Formando una pequeña manada
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 29 de Marzo del 2019.
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Capítulo
12
Autora:
Marambra
- Pero… ¿creí que regresaban mañana? – pregunto
Juan Carlos a Joaquín mientras hablaban por teléfono, la llamada no le había
sorprendido para nada, era la hora habitual en la que se comunicaban; un hábito
que se mantuvo incluso ahora que Joaquín estaba en Montevideo, lo que le
sorprendió en cambio fue la repentina decisión de su hijo de prolongar su
estadía una semana más en vista de que tenía previsto volver pronto al hospital
- Si papá pero en vista a lo sucedido hoy… pues – contesto
dejando de lado la explicación frotándose los ojos de cansancio, y claro
aquella sutil evasiva lo único que logro es que su padre se interese más
- ¿Paso algo con Sebastián? – no
era difícil suponer que algo le paso a su nieto y su padre quiera compensarlo,
después de todo él conocía muy bien a Joaquín y podía poner sus manos al fuego
jurando que Joaquín tenía cargo de consciencia
- ¿Larga o corta historia? – respondió
Joaquín quitándose las pantuflas, la verdad el cansancio le estaba pasando
factura
- ¿Tienes tiempo para la larga?, porque yo estoy cómodamente
acostado en la cama – contesto Juan Carlos con algo de ironía
- ¡Papá! – Joaquín elevo la voz a
manera de reclamo, aquella respuesta le supo a acusación
- ¡Oh Joaquín!, ni te atrevas a negar que metiste la pata a lo
grande, que te conozco – le advirtió bajando el volumen de la
tele y acomodando sus almohadas, algo le decía que lo que Joaquín iba a
contarle llevaría su tiempo
Y no se equivoco, Joaquín empezó a relatarle
a su padre el problemón que tuvo en la tarde con Sebastián, no tanto como una
catarsis consecuencia del mal trago o como queja por el mal comportamiento de
su hijo, no, sino por simple y llana confidencia con el hombre que había velado
por su existencia…
- Pero paaaapi me prometiste que hoy iríamos a la
playa – le recordó Sebastián con la cara
destemplada por el cambio de planes de última hora que su padre acababa de
anunciarle, dejando caer los brazos en señal de decepción, había esperado
prácticamente casi toda la tonta semana para poder salir juntos y disfrutar de
las supuestas vacaciones a las que ambos viajaron
- Es que no pude negarme
hijo – respondió Joaquín a manera de pobre
disculpa desviando la cara de la mirada acusadora de Sebastián
- Si, seguro – murmuro
mordaz Sebastián con ganas de llorar, era el cuarto día que su padre suspendía
las actividades que con tanta ilusión había planeado
- No seas así Sebastián, de
verdad fue un favor que no pude negarme aunque quisiera – la
verdad es que ni siquiera era un favor, él solo quería oír la conferencia de un
prestigioso médico especializado en urgencias neurológicas que a última hora
confirmo su participación en el congreso, así que se invento esa excusa cuando
ya después de aplazar muchas veces las salidas a la playa con su hijo en un
destello de consciencia y sabiendo que el disertante no había llegado al
congreso, decidió compensar a Sebastián con un día completo en el mar – sabes que soy el
único representante de nuestra ciudad – Joaquín de pararse a
pensar en las cosas que decía, se hubiera dado cuenta que se estaba volviendo
un mentiroso de primera, algo que Sebastián descubriría esa misma tarde
- No lo sé, yo no asisto al
congreso – respondió Sebastián reprimiendo apenas su
rebeldía, las largas horas de espera a que padre llegue al hotel la tarde
anterior le hizo preguntarse si aquello era realmente cierto o no, pero
concediéndole el beneficio de la duda, sobre todo después de la firme promesa
de que se irían a la playa desde la mañana
- ¿Estás dudando de mí? – Joaquín
se giro sorprendido por las palabras de su hijo y aunque sabía que era un
descaro de su parte mentir y reclamar, no puedo evitar hacerlo porque no le
gusto el tono de voz que uso Sebastián
- Pero es cierto papá, no
lo sé – Sebas insistió mordiéndose los labios y su
padre con un lado de su consciencia gritándole que no tenía derecho de reclamar
nada, decidió usar otra técnica
- Si quieres me acompañas y
cuando me desocupe hacemos algo juntos – Sebastián lo miro
dolido, esa respuesta no era nada más que un triste y pobre favor así que se
negó, ¡total! entre sentarse en un congreso en medio de gente vieja que nada
tenía en común con él oyendo hablar de enfermedades, de bichos raros con nombre
más raros aún, de medicamentos que parecían un arsenal de guerra, prefería
sentarse en el sillón de la habitación del hotel y cambiar los canales de la
tele en busca de algo divertido o volver a jugar algo en su teléfono o
finalmente usar la piscina
- No, gracias me moriré de
aburrimiento como el otro día, además estoy cansado – contesto
y para darle énfasis a sus palabras, se tiro en el sofá de la suite que
compartía con su padre y cerró los ojos fingiendo sueño
- Bueno, entonces duerme un
rato más, hijo – se despidió Joaquín conformándose con besar
la cabeza despeinada de Sebas que no le dio la gana de girarse para despedirse
como es debido de su padre fingiendo un cansancio que no tenía – ¿sabes? solo
hare acto de presencia hasta casi el medio día y me vendré, voy a llamarte cuando
este saliendo para que te alistes e iremos a almorzar a la playa – prometió
solemne, respondiendo al reclamo de su consciencia, estaba bien de aprovecharse
de la paciencia de su hijo – Sebastián ¿me has oído? – pregunto
ante la falta de entusiasmo del chico
- Si te oí papá – respondió
Sebastián girando la cara para mirarlo, pero sin levantarse del sofá
- Entonces ¿porque no dices
nada? – vamos que la falta de entusiasmo era
sospechosa
- Porque ayer dijiste lo
mismo – respondió desanimado con un toque de
tristeza más que de reclamo
- Bueno si, pero…
- Y antes de ayer y antes
antes de ayer y antes antes antes de
ayer – repitió sin dejar que su padre se defienda
o responda algo más o se invente en todo caso – así que… – prefirió
no terminar lo que tenía en mente, y más bien encogió los hombros en un gesto
que lo decía todo
- Pero esta vez es en
serio, ¡promesa! – juro Joaquín levantando una mano en
señal de dar su palabra – hoy si iremos a la playa
- ¿Lo dices en serio papá?,
¿de verdad?, porque yo me estoy aburriendo
mucho – confeso Sebastián esta vez incorporándose
del sofá y tomando las manos de su padre como para que sepa cómo se sentía,
¡cuánto! quería ir a la playa – tanto que he llegado a pensar pedirte que
regresemos a casa o que me envíes a mi solo si aun no termino tu congreso – y
si Joaquín sintió una punzada de remordimiento en toda la semana ahora se
sintió un ruin gusano, Sebastián no le estaba reclamando nada sino dándole la
posibilidad de que continúe con el congreso sin interrupciones
- ¡Oh tontito! – Joaquín
abrazo a Sebastián besando su cabeza en un acto de disculpa – hoy haremos lo
que tú quieras… iremos a la playa promesa, vendré temprano y pasaremos el resto
del día juntos ya veras… mientras puedes pedir lo que quieras para comer y que
lo carguen a la cuenta del hotel, puedes ir a nadar a la piscina o hacer lo que deses… ya sabes como ayer, yo
regresare antes del medio día para irnos juntos a la playa a comer –
y con esa nueva promesa Joaquín se marcho al centro de convenciones, dejando a
Sebastián solo en el hotel con el tiempo y espacio suficiente para pensar en
todo lo ocurrido en los últimos días, pero sin la consciencia real de que algo
andaba mal, es que el pobre sinceramente pensaba que su padre era indispensable
para el desarrollo del congreso, y que era el único medico representando del
hospital en el que trabajaba, una de las tantas mentiras que Joaquín fue
tejiendo sin querer
Como
era de esperarse su padre antes de abandonar el hotel, dejo indicado que su
hijo podía pedir lo que quisiera para comer, que podía ir al gimnasio o usar la
piscina pero no podía salir del hotel, aunque creyó que aquello estaba de más,
los cuatro días que iba yendo y viniendo al congreso y dejando a Sebastián en
el hotel el chico ni por si acaso había salido o deseado salir y se quedo en
las instalaciones del hotel haciendo uso de las áreas de recreo que más le
gustaban, siendo su favorito la piscina y día antes el spa con masaje incluido,
actividades que lo distrajeron del inmediato problema que era la tardanza de su
padre o los cambios de planes de último momento.
Obviamente
al ser aun temprano Sebastián prolongo su sueño hasta media mañana y pidió un
suculento desayuno a su medida con un gran vaso de helado de fresa y chocolate
cubierto de crema chantillí y una hamburguesa simple con papás fritas, nada
pesado según él para ir a la piscina a la cual no pudo entrar porque estaban en
plena limpieza de la misma, así que se fue a las canchas de tenis a ver qué podía
hacer aunque con la firme intención de hacer ejercicios, agotar sus músculos
como día antes y luego recibir un relajante masaje de pies a cabeza con esa
belleza latina de verdes ojos y grandes rulos negros que le puso aceites
esenciales después de una hora en el jacuzzi, pero todos esos planes solitarios
que armo por si acaso su padre se retrase fueron suspendidos cuando conoció a
los hermanos Antelo, Fabián de 13 años y a su hermano mayor Marcelo de 16 que por
azares del destino también estaban de viaje con su padre por el mismo motivo
que el suyo: el congreso y nada fuera eso, su padre que también era médico y era
colega de Joaquín.
Y
entre una y otra cosa, los tres mataron su aburrimiento en la cancha hasta que
Marcelo por un lado y Sebastián por otro recibieron la llamada de sus padres
con escasos minutos de diferencia, cambiando los planes familiares pero no con
el mismo resultado.
- Cambio de planes… el papá
dice que nos alistemos que vendrá por nosotros – murmuro
Marcelo acercándose a ambos chicos que acababan de hacer una pausa del juego
para tomar un gran sorbo de agua; Sebastián estaba un poco enojado y nuevamente
decepcionado, minutos antes había llamado Joaquín explicándole que llegaría
tarde, que el curso se había prolongado y que no podía venir antes, que a la
noche saldrían al teatro y que almuerce lo que quiera en el hotel y básicamente
que disfrute de la piscina, un hábito que empezaba a molestar a Sebastián – ya no iremos al
cine chato, saldremos a almorzar fuera – dijo con una gran
sonrisa – al
parecer se ha suspendido su congreso – y fue decir eso para
alertar a Sebastián, hasta ese momento los tres habían hablado de todo menos de
sus padres obviamente sin darse cuenta que compartían un tema en común
- ¿Congreso? – no
pudo evitar preguntar tras limpiarse el agua que se escurría por la cara, aclarándose
la vista, acababa de vaciar el resto de agua que tenía en su mini garrafón
sobre el rostro, frunciendo el ceño mientras se secaba con una toalla que trajo
para este afán
- Si, el congreso de
médicos internacional – se adelanto Fabián sacando
pecho del orgullo que sentía por su padre – mi papá es el cirujano del hospital Japonés y vinimos con él al congreso
– y la cara de Sebastián se destemplo toda, hasta ese momento su
grado de inocencia le llevo a creer que sinceramente su padre era el único
representante de ese hospital y en serio, menos mal su padre dijo del hospital
y no su país, quizás en algún momento la cordura modero su mentira
- ¿Hospital Japonés?, ¿y
dónde queda eso? – quiso saber aun cuando algo en su
corazón le dijo que no pregunte, mientras al igual que ambos muchachos alzaba
las pelotas de tenis que se quedaron derramadas en el suelo
- En Santa Cruz de la
Sierra – y una punzada le atravesó el pecho de
Sebastián
- Mi papá también trabaja
ahí – murmuro sonriendo falsamente – igual vinimos por el congreso, pero
creo que era mejor que me quede con mi abuelo porque me he aburrido mucho – e
iba a decirles la razón cuando Fabián volvió a hablar con entusiasmo
- Nosotros para nada,
¿verdad Marcelo?, lo pasamos bomba, hemos dormido hasta casi el medio día,
usamos el jacuzzi y salimos con papá todos los días a almorzar y pasear por las
tardes, porque su congreso es en la mañana – y
el corazón de Sebas se le partió en dos grandes pedazos
- Si – confirmo
Marcelo –
hoy iba a ser el único día en que almorzaríamos
solos en el hotel e iríamos al cine que hay a una cuadras de la plaza
porque quería participar en el taller de no sé qué cosa que iba a dar ese
medico canadiense que llego a última hora, pero creo que algo sucedió – obviamente
su padre no entro en todos los detalles y le explico a su manera que estaría
libre en la tarde para ellos, algo totalmente distinto de lo que le dijo
Joaquín a Sebastián
- Entonces ¿no es
obligatorio ir todo el día? – algo le decía a Sabes que
era mejor no preguntar, pero necesitaba saberlo
- NI todo el día ni TODOS
los días – respondió Marcelo
- Pero mi papá nos dijo que
era obligatorio solo en las mañanas – contradijo Fabián – que la tarde es
para los que quieren ir
- No es tan así, tonto – empezó
Marcelo a explicarle más a su hermano que a Sebastián – el congreso es internacional,
entonces hay un montón montón montón de médicos de todas partes del mundo y
hablando de diferentes temas, entonces los participantes van a oír las charlas
que más le interesan, el papá es cirujano entonces solo ira obligatoriamente a
todas las charlas relacionadas con su trabajo y a las que quiera ir de otra
especialidad, si le apetece – y claro para ese momento Sebastián
se sintió bastante afectado, pero pese a eso busco un justificativo para las
acciones y mentiras de su padre
- Pero ¿y los
organizadores?, ellos seguro están todo el día en el congreso – murmuro esperanzado que
Marcelo le diga que si
- No lo sé… supongo que si
¿pero a quien le importa?, eso depende del hospital Universitario de Montevideo
que son los que organizaron el evento, el resto son solo invitados, unos son
oyentes y otros son disertantes – quedaba más que claro que
Marcelo sabía de que hablaba pero su conocimiento solo ocasiono confusión en Sebastián
- ¿Disertantes?
- Si, los que vienen a hablar
de un tema especifico, igual que en el cole cuando das conferencias – y
eso si entendió Sebastián, ese año había empezado a dar conferencias en
diferentes materias escolares – mi papá el lunes hablo sobre una técnica que uso en
cirugía con mejores resultados que otras técnicas, el resto de los días fue a
oír a otros cirujanos
Sebastián
quería preguntar muchas cosas más, como por ejemplo que hacían los médicos
internistas, pero tuvo que quedarse con
su curiosidad cuando el padre de sus nuevos amigos los sorprendió apareciendo en
la cancha de tenia, cosa que llamo la atención de Sebastián, ¿será que el padre
de sus amigos era superman y vino volando?.
- Fabián… Marcelo, ¿ya
están listos? – pregunto aun con el pequeño maletín que fue al congreso
- ¡Papáaa! – contestaron
ambos girándose con una gran sonrisa
- Llegaste pronto – le
dijo Marcelo quitándole el maletincito de la mano – ¿viniste en taxi? – quiso
saber
- No, si el hospital esta a
cuatro cuadras de aquí – le contesto despeinando su
pelo en un gesto cariñoso, pero sin dejar de observar al pequeño que
tímidamente se quedo rezagado a un lado, Sebastián – ¿y no me van a presentar a su nuevo
amigo? – les pregunto a sus hijos
- Perdón, Sebastián – se
disculpo Marcelo entendiendo muy bien la indirecta de su padre – él es mi papá,
se llama Marcos Antelo – y señalo a su padre con una mano – el es mi amigo
Sebastián papá, lo conocimos esta mañana, su papá también vino al congreso y
trabaja en el hospital Japonés, como tu
- ¿Sí?... que interesante –
murmuro
mirando al chico buscando el parecido con algún colega suyo pero sin éxito
alguno – un
placer conocerte Sebastián, ¿cómo se llama tu papá?
- Buenas tardes señor –
Sebastián extendió la mano con solemnidad – un placer conocerlo – agrego con una
tímida sonrisa –
mmm mi papá se llama Joaquín Monasterios, ¿usted lo conoce?
- ¿Al flaco?... ¡claro que
lo conozco! – respondió Marcos con entusiasmo – estamos en el
mismo equipo de fulbito del hospital – le conto con una gran sonrisa
en la cara mientras sin darse cuenta, todos iban al ascensor, incluido
Sebastián –
somos amigos desde que estábamos en la universidad – agrego
pensando de inmediato en que tenía que hablar con Elvira, una amiga que ambos
tenían en común y que estaba enamorada de Joaquín – no sabía que Joaquín estuviera
casado – dijo a propósito para ver que contestaba Sebastián que
acababa de pulsar el piso al que iba, uno más arriba que el de sus amigos
- ¡Oh no!, no lo está – se
apuro a negar Sebastián un poco incomodo – …yo… yo soy adoptado – agrego
bajando la mirada de pronto muy mal, como avergonzado de su situación
- Apuesto a que tu padre
debe estar muy orgulloso de ti, eres un chico muy guapo y seguro muy estudioso,
que educado se nota que eres – se apuro en decir calmando
con eso las ansias de Sebastián
- ¿A dónde iremos papá? – quiso
saber Fabián
- No lo sé, ya veremos podemos ir a ese parque al que querían ir el otro día
- SIIII – gritaron
ambos felices matando de envidia a Sebastián, cosa que noto Marcos
- ¿Tú tienes algún plan? – le
pregunto –
si quieres puedo llamar a tu padre y vamos todos juntos
- No, no es necesario,
íbamos a ir al cine – mintió
- ¿A ver Los piratas del
Caribe? – pregunto con curiosidad Marcelo
- Esa misma, si, a mi papá
le gusta la saga – siguió mintiendo – le voy a esperar para ir a almorzar y
luego iremos a comprar las entradas
- NO las compres, nosotros
te regalamos las nuestras, ¿está bien papá? – pregunto
Marcelo y Marcos asintió con una sonrisa – son entradas de cortesía, así que no valen nada y como
no podemos devolverlas para que la use otra persona, mejor la usas tú y tu papá
- ¿En serio?....
Y
así, Sebastián termino con un par de entradas para el cine en las manos, una
falsa sonrisa de alegría en la cara y la amargura fermentando en su corazón, y
con eso cargando encima, se apuro en despedirse y desaparecer en el interior de
su suite analizando todo lo descubierto decidiendo ir al cine por su cuenta,
total no tenia porque esperar a su padre sentado en el hotel sobretodo no
después de todas las mentiras que había descubierto y en un arranque de enfado pidió
el plato más caro de la carta para almorzar y saco una botella de champán del
mini bar de la habitación y tras abrirla como pudo sirvió dos copas, comió su
almuerzo solo y le dio un sorbo gordo al champan, atorándose por las burbujas
que pronto se subieron a la cabeza, después de eso se dio un baño rápido y se vistió
con su mejor gala, iba a salir, en eso recibió la llamada de su padre, Joaquín
en un arranque de conciencia y tras convencerse que el curso realmente se suspendió, decidió volver al hotel para salir
con su hijo.
- ¿Sebastián? – insistió
su padre cuando su hijo apretó responder pero sin hablar, estaba tan enojado
que no quería abrir su boca por no cometer un craso erros y decirle un
disparate a su padre – hijo…
¡me oyes?
- Si te oigo, pero no quiero hablar contigo, ¡Mentiroso!
Y colgó
dejando a su padre con la palabra en la boca…
Ay Joaquín se está portando muy mal con eso de las mentiras, pobre Sebastián que sintió celos de los otros niños porque ellos si estaban con su papá, lo único que puedo decir es que debe remediarlo o se va a armar la grande, un beso querida me encantó el Capi
ResponderEliminarOwww pero que penita mas grande me dio Sebastián... no se en que lío se habrá metido, pero la culpa la tiene Joaquín.
ResponderEliminarEl cap estuvo genial... gracias
Lila ❤
Realmente Joaquin se paso,le hizo sentir que su dichoso congreso es mas importante que el y que cumplir a sus promesas, lindo ejemplo, pobre Sebastian, espero que el abuelo le deje bien clarito a Joaquin cuales deben ser sus prioridades
ResponderEliminarHermoso como siempre
CathBlueRed
Se pasó y mucho Joaquín como le va a decir a su hijo que las mentiras no son buenas si él las dice todo por un tonto congreso....
ResponderEliminarOjalá se lo sonaran por mentiroso!!
Y pobre Sebastián si la pasó muy mal... Lo deben recompensar muy bien para que perdone a su papá!!