martes, 12 de mayo de 2020

Covid -19: Clases virtuales (Sebastian); Autora Marambra

Covid – 19 
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 12 de Mayo del 2020. 
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Clases virtuales
Autora: Marambra

  • Hola papá – saludo Joaquín con la cara demasiado seria para su gusto, lo que le hizo sospechar al abuelo de que algo no andaba bien del todo, quizás tuvo una mañana muy caótica en el hospital o discutió de nuevo con el jefe de planta donde trabajaba – ¿y Sebastian? – le pregunto por su hijo, mirando fijamente las escaleras como si quisiera que se materialice delante de sus ojos lo que hizo que el abuelo se ponga alerta, Joaquín estaba enojado con su adorado nieto, bueno en este caso bisnieto pensó y se notaba a leguas
  • No lo sé hijo – respondió el abuelo vigilando la cocina mientras picaba tomate para la ensalada, tratando de hacer memoria de cuándo fue la última vez que vio a su adorado bisnieto en lo que iba la mañana

Era lunes cerca del mediodía, lo que llamo la atención de Juan Carlos porque se suponía que Joaquín estaría aun en el trabajo, había pasado más de un mes desde que toda la ciudad estuviera inmersa en el conflicto de orden mundial… el famoso coronavirus que como era de esperarse paralizo toda actividad social y recreativa sin excepción y restringió otras incluso a la mínima expresión, mientras algunas sufrían profundas modificaciones como lo era la educación y la salud, ambos de interés personal para Joaquín porque tenía un hijo en edad escolar y obviamente trabajaba en un hospital….

  • ¿No lo sabes? – pregunto un serio Joaquín cuyo ceño no concordaba con su forma de vestir, es que estaba solo con una toalla atada alrededor de su cintura mientras otra pequeña se posaba sobre sus hombros desnudos para evitar que el agua de su pelo humedezca el piso, saltaba a la vista que terminaba de salir de la ducha pero no porque se levantara recién de cama, sino que era una norma de bioseguridad que tomaba antes de entrar a la vivienda cuando volvía del trabajo, quitándose todo y bañándose en la ducha que había en el patio de la casa dejando toda la ropa en una solución jabonosa
  • Pues, imagino que aún estará pasando clases como siempre – respondió el abuelo empezando a sacar fruta para licuar el refresco que acompañaría el almuerzo, feliz de poder tener a su nieto en casa para almorzar nuevamente juntos después de tanto tiempo, es que desde la cuarentena Joaquín tenia horario continuo para atender solo las consultas de control de pacientes crónicos, básicamente para evitar que se queden sin medicación por una larga temporada
  • Más le vale que esté pasando clases esta vez, porque si no le daré una buena paliza, la que vengo escociéndome en la mano desde esta mañana – anuncio empezando a subir las gradas que lo llevaban a su dormitorio para vestirse antes de tratar con su hijo, pero papá que así llamaba Joaquín a su abuelo no iba a dejarlo salir sin una explicación
  • ¿Me perdí de algo? – pregunto Juan Carlos dejando de lado lo que tenía entre manos, procurando enterarse de todos los pormenores antes de saltar a defender o acusar al bisnieto, pensando pero ¿qué podía hacer Sebastián para enojar a su padre si toda la mañana se la pasaba sentado frente al computador pasando clases virtuales?
  • ¿Qué estuvo haciendo Sebastián todas las mañanas papá? – respondió en cambio antes de contarle lo que paso, por si acaso al abuelo se le ablande el corazón y pretenda encubrir a su hijo
  • Pues ahora o los demás días también – pregunto ante la ambigüedad de aquella pregunta
  • Todos los días…
  • Pues desayunamos juntos temprano apenas tú te marchas, se baña y se pone con las cosas del cole, ¿qué más puede hacer? – declaró frunciendo el ceño  recordando a detalle la rutina del pequeño – y sobre las diez de la mañana tiene un receso de quince minutos, donde baja a merendar, regresa a su clase hasta las doce y media, almorzamos y después de ayudarme con los platos se sienta a hacer sus deberes – bueno eso era lo que si venía haciendo Sebastián por varias días, sobre todo las dos primeras semanas de clases
  • ¿Estás seguro que eso hizo todos los días? – cuestiono Joaquín, sin querer dudar de las palabras de su padre, pero conocía a Sebastián y a veces cuando no se lo vigilaba de cerca se distraía fácilmente y perdía el hilo de la responsabilidad
  • Si… por lo menos – y Juan Carlos frunció el ceño, empezando a dudar ahora de sus propias palabras, haciendo memoria sobre lo que ocurrió la última semana que curiosamente Sebastian dejo de bajar a merendar con él o se llevaba la merienda a su dormitorio y que en más dos ocasiones tuvo que acercarse al dormitorio de chico para recordarle que era hora de almorzar, ahora viendo todo eso en conjunto y desde otra perspectiva, eran actos muy sospechosos pero prefirió callar todos esos detallitos – ¿por qué?, ¿paso algo?
  • Porque esta mañana me ha llamado el director del colegio, para decirme que Sebastián no se ha conectado a las clases durante ¡toda esta semana! – y el rostro del abuelo se destempló totalmente, no podía ser posible, ¿entonces que carajos estaba haciendo su nieto encerrado en su dormitorio tantas horas?
  • Pero ¡no puede ser posible!, él siempre está en su dormitorio toda la mañana, no sale al patio para nada ni baja a ver la tele y yo nunca oigo ningún ruido sospechoso – le aviso Juan Carlos, aun incrédulo y poniéndose a la defensiva
  • ¿Y alguna vez entraste a su dormitorio papá a cerciorarte si Sebastián estaba realmente pasando clases? – aquella pregunta estaba lejos de ser una acusación, simplemente quería saber que estaba pasando en su casa – y no te estoy culpando de nada papá, así que quita esa cara, pero necesito saber la verdad porque tú conoces a Sebastián, suele tener algunas dificultades y se las guarda para si hasta que es demasiado tarde, quizás le hizo algo al computador y no quiere avisarme de miedo – y aquello tenia lógica para el abuelo, Sebitas solía pelear con sus problemas solo porque quería demostrar que podía
  • NO, nunca entre, las pocas veces que subí siempre estaba la puerta semiabierta y siempre lo vi frente al computador, pero a decir verdad nunca le preste atención a la pantalla – y Joaquín suspiro
  • Quizás hizo entrar algún virus a la computadora, o desconfiguró algo o arruino el teclado nuevamente – y movió la cabeza e hizo una mueca con los labios, ya había arruinado dos teclados en menos de un mes sin explicación
  • Pero no lo vas a castigar por eso, tú mismo has dicho, trata de solucionar las cosas por si solo – ahí iba, la vena sobreprotectora del abuelo salió a flor de piel y empezó a acercarse a Joaquín no iba a permitir que castigue a Sebastian de la nada, pero Joaquín estaba en la misma sintonía que su padre, estaba consciente que Sebastián desde que Marcelo y su hijo Luis vinieron las vacaciones pasadas, le entro cierto grado de inseguridad sobre su posición en la casa y en el corazón de su abuelo Juan Carlos, por lo que procuraba no pedir nada ni buscar ayuda bajo ningún pretexto hasta que las cosas se fastidiaban, era como si tuviera la necesidad de probar su independencia y sus habilidades para impresionar al abuelo
  • No papá, no lo castigare lo prometo – recalco Joaquín entendiendo la ansiedad de su abuelo, era un tema en el que estaban trabajando y esta cuarentena le estaba dando a Juan Carlos la oportunidad de mejorar sus relaciones con su nieto – pero voy a hablar seriamente con él, no puede perderse las clases y no avisarnos la razón, se está acumulando tareas e incluso tuvo un examen por línea – el abuelo tuvo que darle la razón, Joaquín debía que conversar con el muchacho sus calificaciones podían verse resentidas por una tontería como esa
  • Bueno, está bien, pero preferiría que te vistas primero y ambos bajen a almorzar tranquilamente antes de conversar, después de todo tienes toda la tarde para eso, además hice chuletas de cerdo con puré de papá y ensalada multicolor – Juan Carlos anuncio su menú con orgullo y a Joaquín se le hizo agua la boca, hace mucho que no comía con tranquilidad y aprovecharía este traspié antes de ponerse en cosas serias
  • Está bien papá me visto y bajamos con Sebastián, que yo también tengo muchas ganas de almorzar en familia y sobretodo comida casera como se debe – dijo pensando en toda la comida fría y sosa que estuvo comiendo en el hospital

Y sin más subió a su dormitorio se vistió rápidamente con algo cómodo analizando lo que le conto su abuelo sobre las mañanas de su hijo, pensando que seguro la computadora se arruino y que Sebastián asustado no conto nada seguro por miedo a que lo regañe o castigue, si era así y la computadora no tenía solución inmediata  tendría que dejarle la laptop para que haga las tareas, aunque pensándolo bien, aquello sería mucho mejor porque podría pasar clases en la cocina en compañía de Juan Carlos; con eso en mente se dirigió al dormitorio de su hijo, pero cuando estuvo por tocar la puerta antes de entrar, las palabrotas que Sebastián grito hicieron que parara las orejas, ¿qué diablos estaba sucediendo?, ¿con quién discutía su hijo?, porque claramente era una discusión lo que se oía, así que abrió la puerta primero alarmado pensando que alguien se coló a la casa y su abuelo no se dio cuenta y el enojo cuando se dio cuenta que los gritos de Sebastián no eran precisamente de miedo, así que cuando abrió la puerta comprendió porque no estaba asistiendo a clases.

  • ¡Oh mierda, mierda, MIERDA! ¡casi!... ¡casi! ¡macho!, CASI – repetía de espaldas a la puerta moviendo el cuerpo  de un lado a otro, agachándose incluso pero siempre atento a la pantalla, saltando por momentos, golpeando con fuerza algo que no logro ver completamente, pero aquello no importaba, sino lo que estaba proyectándose en el monitor de la computadora y era nada menos que un violento juego por línea que claramente estaba disputando en grupo, porque Sebastián conversaba con alguien por audífono, pero lo que más enojo a su padre era que el chico ni siquiera se dio cuenta que estaba justo en su detrás – IQUE  CAGADA! – grito una vez más y fue suficiente, Joaquín arranco el cable eléctrico del computador y Sebastián no supo que paso hasta que oyó a su padre tras suyo ocasionando que casi se orine en sus pantalones
  • ¡CON RAZÓN ME HAN LLAMADO DEL COLEGIO! – grito enfadadísimo llevándose las manos al cinturón frustrándose, cuando se dio cuenta que no estaba con pantalón sino con un deportivo, así que cogió el cinturón de Sebastián que para mala suerte del pequeño estaba sobre la silla
  • ¡Papáaaa! – Sebastián dio un salto hacia atrás, soltando el mando de la Xbox que le regalo su abuelo la navidad pasada, pero no pudo decir nada más aparte de un grito seguido por otros claro, cuando el cinturón se estampo en el trasero aun vestido
  • ZASS
  • AUUUU AUUU – chillo llevando las manos atrás para frotarse procurando escapar, pero Joaquín con el enojo que llevaba lo atrapo rápidamente y empezó a azotarlo mientras lo reñía
  • ¿A Zaas ESTO TE zaas DEDICAS ZASS TODAS ZASSS LAS zass MAÑANAS, ROMPIENDO LA CONFIANZA DE TU ABUELO? – pregunto entre azote y azote mientras el pobre de Sebastián saltaba en su sitio tratando de esconder su pobre culito y no solo por la azotaina sino por lo flaco que era
  • Auuu auuu AHHH AHH AYYY paaaa, yaaa – y Joaquín soltó el cinturón y arrastrando a Sebastián se sentó sobre la cama del chico y entre forcejeo y forcejeo empezó a bajar el pantalón del pijama, que el mocoso ni se había cambiado en toda la mañana – No papi…. No… perdonaaame, PERDONAAAME – gritaba con la culpa vertida en la voz, él sabía de qué estaba hablando su padre, apenas menciono aquello supo que fue atrapado, ¡que ingenuo! se dijo así mismo, sinceramente había creído que nadie se daría cuenta – NO LO VUEEELVO A HACER, PERO NO ME PEEEEGUES – chillaba tratando de soltarse, entrando en pánico cuando su padre le bajo de un tirón el calzoncillo
  • SI CREES PLAF PLAF PLAF – empezó el concierto de nalgadas una vez que lo sujeto bien, debajo de su brazo que sostenía su cintura y los pies debajo de su rodilla, quedando claro que aquello tiraba para largo – QUE CON PLAF PLAF PLAF UNOS CUANTOS PLAF PLAF PLAF AZOTES ESTA TODO PLAF PLAF PLAF BIEN, ESTAS PLAF PLAF MUY PLAF PLAF PLAF EQUIVOCADO
  • BUAAAAAA YAAAA PAPAAA YAA AUUU
  • Plaf plaf PLAF PLAF Plaf PLAF plaf plaf PLAF PLAF PLAF DEBERÍA PLAF PLAF PLAF DARTE VERGÜENZA PLAF PLAF ENGAÑAR ASI plaf plaf plaf A TU ABUELO – y eso termino de achicar el corazón de Sebastián, su abuelo había preferido venir a casa con él a cuidarlo mientras su padre trabajaba y no quedarse con Luis a pasar la cuarentena – plaf plaf plaf PLAF – y después de eso Sebastián solo atino a llorar casi en silencio avergonzado
  • Auuu auuu ayyy ayyy auuu mmmmgg agggg – se quejaba sin poder controlar su llanto pero sin quejarse más y eso le dio a entender a Joaquín que Sebastián estaba arrepentido, así que decidió darle 10 más y acabar con aquello
  • Plaf plaf plaf PLAF PLAF…

Pero apenas llego a la mitad cuando fue interrumpido por Juan Carlos quien impaciente por la tardanza de ambos, decidió subir las escaleras sin oír nada hasta casi llegar a la puerta, algo había pasado con su audífono que no oía a más de 2 metros lo que explicaba porque no se enteró del lio, lo que lo enfado más aún porque seguro Joaquín incumplió su promesa

  • Pero… ¡QUÉ DEMONIOS! ¡dijiste que no lo ibas a castigar – intervino jalando al muchacho del regazo de su padre, abrazándolo de forma protectora mientras Joaquín se quedaba con las manos vacías y frustrado, sin más que hacer que pararse y morderse la lengua, no iba a pelear la tenencia de Sebastián a su abuelo, sería una falta de respeto – si se arruinó esa cosa que más da, voy a comprar otro – declaro Juan Carlos, convencido de que Joaquín no pudo con su impaciencia y que los desperfectos pillados fueron más de lo esperado y la computadora no tenia remedio
  • No se trata del computador papá – respondió Joaquín pasando la mano por el rostro en señal de enojo, desconcertando a su abuelo, que ahora si no tenía idea de que iba el pleito – es otra cosa – agrego mientras miraba a Sebastián limpiarse las lágrimas y subirse la ropa apurado
  • ¿A si?... y que es – Juan Carlos paso la mirada de su nieto a su bisnieto esperando que alguno de ellos le de una respuesta
  • ¡Se lo dices tú o se lo digo yo! – sentenció Joaquín con una ceja levantada, esperando que Sebastián se sienta avergonzado, y lo logro, pero lo que confeso Sebastián lo llevo a un nuevo nivel de enfado
  • Lo siento abuelo – se disculpó con lágrimas en los ojos mirando en todo momento al suelo, pero luego hizo acopio de valor y tras un suspiro levanto la vista mirándolo fijamente, sintiendo que era su obligación confesar aquello sin bajar los ojos – yo… yo no quise arruinar tus audífonos – y se puso a llorar, la voz se le quebró nuevamente – solo quería quitarle el volumen para poder jugar con mis amigos por la red, en vez de pasar clases
  • ¡QUEEEE! – chillo Joaquín jalándolo de la oreja volcándolo nuevamente sobre su regazo, soltando manotazos de nuevo sobre las nalgas – ¡QUE PLAF PLAF DEMONIOS PLAF PLAF ACABAS PLAF PLAF DE PLAF PLAF DECIR? PLAF PLAF PLAF
  • YAAA PAPA – grito desesperado cuando sintió los dedos de su padre de nuevo metiéndose debajo de la liga de su ropa, iba a recibir una nueva paliza a menos que un milagro suceda y ocurrió, el milagro vino de la mano de nada menos que su abuelo
  • ¡BASTA JOAQUÍN! – grito sobre los gritos de Sebastián, cogiendo su mano en el aire, lo que le dio a Sebastián la oportunidad de escapar abrazándose de inmediato a su abuelo por la espalda como poniéndolo de escudo
  • PERO PAPA – las venas de la sien de Joaquín broto de inmediato, seguro su presión se subió por las nubes
  • HE DICHO QUE SUFICIENTE – grito en respuesta y Joaquín se quedó callado aunque muy enojado, pero no salió de la habitación mientras Sebastián seguía llorando asustado – ya hijo, ya paso – Juan Carlos cambio el tono de voz para apaciguar al adolescente que parecía una ardilla asustada sin dejar de abrazarlo, su abuelo logro que deje de esconderse en su espalda – a ver ahora dime, ¿por qué hiciste eso? – pregunto sin una pizca de enojo pese al calibre del delito, Joaquín rodo los ojos, ¿acaso no le quedó claro al abuelo?, ¡quería estar de vago!
  • Es que no tengo con quien jugar, toda la mañana paso clases y en la tarde solo hago tareas – declaro
  • ¡No puedes decir eso Sebastián!, después de su tareas, siempre hacemos algo divertido – intervino Joaquín mirándolo indignado
  • NO, no hacemos nada divertido desde que empezó esta burrera de enfermedad, estamos encerrados y solo vemos películas de viejitos – menos mal endulzo la última palabra, aunque su abuelo igual frunció el ceño, eso no se oía nada bien pero Sebas no se enteró y siguió quejándose – o jugamos ese tonto ajedrez horas de horas y yo me muero de aburrimiento – y eso si ofendió a su padre, el sinceramente creía que a su hijo le gustaba jugar ajedrez y con el orgullo herido por esa estocada a su juego favorito dio su veredicto
  • Bueno pues, ¡siéntete feliz! – lo interrumpió mirándolo muy enojado – porque desde esta tarde ya no jugaras más ni ese tonto ajedrez ni nada, menos ver la tele y peor películas de viejitos, en su lugar vas a ponerte al día en todas tus carpetas y no tendrás tiempo para aburrirte con nosotros – y se dio la vuelta con la intención de salir, haciendo que Sebastián se sienta realmente miserable, pero Juan Carlos no iba a dejar que eso suceda y agarro de la muñeca a Joaquín dedicándole una dura mirada, esa que usaba cuando era niño y estaba a puertas de una paliza
  • Vamos a calmarnos todos
  • ¿Cómo quieres que me calme papá? – pregunto Joaquín sintiéndose muy mal – si mi hijo no entrego la tarea desde hace diez días, ¡diez días! – y Sebastián se achico en su sitio, no se había dado cuenta de aquello – y ¿por qué?, porque decidió bajarle el volumen a tus audífonos para jugar en línea en horas de clases mientras yo me juego el pellejo en el trabajo – y algo hizo click en el corazón de Sebastián a quien el miedo de que su padre se enferme calo hondo
  • Lo siento papá agggs aggs – empezó a llorar de nuevo abrazándose a su pecho muy avergonzado – no lo vuelvo a hacer lo juro… ni me voy a quejar del ajedrez

Y eso conmovió el corazón de Joaquín evaporando su enojo como por arte de magia… lo que hace el amor de un hijo y de un padre, pensó el abuelo con una sonrisa boba en los labios.



4 comentarios:

  1. Pobre sebastian,el papá no se tiene que molestar por qué se aburra con sus juegos y películas , es normal que quiera jugar y conectarse con gente de su edad, pero caro está que estuvo una semana de vacaciones jeje

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  2. Que buen corto Marambra, me alegro que estés de regreso, me hiciste falta para alegrar mi vida un poco, con tantos problemas a veces se necesita algo de fantasía para seguir adelante.
    Gracias.
    Sofía

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  3. Se pasó el Joaquin, solo estaba jugando imagino lo aburrido que debe sentirse el pobre con tanto encierro y a esa edad! Me dio hambre la descripción de la comida, que rico.
    Estos son personajes nuevos o en que historia tuya aparecen?
    Un abrazo nena!

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  4. Jajajaja ese Sebastián es tremendo y por su máxima sinceridad ya mero se lleva otra tunda y mira que Joaquín no es nada blandito ☹️☹️
    Pero me gustó mucho lo que escribiste Marambra estuvo súper entretenido!!

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