lunes, 4 de mayo de 2020

Covid - 19: Pero no fuí, ¡ella vino! (Bernardo); Autora Marambra

Covid – 19
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 4 de Mayo del 2020. 
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Pero no fui… ¡ella vino!
Autora: Marambra

Joseph estaba agotado, llevaba varios días sin dormir adecuadamente, estresado por el trabajo que se le había doblado desde hace un mes más o menos debido al gran ausentismo laboral de la empresa en la que trabajaba por culpa de la pandemia; el país era un caos y estaba pasando su peor momento desde que el famoso virus pisara territorio nacional y sembrara el pánico y la paranoia en la población, incluido él mismo, quien aquella mañana para desgracia suya tenía que si o si hacerse presente en su oficina y coordinar con el resto de los jefes y la cúpula de la empresa, ciban a delegar las nuevas tareas a seguir  priorizando la urgencia de las mismas y la posibilidad de ejecutar por lo menos a medias el funcionamiento de la fábrica, y aunque lo mejor era hacer todo por video llamada como venían haciendo hasta ese momento, habían cosas que no podían ser virtuales y como muchos de sus colegas tuvo no más que asistir a esa reunión.
Pero su mayor problema no era cruzar casi media ciudad para llegar al trabajo, su empresa había logrado unos pases vehiculares especiales para sus trabajadores en caso de necesitar, tampoco era estar expuesto a un montón de gente posiblemente portadores de la enfermedad, total había conseguido un traje de seguridad que lo cubría de pies a cabeza como un astronauta que le brindaba cierto grado de garantías si lo usaba adecuadamente, su mayor preocupación era Bernardo, el más pícaro de sus mellizos que para desgracia suya este día en concreto debía estar a su entero cuidado.
Su esposa Nora que había viajado a otra ciudad junto con su hijo Samuel para la cirugía de su abuela, y no pudieron volver porque había empezado la cuarentena, de eso hace ya un mes; mientras que él se quedó con Claudio y con Bernardo en casa y hasta donde pudo supo sobrellevar este conflicto alternando entre las labores de la casa enteramente con su trabajo de oficina desde su hogar de manera virtual, obviamente Claudio fue de gran ayuda distrayendo y controlando a Bernardo al que este encierro realmente estaba pegándole duro y claro él como padre poniéndose en los zapatos del muchacho hizo un gran esfuerzo de controlar su a veces mal genio, pensando siempre que si era abrumador para él tener que estar 24 horas encerrado en su casa dando vuelvas como un hámster de un cuarto a otro sin poder asomar la nariz a la calle de no ser estrictamente necesario, pues para su hiperactivo adolescente tenía que ser un calvario porque él no podía salir ni a donde lo que ocasiono que poco a poco estuviera insoportable sin que Joseph o Claudio pudieran hacer algo para evitarlo y si a eso se sumaba que él como padre estresado le andaba riñendo de todo y nada porque no lo dejaba concentrarse en su trabajo, pues la situación casi se le sale de las manos de no ser por Claudio, quien decidió jugar el papel de mediador y pacifista por la salud mental de todos y funciono cuando todos se comprometieron a cumplir ciertas tareas y respetar horas de trabajo o estudio y obviamente de recreo y distracción.
Demás está decir también que aun cuando Bernardo hacía cosas que pese a su buena voluntad se merecían en ocasiones un tirón de orejas no pudo hacerlo porque Claudio había negociado “la ley de amnistía covid – 19” que dejaba un sumario donde el delito cometido de repetirse más de 3 veces al final de todo el problema iba a ser planteado y negociado el castigo; pero lo que hizo hoy no tenía nombre y Joseph amnistía de por medio o no, iba a romper su promesa y de paso el culo de hijo a cinturonazo limpio.

  • ¿Bernardo?...

Joseph noche antes ingreso al dormitorio del muchacho antes de poder irse a dormir, él y Claudio habían discutido minutos antes sobre lo que era inevitable, por desgracia ambos tenían que dejar solo a Bernardo porque Claudio tenía que ir si o si a casa de uno de sus compañeros de aula de la universidad para hacer un trabajo de investigación que desgraciadamente no podía hacerlo solo, le había costado un mundo convencer a su padre de aquello y otro que lo deje quedarse en casa de su amigo por 24 horas para poder terminar de un solo tirón la famosa tarea; pero Joseph acepto solo con la condición de vestir todo el tiempo ese horrible traje tipo astronauta y de que él lo llevaría y lo recogería de la casa de su amigo, previa investigación claro sobre la situación actual del amigo de su hijo y para eso tuvo que hablar con los padres del muchacho y pasar por un filtro de preguntas incomodas sobre donde trabajaban, en que barrio estaban y algunos otros detalles que le dieran la mínima idea de irresponsabilidad, lo que avergonzó enormemente a Claudio, menos mal Claudio entendió que la actitud de su padre se debía a toda aquella situación paranoica que el país vivía, sino se hubiera enfadado enormemente con él.
Pero al final le había dado permiso cuando supo quién era el padre de su amigo, que resulto siendo nada menos que uno de sus mejores colaboradores y amigos de trabajo, prácticamente su mano derecha a quien tenía una incalculable estima, porque el hombre era la verdad y rectitud andante, y si confiaba en él con las manos puestas al fuego en el trabajo decidió confiar a su hijo por un día; pero quedaba un detalle que era mucho más preocupante que permitir salir a Claudio a hacer la tarea de la universidad  y era el tener que dejar a Bernardo solo en casa por esa emergencia laboral por más de 4 horas que era el tiempo que calculaba le iba tomar desde dejar a Claudio a casa de su amigo, moverse de ahí al trabajo, asistir a la reunión y regresar a casa, pero no le quedaba otra.

  • ¿Bernardo?, despierta hijo – lo sacudió un poco para no asustarlo, desde que empezara la cuarentena Bernardo empezó a dormir temprano de aburrimiento
  • ¿Papi? – murmuro frotándose los ojos un poco desorientado creyendo que ya había amanecido – ya me levanto y me ducho rápido
  • Tranquilo hijo, todavía es de noche – le sonrió besando su cabeza con amor 
  • ¿Le paso algo a mamá? – pregunto con un puchero en la boca, de pronto muy asustado parándose de golpe de la cama
  • No… No hijo, no es eso – lo atajo su padre cogiéndole suavemente de la mano – ¡cálmate!, solo necesito pedirte un favor y quiero que me escuches atentamente pero sobre todo te comportes a la altura – respondió todo serio y Bernardo termino de sentarse más erguido
  • ¿Paso algo malo papá?
  • No, no pasó nada malo Bernardo, tranquilízate
  • ¿Entonces?
  • Mira, mañana tu hermano tiene que ir a casa de un compañero de la universidad porque debe hacer un trabajo de investigación – ¡maldito chichudo! pensó Bernardo con algo de envidia, ¡diablos! ¿cómo no le daban a él tareas de investigación?, se preguntó para rápidamente contestarse, ¡joder! debo estar realmente loco para rogar en silencio por una tarea, pero cualquier cosa por salir – me estas oyendo? – interrumpió su padre el hijo de sus pensamientos, reconociendo su mirada soñadora
  • Lo siento, es que aún tengo sueño
  • Bueno voy al grano entonces hijo – contesto Joseph – te decía mañana tu hermano debe ir a casa de un compañero de la universidad, lo voy a llevar y recoger yo – le comunico sin entrar en más detalles – después de llevarlo yo iré a mi oficina y me quedare hasta el medido día, tengo una reunión de emergencia
  • Pero entonces ¿quién me va a cuidar? – ¡diablos!, ¿que le estaba pasando?, ¿acaso estaba pidiendo una niñera?, que idiota
  • Tu mismo hijo – eso si lo sorprendió
  • ¿Cómo?
  • Es que no tengo quien te cuide y de verdad no me veo golpeando la puerta de ningún vecino para dejarse en casa de un ajeno – y él tampoco quería eso se dijo a si mismo Bernardo y se concentró en las palabras de su padre – no puedo llevarte con los abuelos o los tíos, porque no tengo tiempo, así que no me queda otra que confiar en ti y que te quedaras en casa media mañana sin incendiarla – agrego medio en broma medio en serio, pensando de pronto en todas las cosas que podrían salir mal con Bernardo el frente
  • ¡Papá! eso no es justo
  • No es broma hijo, esta es una situación de emergencia y necesito tener la tranquilidad de que te quedaras en casa media mañana SIN salir del departamento –aquello sonó a queja y acusación pensó Bernardo algo indignado y cambio de semblante, menos mal su padre se dio cuenta a tiempo y cambio el tono de su voz en uno más conciliador – por favor, es por tu seguridad y la de toda la familia Bernardo, lo último lo que quiero es que desobedezcas y te enfermes y termines en un hospital donde no pueda ni ir a visitarte – suplico y Bernardo se abrazo a su cuello entendiendo el miedo que sentía su papá, él también tenía miedo reconoció, las noticias no eran muy alentadoras para nadie
  • Está bien papá, me quedare en casa y no saldré a ninguna parte, te lo prometo
  • Gracias hijo, de veras te lo agradezco, ya cuando todo pase iremos a donde tú quieras – Joseph lo abrazo con gran amor en su corazón sintiendo tranquilidad porque sabía que aquella promesa era sincera – ahora a dormir, y si mañana te duermes más de la hora y te pierdes las clases no hay problema, enviare un justificativo a tu maestra
  • ¿En serio? – Bernardo dibujo una sonrisa de oreja a oreja
  • Sí, pero solo por esta vez…

Joseph sinceramente prefería que su hijo se duerma hasta bien entrada la mañana, así no se le tentaba el corazón con una loca travesura viéndose solo y pensando en eso, mientras Bernardo se acomodaba en la cama, él apago el despertador de su niño por primera vez en su vida y con esa tranquilidad en el corazón se fue a acostar porque a día siguiente tenía mucho que hacer.
Y así fue, Claudio y él despertaron bastante temprano y tras desayunar rápidamente se fueron al garaje, pero antes de eso Joseph entro de puntillas al dormitorio de Bernardo para darle un beso antes de salir, dejándole una nota escrita sobre la cama que decía: “te amo cachorro, no te saltes el desayuno, por si acaso te da hambre y no llego a tiempo para el almuerzo hay lazaña en la heladera y por favor NO SALGAS, procurare estar contigo para el almuerzo, sino estaré a las dos de la tarde máximo… Besos de papá”.
Bernardo se despertó sobre las ocho de la mañana, bastante descansado pero aun así se quedó en la cama plañendo su mañana, primero iba a desayunar mirando la tele EN su cama, luego entraría en línea y se perdería en el laberinto de juegos que le ofrecía la red aun EN su cama y luego se bañaría al medio y limpiaría un poco su cuarto y esperaría a su papá mirando la tele pero esta vez en el sofá. No vaya a ser que papá regrese y lo regañe por meter comida a su dormitorio, pero todas esas absurdas intenciones se fueron al tacho cuando su móvil empezó a tocar insistentemente, era Drusila, su hermosa novia que justo dos meses antes de la cuarentena fue a vivir al mismo barrio y para alegría de ambos dos edificios más allá del suyo y entre charla y charla se enteraron que ambos estaba solos.

  • ¿Y porque no vienes a mi casa?, total estarás solo hasta la hora del almuerzo
  • No puedo mi ratoncita hermosa, se lo prometí a mi papá – realmente estaba haciendo un esfuerzo por no caer en la tentación, no quería meterse en problemas con su padre ni arruinar su relación con su hermosa chica – él no quiere que salga de la casa y le di mi palabra y tú sabes que soy un hombre de honor – agrego todo serio creyendo realmente aquella aseveración
  • ¿Entonces no quieres que nos veamos? – murmuro ella con la voz lastimosa
  • SI quiero verte mi reina, mi amor, mi cielo, si es lo que más quiero, sin tu belleza soy un ciego que anda a oscuras – y se fue deshaciendo en mimos que una vez había prometido nunca decir a nadie porque eran demasiado melosos, pero ahí iba descargando todo su arsenal romántico – pero entiende a tu pobrecito amor, no puedo salir – volvió a responder todo abnegado y resignado, pero eso le dio a la brillante Drusila una genial idea
  • ¿Y si yo voy? – pregunto con total convencimiento, ella no tenía prohibido salir tan drásticamente como su novio, total ahora mismo por cuestiones laborales de sus padres, ella estaba viviendo con su abuela en el nuevo departamento y la anciana creía ciegamente que el riesgo era solo para los de la tercera edad y no para su nieta que tenía la salud rebosante
  • ¿En serio vendrías? – de pronto el interés de Bernardo despertó sus instintos
  • Claro, yo no tengo prohibido salir
  • ¡Genial! – grito Bernardo dejando a un lado su desayuno pensando en que debía bañarse ya no más
  • Entonces dalo por hecho, estaré en cinco minutos…

Y colgó de inmediato para salir como una maratonista olímpica tras gritarle a su abuela que regresaría para el almuerzo, que tenía un asunto que atender, mientras Bernardo nervioso entraba a la ducha con la duda en el corazón, ¿estaba bien hacer esto? se preguntó para rápidamente contestarse: Si está bien, papá dijo NO salir, nunca dijo nada sobre recibir visitas y con eso resuelto y más tranquilo se bañó lo más rápido posible para recibir a su amada.
Y no tardo mucho tiempo en que ambos adolescentes estaban ahí juntos acurrucados sobre el sofá comiéndose a besos y empezando a toquetearse más íntimamente explorándose entre sí por primera vez, hasta ahora no habían salido de algunos pocos besos

  • Vamos a tu cuarto – propuso Drusila, jalando a Bernardo de la chaqueta para que se incorpore del sofá a donde se habían ido a tumbar, Bernardo empezó a entusiasmarse y rápidamente recordó que su dormitorio parecía un campo minado con toda la ropa que había tirado de un lado a otro y no tuvo tiempo de guardar, así que decidió usar el dormitorio principal
  • Vamos – contesto alegre sin dejar de morder el labio inferior de su chica

Y la llevo derechito al cuarto de sus padres que como sospecho, estaba tan pulcro como le gustaba a mamá y no se molestó siquiera en cerrar la puerta, además para qué si su padre llegaría mucho más tarde, así que apenas cruzo el umbral se tiró de espaldas sobre las suaves almohadas de pluma de la enorme cama King perfectamente tendida, deslizando las manos hambrientas debajo de la masculina camisa que vestía su chica, apretando con avaricia los pequeños pechos calientes al tacto que se le ofrecían por primera vez, mientras ella empezaba bajar torpemente la cremallera del jeans, con el afán de tocar el fruto prohibido hasta que lo logro entregándose ambos a la pasión adolescente que básicamente era seguir besándose en medio de una manoseo torpe e inexperto, olvidándose de todo lo demás.
Y estaban tan inmersos uno sobre el otro tocándose debajo de la ropa, besándose con tanto amor y torpeza que ninguno oyó abrirse la puerta principal ni el llamado de Joseph a Bernardo hasta que fue demasiado tarde…

  • ¿Bernardo? – pregunto papá apenas ingreso al departamento cuando no lo vio ni oyó en el salón o la cocina, frunciendo el ceño y mirando el reloj, eran las 10 de la mañana y considero que para ese momento Bernardo debería estar despierto o por lo menos despertando, así que iba a ingresar al dormitorio de su hijo cuando unos gemidos le llamaron la atención de inmediato

Se quedó quieto y agudizo el oído, dándose cuenta que no era un solo gemido sino dos y lo primero que pensó fue que Bernardo estaba viendo alguna película pornográfica en el dormitorio de su primogenito y empezó a caminar en puntilla hacia la alcoba de su hijo mayor  pero no encontró nada más que el pijama de Claudio fuera de lugar, así que se dirigió a su dormitorio donde era el último lugar donde el mocoso podría ver ese tipo de películas y no tanto porque él tuviera esas cosas en su alcoba, sino porque dejo la laptop olvidada sin cerrar el bloqueo para páginas de ese tipo, ¡ah! pero, la paliza que le daría al pequeño bribón para que aprenda a hacer algo más productivo, pensando también que parte de la culpa la tenía él por dejar que se salte las clases esa mañana, debió haberlo hecho despertar y cerciorarse de que cumpla con sus obligaciones escolares.
Sin embargo nada le preparo para lo que encontró que no era una peli porno, ahí en medio de su cama estaba nada menos que su hijo tirado sobre sus almohadas gimiendo con todo el entusiasmo del mundo a dúo con… ¿otro chico?, se preguntó en medio del shock, tanto así que parpadeo varias veces hasta darse cuenta que era una niña más o menos de la misma edad que Bernardo, no había reconocido a Drusila sino era porque Bernardo murmuro nombre, es que la muchacha se había cortado el pelo mucho más corto que Bernardo y no tenía una muy frágil figura que digamos, por lo menos no uno que adivinar debajo de esa ropa unisex tirando a masculino, pero una vez superado el impacto inicial un segundo temor le golpeo el estómago,  Bernardo no solo estaba acariciando la espalda y las nalgas de aquella chica debajo de la ropa sino dándose besos sin siquiera pensar que se podría enfermar.

  • ¡BERNARDO! – grito y el romántico Bernardo empujo a Drusila a un lado con tanta fuerza que la hizo caer de la cama en un afán por esconderla, algo que nadie creería y menos Drusila, más bien parecía que quería deshacerse como sea del cuerpo del delito
  • ¡PAPÁ! – contestó parándose como un rayo queriendo abrocharse el pantalón que su amada había conseguido desabotonar media hora antes – ¿qué… que estás haciendo en casa? – tuvo la osadía de preguntar cuando se fijó la hora en el reloj del velador, mirando de soslayo al suelo mientras Drusila muerta de vergüenza se acomodaba la ropa aun agachada antes de meterse bajo la cama desde donde podía ver los pies de Joseph y tener la opción de escapar sin que él tenga oportunidad de detenerla, pero no era ella la que tenía que preocuparse por Joseph sino Bernardito
  • ¡¿Qué que estoy haciendo en casa?!... – repitió Joseph incrédulo de la osadía del mocoso empezando a  ponerse rojo de furia – me estas preguntando ¿que estoy haciendo en casa?... ¡QUÉ CARAJOS ESTAS HACIENDO TU MÁS BIEN – Joseph le bloqueo el paso mientras se quitaba el cinturón del pantalón
  • NAAADA, NO ESTOY HACIENDO NAAAADA – grito su hijo en franco pánico, su padre le iba a dar una paliza delante de su chica, antes prefería morir y se tiro sobre la cama de su padre queriendo saltar al otro lado y escapar, mientras Drusila que había logrado zafarse de su escondite salía corriendo de aquella alcoba sin mirar atrás, lo que enojo peor a Joseph
  • ¿CÓMO QUE NADA? Plaf plaf plaf – y atrapo un pie del chico en el aire antes de que salte, cayendo de lleno sobre la cama de nuevo, soltándole aquellos tres palmetazos en el trasero medio vestido, una gran ventaja para lo que tenía pensado hacer – ¡¿QUE TE DIJE ANOCHE?!... plaf plaf plaf ¿QUÉ TE HE RECOMENDADO TANTO? – grito Joseph jalando el pantalón a Bernardo desde atrás, aprovechando que el muchacho estaba boca abajo, mientras  Bernardo procuraba mantener su ropa en su lugar a tiempo de responder a su padre
  • QUE NO SALGA DE LA CASA – chillo cuando sintió el aire frio en piel y rápidamente colocó una mano sobre el trasero desnudo, su padre acababa de bajarle la ropa y no solo eso  sino que estaba jalandolo sobre sus rodillas, por eso era imperioso convencer a su padre que obedeció sus órdenes – PERO NO ME PEEEGUES, NO ME PEEEGUES… NO HE SALIDO PAPÁ, TE LO JUUURO, TE HICE CAAASO
  • ¡CLARO! Y AHORA ME VAS A DECIR PLAF PLAF PLAF  QUE ESA CHICA PLAF PLAF PLAF APARECIO POR ARTE DE MAGIA ¿VERDAD? – y por fin pudo atrapar las manos de su hijo en la parte baja de su espalda, mientras volvía a coger el cinturón que se había quitado hace un momento y dejo sobre la almohada mientras atrapaba al pequeño fugitivo 
  • NO PERO, TU NUNCA DIJISTE QUE NO PODÍA RECIBIR VISITAS  y con eso sello su destino, y Joseph decidido que primero asaba el trasero de su hijo y luego se encargaría del resto, básicamente hacerle entender lo que significa evitar el contacto social
  • ZAAAS, ZAS zaass zaaas, zas ZAASS  ZAAAS, ZAS ZAASS  ZAAAS, ZAS zaass zaaas, ZAS – y catorce cintazos visitaron su culito haciendo que grite como un descocido
  • AAGGG PAAAPAAA – grito apretando las nalgas y queriendo soltar sus manos en medio de grandes patadas en el aire, detalle que papá resolvió atrapando sus piernas debajo de la suya
  • QUIETO AHÍ – advirtió antes de soltar catorce más, el doble de su edad, nunca le había pegado tan fuerte antes, pero lo que acababa de hacer merecía una buena reprimenda zas ZAASS  ZAAAS, ZAS ZAASS  ZAAAS, ZAS zaass zaaas, ZAS ZAAAS, ZAS zaass zaaas
  • BUAAAAA AGGGG AGGG

Al final lo soltó y lo ayudo a pararse, Bernardo era un desastre de mocos y lágrimas mientras se frotaba el trasero llorando como si no pudiera terminar de hacerlo, al final Joseph lo atrajo a su cuerpo y lo abrazo con amor meciéndolo para que se calme, en cambio Bernardo hablo.

  • Lo siiiennto, solo nos estábamos besaaando y tocándonos un poquiiito, pero no hicimos nada maaalo, no tenías que pegarme taaan fuerte – y Joseph tuvo que armarse de paciencia
  • Crees que te he pegado porque estabas… ¿tocando un poquito? – prefirió usar las mismas palabras de su hijo y Bernardo asintió sin mirarlo, estaba avergonzado, además seguro Drusila oyó quizás no todo pero sin gran parte, o si no lo hizo tampoco era difícil adivinar lo que sucedió, su padre no se sacó el cinturón solo por amor al arte y menos despotricando – Bernardo, mírame – le ordeno levantando su mentón – voy a ser sincero contigo, no me gusto para nada lo que he visto, pero no estoy enojado por eso, sino porque te estabas ¡besando! – y Bernardo aun lo miraba como si no entendiera, y en el fondo era así, no entendía – hijo… ¡estamos en cuarentena!, estamos frente a una enfermedad muy peligrosa que no tiene cura ni vacuna aun y de fácil contagio… ¡joder! si el solo respirar cerca de otros es peligroso, ¿qué te hace pensar que un beso no te va a contagiar? – le pregunto muy serio haciéndolo sentar a su lado una vez que Bernardo se pudo subir el pantalón – y si eso pasara, ¿qué explicación le voy a dar a tu madre?, si te enfermas ¿qué le voy a decir?, Nora, ¡Bernardo se enfermó porque no supe cuidarlo, ¿sabes el miedo que tengo ahora mismo?, ¡vamos a tener que estar encerrados en nuestros dormitorios tu y yo lejos de Claudio por 15 días mínimo! – y aquella verdad de pronto le dio un escalofrió no solo a Bernardo sino a Joseph mismo y Bernardo se puso a llorar aún más, abrazando a su padre en busca de consuelo, la idea era aterradora
  • Lo siento, lo siendo aggg aggg, perdóname papá, de verdad niff niff yo no lo sabía, la tele dice tener cuidado con los que tosen o estornudan, no dicen nada de los besos y ahora seguro nos hemos enfermaaado buaaaa
  • Ya ya hijo, tranquilo afrontaremos las cosas juntos, como siempre

Declaro frotando su espalda, con la voz medio quebrada, cagado de miedo, rezando mentalmente porque nada les suceda, sobre todo al diablillo de su hogar.

4 comentarios:

  1. El papá se pasó😒28 correazos fueron muchos y solo fue un besito jajaja

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  2. Rayos 28 cinturonazos por besarse es demasiado pero me gustó la verdad jajajaja
    Si ya lo sé me corroe la maldad 😈😈
    Pero me gustan los personajes que no actúan tan infantiles y que los padres los castiguen como es!!
    Así que disfruté mucho el capi!!!

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  3. No solo fue un besito, se estaban comiendo practicamente, como me encantan este tipo de escenas como lime o lemmon son genial, tu las describes muy bien con lujo de detalles, vaya paliza que le metieron y la novia ahí, en el inicio jajajaja bueno creo que sí hubiera sido la madre la que lo encuentra en esas de seguro su trasero pasa a mejor vida XDXDXD aunque 28 correazos y las nalgadas que le sonó al principio fueron rudas, pero me encanta haz vuelto a tu forma de escribir castigos fuertes con amor, pero fuertes. Eres de las mias jajajaja. Pero oye esa abuelita es una inconsciente que ni le importa que la nieta ande tan campante por ahí XDXD. Extrañaba tus escritos que bueno que volviste y no te preocupes aunque seamos pocos los escritores y lectores el blog siempre cobra vida.

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  4. Terry, Estrellita, Nicole...

    Muchas gracias por vuestras palabras, ayuda y apoyo incondicional al blog, estoy tratando de volver al redil y este reto es un impulso y si, Nicole tienes razon, aunque seamos pocos lectores o escritores, el blog no cobra vida, la tuvo siempre y la amistad perdura.
    Marambra

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