viernes, 22 de septiembre de 2017

Hermanastros: Cap. 12; Autor Pablo

Hermanastros
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Septiembre del 2017.
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 Capitulo 12
El oscuro misterio 

Autor: Pablo


Sergio:

Mi intervención había servido para que mis padres se pusieran de acuerdo, o al menos para que mi madre deje de discutir, pero seguro que a los mellizos no les hacía gracia la resolución. Mi padre parecía muy decidido a escarmentarlos y no era para menos. Aun no podía creer que hayan roto un alambrado sólo para jugar al fútbol dentro del club cuando había canchas libres en el parque.
Pasamos a la sala porque no era el momento propicio para entrar al cuarto y buscar las cosas de mis hijos.

  • ZASSS ZAS ZAS ZAS – y apenas entramos se escucho lo que estaba pasando en el cuarto
  • Aauu no papá no me pe gueees – cuando gritaban era difícil diferenciarlos, ambos tenían un timbre de vos muy parecido pero Renzo era más escandaloso cuando papá se enojaba así que supe que era él a quien castigaba – perdooon auuu – Amalia me miró con angustia y susurró que esperaría en el auto. Asentí pensando en que era buena idea, sabía que a los chicos les incomodaría salir y saber que ella fue testigo. Tampoco les gustaría que yo fuera testigo pero ya sabían que estaba en casa y no era la primera vez que les daban una paliza delante mío – Ya papa aaauuu

DE pronto se abrió la puerta de par en par de manera violenta, dejando escapar el llanto de Renzo con más claridad y vi como Gian salía hecho un bólido de la habitación y de la casa, estaba huyendo.

  • ¡¡Gian!! – gritó mi padre y fue cuando reaccione atajando la huida, el mocoso estaba a punto de salir a la calle sin mirar siquiera
  • Eyy ¿qué pasa? – le pregunté frenándolo – te está llamando el papá – le dije sacudiéndolo porque no dejaba de forcejear para que lo suelte – ¡adentro! – le ordene pero no espere a que cumpla porque no podía hacer que se calmara , por eso lo llevé a la casa de nuevo casi a empujones – papá te está llamando – le repetí logrando que suelte el marco de la puerta de donde se había agarrado y poder meterlo por fin en la sala
  • ESE VIEJO NO ES MI PAPÁ – me gritó cuando mi padre salía del cuarto, se había demorado porque tenía a Renzo en su regazo cuando todo se salió de control e imagino que no podía simplemente hacerlo a un lado y correr detrás de Gian – NO ES ¡NADA MÍO! – agregó mi hermano y pude ver como esas palabras habían afectado profundamente a mi padre

Entendía el miedo de mi padre, a veces tenía ese temor con Isaac, que llegue el día en que yo reclame algo y me responda que yo no era su padre y no tenía derecho. Pero había hablado de eso con Amalia y su consejo me dio tranquilidad... “si eso pasa, es porque seguro está enojado o asustado, eres su padre y en esas ocasiones es cuando se lo tienes que demostrar. Si quieres mi opinión creo que si te dice algo así, le tienes que dar un buen chirlo en la boca para que deje de hablar tonterías”.
Era algo drástico y claro que la reacción dependía de en qué condiciones me hable Isaac, no le iba a pegar si me dice algo así entre lágrimas, pero lo que no debía cambiar en ninguna situación era mi determinación. No podía dudar si mi hijo me decía algo así; el problema es que mi padre no se lo esperaba y la sorpresa y el dolor por aquellas palabras lo dejaron sin reacción.

  • Gian – le llamé la atención tomándolo con algo de fuerza por los brazos para que pare – no seas irrespetuoso y no vuelvas a decir una cosa así – lo reté y logré que se quede quieto
  • Es la verdad – me rebatió dándome un golpe en la mano haciendo que lo suelte – no es mi papá y ya estoy harto de sus reglas. No nos deja hacer ¡NADA! – no me esperaba que me enfrente y fue mi turno de quedarme pasmado. Nunca había tenido que lidiar realmente con los mellizos, eran mis hermanos y había un límite que yo respetaba. Además de que, cuando estaban conmigo, solían comportarse bien y cuando no lo hacían yo solo esperaba a llevarlo con nuestros padres y que sean ellos los que se encarguen de la disciplina. No había mucho que yo pudiera hacer en ese momento además de evitar que salga corriendo y obviamente eso no era suficiente, por suerte mi padre salió de su asombro y tomó las riendas de una manera, única como él mismo
  • Muy bien caballero – dijo papá totalmente repuesto cambiando las formas para ustearlo y se giró para entrar a la habitación de los chicos – si yo no soy su padre entonces usted no tiene nada que hacer aquí – dijo en voz alta desde adentro del cuarto mientras se oían sonar los cajones

Aunque me sorprendió ver a mi padre empacar la ropa de Gian en un bolso me di cuenta de que no era de verdad. Sabía que él jamás haría algo así, pero además tenía experiencia con esa táctica suya, lo había hecho una vez conmigo en una ocasión que esperaba jamás llegue a oídos de mis hijos. Lo bueno es que Gian creyó completamente la pantomima.

  • ¿Qué haces? – le preguntó entrando a la habitación – ¡son mis cosas! – reclamó queriendo atajar a papá para que deje de empacar
  • Ya lo sé – le respondió papá y siguió en lo suyo con una calma única – pero como yo solo tengo un hijo menor de edad al parecer, aquí sólo tienen que estar sus cosas – y se dio vuelta para dar la estocada final – como no soy tu padre no tengo ninguna obligación de tenerte bajo mi techo. Además como estas cansado de mis reglas seguro en la calle vas a estar más contento – y fue el turno de Gian para asustarse, en ese momento me di cuenta de que mi madre estaba entrando a la cocina, seguramente extrañada por los gritos que se notaban que no era un regaño sino una discusión. Entonces fui a su encuentro y le dije lo que estaba pasando para pedirle que esta vez haga lo mismo que había hecho cuando fue a mí a quien mi padre puso en su lugar hace tantos años.
  • ¿QUE? – gritó Gian, no sé que había dicho mi padre pero mi hermanito ya no estaba tan altanero sino que tenía una cara de espanto como de seguro la tuve yo cuando mi padre me jugo aquel numerito – Nooo… yo… nooo papá… no tengo a donde ir – no lograba articular una frase y hasta que volví a entrar con mi madre, su bravuconería había bajado varios niveles. Incluso parecía que iba a llorar en cualquier momento
  • ¿Al final? ¿soy o no soy papá Gian? – respondió mi padre tratando de que Gian lo suelte porque no dejaba de tironear su bolso para que papá no siga avanzando hacia la puerta – hay mucha gente en tu situación pero no puedo cuidar de todo el mundo, tengo prioridad por mis hijos y por lo visto en esta habitación sólo tengo uno – mi padre era implacable, yo no podría haber hecho aquello con mis hijos. Hubiera sido una crueldad teniendo en cuenta lo sensible que era Isaac y una tontería que me podría salir muy mal teniendo en cuenta lo impulsivo que era Marco, él hubiera tomado el bolso y se hubiera ido y yo hubiera tenido que salir tras él

Pero a mi padre le estaba saliendo a pedir de boca, tanto que hasta Renzo se había asustado. Entonces me di cuenta que tenía que ir con él para calmarlo y de paso para que no se meta en problemas por intentar defender a Gian.

  • Mamaaamaaa – Gian creyó que mi padre estaba decidido así que comenzó a llamar a nuestra madre y yo aproveche para meter a Renzo a la habitación y hablar con él, pero no podíamos evitar escuchar lo que pasaba en la sala
  • ¿Qué está pasando? – pregunto mi madre como si no supiera. Ahora viéndolo desde otra perspectiva me daba cuenta de que mis padres sabían más de lo que yo creía mientras estaba creciendo y que me habían tomado el pelo muchas más veces de las que yo creía. Sabía que Gian estaba pasando un mal momento pero me daba algo de gracia y ternura que cayera en aquella manipulación de mis padres
  • Me quiere correr de la casa – se quejo, todavía tenía un tono como de capricho y fastidio, pero se notaba que el pobre estaba de verdad acojonado, yo solo pude abrazar a Renzo que había empezado a llorar, esperaba que aquello terminará pronto y que el susto sea efectivo
  • Es que dijo que no es mi hijo y como imagino que al estar casados no tienes hijos con nadie más supongo que tampoco es tu hijo – el tono de voz frío de mi padre desentonaba con la situación y si mis hermanitos no hubieran estado tan ensimismados se habrían dado cuenta de ello, así como de las miradas cómplices que seguro se estaban lanzando mis padres
  • Mamá dile algooo – gimoteo Renzo y a mí me dio pena – está sacando mis cosas – reclamó y se escucho como forcejeaba – Sueltaaa – desde donde estaba apenas podía ver un trozo de la sala a través de la puerta del cuarto pero pude ver las manos de Gian tratando de que mi padre le devuelva el bolso
  • Claro que no tengo hijos con nadie más – respondió mi madre ignorando a Gian – y sí, estamos casados, así que te apoyo – sentí un alivio que no sabía que estaba necesitando, pero es que quedaba la posibilidad de que mi madre comenzara una discusión en vez de apoyar a mi padre, por suerte no sucedió
  • ¡No! – gritó horrorizado Gian – ¿mamá que te pasa? – lloriqueo y pude ver como Gian pasaba desde donde estaba con mi padre hasta donde estaba mi madre, yo no podía ver a ninguno de los dos pero me guiaba por la dirección de las voces
  • Tranquilo – le susurre a Renzo que me pedía que no deje que corran a Gian, Renzo repetía una y otra vez lo mismo así que supongo que no estaba poniendo atención a la conversación realmente
  • O es que acaso ¿si eres nuestro hijo? – escuche que preguntaba papá
  • Pues snif…siii – estaba claro que en ese momento Gian lloraba
  • Entonces te vas a quedar bajo mis normas – dijo papá como infiriendo algo que había dicho Gian
  • Me voy a quedar – a pesar de tener la vos tomada Gian respondió de una manera altanera que no me gustaba para nada, el sentirse acorralado lo tenía arisco – pero si no me pegas – se le ocurrió decir con demasiada actitud
  • No estás en posición de ponerme condiciones – en esa ocasión la voz de papá si sonó molesta – las cosas son así, si eres mi hijo vas a entrar a la habitación y vas a volver a la esquina hasta que sea tu turno de arreglar las cuentas y sino terminas de empacar porque no quiero extraños en mi casa – como sincronizados los mellizos empezaron a llorar, Renzo estaba abrazado a mi pecho pero aun así los sollozos de Gian se escuchaban más. No lo había escuchado llorar así desde haces años, desee que aquello se terminará porque no podía intervenir pero me parecía demasiado, me dio pena hasta que de repente su llanto se convirtió en un gruñido.
  • ¡CLARO! – gritó  Gian con rabia sin dejar de llorar haciendo saltar a Renzo del susto – si no hago lo que quieres entonces fácil te sale olvidarte de mi – en ese momento pensé que a mi padre le había salido el tiro por la culata

Cuando me hizo eso casi a la misma edad que los chicos me habían dejado afuera porque no quería entrar por estar con mis amigos, convencido de que ya era grande para entrar cuando mi padre me lo decía, eran épocas donde no había celulares. Me juntaba con mis amigos en la esquina y cuando mi padre consideraba que era hora de entrar, daba un grito y yo tenía que correr a casa. Ese día en cuestión decidí no hacerlo porque ya habíamos tenido una discusión con mi padre sobre mis “derechos” para hacer lo que se me diera la gana por haber cumplido catorce años y aunque había terminado con una paliza de advertencia, el hecho de que me diera permiso para salir después, me había envalentonado.
Finalmente, confiado en que mi padre no había insistido más en llamarme para entrar a la casa, volví cuando quise, pero me encontré con la puerta cerrada con llave. Entonces comencé a golpear la puerta creyendo que mis padres habían salido sin mí, pero lo que me esperaba era peor. Mi padre me había preparado un bolso y me dijo que no había criado un mocoso desobediente y que si no iba a acepar las normas de la casa no podía vivir ahí; la charla no fue tan larga como la que tenía con Gian en estos momentos porque me cerró la puerta dejándome afuera pero yo no mostré ni un ápice de la altanería que mostraba mi hermanito; en cambio me senté en la puerta y me puse a llorar hasta que mis padres abrieron y me dejaron pasar. Fue una de esas palizas que quedan para la historia la de aquella vez, pero no volví a discutir las reglas de la casa ni a llegar tarde hasta que cumplí dieciocho y me fui becado a estudiar dirección en Los Angeles. Esperaba que mi padre supiera manejar las cosas ahora y que le resultará tan bien como conmigo… después de un momento de silencio al fin contestó.

  • NO – contra dijo con firmeza – Si no te comportas bien, te castigo, porque quiero que aprendas que lo que hiciste está mal y tiene consecuencias, para que en el futuro pienses las cosas antes de hacerlas. Pero si dices que no eres mi hijo no tengo nada más que hacer – entonces hubo silencio y tuve que moverme, con Renzo pegado a mí, para poder ver

Gian estaba parado con las manos echas puño. Se notaba estaba haciendo un esfuerzo por no llorar de nuevo pero no era el único, mi madre también estaba conteniendo las lágrimas. Mi padre estaba jugando con fuego pero yo también lo había hecho a veces. Presionar un poco para quebrantar esa fachada de enojo que había hecho responder de mala manera a Gian.

  • ¿Qué vamos a hacer? – apuró mi padre con la voz calmada y fue suficiente para que Gian comience a llorar, ya sin rabia sino con pena y resignación y al fin papá pudo dar fin a su acto – Vamos – le dijo atrapándolo en un abrazo, él sabía que el orgullo y tal vez algo de miedo en Gian no lo iba a dejar responder e ir por propio pie al cuarto y ya había tirado demasiado de la goma – a tu habitación… hijo – dijo remarcando esa última palabra y pude escuchar como Gian respondía casi en un susurró mientras ambos entraban al cuarto
  • Si papá
  • Hijo ¿pueden esperar afuera? – le dijo a Renzo antes de darle un beso en la frente, después me miró y me hizo un gesto para que me ocupe de mi hermanito. Seguro mi padre se sentía culpable por haberlo hecho llorar después de castigarlo sin darle un momento de consuelo al menos, pero ahora tenía que ocuparse de Gian

Salimos unos minutos después de cruzar la puerta se escucho el cinturón.

  • ZASSS ZAS ZAS – sonaron seguidas de un gruñido ahogado y Renzo se volvió a pegar a mi pecho, mi madre había salido de nuevo supongo, porque no estaba en la sala ni en la cocina cuando nosotros salimos del cuarto – ZAS zas zas ZASSS – sonaron sobre la piel, el sonido evidenciaba todo y Gian dejo de soportar “estoico”
  • Auuu noo pa… papá ya pa… papi – parecía querer dejar en claro que ese si era su padre

Renzo se había puesto muy tenso entonces decidí sacarlo al patio trasero, mi madre tampoco estaba ahí, el menos el sonido no llegaba hasta el árbol debajo del cual nos fuimos a sentar. Era el único árbol de la casa y tenía los vestigios de lo que había sido una casa del árbol y debajo unas piedras que hacían de bancos. Renzo no hablo mientras esperamos y yo tampoco, me venía bien el silencio de vez en cuando.
Cuando mi padre salió de la casa hacia el patio, Renzo se había quedado dormido sin que me diera cuenta, estaba en una posición extraña seguramente nada cómodo, papá se acercó me hablo en susurros.

  • Se durmió, Gian también… lo voy a llevar a la cama – anunció e intente pararme para hacerlo yo pero si me movía lo iba a despertar y para el colmo descubrí que se me había adormecido la pierna, creí que mi padre lo iba a despertar, es lo que yo habría hecho, pero el lo cargo dormido con un poco de esfuerzo pero con una facilidad que no creí que tendría a su edad
  • Vamos a comer tarde hoy – me dijo cuando volvió a salir, se notaba su agotamiento
  • Nosotros también – le respondí, me sentía mal de tener que irme en ese momento porque se notaba que necesitaba hablar con alguien – los chicos van a estar contentos de que les lleve unas pizas de camino a casa – dije como para que sepa que podía quedarme sin problemas y saque el celular para expiarle a Amalia la situación y ella me respondió que iba a buscar un lugar a compra comida cerca para ganar tiempo
  • Fuuu – soltó e aire con pesadez y fue cuando lo miré con una interrogante y eso le dio el impulso para hablar – mira… las cosas no están muy bien, no dije nada porque estabas con todo lo del casamiento pero hace un tiempo que tu madre y yo venimos discutiendo – eso me tomo por sorpresa, ya había tenido una muestra hoy pero creí que mi padre me iba a hablar de los problemas que le daban mis hermanos no de sus peleas con mi madre; de todas formas había quedado a la vista cual era el tema de discusión entre ellos
  • ¿Por los chicos? – pregunté aunque estaba claro, solo que se había callado, como pensando si decirlo o no
  • Siempre los mimó – dijo refiriéndose a mi madre – eso yo lo entiendo y me gusta, ella siempre fue más paciente y cariñosa, aunque yo también los quiero y los mimo cuando es el momento, pero los chicos se están saliendo de las manos – se pasó las manos por el rostro con evidente cansancio – tal vez me ha agarraron muy viejo – se lamentó – no sé… yo creo que no estoy siendo tan duro con ellos y entiendo que quieran salir y andar con amigos y tal vez haya cosas que cambiaron mucho desde que los criamos a ustedes pero el respeto a los padres no
  • ¿Les faltan al respeto? – sabía que a veces eran respondones y como casi todos los chicos de su edad la lengua era más rápida que su cerebro, pero no creía que fuera algo que se estaba volviendo habitual
  • Hay muchas formas de no respetar – me respondió, quise pensar que mis hermanos no se estaban pasando de la raya – ninguno me gritó ni nada por el estilo, al menos no de la manera que no pueda controlarlos, pero – y gruñón de una forma muy similar a como lo había hecho Gian hace un momento – los mocosos se limpian el culo con lo que les digo y tu madre los apaña tapándole las cagadas o desautorizándome, sin ir más lejos ésta semana hicieron lo que se les dio la gana
  • ¿Mis hijos también? – no quería creer que aquello se convertiría en una charla reclamo por el comportamiento de mis hijos o peor de “tus hijos son mala influencia” no sabría cómo manejar algo así, además Marco casi no había estado en su casa después de pelear con los mellizos
  • No, sólo los míos – me tranquilizó aunque no sabía si creerle, mi hijos no eran malos pero sabían cómo armarla también – Tu mamá estuvo empeñada en que “disfruten” la compañía de tus hijos y no ayudaron nada
  • Eso no es tan grave – trate de defenderlos porque realmente lo creía así
  • Ñkk – hizo un río extraño con la boca como si yo no le estuviera entendiendo – No me molesta que los chicos no tiendan la cama o no ayuden a lavar los platos, es normal que prefieran divertirse, lo que me molesta es la actitud alcahueta de tu mamá de hacer las cosas por ellos y enseñarles a que me mientan, esta vez la excusa eran los nietos, antes las vacaciones, la edad, la escuela – fue enumerando con los dedos con frustración – la cuestión es que de un tiempo  a esta parte yo digo A y ella dice Z y eso que paso hoy cuando llegaste… no es la primera vez que pasa, y peor, ya entes se salieron con la suya

Suspiro y se apoyó contra el árbol, no me sentía capaz de aconsejarlo, con mis hijos sentía que la mitad del tiempo estaba haciendo mal las cosas, sobre todo cuando hacían cosas por las que ya los había castigado y me planteaba si mis métodos servían, si mis valores tenían valor valga la redundancia… y con el matrimonio tampoco yo era una referencia, este era mi segundo “intento” y Amalia y yo teníamos el mismo problema cuando ella defendía a los chicos. Lo único que pude hacer fue poner una mano en el hombro de mi padre para intentar reconfortarlo.

  • Me daba vergüenza decirte – siguió e hizo una pausa cuando lo miré sin entender nada – porque estas pagando su colegiatura – me explicó – pero… casi pierden el año entre escapadas y malas notas – los ojos se me abrieron involuntariamente e hice lo posible por normalizar el gesto – apenas pasaron de curso y con dos previas cada uno y si así van a empezar el curso…
  • ¿Porque no me dijiste? – tuve que preguntar, había dicho que por vergüenza pero que mis hermanos anden de vagos no era su culpa, además la escuela tendría que haberse comunicado antes de que la situación de saliera de control y en última instancia yo – podía buscar un profesor que los prepare y hablar con la escuela sobre las faltas – ofrecí y decidí dejar las cosas en claro – no me molesta pagar a cuota del colegio, es más, me gusta, es un regalo para ellos no para ti... pero debiste decirme igual si necesitabas apoyo con esto
  • No hijo. No debía…  – respondió dando a entender que eso era algo que debía resolver sólo  y después me preguntaba de donde habíamos salido todos tan tercos – acepté que los mandes a ese colegio porque es bueno y es algo que tú querías darles y yo no podía negarles ni pagarlo, pero que cumplan en los estudios es mi responsabilidad y estando jubilado tengo más tiempo del que tenia para dedicarles a tu hermana y a ti, pero no puedo si Quela tira para un lado y yo para el otro…. Tal vez yo estoy mal
  • No papá – lo prefería cabezón y testarudo que con ese tono de resignación – no creo que este mal que los quieras educar, algo le pasa a mamá y necesitan hablarlo cómo pareja, hasta yo me sorprendí que los defienda después de lo que hicieron,  a mi no me hubiera defendido a esa edad y ella también me consentía – no me gustaba compararme pero el cambio de mi madre, no sólo conmigo sino con los mellizos hace un tiempo y lo que era ahora, era muy drástico – Si quieres puedo hablar con ella y..
  • ¡No! Yo voy a hablar con ella, es hora de que nos pongamos de acuerdo antes de que no haya vuelta atrás... Además siento que hay algo que no me está diciendo


Un extraño escalofrío recorrió mi espalda, un miedo irracional al sentir que algo andaba mal. Era absurdo a mi edad temer por un divorcio pero si temía aunque en realidad eso no fue lo primero que pensé, lo que imaginé contra mi voluntad era peor.


8 comentarios:

  1. Chany estoy muy intrigada, ¿que puede ser que esconde la abuela para que se comporte así con los muchachos? a tal punto de no ser capaz de ver que no son travesuras sino maldades lo que hacen, ojala no sea nada malo.
    Por otro l ado estoy contenta con tu regreso, te pusiste al dia con los niños.... espero te guste la nueva edición
    marambra

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  2. Definitivamente prefiero el verde jjaja espero mandar más regularmente los capis y volver a estar pendiente del blog. Tengo que dedicarme a esto xq lo de Nacho esta veeerdee

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  3. Chany mas te vale no matar o meter una enfermedad terminal o algo parecido a la madre que esas cosas dejamelas solo a mi ok?!!
    pd: me gustaron estos gemelos, siento la conecion entre ambos <3

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  4. Chany que bien regresaras a los chicos ya se les extrañaba!!
    jajajaja ah que cruel truco ese de si no eres mi hijo entonces vete!! Pero mira que funciona!!
    Lo bueno que no eres mi tía que si no que feos consejos tienes!! jajaja
    Muy buena la historia Chany a ver que es lo que esconde la abuela!!

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  5. Chany que bien que sigues con tus historias merece la pena esperar me intullo que la abuela lo hace porque se va y no quiso decirle a nadie pero tú eres la escritora sacamos de dudas el jueves porfi

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  6. Me encanto la historia pero creo que esperado mucho y no salieron los encantos de chicos Marco e Issac :(

    Y retomando mis sentimientos por esta historia que por cierto fueron dos meses los que no hubo actualización... Me encanta pero la señora me cae gorda y los chicos van corriendo para ese mismo lugar :S.

    Por un momento me e pensado lo del divorcio y la fatiga que tiene que tener el esposo (abuelo)... le daría todos los ánimos posibles para que eso pasara "el divorcio ". Claro son las emocione de flor de piel las que hablan :) espero el siguiente capitulo ;)
    Maryc

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  7. ...divorcio o muerte? Divorcio? Muerte? Mmmm jaja.
    Dos meses ups no me había dado cuenta pero es que las clases... lOs niños... mi divorcio.. y los exámenes sobre todo me quitaron tiempo pero ahora voy a publicar como relojito. Promesa de ¿monaguillo?

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  8. Pobre Gian casi lo matan del susto con eso de que se vaya de casa, hasta a mi me dio pena y eso que los niños no me caen muy bien por lo que les hicieron a Isaac y Marco. Por cierto no te olvides de escribir de ellos, los dejaste de lado y quiero saber que pasa con Marco e Isaac.
    Erina

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