El recuerdo
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 29 de Septiembre del 2017
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Capítulo 9
Final
Una vida bien vivida
Autora: Chany
Cómo poder
olvidar el cabreo que tenía mi padre aquella vez, me había terminado de contar
la historia completa, al menos con la cantidad de detalles que podía decirme a
mis trece años. Los detalles feos sobre aquella pelea, ¡no!... pelea no ¡fue
una paliza la que le dio Ricardo! y la estadía que paso en el hospital para él
no era impotente que yo sepa. Ya odiaba a Ricardo sin saberlo… mmm aunque no
podía decir que lo odiaba porque el buenazo de papá iba a creer que era su
culpa.
- ¿Qué te dije que iba a hacer si volvías a su casa? – me preguntó, yo lo tome como una pregunta retórica y baje la cabeza deseando estar en cualquier lado menos ahí, pero él estaba esperando una respuesta – ¿Qué te dije? – insistió
- Ooohhh papá – me quejé, seguía en su regazo y no era buen lugar para tener esa conversación
- Oooh nada – me cortó – ¿qué fue lo que te dije que haría si ibas a esa casa Jonathan?
- Vaaa papá – me volví a quejar avergonzado – ni me hagas decir eso
- Va a pasar… lo digas o no lo digas – y me agarro de los hombros haciéndome parar delante de él – pero voy a tener en cuanta si me obedeces y respondes mis preguntas – me dijo agarrándome la cara para que no desvíe la mirada como lo estaba haciendo
- ¿Cómo que va a pasar? – me asusté – ¡papá! tu no haces eso – le dije queriendo convencerme a mí también de aquello, solo lo había hecho dos veces en mi vida, a los ocho años y la semana anterior a ese día y ahora yo quería que me consuelen no que me castiguen
- ¿Te duele? – me preguntó ignorando mis quejas, supe que se refería a la paliza que me había dado Ricardo
La
verdad me dolían las costillas pero él me estaba preguntando por otra cosa y al
entenderlo mi cara se encendió como un foco. ¡¡Mierda qué vergüenza!!. Sabía
que si le decía que si, lo más seguro es que me pondría más cremas en vez de
castigarme pero ya la había cagado demasiado mintiendo y no quería seguir
haciéndolo. Quería terminar con todo
aquello de una buena vez.
- Me duelen las costillas – respondí cabizbajo, estaba tratando de hacer lo correcto, total no iba a ser tan malo como con Ricardo
- Voy a tener cuidado hijo – me dio papá sin soltarme las mejillas para que vea en sus ojos que decía la verdad. Eso no me calmaba en absoluto, no creía que mi padre me fuera a tratar como Ricardo pero eso no quitaba que me iba a doler
- Papá sabes que no voy a volveer – me quejé
- Prefiero estar seguro – me respondió
- Te lo estoy asegurando yooo, no lo hagas – le rogué pero él no respondió, en cambio quiso ponerme en su regazo – papá no tiene sentido ya sabes que no voy a volver – para mí no tenía sentido que me castigue, ya me había ido mal con Ricardo y nada hubiera pasado si me decían la verdad desde un principio – esto es tu ¡culpa! – le solté porque no dejaba de tirar de mi mano para ponerme en su rodilla y yo no lo iba a permitir – si no me mentías nada hubiera pasado – dije convencido de aquello
- ¡BASTA! – me gritó y yo me quedé quieto del susto, él no solía gritarme, a veces lo hacía cuando estaba enojado pero nunca así… parecía un rugido no su voz – puedes estar enojado conmigo, ofendido o no confiar en mí porque te mentí – me dijo papá muy serio – aunque no lo hice con maldad sino porque creí que te protegía – agrego por si acaso supongo, es que imagino que él pensaría que yo iba a seguir rebatiendo sus argumentos – pero eso no cambia que me desobedecieras y sobre todo porque cuando decidiste ir a donde te había prohibido no sabias ninguna verdad – eso no me gustaba para nada porque lo que me estaba diciendo era cierto y si yo lo analizaba bien llegaría a la misma conclusión que mi padre y entonces tenía que admitir mi culpa y pues eso… que no me gustaba – te fuiste detrás de un video juego sin saber que te podía pasar – la cara de papá estaba roja y sus venas marcadas en la sien y en el cuello porque había estado gritándome casi desde un inicio, llegue a asustarme mucho de verlo así – aceptaste entrar a la casa de un extraño donde pudo pasarte cualquier cosa – me dijo enfadado y tenía que darle razón, me fui sin medir consecuencias – ¿y si te secuestraba?, ¿si era un degenerado?, ¿o un hombre de veras peligroso, con el que tu vida pudo correr peligro? – eso sí era, había mandado a mi padre al hospital cuando apenas tenía diecinueve años. Entonces me puse a pensar que a mí me podría haber pasado lo mismo – ¿De qué te servirían los reproches o las verdades ahora, si no nos volvíamos a ver? – mientras él hablaba no pude evitar imaginarme todos los escenarios de lo que pudo pasar y me aterré – ¿Qué hubieras echo si no te dejaba volver?
- Nooo seee – pensar en todo eso era angustiante y ahora que lo pensaba, de verdad no sabía que hubiera hecho
- ¡Ves!… ¡Ves! – me gritaba como diciéndome ves que tengo razón y qué demonios, lo tenia
- Ya papá, pero ya no volveré a ir a su caaaasa – fue lo único que pude decir
- Yo sé que no vas a volver a la casa de Ricardo…
- ¿Pero si él me quiere volver a llevar? – dije en un momento de debilidad
- No Jhonny, no vas a volver a casa de ese hombre, ni por la fuerza ni por cuenta propia de eso me voy a ocupar primero contigo y luego con el abogado – esa última parte si me gustaba, yo no quería volver a saber nada de Ricardo sobre todo si quería separarme de mi papá, pero no me agrado la primera parte de aquella promesa y como si fuera un brujo siguió lo que creí era una amenaza – me voy a ocupar de que no vuelvas a ponerte en riesgo yendo con alguien a quien no conoces – eso era técnicamente lo que había hecho, pero dicho así sonaba como si yo fuera un niño de dos años al que le enseñaban a no hablar con extraños… vamos ¡yo no era idiota!
- Yo sé eso – asegure – ¡sé que no tengo que ir con extraños! – le respondí enojado
- Pero si viene otra persona que conozcas de vista, o que tengas por pariente y te dice que va a contarte secretos míos ¡vas de cabeza! – me recriminó, no estaba seguro de que haría en ese caso, tal vez alguien me podía contar más cosas y…. – ¡NO! – gritó papá enojado y por un momento me creí que me leía la mente pero él se respondía sólo – si alguien más habla contigo me lo dices a mi... cualquier duda me la preguntas a mi – dijo golpeándose el pecho con el dedo índice – y ahora me voy a ocupar de que lo recuerdes siempre – siguió, que proféticas palabras, ya habían pasado casi seis años de aquello y para mí era como si hubiera sido ayer y dudaba que alguna vez se me olvide; total fue mi última paliza. Ahora con diecinueve era imposible que él lo repita, ya éramos de la misma estatura. Pero en ese entonces él me llevaba dos cabezas de altura y me doblaba en peso así que cuando se le ocurrió ponerme en su regazo tuve que hacer un tremendo esfuerzo por soltarme.
- Nooo no papá nooo – comencé a gritar, Dios sabe que entendía su punto pero no por eso estaba de acuerdo con que me pegue, además no iba a aceptar una paliza como hombre porque no lo era, tenia trece años y muy poca experiencia en esas cruzadas como para resignarme – suelta – empecé a rogar – ¡Suuuelta papá! ya dije que no lo voy a haceeer – pero fue en vano, estaba decidido el tipo, así que siguió haciendo fuerza para ponerme en su regazo mientras yo patinaba en reversa
Entonces
como última esperanza pegue mi trasero al piso como había hecho hace una
semana, lo malo es que tuvo el mismo maldito efecto que antes. ¡NADA!, porque
me levanto de un brazo como si no pesara y ya sin esforzarse por la posición
empezó a volver aquel día inolvidable.
- Plaf PLAF PLAF PLAFF – me dio con la mano apenas me paró y aunque con la mano libre trate de cubrirme no logre gran cosa, mi mano no era tan grande
- Auuuu auuuauuu auuu – grité, pero lo admito fue más por sorpresa que por el dolor en sí, pues aunque dolió no era tan malo. Pero eso es porque recién había empezado
Como
ya me tenia de pie se sentó y entonces si me pudo poner en su regazo. Solo que
esta vez se sentó en el sofá y no en la silla.
- ¡Quieto! Te vas a golpear el costado – me reclamó, el me quería pegar, era tonto que quiera cuidarme al mismo tiempo pero supongo que así funcionaba
- Si no quieres que me duela no me peguees – le pedí pero otra vez fue en vano
- Plaf Plaf Plaf PLAFF PLAF PLAF PLAFF Plaf Plaf plaf plaf plaf – me repartió chirlo por todo el culo, no es como si me hubiera hecho jirones pero cumplió el condenado
Entonces
hizo una pausa y creí que había terminado. Entonces me invadió la rabia. Me iba
a levantar para decirle unas cuantas cosas en la cara pero resultó que la pausa
tenía otro motivo. Levantó un poco la rodilla y de un tirón me quito el
pantalón. El calzoncillo al menos quedó relativamente en su lugar, apenas un
poco movido.
- Plaf plaf plaf plaf Plaf PLAFF PLAFF PLAFF PLAF PLAF PLAF PLAF – me dio en las flexuras y entendí porque no le importaba sacarme la ropa interior porque esa porquería no cubría nada.
- Awwww awww Awwww nooooo – grité todo lo que pude. Sin ropa no sólo dolía sino que picaba y ardía
Cuando
paro me dediqué a llorar por un momento. Ya no me importaba estar de acuerdo o
no. Solo quería que pare. Si me preguntaba habría prometido encontrar la cura par
a el cáncer con tal de que pare. Pero no dijo nada, ya había dejado claro
porque lo hacía de todas formas aunque yo seguía sin entender porque tenía que
cambiar las reglas del juego ahora. Si los regaños y castigos como no dejarme
salir o ver televisión habían funcionado muy bien.
Me
frotó la espalda un momento y luego me quito la última barrera de inútil
protección. Me bajo el calzoncillo con una mano mientras con la otra sostenía
mi espalda.
- Noooouuuu – proteste. No por quedarme sin ropa sino porque eso significaba que no se había terminado.
- Que sea la última vez que tenga que decirte esto – me dijo agarrando mi mano sobre mi espalda porque había intentado protegerme – no vas a ningún lado sin mi permiso y menos con extraños así sean parientes!!
- Yaa looo seeee... no maaass – dije aunque resignado a que tenia que aguantar, sentía las nalgas calientes y hacía rato estaba llorando. Entonces dio las últimas.
- PLAF PLAFF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAFF PLAF PLAF PLAF PLA FPLAF – cuando me soltó me puse a llorar y a sobarme, fui apenas consciente de que me levanto y me hizo caminar aunque no vi nada porque tenía los ojos cerrados. Llegamos a la cama y se acostó conmigo y me tapó con una sabana. No tenía cabeza para estar enojado ni pensar en nada, solo me quede ahí disfrutando de las caricias que me hacía en el cabello
- Debí hacerte comer primero – se reprochó, lo que menos tenía entonces era hambre así que su comentario me dio gracia
- Jajajaja – me reí entre el llanto, supongo que papá se dio cuenta de lo absurdo de su comentario y río también mientras me apretaba contra su pecho y me besaba la frente
- Sé que es difícil de creer pero esto también fue duro para mí. No quisiera tener que repetirlo y por eso te voy a rogar que no te pongas en – me dijo
Me
molestó un poco porque ya le había dicho que no lo iba a hacer más y aun así me
había pegado pero no quería pelear más así que sólo asentí.
La
comida quedó para más tarde y entre abogados y otras porquerías nos costó
retomar nuestra vida normal pero aunque creí que las cosas no serían lo mismo
con papá él siguió tratándome igual y por un tiempo pensé que sus métodos
cambiarían y me daría una paliza cada vez que metiera la pata pero por suerte
no paso. Y pese a que creí que la paliza había sido innecesaria resultó ser efectiva,
casi un año y medio después un hombre se me acercó, era el socio de mi padre,
quiso hablar conmigo sobre Ricardo y me invitó un café, claro que a los catorce
tomar un café no era ni de lejos mejor a que me regalen una consola, pero eso
no fue lo que me impidió seguirlo sino que de solo recordar la paliza que me
había dado mi padre hizo que quiera salir corriendo en la dirección opuesta
para llegar a casa y contarle a papá.
Así
fue que me gane la tercer paliza de mi vida… fue extraño que un día como hoy me
trajera aquel recuerdo ya que fue una época muy difícil y hoy era uno de los
días más felices de mi vida. Pero creo que gracias a aquel episodio algo cambio
en mi, algo que de alguna manera había ayudado a cambiar la vida de papá
también.
Resultó
que las cosas eran más fáciles de las que creíamos; ningún juez le daría mi
custodia a Ricardo con sus antecedentes de violencia familiar y negligencia
pero sobre todo porque aunque el se empeñó en hablar pestes de papá, incluyendo
en el paquete su supuesta orientación sexual como si de ser cierto sería algo
malo… había algo con lo que ese hombre no contaba, y es que al tener trece años
y tras comprobar que mi papá me cuidaba bien, me preguntaron con quien quería
vivir y claro que mi respuesta fue papá, yo quería vivir con mi verdadero padre
y no con un simple progenitor, quería estar con el que no me había dado la vida
pero que me había dado SU vida por mi y así me quedé con Ernesto.
Lamentablemente
para mi papá las cosas no fueron tan fáciles, aunque me molesta y no lo
entienda aún ahora mi papá de alguna manera quiere a su padre y enfrentar todo
aquel juicio le hizo muy mal y sufrió pero al menos dejo de cargar con culpas
infundadas y con el miedo a la verdad. Al fin cerró su ciclo.
Después
de eso no supe mucho de Ricardo. Tenia una pareja aunque no se si era novia o
amante o concubina o qué sé yo, pero sé
que no tuvo más hijos. Cuando cumplí dieciocho años llegó una carta donde me
cedía su casa y sus acciones en el hotel y entonces supimos que se había ido del
país, al parecer tenía una buena vida según su antiguo socio; la casa no
guardaba buenos recuerdos para nadie así que Mila saco las cosas de nuestra
madre y dejamos el resto como estaba, en realidad ninguno quería nada de
Ricardo supongo pero a la vez era difícil vender todo y hacer de cuenta que no
existió.
Y yo como dije antes, cambié, o crecí. Fue
después de saber la verdad que yo pude pensar en algunas cosas importantes,
saber que mi padre no era un mocoso irresponsable que no había usado condón, sino
un hombre responsable que cambio su vida por mi, hizo que en mi se desarrolle
un respeto hacia Ernesto que hasta entonces había empezado a disminuir gracias
a la adolescencia y no es que antes no le haya estado agradecido sino que mi
cariño se lleno además de admiración y eso cambio mis planes, cambie mi sueño
de salir de mochilero por el de ir a la facultad y obligar a mi padre a ir
conmigo.
Tenía
claro que él no iba a dejar de ser mi padre, pero eso no significaba que no
podíamos ser compañeros y que yo tenía que hacer las cosas sin dar nada a
cambio, así que lo obligue a ir conmigo a la facultad para sacar la carrera de
abogado que tanto le gustaba; recién estábamos comenzando nuestro primer año y
aunque no íbamos a las mismas clases, íbamos bien. Y digo que lo obligue porque se negaba a
dejar de trabajar tantas horas y que yo tome un trabajo de medio tiempo,
aquello no fue necesario gracias a las ganancias del hotel y con ayuda de Mila
y de mi padrino Miguel logramos convencerlo, suerte que Miguel tenía el estatus
suficiente dentro de la empresa para poder manejar los horarios de papá y
ayudarlo a que no coincidan con sus clases.
Miguel
fue un gran apoyo desde siempre, mi padrino ayudó a papá a pasar por el juicio
además de que su padre fue quien consiguió el abogado para que lleve nuestro
caso; después de eso cumplí mi propósito de visitar a los padres de mi padrino
y dejar de rechazar sus invitaciones a tal punto que su casa fue casi un
segundo hogar para mi y los abuelos como prácticamente me exigieron llamarlos,
en fin fueron los que se encargaron en gran medida de que yo no me meta en
problemas durante mi bachillerato. La familia de Miguel era muy buena.
Y
hablando de Miguel… bueno, como dije yo cambié, comencé a prestar atención a
cosas que antes no me importaban, como el hecho de que mi padre sea un soltero
solitario y joven al que no le conocía ni una novia o un acostón o lo que sea…
fue cuando las palabras de Ricardo empezaron a resonar en mi cabeza.
- ¿En que estas pensando? – me preguntó acercándose a mi sólo para acomodar el cuello de mi camisa, tenía esa manía de estar arreglándome la ropa todo el tiempo
- En que tengo al mejor padre – le respondí sonriendo, estaba realmente feliz por él, la ceremonia y la fiesta habían salido geniales
- A él le encanta que se lo digas – me respondió mirando a mi padre a lo lejos, estaba atacando la mesa de los postres como si fuera un niño, parecía uno de los pajes en vez del novio de la boda – aunque finge que se apena, en realidad le encanta – agregó riendo
- Lo sé, le encanta cuando se lo digo... pero además es cierto – le dije, no con arrogancia sino feliz de que se diera cuenta de esos detalles a papá había que saber entenderlo; muchas veces decía más con los gestos que con las palabras y eso que sus palabras siempre tenían más significado del que se podía ver en un principio, me alegraba que lo entendiera pero también tenía que dejar algo en claro ya que estábamos hablando sin papá cerca – es un buen hombre – seguí dejando de mirar a papá para hablar frente a frente – por eso te digo que aunque ahora están casados y seas mi padrino si lo haces sufrir te las vas a ver conmigo – no sé porque dije aquello, pero no pude evitar amenazarlo, quizás era el hecho de que papá era tan protector conmigo prácticamente desde que nací que sentí la necesidad de devolverle aquel detalle, haciendo saber a este hombre que iba a vivir con mi padre, que papá no estaba solo, que me tenía a mí para defenderlo y como era de suponer Miguel me miró sorprendido primero y después se relajó respondiéndome con un cálido abrazo
- Lo amo y jamás lo voy a lastimar…
Y
puedo dar fe que así fue… que así es.
Guapa... muy emocionada con el final, por fin se han arreglado las cosas para Jhonny y Ernesto que por fin es feliz.
ResponderEliminarLo más lindo que pudo hacer una carrera y graduarse, no quedarse solo a ser un trabajador y frustrarse como profesional.
Me han encantado y Ricardo, me alegro que los dejara en paz.
Muchas gracias bonita, fue estupendo el relato...y en espera de tu talento.
Marambra
Ooooh me encanto que bien que saliera todo bien y al final que ese beso con Miguel si tuvo respuesta a su curiosidad que en verdad estaba enamorado de él por fin de tanto luchar pudieron ser felices
ResponderEliminarUn beso chany
Yo no e imagine un final como este, ha sido una sorpresa, siempre creí que solo eran imaginaciones de Ricardo y su maldad, pero lo ha dejado en paz y con dinero, por lo menos monetariamente les compenso los años de sufrimiento y aunque nunca se comparara con el amor, la proteccion, la educación y todo lo demas que hace un padre, les ha servido para tener una carrera ambos, eso es lo lindo, padre e hijo en clases que divertido.
ResponderEliminarUN abrazo Chany y Felicidades, fue un emotivo relato.
Olivia
jejej no me creí que fuer a terminar así pero en fin, fue una muy buena historia jeje. todos merecen ser felices ;)
ResponderEliminarMaryc
Que bueno que nos regalaste el final de esta historia!!
ResponderEliminarQue bueno saber que un hijo reconoce los esfuerzos del padre!!
Que bueno que Ricardo los dejó en paz por fin!!
Y mira que tu chico es tranquilito para solo haber recibido tres palizas jajaja!!
Que linda historia solo nueve capis, pero hermosas Chany! Lo crío muy bien al chico y este se lo reconoce, me gusto el final, si le haces sufrir te las verás conmigo, en espera de más de tu talento.
ResponderEliminarGracias por los comentarios y las ansias por mi "talento(?)" Jaja que raro suena eso. Y gracias por las amenazas Nicole jaja. Se están tomando en serio eso de que trabajo mejor bajo presión jajaja. Espero que les haya gustado
ResponderEliminarMe alegra que todo quedara bien y que por fin todos fueron felices, un final que no me esperaba pero me encanto.
ResponderEliminarEspero que pronto nos sorprendas con una nueva historia.
Erina