Covid – 19
一一一一一一一一一一一一一一一
Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Mayo del 2020.
一一一一一一一一一一一一一一一
A él no le importaba para nada el dichoso coronavirus.
A él no le importaba para nada el dichoso coronavirus.
Autora: Nicole
El tercero
había decidido que se impartieran las clases en la academia, pero solo a nivel
teórico, dos días por semana; que eran los miércoles y viernes en grupos de
tres, una semana un grupo, después otra el siguiente y así sucesivamente con el
propósito de evitar que los muchachos se atrasaran en las lecciones y al mismo
tiempo prevenir el contagio por estar todos los estudiantes juntos.
Era
un viernes muy temprano en la mañana y estaban tres jovencitos sentados a una distancia considerable. Uno de
ellos muy molesto porque no concebía el tamaño de tal estupidez, según su
apreciación; a él no le importaba para nada el dichoso coronavirus que traía a
todos paranoicos en la aldea, a él solo le interesaba volverse más fuerte para
cumplir con su principal objetivo.
Varios
meses en lo mismo, de la escuela a la casa y viceversa, ya no podía soportarlo
más, encima que tenía que cuidarse de la policía que estaba vigilando todo el
tiempo para que nadie estuviera rondando por las calles, parques o bosques en
horas no permitidas porque aquel que se atreviera a desafiar las autoridades
iba a quedarse encerrado tras las rejas hasta que se terminará la cuarentena y
cómo iban las cosas, eso estaba a años luz de suceder, por lo que Sasuke tenía
que hacer las cosas con impecable cautela, el chico de doce años vivía solo y
el resto de días que no estaba en la Academia salía a la hora que se le
antojaba para realizar sus entrenamientos, generalmente escogía las horas de la
media noche, cuando todo estaba completamente oscuro, usaba un jutsu de
transformación para convertirse en cualquier policía y para su suerte no había
sido descubierto ni una sola vez, luego se metía en algún claro del bosque que
tenía más cerca de su residencia para alejarse
de cualquier ruido y así concentrarse mejor en las sesiones que se
autoimponía, pero sin quedar satisfecho, necesitaba la guía de alguien para
mejorar, así no quisiera admitirlo
públicamente aunque igual tendría que esperar a graduarse para recibir
entrenamientos por parte de algún ninja de la élite El pequeño Uchiha estaba cada vez más harto
con la situación en la que se encontraba Konoha por causa del famoso
coronavirus, y ese viernes en especial se había parado con el pie izquierdo, y
todavía tener que esperar a Iruka que se encontraba en una reunión con el
Hokage lo ponía de peor genio.
- ¡Maldita sea, que gran pérdida de tiempo! – pensó
el jovencito, inquieto en su silla; algo poco usual en él, definitivamente no
quería estar ahí, pero tampoco era como
sí estuviera obligado a presentarse después de todo no tenía a nadie que le
diera ordenes como la mayoría de sus colegas, él vivía solo, vaya solo;
recordar esa verdad le llenaba de dolor, un dolor que se transformaba en odio;
un odio que a lo único que lo motivaba era a cobrar venganza contra su hermano
por ello para él, recibir esas clases era inservible, así que no lo soportó
más, se levantó de su asiento y se largó del salón.
- ¡¿Oye teme a dónde crees que vas?! – salió
también el Uzumaki alcanzándolo a medio pasillo.
- No es de tu incumbencia idiota – respondió
borde el último descendiente del clan Uchiha con las manos metidas en los
bolsillos sin voltear a mirarlo.
- Pero, pero ¿qué le decimos a Iruka-sensei cuando regrese de
la reunión? – Sasuke se encogió de hombros
- Dile lo que se te dé la gana – siguió
caminando.
- Espera teme… – Naruto lo siguió
olvidándose de la clase, pero al final Sasuke se le fugó.
Llegó
Iruka al salón de clases y solo se encontró al Aburame conversando con sus
insectos, le preguntó por sus dos compañeros y el muchacho solo respondió que
ambos habían salido, pero que él no tenía más conocimiento. Umino agradeció a
Shino, y partió molesto dejando al único obediente solo en el salón.
El
sensei buscó a sus otros dos pupilos por todo el interior de la Academia, se le
fue más de media hora en eso, hasta que decidió salir al patio donde se
realizaban las actividades físicas para ver sí estaban allí, pillando solamente
a Naruto sentado en un columpio pensativo, se le acercó y empezó con su
acostumbrado interrogatorio.
- ¡Naruto! ¡¿Qué rayos estás haciendo aquí?! – Lo
jaló de la oreja con fuerza haciendo que el pequeño se levantara
inmediatamente.
- AUUU, Iruka-sensei duele – se
quejó intentando zafarse sin ningún éxito.
- Deberías estar en clases, en lugar de estar perdiendo el
tiempo aquí sin hacer nada, además está prohibido salir del salón, ¿En qué
idioma te lo tengo que repetir? ¡¿Qué es lo que te pasa?! ¡¿Por qué no me haces
caso cuando te hablo eh?! Y ¡¿Dónde está metido Sasuke?! – fue
lo último que añadió soltándolo por fin.
- No lo sé – se encogió de hombros y
luego se excusó todo nervioso al ver el rostro severo que todavía mostraba su
maestro – intenté detenerlo, pero no me hizo
caso, de verás.
- Está bien, comprendo – Y Naruto pensó, sí
claro después que me reta y aprieta mi pobre oreja de esa manera tan brusca
comprende. Vaya, no quiero ni pensar como me iría, sí Iruka-sensei no
comprendiera – Ahora regresa al salón que yo me
encargaré de buscarlo ¿Entendido?
- Pero yo puedo ayudarte, ya sabes dos cabezas piensan más que
una, enserio – pidió el niño.
- No, vuelve a salón.
- Vamos sensei… – insistió el Uzumaki.
- Naruto al salón, es una orden – y
ese grito, hizo al rubio obedecer sin rechistar.
Iruka
Umino recorrió el bosque que estaba cerca de la Academia, metiéndose lo más
adentro que pudo hasta que dio con el chiquillo, quien lucía bastante agitado,
debido a haber realizado un movimiento bastante complicado, el sensei tuvo que
admitir que el pequeño era enfocado en su mejoramiento, pero en ese momento, el
tema era otro, así que respiró varias veces para intentar calmarse, antes de
tratar con él, ya que no quería perder los estribos, pero a pesar de los
ejercicios de respiración que decidió continuar haciendo, el enfado no se le
pasaba del todo. Sasuke había sido muy irresponsable y no lo dejaría salir
ileso, está vez no, ya estaba bueno tanta falta de respeto a sus superiores y
todavía poner su vida en riesgo, que este tema del virus no era algo simple o
sin sentido.
- ¡Sasuke! – Lo llamó parado a dos
metros de distancia de él, que ya se había recuperado.
- Hmp – Fue la única respuesta que obtuvo del
muchachito.
- Sasuke, ven conmigo por favor – Le
pidió lo más amable que consideró a ver si cedía, ya lo conocía sabía lo
inestable que era emocionalmente, de manera que con hablarle a gritos no
conseguiría nada, pero aún con su
cortesía, el niño lo ignoró mientras caminaba alejándose. Reacción que no le
agradó para nada a Umino.
- ¡Sasuke Uchiha! – Gritó su nombre completo,
lo que significaba que estaba a punto de perder la poca paciencia que le
quedaba.
- ¡¿A qué viniste Iruka?! – Preguntó con un
tono insolente mientras se giraba, dispuesto a enfrentarlo o mejor dicho a
llevarle la contraría en todo lo que le iba a decir.
- Tenemos que regresar – Contestó con
brevedad el joven Umino obviando las maneras del Uchiha, lo importante era volver
con él a la Academia no ponerse a discutir, pero ese mocoso era demasiado
testarudo.
- ¿Tenemos? ¿Perdón? Tienes tú que regresar, yo aquí me quedo
– Lo
miró con altivez, ambas manos metidas en los bolsillos.
- Sasuke, esto no es juego, aquí no puedes estar, el Hokage dio estrictas órdenes y tenemos que cumplir, así que hazme el favor de acompañarme.
- Yo tampoco estoy jugando y ya te dije que aquí me quedo y puedes retirarte que ya he perdido mucho tiempo hablando contigo.
- Mira muy bien cómo me estás hablando jovencito – Lo
reprendió serio, Sasuke rodó los ojos e Iruka insistió una vez más, pero
aquello iba para largo, que niño tan intransigente pensó Iruka – Entiende, que es una orden de un superior.
- Me importa poco de quien sea la orden, entiéndelo de una vez, yo no voy contigo a ninguna parte y ya no me molestes.
- Sasuke corta ya esa actitud – Le
habló con un tono de voz intimidante, pero eso al último descendiente de los
Uchiha pareció no importarle.
- Ya te lo he repetido varias veces, ¡¿Acaso no puedes entender
algo tan simple o necesitas un dibujito?! Te lo haría, pero como diría Nara, me
da mucha flojera sinceramente – Y el joven maestro contó
hasta veinticinco, porque ganas no le faltaron de darle unos buenos azotes ahí
mismo para bajarle la altanería de la cual parecía hacer alarde – Que no voy a regresar a la Academia, no insistas,
no molestes, no fastidies, no estorbes ¿Algún otro sinónimo necesitas para que
te llegué el mensaje a ese cerebro tuyo? Que por cierto cada vez está más hueco
– Terminó el Uchiha cerrando los ojos en lo que botaba el aire,
Umino estaba que se lo llevaba quien lo trajo al mundo, estaba desconcertado
con el comportamiento tan grosero que estaba mostrando ese mocoso.
- Sasuke estás sobrepasando mi límite.
- ¿Cuál límite? ¿El de tus habilidades como entrenador? Hmp,
no me hagas reír, tú no tienes ninguna habilidad, tus clases son las más
estúpidas e inútiles que he podido recibir en mi vida, pretendes que yo vaya a
desperdiciar mi tiempo escuchándote como lo estoy haciendo ahora, créeme, no
quiero eso gracias, tengo mejores asuntos de los cuáles ocuparme y ahora sí,
adiós – Umino no aguantó más, era chocante la actitud
irrespetuosa de ese chico, desplegaba prepotencia por los poros, sabía que su
pasado lo había perjudicado en gran medida, pero tampoco tenía que portarse de
esa manera tan descarada, era su mejor estudiante en la mayoría de las
asignaturas, pero su reciente comportamiento lo perjudicaba en gran medida por
lo que de alguna forma tenía que hacerlo entrar en razón.
El
pequeño Uchiha caminó nuevamente con el fin de distanciarse más, pero en dos
zancadas Iruka lo cogió del brazo tomándolo por sorpresa.
- ¡Oye! ¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame! – decía
alterado el niño jalándose desesperado por liberarse del agarre de su
entrenador.
- Guarda silencio, ya tuve suficiente de tus insolencias, voy
a darte una buena lección – Le dijo Iruka que como el
experto ninja que era lo manejo bien y en un solo movimiento ya lo tenía bajo
el brazo como quien carga un bulto.
- ¡Qué lección, ni que mierdas, bájame dé una vez pedazo de
idiota! – gritaba Sasuke pataleando con un Umino decidido a no
prestarle atención pues estaba más ocupado en buscar algún tronco cortado en
donde sentarse para poder iniciar con el castigo, hasta que lo encontró y procedió
con lo que tenía en mente.
- PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – Sin
darle tiempo a procesar nada, azotó con la mano abierta el centro de las nalgas
del muchachito a quien se le subieron los colores a la cara al sentirse
indefenso y en tan penosa posición.
- ¡Quítame, tus malditas manos de encima, imbécil! – volvió alzar la voz
moviéndose como culebrilla en el regazo de su entrenador que aplicó otra tanda
de severas nalgadas ahora en ambos cachetes.
- PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – cuando
contó la última palmada, lo levantó esperando que el mocoso hubiera
recapacitado y regresaran con tranquilidad a la clase, pero no fue ni cerquita
lo que sucedió.
- Espero no tener que volver a castigarte de esta manera, te apreció mucho, y sé que hay muchas cosas que…
- ¡Púdrete estúpido de mierda! – Interrumpió
Sasuke, soltándose bruscamente del abrazo de Iruka para después empujarlo, el
maestro trastabillo, pero no perdió del todo el equilibrio.
- Parece que no has aprendido bien tu lección y como no
aprendes tendré que volver a enseñarte – Habiendo dicho eso,
volvió a forcejear con él para reanudar la reprimenda, pero el Uchiha era
empecinado y a pesar de su edad y tamaño tenía bastante fuerza.
- Déjame en paz, tú no tienes ningún derecho a pegarme, no
eres nadie – El Uchiha peleaba con su vida entera para
salvar su dignidad colorado de vergüenza y rabia, pateando en todas las
direcciones a ver sí atinaba y conseguía lastimar a Umino, pero todo era en vano,
Iruka era un experto en controlar mocosos violentos como él, y aunque Sasuke
jamás quisiera reconocerlo, muy en el fondo tenía miedo a lo que le esperaba.
La última vez que recibió una paliza así, de parte de su padre, tenía seis
años, ahora con doce años se consideraba muy grande para ese castigo tan
humillante y estaba dispuesto a no ponerle las cosas fáciles al imbécil de
Iruka.
- Claro que tengo todo el derecho porque en estos momentos
estás bajo mi responsabilidad, además te guste o no soy tu sensei y me preocupo
por ti, así que quieras o no vas a recibir unos buenos azotes para que aprendas
a ser más responsable con tu salud, a obedecer y a respetar a tus mayores,
pequeño incorregible – Iruka tuvo que bregar mucho está vez,
pero consiguió ganarle la batalla y el niño se encontraba otra vez mirando el
suelo. Umino no tuvo problemas en bajarle los pantalones junto con los
calzoncillos hasta medio muslo.
- ¡Ni una mierda! Tu no me vas a pegar así, sí te atreves a
hacerlo te mato, maldito bastardo – Se alteró más de lo que
estaba en un principio ruborizándose mucho más que las anteriores ocasiones,
pero seguro no tanto como le quedaría el culo cuando Iruka terminará con él.
Sasuke
luchó por salvaguardar su dignidad, metiendo las manos para poner la ropa en su
sitio, pero Umino se las apresó a la espalda y retomó la zurra.
- PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – Las primeras se las marcó con severidad considerable en el final del culo, Sasuke tembló en su sitio mordiéndose el labio inferior para evitar gritar, que fuerza tenía Iruka, pensó arrepintiéndose de haberlo subestimado – PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS…
- ¡Maldita sea Iruka, ya déjame! – Y un chillido se le escapo sin quererlo, la pesada mano de Umino lo estaba calentando de lo lindo.
- Cuida tu lenguaje PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – y la siguiente tanda se la dio en el cachete derecho haciendo que el mocoso se retorciera sudoroso – PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – aquellos azotes estamparon el izquierdo con la misma intensidad que los anteriores y los ojos del pequeño se estaban tornando húmedos, pero orgulloso como era no dejaría caer una sola lágrima, no iba a darle gusto al idiota que tenía por profesor, así que se aguantó con dificultad, pero lo consiguió y en el momento que Iruka paró para estirar sus manos y dejar que se recuperara, el jovencito intento hacer posiciones de manos con el propósito de cortar el escarmiento.
- Katon: Gōkak… – Pero Iruka fue más rápido interrumpiendo sus intentos.
- Ni lo intentes PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – advirtió en lo que seguía cocinándole el trasero un rato más hasta que el chico finalmente rompió en llanto, suplicando y pidiendo disculpas, arrepentido sinceramente con las nalgas bien coloradas y todo el cabello encima de la cara.
- YAAAHHHHHHHHH por, por fa… favor, voy, voy, voy a cui… cuidar… cuidarme, voy, voy… obedecer… voy a obedecer, se, se, lo prometo, Iruka-sensei, lo juró, pero… pero no, no más, voy, voy, voy a respetar… respetarlo a us… a usted y a mis, mis, superior… superiores – Lloraba con ganas, los lagrimones le recorrían desde el rabillo del ojo hasta la comisura de los labios.
- Eso espero porque no quiero tener que repetir este castigo – Dijo, ya había terminado hace un rato, pero el niño seguía llorando sin cesar. Umino se sintió un poco mal por haberlo hecho llorar, pero bueno no tuvo más opciones – Ya paso pequeño, todo está perdonado ahora – Añadió acariciando sus cabellos desordenados junto con su espalda cuando el niño se calmó, se puso rápidamente de pie y acomodo sus ropas de la misma manera aun con la cara enrojecida.
- Lo siento sensei – Dijo todavía sollozando y avergonzado con la mirada fija en el suelo mientras una mano se le iba tímidamente a la retaguardia.
- Tranquilo – Pronunció Umino cogiéndole del mentón para que lo mirara – Te he dicho que todo está perdonado, no tienes por qué sentirte mal – se sacó un pañuelo de uno de los bolsillos de sus pantalones y se lo dio.
- Gracias – Fue lo último que dijo en lo que se limpiaba la cara con la mano libre, y así ambos partieron juntos de regreso a la Academia.
Cuando
llegaron al salón de clases, Sasuke tuvo que aguantarse alrededor de una hora y media sentado en su
asiento. ¡Vaya tortura!, pensaba el muchachito mientras Naruto con curiosidad
de saber por qué Iruka lo había castigado para tal vez comparar, sí había sido
igual de severo como lo era con él, nunca se le pasó por la cabeza que algo así
llegará a pasar, pero tampoco era como sí Sasuke no lo mereciera, ese niño era
un alzado con letras mayúsculas y lo que más le molestaba al rubio era que
nadie lo ponía en su sitio, pero sí Naruto decía a, siempre era a él al que
Iruka-sensei castigaba de esa manera, y no eran tres nalgaditas, no señor, eran
verdaderas azotainas, incluso recordó una buena calentadita que le dio con la
regla de madera, después que se terminaron las clases, solo por una simple
bromita, como sí meterse en el baño de las niñas y ver por qué se van todas al
mismo tiempo a hacer sus necesidades fuera algo tan malo, que era simple
curiosidad, pero Iruka-sensei todo lo malinterpretaba y no le pasaba una,
seguía pensando Naruto, sin embargo, a pesar de los acontecimientos que le
había tocado vivir en todos los años que llevaba estudiando en la Academia y
aunque el teme le caía mal, no podía dejar de sentir un poco de empatía por él,
solo quien había recibido un castigo de esa índole, conocía que no era algo
fácil de asimilar, mucho menos para un chico tan orgulloso como Sasuke y claro
que era lo que el rubio suponía le había pasado al Uchiha, vamos que era más
que evidente, el Uzumaki lo sabía perfectamente, no es normal que te estés
moviendo a cada rato en tu puesto y por la manera como llegó caminando, además
del semblante que mostraba el chico; se notaba a leguas que había llorado
mucho, estaba más que claro que había recibido una buena tunda de manos de
Iruka-sensei, pero como siempre Naruto simplemente era Naruto y tenía que
asegurarse de las cosas, de modo que cuando Umino fue al baño, el rubio
escandaloso hizo un intento por
levantarse de su puesto y preguntar al Uchiha ¿Qué paso? ¿Por qué llegaba así?
y muchas otras interrogantes que lo tenían más que curioso, al final no pudo conseguir nada, ya que un
montón de insectos lo detuvieron, volteó a mirar con molestia en dirección a
Shino Aburame quien mirándolo fijamente a través de sus oscuros lentes le
advirtió que fuera prudente.
Vaya menos mal que su sensei le puso un alto, creo un pocp mas de mano dura era lo que siempre le faltó a ese niño en la serie. Muy lindo cap.. Me encantó
ResponderEliminarCathBluered
Gracias Cat, y totalmente de acuerdo sí que mereció ser castigado así en la serie, y en cada capítulo. Me alegro que te haya gustado.
EliminarPero si está muy chico para ya vivir solo!!
ResponderEliminarQue irrespetuoso estaba que bueno que lo castigaron porque se lo merecía!!
Estuvieron buenos los dos capis amiga!!
Bueno él perdió a sus padres como a los 6 o 7 no recuerdo bien, su hermano mayor mató a toda la familia por eso el odio que le tiene y creo que el tercer Hokage que es el de mayor rango en la aldea como decir el presidente de un país, está medio pendiente (Al menos eso nos hacen creer, pero yo no vi así, pendiente del Uchiha es Kakashi y de Naruto es Iruka son como los tutores o padres adoptivos desde mi punto de vista jaja) de él y de Naruto, quienes son los únicos huérfanos en la serie del grupo de los que estudiaron en la academia de Ninjas y sí Sasuke es muy irrespetuoso, altanero, odioso en parte, de hecho siempre pensé qué se merecía un tratamiento como este en cada capi de la serie. No pasó, pero gracias a Dios que existen los sitios como este para publicar historias alternas He is such a brat!!! Me alegro que te haya gustado.
Eliminarmuy buen capitulo los dos te quedaron geniales
ResponderEliminarQue rico que te haya gustado, me encanta escribir de personajes de Naruto.
EliminarEste tipo de tratamiento es lo que se merece ese mocoso engreído en cada capítulo.
ResponderEliminar