El recuerdo: Cap. 6; Autora Chany

El recuerdo

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 4 de Agosto del 2017
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Capítulo 6

La pura verdad

Autora: Chany

• Cuando naciste mamá murió – me dijo, era la primera vez que hablaba de ella y comprendí que no sólo era inevitable hablar de ella sin confesar la realidad del vínculo que nos unía, sino que además había evitado el tema porque era muy doloroso para él – tuvo complicaciones – entonces me abrazó. Él estaba buscando consuelo, fue diferente a cualquier contacto que hayamos tenido y entonces note lo joven que era y me di cuenta que papá no tenía una vida además de mi – entonces mi padre me corrió de la casa – siguió y aunque el amor de hijo que yo tenía por él me hizo odiar inmediatamente a Ricardo, también pensé que era muy extraño que un padre eche a su hijo porque su esposa murió
• Yo te eche antes de que entre en labor de parto, solo que no querías irte – dijo Ricardo con una mirada de desprecio – y si no fuera por tus mariconadas ¡ella estaría viva!! – entonces papá se separo de mi y casi salto sobre su papá aunque otra vez no fue capaz de golpearlo
• ESTO NO FUE MI CULPA!! – le grito en la cara – y no voy a dejar que me culpes ¡¡MAS!! ¡ni culpes a mis hermanos! – y entonces empezó a empujarlo hacia afuera
• VAS A SABER DE MIS ABOGADOS – amenazó Ricardo en una escena muy de telenovela mientras papá le cerraba la puerta en la cara. El idiota ese pateo nuestra puerta y se fue maldiciendo – Te dieron a mi hijo porque ¡no saben lo que eres!... Pero yo les voy a decir, entonces me van a devolver a Johnny y ¡NO LO VAS A VOLVER A VER!

Con esa amenaza yo me abrace a papá. No le había perdonado que me mintiera,   ni lo había procesado si quiera, pero eso no importaba cuando la amenaza de separarme de su lado se hacía tan real. Podía ser  un mentiroso, pero a pesar de todo dentro mío quería creer que no era así; podía no ser mi padre biológico pero aún era lo único que yo conocía.

Recién cuando nos quedamos solos Mila salió del baño. Odie ese momento porque necesitaba a papá y quería que me cuente todo de una maldita vez, pero mi tía estaba llorando y no se sentía bien. Papá me sentó en el sofá y vi como le daba agua y la atendía sin que yo fuera capaz de mover un músculo. 

No pude evitar pensar en las veces que me había enfermado, lastimado o un mal sueño me haya asustado, papá siempre estaba ahí para atenderme y no pude entender porque. Sabía de casos en los que chicos eran padres muy jóvenes entonces los padres se hacían cargo del hijo y los criaban como hermanos pero no sabía de alguien que críe a un hermano como hijo cuando había tan poca diferencia de edad. Necesitaba saberlo todo y el momento llegó cuando papá se sentó a mi lado. No supe en qué momento Mila se había quedado dormida en mi cama, al parecer llevaba mucho tiempo pensando.

• Pedí comida a domicilio – dijo papá y recordé que ninguno había comido y ya eran casi las seis de la tarde – no tengo ganas de calentar la comida otra vez – agregó con una mueca que intentaba ser una sonrisa. Yo apenas pude mirarlo porque no sabía cómo actuar
• Gracias – le respondí porque el silencio era pesado. No recordaba una situación tan incómoda entre nosotros, siempre habíamos tenido mucha confianza pero en ese momento me parecía que no conocía al hombre que tenia a mi lado
• Creo que te debo algunas explicaciones – susurró mirando de reojo a Mila – lamento no haber hablado esto antes pero no era fácil para mí
• Claro era más fácil mentirme – reclamé, no era mi intención. Estaba enojado pero no quería lastimarlo, lo amaba
• Perdón – me dijo afectado por mis palabras y aunque ya estaba arrepentido fue peor cuando lo vi llorar
• No llores – le pedí y deje mi postura de falsa ofensa para acercarme a él – perdón por decir eso papá – y dije papá a propósito para que sepa que eso no había cambiado a pesar de que antes de la visita de Ricardo le había dicho que no me llamará hijo. Él era, y es, una de las mejores personas que conozco y en ese momento estaba seguro de que alguna explicación tenía que haber

Entonces me abrazó subiéndome a sus piernas como hacía cuando me quería decir algo importante. En esa época el tamaño todavía no era un problema y tal vez sea una de las cosas que más extraño de la niñez. La facilidad con la que papá me cargaba casi hasta que cumplí quince años. Pero esa vez la recuerdo más que cualquier otra. Mi padre desnudo su alma contándome todo lo que había pasado años atrás desde el día en que yo nací.

• Había sido un día como cualquier otro – dijo

Me contó que mi madre estaba acostada porque faltaban menos de diez días para la fecha en que mi nacimiento estaba previsto, así que se agotaba con facilidad. Mi padre, Ernesto no el otro viejo, había salido temprano de la escuela, su último año, y había decidido ir a jugar en la computadora con su mejor amigo Miguel. El mismo que le consiguió trabajo y que era mi padrino.

• Necesito que esperes a que cuente todo antes de que hagas preguntas y por favor escucha hasta el final, por … por mas enojado que estés – me dijo titubeante antes de continuar y yo asentí, era una petición extraña, como si esperar a que me enoje con él. Entonces continuó.

Con miedo y sin mirarme me dijo que Miguel y él habían estado hablando sobre chicas de su curso y después empezaron a hablar de chicos. Hizo una pausa y me dijo que a esa edad uno tiene curiosidad y que sus padres, nuestros padres no hablaban de ciertas cosas tan abiertamente como hablábamos nosotros. Entonces me imagine un par de cosas y recordé las veces que Ricardo lo había llamado maricón, pero no abrí la boca fiel a lo que había prometido. Iba a dejar que contará toda la historia.

Casi fue un alivio cuando me dijo que Miguel y él solo se habían dado un beso, no es porque sea hombre sino porque aunque haya sido una chica no son cosas que uno quiera saber de los padres, no es bonito imaginarte los en la cama con nadie y casi temí porque me contará demasiadas cosas que yo realmente no quería saber.

No sé si esa había ido la primera vez que se besaban, papá dio a entender que si pero debió tener muy mala suerte porque en ese momento llegó Ricardo. Papá dijo que Ricardo era copropietario de un hotel por el que había pasado muchas veces sin saber, un lugar bastante grande aunque eso no venga al caso pero era raro que no lo hubiera sabido hasta ese momento; lo importante es que a pesar de tener un horario de trabajo en realidad era más por organización y no tenía que cumplirlo así que ese día su padre estaba en casa porque mi madre no se sentía bien y como ya había perdido otros embarazos Ricardo estaba preocupado.

Entonces todo se fue a la mierda cuando su padre entró a la habitación y los vio. Corrió a Miguel de la casa a empujones insultándolo como había hecho con papá y cuando se quedaron solos comenzó a golpear a mi papá. Me dio tanta rabia tener que escuchar eso, mi padre ya estaba más calmado pero se lo veía afectado al recordar aquello.

• Que mierda estaban haciendo? – dijo que le preguntó como si hicieran falta explicaciones.
• ¡Papá, no es lo que crees! – papá intentó justificarse con su padre como lo hacía conmigo
• ¿No? – le pregunto irónico y se quitó el cinturón – ZASSS ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS – le dio rompiendo las estructuras de lo que solía ser un castigo

Según mi padre jamás había visto tan enojado a Ricardo y no solía hacer así las cosas. Lo castigaba con el cinto a veces pero nunca así.

• ZASSSS ZASSSS ZASSSS ZASSSSZASSSS ZASSSS – y siguió con los azotes
• Aaiiii ya PAAAPAA– se quejó en vano pero consiguió que pare
• NO VOY APERMITIR ESTAS COSAS EN MI CASA ZASSSS ZASSSS ZASSSS ZASSSS – el cinto cayó en sus piernas y el trasero sin pausa mientras lo llevaba de nuevo a su cuarto – ZASSSS ZASSSS ZASSSS
• AYYY auuu buaaagg – lloró, según él fue más por miedo, yo no lo creo, debió doler mucho
• ZASSSS ZASSSS ZASSSSA ¿PARA ESTO TE JUNTAS CON ESE DEGENERADO?
• Auuuu no soy gay papá
• ZASSSS ZASSSS ME DAS ASCO  ZASSSS ZASSSS ZASSSS

Y se quedo callado con la mirada perdida un par de segundos antes de mirarse a mí.

• ...¡No soy gay! – me dijo mi padre, afirmando con  vehemencia como si quisiera convencerme  – fue curiosidad

Estaba empeñado en que le crea pero eso era lo que menos me importaba en toda la historia. No creí que mi padre fuera homosexual pero no me importaba si lo era. Lo que en realidad me daba vueltas en la cabeza era otra cosa.

• ¿Cómo fue capaz de pegarte así? – dije enojado y asqueado por el hombre que aunque lo niegue es mi padre biológico.
• No me había pegado en la cara, va, solo una cachetada pero nada más – dijo justificándolo, yo sabía que mi papá jamás me haría algo así, aunque no haya sido en la cara esa no era manera de tratar a un hijo – además supongo que fue difícil para él encontrarse con eso – se lamentó y yo no lo podía entender. Ahora sé que para papá era difícil admitir que su padre era un cabrón sin escrúpulos porque muy en el fondo lo quería, jamás lo hubiera entendido si no fuera por las conversaciones que tuve con Mila años después.
• No debió pegarte así – le dije molesto, no podía cambiar lo que pasó pero me molestaba que papá hable como si se hubiera merecido aquello
• Mamá opino lo mismo – me respondió y siguió contando sólo para no tener que discutir conmigo; al parecer mi madre entró a la sala donde se habían quedado y obligó a Ricardo a dejar a mi papá pero él se molesto y agarró una bolsa de basura y comenzó a cargar la ropa de mi papá –  dijo que no quería a un maricón viviendo en su casa – me contó y aunque no estaba llorando había mucho dolor en sus palabras – fue por eso que mamá se puso mal – y años de cargar con esa culpa se develaron en un segundo y aunque le dijo a Ricardo que no iba a dejar que lo culpe más, papá se sentía culpable por la muerte de mamá – hay coas que duelen más que unos golpes

Y pensé en la paliza que me había dado Ricardo notando que ya no me quedaba ninguna molestia, sólo me dolía el golpe que me di con la escalera por escapar y me parecía raro porque  para mí había sido una terrible paliza y solo habían pasado siete horas. Tal vez lo que más me había dolido y lo que hace que recuerde aquel “castigo” como algo horroroso fue la violencia de la situación ya que siendo objetivos tal vez me dio unos quince cintarazos.

En ese momento llamaron a la puerta, era el delivery con la comida que había pedido papá, lo atendió y pago sin decir una palabra, me sirvió la comida en un plato pero en vez de comer despertó a Mila y le pidió que me acompañe a comer. No me anime a decir nada en contra de su decisión aunque yo no quería dejar de hablar, no tenía hambre y mucho menos quería que papá se vaya, aún así no pude protestar cuando me dijo que iría a comprar algo para el dolor de cabeza.

Mila no comió porque ya había comido antes de ir a casa así que solo me acompañó mientras aprovechaba para llamar a su novio y pedirle que pase por ella a nuestra casa así volvían juntos a su ciudad. Ella vivía cerca de la universidad con una compañera y su novio vivía cerca de ahí.

• ¿Como estas? – me preguntó
• Bien – mentí, no tenía ánimos de hablar
• No debiste ir a la casa de Ricardo – me reclamó después de unos minutos de silencio donde se debatía si retarme o no – Ernesto te lo tenía prohibido – dijo con el ceño fruncido como acusándome
• Si hubiera sabido la verdad no hubiera ido – le respondí en defensa, porque era la verdad pero ella solo me miró feo – perdón tía – le dije dándome cuanta de que le  había hablado muy mal pero también pensé en que no era mi tía en realidad. Si sólo era mi hermana no tenía que hacerle caso o cortarme para responderle. Aún así no fui capaz de mandarla a callar
• Está bien, no pasa nada – me dijo más calmada, mirándome con algo que parecía pena – algo de razón tienes – admitió – sólo que creí que no sería capaz de hacerte nada – dijo y entonces decidí que no esperaría que papá volviera para saber más