El precio de una dulce infancia
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Capítulo 1
En las palmas del destino
Primera parte
Autor: Arthur Maya
- ¿Alguno de ustedes conoce el destino? Y de ser así, decirme ¿por qué es tan ojete conmigo?
Padre siempre
decía que yo era la mayor prueba de que el destino lo es todo en la vida del
hombre, que una vez te ha marcado no hay poder humano que revoque sus designios
y yo les puedo asegurar muy a mi pesar que es verdad... ¿qué cómo lo sé? bueno
eso es porque yo intente ir en contra del mío sólo para fracasar de la peor
manera posible.
Pero
para poder entender el por qué les digo esto, antes deben saber un poco más
sobre mí y de mi singular historia. Mi nombre es Demian Mo... umm no olviden lo
último eso sería adelantarme mucho a los hechos, empecemos otra vez mi nombre
fue Demian Vurietry ese fue el nombre que me acompaño la mayoría de mi vida y
con el que Padre marcó mi destino, desde el primer día en que dijo encontrarme
botado en la basura siendo un recién nacido.
Mi
vida con Padre fue peculiar por decirlo de algún modo: durante los primeros
años de mi existencia, todo lo exterior a una amplia casa sola en un lugar cuyo
nombre nunca supe, era un complemento misterio para mí, solo conocía las
maravillas que me mostraban los libros que tanto amaba y las distintas facetas
de padre, su voz, sus cariños, su amor... sus gritos, sus maltratos, su furia,
él era mi Padre, mi maestro, mi tirano, mi verdugo y con todo ello fue por
mucho tiempo todo mi mundo.
¿Cómo
es que era eso posible? se preguntaran, ¿no? pues yo sí, aunque nunca tuve el
valor de preguntarle por qué fue así conmigo, sabía que siendo él seguro tenía
un fin y un motivo, ambos seguramente aberrantes. Sean cual sean hayan sido sus
razones lo único que les puedo decir es que ese hombre hizo de mi vida un
infierno en el que su palabra era ley y único motivo por el cual seguir
viviendo.
Leonardo
Vurietry fue el nombre de mi Padre, un distinguido hombre corpulento, de piel
clara, cabello color miel y ojos de un profundo azul zafiro parecido al lejano
mar en que me dijo que nació y creció la mayor parte de su cruel infancia.
Habiendo
nacido en aguas de nadie, de padres cuyos verdaderos nombres u orígenes el
nunca menciono, lo poco que pude conocer de aquel singular hombre aparte de que
fue tan cruel y despiadado para ser nombrado a lo largo del globo como el
Demonio Vurietry, fue que su mayor motivo por vivir era el hacerlo siempre a su
manera; cada vez que lo tachaban de desquiciado por sus terribles actos en
contra del prójimo decía que la única y verdadera locura era vivir bajo los
designios de cualquiera que no fuera el propio destino.
Su
vida consistió en un sin fin de actos aberrantes en los cuales no dudo ni un
segundo en hacerme parte, por ello fue que el mismo se encargó de entrenarme en
el arte de engañar, espiar, torturar y matar entre otras tantas cosas
necesarias para sus perversos objetivos; ¿qué es sin duda imposible dices? ¡Ja!
bueno perdón por hacerte pensar eso a estas alturas, entiendo a qué te refieres
¿quién en su sano juicio le creería a un crío como yo? pero es que no te
imaginas ni un poco lo retorcido y metódico que era padre, ni las enormes ganas
que yo tenía de continuar viviendo, sin contar que mi cuerpo no es precisamente
normal, pero en fin eso y más tal vez lo vayas entendiendo a la largo de mi
historia.
Retomando
lo anterior a tu comentario a los años de crueles entrenamientos, mi rol en sus
planes por mucho tiempo no fueron importantes, pero si cada vez más
significativos. No había misión que pudiera fallar y siempre debía triunfar
según sus términos, los errores en cambio eran permisibles siempre que no se
interpusiera en la causa y no había mejor manera para recordarme el significado
del fracaso que mirar su amplia colección de muebles y vajilla hecha únicamente
con la piel y huesos de mis predecesores.
Cada
día para mí era como sobrevivir una guerra, no porque siempre estuviera al
frente rodeado de enemigos, no… de hecho, aunque era de los mejores asesinos de
Padre, rara vez estaba en los operativos de supresión, con excepción de
aquellos en los que Padre mismo formará parte, los cuales siempre eran de vital
importancia para sus presentes o futuros planes y fue justo en uno de ellos en
los que mi vida dio un gran vuelco para cambiar por completo.
Recuerdo
que el primer día de mi misión estaba de lo más nervioso: Padre tenía un par de
horas de cambiarme la vida con su castigo, todo porque la misión anterior a esa
había eludido las órdenes de matar a una mujer y su niño pequeño, los cuales
deje ir a razón de un capricho de mi conciencia o incluso puedo decir que del
destino; porque pensándolo bien, de conciencia tenía muy poco, casi nada.
La
furia de padre no se hizo esperar: no solo consiguió atrapar a la mujer y a su
pequeño de cuatro años que murió de una forma horrible frente a mí; nada pude
hacer ante tal atrocidad, le rogaba a llanto abierto que no lo hiciera, pero
poco le importó, aún hoy los gritos del pequeño Tonino me atormentan por las
noches. Padre no conforme con la muerte del bebé me obligó a matar a la madre y
me prometió el castigo que me seguiría toda la vida.
Con
todo ello en mente debía tener éxito en la misión que para colmo de males, era
la parte más importante de todo el plan, aun cuando lo único que debía hacer
era sustraer cierta información de una persona, una que para disgusto de padre
era en extremo precavida y meticulosa.
Manuel
Cortés era el nombre de aquel hombre, un empresario reconocido en la alta
sociedad y uno de los científicos más brillantes de la historia, sus trabajos
en materia genética estaban a punto de darle un vuelco a todo el mundo y como
era de esperar padre siendo un gran adepto de esos temas quería dicho trabajo
para sí.
El
problema es que Manuel trabaja para una persona que hasta padre respetaba e
incluso me atrevo a decir que le temía, pues el año pasado su desmedida
ambición lo llevó a pisarle la cola al lobo y recibir a cambio una mordida que
lo dejó sin treinta de sus mejores hombres, y a él al borde de la muerte y todo
por pensar que su antiguo hermano Samuel, se doblegaría ante él al tomar como
prisioneros a su nuera y a su nieto de solo seis años.
Sin
duda aquella audacia fue tal vez de las peores decisiones que tomó Padre a lo
largo de su longeva vida, pues las cosas se le salieron de las manos y en lugar
de obtener el suero de la vida eterna con el que siempre soñó, recibió la
visita de los tres mercenarios más temidos del mundo y aunque padre fue capaz
de escapar apenas a un roce de la letal mordida del lince y los lobos, al matar
a la mujer y dejar grave al pequeño, se convirtió en el enemigo jurado de
Samuel Facio conocido a lo largo del globo como el "Lobo huargo" y
temido en el bajo mundo como uno de los "Seis grandes" de los cuales
Padre era parte.
Por
ello es que secuestrar a Manuel o cualquiera de su familia estaba fuera de toda
posibilidad, todo debía ser llevado a cabo sin que el gran Lobo huargo o los
suyos se enteraran de nada y las rutinas y círculos de Manuel hacían casi
imposible el acercarse a él o en listar un espía entre sus filas que logrará
ganarse su confianza.
La
poca información que teníamos de su trabajo es que el producto estaba en su
fase final y la única muestra existente de ello junto a los datos más
importantes de su investigación se resguardaban en su laboratorio personal, uno
que se encontraba en algún lugar de su mansión que a pesar de lo grande que era,
sólo servía como hogar a dos personas y un par de leales sirvientes que rara
vez salían de la propiedad.
Todo
aquello hacía casi imposible ingresar a la propiedad, más existía una manera
relativamente simple y era a través de un pequeño niño de casi ocho años
llamado Manuel II, que no era si no la máxima adoración de esa persona y motivo
por el cual yo entraba en la ecuación.
Como
otras tantas veces debía hacerme amigo del pequeño y lograr que este me
invitará a pasar a su casa; ¿qué si me parecía difícil? la verdad es que no, ni
siquiera Manuel padre sospecharía de mí y los niños como Manuel hijo tienden a
ser curiosos e inocentes por naturaleza y eso los hacía las víctimas perfectas
de mis engaños; una falsa sonrisa, un fingido interés por sus juegos y simples
vidas bastaba para que me consideraran su más leal amigo, aunque debo admitir
que aquel chico en particular tenía cierto detalle que no me esperaba y que me
complicaría un poco las cosas.
El
pequeño por decirlo de algún modo, pues de hecho era mayor que yo, tenía
dificultades por mantener seco sus pantalones, sí, de entre tantos detalles que
pudo tener aquel pequeño, me había tocado lidiar con un moja pañales y con ello
no me quedaba de otra que fingir que entendía a la perfección su pequeño
inconveniente. Por ello el primer día de mi misión me vi en la necesidad de
llegar con el más infantil uniforme escolar que se puedan imaginar para pasar
por uno más de esos escandalosos niños mimados.
El
uniforme consistía en una camisa con los dibujitos de los perros de Paw-Patrols
de color azul claro y el short que tenía puesto en ese momento tenía también
dichos dibujos y aunque fue en contra de mi dignidad, tuve que ponerme casi a
la fuerza un calzoncillo entrenador solo para que mi objetivo viera que
entendía lo que era mojarse los pantalones aun estando despierto; bueno, eso
era lo que creí yo.
Al
llegar al pintoresco salón de tercero acompañado del prefecto que insistió en
llevarme de la mano, por un amplio pasillo en el que podía escuchar a momentos
el ligero crujido del pañal bajo mi short escolar, el prefecto llamó a la
puerta y una joven mujer sonriente de piel clara, ojos café oscuro y un largo
cabello oscuro recogido salió dejando atrás el típico ruido de aula a saludar
al hombre que aún me tenía de la mano.
- Maestra aquí le traigo un
nuevo alumno que se integrará a su clase – anunció el prefecto
Javier.
La
joven dama que resultó ser para mí sorpresa la profesora, volteó hacia abajo
mirándome a los ojos, sonrió con ternura, se inclinó a mi altura y se presentó.
- Hola pequeñín gusto en
conocerte, yo seré a partir de hoy tu nueva maestra – la
dama llevó su mano a su pecho – mi nombre es Teresa Antelo – se
presentó sin más una de las personas más enmarcadas en mi destino.
Miré
a la joven dama, intrigado por el resplandor de sus ojos y la embriagadora
esencia tan compleja como apetecible que emanaba, desde lo que muchos
consideran el alma.
- El gusto es mío, madame
Antelo – le contesté con voz infantil y una sonrisa, no sin antes
notar el hambre que despertó el peculiar aroma que desprendía detrás de su
pronunciado escote, pero teniendo cuidado de no develar aquello.
- Pero que lindo caballerito
tenemos aquí – mencionó al tiempo que buscaba su prematura
muerte pellizcando mi mejilla – puedes decirme miss o maestra no necesitas ser tan
formal chiquitín – hizo saber la dama, acompañado de una breve
caricia en mi rostro – y dime pequeñín ¿cómo te llamas y qué edad tienes? – preguntó
la joven mujer con la mano en la mejilla y sus ojos escudriñando mi persona.
- Demian Valtierra y tengo casi
siete años – conteste mientras sobaba el área afectada por
su pellizco y con gran desconcierto me preguntaba ¿cómo es que eso me había dolido?
- Woow pequeñín ¿estás
seguro de que contaste bien tus deditos? – preguntó escéptica y
ajena a mi propio desconcierto, el cual abandoné pues necesitaba contestarle
por alguna loca razón.
- Sí, miré – respondí
mostrándole una gran sonrisa y seis dedos sin poderme creer que me hubiera
hecho hacer algo tan estúpido para demostrarle mi edad; la pelinegra sonrió
enternecida al ver mi respuesta y me revolvió mi corta melena castaña, lo cual
no me gusto para nada pero que tuve que aguantar; todo fuera por la misión.
- Pues con esa ropita tan
adorable que traes puesta pareces un niño de último de preescolar jojojo – rió
la dama tapándose la boca.
- No, yo si tengo casi siete
maestra, los cumplo en tres meses – conteste de inmediato con la
cara roja de vergüenza y la seguridad de haber cometido un gran error al
ponerme lo que la estúpida de Lucía escogió para mí.
- ¿Pues no veo donde guardas
tantos añitos en un cuerpo tan pequeño chiquitín, ni cómo has brincando hasta
tercer grado siendo tan joven? – cuestiono aun incrédula.
- Papi dice que lo que me
falta de grande lo tengo listo jejeje – respondí haciéndome el
inocente, a la vez que jugaba con mis dedos a lo cuál, la dama me miró como si
viera la cosa más linda del planeta antes de decirme.
- Y ya lo creo que sí
pequeñín, por mi parte será de lo más grato tener a un nene tan adorable e
inteligente cómo tú en mi clase – dijo a la vez que pellizcaba
mi mejilla otra vez mientras el prefecto nos miraba raro.
Después
de que respondí otro par de preguntas fingiendo mi mejor sonrisa, la profesora
me tomó de la mano, le dio las gracias al prefecto y ambos ingresamos al frente
del aula, donde casi de inmediato once niños dirigieron su mirada al frente más
en concreto hacia mí.
- Bueno niños como ya les
había comentado anteriormente, aunque sé que todos vamos a extrañar a su
compañero Marcos – refiriéndose al pobre niño al que los hombres
de Padre tuvieron que desaparecer, para que yo pudiera tomar su lugar en el
grupo – tenemos
el gusto de contar con un nuevo compañerito, les pido le den la bienvenida a
Demian, que nos acompañará en el increíble camino de aprender – terminó
con voz entusiasta.
- ¡¡Hola Demian!! – sonaron
a coro las agudas voces de los niños.
- Hola — respondí
con media sonrisa, sin darme cuenta que aún iba de la mano de la profesora la
cual solté cuando ella pidió que me presentara – Mi nombre es Demian Vu... perdón Valtierra,
Demian Valtierra es mi nombre – corregí de inmediato con genuina
vergüenza, causando la risa de algunos y la burla de unos pocos.
- El nene no se sabe bien ni
su nombre – se burló un niño algo grande para ser de
tercero al fondo del salón.
- Señorito Acebes – nombro
miss Antelo mirando al aludido que se encogió de hombros al escuchar su
apellido – le
pido se guarde esos comentarios, el señorito Valtierra merece respeto y a mí no
me gustaría recordárselo aplicándole un correctivo enfrente de su nuevo
compañero – señaló de forma tranquila pero firme insinuando alguna
clase de castigo, haciendo que me tensara un poco al recordar los que me
aplicaba Padre.
- Uuuhh a Ricardo le toca
vaara – se alzaron un par de voces con una tonadita infantil y
otro par de risas, pero la profesora les paró la burla a todos.
- Y lo mismo va para ustedes
niños, díganme ¿quien tiene ganas de estar de cara contra la pared desnudos de
la cintura para abajo enseñando sus castigados traseritos traviesos hee? – amenazó
la dama y todo el salón enmudeció, así que continuo hablando pero esta vez
conmigo – Bien
Demian perdón por lo anterior, espero no lo tomes a mal, Ricardito puede
parecer a veces un poco pesado pero es un buen niño – aseguro
convencida de sus palabras – todos aquí lo son ¿verdad niños? – preguntó
enérgica la dama a su clase, mientras yo me preguntaba qué clase de castigo tan
estúpido era ese.
- Sí, maestra Teresa – respondieron
todos a coro.
- Lo ves – señaló
la mayor con una sonrisa complacida del resultado de sus palabras – Pero bueno
cuéntanos de ti, como por ejemplo que te gusta – pidió con voz
amable.
- Me gustan… – deje
la repuesta al aire, “los pañales”, continúe a mis adentros
viendo al niño de tez clara, revuelto cabello rubio, ojos color azul claro,
complexión delgada y pequeña que no era otro que el nene de nombre Manuel
observándome con atención, "no
pañales, no idiota, es demasiado directo", me regañe al instante.
- Que no te de pena, aquí
nadie juzga los gustos de nadie – me alentó la joven mujer,
señalado en un portentoso ademán a toda su clase – ¿verdad niños? – se respaldó
en sus pupilos.
- No profesora – respondieron
nuevamente a coro como cualquier otra clase llena de niños pequeños y latosos
de la cual yo era parte.
- Anda Demian, ¿o prefieres
que te llamen Demi? – pregunto tratando de romper el hielo. "Claro que no", pensé entre mí,
contrariado por lo ridículo que sonaba.
- ¡Si, si me gusta mucho! – respondí
emocionado dando saltitos con los puños cerrados lo que ella quería escuchar,
en un acto tan bien hecho como degradante e infantil con el cual logré que ella
y un par de chicas me mirarán con ternura, a la vez que mi objetivo y un chico
pelirrojo mostrarán más interés en mí, que no pude evitar sonrojarme de la
pena.
- Ya lo suponía chiquitín – respondió
Teresa revolviendo un poco mi cabello.
- Jijijiji – reí
yo para ella, mientras que por dentro me cargaba la chingada de coraje.
- Que linda risita tienes chiquito
– señaló
encantada con la que para mí era una simple y desagradable risa infantil – pero anda,
la pregunta sigue al aire y a todos nos interesa la respuesta – me
invitó a continuar la introducción a su amada clase.
- Si miss Antelo, ummm… – conteste
con mi índice en los labios como cualquier otro tonto crío cuándo se quema las
neuronas pensando en su respuesta –...pues me gusta leer, cantar, dibujar, jugar con mis
juguetes y con mis amigos – continúe la respuesta jugando con los
bordes de mi camisa de Paw-Patrol con fingida timidez.
- ¡Oooh! pero que bien
chiquito, tienes gustos muy interesantes Demi, sobre todo el de leer y cantar,
aquí hay dos compañeritos a los que seguro les ha alegrado escuchar eso – respondió
ella en tanto Manuel y el mismo chiquillo pecoso que me recordaba un poco al
pequeño Martín por su pelirrojo cabello me miraban con profundo interés.
- ¡Yupi!, que bien, que bien
– respondí
con soltura y una amplia sonrisa que dejaba ver todos mis dientes de leche.
- Que mejor Demi, pero bueno para terminar ¿alguien tiene alguna pregunta para su compañerito?
- Yo, yo, yo, yo, yo, yo – respondieron
varios alumnos con la mano alzada entre los cuales le dieron la palabra a una
niña de nombre Fabiola, que con sus dos coletas debajo del sombrero infantil
que llevábamos todos me miró fijamente con una sonrisa.
- La muñeca que tienes está
muy bonita, ¿te gustaría jugar con nosotras en el recreo? – preguntó
entusiasmada mostrando su propio juguete.
Muñeca, ¿cuál muñeca? niña loca, me pregunté, antes de recordar que el plantel permitía tener un juguete para jugar en el receso, uno que tenía amarrado en la mochila.
- No es una muñeca – intervino
con marcado disgusto en su voz, el ya tan mencionado pelirrojo, antes de
señalar la figura que yo tenía pendiendo fuera del costado de mi mochila para
fines insospechados – es la figura de acción edición especial de Samu, el
hada de la serie "Un camino mágico" y además – agrego
frunciendo el ceño – no es para jugar
a las tontas muñecas.
- Toby sin malas palabras, por esta vez te lo pasaré por alto, pero a la otra me veré obligada de darte unas buenas nalgadas hee.
- Perdón mami, digo miss – corrigió
de inmediato el pequeño con la cara roja de vergüenza. Al tiempo que la mayoría
de los niños reía de su desliz.
- Silencio niños – ordeno
la dama y todos callaron – Toby cariño, aquí soy tu profesora y debes llamarme
como tal mientras dure la clase – señaló, sin evitar verle con
cariño.
- Sí miss, no vuelve a pasar
– prometió
en vano el pequeño pelirrojo con su cara oculta en el primer libro de "Un camino mágico ".
- Y guarda ese libro Toby,
solo lo puedes tener en hora libre o recreo – sumó
a su regaño.
- Sí miss, perdón – respondió
guardando su libro haciendo pucheros.
Mientras
yo solo esperaba que aquel día acabará pues todo indicaba que no sería el mejor
día de mi vida y; jolines ¿en serio ya es tan tarde? seguro Armando se va a
molestar umm... lo siento, pero por el bien de mi trasero debo regresar al
campamento, ya continuaremos luego con la historia que descansen.
Nota del autor:
Gracias por llegar hasta aquí, lo aprecio
mucho, dicho esto me encantaría decirles algo bastante importante, a partir de
este capítulo la historia manejará una dinámica que espero les guste tanto como
a mí, la cual consiste en hacerle comentarios o preguntas a Demi a través del
apartado de comentarios en el capítulo puede ser de la historia o de cualquier
cosa que quieran saber del pequeño, el nene siempre escucha y por ello es muy
probable que les contesté en el siguiente capítulo, anímense es bastante
divertido.
Oh, oh y si pueden dejar su estrellita de
verdad que estaría super. Muchas gracias y hasta pronto.
Está muy interesante ��
ResponderEliminarvoy al siguiente
CatBlueRed
Gracias CatBlueRed espero el segundo también sea de tu agrado.
EliminarMe gustó mucho el capítulo, te quería comentar que yo no soy muy fan de los escritos en primera persona, pero el tuyo me sorprende, tu personaje principal narra muy bien los hechos y todo es desde su punto de vista como debería ser.(el error de muchos escritores es colocar multiples puntos de vista que confunden al lector.)
ResponderEliminarConoces muy bien tu personaje y Demian es interesante, pero oye que verguenza ir vestido así, pero como dice él, todo sea por la misión de Padre.
Muchas gracias por darle una oportunidad a mi historia más aún por qué como dices no te gustan los relatos en primera persona. Demi tiene una manera de ser bastante peculiar, así como de contar los hechos el nene es muy versado cuándo se da sus aires de niño grande y de lo más tierno cuando deja de fingir eso ya lo irás viendo a lo largo de la trama. Y con todo sea por la misión ni te imaginas lo que el pobre nene tendrá que pasar por sostener sus palabras.
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