un montón de forraje seco
incomodo pero tibio, dando vueltas procurando dormir sobre una vieja manta que
evitaba el picor de la paja seca en el cuerpo, atormentando con la idea de
dormirse más de la cuenta y ser descubierto pues desde hace unos días atrás
tenía que salir de ahí antes del amanecer y permanecer escondido a lo largo del
día buscando que comer y regresar cuando no había nadie y robar lo que quedaba
en la mesa para satisfacer el hambre que llevaba y todo para no ser descubierto…
pero a diferencia de su hermano y de su padre, no solo la tristeza lo
albergaba, sino la duda sobre sus actos pasados y presentes, pensando si era buena idea o no hacer lo que
hizo, si era bueno idea o no regresar a casa y pedir perdón y aceptar calladito
seguro la reverenda paliza que le diera su padre y quizás mamá, si era buena
idea o no decir la verdad o mantener esa mentira y sumido en esos pensamientos
se quedo dormido cabeceando al lado de las vacas oliendo a bosta y otros
extraños aromas emanados de la profundidades del campo y de su cuerpo sin asear
por tantos días.
Mientras ajeno a todo lo
que él estaba padeciendo, papá acariciaba con las manos el borde del balcón por
el que Iván se precipitara hacia el gran cupeci de su ventana imaginando a su
hijo deslizarse a tientas como un jaguar sobre el tronco, queriendo con aquella
caricia tocar la planta de los pies de su hijo al que imagino salir quizás a
oscuras, quizás mientras el cielo se caía cantaros y tronaba en el horizontes,
después de todo ese día había llovido y no estaba tan lejos de la verdad, el día
que Iván se marcho de casa el cielo se cayó sobre la tierra como una
premonición de tristeza y llanto en un aguacero que enluto el día envolviendo al poblado en nubarrones negros, oscureciendo cada rincón de la hacienda y del monte… él
había saltado la barda a las cinco de la madrugada más o menos resguardado
entre las sombras y el silencio de las almas que a esas horas dormían ajenas a
las inclemencias del tiempo, armado apenas con un pequeño macuto en la espalda
sin tomar ninguna previsión de nada más; adolescente al fin y al cabo como muchos
que solo tienen en la cabeza el inicio y la meta de sus locas travesías pero
nunca la ruta recta sino una torcida y en su caso ni siquiera eso, se dejo
llevar por sus impulsos… arrastrar más bien por la fuerza de la desesperación y
el enfado; bueno es que huir ni siquiera estaba en sus planes, simplemente
quería darse un paréntesis en aquella pesadilla que parecía devorarlo más y
más, pero de a poco, como una sicurí (boa gigante) que devora un nelore (raza
de ganado vacuno) ni siquiera saboreando, simplemente tragando... engullendo.
Así que en un loco impulso
más propio de su hermano que suyo, metió cuatro trapos viejos en la mochila y
abrió la ventana no porque el despertador saltara, sino porque nunca pudo
dormir pensando en la idea de un nuevo hermano del que no quería saber nada,
aquella noticia fue un shock para él, así que simplemente quería desaparecer
por un tiempo y ver si al despertar desaparecía todo lo demás, originalmente
quiso ir a galopar a la vera del río pero con la tormenta pisando sus talones cuando
se encamino al potrero se lo pensó mejor, sobre todo al recordar la voz de papá
en su oído advirtiendo sobre los peligros del turbión, además aun no sabía cómo
controlar a un animal en una situación como esa y en su pensamiento desaparecer
no significaba necesariamente morir y imbuido en esas cavilaciones tormentosas
y ya habiéndose alejado bastante trecho como para volver a casa para cuando los
cantaros de cielo se abrieron era tarde para dar marcha atrás, tenía que ir a
alguna parte y resguardarse de la lluvia, así que busco en sus bolsillos y solo
tenía 100 pesos y ni una sola moneda suelta para pagar un billete e ir a casa
de Ninoska que fue la primera opción que se le vino a la cabeza, así que
decidió por esperar a que la lluvia amaine buscando donde refugiarse dándose
cuenta de una cosa, no había un solo lugar que cumple ese propósito, todo lo que había alrededor eran
extensiones inmensas de pastizales y soya y quedarse parado no era opción un rayo podría alcanzarlo, además empezaba a helarse, porque al agua se sumo el viento así que decidió volver a
caminar rezando para que la lluvia termine cosa que nunca se dio, y al ver el cauce
de la quebrada crecer cerca de donde
estaba, midiendo la fuerza del agua que negra corría río abajo arrastrando
troncas enteras solo atino a correr sin dejar de rezar porque el cielo deje de
relampaguear a sus espaldas como si lo persiguiera, vamos que los rayos caían blanqueando el monte y
reventando los tímpanos.... y en esa loca carrera, sin saber cómo llego a un atajo
que le supo conocido y se quedo mirando de un lado a otro limpiándose la cara
de la lluvia que parecía incluso llover en sentido contrario a causa del viento
que cortaba las gotas formando figuras que podían verse a distancia, hasta que
hizo memoria… era un atajo que llevaba al rancho del viejo Arturo… estaba a
pocos metros de la casa de Illien y el alma se le volvió al cuerpo, al parecer Diosito estaba de su lado.
Fue entonces que recordó
tres cosas, la primera que todos los rumanitos estaban en Aguas Calientes en
Roboré junto con su padre y su hermano, segunda que el abuelo Arturo le había
regalado una llave, copia del único candado que había en aquel rancho y que
justamente cerraba la puerta principal y tercera que Arturo no tenía más que
tucanes y loros por vecinos, así que sin dudarlo tras buscar en el raído macuto
donde recordó guardar la vieja y torcida llavecita empezó a correr sin importarle
lo mojado que estaba hasta llegar a su destino, la humilde morada de los
rumanitos; había llegado a ella apretando en su mano aquella llave como si
fuera su pasaporte al paraíso y con el corazón latiéndole fuertemente mirando
de un lado a otro por si algún desconocido merodeaba y se diera cuenta de su
nerviosismo, destrabó el portón, total Arturo solía dejarlo sin seguro para que
su vecino, seis hectáreas más allá venga a dar de comer a sus animales y abrió
la puerta principal con un apuro inmenso procurando escapar de aquella horrible
sensación de agobio que lo perseguía y una vez dentro, como si el peso de la
lluvia que lo mojara todo hasta los calzoncillos recién aplastara, se dejo caer
apoyando su espalda a la vieja pared, escurriéndose en el piso lo mismo que el
agua que chorreaban de su ropas formando un charquito y se puso a llorar
amargamente envuelto en esa soledad inmensa casi como una hora entera, el agobio acababa de vencerlo.... después
de eso, entumecido por el frío se fue a la cocina y prendió el carbón para
calentar una olla con agua llenando con ella la enorme palangana que
ocasionalmente Illien usaba para remojar las frazadas en verano quitando la
mugre del invierno y se sumergió en ella calentando su espalda, dejándose
abrazar por la deliciosa sensación de paz, tras eso y al darse cuenta que no tenia
ropa seca busco entre las de su amigo, se vistió con algo cómodo, se preparo
una taza de leche y algunos huevos, en la despensa encontró unos panes medio
duros que seguro se olvidaron de sacar y que seguro de no ser por su hambre en
unos días más estaría cubierto de moho, lleno el buche como se suele decir, después abrumado por el silencio y la
tibieza de la humilde casa de Arturo donde siempre se sintió bienvenido,
sacando una colcha de pieles de conejo que tenia Yhanku se medio a la cama de
Illien y durmió por casi 10 horas sin que nadie lo interrumpa… ni siquiera
quiso prender la tele ni la radio ni nada.
Si su padre lo hubiera
visto ese momento, seguro posaba un beso sobre su frente antojado por aquel
descanso angelical y sublime que bien merecido se lo tenía, no tanto por correr
hectáreas de hierba y lodo o por mojarse y entumecer los huesos, sino porque
llevaba días con el sueño interrumpido que ahora mismo en esa vieja casa de
paredes blancas sin cuadros caros como en la hacienda, sin muchas comodidades
ni lujos, se sintió a salvo, en paz y en armonía con los elementos del entorno
y con sigo mismo, y permaneció en la hacienda hasta donde pudo, teniendo que
dejar la seguridad de aquel lugar porque no tenía que comer, no podía vivir de
huevo y leche, la heladera del viejo Arturo estaba vacía por los planes del
viaje así que se jugó su última carta, llamo a Ninoska confiado en su amor y en
su promesa, pero amor de primavera es sinónimo de flor de un día, Ninoska no
podía hacer nada por él, no porque no quisiera sino porque no podía tener a
Iván en casa lo que derivo en una pelea y la ruptura de su relación, sin más
recursos Iván opto por quedarse en el potrero de Arturo, escondiéndose de sus
amigos cuando los vio llegar.
Aquella tarde dos días
después de su huida oyó ruidos en la entrada, menos mal había previsto guardar
sus cosas y poner en su bolsa las papas que hirviera con los huevos duros,
junto a su ropa lavada y salto por la ventana de Illien dejando tirado en el
piso la colcha de Yhanku, ya no tenía tiempo para guardar aquello y se
escabullo al potrero a un rincón que le mostrara Illien donde solía esconder
algo de dinero, sus revistas prohibidas, alguno que otro cigarro o esconderse a
sí mismo si sus hermanos querían cargarlo de tareas o querían castigarlo, fue
de ahí que saco aquella vieja manta y la subió al galpón donde el
viejo Arturo guardaba sacos de pienso y forraje, un viejo sillón lleno de
agujeros y trastos que usaban como repuesto para algo descompuesto y desde ahí,
oculto como mejor podía observo a todos en casa moverse en su diario vivir.
Pero no solo eso, sino que fue testigo en primera
mano y sin querer del sufrimiento de los suyos y no podía negarlo, había visto a su hermano
triste llorar abrazado de Yhanku cuando le contaron la verdad y a su padre con
el semblante descompuesto y preocupado, había oído al abuelo Arturo murmurar
solo en el potrero mientras ordeñaba una plegaria a alguien recomendándolo a él como si fuera uno de sus chicos, al
parecer todos lo andaban buscando pero él sabía que no podía volver, no mientras
Logan siga en la hacienda, así que la idea de comprarse un billete a Chochi
quedo descartada tras la ruptura con Nino y viéndose sin dinero ya, que ya se
había gastado esos 100 pesos comprando pan, y alguna fruta decidió quedarse,
total, la parte trasera del rancho del abuelo Arturo daba al monte, bien podía
meterse ahí entre el chume y la maleza y esconderse y volver de noche, cosa que
iba haciendo desde que los rumanitos llegaran, solo tenía que cuidar de
despertar con los gallos y escabullirse y entrar antes de que el sol se oculte
del todo, tenía miedo que en la maleza se pille con alguna serpiente o lo que
era peor algún otro animal mas grande, no era imposible, después de todo
aquello estaba en medio de la nada sin vecinos a donde a correr.
Y ahora mismo dormitaba
pensando en su abuelo, desde que saliera de casa una sola cosa a excepción de
su hermano le hacía falta y era papá, no extrañaba su cama por mucho que el
cuerpo doliera, a decir verdad había descansando más sobre esa paja y esa manta
más que en su lecho desde que Logan llegara, no extrañaba las comodidades de su
baño a la hora de asearse porque a escasos metros había una vertiente donde
hacerlo sin mayor problemas, la comida le era indiferente, ahora mismo ni tenía
hambre, pero lo que echaba en falta era a papá, a Rubén acariciando su pelo al
despertar, a Rubén besando su frente antes de dormir, a Rubén reteándolo cuando
se portaba mal, a papá castigo incluso si obraba mal, a papá consuelo cuando el
perdón llegaba por fin... a su padre orientándolo para mejorar su actuar, a papá jugando
una broma, riendo con él, cabalgando la llanura en medio de la reces, montando
la vieja camioneta o chupando un helado, extrañaba su voz, sus modos, su piel,
sus ojos su olor y cada noche era lo mismo, miraba su billetera donde guardaba
la foto de su padre y dedicándole un pensamiento empezaba a dormitar rezando
por no pasarse y poder levantarse temprano, cosa que empezaba a costar, día que
pasaba pesaba más porque el cansancio y la debilidad lo estaban azotando, solo
era cuestión de días para que alguien de la casa de con él…
- ¿Papi? – esa voz y el suave respirar de su hijo cerca de su oído como un aleteo de colibrí despertaron a Rubén, el pobre hombre se había dormido de tan cansado que estaba, sentado en una vieja tumbona que Iván pusiera en su balcón donde se quedaba horas mirando el cielo contando estrellas – …despierta – agrego Lex empujando suavemente su hombro para que reaccione sin ser violento, su padre estaba demacrado – te has quedado dormido aquí afuera – le dijo cuando Rubén abrió los ojos
Y Rubén casi salta de
alegría creyendo que era Iván que había regresado, o lo que es más… que nunca
se fue, pero al recodar todo y reconocer que aquel muchacho que le hablaba
suavemente, vestido en ropa de dormir, con los ojos lagañosos e hinchados, se
dio cuenta de donde estaba y de lo que había pasado y sintió reventar por
dentro como un cristal al que se impacta con fuerza una piedra, volando todo en mil pedazos y
no pudo más, se puso a llorar…
¡OH! Dios mío… papá se
estaba rompiendo…
¡ Los gemelos y yo, les deseamos a todos un enorme abrazo en nombre de la amistad, no tengo idea de que día fue, pero no creo que se necesite un día especial, solo estar predispuesto a cultivar dicho sentimiento...
Marambra
Por fin pude respirar, que bueno que Ivan esta "bien" ... que lindos caps. Duele ver a Ruben y a toda la familia tan angustiados, espero que todo se resuelva pronto, que todos puedan abrazarse nuevamente!!! y Tienes razon Marambra no se necesita un dia en especifico para celebrar la amistad ... un mega abrazo !!!
ResponderEliminarUn mega abrazo para ti tambien guapa.
ResponderEliminarY muchísimas gracias por tu visita y tus comentarios, me alegra que te eches de menos de nosotros.
Un abrazo bonita
Marambra
Soy de esos seres humanos Marambra,que están fuertemente influenciados por el entorno de la naturaleza que les rodea y de las variaciones del tiempo o el mismo clima incluso,esta estación (invierno)me afecta profundamente,y por lo general me hace andar mas tristona y reflexiva,te comento ésto porque curiosamente hace ya bastaaaaante tiempo atrás ,cuando me encontré con tus "Gemelos"por vez primera,me pasó algo parecido.Estos chicos ridículamente quizás afectan muy fuertemente mi corazón,mi estado anímico.Cuando les leo, veo y conozco tantas cosas a través de sus ojitos ,las cuales son totalmente nuevas y desconocidas para mi,Con los ojos de Alexander ¡veo todo de a colores!su alegría su liviandad y pureza para ver las cosas me aligeran el corazón,con Iván no puedo evitar ver las cosas un tanto mas serias ,con elegancia y seriedad,... creo que lo definiría en sepia,Ivancito es tan especial,duelen tanto los acontecimientos con él ,que surgen momentos en que envidio un poquito de la picaresca perspicacia de Lex y desearía que Iván se contagie de él,pero sabes?,eso no sería justo,pues lo cautivante de ambos es la intensidad de sus diferencias.
ResponderEliminarTu obra Marambra,es cada vez mas notable,has trazado tus personajes de una manera tal ,que es imposible sustraerse al encanto que ejercen en quien los lee y conoce.
Tu estilo tan especial,tan único en donde nos dejas ver tu ideología personal,mezclando realidades sociales con sus modismos y costumbres,filosofías de vida,una gran cantidad de humor genuino y pintoresco,y para finalizar todo ésto con total falta de hipocresía ,así veo yo tu manera de escribir,así es como me gusta ,como la admiro y como la respeto.
Sentía que te debía esta explicación de como veo lo que nos das ,aquí,en tu propio blog amiga,tu que haces tanto por y para quienes te leemos,...gracias!!
...ahora que ya se que Ivancito está mas cerca de lo que creía quiero saber de Jacinto,la guagua de Arturo,¿que le pasó al niño si fue a parar al hospital???¡no nos lo aclaraste!
...¿sabes? terminé de leer este capítulo anoche,pero al igual que a Rubén ,sentí la exploción del cristal por dentro y ya no pude escribir...
y un gran abrazo también para ti amiga y claro está que el día justo a quien puede importar si el sentimiento está.
Keny
OH... por Dios Keny...
ResponderEliminarTus palabras tan hermosas y sinceras me han llegado al corazón, no sabes lo inmensamente feliz que me haces por mostrar tanto amor a mis dos pequeños hijos imaginarios.
Alguien me dijo que estos niños son tan opuestos que costaba imaginar que sean hermanos y gemelos, pero, para mi son complementarios y esa descripción que hacer ser uno todo colorido como un arco iris y el otro serio en sepia, suena tan poetico.
Y estoy feliz y muy conforme con lograr que este relato realmente muestre lo que quiero, la crudeza con que se manejan no es solo producto de mi imaginación, es el resultado de observar ciertas características en mi gente y mi cultura, y pintar lo que mis ojos ven sobre el campo y la naturaleza y como me he sentido de adolescente frente a la inmensidad de ella.
Y pues Keny, compensare a muchos cuando Iván este por fin en los brazos de papá y dejara de ser gris para ser primavera.
Y en cuanto a la guagua de Arturito, ya te avisare que le paso al rumanito.
UN abrazo inmenso para ti, y feliz, inemsamente feliz de leerte
Marambra
Marambra como siempre un deleite leer de tus hijos!!!...
ResponderEliminarQue capítulo tan más envuelto de emociones!!...
Tantas cosas que arreglar que ya muero por seguir leyendo más de esta historia!!..
Ojalá pronto se arregle todo este lío... Porque esta familia ya merece paz!!...