Cardos y florecillas: Microcorto 2; Autora Nicole F/f severo

Cardos y florecillas

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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.

Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 31 de Julio del 2018.

Etiqueta: F/f

ADVERTENCIA: Spank SEVERO (desde mi punto de vista tilda el sadismo)

Puede dañar la sensibilidad del lector, si no te gusta NO LO LEAS, 
no tolerare insultos, ni polemicas, si lo leiste y NO te gusto, pues eso, pon eso en tu comentario 
sin insultar a la autora ni a la dueña del blog.
Hago una excepción en este tipo de relatos que rompe la estructura del blog
por respeto a la Autora y su estilo de escritura, pero no confundan... este blog 
no es para spank femenino ni juegos de rol, y mucho menos S/m 
y TAMPOCO ESTA DE ACUERDO CON EL MALTRATO INFANTIL, AUN CUANDO SE TRATA DE FANTASÍA.

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Capando clases
Segunda parte

Autora: Nicole

NOTA DE AUTORA: Espero que se encuentren bien los fans de esta historia y espero que queden complacidos con lo que van a leer a continuación, en primer lugar les informo lo siguiente:

• Este escrito es la parte dos de la historia corta polémica dónde me llaman misógina, vulgar  y otras cosas por el alto contenido de lenguaje obsceno, les digo esto para que recuerden y no se pierdan pues hay muchos Cardos y Florecillas, algunos relacionados y otros no, así no vayan a decir WTF ¿Dónde salió esto? Jajajaja. Así que si no saben les recomiendo leerlo, es el primero que dice Cardos y Florecillas.
• Hay leve lenguaje soez.
• Spanking duro y algo sádico, como no suelo tener muchas escenas spank, tengo que desquitarme cuando hayo tiempo para escribir, pero si no le gusta pase página.
• No puedo cortarme y aquellos que hicieron una crítica en el anterior luego me pidieron que continuara escribiendo de las florecillas que ya se habían acostumbrado al estilo releyendo y me han pedido en otras historias que la continúe y lo haré, dejare todas las versiones con final siempre que me tengan paciencia, aunque tarde años jajajaja.
• Espero complacer a anónimo feliz que le gustan este tipo de historias, a Kevin que siempre me deja un comentario, a Estrella que lee todas las locuras que escribo, a Marambra por sus ediciones y a otros lectores que no recuerdo, así que por eso no los menciono a todos. 
• Espero comentarios de los que leen.
• ¡Ahora a disfrutar! Un beso a todos. Nicole

Los cuchos Cardona estaban más que furiosos con aquellas tres descaradas, tantos años inculcándoles buenos valores no sirvieron para nada, pensaba la señora meneando la cabeza de un lado para otro, considerando mudarse para la capital o largarse definitivamente del país para alejar a sus florecitas de aquellos delincuentes, porque no podía referirse a ellos de otra manera, era verdaderas lacras. Y allí llevaba  Carmen a rastras a  la segunda de sus hijas que iba por el camino dando arcadas con Mia detrás, llorando desesperada mientras Carlos encaminaba a Ariadna que estaba en el mismo estado que Cata, ambos progenitores metieron a sus hijas a la camioneta y partieron hasta su residencia, no demoraron sino veinticinco  minutos de la casa de Marcela hasta su destino, allá la madre de las niñas  preguntó a su marido por el resto de los mocosos.

• No sé mujer, ya vendrá la policía por ellos – dijo él con el ceño fruncido – Es lo mejor que puede pasar, así  nos evitamos más problemas – agregó con Cata cogida del brazo listo para llevarla a su pieza y cocinarle el trasero
• ¡Ve a buscarlos! – aquello lo dejo sorprendido, no esperaba que su querida señora se preocupara por los pandilleros esos
• ¡¿Qué?! – el señor Cardona no salía de su asombro
• Por favor, es lo mejor – aseguró ella

Mientras tanto en la cocina de la casa, Emily tomaba un vaso con agua con algo de remordimiento  pensando en la suerte de su hermanita, su parcerita, su confidente, el acusar a sus hermanas mayores iba a perjudicarla y ahora no podría hacer nada para impedir el terrible acontecimiento que iba a ocurrir en la vida de Mia Valentina.

• Pobre de nuestras hermanitas, está vez ni chuchito lindo (Jesucristo) podrá salvarles – dijo la mayor con pesar en su voz haciendo un gesto de azote
• Es cierto, pero no se puede decir que no se lo buscaron – dijo la cuarta de las Cardona
• De todas formas no puedo evitar sentirme mal por ellas – añadió Danna comprensiva como siempre
• Eh…ya que – respondió Emily indiferente sirviéndose otro vaso con agua

En la sala de la casa…

• ¿Pero vos te volviste loca pues? Por culpa de esos – se contuvo de decir una grosería – nuestras hijas se han convertido en unas zorras
• Papaa – reclamó Cata
• Nada de papá después que termine contigo no te van a quedar más gana de andar de… – sacudió su brazo fuertemente, pero se contuvo de llamarla ofrecida que era la palabra que tenía en mente, pero por rabia no  iba a continuar con ofensas; era su hija, su niña, la seguía amando a pesar que en aquellos momentos quería arrancarle la piel del pompis, ¿cómo era posible que se dejará manosear así?, es que cada vez que recordaba esa escena; el mocoso encima de ella, le hervía la sangre con ganas de ahorcar a ese chico, quien en estado sobrio jamás hubiera actuado así – sucia  así que, vaya preparando la cola mocosa – terminó la frase de aquella manera
• AUUUUU me lastimas – se quejó del jalón mientras la menor era un mar de lágrimas y Ariadna seguía con nauseas al lado de su madrecita
• Es lo que se merece y más le vale que guarde esas quejas para después – la miró serio –  y usted deje de llorar, que todavía no le hemos dado motivos – le recriminó también a Mia,  a quien le era imposible guardar sus lágrimas, sabía que le iban a dar una pela de antología aun cuando ella solo siguió la corriente a sus hermanas
• ¡Ay me duele la cabeza! –  dijo la tercera mareada
• No solo le va a doler la cabeza mijita, no solo la cabeza – ahora amenazó Carmen – Carlos andá a buscar a esos pelados, tengo una idea – añadió
• ¿Qué se te ocurrió ahora pues? – Cuestiono él cada vez más confundido
• Vos solo traélos y luego te cuento – asintió, pero miro a Cata a su vez, su mujer lo tranquilizó inmediatamente – Por está culicagada no te preocupés, yo me encargo de ella y te la dejo lista para que vos la terminés de castigar. ¿Te parece? –  su marido volvió a asentir y se marchó en su camioneta en busca de los otros chiquillos

Los encontró dormidos, primero  cogió cargado a Mauro y lo metió en el asiento trasero, lo mismo hizo con Camilo y Paola, por último tomó a  Brian y lo colocó en el asiento del copiloto abrochándole el cinturón de seguridad, luego antes de subirse al carro, estiro su espalda hacia atrás para relajar los músculos, los cuatro sardinos pesaban, pensó en voz alta y se acordó de los gemelos Jaramillo porque sabía que uno de ellos estaba pegado de la hija de Alexander y el otro con la anfitriona, pero en medio del alboroto no se percató cuando le echaron tierra a los ojos ambos  y  huyeron en su BMW.

Cardona sabía de los líos de ese par, pero ahora no era momento de solucionar problemas ajenos, era momento de corregir a sus hijas y vaya que tenía ganas de darles, aquello no tenía nombre. Mientras él iba de vuelta a casa Doña Carmen prepara el castigo de las muchachas, lo primero que hizo  fue  dejar a  la menor en la sala, seguidamente  encaminó hasta el cuarto de baño al  par de  todavía  ebrias sardinas, como siempre Ariadna hablando incoherencias y Cata quejándose cuando su madre la zarandeaba, la de quince años finalmente vómito hasta las tripas, la de dieciséis también devolvió algo, pero no tan drásticamente como su hermanita,  al terminar ambas  su querida madre dejo que se recuperaran, pero como aun no estaban con sus cinco sentidos las metió a la ducha y  abrió la llave ocasionando que ambas gritaran de la impresión cuando el agua hizo contacto con sus cuerpos, pero eso a la señora de la casa no le importaba quería tenerlas sobrias, de esa forma sus necios traseros recibirían su merecido.

• AUUUU – volvieron a chillar amabas cuando su madre tiró de sus cabellos y enseguida se quitó la alpargata con suela de cabuya repartiendo azotes como Dios manda  sobre la piel húmeda cubierta por los diminutos trajes que cargaban todavía
• PLOP, PLOP, PLOP, PLOP, SILENCIO LAS DOS, PLOP, PLOP, PLOP, PLOP, ¡SINVERGUENZAS! PLOP, PLOP, PLOP, PLOP –  las reñía con dureza
• AU, AU, AUUUUU NOOOO – las quejas no se hicieron esperar, pero eso no impidió que la señora se detuviera y bajo bruscamente los calzones a las dos y continuó aporreando las nalgas desnudas con gran ritmo, les dio una buena calentada,  arriba, abajo, al centro y en los pliegues, sacudiendo a una primero y luego a la otra sin descanso, luego las encaminó a la pieza, la de ella y allá les sacó los trajes húmedos, las descalzó para ponerle unas chanclas en los pies,  les ayudó a secarse,  colocó una camiseta a cada una para evitar que se resfriaran, cuando ya las tuvo listas procedió con el castigo. Si, de la buena fuetera no las salvaba nadie aquello solo había sido un aperitivo
• Ariadna a la esquina – dijo con mucha autoridad y la jovencita no demoró en colocarse en el lugar que su madre le pidió – Y usted Catalina sobre el brazo del sofá – Al escuchar eso la chica trago saliva, generalmente cuando las mandaba a inclinarse en la silla escritorio, la pared o el sofá la pela era con la temida vara larga y flexible que les dejaba las nalgas moradas y marcadas por varias semanas si la falta cometida era grave, porque Carmen solía usar una más chica cuando eran faltas media y las dejaba igual con el sentadero al aire, pero en  sus rodillas, ahora la cosa era distinta, la zurra sería más severa
• Mamita por favor con eso no – se atrevió a decir Cata con un hilo de voz  al  saber lo que le esperaba
• Se calla y se pone como le dije – dijo sería y a la joven no le toco sino obedecer, así pues con las nalgas  peladas  se echó en el  brazo de aquel sillón

Lo que menos quería era retrasar el castigo, lo mejor en esos momentos era que todo acabara lo más rápido posible.  Su madre se fue directo al armario, lo abrió de par en par  y cogió la vara, la probó en el aire dos veces, aquel siseo hizo que Catica se estremeciera en su posición  y un sudor frio corrió por su espalda baja, la señora se acercó a su hija subió la camiseta para tener mejor vista de la cola  y cayeron los primeros… de  la  larga  muenda.

Carlos Mauricio había llegado a casa  hace  minutos y  tenía a cada muchachito acomodados  en los sillones de la sala  cerca  de Mia. Don Carlos había escuchado desde el principio los gritos de la cuarta de sus hijas, pero sin entrometerse pues ya le tocaría a él ajustar cuentas con aquel incorregible culito, por el momento solo se puso a leer un libro para relajarse y le indicó a la chica del servicio que preparara un caldo de pollo para los inesperados invitados. Emily estaba con los audífonos puestos en su habitación, no quería escuchar como sufría su hermana; de nuevo se apoderaron de ella los sentimientos de culpa sin saber si era por miedo a que su hermana la cascara cuando se repusiera o porque sinceramente  en lo más profundo de su alma le dolía enterarse del asunto; casi siempre por culpa de ella el parcito de traviesas eran castigadas con toda la ley, siempre las delataba, más cuando sabía que ella podía estar en peligro, primero era salir ilesa antes de ser castigada, su reputación de niña buena jamás podía caer, y como era inteligente, culta, madura en muchos sentidos no era castigada tan a menudo como sus hermanas, pero su mayor defecto era ese;  por soplar todo a sus progenitores  a  Ariadna y Cata les daban unas pelas horribles que le impedían sentarse bien por semanas o hasta un mes. Danna por su parte quería intervenir, como hermana mayor; quería proteger a las menores, pero en esos instantes tenía algo de miedo, cada que se metía en los problemas de sus hermanitas terminaba por lo menos con un regaño o castigo  por parte de mamá, así que prefirió ponerse a chatear con Ryan Anderson su novio.

En el apartamento de los gemelos Jaramillo…

• ¡HIJUEPUTA  de la que nos salvamos guevón! – dijo Abdiel  a su par con el corazón acelerado – Dónde ese man le informe a la policía estamos perdidos hermano  – el más tranquilo parecía no tener sosiego en aquellos instantes, caminaba en círculos por todo el centro de la habitación que compartía con su contraparte
• Tranquilízate vos pues y dejáte de hacerte películas en la cabeza – dijo  Xavier mirándolo serio, sentado encima del escritorio que allí había, pero en el fondo también estaba que moría del susto; ellos estaban metidos en un problema serio, y como la justicia y otros implicados en negocios ilícitos andaban tras ellos lo más seguro era o parar a un reformatorio o la muerte

En lo que aquellos dos seguían conversando en su pieza, las nalgas de Catalina estaban viviendo el mismo infierno.

• SWICH, SWICH, SWICH, SWICH – cuatro seguidos cruzaron el respingado culo de la muchacha, dejándoselo marcado en un instante
• AGS, AGS, AGS, AGHHHHHHH – gemía mientras levantaba las piernas simultáneamente, agitando sus caderas tratando de esquivar los fuetazos, pero aquello era imposible
• LEVANTE SWICH, SWICH, LA COLA  SWICH, SWICH  CARAJO  SWICH, SWICH – dijo con voz de mando aplicando aquellos azotes  en el final del sentadero y Catalina no pudo evitar chillar y suplicar a su madre que parara…
• AGS, AGS, AGS, MMMMGGGGG ME… ME DUELE… YA… YA… YA NO MÁS POR DIOS – imploró nuevamente  la sardina que generalmente era la más fuerte de las cinco para aguantar las tundas que le propinaban sus padres, pero Carmen estaba decidida a romperle el sentadero a varazo limpio o al menos eso era lo que la mocosa pensaba, que un momento se giró y le cogió aquel instrumento de tortura a su progenitora para evitar que siguiera con el castigo – NO… NO… MÁS… NO… MÁS… ES… SUFI… CIEN…TE – habló entre el llanto, porque pensaba que de alguna forma su madre cedería, pero no fue así, esa reacción la enfureció mucho más
• SUELTE CULICAGADA QUE PÓNGASELE COMO SE LE PONGA EL CULO, VOY A DARLE LA ZURRA QUE SE MERECE ¡ATREVIDA! – anunció la señora ganando la batalla, pues una resignada Cata, decidió aceptar su destino o mejor dicho el  de su retaguardia. Y Carmen al ver a su capullo de rosas de nuevo en su  posición volvió a levantar la vara y la descargo con fuerza arriba, a los lados,  abajo, al centro y  otra  vez  a las flexuras, le dio una buena tanda de duros azotes  que hicieron que la chiquilla berreara dando respingos, haciendo rebotar su pompis  al ritmo de los  azotes,  sin parar de rogar que acabara, pero como era de esperarse su madre terminaba cuando la dichosa vara se partiera y eso parecía que estaba lejos de suceder, Ariadna por su parte trataba de pensar en otras cosas, pero le era muy difícil alejar su pensamiento del tormento que estaba viviendo su parce, quien aunque era la que más discutía con ella, al final resultaba ser su aliada, su compinche para todas sus sinvergüencerías, a ambas muchas veces les toco pagar el precio y este era uno de esos momentos
• QUE SWICH, SWICH, SEA LA SWICH, PRIMERA Y ÚLTIMA VEZ SWICH, QUE SWICH, USTED VUELVE A MENTIRNOS SWICH, SWICH, Y A FALTAR A SUS OBLIGACIONES, SWICH, SWICH, COMO VOLVÁS  A COMPORTARTE COMO UNA VAGABUNDA NUEVAMENTE  SWICH, SWICH, TE PARTO LAS NALGAS HASTA QUE LA VARA SE ROMPA SWICH, SWICH – con esos últimos acabo la paliza, la chica cayó de rodillas en el piso, su madre la levanto ubicándola  en un rincón de la habitación
• AY, AYY, AYYAAAUAUUUA BUAAAAAAA – lloraba cual magdalena con ganas de sobarse el trasero, pero hacerlo no le ayudaba mucho pues el mismo estaba marcado y con pequeñas líneas violáceas en los cachetes unas cuantas a punto de sangrar
• ¡Se queda quietica allí pues! Ahora viene tu padre a terminar con el castigo por hoy, pues esto que ustedes han hecho merece que les cocinemos las nalgas por una semana –  aquello fue lo peor que pudo escuchar en esos momentos, casi se desmaya literalmente. Carmen ni se inmuto ante las reacciones de su hijas por causa de sus comentarios, más bien llamó a la otra descarada – Ariadna Sofía venga inmediatamente – ante aquella orden la chica nerviosa obedeció se colocó en lugar que su progenitora pidió y así con el culo pelado y bien levantado cayo el primer varazo en el centro
• AHHHHHHHHHHH – gritó a todo pulmón, en la sala su padre, Mía, Emily y Danna quienes habían bajado, Brian, Mauro, Camilo y Paola  ya despiertos y medio repuestos gracias al caldo pollo que habían tomado, escucharon parte de la paliza de Catica y el inicio de la de Ariadna Sofía
• SWICH, SWICH, SWICH, SWICH – Cuatro seguidos con la misma intensidad que el primero cruzaron el culo de izquierda a derecha, entre quejidos Ariadna metió ambas manos para salvar su sentadero lo que provocó que su madre la reprendiera sin dejar de aplicar el correctivo – SWICH quite SWICH las manos – dos cayeron en el dorso de sus delicadas manos, la adolescente las apartó inmediatamente, sabía que hacerlo iba a lastimárselas seriamente. Carmen continuó con su labor descargando seis seguidos sin descanso en las flexuras,  en la sala todos los presentes volvieron a sorprenderse al a oír el silbido de la vara cada vez que la señora la levantaba y el impacto que hacía cuando hacía contacto con el culo  de la tercera de las Cardona mientras esta última no hacía sino berrear, suplicando de todas las maneras posibles a su madrecita que se apiadara y terminara con el castigo, la retaguardia le picaba, dolía  escociendo  a rabiar – SWICH, SWICH, SWICH – tres azotes en la nalga derecha y los lamentos que no cesaban de una Ariadna sudorosa que se movía constantemente tratando inútilmente de esquivar – SWICH, SWICH, SWICH – tres ahora en la nalga izquierda y la mocosa no dejaba de quejarse escandalosamente y como no, le estaban despellejando el traste, totalmente rojo escarlata con las típicas líneas que se van formando alrededor
• AGG, AGG, MMMMGGGG MAMÍ…ME DU… DUELE – con voz lastimera empezó a mendigar, pero la señora no le paró bolas y siguió, se había prometido darles la pela de sus vidas a ver si así pensaban antes de actuar
• SILENCIO SWICH, SWICH, SWICH, SWICH, SWICH – cinco seguidos en el final de la cola
• AU, AUU, AUUUUUUAAA BUAAAAAAAAAAAA – las lágrimas le recorrían por toda la cara, su madre terminó la zurra con diez últimos todos en los pliegues y por su puesto con la respectiva cantaleta, Ariadna quedo igual que su hermana el culo ardiendo, con algunas señales que demostraban que le habían dado una buena tunda, tal como Cata sin poder siquiera sobarse

Carmen la mando a la esquina a esperar la segunda zurra que se la daría su padre pero con la correa gruesa de cuero italiano con hebilla de metal.  La doña salió hacía la sala en busca de Mia a quien también le daría su respectivo castigo.