viernes, 19 de junio de 2020

Odio amarte tanto: Cap. 3; Autora Nicole

¡Odio amarte tanto!
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 19 de Junio del 2020. 
Advertencia: Lenguaje soez, pensamientos machistas, violencia física y verbal
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Capítulo 3
¡Como perro y gato!
Autora: Nicole

  • Candy quiero que aceptes comprometerte conmigo, te juró que nunca te hará falta nada, Candy eres la mujer que he elegido para que sea mi esposa – terminó de declarar él, preciso y conciso ante la presencia de gente desconocida que estaban frecuentando el restaurante. Estar con la rubia alegre, era lo que más anhelaba en el mundo. 

La pecosa cerró los ojos mientras suspiraba, nunca pensó que su enemigo fuera tan insistente, pero aunque se negaba a reconocerlo, aquello la hizo sentir extraña; una especie de deseo se apodero de su mente. Algo que jamás pensó que sentiría por alguien tan ruin como Neil aunque todavía no sabía sí se le podía llamar amor, le gustaba esa sensación inexplicable. Tal vez, el hecho de estar sentada ahí conversando con el chico que le había hecho el odio desde que la conoció; jugándole malas pasadas,  ahora estuviera rendido a sus pies. Era algo bonito, así no lograra comprender a Neil del todo, de todos sus pretendientes y novios, ninguno se comportaba de esa forma; demasiado obsesivo cuando quería algo; terco hasta el cansancio, así se estrellara un millón de veces,  irrespetuoso con los de mayor rango; le escucho decir algunos disparates a la tía Elroy, a las hermanas del colegio San Pablo e incluso a la superiora hermana Grey, palabrotas que la dejaron boquiabierta. Su arrogancia era otra de sus características, la misma le brotaba por los poros, había momentos en los que no se medía al hacer comentarios que casi siempre resultaban hirientes a los oídos de las personas con quienes mantenía contacto de una u otra forma, generalmente brusco en sus modales y gestos, pero por momentos tierno como un niño pequeño y caballeroso cuando quería, también se ponía pervertido con solo tenerla cerca, que chico tan cambiante como la luna, con una personalidad demasiado compleja, es que no sé parecía en nada a su Anthony, el más lindo y dulce que había conocido, tampoco era como Terry, que pintaba ser un patán en el inicio, pero cambio sus maneras con el tiempo de conocerla,  aunque ya para que recordar eso, no valía la pena; sí al final entre ellos ya más nunca habría nada, pensaba todavía triste la pecosa, que ahora tenía que mirar hacia adelante, ¿Quizás darse una oportunidad con Neil?, se lo planteaba Candy, pero caía de nuevo en la negativa, y es que, no era la decisión más coherente que podría tomar, ese chico era muy distinto al resto; ese muchacho parecía ser una mezcla de ambos de sus ex novios, pero con sus propios matices, muchos para su gusto, más desequilibrado que paciente recién internado en un psiquiátrico, estaba más que claro, que  sí consideraba tener algo con él, sería el fin de sus días, su familia jamás la aceptaría, mucho menos después de aquel incidente; la boda cancelada, algo que fue demasiado vergonzoso para ellos; quienes se jactaban de grandeza; creyéndose superiores al resto,  además no quería dolores de cabeza teniendo a Eliza de cuñada, y Neil, él, parecía tan sincero en sus palabras, que volvía a confundir sus pensamientos, pero era el mayor problema, terminó reflexionando mientras pensaba que contestar para que ninguno de los dos saliera herido.

  • ¿Qué pasa cariño?, ¿por qué te has quedado callada? – Candy aclaró su garganta y dijo
  • Neil te tengo que ser muy sincera – comenzó Candy y el muchacho asintió me estoy dando un tiempo, en estos momentos no creo estar  preparada para iniciar una relación, además tú y yo nunca nos hemos llevado bien, lo siento mucho, pero por ahora no voy a cambiar de decisión, no quiero corresponder a tus sentimientos, es lo mejor para ambos… perdóname y espero puedas comprenderme – Respondió ella tranquila, dejando su malteada por la mitad y se levantó de su silla, sin embargo Neil no se lo tomó nada bien.
  • Espera un momento Candy – también se puso de pie  NO ME PUEDES VOLVER A RECHAZAR, NO ES JUSTO –  la cogió por la muñeca – varios clientes del lugar se quedaron perplejos ante la escena.
  • Neil entiéndelo y deja ya de molestarme – se liberó del agarre y siguió gritándole molesta – NO TE AMO Y NUNCA LO HARÉ, me hiciste mucho daño, no pretendas ahora tapar el sol con un dedo – utilizó ese hecho como excusa, pero la verdad es que aún estaba confundida respecto a sus sentimientos y en el fondo le tenía recelo a ese chico.
  • Pues eso no me dijeron tus labios cuando te bese –  se defendió él, mirándola con rabia – YO SE QUE ME AMAS AUNQUE NO QUIERAS ADMITIRLO – Bueno según él, la rubia sentía amor por él, pero todavía las cosas no llegaban a ese punto de parte de ella, aunque ese chico no le era del todo indiferente como ella quería hacer ver tanto a él como al resto de gente que frecuentaba.
  • Por favor, discutan sus asuntos personales en otro lado – Les dijo uno de los encargados del lugar.

A ambos adolescentes no les quedo de otra que salir hasta media calle para continuar la conversación, mejor dicho el pleito, es que cada vez que se encontraban, si no se estaban gritando o peleando, no eran Neil y Candy, nunca llegaron a un acuerdo en todo el tiempo que llevaban de conocerse, la única cosa que sabían hacer cada vez que se veían era argumentar e insultarse, llegando a los golpes, siempre departe de Candy, Neil prefería ofenderla verbalmente antes de ponerle una mano encima, odiosa, terca o lo que sea, era una chica, esperaba que nunca se le terminara de ir la cabeza por completo porque definitivamente sabía que pasaría lo peor, estaba seguro. Él tenía problemas para controlar sus ataques de ira, últimamente sufría de mucha inestabilidad emocional y al final la actitud de la pecosa le incomodaba de cierta manera, pero a la vez le  gustaba en la misma vía, eso lo complicaba todo. ¡¿Cómo era posible que pudiera odiarla tanto y al mismo morirse por estar cerca de ella?! Se cuestionaba aquello mientras la rubia pecosa buscaba la forma de hacerle entender que el que estaba equivocado era él.

  • ¡Estás mal de la cabeza! – exclamó Candy, ya al borde de perder los estribos – Lo mejor será que me marche, ya he perdido mucho tiempo hablando contigo –  empezó a alejarse, con el chico persiguiéndola.
  • Sigues enamorada de ESE BASTARDO DE TERRENCE, ERES UNA ESTÚPIDA CANDY, sigues aferrada a alguien que prefiere estar con otra, NUNCA TE AMO de verdad, pero ERES DEMASIADO IMBÉCIL PARA DARTE CUENTA – explotó cada vez más cerca de ella, que caminaba con el pecho erguido ignorándolo – ¡¿ME ESTÁS ESCUCHANDO?! – insistió, pero Candy hizo oídos sordos – ¡NO TE HAGAS LA LOCA! –  la jaló del ante-brazo.
  • ¡Déjame tranquila! –  se soltó y lo encaró.
  • ¡ENTONCES ESCUCHA! – replicó él poniendo una mirada llena de furia, algo que la puso nerviosa.
  • Mira Neil, sí no dejas de acosarme me veré obligada a llamar a… – decía la chica, que terminó metiéndose en un callejón sin salida.
  • ¿A QUIEN VAS A LLAMAR? ¿AL IDIOTA DE ALBERT? –  La cuestionó alcanzándola, en lo que la agarraba con violencia hasta arrinconarla – ¡LLAMALO, A VER SI TE OYE! – Rio escandalosamente y continuó luego más iracundo – ESCUCHAME BIEN CANDY, A MI ESE IMBÉCIL DE MIERDA NO ME ASUSTA, VAS A ACEPTAR EL COMPROMISO CONMIGO PORQUE ES LO MEJOR PARA AMBOS – exigió e inmediatamente con su boca comenzó a recorrer su cuello salvajemente, entre forcejeos y gritos de la muchacha, esperando que alguien viniera a socorrerla.
  • ¡SUELTAME, BRUTO! – de nuevo intentó zafarse, pero le fue inútil.
  • Entre más te resistes, más me calientas, eres una maldita yegua salvaje a la que tengo que domar –  decretó él, esbozando una perversa sonrisa – venga para acá mi fierecilla, te voy a enseñar a comportarte, pequeña gata vulgar – atrajo el cuerpo de ella hacia el suyo, rozando su falo erecto en la entrepierna de la muchacha, manteniendo una mano en su delicada cintura mientras con la otra le subía el traje.

Lo más extraño era que a ese punto, el cuerpo de la pecosa terminó cediendo ante las bruscas caricias que estaba recibiendo. Neil nunca se media en sus acciones, desde niño siempre tuvo la mente morbosa y retorcida, todavía recordaba ella, la primera vez que llegó a la residencia de los Leagan como Neil entró a su habitación sin siquiera pedir permiso, ese muchachito nunca fue confiable, entonces ¡¿cómo era posible que ella, tan recatada como era, hubiera caído en sus garras y se encontrara ahora en esa situación tan comprometedora?!, se preguntaba internamente, sin saber el porqué de su reciente excitación, ni ella misma comprendía lo que le estaba ocurriendo, pero parecía disfrutar lo que el moreno le estaba haciendo, la piel se le erizaba, las piernas le flaqueaban, se sentía  indefensa ante aquel depravado porque no podía verlo o llamarlo de otra manera, sin embargo esa realidad la ponían cada vez más fogosa, pero jamás se lo diría, ella tenía su orgullo, además tanto lo  odiaba como lo detestaba. Pensar que hace unos años atrás podía golpearlo con facilidad ahora parecía más fuerte, seguía pensando ella todavía sometida a él.
Neil se dio cuenta que Candy, ya no se oponía, ahora estaba sumisa tal como él la quería, a su merced; porque estaba acostumbrado a conseguir todo lo que se le antojaba, siempre tenía que ser como él decía, en el momento que él quería, y de la forma que él deseara, así lo criaron y cuando no se salía con la suya,  era capaz de lo peor con tal de obtener su capricho cualquiera que este fuera, sin importar que vías utilizara, para él, el fin justificaba los medios, así que quiso seguir con su cometido, teniendo en cuenta, que quizás sería la última oportunidad de estar con esa chica, sabía que no lo iba a perdonar nunca, después de todo el tiempo que había invertido en ella, no podía quedarse en nada. Hasta ahora, no ver ni un solo resultado lo estaba enloqueciendo, para que insistir ya en un noviazgo formal, saliditas y compañía con la persona que odiaba amar tanto, mejor se bajaba la calentura que cargaba en ese instante, por lo menos se apropiaría de su cuerpo, que era lo que le importaba en ese momento de frenesí.
Ojalá fueras virgen Candy, se dijo internamente porque quería ser él, el primero, ¿para qué me engaño?, ¡eso es imposible!, dudó luego mientras una sonrisa socarrona se dibujaba en sus labios, al recordar algunos de sus pretendientes y exnovios.
Ni con esa carita de santita que pones siempre, yo te creería la virtud. Es obvio que ya te acostaste con el bastardo de Terrence y también con el  maldito de Albert, estoy completamente seguro, eres una zorra Candy, le entró un dolor de cabeza solo de imaginar a su dulce Candy en esas situaciones.  Ay gatita vulgar aun después de saber que no seré el primero, te sigo teniendo muchas ganas. Mi gata vulgar, también gemirá como gata  cuando la ponga en cuatro o a lo mejor relinchará como yegua no controlada, eso lo descubriré muy pronto sonreía diabólicamente. ¡¿Quién lo diría?! Tan atrevida me saliste y con esa carita de no haber quebrado un plato, ¡¿Cuántas vergas te han metido ya, ahí abajo?! ¡DEMONIOS, me provocas celos enfermizos, estúpida Candy, me vas a matar!, exclamaba para sí, llenándose de odio, más celos incontrolables y mucho más odio. Se odio a él mismo por todos esos sentimientos encontrados, poco a poco se iba perturbando y todo gracias a esa dama de establo,  la odio a ella; como no hacerlo, sí era la principal causante de su dilema, odio a Terry por haber formado parte de la vida de Candy y sobre todo a  Albert, vagabundo de mierda, que lo había terminado de cagar.
Ese puto día de mierda, el día de su compromiso, decidido desde un inicio por él mismo, consiguiendo el apoyo de su familia incluida la tía Elroy, pero ¡¿cómo se atrevió ella y el vago ese a cancelar su felicidad de la forma más humillante?! ¿Cómo pudo Candy rehusar a vivir la vida junto a él?. Él la amaba de verdad, él por ella daba todo hasta su vida misma de ser necesario, te amo Candy, quizás no de la manera que tu esperas, pero es mi manera de expresarme, ¡diablos! Yo amo a Candy como nadie jamás la ha amado. Por qué tenía que aparecer ese vagabundo, al cual tenía entre ceja y ceja, maldito, por su culpa todo el mundo lo vio llorando por ella; por esa huérfana, esa maldita sirvienta que ahora estaba tan engreída. 
Voy a acabar contigo Albert, te haré pagar todo el daño que me causaste, te  torture de la peor forma antes de matarte, hijo de puta,  más celos volvían a apoderarse de él, odiando también al resto de exnovios, examantes o lo que hubieran sido de ella antes que él. Maldito muerto, maldito actor maldito vago sin oficio, el rencor sobre Candy reapareció  al recordar como lo dejó en ridículo frente a tanta gente, pero ya la haría pagar, de eso estaba seguro, sus pensamientos iban y venían en demasía, distrayéndolo al punto de sacarlo de quicio, el cerebro le iba a explotar, ya no podía soportarlo más, había dejado hace unos minutos de apretar a Candy, lo que ella aprovechó para abofetearlo, acto seguido lo  empujó con fuerza e inmediatamente se le trepó encima mientras con ambas manos lo medio ahorcaba.

  • Suéltame maldita mujer de baja clase, me haces daño, idiota – trató de liberarse pero le era imposible cuando Candy se enojaba no tenía oportunidad de escapar.
  • Cállate despreciable bastardo, yo no soy el tipo de chica, que estás acostumbrado a tratar, yo no te tengo miedo, jamás podrás ganarme  ¡No te atrevas a volver a faltarme el respeto, porque la próxima vez que lo intentes, de ti no va a quedar ni el rastro, pequeño nefasto, imbécil, ruin, maldito idiota, te detesto tanto! – ella seguía profiriéndole insultos a diestra y siniestra con Neil todavía en el suelo y ella sobre él.
  • Te odio Candy, eres una perra, me las vas a pagar muy caras sirvienta de mierda – dijo él finalmente empujándola.
  • Ya tuve suficiente de ti Neil, eres la persona que más odio en este mundo, vete al demonio lagartija asquerosa, eres realmente peor que Caín, eres detestable – le decía mientras se levantaba y sacudía sus ropas empezando a caminar.
  • ¿A dónde vas Candy? – cuestionó ya de pie tomándola nuevamente del brazo.
  • Suéltame, todavía tienes el descaro de preguntar – bregaba por liberarse.
  • No te pongas así Candy, sabes que yo te amo, no quise actuar de este modo, pero tú tienes la culpa, tú me obligas a ser así  se justificó
  • ¡Ya basta Neil! – dijo finalmente librándose y agregó  tú estás enfermo, tienes que atenderte con un psiquiatra urgente.
  • Candy yo te amo, Candy no te vayas, no me dejes, me voy a morir sí tú me dejas, no lo hagas, te lo suplico –  siguió en lo mismo, pero la rubia no le hizo caso y se retiró definitivamente.

Neil empezó a llorar de rabia, se había vuelto a humillar ante ella, pero lo cierto era que toda la discusión la comenzó él, por eso también se recriminaba porque había vuelto a actuar como un verdadero imbécil, gritaba, maldecía, se estrellaba contra las paredes, se culpó de nuevo y volvía a repetir el mismo ciclo varias veces más, cuando pudo tranquilizarse, salió del callejón; camino por la avenida en busca de su auto para marcharse a casa, correr a su habitación y no salir de allí  por un buen tiempo, quizás lo mejor sería que la tierra se lo tragara, pensaba ya dentro del carro conduciendo hacia su destino.
Mientras tanto…

  • ¡Esto, no es posible! – Exclamó molesta la señora Leagan, el motor del carro se había dañado – Apresúrese Steward, que no tengo todo el día para esto – demando ella altanera como casi siempre.
  • Lo siento mucho señora, pero esto va a demorar  dijo el chofer sudando la gota gorda, estaba intentando solucionar el problema que se les había presentado, pero lo cierto era que de mecánica, no tenía mucho conocimiento – ¿No sería mejor si buscamos ayuda? –  sugirió él amablemente.
  • Bueno, pero ¡¿que está esperando entonces?! ¡Deje de perder el tiempo y camine, a ver quién nos puede ayudar! – demando exigente indicándole que acercara a un pueblito que estaba cerca de ellos.
  • Sí señora, como usted ordene – dijo y fue a hacer lo que le pidieron.

N/A: Hola nenas, espero que les haya gustado este capi y si no, acepto sus críticas constructivas, ahora les explicó un poco, acá tenemos una relación medio retorcida entre nuestros protagonistas, Neil es complejo, y aunque ama a Candy, a su manera claro, pero la ama, para él no es fácil expresarse; como algunos saben, él nunca antes había conocido el amor, él solo conocía el significado de la maldad, tampoco tiene a alguien que este para él, una especie de tutor o guía, su padre aunque bueno,  casi siempre está fuera de casa por motivos de trabajo y su madre es hostil, parece que solo le preocupa el status social y no ha educado a sus hijos de la mejor manera, no es justificación para Neil en su actuar, pero los hijos son el reflejo de los padres, este caso Neil y Eliza son el reflejo de su madre.
Por otra parte, el muchacho encontró en Candy, alguien con la cual se pude sentir un poco mejor, él quisiera tenerla todo el día y a la vez tenerla lejos, es algo ambiguo, pero es lo que siente el personaje. En cuanto a nuestra rubia pecosa, por el momento, está algo confundida en sus sentimientos, pero ya ven que de alguna forma le atrae Neil   pero también lo detesta y hay cosas de su pasado que no ha olvidado aun, me refiero a viejos romances, tiene que sanar su corazón primero para poder darse la oportunidad de intentar amar a otra persona, pero Neil es una bestia nivel dios, que no entiende nada, termina arruinando con sus arranques y obsesiones las cosas que inicia con buen pie. Den tiempo a los chicos. Tengo pensado en describir más el punto de vista de Candy para que también puedan conocer cómo se siente ella respecto a todo,  Por cierto, acepto sus sugerencias. Anónimo acá trate de hacer a un Neil ruin en medio del capi, pero al final regresaron sus inseguridades, lo siento, pero veré que hago para hacerlo perverso, evil como a mí también me gusta jajaja. Pero por el momento este Neil está como piensa Candy más pshycho que paciente recién ingresado a manicomio. Chao y nos leemos.

4 comentarios:

  1. Este Neil me recuerda a Sasuke todo es venganza y odio.�� Pero Neil parece que tiene un demonio dentro. Qué psicopatía nivel extremo la de este chico. Que mente tan retorcida. Pobre Candy. A pesar de todo me gusta tu relato.

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    1. JAJAJAJA que risa que te recuerde a Sasuke, pero lo de Neil es mal de amores por el momento claro, lo que pasa es que le hizo tanto daño a la pecosa que creo que es justo que sufra un poquito no crees? Y retorcido es for sure! pero no al grado de psicópata aunque tenga muchos de esos rasgos o no sé de pronto depende del punto de vista del lector lol. Que rico que te guste lo que escribo, pensé que me iban a llover críticas malucas por la narración crudita jejeje.

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  2. Ah que chico tan salvaje jajajaja que intensos sus pensamientos
    Ojalá la Candy se deje de hacer la santa que no le queda por lo que dijo Neil y ya le de una oportunidad!!
    Jajajaja que mal plan que se le descompuso el coche a la señora!!

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    1. Sí, él es intenso con todo, pero esos pensamientos son solo celos , Candy es una buena chica, con buenos principios o bueno al menos es lo parece quien sabe jejeje, él lascivo es Neil, pero como te digo se imagina cosas que no han pasado la verdad, ya después lerás como sigue esto y sí que mala leche la de la señora que se quedaron varados en medio pueblito jajaja. Me encantan tus comentarios, sí que prestas atención a cada punto en la historia!!!

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