Covid – 19
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 4 de Mayo del 2020.
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Pero no fui… ¡ella vino!
Pero no fui… ¡ella vino!
Autora: Marambra
Joseph estaba
agotado, llevaba varios días sin dormir adecuadamente, estresado por el trabajo
que se le había doblado desde hace un mes más o menos debido al gran ausentismo
laboral de la empresa en la que trabajaba por culpa de la pandemia; el país era
un caos y estaba pasando su peor momento desde que el famoso virus pisara territorio
nacional y sembrara el pánico y la paranoia en la población, incluido él mismo,
quien aquella mañana para desgracia suya tenía que si o si hacerse presente en
su oficina y coordinar con el resto de los jefes y la cúpula de la empresa, ciban
a delegar las nuevas tareas a seguir
priorizando la urgencia de las mismas y la posibilidad de ejecutar por
lo menos a medias el funcionamiento de la fábrica, y aunque lo mejor era hacer
todo por video llamada como venían haciendo hasta ese momento, habían cosas que
no podían ser virtuales y como muchos de sus colegas tuvo no más que asistir a
esa reunión.
Pero
su mayor problema no era cruzar casi media ciudad para llegar al trabajo, su
empresa había logrado unos pases vehiculares especiales para sus trabajadores
en caso de necesitar, tampoco era estar expuesto a un montón de gente
posiblemente portadores de la enfermedad, total había conseguido un traje de
seguridad que lo cubría de pies a cabeza como un astronauta que le brindaba
cierto grado de garantías si lo usaba adecuadamente, su mayor preocupación era
Bernardo, el más pícaro de sus mellizos que para desgracia suya este día en
concreto debía estar a su entero cuidado.
Su
esposa Nora que había viajado a otra ciudad junto con su hijo Samuel para la
cirugía de su abuela, y no pudieron volver porque había empezado la cuarentena,
de eso hace ya un mes; mientras que él se quedó con Claudio y con Bernardo en
casa y hasta donde pudo supo sobrellevar este conflicto alternando entre las
labores de la casa enteramente con su trabajo de oficina desde su hogar de
manera virtual, obviamente Claudio fue de gran ayuda distrayendo y controlando
a Bernardo al que este encierro realmente estaba pegándole duro y claro él como
padre poniéndose en los zapatos del muchacho hizo un gran esfuerzo de controlar
su a veces mal genio, pensando siempre que si era abrumador para él tener que
estar 24 horas encerrado en su casa dando vuelvas como un hámster de un cuarto
a otro sin poder asomar la nariz a la calle de no ser estrictamente necesario,
pues para su hiperactivo adolescente tenía que ser un calvario porque él no
podía salir ni a donde lo que ocasiono que poco a poco estuviera insoportable
sin que Joseph o Claudio pudieran hacer algo para evitarlo y si a eso se sumaba
que él como padre estresado le andaba riñendo de todo y nada porque no lo
dejaba concentrarse en su trabajo, pues la situación casi se le sale de las
manos de no ser por Claudio, quien decidió jugar el papel de mediador y
pacifista por la salud mental de todos y funciono cuando todos se comprometieron
a cumplir ciertas tareas y respetar horas de trabajo o estudio y obviamente de
recreo y distracción.
Demás
está decir también que aun cuando Bernardo hacía cosas que pese a su buena
voluntad se merecían en ocasiones un tirón de orejas no pudo hacerlo porque
Claudio había negociado “la ley de amnistía covid – 19” que dejaba un sumario
donde el delito cometido de repetirse más de 3 veces al final de todo el
problema iba a ser planteado y negociado el castigo; pero lo que hizo hoy no
tenía nombre y Joseph amnistía de por medio o no, iba a romper su promesa y de
paso el culo de hijo a cinturonazo limpio.
- ¿Bernardo?...
Joseph
noche antes ingreso al dormitorio del muchacho antes de poder irse a dormir, él
y Claudio habían discutido minutos antes sobre lo que era inevitable, por
desgracia ambos tenían que dejar solo a Bernardo porque Claudio tenía que ir si
o si a casa de uno de sus compañeros de aula de la universidad para hacer un
trabajo de investigación que desgraciadamente no podía hacerlo solo, le había
costado un mundo convencer a su padre de aquello y otro que lo deje quedarse en
casa de su amigo por 24 horas para poder terminar de un solo tirón la famosa
tarea; pero Joseph acepto solo con la condición de vestir todo el tiempo ese
horrible traje tipo astronauta y de que él lo llevaría y lo recogería de la
casa de su amigo, previa investigación claro sobre la situación actual del
amigo de su hijo y para eso tuvo que hablar con los padres del muchacho y pasar
por un filtro de preguntas incomodas sobre donde trabajaban, en que barrio
estaban y algunos otros detalles que le dieran la mínima idea de
irresponsabilidad, lo que avergonzó enormemente a Claudio, menos mal Claudio
entendió que la actitud de su padre se debía a toda aquella situación paranoica
que el país vivía, sino se hubiera enfadado enormemente con él.
Pero
al final le había dado permiso cuando supo quién era el padre de su amigo, que
resulto siendo nada menos que uno de sus mejores colaboradores y amigos de
trabajo, prácticamente su mano derecha a quien tenía una incalculable estima,
porque el hombre era la verdad y rectitud andante, y si confiaba en él con las
manos puestas al fuego en el trabajo decidió confiar a su hijo por un día; pero
quedaba un detalle que era mucho más preocupante que permitir salir a Claudio a
hacer la tarea de la universidad y era
el tener que dejar a Bernardo solo en casa por esa emergencia laboral por más
de 4 horas que era el tiempo que calculaba le iba tomar desde dejar a Claudio a
casa de su amigo, moverse de ahí al trabajo, asistir a la reunión y regresar a
casa, pero no le quedaba otra.
- ¿Bernardo?, despierta hijo – lo
sacudió un poco para no asustarlo, desde que empezara la cuarentena Bernardo
empezó a dormir temprano de aburrimiento
- ¿Papi? – murmuro frotándose los
ojos un poco desorientado creyendo que ya había amanecido – ya
me levanto y me ducho rápido
- Tranquilo hijo, todavía es de noche – le
sonrió besando su cabeza con amor
- ¿Le paso algo a mamá? – pregunto con un
puchero en la boca, de pronto muy asustado parándose de golpe de la cama
- No… No hijo, no es eso – lo atajo su padre
cogiéndole suavemente de la mano – ¡cálmate!,
solo necesito pedirte un favor y quiero que me escuches atentamente pero sobre
todo te comportes a la altura – respondió todo serio y Bernardo
termino de sentarse más erguido
- ¿Paso algo malo papá?
- No, no pasó nada malo Bernardo, tranquilízate
- ¿Entonces?
- Mira, mañana tu hermano tiene que ir a casa de un compañero de
la universidad porque debe hacer un trabajo de investigación – ¡maldito
chichudo! pensó Bernardo con algo de envidia, ¡diablos! ¿cómo no le daban a él
tareas de investigación?, se preguntó para rápidamente contestarse, ¡joder!
debo estar realmente loco para rogar en silencio por una tarea, pero cualquier
cosa por salir – me estas oyendo? – interrumpió
su padre el hijo de sus pensamientos, reconociendo su mirada soñadora
- Lo siento, es que aún tengo sueño
- Bueno voy al grano entonces hijo – contesto
Joseph – te decía mañana tu hermano debe ir a
casa de un compañero de la universidad, lo voy a llevar y recoger yo – le
comunico sin entrar en más detalles – después de
llevarlo yo iré a mi oficina y me quedare hasta el medido día, tengo una
reunión de emergencia
- Pero entonces ¿quién me va a cuidar? – ¡diablos!,
¿que le estaba pasando?, ¿acaso estaba pidiendo una niñera?, que idiota
- Tu mismo hijo – eso si lo sorprendió
- ¿Cómo?
- Es que no tengo quien te cuide y de verdad no me veo golpeando
la puerta de ningún vecino para dejarse en casa de un ajeno – y
él tampoco quería eso se dijo a si mismo Bernardo y se concentró en las
palabras de su padre – no puedo llevarte con los abuelos o los
tíos, porque no tengo tiempo, así que no me queda otra que confiar en ti y que
te quedaras en casa media mañana sin incendiarla – agrego medio
en broma medio en serio, pensando de pronto en todas las cosas que podrían salir
mal con Bernardo el frente
- ¡Papá! eso no es justo
- No es broma hijo, esta es una situación de emergencia y necesito
tener la tranquilidad de que te quedaras en casa media mañana SIN salir del
departamento –aquello sonó a queja y acusación pensó
Bernardo algo indignado y cambio de semblante, menos mal su padre se dio cuenta
a tiempo y cambio el tono de su voz en uno más conciliador –
por favor, es por tu seguridad y la de toda la familia Bernardo, lo último lo
que quiero es que desobedezcas y te enfermes y termines en un hospital donde no
pueda ni ir a visitarte – suplico y Bernardo se abrazo a su
cuello entendiendo el miedo que sentía su papá, él también tenía miedo
reconoció, las noticias no eran muy alentadoras para nadie
- Está bien papá, me quedare en casa y no saldré a ninguna parte, te lo prometo
- Gracias hijo, de veras te lo agradezco, ya cuando todo pase
iremos a donde tú quieras – Joseph lo abrazo con gran
amor en su corazón sintiendo tranquilidad porque sabía que aquella promesa era
sincera – ahora a dormir, y si mañana te duermes
más de la hora y te pierdes las clases no hay problema, enviare un
justificativo a tu maestra
- ¿En serio? – Bernardo dibujo una
sonrisa de oreja a oreja
- Sí, pero solo por esta vez…
Joseph
sinceramente prefería que su hijo se duerma hasta bien entrada la mañana, así
no se le tentaba el corazón con una loca travesura viéndose solo y pensando en
eso, mientras Bernardo se acomodaba en la cama, él apago el despertador de su
niño por primera vez en su vida y con esa tranquilidad en el corazón se fue a
acostar porque a día siguiente tenía mucho que hacer.
Y
así fue, Claudio y él despertaron bastante temprano y tras desayunar
rápidamente se fueron al garaje, pero antes de eso Joseph entro de puntillas al
dormitorio de Bernardo para darle un beso antes de salir, dejándole una nota
escrita sobre la cama que decía: “te amo cachorro, no te saltes el desayuno, por
si acaso te da hambre y no llego a tiempo para el almuerzo hay lazaña en la
heladera y por favor NO SALGAS, procurare estar contigo para el almuerzo, sino
estaré a las dos de la tarde máximo… Besos de papá”.
Bernardo
se despertó sobre las ocho de la mañana, bastante descansado pero aun así se
quedó en la cama plañendo su mañana, primero iba a desayunar mirando la tele EN
su cama, luego entraría en línea y se perdería en el laberinto de juegos que le
ofrecía la red aun EN su cama y luego se bañaría al medio y limpiaría un poco
su cuarto y esperaría a su papá mirando la tele pero esta vez en el sofá. No
vaya a ser que papá regrese y lo regañe por meter comida a su dormitorio, pero
todas esas absurdas intenciones se fueron al tacho cuando su móvil empezó a
tocar insistentemente, era Drusila, su hermosa novia que justo dos meses antes
de la cuarentena fue a vivir al mismo barrio y para alegría de ambos dos
edificios más allá del suyo y entre charla y charla se enteraron que ambos
estaba solos.
- ¿Y porque no vienes a mi casa?, total estarás solo hasta la hora del almuerzo
- No puedo mi ratoncita hermosa, se lo prometí a mi papá – realmente
estaba haciendo un esfuerzo por no caer en la tentación, no quería meterse en
problemas con su padre ni arruinar su relación con su hermosa chica – él no quiere que salga de la casa y le di mi palabra y
tú sabes que soy un hombre de honor – agrego todo serio creyendo
realmente aquella aseveración
- ¿Entonces no quieres que nos veamos? – murmuro
ella con la voz lastimosa
- SI quiero verte mi reina, mi amor, mi cielo, si es lo que más
quiero, sin tu belleza soy un ciego que anda a oscuras – y
se fue deshaciendo en mimos que una vez había prometido nunca decir a nadie
porque eran demasiado melosos, pero ahí iba descargando todo su arsenal
romántico – pero entiende a tu pobrecito amor, no
puedo salir – volvió a responder todo abnegado y resignado, pero
eso le dio a la brillante Drusila una genial idea
- ¿Y si yo voy? – pregunto con total
convencimiento, ella no tenía prohibido salir tan drásticamente como su novio,
total ahora mismo por cuestiones laborales de sus padres, ella estaba viviendo
con su abuela en el nuevo departamento y la anciana creía ciegamente que el
riesgo era solo para los de la tercera edad y no para su nieta que tenía la
salud rebosante
- ¿En serio vendrías? – de pronto el
interés de Bernardo despertó sus instintos
- Claro, yo no tengo prohibido salir
- ¡Genial! – grito Bernardo dejando a
un lado su desayuno pensando en que debía bañarse ya no más
- Entonces dalo por hecho, estaré en cinco minutos…
Y
colgó de inmediato para salir como una maratonista olímpica tras gritarle a su
abuela que regresaría para el almuerzo, que tenía un asunto que atender,
mientras Bernardo nervioso entraba a la ducha con la duda en el corazón,
¿estaba bien hacer esto? se preguntó para rápidamente contestarse: Si está
bien, papá dijo NO salir, nunca dijo nada sobre recibir visitas y con eso
resuelto y más tranquilo se bañó lo más rápido posible para recibir a su amada.
Y
no tardo mucho tiempo en que ambos adolescentes estaban ahí juntos acurrucados
sobre el sofá comiéndose a besos y empezando a toquetearse más íntimamente explorándose
entre sí por primera vez, hasta ahora no habían salido de algunos pocos besos
- Vamos a tu cuarto – propuso Drusila, jalando a
Bernardo de la chaqueta para que se incorpore del sofá a donde se habían ido a
tumbar, Bernardo empezó a entusiasmarse y rápidamente recordó que su dormitorio
parecía un campo minado con toda la ropa que había tirado de un lado a otro y no
tuvo tiempo de guardar, así que decidió usar el dormitorio principal
- Vamos – contesto alegre sin dejar de morder el
labio inferior de su chica
Y
la llevo derechito al cuarto de sus padres que como sospecho, estaba tan pulcro
como le gustaba a mamá y no se molestó siquiera en cerrar la puerta, además
para qué si su padre llegaría mucho más tarde, así que apenas cruzo el umbral
se tiró de espaldas sobre las suaves almohadas de pluma de la enorme cama King
perfectamente tendida, deslizando las manos hambrientas debajo de la masculina
camisa que vestía su chica, apretando con avaricia los pequeños pechos
calientes al tacto que se le ofrecían por primera vez, mientras ella empezaba
bajar torpemente la cremallera del jeans, con el afán de tocar el fruto
prohibido hasta que lo logro entregándose ambos a la pasión adolescente que
básicamente era seguir besándose en medio de una manoseo torpe e inexperto, olvidándose
de todo lo demás.
Y
estaban tan inmersos uno sobre el otro tocándose debajo de la ropa, besándose
con tanto amor y torpeza que ninguno oyó abrirse la puerta principal ni el
llamado de Joseph a Bernardo hasta que fue demasiado tarde…
- ¿Bernardo? – pregunto
papá apenas ingreso al departamento cuando no lo vio ni oyó en el salón o la
cocina, frunciendo el ceño y mirando el reloj, eran las 10 de la mañana y
considero que para ese momento Bernardo debería estar despierto o por lo menos
despertando, así que iba a ingresar al dormitorio de su hijo cuando unos
gemidos le llamaron la atención de inmediato
Se
quedó quieto y agudizo el oído, dándose cuenta que no era un solo gemido sino
dos y lo primero que pensó fue que Bernardo estaba viendo alguna película
pornográfica en el dormitorio de su primogenito y empezó a caminar en puntilla
hacia la alcoba de su hijo mayor pero no
encontró nada más que el pijama de Claudio fuera de lugar, así que se dirigió a
su dormitorio donde era el último lugar donde el mocoso podría ver ese tipo de
películas y no tanto porque él tuviera esas cosas en su alcoba, sino porque
dejo la laptop olvidada sin cerrar el bloqueo para páginas de ese tipo, ¡ah!
pero, la paliza que le daría al pequeño bribón para que aprenda a hacer algo más
productivo, pensando también que parte de la culpa la tenía él por dejar que se
salte las clases esa mañana, debió haberlo hecho despertar y cerciorarse de que
cumpla con sus obligaciones escolares.
Sin
embargo nada le preparo para lo que encontró que no era una peli porno, ahí en
medio de su cama estaba nada menos que su hijo tirado sobre sus almohadas
gimiendo con todo el entusiasmo del mundo a dúo con… ¿otro chico?, se preguntó
en medio del shock, tanto así que parpadeo varias veces hasta darse cuenta que
era una niña más o menos de la misma edad que Bernardo, no había reconocido a
Drusila sino era porque Bernardo murmuro nombre, es que la muchacha se había
cortado el pelo mucho más corto que Bernardo y no tenía una muy frágil figura
que digamos, por lo menos no uno que adivinar debajo de esa ropa unisex tirando
a masculino, pero una vez superado el impacto inicial un segundo temor le
golpeo el estómago, Bernardo no solo
estaba acariciando la espalda y las nalgas de aquella chica debajo de la ropa
sino dándose besos sin siquiera pensar que se podría enfermar.
- ¡BERNARDO! – grito
y el romántico Bernardo empujo a Drusila a un lado con tanta fuerza que la hizo
caer de la cama en un afán por esconderla, algo que nadie creería y menos
Drusila, más bien parecía que quería deshacerse como sea del cuerpo del delito
- ¡PAPÁ! – contestó
parándose como un rayo queriendo abrocharse el pantalón que su amada había
conseguido desabotonar media hora antes – ¿qué… que estás haciendo en casa? – tuvo la
osadía de preguntar cuando se fijó la hora en el reloj del velador, mirando de
soslayo al suelo mientras Drusila muerta de vergüenza se acomodaba la ropa aun
agachada antes de meterse bajo la cama desde donde podía ver los pies de Joseph
y tener la opción de escapar sin que él tenga oportunidad de detenerla, pero no
era ella la que tenía que preocuparse por Joseph sino Bernardito
- ¡¿Qué que estoy haciendo
en casa?!... – repitió Joseph incrédulo de la osadía del
mocoso empezando a ponerse rojo de furia
– me estas
preguntando ¿que estoy haciendo en casa?... ¡QUÉ CARAJOS ESTAS HACIENDO TU MÁS
BIEN – Joseph le bloqueo el paso mientras se quitaba el cinturón del
pantalón
- NAAADA, NO ESTOY
HACIENDO NAAAADA – grito su hijo en franco pánico, su padre le
iba a dar una paliza delante de su chica, antes prefería morir y se tiro sobre
la cama de su padre queriendo saltar al otro lado y escapar, mientras Drusila
que había logrado zafarse de su escondite salía corriendo de aquella alcoba sin
mirar atrás, lo que enojo peor a Joseph
- ¿CÓMO QUE NADA? Plaf plaf plaf – y
atrapo un pie del chico en el aire antes de que salte, cayendo de lleno sobre
la cama de nuevo, soltándole aquellos tres palmetazos en el trasero medio
vestido, una gran ventaja para lo que tenía pensado hacer – ¡¿QUE TE DIJE ANOCHE?!... plaf plaf plaf ¿QUÉ TE HE
RECOMENDADO TANTO? – grito Joseph
jalando el pantalón a Bernardo desde atrás, aprovechando que el muchacho estaba
boca abajo, mientras Bernardo procuraba mantener
su ropa en su lugar a tiempo de responder a su padre
- QUE NO SALGA DE LA CASA
– chillo
cuando sintió el aire frio en piel y rápidamente colocó una mano sobre el
trasero desnudo, su padre acababa de bajarle la ropa y no solo eso sino que estaba jalandolo sobre sus rodillas,
por eso era imperioso convencer a su padre que obedeció sus órdenes – PERO NO ME
PEEEGUES, NO ME PEEEGUES… NO HE SALIDO PAPÁ, TE LO JUUURO, TE HICE CAAASO
- ¡CLARO! Y AHORA ME VAS A
DECIR PLAF PLAF
PLAF QUE ESA CHICA PLAF PLAF PLAF APARECIO POR ARTE DE MAGIA ¿VERDAD? – y
por fin pudo atrapar las manos de su hijo en la parte baja de su espalda,
mientras volvía a coger el cinturón que se había quitado hace un momento y dejo
sobre la almohada mientras atrapaba al pequeño fugitivo
- NO PERO, TU NUNCA
DIJISTE QUE NO PODÍA RECIBIR VISITAS – y
con eso sello su destino, y Joseph decidido que primero asaba el trasero de su
hijo y luego se encargaría del resto, básicamente hacerle entender lo que
significa evitar el contacto social
- ZAAAS, ZAS zaass zaaas, zas
ZAASS ZAAAS, ZAS ZAASS ZAAAS, ZAS zaass zaaas, ZAS – y
catorce cintazos visitaron su culito haciendo que grite como un descocido
- AAGGG PAAAPAAA – grito
apretando las nalgas y queriendo soltar sus manos en medio de grandes patadas
en el aire, detalle que papá resolvió atrapando sus piernas debajo de la suya
- QUIETO AHÍ – advirtió
antes de soltar catorce más, el doble de su edad, nunca le había pegado tan
fuerte antes, pero lo que acababa de hacer merecía una buena reprimenda – zas ZAASS ZAAAS, ZAS ZAASS ZAAAS, ZAS zaass zaaas, ZAS ZAAAS, ZAS zaass
zaaas
- BUAAAAA AGGGG AGGG
Al
final lo soltó y lo ayudo a pararse, Bernardo era un desastre de mocos y
lágrimas mientras se frotaba el trasero llorando como si no pudiera terminar de
hacerlo, al final Joseph lo atrajo a su cuerpo y lo abrazo con amor meciéndolo
para que se calme, en cambio Bernardo hablo.
- Lo siiiennto, solo nos
estábamos besaaando y tocándonos un poquiiito, pero no hicimos nada maaalo, no
tenías que pegarme taaan fuerte – y Joseph tuvo que armarse
de paciencia
- Crees que te he pegado
porque estabas… ¿tocando un poquito? – prefirió usar las mismas
palabras de su hijo y Bernardo asintió sin mirarlo, estaba avergonzado, además
seguro Drusila oyó quizás no todo pero sin gran parte, o si no lo hizo tampoco
era difícil adivinar lo que sucedió, su padre no se sacó el cinturón solo por
amor al arte y menos despotricando – Bernardo, mírame – le ordeno levantando su
mentón – voy
a ser sincero contigo, no me gusto para nada lo que he visto, pero no estoy
enojado por eso, sino porque te estabas ¡besando! – y Bernardo aun
lo miraba como si no entendiera, y en el fondo era así, no entendía – hijo…
¡estamos en cuarentena!, estamos frente a una enfermedad muy peligrosa que no
tiene cura ni vacuna aun y de fácil contagio… ¡joder! si el solo respirar cerca
de otros es peligroso, ¿qué te hace pensar que un beso no te va a contagiar? – le
pregunto muy serio haciéndolo sentar a su lado una vez que Bernardo se pudo
subir el pantalón – y si eso pasara, ¿qué explicación le voy a dar a tu madre?, si te
enfermas ¿qué le voy a decir?, Nora, ¡Bernardo se enfermó porque no supe
cuidarlo, ¿sabes el miedo que tengo ahora mismo?, ¡vamos a tener que estar
encerrados en nuestros dormitorios tu y yo lejos de Claudio por 15 días mínimo!
– y aquella verdad de pronto le dio un escalofrió no solo a Bernardo
sino a Joseph mismo y Bernardo se puso a llorar aún más, abrazando a su padre
en busca de consuelo, la idea era aterradora
- Lo siento, lo siendo aggg aggg, perdóname papá, de verdad niff niff yo no lo sabía, la tele dice tener cuidado con los que tosen o estornudan, no dicen nada de los besos y ahora seguro nos hemos enfermaaado buaaaa
- Ya ya hijo, tranquilo afrontaremos las cosas juntos, como siempre
Declaro
frotando su espalda, con la voz medio quebrada, cagado de miedo, rezando
mentalmente porque nada les suceda, sobre todo al diablillo de su hogar.
El papá se pasó😒28 correazos fueron muchos y solo fue un besito jajaja
ResponderEliminarRayos 28 cinturonazos por besarse es demasiado pero me gustó la verdad jajajaja
ResponderEliminarSi ya lo sé me corroe la maldad 😈😈
Pero me gustan los personajes que no actúan tan infantiles y que los padres los castiguen como es!!
Así que disfruté mucho el capi!!!
No solo fue un besito, se estaban comiendo practicamente, como me encantan este tipo de escenas como lime o lemmon son genial, tu las describes muy bien con lujo de detalles, vaya paliza que le metieron y la novia ahí, en el inicio jajajaja bueno creo que sí hubiera sido la madre la que lo encuentra en esas de seguro su trasero pasa a mejor vida XDXDXD aunque 28 correazos y las nalgadas que le sonó al principio fueron rudas, pero me encanta haz vuelto a tu forma de escribir castigos fuertes con amor, pero fuertes. Eres de las mias jajajaja. Pero oye esa abuelita es una inconsciente que ni le importa que la nieta ande tan campante por ahí XDXD. Extrañaba tus escritos que bueno que volviste y no te preocupes aunque seamos pocos los escritores y lectores el blog siempre cobra vida.
ResponderEliminarTerry, Estrellita, Nicole...
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras palabras, ayuda y apoyo incondicional al blog, estoy tratando de volver al redil y este reto es un impulso y si, Nicole tienes razon, aunque seamos pocos lectores o escritores, el blog no cobra vida, la tuvo siempre y la amistad perdura.
Marambra