Solo era el deseo de volver a verte
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 9 de Enero del 2017
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Final
Autora: Mary C.
Efraím
Estaba feliz, realmente
feliz estuve con mi madre por tanto rato hablamos, reímos, me dijo que me amaba
tanto y que siempre estaría conmigo, pero que ya era hora de que regresara, yo
quería seguir con ella, ¿que acaso no me quería?
Pero
ella me dijo que sí que me quería, que me amaba por eso me tenía que dejar ir,
que a un no era el momento para que yo me quedara, que me quedaba mucho por
hacer, cosas por experimentar, cosas por descubrir, era joven y que tenía que
crecer aún, no solo en cuerpo sino
también como persona, que tenía que madurar y formar una familia llegando la
hora, que mientras tanto disfrutara la que ya tenía, que no hiciera renegar a
mi padre que lo único que quería era cuidarme y quererme, que dejara de fingir
y encerrarme en alguien que no era, que cuidara a mis hermanos y que no les
hiciera tapadera que eso no llevaba a nada… vamos que se había enterado de lo
de falsificación de la firma de papá… que no les tratara mal y que fuera el
mejor hermano mayor, que a Daniela la
viera como una madre que necesitaría de los consejos de una mujer ya que ella
no estaría para dármelos y que fuera mimosos como en ocasiones lo era que no rechazara
toda muestra de cariño y que dejara de herir a papá con mis palabras,
recomendación que me hizo avergonzar porque claro que decía las cosas para
lastimarlo o fastidiarlo.
Me
dijo que quería que cuando estuviera a solas con papá le diera un mensaje de su
parte, que me confiaría el mensaje ya que esta vez no sería escrito mucho menos
mandado por teléfono así que yo sería el
encargado de dárselo.
Me
dijo que la perdonara por no haberle dejado las cosas fáciles, también me pidió
disculpas a mí por no haberme dado lo que yo tanto quería que era una familia
unida. Me dijo que ella ya no estaría y que él tendría que hacerse cargo de mi
por completo… que me ayudara a sobrellevar las cosas no solo con sus recuerdos
sino con mi educación, que ella nunca permitió faltas de respeto y que no las esperaba
así que si me portaba mal que sin miedo alguno me diera mis…
- Efraím: pero mamáaa… no le puedo decir eso… no se lo diré
- Cáterin: claro que lo harás, confió plenamente en ti para que le des el mensaje a tu papá, prométemelo
- Efraím: nooo mami
- Cáterin: Efraím prométemelo corazón
Con
toda y regañadina y zapateado se lo prometí, papá solo me castigada cuando me
pasaba por mucho… por lo que las faltas de respeto a su persona las solía pasar
la mayor parte del tiempo, palabras como tonto, algunas veces decirle estúpido…
gritarle, torcerlos ojos en su presencia o remedarlo… fueron pocas veces las
que me castigo por eso y en su mayoría solo me llamaba la atención, algo que mi
madre quería que parara de raíz.
Me
sentía enojado pero no podía estarlo, era mamá y con ella el enojo no duraba ni
dos minutos por lo que solo me quedaba la vergüenza, hundir mi cara en ella llorando porque solo
me quedaba decir adiós, la abrace le dije cuanto la quería y cuanta falta me
haría, poco a poco ella se fue desvaneciendo como un sueño en el que estuviera
y se fuera alejando de mí, todo se quedó en blanco y poco a poco fui viendo una
pequeña luz, me pesaban los ojos los sentía pesados y la luz me lastimaba, tuve
que parpadear un par de veces para lograr disminuir la sensación que provocaba
la luz, abrí los ojos y los cerraba por un largo rato hasta que por fin pude
conservarlos abiertos, recorrí el lugar con la vista, estaba en un cuarto
blanco podía escuchar murmullos pero eran de lejos, alcance a mirar mis manos
había unas pequeñas mangueritas que estaban como pegadas, seguí visualizando
las cosas hasta que note la presencia de papá que estaba sentado con la mirada
perdida a la pared, trate de voltear a donde el miraba pero no había nada,
parecía que no había prestado atención, me peso mover el cuerpo y por momentos
no lo sentía pero poco a poco fui sintiendo todo desde dolor, sed, las pequeñas
agujas enteradas en mis brazos y un calor en la palma de mi mano algo que me
sostenían, era la mano de papá, como pude le apreté la mano para que se
enterara de que yo estaba con él y me hiciera caso a mí y no a la pared fue cuando como si con un susto regresara su
vista perdida en la nada y solo se dedicara a verme.
- Leo: ¿Efraím? Hijo, hijo cómo te sientes, mi niño por fin despertaste pequeño… espera… voy… voy a llamar al médico – dijo como si fuera a salir de ese lugar
Papá
salió por algunos minutos y regreso con un doctor el cual empezará a revirar y
a quitarme las cosas que tenía en el rostro que hasta el momento no me había
dejado hablar, apenas me quitaron todo lo que tenía moví mi boca tenia sed y
eso lograron entenderlo porque mi padre me dio a beber un sorbo de agua. El
doctor paso una lamparita que me dieron ganas de… arrogarla por la primera
venta, eso era molesto, después me ordeno que tratara de seguir su dedo, lo
hice y trate de pararme.
- Leo: no, no te puedes parar… hijo cómo te sientes.
- Efraím: adolorido – logre decir
- Doctor: Recuerdas algo? – trate de recordar las cosas, cerré los ojos como para recordad… más bien… para entender todo lo que había pasado, los volví abrir y asentí con la cabeza
- Efraím: me caí por estar en la orilla del barranco – dije algo apenado, eso había sido muy torpe
- Leo: hijo, cuantas veces, cuantas veces te dije que fueras más cuidadoso – su voz era de enojo que a pesar de que fuera casi como un susurro lo reconocía pero también era dolor y mucho cariño, todo en una solo frase
- Efraím: la tierra se desmorono – dijo culpando a algo más que no fuera yo, solo pude ver a mi padre mover la cabeza y al médico levantar la vista, como si lo que tuvieran enfrente fuera a un niño que les dice una mentira… solo agache la mirada sentía mi cara caliente – ¿dónde estoy? – pregunte para ya no sentirme un niño regañado
- Doctor: en un hospital
- Efraím: me duele el cuerpo
- Doctor: es normal la caída ha sido fuerte y te has roto la pierna y tienes muchas heridas… muchas ya están sanando
Poco
a poco me fueron explicando todo lo que había pasado, que unas personas me
habían encontrado en el fondo de la barranquilla a unos 3 metros de
profundidad, que al parecer mi alma había estaba vagando sin saber que yo
estaba inconsciente a punto de morir… si, recordaba eso, yo había estado con papá en las fechas navideñas,
también recuerdo los sueño y las voces que escuchaba, hoy sabía que había sido
de la enfermera y del medico que me atendieron, como si mi cuerpo le mandara
una señal se vida a mi alma las cuales no había podido reconocer… sueños con
mamá, que me daba mensaje de que todo estaría bien y de ella
cuidándome aunque no eran simples sueños era una realidad, ella me había estado
cuidando todo ese tiempo, cuidando que mi alma llegara a salvo con papá y que
regresara por fin a mi cuerpo para poder tener una vida, nada había sido un
sueño todo fue una realidad. Me estuvieron haciendo muchas preguntas y después
me dejaron dormir.
A
los dos días pude salir del hospital era la mañana del 31 así que había
despertado justo antes para ver un nuevo año llegar. Papá me había conseguido
una silla de ruedas para poderme mover aunque era él quien me movía. Me habían dejado ir a casa con la
recomendación de que no me podía mover solo, y que las heridas me las tenían
que seguir revisando, no tuve heridas internas por lo que la estadía en
hospital no fue más larga, tenía una mano más o menos libre que podía usar y
una pierna completa que si bien tenia raspones me podía recargar en ella, pero
me habían prohibida pararme.
Nos
quedamos en casa de los abuelos, también pasaríamos año nuevo con ellos ya que
el año pasado todos pasaron las fiestas con la familia de sus mujeres, esa vez
solo estaría los padre de la esposa de mi tío Paco como invitados, pero ellos
se irían apenas pasara la noche, eran los que vivían más cerca y para dejar más
espacio el tío decidió eso, yo necesitaba una cama para mí solo y no me podían
aventar al piso como en otras ocasiones, además mi abuela era la que ayudaría
con mis curaciones era enfermera retira y sabia de todo esos trotes. Por lo que
seguro es que nos quedaríamos en casa de ellos un poco más del tiempo de
vacaciones, ero lo que les había escuchado decir.
- Leo: ¿listo para recibir el año nuevo?
- Efraím: mmm no – Papá solo dio una media sonrisa
- Leo: anda
- Efraím: ¿no me puedo quedar así?
- Leo: tienes tres días que no te bañas
Hice
un poco de pataletas no quería que me ayudaran con eso, ya que no solo sería
papá en que me ayudaría sino también mi abuela que tenía más experiencia con
curaciones ella era la que se encargaría de ayudar en eso.
Me
metieron al baño y me dejaron en una silla solo con una pequeña toalla que me
tapaba mis partes, tardamos en el baño como una hora en lo que me ayudaron a
secarme y a cambiar vendajes dándome solo unos minutos de privacidad para yo
terminar de lavarme lo que no quería que tocaran.
- Leo: ya estas, ven
- Efraím: yo me puedo cambiar
- Leo: no pudiste ni quitarle la ropa.
- Efraím: si, si puedo
- Leo: está bien – Papá me ayuda a secar el cabello y me dejo algunos minutos solo trate de ponerme el calzoncillo pero me fue imposible porque no podía mover mi pierna para nada y al inclinarme también me dolía así que termine frustrado y llorando por no poder hacer algo tan común como tapar mi dignidad – ¿te lastimaste?... hijo contéstame
- Efraím: noo..no mucho. Shss – Al final papá termino cambiándome por completo y yo me quedé dormido desperté ya tarde y papá me bajo a donde todos estaban, termino el año y yo empezaría el nuevo en una silla de ruedas… a pesar de todo el año termino bien, eran las 2 de la mañana cuando mis hermanos ya se habían ido a dormir y mi padre me dijera que también era hora de que yo hiciera lo mismo así que con la ayuda de papá regrese a mi cama.
- Leo: anda trata de dormir
- Efraím: pero no tengo sueño
- Leo: tienes que descansar
- Efraím: ya dormí mucho, ¿por qué yo no me puedo quedar más tiempo con ustedes?
- Leo: quiero que descanses hijo. Anda intenta dormir
- Efraím: no tengo 10 años yo puedo seguir despierto… también puedo tomar… y ni para el brindis me dejaste
- Leo: no. porque eres menor – Papá no me había dejado bridar como ellos y solo brinde con jugo como mis hermanos eso me hacía enojar
- Efraím: eres idiota, vete – le dije frustrado, Carlos que era un año más chico que yo si había podido brindar con licor, era hijo del tío Paco. Jale la colcha no hacía mucho frio pero me tape por completo, solo sentí que papá se acostó a un lado de mi empujándome un poquito sin lastimarme
- Leo: ¿qué tienes hijo?
- Efraím: me tratas como a uno de tus hijitos
- Leo: eres uno de mis hijitos, no tienes por qué tomar, ¿quieres que me quede un rato contigo?
- Efraím: como tú quieras – le dije, como si no me importara, papá me quito la colcha y se puso a acariciarme el cabello – papá
- Leo: si
- Efraím: perdón
- Leo: ¡porque!
- Efraím: por decirte idiota
- Leo: … estas disculpado, pero no quiero que siguas con esas palabras hijo, soy tu papá no tienes por qué faltarme al respecto
Eso
era un regaño pero no alzo la voz, así era él,
solo cuando de verdad lo sacaba de sus cabales alzaba la voz, supongo
que estaba un poco acostumbrado a mi comportamiento y a mis reacciones… a
algunas, no a todas, él era de pensar
las cosas muchas veces… una y otra vez antes de gritar o empezar a sonarme…
claro que solo con las palabras porque hay de mi si tomaba o fumaba decía que
era un niño y que me podía hacer mucho daño… que fueron las veces que el cinto
tocaba mi trasero eso y por jalar de más la liga. Pero el así era, era
tranquilo era buena persona por eso mi madre decía que a veces las personas le
veía la cara de tarugo… Mi madre me dijo que ella trato de amar a mi papá pero
que simplemente no se dio… que no era su media naranja como muchos dicen, que se la pasaban bien pero como pareja la
relación no era buena, que a ella siempre le gusto papá, era un hombre atractivo pero de ahí a amarlo que
hubo mucho en el camino. Como siempre me dijo que cuando tuviera una pareja o
me enamorara lo comprendería mejor.
Me
quede mucho recordando lo que me dijo mamá porque papá me llamo la atención.
- Leo: que tienes hijo, ¿te duele la cabeza?
- Efraím: no
- Leo: entonces ¿por qué estas tan callado?
- Efraím: mmm – le diré, pensé
- Leo: ¿qué tienes?
- Efraím: papá, cuando yo estuve durmiendo por el accidente pude ver a mamá, hable muchas cosas con ella, me dijo que la disculpara por no ser mejor, que tendrías que hacerte cargo de mi por completo y que me ayudaras – le dije con la vos más bajita y algo apenado – a sobrellevar las cosas… por su muerte y por todo lo demás – le dije sin atreverme a decir lo demás
- Leo: me alegra que pudieras ver a mamá, aunque te confieso que eso me asusta y me pone la piel de gallina – dijo llevándose la mana al brazo – porque eso es que estuve a punto de perderte… ¿te pudiste despedir de mamá?
- Efraím: si, yo quería quedarme con ella – le confesé – pero también quería estar contigo.
- Leo: sé que es difícil hijo, ¿que más te ha dicho mamá?
- Efraím: mm muchas cosas... mmggg
- Leo: ¿algún mensaje para mi?
- Efraím: porque debería de haberlo…
- Leo: porque tú me dijiste que tu mami siempre me mandaba una carta
- Efraím: mmm
- Leo: y porque te estas guardando algo sino no bajarías tanto la mirada
- Efraím: mm nada que valga la pena
- Leo: todo lo que decía tu mamá no valía la pena – dijo un poco molesto
- Efraím: si, si que valen la pena…
- Leo: ¿entonces?
- Efraím: mm me dijo que… que te tenías que hacer cargo de mi…
- Leo: eso lo voy a hacer siempre hijo… además eso ya me lo dijiste!!
- Efraím: también que te tenías que hacer cargo de mi educación – papá puso una cara como diciendo que era obvio… creo que pensaba en el lado educativo de la escuela y todo eso – que ella nunca permitía faltas de respeto y que no las quería, que si me portaba mal o era grosero que sin miedo me – y ya no pude hablar sentía mi cara completamente roja y caliente
- Leo: ¿te diera unas nalgadas??... tan rojo te has puesto por eso? – dijo como si fuera algo natural
No
era algo fácil de hablar, mi madre siempre me educo de esa forma, a nalgadas,
papá debes en cuando me castigaba pero había durado mucho tiempo que no me trataba
como a un niñito y la última vez que me dio con la palma de la mano en mi
trasero sin protección fue cuando les avente el refresco encima y les dije
algunas cuantas palabritas, los castigos
de papá dolían pero era algo que se podía soportar pocas veces lloraba y eso era más por orgullo, pero que lo
hiciera como cuando yo era un pequeño era… ggrrrr lo odiaba, recuerdo que las
pocas veces que mamá hablo con papá le decía que si me portaba mal que unas
palmadas en el trasero con el calzón abajo eran suficientes para que
entendiera… mamá nunca me castigo con otra cosa que no fuera su mano y aunque
sabía que papá era una persona suave en los castigos prefería que no usara otra
cosa para una reprimenda.
Estaba
con la cabeza gacha sin verle a la cara, pero papá empezó a picarme la mejilla
con el dedo hasta que voltee a verle, era algo… bobo, porque solía hacerlo cuando mis hermanos eran
pequeños o cuando yo lo fui, era lo que
mamá me decía, era una forma en la que papá pedía atención, era un poco molesto
porque no paraba hasta que despertaba a los bebes y tenía su atención… papá
trabajaba y solía salir mucho de viaje por eso cuando llegaba y mis hermanos dormían se ponía a picarles las
mejillas hasta despertar a esos bebes que siempre le daban un puchero por
interrumpir su sueño, algo que papá amaba después de dos o tres días de no ver
a sus hijos, ver esos gestos era lo que le devolvía la vida. No me quedo de
otra que voltear a verle a los ojos y solo me dedicara una sonrisita.
- Leo: yo no te voy a castigar si tú no te portas mal, ni tampoco a ponerte en una posición que no te agrade… a menos que te pases por mucho que espero que no pase otra vez
- Efraím: no pasara lo prometo
- Leo: eso espero porque si no aunque no te guste volveré a castigarte como la última vez, no es algo que me agrade hacer, porque no era algo que a mí a tu edad me agradara así que trata de comportare
- Efraím: yo me voy a comportar pero… no me amenaces con eso… es humillante.
- Leo: tu mamá te castigaba así o no
- Efraím: si cuando era más chico
- Leo: que tan chico?
- Efraím: trece años… catorce… contando ese día.
- Leo: llegaste aquí a los 14 y meses… ¿contando que día – dijo curioso
- Efraím: un día…
- Leo: pero ¿qué de especial tuvo ese día?
- Efraím: mmgg nada – sentía mi cara roja y caliente
- Leo: ¿qué paso?
- Efraím: algo que hice – dije bajito y avergonzado
- Leo: ¿pero qué?
- Efraím: agggg – que insistente
- Leo: solo dime
- Efraím: me enferme y tire la medicación… las pastillas sabían muy feo…
- Leo: ¿te paso lo que al hijo de Ulises verdad?
Sentía
las orejas calientes… esa historia era bochornosa y eso que a mi primo le paso
cuando tenía 13 años, pero que la abuela usaba como amenaza y que quedo como
experiencia para sus nietos, historia en la que me toco estar y eso porque uno
de mis primos se puso terco, el primer día tiro la medicación le dieron la
oportunidad de seguir con el medicamento pero seguía de necio a tomárselas…
esto por una razón estaba enfermo por no cuidarse y mi tío le prometiera una
paliza cuando se sintiera mejor porque estaba con fiebre y vómitos y no quería
reprenderle así…
Mi
abuela le dijo que si seguía se lo ponía
ya fuera inyectado o como supositorios a lo que mi primo se ofendió y reto a mi
abuelita y que después de un día de no tomarse la medicación mi abuela
consiguiera los dos opciones en la lista y que después de darle una buena nalguisa
terminara poniéndole ambas uno para la fiebre y lo otro por ser el antibiótico
y que mi tío Ulises después de aquello le diera 3 con el cinto por estar de
terco y además le regañara y le prometiera una paliza, regaño que todos escuchamos ya que estábamos
de vacaciones. Por lo general ni mi papá ni mis tíos castigaban o regañaban cuando nos
enfermábamos, cosa que mi abuela desautorizaba y terminaba dándoles un regaño a
sus hijos porque era cuando los nietos aprovechamos.
- Leo: ya ves, eso pasa por estar de desobediente, las pastillas no se tienen que tirar porque si no, no puedes mejorar. Anda mejor intenta dormir
Papá
me ayudo acomodar mi pierna y se quedó conmigo por buen rato ya que no le deje
ir, no me quería quedar solo… tenía los ojos cerrados pero estaba despierto,
supongo que creyó que me quede dormido porque empezó a moverse para pararse
pero le agarre la mano jalándole sin decirle nada, una reacción infantil que en
años no hacía, pero no me quería quedar solo.. era año nuevo y eran los días
que más falta me hacía mamá.
Solo
sentí cuando volvió acomodarse y me diera un beso en la frente, no le dije nada
por aquel afecto que siempre rechazaba solo moví mi cabeza para poder recárgame
en él y poderme quedarme dormir.
Creo
que por fin termino con esta historia, este era un regalo para navidad el cual
no pude terminar antes. Espero les gustara y muchas gracias por sus
comentarios, no quería hacerlos llorar, pero pensar en algo más allá de la
realidad es algo que me encanta. A ver cuando mando el regalo de año nuevo que
igual tiene el mismo toque fantástico.
Mary
C.
Mary. ayer no tuve oportunidad de poner un comentario pero lo hago hoy, sabes? me encanto el final, tenia mucho recelo de que Efraim muriera menos mal no se dio y me complace porque tiene tanto que vivir y compartir.
ResponderEliminarMe ha gustado muchisimo tu relato Mary, son siempre tan espirituales que llenan el alma de esperanza y amor, gracias por compartirlo con nosotras
A mi que se mme habia roto el corazón con los dos primeros capis. Pero con una calidad unica lo volviste a arreglar. Maravillosa historia como todas donds dejas que nos adentremos en este plano esespiritual y de lo trascendental. Admirable la imaginación y espero tu próxima inspiración con ansias
ResponderEliminarMary siempre me dejas con ganas de leer más de ti y tan bella historia que creaste de verdad...
ResponderEliminarPero como que terminó buuuuaaa no se vale yo quiero saber más de él... No no puedes contar un poquiti-mucho más de su nueva vida de cambio??
Gracias por el regalo Mary que nos das te luciste mujer!!