Dear... ¿Daddy?: Cap. 2; Autora Marambra

“Dear… ¿Daddy?”

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Septiembre del 2016.

Etiqueta: A/a (adulto mayor, adulto joven)

Advertencia: Spank homo

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Capítulo 2

Autora: Marambra

• Lautaro ¡hermano!… que bueno verte – saludo Rodrigo apretando la mano de su anfitrión regalándole un gran abrazo, después de todo se veían tras casi 4 meses de ausencia
• Lo mismo digo – respondió no solo al saludo sino al sentimiento, ambos eran confidentes desde el colegio ya que Rodrigo también vivió en Buenos Aires aunque nació en Paraguay – Gustavo que guapo que estas, el viajecito te sentó de mil maravillas, muñeco – agrego mirando y cogiendo de las manos al simpático muchacho que estaba al lado de Rodrigo, llamándolo por su nombre en castellano solo por fastidiar al chico, haciendo que dé una vuelta para él, como si fuera una niña que modela un nuevo vestido y como siempre a propósito por ver su tímida reacción, es que Gustav el pequeño francesito de Rodri, era bastante delicado, fino… casi etéreo y ocasionalmente Lautaro gustaba de hacerlo sentir observado solo por ver como se le teñían las mejillas de rosa, sorprendido que en los 6 años que llevaba viviendo con Rodrigo y que además era el tiempo que se conocían, siga teniendo la misma reacción… sonrojo y timidez
• Pues debe ser la petición de mano – contesto Rodrigo con los ojos iluminados, mostrándole el anillo que le había comprado al muchacho y que ahora lucia en el anular derecho, un aro macizo pero simple, muy hermoso, un anillo de compromiso en oro a todo dar, con su inicial en plata, oficialmente era su novio con planes de matrimonio
• ¡OH VAMOS HOMBRE!… PERO QUE BIEN – sonrió Lautaro con sinceridad completa y felicidad de la buena por la suerte de sus amigos, regalándole a Rodri un abrazo apretado y a Gustav un beso sonoro en ambas mejillas haciendo que el chico se incendie de rubor
• Que maldito que eres – lo acuso Rodri pegándole un puñete en el brazo a Lautaro, en medio de la broma cogiendo la cara de Gustav mirándolo minuciosamente – mira como me lo dejas, todo avergonzadito al pobre – y acercando su rostro al del muchacho le dio un beso de película ahí en el umbral, uno de esos que hacen que el corazón se paralice
• Jajjaj ajjjaa hombre ni que fuera “virgencito” y le hubiera dicho que se quite la ropa para mí – dijo codeándolo en son de picardía de adultos, como si Gustav fuera un niño que no entiende que hablaban de él – para aplacar malas intenciones… – agrego con la malicia de siempre, solo por gozar a costillas del tímido franchute, pensando en lo raro que era el joven considerando que Francia es un país caracterizado por ser abierto a todo tipo de temas – pero pasen, pasen no se queden ahí dando espectáculo – agrego Lautaro conduciendo a ambos hombres al salón para estar más cómodos
• ¿Y dónde está el cumpleañero? – pregunto Gustav saliendo del cascaron una vez superado el bochorno al que ocasionalmente lo sometían Rodrigo y Lautaro, pese a los años de relación que tenia con su pareja y su amistad con el morocho aquel, no podía evitar aquel rubor inoportuno, pero sabiendo que ambos hombres lo querían mucho y pese a que Lautaro se reía a sus costillas lo respetaba, era un amigo legal con todos
• Cierto, ¿dónde está tu picaflor? – quiso saber Rodri mirando a todos lados buscando al risueño Gilbert que a diferencia de Gustav, era descarado como él solo, ambos habían traído un regalo sorpresa por sus 20 años
• UUUFFFFF – suspiro Lautaro recordando lo sucedido – es largo de contar – agrego invitándoles con un gesto a sentarse
• Jooo debe serlo porque aquí está tu cinturón – agrego Gustav alcanzo la pieza de cuero que quedo tirada a media alfombra, acariciándola con delicadeza y mirando insistentemente a los ojos de Lautaro, bajando sus pupilas como una caricia hacia la V abierta de su camisa, que coincidencia o no estaba con dos botones más fuera de lugar, dejando ver casi el final de un peludo esternón y la musculatura desarrollada por debajo de la fina tela blanca… toda una tentación para sus dedos que gustaban de la textura de los vellos masculinos  – por lo visto tuvieron una intensa sesión de algo prohibido – dijo relamiéndose los labios de manera inconsciente, recordando su tórrido despertar en los brazos de Rodrigo – apuesto a que Gilbert esta ahora mismo en la cama sin ropa esperándote para otra ronda – y ese comentario sorprendió a todos haciendo que Lautaro se sonroje ante la sugerencia que no podía caer en peor momento, pero sobre todo porque en la cara del joven no había pizca de burla, el realmente creía que acababa de tener sexo en la sala y que querían continuar la fiesta privada
• Bueno si…  mejor dicho no – titubeo y Rodrigo se despanzo riendo
• JA JAA JAA parece que esta vez Gustav te tomo desprevenido… ¡PICARON! – y le metió un toquecito con el codo en el costado como en los viejos tiempos – y bueno ¿cómo estuvo? – pregunto también a raíz de la confianza y el cachondeo y Lautaro se puso en figurillas sin saber que decir al respecto quedándose momentáneamente mudo – ¿esta esperándote en la cama? – pregunto de pronto incomodo Rodrigo por el silencio de su amigo – si es así nosotros te dejamos el cuadro y el regalo de Gilbert y nos vamos, lo último que queremos es importunar en la intimidad – agrego levantándose del sofá

Y un incomodo carraspeo de parte de Gustav se apodero de su recuerdo, recordando un incidente bochornoso por culpa de su madre; hace algunos años cuando Gustav se fue a vivir con él y a manera de estrenar casa hicieron el amor casi en cada rincón, pero Rodri se olvido de guardar la llave que dejaba bajo una maceta para que su madre entre a casa y le eche una miradita a las cosas cuando salía de viaje por negocios y aquel día, ella al no ver la movilidad de su hijo pensó que no había nadie y decidió darle una sorpresa… después de todo Rodrigo les había anunciado que el fin de semana llevaría a su novio a casa para conocer a toda la familia y madre al fin y al cabo, emocionada por la felicidad de su hijo decidió arreglar la casa para un cena romántica para dos: su hijo y su novio al que recién iba a conocer la familia, solo que nunca imagino entrar y pillar a su hijo en cueros en medio de la sala sobre otro muchacho completamente desnudo que gemía bajo su peso y ambos con el trasero apuntando a la puerta… Gustav se paro como un rayo cogiendo un montón de cojines y se metió al baño donde no salió hasta después de una hora que le costó superar el ataque de pánico, se escondió dos meses de la madre de Rodrigo por lo que la ida a la casa de sus padres se suspendió y la cena de bienvenida familiar tuvo que ser en casa de Rodrigo, que al final preparo todo disimuladamente aprovechando las idas a la U y al trabajo de Gustav para que supere el mal trago.

• No, no… Rodrigo no es necesario que se marchen – dijo Lautaro pasando sus dedos por la mata espesa de su pelo ondulado al ver a su amigo enderezarse y a Gustav hacer lo mismo en reflejo – no fue nada de eso – declaro apurado, de pronto ordenando sus ideas, pensando si era o no bueno decir lo que paso, decidiendo hacerlo, después de todo Gilbert era a veces un poco bocazas y seguro era él quien terminaba de contarles todo – Gilbert  si está en la cama – dijo, sentándose y suspirando – pero no por lo que imaginan, no tuvimos una sesión de sexo caliente en la sala ni en el piso, ni nada por el estilo…  y tampoco está enfermo – agrego al ver la preocupación de Rodrigo – sino porque le di una paliza… y ahora está castigado – declaro y Rodrigo parpadeo varias veces, mientras que Gustav se ruborizo hasta las orejas de pronto muy incomodo revolviéndose en el sofá, recordando a una antigua pareja suya que solía fajarlo cuando según él, se portaba mal y que nunca le menciono nada a Rodrigo
• ¡Oh por Dios! – exclamo Rodrigo, entre la incredulidad y la sorpresa, nunca imagino a su amigo en esos trotes, y le pareció un evento impresionante, después de todo el se entero por casualidad que Gustav estaba en medio de una relación fetiche con un tipo que solía castigarlo pero nunca quiso preguntar nada y que hasta ahora Gustav mantuvo en secreto  – ¿y porque hiciste eso? – quiso saber
• ¿Por qué crees?... por lo de siempre – contesto Lautaro ajeno a los pensamientos de ambos
• ¡Lucio! – exclamaron a dúo Rodrigo y Gustav – no me digas que quiso seducirte de nuevo – agrego molesto Rodrigo, Lautaro se había metido en un lio de pelotas por culpa de ese muchacho y que Gilbert no se entero y no porque no se lo contara u ocultara, sino porque Lautaro dejo en claro todo delante de mucha gente, incluso la pareja de Lucio
• NO, que va… pero parece que…
• Se acostó con Gilbert – grito de pronto Gustav, mientras  Rodrigo y Lautaro parpadearon pero antes de que pudieran salir de su estado estupefacto, Gustav volvió a asegurar – LO sabía, ¡LO SABÍA! – decía golpeando su puño en su palma – ese pequeño pendejo quería llevar a Gilbert a la cama desde que lo conoció en la fiesta de Ren – agrego  y  Lautaro se vio de pronto abrumado, el desconocía ese detalle y a decir verdad prefería no ahondar en esos pensamientos hasta hablar con Gilbert al respecto, porque si una cosa había entre ellos era la confianza…. Aunque quizás el joven tenía secretos como él, después de todo él había pecado al no contarle que Lucio trato de seducirlo en aquella fiesta a la que se marcho solo, porque ambos pelearon por un disparate tan insignificante que ahora mismo ni se acordaba – y querían hacer creer a todos que no paso nada en el hotel – frunció el ceño moviendo su cabeza y Lautaro sintió su corazón rajarse sin desplomarse, pero supo disimular y se vio casi obligado a cortar aquello para no enterarse más cosas que ahora mismo no sabía como manejar

Mientras que Gilbert corrió escaleras arriba a su dormitorio encerrándose con llave, es que después de estar dando vueltas en la cama de su amante llorando por la paliza como si fuera un niño, había decidido recomponerse y darse un tiempo con el gaucho, el viejo lo asfixiaba, no lo dejaba ni a sol ni a sombra…. bueno no es que lo encerrara ni nada por el estilo, sino que Lautaro no solía decirle nada, no le prohibía… lo esclavizaba con un sola frase: “eres adulto, sabes lo que haces y yo te amo por eso”; pero no creía que ahora ese amor superara esto, Lucio le había tendido una trampa justo hace 4 meses en la fiesta de “En hora buena”  que le hicieron a Gustav porque concluyo su doctorado y el escapo de pura suerte pero no pudo contener el rumor y aunque le había dicho a Gustav que no paso nada, al parecer el franchute tonto ese no le creyó y ahora le soltaba eso a su medio marido celoso…

Lautaro  iba a matarlo, pero primero le quitaba la piel del poto con el rebenque que tenia colgado en la pared junto a unas boleadoras y un cuatro de Martin Fierro repujado en cuero que lucía siempre orgulloso como parte de su cultura y sus raíces a quienes venían de visita y seguro luego de eso le apretaba el cuello y se deshacía de su cadáver envolviéndolo en la carísima alfombra persa que compro el año pasado y regresaba a Buenos Aires como si nada, ¿de cómo lo sabía?, pues porque alguna vez en son de broma le dijo: te veo o me entero que te metiste a la cama de otro estando aun conmigo, se acaba la nuestro pero antes de mato.

• No, no fue nada de eso – negó rápidamente Lautaro recomponiéndose de la impresión –  Gilbert no se acostó con Lucio – agrego casi obligado, como queriéndose convencer, pensando: vamos hombre eres mayor que él y te habrías dado cuenta de eso y conociendo a Gilbert y su maldita consciencia seguro se lo contaba más temprano que tarde – el problema tiene que ver con el colegio – aseguro y Rodrigo y Gustav lo miraron como si le hubiese salido dos cabeza
• ¿El colegio? – preguntaron incrédulos los dos esperando una explicación

Así que Lautaro se vio casi obligado a  contarles lo que había pasado, para bochorno de Gilbert…

   

Todas las ilustraciones pertenecen a sus respectivos autores