Solo era el deseo de volver a verte
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 9 de Enero del 2017
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Tercera parte
Autora: Mary C
Leo
Por tercera vez Efraím se desaparición en
mis brazos, frente a mis ojos, sentía una punzada en el pecho por sus últimas
palabras, aun así me quede hincado como estada esperando a que el volviera
aparece en mis brazos como la última vez, pero espere mucho porque y él no
regreso, un miedo me corrió por todo el cuerpo, que había querido decir con que
se cayó en las barranquillas, por un momento estuve perdido en mis
pensamientos. Mi hijo está muerto… era lo único que decía en mi cabeza sin
llegar a pronunciar palabra alguna, mi hijo está muerto.
- Dante: Reasigna hijo
- Leo: ¿Dónde está mi hijo?
- Samanta: El menciono unas barranquillas, hijo… hijo cuales barranquillas, ¿dónde lo fuiste a recoger?
- Leo: en el pueblo de San Cruz.
- Samanta: el menciono ese lugar… tal vez… tal vez está ahí.
Yo
no contestaba, no podía entender nada, ¿quien había estado todo ese tiempo en
casa?, ¿a quién había recogido ese día?, ¿era mi hijo?, ¿era él?, mis padres lo
vieron, mis hijos y mi esposa lo vieron, ¿pero que era todo eso?. Salí de la
casa de mis padres, no solo, porque el mayor de mis hermanos no me dejo
hacerlo, es que yo estaba como ido, llegue a mi casa y lo busque por toda la
casa, entre a su cuarto y tan solo ahí me percate que la maleta seguía hecha,
yo la había subido el día que le traje del instituto y estaba en el mismo
lugar… ¿por qué no la vi antes?, había
cosas fuera de lugar, ropa limpia en el cesto, fui recordando el día que fui por él. Recorrí todo por mi
mente los lugares el camino, la poca conversación, el restaurante de comida…
incluso la mesera le vio, ¡claro que le vio! porque le dio un pequeño halago
diciendo que era un chico guapo y que ella tenía una hija más o menos de la
edad, haciendo referencia a que a su hija le gustaría sin duda alguna. No podía
estar loco una personas ajenas a mi familia lo había visto, no muchos porque
realmente el no salió de casa en todo el transcurso de los 3 días en los que
estuvo, por lo que solo fue la mesera del restaurante y otras dos personas sin
incluir a mi familia.
Las
cosas no concordaban con nada, no tenían sentido alguno, ¿cómo era posible que
una persona se desvaneciera en los brazos de alguien?, ¡yo lo abrace!, ¡le sentí!… y cerré los ojos tratando de
recordar su calor, su aroma, su piel y su peso, recuerdo verlo abrazado aunque
a él no le gustara como si se pusiera a la defensiva, no con enojo, pero si
separándome porque era un chico de 16 años que suele retirarse de los mimos de
sus padres por vergüenza a ser visto por otro chico de su edad, su aroma era el
mismo, siempre bien aseado con olor a jabón, su cuerpo emanaba calor, el
calor de una persona, pero su peso, recuerdo que lo sentí ligero y le dije que
tenía que alimentarse bien pero realmente no se veía demasiado delgado estaba
en plena edad de crecimiento y aun le faltaba crecer más.
No
sabía que más hacer me salí de la casa, palmeándome los bolcillos necesitaba ir
al lugar donde lo fui a recoger, pero no encontraba las llaves, movía mi cabeza
en ambas direcciones para tratar de recordar donde las había dejado.
- Ulises: yo tengo tus llaves – había olvidado que no estaba solo en casa y que estaba Ulises y mi padre, no sé si en algún momento me hablaran o preguntaran algo porque si lo hicieron yo no les había escuchado.
- Leo: voy a ir a San Cruz.
- Dante: vamos a ir contigo – solo asentí, pero pedí mis llaves
- Ulises: tú no vas a manejar, no puedes
- Dante: yo conduzco – estaba desorientado, yo quería conducir… ir aprisa para buscar a mi hijo pero no me cedieron las llaves, estaba haciendo lo que años no hacía que era comerme las uñas a tal punto que ya me habían sangrado
- Ulises: cálmate hermano lo vamos a encontrar, cálmate
Fueron
las dos horas más largas de toda mi vida, la primera vez que recorría ese
camino fue corto porque Efraím discutía porque no quería ir. La Segunda fue
también muy corta por ir pensado en que si mi hijo me estaría esperando o si me
odiaría, pero hoy me pareció realmente eterno; apenas llegamos baje del coche
corriendo a buscar cerca de donde lo había visto… ese día me asome en todos los
lugares pero no pude ver nada, la noche estaba por caer y yo estaba llegando a
mi limite no sabía si podía soportar por más tiempo lo que estaba sucediendo.
- Dante: cálmate hijo, será mejor que preguntemos si alguien lo vio – dijo mi padre – ¡calma! – y me dio un apretón en el hombro
- Leo: es que es mi hijo papá – murmure con un nudo en la garganta, mientras Ulises fue el que salió corriendo a las casas de los alrededores preguntando si alguien había visto a un chico con características de mi hijo, tal vez lo creyeron loco no lo podría saber, pero yo si estaba enloqueciendo, mi hermano tardo tanto que se hizo de noche
- Dante: ¿te han dicho algo?
- Ulises: me dijeron que encontraron a un muchacho hace dos días, que se lo llevo una ambulancia al pueblo grande
- Leo: te dijeron algo, está… ¿está vivo?
- Ulises: no saben nada, solo que no contaban con equipo para atenderlo aquí
Yo
tenía el mundo tan cerrado que no ubicaba donde estaba estacionado el auto,
pero fui guiado hasta el; el pueblo grande quedaba a media hora de ahí, había
mucho más habitantes que el poblado que dejamos, tardamos poco en llegar, menos
media hora porque fuimos bastante deprisa, apenas baje salí del carro, no sabía
qué hacer, preguntar me daba miedo, miedo a que me dijeran que el muchacho
estaba muerto, que mi hijo había muerto, que era la cosa más probable pues le
habían encontrado un día después de que fuera por él.
- Dante: Calma – volvió a murmurar mi padre, tomando él las riendas del caso – disculpe… queremos información acerca de un muchacho que llego – le dijo a una mujer – hijo dame la cartera – me pidió y saque la cartera sin entender para que… mi padre saco una foto de Efraím que era de antes de que se fuera al Internado – creemos que cayó en una de las barranquillas
- Secretaria: mmm, si es el muchacho, ¿por qué no habían preguntado por el antes? – dijo con el ceño fruncido
- Dante: es una larga historia… por el momento solo queremos saber si el muchacho está bien
- Secretaria: mm deje pregunta – ¡Preguntar! por qué tenía que preguntar, ¿que no lo sabía ella?, tomo el teléfono y se puso a llamar a alguien, a los minutos llego un médico y una enfermera
- Doctor: ¿que son ustedes del joven?
- Leo: soy su papá – dije rápidamente – mi – murmure agarrándome el pecho – ¿mi hijo está bien?
- Doctor: pasen por aquí – contesto dándonos paso, sentía que no podía caminar pensando que no eran claros, ¿porque no me decían las cosas de una vez?, el médico nos llevó hasta una sala que estaba vacía – el muchacho está bien, su vida estuvo en peligro pero su cuerpo empieza a recuperarse, el problema es que no ha despertado, tiene la pierna rota y raspones en la espalda, brazos y otras partes del cuerpo – respire profundo llevando la mirada al techo agradeciendo a Dios de que mi hijo estuviera vivo… ¡vivía, por Dios! ¡vivía!
- Dante: ¿él está mejorando?
- Doctor: si, aunque a un estamos en espera de algunos resultados y de que despierte – nos dijo el medico
- Leo: ¿puedo verlo?
- Doctor: por el momento no, antes tiene que contestar algunas preguntas – nos dijo y ante el silencio agrego – son de rutina, ¿queremos saber cómo es que el chico termino en ese lugar y como es que hasta hoy usted ha venido a buscarlo y como sabía que estaba aquí?
Fue
una larga historia por contar pensé, tanto que creí que terminarían metiéndome
en un manicomio pero era una alucinación en la que a toda la familia tenían que
meter, porque estuvo el capitán de la policía del pueblo preguntando junto con
los médicos ya que esto era considerado no un accidente sino un atentado, uuuf,
esas no eran preguntas de rutina, era un interrogatorio porque todas las
sospecha caída sobre mí, ellos querían saber si yo no había aventado a mi hijo
en ese lugar, yo les explique en un inicio algo confuso, pero mi padre fue el
que empezó a tomar el asunto en manos porque de seguir yo hablando seguro
haría que me metieran preso, porque me
estaba enojando… ¿de qué me acusaran?, sí,
soy culpable de no saber que mi hijo estaba en ese lugar ¿pero cómo
saberlo si todo ese tiempo estuvo conmigo?.
Me
estaban bombardeando más y más de preguntas buscando la forma de hacerme caer
en el palito y darles un pretexto para implicarme, fue cuando saque el teléfono…
recordé que había estado tomando fotografías de él cuando abría los regalos,
cuando estaba cerca de sus hermanos aunque no precisamente abrazándoles, una
estando conmigo que había sido difícil tomar.
- Leo: él esta, está en las fotos pero…
- Ulises: ¿pero? – pregunto mi hermano – déjame ver – pero el policía fue el que me arrebato el teléfono como si lo fuera a usar de evidencia, y poco a poco pulso la pantalla viendo todas las fotos
- Policía: que extraño – murmuro
Todo
el enredo no termino ahí, pero me dejaron entrar a ver a mi hijo siempre con la
compañía del guardia de seguridad del pequeño hospital, como si de verdad le
fuera hacer algo, imagino que estaban investigando porque creyeron incluso que podía
tratarse de fotos pasadas o de un hermano gemelo, era comprensible y así pasaron
dos días en los que solo me permitían entrar en ratos y no me dejaban permanecer
dentro del cuarto sin la vigilancia de alguien, lo único que agradecí de todo
eso es que no hicieran publico el asunto imagino que preferían guardar esto
hasta recabar todos los datos, pero creo que fue porque nada de esto tenía
sentido ni para ellos ni para mí, el aparecía en las fotos de los teléfonos, la
mesera del restaurante también testifico a mi favor dando no solo la hora sino
que proporcionaran un video de vigilancia donde el salía conmigo y subía al
carro, pero igual que en los teléfonos el aparecía en una imagen más borrosa,
también el cocinero dijo verlo visto pero que no presto más atención.
Menos
mal las cosas se fueron calmando, y no les quedo mas que admitir que a parte de
mis declaraciones y las de mi familia, la evidencia que si bien no tenían
explicación decía que yo no había hecho nada malo, por lo que me dieron más
libertad para ver a mi pequeño sin tanta vigilancia, aun así para mí no era
suficiente mi hijo seguía en cama. Al cuarto día pude por fin verlo solo… Efraím
se veía tranquilo, lleno de paz, pero no lo quería dejar, solo esperaba que
despertara; el médico dijo que ya estaba fuera de peligro pero que no entendían
porque no despertaba, no estaba en coma solo dormía y que tendríamos que
esperar y ver si podía tener secuelas por la caída. Por su parte la policía esperaba lo mismo
porque para cerrar el caso necesitaban la declaración de Efraím, estaban
dudando de mi, pero bueno era su trabajo, era razonable incluyo yo dudada de lo que
había pasado como si todo hubiese sido un sueño.
Dos
días antes de año nuevo… estaba sentado
a un lado de Efraím, con la mirada perdida en la pared blanca del cuarto,
tocaba su mano con cuidado, tenia algunos rasguños, me había tocado ver cómo le
curaban y cambiaban los vendajes… en una piel que antes fue perfecta hoy tenia
marcas, algunas que con el tiempo desaparecerían y otras que le quedarían…
cerré los ojos enojado murmurando el nombre de mi hijo, preguntándome ¿cómo era
que había terminado así?, recordé que desde niño casi nunca se fijaba en las
cosas, le gustaba muchos estar curioseando los lugares nuevos, nunca había teniendo
cuidado de sus pasos… recordé que no era la primera vez que se cayá malamente, solo
que en aquella ocasión había alcanzado a tomar su mamita antes de que se
hiciera daño, aquel entonces tenía 7 años era mi niñito consentido a pesar de ser
a veces caprichoso; era mi pequeño al que casi todo le consentía, en aquellos
tiempos jugaba muy bien con sus hermanos nunca busco hacerles mal, los cuidaba
pero también era celoso si yo no le prestaba atención a él, por lo que tenía
que estar pendiente de no descuidar a ninguno de los niños y que los tres se
sintieran queridos, Efraím era un buen niño si bien no le llamaba mamá a
Daniela era más cariñoso con ella que ahora.
Cuando
ocurrió aquello fue un día que me lleve a mi familia de paseo, fuimos a dar un
paseo al rio llevamos comida para todos, los niños tenían sus trajes de baño el
plan fue pasar todo el día en ese lugar, después de comer me lleve a Efraím a
caminar ya que los otros dos más pequeños se habían quedado dormidos.
- Leo: mira, una mariposa te gusta.
- Efraím: es muy grandota, ¿la atrapo?
- Leo: no déjala, si la atrapas se puede morir
- Efraím: un ratito para jugar con ella
- Leo: no, ven mejor vamos a ver si encontramos alguna frutilla
- Efraím: si – recorrimos el lugar, no le solté la manita en casi todo el camino y solo cuando lo hice en lo que bajaba una fruta de uno de los árboles del alrededor, él pego carrera trás de un bichito parándose en la pura orilla de la bajada para poder atraparlo, solté las frutas que ya tenía y corrí porque vi cómo empezó a desmoronarse la tierra en la que estaba parado, vi cómo se me iba pero antes de que cayera le agarre de su bracito, solo se había hecho un arañón.
- Leo: Efraím
- Efraím: yo no fui
- Leo: te dije que no podías pararte en las orillas que era peligroso
- Efraím: no me pare en la orillita – me enoje un poquito por su mentirita tan descarada así que le tome y poniéndolo en mi rodilla con el trajecito de baño abajo le di algunas nalgadas.
- Leo: no puedes desobedecer a papá PASSS,PASSS, PASS, PASSS
- Efraím: no, no buaa buaggg no, no buaa buaggg
- Leo: y mucho menos mentirme en la cara PASSS,PASSS, PASS, PASSS
- Efraím: buaaa yo quería atrapar al bichito buaa
- Leo: ya no llores, no te tienes que portar mal – le dije mientras le subía su traje y lo cargaba, fui hasta donde la fruta y baje al niño para poder recogerlas
- Efraím: yo, yo shhff te ayudo a llévalas papi
Le
pase dos frutillas que era lo que podía tomar con su manita y me lo lleve de la mano en el camino siguió
con algo de sentimiento y cuando llegamos nos sentamos a comer las frutas, Daniela le hizo unas caricias en el rostro y
el pequeño Efraím me acuso de que me lo había nalgueado a lo que ella me dijo
que era malo, Efraím termino sentado a un lado de mi comiendo, usando una
manita mientras que con la otra me agarraba la mano con un poquito de celos ya
que había pasado mi mano por el cabello de Marco… Efraím solo me dejaría hacerle
unas cuantas caricias y después se aseguraba de apartar mi mano para que le
prestara atención a él, lo cual hice poniéndome a jugar con su manita que fácil
desaparecía con la mía…
Esa
manito había cambiado mucho ya no era tan pequeña pero tampoco era tan grande como la mía, toque con
cuidado uno de los pequeños raspones, apenas sintiendo lo que ya era una
costrita pequeña que pronto se caería… ¡como me hubiera gustado estar con él!,
en ese momento, no le hubiera dejado caer, tal
vez le hubiera regañado y él se hubiera enojado porque lo tratara con a
un niño y de seguro se hubiera ido al carro enojado por una “tonta llamada de
atención”… AAAAGGGG, respire profundo ya que por más que lo pensara y lo
deseara ya no podía cambiar las cosas, supongo que todo pasa por una razón, ¿pero
porque esas razones tienen que doler tanto? puse mi mano debajo de la de él levantándola
con cuidado y dándole un beso y la baje teniendo mi mano aun enlazada con la suya
perdiéndome nuevamente en algún punto de la pared, recordando todo… pensado que
hubiera pasado si yo hubiese llegado una hora antes.
Mary que lindo capitulo estuvo genial...
ResponderEliminaruuuff que desesperación del Papá...
Y luego pues si un poco extraña la historia pero que bueno que al menos ya o dejan estar cerca de su hijo...