Hirpitas: Cap. 5; Autora Marambra

Hirpitas

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 25 de Julio del 2017

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Capítulo 5 

Un héroe de carne y hueso

Autora Marambra

• ¿Como lo hizo el maldito nazi? – le pregunto Yhanku mirando a su padre con los ojitos rojos e hinchados, pero de pronto con el corazón henchido de esperanza y de alegría, nadie a parte de don Rubén y doña Clara lo habían defendido tan fervientemente incluso de su propio padre, y que ahora papá le diga que le rompería los dientes a aquel que le vuelva a decir bastardo era un sueño hecho realidad y fue esa luz brillando en sus ojos que hizo que Illien no se altere, además su hijo no tenía la culpa de buscarse héroes fuera de la casa

Y es que Rubén sin querer había entrado en esa categoría cuando enfadado por lo que Travis el hijo de Macario le dijo, cogió del brazo al muchacho y lo obligo a disculparse de Yhanku, eso había sido muy intenso para el niño y era claro que nunca se olvidaría de ese incidente que marcaría en su mente el total respeto y admiración que sentiría por aquel hombre a lo largo de su vida…

• Oye bastardito pásame ese lazo ¿quieres? – le había pedido Travis, un mozalbete de 14 años, si bien no parecía mal sonante al decirlo en diminutivo no dejaba de ser ofensivo, pero Yhanku inocente de la malicia escondida tras aquellas palabras lisonjeras se prestó a obedecerlo y corrió hacia donde indicaba Travis y alzo uno de los lazos que estaba ahí encima
• Aquí esta Travis – contesto arrastrando el pesado lazo en el  hombro, pero Travis como todo adolescente que quiso pavonearse ante sus amigos, un grupito de tres mozalbetes que rondaban su edad que estaban ganándose el jornal arreglando las paredes de los establos, empezó a fastidiar a Yhanku mandándolo una y otra vez a lo mismo
• No ese, el otro – dijo por jorobar y Yhanku volvió a cargar otro lazo, dejando el resto derramado en el piso y lo tuvieron de aquí para allá trayendo y llevando lazos a la que te como se suele decir, en eso apareció Adelita que mandada por doña Clara estaba cargando una jarra grande con somó helado para los muchachos esos cuando oyó la misma frase una y otra vez… bastardito

No era la primera vez que a él fuera de casa le llamaban bastardo, ya le habían dicho eso hace dos años en la canchita aprovechando que Arturo no oyó nada, claro que aquel entonces no tenía idea de lo que esa palabra significaba, incluso en la escuelita le decían aquello pero nadie decía nada, el solo se quedaba mirando de reojo a la gente que murmuraba al pasar llamándolo algunos incluso “el bastardito de Narda” o el “bastardito de don Arturo” a espaldas de ellos y tenía la certeza de que algo tenía que ver con el parentesco, con la sangre con la hermandad, algo así como decir primo, sobrino, nieto o algo por el estilo, situación que pico su curiosidad porque nunca le decían aquello a Lorenzo y llego a la conclusión de que seguro así se decía a todos los hijos mayores, los nietos primeros y hermanos más grandes, claro que jamás vinculo aquel hecho, con el hecho de que Lorenzo tenía dos apellido y él no.

• ¿Qué cosa le has dicho a la guagua? – pregunto Adela frunciendo el ceño, aquel entonces ella tenía como 11 o 12 años y sabía muy bien que esas cosas no se les decía a la gente, doña Clara se lo había explicado un día que ella también llamo de esa manera al pequeño Yhanku y cuando supo lo que significaba se sintió muy mal como toda niña de su edad
• Bastardo… ¿algún problema metiche? – contesto todo gallito, parándose frente a Adelita como si quisiera topetearle, llevándose un susto de muerte cuando Rubén puso su mano en el hombro, cargando todos los lazos y rebenques que Yhanku había estado llevando de un lado a otro para deleite de aquel mocoso
• Discúlpate ahora mismo Travis – ordeno Rubén sin soltarlo y sin gritar, tampoco quería matar al chico de un sincope cardiaco, si estaba más blanco que una cera, y parecía que iba a mearse en sus pantalones apenas se dio cuenta que el patrón oyó aquella lisura; el lio fue que creyó que solo debía disculparse de Adelita
• Disculpa Adela – murmuro de mala gana y Rubén se dio por satisfecho, sabía que de la boca de aquel rústico muchacho no obtendría mas allá de esas escuetas palabras
• Bien ahora discúlpate de Yhanku – le ordeno girándolo para que lo mire, Yhanku estaba ahí paradito con un lazo de cuero cargado al hombro y el muchacho lo miro como si no hubiera entendido
• ¿Del bastardo?... ¿por qué? sino hice nada solo le dije que me pasara las riendas – contesto enojado, es que el coraje de que alguien le diga que deba disculparse de un  mocoso de 7 años era un insulto a su supuesta hombría pero era claro también que no veía el daño hecho, sino nunca hubiera repetido aquella palabra y menos delante de Rubén
• Porque Yhanku no es ningún ¡bastardo! y merece el respeto de todos en esta hacienda no solo porque es mi ahijado y mi invitado sino porque es un niño que no tiene idea de que lo están insultando – contesto apretando el brazo del muchacho – ahora discúlpate de él – volvió a repetir, pero Travis vio la cara de sus amigotes, con aquella media sonrisa dibujada en los labios gritando la burla del que pronto sería objeto y eso hizo que el chango y porra se vista de coraje y se le ocurrió hacerle frente… lo que hace la adolescencia y un poquito de trago, el otro muchacho… uno que nunca antes Rubén lo había visto y que empezó a trabajar en la pared de los potreros recomendado por alguno de los peones, había traído un odre cargado de aguardiente y no dudo en hacer correr el vasito entre el resto que estaba en la misma labor envalentonando al mocoso de Travis
• NI CAGANDO VOY A DISCULPARME DE ESE ¡BASTARDO! – grito mirando a Rubén a la cara, realmente tenía que estar loco para hacer algo como eso, fue cuando Rubén sintió el olor a alcohol vivo manar de su boca – AUUU – chillo de pronto creyendo que Rubén le había dado aquel rebencazo que le llego a medio muslo
• ¡QUÉ CARAJOS TE PASA! ¿JA? rwas rwas rwas – y el rebenquito de su viejo cortó el aire delante de todos haciendo estrados en las nalgas de su hijo que como todo muchacho de campo solo llevaba un delgado y gastado calzoncillo debajo de unos pantalones cortos de trabajo por el calor de la temporada

Macario acababa de llegar al lugar avisado por otro de los peones que había visto a Rubén retando al mocoso y el hombre apurado vino a ver qué sucedía, preocupado con la idea de perder el empleo o su hijo por alguna necedad del mismo muchacho, él pobre hombre estaba necesitado de platita, andaba rascando los bolsillos para pagar la cuenta del hospital dónde tenia internado a uno de sus hijos menores por peritonitis, así que andaba buscando trabajo de lo que sea y cuando Rubén pregunto si conocían a alguien que sepa de construcción el había enganchado a su hijo como ayudante para levanta el nuevo muro de los potreros y le había recomendado un millón de veces a su hijo que se ande con pies de plomo, que la cosa no estaba como para tarrearla, no encontrarían en todo el pueblo, mejor pagador que el maldito nazi, un apodo que la gente repetía a espaldas de Rubén, pero que nunca fue secreto para él, Rubén había aprendido a lidiar con aquello explicándoles lo que significaba Nazi y su desagrado por vincularlo a él con esa carroña.

• Aauuu auu yaaa pa, yaaa si no hice naaaada – gimoteaba brincando de un lado a otro sorteando el guascazo pero su padre apretó el azote cuando le sintió el tufo
• RWAS RWAS RWA Y EL OLOR A JUMECHI QUE ESTOY SINTIENDO ¿QUE MIERDA ES? – pregunto Macario agarrando a su hijo de ambas manos para que no las meta donde no debía e hizo circular el chicotito en el aire tres veces más para desgracia del mocoso sobrador – RWA RWAS RWAS
• Auuu  AUU YA PAA YAAA DUEELE – tras aquello bajo el brazo y cogió de la axila a su hijo exigiendo una disculpa
• DISCÚLPESE YA MISMO – grito su padre zarandeando al crío como bandera, del brazo – si no quiere que le baje la lisura de otra manera juntos a sus pantalones – amenazo y el mocoso no tuvo más remedio que ceder
• Disculpe usté don Ruuubéeen – gimoteo llorando, vamos si en el fondo era solo un niño de 14 años 
• A mí no me tenés que pedir disculpas Travis, sino a Yhanku – murmuro Rubén y Macario no entendió nada y ante la cara en blanco de aquel gentil y humilde hombre, Rubén lo saco de su ignorancia y de paso advirtió al resto – lo que pasa Macario es que aquí tu hijo… Travis y aquel dúo llamo bastardo al hijo del rumano – y dijo eso adrede dejando con eso claro, de que no era su hijo y que no iba a aguantar comentarios malintencionados como esos a sus espaldas – y vos sabes cómo es el loco del Tominovich, si se entera que uno de tus hijos está llamando bastardo a su hirpa ten por seguro que se los faja donde los pille y tendría razones  de sobra – le dijo y todos se quedaron callados, cosa que aprovecho Rubén mirando  de frente y fijamente a los curiosos que se habían arremolinado para ver la guasqueada del mozalbete como espectáculo extra – y si esas mismas palabras salen de la boca de cualquiera, tengan por seguro que les meterá dos plomos en medio de la frente, así que mejor dejen de decir cosas tan insultantes y  malas a un niño que no tiene la culpa de las locuras de su padre – advirtió – porque el rumano podrá ser lo que quieran, pero no le gusta que nadie hable a sus espaldas, como tampoco me agrada a mi que anden murmurando insinuando que este peladingo es mio – les dijo para dar por terminada aquella situacion – así que Macario, la disculpa se la debe Travis a Yhanku… Yhanku Tominovich – repitió
• Pero si el rumano ni lo ha reconociu ni está casao con la Narda – dijo Macario totalmente confundido y con la simpleza de su ser, sincero en su ignorancia
• SI partimos por eso, tus hijos y todos los hijos de los que están en concubinato, entonces son bastardos porque no se han casado y ante los ojos de Dios solo sabe él quien es su padre – agrego y con eso todos se quedaron callados dándole la razón
• Lo siento chichilo – le dijo Macario a Yhanku –  te prometo que Travis nunca más te dirá una cosa tan mala – le prometió y Yhanku frunció el ceño ajeno a todo, ignorante de que iba la cosa, entendiendo por primera vez que bastardo no era un titulo del cual pavonearse

Y dicho y hecho, Travis no tuvo más remedio que disculparse de Yhanku dejando en claro que lo hacía solo porque su padre lo había amenazado, sino mandaba rodar a todos; después de eso, Rubén cargo a Yhanku en sus brazos a vista y paciencia del resto como para que murmuren si les daba la ganas y se lo llevo al patio de la casa.

• No quiero que vayas a los potreros – le había advertido limpiándole la nariz mocosa – ahí solo hay cosas malas, tu eres muy chico para estar trajinando entre botas y vacas – le dijo antes de soltarlo con un beso en la frente, para que Adela lo bañe

En cualquier momento llegaría el rumano a llevárselos a casa, fue cuando  Adelita le explico lo que significaba ser un bastardo…

• ¿Como lo hizo el maldito nazi?...
• No se dice eso hijo – respondió papá empezando a desvestir a Yhanku para bañarlo, pensando seriamente en quemar la ropa que acababa de quitarle, la pobre estaba hecha hilachas, mientras se decía una y otra vez que tenía que explicarles a sus hijos que no podían llamar maldito nazi a Rubén
• Pero dime, ¿harás como hizo el señor nazi? – insistió Yhanku y el rumano entendió que ahora mismo para Yhanku era más importante su juramento que cualquier otra cosa y no le quedo otra que asentir
• Si hijo, haré como hizo él, defenderlos – se aventuro a decir por fin besando su frente, aun sin saber que había  hecho  realmente Rubén, pero ahí no quedo la cosa, Lorenzo estaba más que atento a la mini charla y se aventuro a preguntar por su cuenta algo que lo tenía picado
• Pero y si tú no estás para fenfernos? – le dijo mirándolo muy serio equivocándose al hablar mientras se vertía agua sobre su cabeza
• Pues se defienden ustedes – Illien no titubeo en decir aquello – se defienden porque es su derecho – aseguro

Y Lorenzo y Yhanku tuvieron la misma reacción, aquello era un permiso neto para soltar los puños al primero que los moleste y claro los metió en un lío cuando tuvieron la mínima oportunidad.

Con inmenso cariño a Eugenia, siempre en mis pensamientos amiga mía