martes, 22 de agosto de 2017

Pequeñas alas: Cap. 1; Autora Mary C.

Pequeñas Alas
Æææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææ
Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Agosto del 2017
Æææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææææ
Capitulo 1
Autora: Mary C.

Christopher de 8 años es el  hijo más pequeño de  Jack y Suzanne y tiene prohibido salir sino esta su padre o  su madre, es que para poder ir con aquellos que no poseen alas no es tan fácil, pues la primera regla era que tenían que confundirse con ellos o sea que sus alas no sean visibles, pero a él le costaba mucho poder esconder sus alas como sus padre o hermanos mayores, si parecía tan fácil,  solo se concentraban un poco y sus alas se guardaban en sus espaldas quedando un dibujo en lugar de las dos alas.
Pero mamá no estaba y papá tampoco, él quería salir así como sus hermanos, pero él se quedó en casa solo a pesar de que Allan tenía que quedarse a cuidarle, pues ni Alexis ni Steve le querían cuidar, bueno ellos tenían que salir,  los dos ya estaban en la universidad y a pesar de ser sábado tenían algunas cosas que hacer en la escuela, quedando solo Allan de 15 años como responsable, pero como todo adolescente este le prometió un sinfín de cosas si aguardaba un rato solo, pero ese rato se transformó en dos horas que para su edad era una eternidad. Papá trabajaba así como todos los que no tenían alas, sus hermanos iban a eso a lo que llamaban colegios pero él no podría ir a un colegio hasta cumplir 12 años así como sus demás hermanos, el solo tenía que quedarse en casa y estudiar hasta que fuera lo suficientemente mayor para controlar el movimiento de sus alas, pero esas dos horas lo estaban volviendo loco, nunca se había quedado tanto tiempo solo.
Así que alió de la casa a los jardines, su casa quedaba muy retirada del pueblo y quedaba envuelta en un amplio bosque, camino por los alrededores, nadie se podía acercar a la casa ni  verle por lo que se puso aletear un poco,  no podía elevarse más de un metro y medio por lo que se fue a lo más alto de casa para poder practicar y eso hizo,  aleteo un poco pero sus  alitas se cansaron y cayo.  
20 minutos después
Alexis la hija  mayor llego a casa y vio al pequeño de casa aun en el piso llorando, soltó lo que tenía en manos y fue corriendo asustada pues su hermanito se había rota una alita, no le movió pues apenas quiso hacer eso Christopher lloro con más fuerza, tomo su teléfono y llama a su madre y esta alertada llamo a su Jack, los cuales llegaron al cabo de casi veinte minutos, el primero en llegar fue Jack que  tuvo que conducir como loco, dejar el carro a las entradas de sus tierras  para después ir volando para acortar el camino sino le hubiera tomado otros 15 minutos más en el coche.

  • ¿Qué paso? – pregunto Jack
  • Yo llegue recién y él no me dice nada solo llora – dijo preocupada su hija

Jack apenas examino los daños le todo en brazos con mucho cuidado para después entrar con el niño a la casa, Jack busco con la vista, sin duba Allan había dejado solo al niño. Al cabo de dos horas ya estaba un muchacho en serios problemas viendo como terminaban de curar al travieso de casa, por suerte sus abuelos sabían muy bien el ámbito de la curación, por mala suerte Allan no era el único en problemas.

  • ¿Te subiste al techo verdad? – pregunto papá un tanto serio apenas terminaron de curar la lesión del niño, los abuelos habían tardado un poco en acomodar el huesito del alita y hacer que sanara un poco con la ayuda de un don especial que tenían, incluso el dolor se había calmado. Pero Christopher no contesto solo se mordió los labios poniendo un puchero en la boca mientras unas lagrimas se filtraban en sus ojos – contesta – pidió
  • Siii papi, pero Allan me dejo mucho tiempo solito – acuso a su hermano
  • Y tu hermano tendrá su castigo por eso – dijo mirando a Allan, y el chico solo bajo la mirada por aquello – pero usted jovencito también va a tener su castigo
  • No, no, yo estoy malito, yo estoy malito, tengo una alita rota buaaa – empezó a llorar el niño cuando su padre oculto las alitas del niño y lo dejara recostado en sus piernas ya sin nada que le cubriera de la cintura para abajo.
  • passs, passs, passs, passs, passs
  • Buaaa ESTOY MALITO
  • passs, passs, passs, passs, passs
  • Mi alita se rompió, ¡no me debes castigar!
  • passs, passs, passs, passs, passs
  • ESTOY MALITO BUAAA
  • Pero en la nalguitas no tienes ningún malestar, solo el que le va a dejar mi mano – sentencio papá sin dejar de castigar PASSS, PASSS, PASSS, PASSS, PASSS
  • BUAAA
  • Sabes que no tienes que usar tus alas hasta que seas más grande
  • PASSS, PASSS, PASSS, PASSS, PASSS
  • aagg buaaa AAYYY AUUU – Jack dejo de soltar palmadas en el ya rojo traserito para vestir al niño y abrazarle, cargándole y recostándole en sus hombros aun con el llanto del niño que casi le aturdía.
  • Ya bebe, ya no llores – le consoló papá – tienes que obedecer y aunque no haya nadie te tienes que portar bien hijo, ya no llores mi bebe.
  • Jamás voy a poder volar buaaa – lloraba desconsolado abrazado a su papá
  • Claro que si – le dijo papá limpiando su carita – tus alitas estarán como nuevas en unas semanas, eso sí, no las puedes usar, ni estar aleteando para que pronto sanen por completo
  • ¿De verdad? Shhfff – dijo con una carita llena de lágrimas y moquitos
  • De verdad mi pequeño – respondió su madre abriendo los brazos – ven… me preocupaste mucho amor, ¿aun te duele?
  • Poquito, pero me duele más las nalguitas – se quejo con un puchero
  • Pues espero que eso te recuerde que no tienes que hacer travesuras – recordó su abuelo Eric con un beso
  • Prometo que ya no abuelito


El pequeño Christopher se quedo dormido una vez que vendaron su espalda para que las alitas traviesas no salieran, estaba cansado había sido un largo y dolorido día. No podría sacar sus alitas por unas semanas por lo que tenía una incómoda venda que hacía que sus alas quedaran solo como los pequeños dibujos de dos alas en su espalda. 


6 comentarios:

  1. Mary, me encanto la idea de un angel travieso, de verdad me lo he imaginado aleteando jajajja fue divertido. Ojala nos obsequies una segunda parte, de verdad.
    Marambra

    ResponderEliminar
  2. Siii yo también pido segunda parte!!
    Como le fue al otro muchacho si al que es pequeño y consentido si le dieron con ganas!!!
    Muy lindo y original como todo lo que escribes Mary!!

    ResponderEliminar
  3. Qué lindo!!! Tan fantástico como siempre. Me encanta leerte, Mary!!!..... Oye, pero faltó ver qué pasará con Allan!!!

    ResponderEliminar
  4. Me encantan tus historias espirituales ajala no le valla tan mal al otro chico

    ResponderEliminar
  5. Muy hermoso, me causo tanta ternura cuando se quejo por su alita rota... adorable!!!
    Erina

    ResponderEliminar
  6. Hermosa historia me mato de ternura al aladito. Tenia razón ya estaba malito como lo siguen castigando jajaja pobre.

    ResponderEliminar