Una familia cualquiera
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 29 de Septiembre del 2017.
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Capitulo 7
Autora:
Marambra
- ¿Y se puede saber porque los señoritos decidieron salir sin permiso? – pregunto Joseph al par de mellizos adolescentes que tenia sentados lado a lado en el sofá de su oficina pero sin esperar respuesta, sabía que el par de truhanes que tenia no iban a contestar, habían permanecido callados desde que los recogiera y era un hecho que ahora tampoco dirían nada ni para mejorar su situación, menos para darle a papá motivos para aumentar su castigo – ¿tienen idea de lo que les pudo hacer pasado? – volvió a preguntar cada vez más impaciente caminando de un lado a otro sin dejar de mirarlos a la cara – ¿no van a contestar? – dijo enojado más de lo que ya estaba, es que el silencio de aquel par era para crisparlo de verdad
- ¿Para qué? – se digno Samuel a murmurar cruzándose de brazos, removiéndose en su asiento, no le gustaba estar mucho tiempo sentado al lado de su mellizo cuando hicieron una de las suyas y menos cuando su padre los estaba retando, es que el cinismo de Bernardo lo ponía nervioso y en desventaja, es que a Bernardo podían darle con toda una pared de gritos o llamadas de atención y no quebraban su voluntad, a Bernardo se lo rompía cuando le daban una paliza, en cambio a él, que sus padres le demuestren verbalmente lo decepcionados que estaban era peor que la paliza que seguía
- ¿Cómo dijiste? – pregunto papá sin poder creer la respuesta de Samuel, hubiera esperado eso de Bernardo pero no de Samuel
- Ya hombre no te hagas el sordo – contesto Bernardo enojado como estaba, robándole la respuesta al hermano, no era secreto que Bernardo odiaba esperar por un castigo, odiaba el preámbulo de uno y más que nada odiaba los sermones largos como los de ahora y se calló momentáneamente, pero la mirada que le dedico su padre con una interrogante irónica en los ojos jalo mas su afilada lengua en el último minuto – salimos sin permiso y ya está, ¿qué más da papa?, si ya lo sabes – agrego cruzando sus brazos igual que hizo Samuel minutos antes en total disconformidad pero sin ser irrespetuoso
- ¿Cómo que, qué más da?... SON menores de EDAD – grito papá abriendo una de sus manos con la palma arriba dando énfasis a su enojo – TIENEN 14 AÑOS – dijo tajante
- PUES NO SOMOS NIÑOS YA SOMOS GRANDES – volvió a contestar Bernardo y fue la gota que colmo el vaso de Joseph, ya no iba a discutir nada, además tenía que tratar todavía un asuntito pendiente con el mayor de sus hijos
- ¡PERFECTO! – elevo también la voz tras una pausa que sus mellizos interpretaron como errado triunfo – ¡perfecto!, ¡son grandes! ¿verdad? – pregunto solo de manera ilustrativa sin esperar respuesta, pero el par de demonios se lo tomo literal como casi todos los adolescentes reyes del drama
- Si hombre – contestaron a coro y a papa eso de “hombre” le estaba llegando al huevo, pero no pudo decir nada porque ellos seguían hablando
- Que sí – dijo Samuel
- Que tenemos catorce – añadió Bernardo como leyendo el pensamiento de su hermano o mejor dicho como si fuera un eco de sus pensamientos
- Y acabas de decirlo – volvió a decir Samuel revotando las palabras que Bernardo tenía en la cabeza, era una característica simpática que ambos compartían, el uno hablaba una frase y el otro continuaba con el hilo de pensamiento, cosa que gustaba a su madre pero enloquecía a Joseph y Claudio
- Ya ¡somos grandes! – aseguraron los dos al mismo tiempo dibujando un morro descarado en la boca dando por finalizado sus pensamientos
- Bueno pues, si en esa estamos, entonces van a PASAR a las ligas mayores, y se van a llevar una paliza como los HACEN los GRANDES – aseguro papá y se giro sobre sus talones, pero antes les dio una inconfundible orden que no cayó bien a ninguno incluido Claudio – pero antes, SUBAN a su dormitorio de INMEDIATO – grito
Y el
par se paro como un rayo entre empujones e insultos dentro de la boca para que
su padre no los oiga y empezaron a correr por el pasillo como si estuvieran
desesperados por llegar arriba y llevarse la paliza que papá les prometió como
si fuera un premio por el cual disputarse, realmente desubicados.
- Idiota ¿tenías que decirle eso ahora? – amonestó Samuel a su mellizo enfadado soltándole un codazo al pasar antes de desaparecer en su dormitorio, según él era mejor seguir dándole vueltas a la perdiz, contaba con la idea de que su madre lo llamara cualquier momento y papa tenga que irse al hospital, con el mal estado del tío seguro se olvidaba de la paliza, pero Bernardo tenía que abrir su bocota
- Y ¡que!, igual nos va a pegar más antes o después… ¡mejor acabar de una vez! – respondió fiel a su política, para él era mejor pasar página lo antes posible
Así
lo antes posible estaba disfrutando de tus beneficios, cosa que no era del
agrado de Samuel, él prefiera alargar el preámbulo porque a veces gracias al diálogo
lograba zafarse de una buena y quedar solo con un castigo menor, pero su
hermano tenía que ser un apurado desconsiderado, aunque pensándolo bien, no
creía que su labia le hubiera salvado de una paliza en esta ocasión, lo que
hicieron no tenia nombre… o bueno si, se llamaba ¡Señora Cagada!...
¿Y tú? – dijo
papá mirando fijamente a Claudio que hasta momento no sabía cómo mimetizarse
con los muebles
– ni se te ocurra moverte de esta sala porque te juro que no te sientas en un
mes – lo amenazo levantando el índice, el dedo acusador como solía llamar
Elías al índice de su padre, a la altura de su cara – ¿me has entendido?... UN MES – recalco
y marcho al patio
Fue
cuando Claudio supo las intenciones de su padre, salió a arrancar seguro tres
ramas del pobre naranjo como si este tuviera la culpa de sus errores, y un nudo
se le hizo en el estómago, bueno no solo su estomago en su trasero también
anticipando el dolor que sufriría, menos mal los mellizos estaban ya en su
dormitorio y no sabrían de los macabros planes de papá hasta que los azote, en
cambio él tendría que esperar su turno ahí en el despacho de su padre, al fin y
al cabo era donde siempre lo azotaba… el despacho donde se llevaban la paliza
los grandes como una vez murmuro Elías; Claudio nunca se había dado cuenta de
aquello hasta ese momento que su hermano menor menciono ese detalle cuando lo encontró
llorando en el despacho después de la primera vez que papá le dio con una
varita…
- No llores Claudio – lo había consolado abrazándolo por detrás, tendría 15 años esa vez y había hecho una tontería que de suerte no salió herido o muerto el propio Elías; Claudio había sacado el arma de su abuelo para mostrarles a sus amigos y en una de esas se disparo y la bala impacto a centímetros de la cabeza de Elías en la pared cuando este se agacho por coger su pelota – no se llora en el despacho
- Y según tu ¿por qué no? – le pregunto Claudio enfadado con Elías escondiendo la cara, según él era la culpa del maldito enano, fue la única vez que sintió enojo por lo que hacía su hermano menor, le dijo que no entrara y él otro fue tras suyo como siempre y no le obedeció cuando le dijo que no tirara la pelota, además grito como si fuera un chancho al que pelaban vivo que todo el vecindario se altero y llamaron a su padre y a la policía, porque reconocieron que lo que sonó era un disparo de arma de fuego dentro de la casa
- Porque ya eres un hombre, a los hombres los castigan en el despacho de los grandes – le dijo dándole un beso y un abrazo a su héroe, Claudio no tenía idea de donde saco Elías aquella descabellada tontería, total a los hombres no se los castigaba y punto, y era claro que su padre a él no lo tomaba como a un hombre sino como a un mocoso un poco más grande nada más, pero el asunto era que Elías no quería que Claudio llore y menos que los mellizos lo vean así o mamá, en definitiva quería que se sienta mejor con aquellas palabras
Solo
que eso lo hundió peor, él no se sintió grande aquel entonces y no tanto porque
su trasero le ardiera como si hubiera caído en el caldero de algún demonio, sino
porque su padre tenía razón… pudo matar a su hermano o herirlo gravemente y
esas palabras de reproche resonaron en su cabeza y se armo de valor para agacharse
y recibir su merecido, aunque eso no evito sentir su culito temblarle como gelatina en cada trazo lo mismo
que su labio inferior por no llorar aunque acabo llorando como un condenado y ahora
no era muy diferente, tampoco se estaba sintiendo grande porque estaba muy
consciente de lo que hizo y lo que dejo de hacer… más que desobedecer,
decepcionar; si, eso mismo… acababa de decepcionar a sus padres y a sí mismo,
su padre le había pedido una tarea simple, velar por sus hermanos mientras él
estaba atendiendo una situación de urgencia familiar de vida o muerte, no era
que le cancelaron los planes por irse de fiesta, su padre se había ido al
hospital a ver a su único hermano y en vez de esta allá con su madre y su
cuñada tuvo que dejar a todos para recoger a sus hermanos de la comisaria
porque a él se le ocurrió aceptar el chantaje de los mellizos al salir de casa
sin permiso por ir a dejar un tonto regalo de cumpleaños a su chica… ¡vaya
metida de pata!; sin embargo estaba ahí en el despacho de su padre donde su
padre trataba los asuntos serios, los asuntos de grandes, de hombres de
negocios, donde discutió con él asuntos relacionados con su propia disciplina cuando
tocaba y no necesariamente eran una paliza, muchas veces le había dejado a él
elegir su pena por consideración a su edad y al hecho de esta a un paso de
salir bachiller, sin embargo ahora dudaba que lo vea a él como a un hombre
sobre todo después de lo que hizo.
Pero
vamos estaba enamorado, era los 18 años de su chica, había esperado tanto por
este momento para poder pedir permiso formalmente a los padres de Yolanda como
novios, no es que fuera a casarse ni nada por el estilo, pero quería que sepa
que él tenía buenas intenciones con su hija y quería contar con su aprobación y
no con sus sospechas como lo hacían los hermanos de Yolanda, la cosa iba más por
ese lado, quería pedir permiso a los padres de su novia durante la cena delante
de sus cuñados para que estos no lo intimiden y lo dejen pasar a su casa cuando
no estaban los padres y poder compartir con su novia, es que era agobiante
tener que esconderse o dar explicaciones por todo y por nada como venía
sucediendo con el sequito de cuatro hermanos varones que se gastaba Yolanda y todos
mayores que él que lo miraban como bicho raro.
Pero
ahora nada de eso importaba, solo importaba el momento en que le tocara y se
quedo con el corazón en la mano oyendo a su padre cerrar la puerta del patio,
ya estaba de vuelta y seguro con tres horribles varas, miro el reloj pensando
en el tiempo que su padre se tomo para conseguir un buen trió de palos para sus
hijos y su corazón empezó a bombear más fuerte a medida que su cabeza se llenaba
de preguntas e interrogantes; ¿qué iba a suceder ahora?, ¿papá subiría las
escaleras y primero se haría cargo de los mellizos y luego de sus pellejos?,
¿lo llamaría también a su dormitorio o bajara al despacho?, ¿tardaría con ellos?
o ser apuraría por volver al hospital… ¿volvería al hospital? o se quedaría a
cuidarlos dejando en claro que ya no confiaba en él, ¿qué hacer?, ¿llamar a mamá?,
ahora mismo su madre sería de mucha ayuda, o era mejor dar la cara y preguntarle
directamente a su padre, en ese caso tendría que salir del despacho, aunque le había
dejado en claro que de ahí no se moviera y al recordar aquello se sentó tenso y
recto en una de los butacones que había frente al escritorio de su padre, con
la espalda a la puerta mirando al frente, a la regia estantería llena de libros,
imaginando todo a medida que los pasos de su padre se diluían en el resto de
los ambientes, parecía que fue a la cocina, seguro a dejar el cuchillo que
sacara antes, o quizás a buscar su navaja para pelar las ramas que consiguiera,
¿qué haría primero?... ¿buscar a los
mellizos para luego hacerse cargo de él?, en eso estaba pensando en que pronto
los pasos de su padre se perderían por las escaleras, total había dejado en
claro que subiría castigar a los mellizos y luego se haría cargo de él, pero se equivoco, papá salió de la cocina y empezó
a caminar, pero sus pasos no fueron a la escalera como el creyó sino aumentaban
su eco a medida que avanzaba al despacho haciendo que Claudio sienta sus
rodillas temblarle como cuando lo mandaba al despacho a esperarlo y solo oía
dos cosas, sus respiración y el taconeo de papá sobre las baldosas.
- Sígueme – le ordeno secamente su padre tras abrir la puerta, haciendo que Claudio diera un respingo
- ¿Papá? – tartamudeo mirando a su padre con los ojos abiertos como platos del susto
- Que me sigas Claudio – respondió Joseph esperando que su hijo se una a él y encaminarlo a su destino, ¿con que intención?, pensó Claudio poniéndose de pie como un rayo pero sin formular su pregunta, ni loco cuestionaría a su padre bajo sus circunstancias
Y
sin tiempo para pensar en nada mas, ¿qué remedio? lo único que le quedaba era caminar delante de Joseph como
un condenado a la pena capital sintiendo en su nuca la respiración de su padre
que le pisaba literalmente los talones para que apure el paso, como seguro caminaban
los reos con su celador al patíbulo.
Que abran echo esos tres para que los mellizos los tenga que recoger de la policía y josehp me está pareciendo muy retorcido si tiene las intenciones que yo estoy pensando ya me parece retorcido que corte unas caras castigar a sus hijos como para que hoga lo que yo estoy pensando
ResponderEliminarQue deditos mas simpáticos, están como yo comiéndome las uñas por saber que sucedió.
ResponderEliminarMuy corto el capitulo Marambra, muy cortito pero lleno de suspenso, esto ya parece una peli de terror. :)
Olivia
Hasta a mi me dio nervio imaginar a Joseph yendo a buscar las ramito e imaginar sus pasos por la casa... que intenciones tendrá. No los irá a castiga a todos juntos no? Que vergüenza, pero a quien se le ocurre dejarse sobornar.
ResponderEliminarYa quiero saber como acabaron los mellizos en una comisaría jaja ahora que se llevan mejor se tienen que cuidar los padres jajaja
Pobre Claudio la que le espera y pobre los mellizos, si los castiga a todos juntos lo entiendo, como se va a dejar comprar de ese par de mocosos. Ay marambra tienes una facilidad para describir las escenas hasta me imagino al pobre de Claudio en todo ese suspenso.
ResponderEliminarUuuuuy pobre Claudio, se esta comiendo los nervios lo mismo que yo, es un suspenso terrible.
ResponderEliminar¿Qué habran hecho los mellizos para terminar en na comisaria? grave, grave.
Ya quiero leer el proximo capitulo, esta muy linda la historia.
Marambraaaa ya quiero saber como sigue!!
ResponderEliminarNos tienes a todas bien atentas en la espera jajjaja
Sólo tu amiga consigues eso jajajaja
Como lo dejaste asi! No se que hicieron los muchachos para terminar sentenciados pero me muero de curiosidad por saber.
ResponderEliminarErina
Penita, pobre chico. pero mas "podre naranjo" se va a quedar sin ramas pero que no puede cortar una y dejarla en un lugar asi se evita estar cortando ramas todos los días. jeje muy lindo capitulo.
ResponderEliminarMary
a arrancar seguro tres ramas del pobre naranjo