La familia
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 12 de Febrero del 2019.
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Capitulo 3
Autor: Adán
Ya había pasado un mes y medio aproximadamente y Adán ya
empezó a trabajar en la fábrica de su padre y los niños Adrián, Ignacio y Pedro
empezaron sus clases en la escuela de querían sus padres, había sido un poco
difícil conseguir la matrícula pero lo lograron por lo que estaban satisfechos,
todo iba bien por ahora, aunque ambos padres no se hacían ilusiones, estaban
casi seguros que apenas lleguen las primeras calificaciones lloverían las
nalgadas, por ahora todos se encontraban en la casa familiar de Arturo y Pamela
celebrando el cumpleaños de Cat, quien estaba a soplando sus velas.
- ¡Felicidades Cat! – gritaron todos felices
- Gracias a todos enserio… – Responde Cat sonriendo
- Bueno hija, ya son 28 años, espero que
este año te dediques a buscar marido y formar una familia – y ahí estaba de nuevo Arturo pidiendo lo mismo de cada
año, frunciendo el ceño
- Arturo ¡déjala ya! – Pamela se acerco enojada jalando a Arturo, siempre salía con lo mismo lo que
molestaba de mala manera a Cat
- Pero ya es hora de que haga una
familia ¿pretendes estar sola toda la vida? – insistió mirando a Cat
- Cuando forme una familia será cuando
yo lo decida, cuando esté preparada para hacerlo, no porque alguien me fastidie
con lo mismo como si se aburriera de mi presencia – Cat se levanto de la mesa enojada, dejando a un lado su
pastel de cumpleaños decidida a mandar por un tubo a todos, Arturo ya acababa
de arruinarle el día con ese tema como siempre, es que cargaba ya lo repetitivo
del tema – además ¿a qué edad te tuvo mi
abuela? – le pregunto acercándose a su padre, después de todo sus
abuelos no eran precisamente veinteañeros cuando lo tuvieron
- Ese no es el punto, además yo tengo
hermanos mayores y lo sabes – se defendió su padre
- Ya basta Arturo – intervino Pamela viendo la expresión de su hija, estaba a
punto de estallar – mis padres me tuvieron
después de los 30 y soy la mayor de mis hermanos – agrego enojada
defendiendo a Cat
- Pamela tu siempre tienes que hablar
cuando nadie te lo pide – aquel comentario
enojo peor a Pamela, porque Arturo por muy marido suyo que sea, se pasaba de
machista algunas veces
- Yo hablo cuando quiero Arturo y no me
quedare callada ante esto que haces, así que déjalo estar, que no tengo ganas
de pelear contigo justo hoy, en el cumpleaños de tu hija – le dijo cruzándose de brazos y volteándose; pero Cat ya
se había marchado a su dormitorio enojada con el tema
Y claro todos miraron a Arturo con ojos acusadores,
después de todo no habían ni partido el pastel creando una atmósfera
desagradable, por lo que Adán decide ir con Cat.
- Voy yo amor – le dijo Mónica deteniendo a su marido
– Entre mujeres nos entendemos ya sabes
– y le guiñó un ojo, y Adán aprovecha
en ir ver que hacen sus 3 diablillos en el patio
- ¿Cuñada? – murmura Mónica entrando tras tocar la puerta viendo a Cat
tirada en la cama, animándose a hablar – Se que es tu
vida y tú eliges como vivirla, pero mi suegro se preocupa por ti y quiere lo
mejor para ti… que seas feliz…
- El solo quiere que todos sus hijos le
demos un nieto y ya… Además ¿qué tal si lo mejor para mi es ser soltera? ¿qué
tal si soy feliz así? – responde Cat
sentándose, mirando a Mónica
- Si tienes razón, pero ¿sabes?... no
hay nada más hermoso que enamorarse y formar una familia, aun recuerdo cuando
me enamore de Adán – y Cat se sentó
curiosa, ella tenía curiosidad sobre la forma en que su hermano y Mónica se
conocieron
Corría mediados de los años 50 Adán y Mónica eran vecinos
en esos años, pero su relación no pasaba de eso debido a la diferencia de edad,
Adán prefería juntarse con los chicos de su tanda lo mismo que Mónica y no fue
hasta noviembre de 1957 cuando empezaron a tener más contacto, Adán con 18 y
Mónica con 14, aquel entonces Mónica estuvo a punto de en reprobar una materia que a ella le costaba
mucho y debía salvarla y se enteró que Adán hacia una tutoría, daba clases para
ganarse unos pesos por lo que Mónica contacto con él y quedaron en estudiar por
las tardes durante toda una semana, una semana que trastoco sus vidas para
siempre.
Noviembre
de 1957…
Adán y Mónica terminaron de estudiar y Mónica se
preparaba para irse, al día siguiente tenía que rendir el famoso examen.
- Bueno,
mañana por fin es el día, gracias por ayudarme – se despidió Mónica sonriendo tímidamente ordenando sus
cosas
- De
nada pues, espero que te vaya bien – Adán extendió su mano todo un caballero para despedirse también
- Gracias
– murmuro de nuevo Mónica un poco
nerviosa, esta había sido una clase prácticamente de favor – cuando consiga plata te pago las
clases que me falta por pagarte – se disculpo Mónica tomando su
mochila, de pronto roja de verguenza
- No
importa… si te va bien me daré por pagado – respondió Adán sonriendo mientras acompaña a Mónica a la
puerta
- ¿Seguro? Es que igual son varias clases y quizás necesitas el dinero
- No
te preocupes, si me importara esa plata te hubiera cobrado por adelantado, y si
insistes en pagarme podrías invitarme un helado, así podemos conocernos un poco
más, ¿Qué te parece? – le pregunto pensando
que aun siendo vecinos nunca hablaron nada, ni siquiera un saludo
- Trato
hecho, te invitare helado y galletas de mantequilla, y podríamos ir no se, al
cine – agregó Mónica
sonriendo
- Si me gustaría…
Y con eso se despidieron y cada cual retomo su camino,
Adán al taller de su padre y Mónica de camino a su casa, encuentrandose con su entonces novio… Gregorio.
- Hasta
que te veo – grito Gregorio
apareciéndose por sorpresa detrás de Mónica
- ¡Gregorio!, que susto
- Decías
que estabas ocupada estudiando y ahí te veo saliendo de casa de tu amigo – la acuso enojado, muerto de celos
- Pues
estaba estudiando ya te dije que él me da tutorías de matemáticas – se defendió Mónica frunciendo el ceño
- Yo
podía ayudarte perfectamente – le
dijo resentido porque se había ofrecido ayudarla – pero claro tu no quisiste y quien
sabe porque – Gregorio se cruzó de brazos muy enojado
- No
te dije que no Gregorio – se
defendió ella
– pero tú también debías estudiar para las pruebas finales y mi vecino ya salió
del colegio el año pasado y tiene tiempo libre, por eso fui con él para que me
ayudara – y se quedo callada esperando que Gregorio diga algo,
pero ambos solo se miraron enojados en medio de un tenso momento, al final fue
ella la que decidió hablar – ¿No me digas que estás celoso de él?, ¡si a
penas lo conozco! y además es mayor que yo, me lleva cómo 4 años, no tengo
intenciones de estar con él y el tampoco conmigo – y se acerco
para abrazar a Gregorio, recibiendo un empujón de su parte, a decir verdad
tenía ganas de llorar
- ¡Déjame!
– grito de rabia y vergüenza justo
cuando Adán vio como había empujando a Mónica
- ¿Qué
pasa aquí? – Adán se acercó,
frunciendo el ceño, Mónica había olvidado su libreta del colegio y Adán había
salido para devolvérsela y se encontró con esa escena
- ¡Nada
que te importe! – respondió
Gregorio groseramente
- ¡Gregorio
no seas grosero! – Mónica enojada
mirando a Gregorio
- No
me importa cómo me respondas – intervino
Adán poniéndose delante de Mónica al ver como Gregorio apretaba los puños – vi como
empujaste a Mónica y si la vuelves a tratar así te las veras conmigo ¡Ahora
largo! – le grito Adán mirando fijamente a Gregorio de manera
desafiante
- ¿¡Te
crees el dueño de la calle acaso!? – respondió Gregorio dando unos pasos adelante envalentonado volviendo a
mirar a Adán
- No,
pero no quiero tener que usar la fuerza bruta, porque si hay algo que no puedo
dejar pasar es el maltrato a una mujer y si te metes con Mónica te las vez
conmigo ahora LARGO porque la próxima vez no será una advertencia si no unos
buenos golpes – Gregorio se lo pensó
mejor y les dedico a ambos una mirada
enojada antes de marcharse
- Gracias
amigo – Mónica sonrió
tímidamente algo afectada, más que nada avergonzada, Gregorio no era así, o po
lo menos eso pensaba ella
- De
nada y no dejes que nadie te grite o trate mal ¿bueno? – sonrió Adán sacando la libreta de Mónica – te dejaste
esto en casa, quizás la necesites mañana – y le entrego el
cuaderno
- Oh…
Gracias – y cogió su libreta
rápidamente
– Bueno si me va bien te aviso
Después de eso se despidieron y no se vieron hasta
algunos días después, justo cuando salieron las calificaciones, Mónica contenta
por sus notas, no dudo en comprarle un regalo a Adán y hacer las famosas
galletas de mantequilla con su madre y armada con todo aquello fue a su encuentro,
solo que en el camino se pillo con un Gregorio que esta vez no pudo controlar
su mal temperamento.
- ¡Mónica!
– grito Gregorio por atrás – ¿¡Y eso!? – señalo
el regalo
- Para
mi amigo – Mónica simplemente
levanto los hombros
- ¡Sí!...
ya veo y según tu apenas lo conoces y ya
es tu amigo y le compras un regalo! – le reclamo enojado
- Ayy…
solo es un detalle por ayudarme – Mónica
rodó los ojos harta de sus niñerías, Gregorio nunca antes se porto tan pesado
- ¡Vete
con el si quieres no eres más que una cualquiera! – para ese momento Gregorio estaba ciego de ira y sin
pensarlo dos veces le soltó una bofetada a Mónica sorprendiéndola pero en mal
momento, porque Adán había visto todo
- ¡Que
te dije idiota que no te metas con Mónica! – le grito lanzándose sobre Gregorio y se envolvieron en
una pelea hasta sacarse sangre, al final Gregorio se marcho corriendo – ¿Estás bien? – le pregunto a
Mónica
- Si estoy bien, pero tu estas sangrando
- No
te preocupes, ahí me limpio – respondió
Adán sacando su pañuelo, era un poco de sangre de la nariz
- ¿Por
qué no vamos a mi casa yo te curo? – se ofreció Mónica agarrando a Adán del brazo entrando a la vivienda donde
solo estaba la niñera de sus hermanos
- ¿Y
dejaras que esto se quede así? – Adán
achico los ojos al sentir el alcohol en un corte pequeño que se hizo en la
mano, refiriéndose a Gregorio
- Es
que él es medio celoso – Mónica
lo justifico sin darle más importancia
- Una cosa es ser celoso y otra que te pegue
- Tienes razón… creo que terminare con él…
Y ese había sido el inicio de toda una vida compartida,
primero afianzaron su amistad y luego llego el amor, Mónica había querido darle
una oportunidad a Gregorio pero el chico estaba cada vez más envenenado de
celos por la amistad con Adán, así que terminaron a los pocos días.
Por su parte Adán termino de mutuo acuerdo con su novia
Kamila después de 3 años de relación, pero es que ambos se dieron cuenta que el
amor se termino apenas termino el colegio, así que sin atajos de por medio,
ambos Adán y Mónica empezaron a frecuentar y después de algunos meses más
empezaron a salir como novios, para finalmente casarse en enero de 1960 y
formar una familia…
- ¡Mónicaaaa! yujuuu – Cat sacudió a su cuñada del brazo logrando que la mire un
poco desconcertada – te quedaste
perdida no se donde – se rio al verla avergonzada – seguro soñando
con mi hermano
- Ahh si… Bueno te decía que enamorarse
es bonito, tener una familia… yo soy muy feliz así con una gran familia – Mónica retomo la charla levantando los hombros en un
gesto de alegría
- Ya, pero el caso es que yo no soy tú y
no me siento preparada aun, aún no he cumplido todos mis sueños – confeso Cat
- ¿Y cuáles son tus sueños?
- Los tengo por aquí – y Cat
orgullosa saco una pequeña libreta adornada de flores y se puso a leer – Estudiar en la universidad ya lo hice… tener mi
academia de baile ya lo hice, la conseguí el año pasado, me falta conocer otros
países y entre otras cosas antes de tener hijos o un marido – suspiro
mirando a Mónica antes de volver a tumbarse
- Ya veo… si te soy sincera nosotros
tampoco planeábamos ser padres tan jóvenes, yo también quería estudiar en la
universidad y además no estábamos bien económicamente, como recordaras nos
casamos porque nos mudábamos a otra ciudad y pues ni yo ni Adán queríamos
perdernos y decidimos casarnos cuando acababa de cumplir los 18 – le dijo recordando aquel trote de cosas – que locura ahora que lo pienso, pero nos
independizamos y salimos adelante, no me quejo, lo único que si de mi hubiera
dependido, hubiera esperado uno 5 o 6 años antes de embarazarme – le
confesó con un dejo de cansancio en la voz, pero bueno ya nada se podía hacer
- Ya, pero el destino decidió por
ustedes y apenas se enfrió la luna de miel estaban repoblaron el mundo cada
pocos meses – Cat no dejaba de reírse
de aquello haciendo que Mónica se sonroje, aquello era un mal chiste por los ya
5 hijos que tenían
- Si lo sé – Mónica también se lanzo a carcajadas
- Oye ¿Y no piensan tener más hijos?
Ósea aún son jóvenes pienso que podrían tener 1 o 2 más quizás y con eso dar
por contento a mi padre – aquella era una
media broma y media pregunta en serio
- No lo sé… No está en nuestros planes, a
veces pienso que sí en algunos años y a veces pienso que no, que ya estamos
bien así con 5 hijos – Respondió Mónica resignada
porque en aquella época habar de control de natalidad era un tabú
- Oye… te invito una copa de vino, estoy
harta de estar encerrada en mi cumpleaños – propuso de la nada Cat cogiendo su cartera
- Pero ¿y los chicos? – pregunto Mónica refiriéndose a sus hijos dudando en ir o
no
- Vaa, estarán con su padre ¿no?, además no nos vamos a dar una borrachera… tu sabes: “somos damas ante todo”
Dijo imitando la voz de su padre, arrancando una risa genuina
a su cuñada, quien se animo a salir con Cat, dándose cuenta que hacía mucho que
no se daba un tiempo para ella sola.
- ¿A dónde vas? – pregunto Adán cuando vio a Mónica coger su bolso y darle
un beso murmurando enseguida regreso
- A tomarnos una copa – contesto Cat jalando a Mónica dejando a todos con la boca
abierta.
- Esa chica esta como una cabra loca – dijo su padre enfadado –
¿ves?, necesita marido ¡urgente! – declaro buscando apoyo en los
ojos de su hijo
- Oj ¡cállate viejo!, estás hablando de
más – le advirtió Pamela
- Pero es que…
- Es que nada – y un golpe en su costado le hizo cerrar la boca…
- AUUUU
- Te dije que te callaras…
Bueno, es bastante interesante leer sobre el pasado de la pareja, ahora nosotros también esperaremos la libreta de calificaciones, ajajja
ResponderEliminara los 3 años, ya está para una buena nalgueada, le pueden poner la colita como tomatito, desde chicos hay que corregirlos para no tener adolescentes y jóvenes malcriados como hoy en día. Hay unos chicotitos de cuerillo para usar en las nalgas de los más peques que se entere la Mónica. Me está gustando mucho tu historia.
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