Hirpitas
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 25 de Julio del 2017
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Capítulo 4
Solemne juramento
Autora Marambra
- No me quieeeres… no me quieres – y en vez de correr como tuvo intención, se acurrucó en su sitio de rodillitas abrazándose a sí mismo
- Yhanku eso no es cierto – susurro el rumano acercándose a su hijo queriendo cogerlo, pero Yhanku se apretó más sobre si, se sentía miserable e inseguro por primera vez en su vida, entendiendo que las necesidades habituales de su corta existencia como comer o dormir nada tenían que hacer con lo que sentía ahora mismo
- ¿Entonces? ¿por qué me dices eso a mí? – le pregunto sin mostrar su rostro, de pronto quería que la tierra se lo trague y desaparecer para no hacerle conocer lo profundamente herido que estaba pero inexplicablemente también su boca no pudo callar, era como si su alma exigiera respeto y una explicación – don Maaa maaa Macario le pego a su hiiijiito porque me dijo eso en la hacienda del maldito nazi – y ahí otro ejemplo de lo peligroso que era soltar palabras sin medir las distancias y el respeto con los niños, Lorenzo había repetido lo que su boca con Yhanku hiriéndole y Yhanku repetía el apodo malsonante con que a veces denominaba a Rubén, y el resultado era obvio, ambos creían que aquello era lo más natural del mundo – buuuu abuuaaa agss aggs – y Yhanku lloro peor con ese llanto infantil que de haberlo oído el mundo entero, el mundo entero tendría desgarrada el alma porque su llanto denotaba nada más que el eco de su inocencia quebrándose en su pecho doliéndole hasta las costillas poniendo en apuros a su hermano menor; Lorenzo que poco entendía la razón del llanto de su hermanito presentía que la situación no era buena, y no supo hacer otra cosa que darle un beso y pasar sus pequeños bracitos por su cuello murmurando
- Yo si te quiero Yuyo – le dijo y le metió una galletita partida a la boca, que hizo que Yhanku llore peor, porque aquellas simples palabritas vertidas por la boca su hermanito eran las que quería oír de su padre y de nadie más, pero como Illien no dijo nada se puso a gemir con mayor angustia y Lorenzo creyó que era por el tema las galletas partidas, así que hurgo sus bolsillos de donde salió solo tierra y una rana medio asfixiada y busco el envoltorio de las galletas obviamente vacio, lo que lo desinflo totalmente aguando sus ojos de decepción pero decidió en consolar a su hermano – le voy a decir al nazi que me invite galletita para ti o a doña Clarita pero solo para ti ¿ya? – prometió, sintiéndose miserable por no haberle invitado sus galletas a su hermano, mientras Illien se quedo no solo callado sino paralizado, pensando en las palabras de su hijo, sintiéndose una mierda, primero tratando de hacer memoria de cómo, cuando y donde había llamado “bastardo” a su hijo fuera de las frontera de su choza, como para que un extraño se atreva a gritarle aquello en voz alta lejos de él y segundo que su ruin actitud obligue a sus hijos a pasar miserias y tristezas al punto de que su niño mimado crea que era natural pedirle una galleta a Rubén y nada menos llamándolo ”¡nazi!”
- Yo no quiero galletitas – gimoteo Yhanku encogiéndose más y Lorenzo empezó a llorar también pero repartiendo besitos como piquitos sobre la cabeza de su hermano y sus brazos llenos de tierra murmurando
- Shuuu ya, yaa no llores, le vamos a avisar al tata Arturo ¿ya?, el te va curar tu chichiu – agrego Lorenzo en toda su inocencia, en su noble corazón si no eran las galletas era el dolor lo que arrancaba aquel llanto a su hermano, entendiendo que Yhanku lloraba porque algo le dolía, porque alguien lo lastimo, y miro a su padre…. ¡el rumano lo había pegado como a él! y si a él le dolió seguro también a Yhanku y por eso lloraba tanto y lo miro feo frunciendo el ceño, de pronto enojado con aquel hombre que poco o nada compartía con ellos; en su pequeña lógica el dolor se resumía al aspecto físico por lo que nunca se identifico como agresor de su hermano – ¡maaalo! – acuso a su padre abrazando a Yhanku y fue cuando su padre reacciono
- Si Renzo, malo – contesto asumiendo su responsabilidad, mirándolo con tristeza, ese par se adoraba, eran el dúo perfecto, ambos se querían y se sufrían y no iba a permitir que sus actos sigan destruyendo su inocencia – papá malo – agrego implicándose en esa frase – ahora déjame un ratito con el Yuyo ¿ya? – le pidió a Lorenzo cogiéndolo con cariño del bracito y dándole un beso en la frente que Yhanku miro con dolor – ve a jugar en la bañera un rato – le dijo, pero Lorenzo se quedo mirándolo desconfiado, no quería soltarse de su hermano pensando que iba a lastimar a su hermano – no le voy a hacer nada a tu hermanito hijo, promesa – le dijo levantando su mano en signo de solemne juramento – solo voy a charlar con él Yuyito un ratito ¿bueno? – le pidió – mientras ve a jugar en la bañera, luego llevare a tu hermano – agrego regalándole una sonrisa sincera y Lorenzo tras estudiar sus ojos un momento como si quisiera leer las intenciones de su padre y descifrar el enojo, asintió recién
Y recién salió disparado a donde estaba su
palangana gigante con agua que su padre llenara para que el sol lo entibiara
toda la tarde mientras los pequeños jugaban y fue cuando alzo a Yhanku que no
se había movido para nada de donde se acurruco en el suelo, inicialmente Yhanku
no quiso nada con él, el hecho de que no lo bese o no lo abrace primero era
signo de que no lo quería y empezó a rechazarlo pataleando queriendo soltarse,
pero Illien no lo dejo, tenía muchas cosas que aclarar con su niño, pensando
pero… en cómo hacerlo, Yhanku era un niño como su Lorenzo y él no tenía idea de
cómo se lidia con ellos y no porque no sepa cuidarlos, que desde que se propuso
lo estaba haciendo a pedir de boca, pero otra cosa era pulsar los botones
correctos en el alma de un inocente y no ser cruel en el proceso y equivocarse
por ignorancia como acababa de hacerlo.
- Yhanku – murmuro para que se pare, pero Yhanku era él, terco mismo y se negó aplastando su cara en sus piernas – Yhanku hijo, se que estas malito – se atrevió a decir acariciando su bracito y Yhanku exploto como una mini bomba
- NO ESTOY MALIIIITO – grito rechazándolo dándole un manotazo, paralizándose de pronto por lo que acababa de hacer resurgiendo en su corazón el miedo, pero el miedo al dolor físico, su padre lo había golpeado una vez y castigado otra, dos cosas distintas para los ojos ajenos pero la misma cosa para él, porque ambas se resumían a un solo hecho, ambas cosas dolían y él estaba harto de sentir dolor y tristeza, ojala estuviera su tata querido o estuviera en casa del nazi penso, por lo menos ahí el maldito alemán les dejaba jugar en las hamacas y Logan les daba sus juguetes, es más, el alemán les habia comprado uno pequeño caballito de madera que no trajo, todos esos tristes pensamientos hicieron añicos su pecho – y sé que no soy tu hijo… sino de otro señor – murmuro empujándolo, pero evitando decir del alemán porque él desconocía que la gente y su propio padre pensaban, que él era hijo del contrabando entre Narda y su primer marido
- Noooo – advirtió sin gritar ante las ganas de Yhanku de separarse de él – eso no se hace – agrego cerrando los ojos para que los puñetitos de su hijo no lo lastimen aunque si dolían
Illien,
en otros tiempos…. quizás hace unos días atrás hubiera golpeado a su hijo con
un manotazo certero en respuesta a su actitud, pero ahora no, entendía que
estaba herido, además se lo había dicho, no lo beso a él como beso a Lorenzo y
estaba convencido de que no era su hijo; quiso razonar con él pero fue como
echar más leña al fuego, al final solo
atino a apretarlo contra su pecho llenando de besos su cara cubierta de mocos y
sudor pegajoso pese a los intentos infructuosos de Yhanku de soltarse en medio
de un ataque de llanto, nunca antes y nunca después de este día vería a su hijo
llorar como lo estaba haciendo, era como si tuviera la necesidad de vaciarse
así que le dejo hacerlo, dejo que llore mientras él lo fue acunando en su pecho
quebrando poco a poco la voluntad de su niño quien al final se colgó de su
cuello sin fuerzas para luchar más, solo con un gemido lastimero que chocaba
sobre el hombro de su padre ensuciando su ropa, saboreando aquel abrazo por
primer vez en su vida, un abrazo de consuelo y de amor.
- Ya esta amor, ya está mi bebé – dijo Illien sorprendido consigo mismo, el no era de las palabras mimosas y sin embargo la necesidad de hacer las paces con ese pequeño ser, enredaba su lengua y Yhanku volvió a gemir cansado de tanto llorar, al final su padre agotado también de cargarlo procurando sostenerlo con firmeza para que no se caiga mientras luchaba por soltarse, decidió tumbarse sobre una de las viejas mecedora de Arturo bajo la sombra de un joven mango cuya frondas daban apenas un respiro junto a la lavandería donde estaba bañándose a pocos pasos Lorenzo en su bañera mirando de rato en rato a su padre sobresaltado como esperando ver si cumplía su palabra o no y tenga que salir a defender al Yuyo, esta vez no se mearía en los pantalones, esta vez no tendría miedo, esta vez si era necesario le lanzaría piedras como se las lanzaba a los perros que querían morderlo; relajándose solo cuando vio a Yhanku acurrucado en el regazo de papá respirando más tranquilo o por lo menos sin llorar, metiendo el dedo en el hueco de la vieja polera que se puso el rumano para limpiar la casa tocando el pecho de su padre por primera vez, mientras este no dejaba de mecerlo suavemente como solía hacerlo con Lorezo, calmando así los ánimos de Yhanku lo que a su vez relajo al menor – yo te quiero mucho Yuyo – murmuro papá en voz muy baja como si fuera un secreto para dos besando su orejita sucia – te quiero y te amo como a tu hermano porque son mis hijos – le dijo y Yhanku no se atrevió a mirar a papá pensando en que si lo hacía rompería la magia del momento, pero Illien le cogió el mentón y lo obligo a mirarlo sin decirle nada, leyendo las emociones de reflejadas en su rostro
- Entonces ¿por qué me dices esas cosas tan feas? – reclamo en una simpleza aplastante como solo un niño puede tener, sin adornos y sin esquinazos como los adultos e Illien supo que tenía que dar una explicación sincera y real, era lo menos que se merecía su hijo
- Porque estoy enojado Yhanku – contesto mirándole a los ojos y sin alzar la voz y vio en los ojos de su hijo el miedo titilando en sus pupilas – pero no es contigo – le aseguro apretándolo con cuidado a su pecho acomodándolo para seguir meciéndolo, de pronto arrepentido de nunca haberlo alzado de pequeño, había sido un bruto al negarse 7 años el amor de su hijo… entendiendo que no negó a su hijo su amor sino al revés se lo negó a si mismo
- ¿Entonces con quien? – quiso saber mordiéndose el dedito sucio e Illien supo que tenía que mentir, no podía decirle que con su madre, eso sería devastador para el pequeño, el niño cada tarde de aquella semana que volvía del hospital lo miraba ansioso preguntando por su mamá pese a que la loca de Narda no sabía aprecia lo que tenía a mano
- Con la vida – respondió y Yhanku solo frunció el ceño, eso era tan abstracto para él como un cuadro de Dali para un jardinero y el silencio y la mirada expectante de su hijo ahí con los ojos rojos y cristalinos lo obligo a ser mas explicito – conmigo mismo… con todo…. Es que tu padre es un tarado hijo – agrego dando un suspiro mirando el horizonte, pensando en tantas cosas que se le amargaron en el camino – soy un tarado – le aseguro besando su frente – …estoy tan enojado y con tantas cosas que ya ni sé ni cómo empezó todo – de pronto ya no era solo la necesidad de calmar los miedos de su muchacho sino lo suyos propios – he perdido el norte – aseguro, pensando en que eso era cierto, no sabía a ciencia cierta cuándo empezó a amargarse – no sé como andar – agrego haciendo una mueca con la mano como si le mostrara algo y Yhanku en su inocencia miraba el frente buscando encontrar algo diferente, al final Illien lo apretó una vez más a su pecho besándolo con tanto amor y acariciando su rostro prometiendo su corazón – son cosas de viejos que tu no necesitas saber ahora – le dijo limpiando sus ojos con los dedos – quizás algún día me siente contigo y te cuente lo que paso, pero ahora lo único que necesitas saber y entender es que yo soy tu padre, tu padre de verdad, tu único padre ¿me entiendes?, nadie más… solo yo – le aseguro cogiendo la mano derecha de su hijo aplastándola bajo la suya sobre su pecho, sobre su corazón para que su hijo sepa que le decía la verdad y Yhanku sintió en su palma el latido de su padre, y supo que le decía la verdad, no entendía bien el cómo, pero sabía que era cierto, su propio corazón se lo decía – y una cosa más – agrego Illien cogiendo el rostro de su hijo entre sus manos, que pequeño era el cráneo de su retoño pensó al ver sus dos enormes manos coger casi toda su cabecita – nadie, nadie en el mundo ni siquiera yo o tu madre, tienen el derecho de llamarte bastardo, ¿me entiendes? y si alguien te lo vuelve a decir hare que se trague sus dientes – aseguro con fiereza, de pronto su instinto protector había florecido como un campo de cardos
- ¿Como lo hizo el maldito nazi? – le pregunto Yhanku con los ojos bien abiertos denotando en su voz la emoción y la alegría además de la admiración, algo que no le gusto mucho a su padre
E
illien frunció el ceño suspicaz de aquello, atorándose en el proceso porque
como pensó antes, tenía que aprender a controlarse ante sus hijos, pues por lo
visto eran un par de esponjas que repetían como loros sus palabras, no vaya a
ser que repitan sus acciones, reflexiono, pensando en que tenía que cambiar de
actitud, sus hijos tenían que ser mejor que él…. muchísimo mejores que él… era
ley de vida.
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