Solitarios
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Julio del 2017.
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Por culpa de la bruja
Capitulo único
Autora: Terry
¡Aaaay! ¡no!... No, no, no, no puede pasarme
esto a mi… no tuve tiempo de nada, ¡esa vieja!, ¿porqué tenía que ser amiga de
mamá?, espera un momento mi mamá no es tan vieja aunque tampoco es una
quinceañera, tiene treinta y cinco y si es su amiga pues tendrá más o menos la
misma edad, aun así es una bruja, esa
horrible verruga en la nariz lo dice porque en los cuentos que me contaban de
pequeño todas las brujas tenían una verruga en la nariz… bueno a lo mejor estoy
siendo algo infantil y exagerado, pero me da tanta rabia, que no me importa
tener quince y saber que las brujas no existen, pero con algo la tengo que
comparar ¿no es cierto?
Pero no puedo evitar pensar que hoy si
se porto como una bruja, es que no quiso hacerme el favor y darme una
oportunidad, no, ella armo tremendo drama por mis deberes y luego me amenazo
con contarle todo a mi madre arruinando toda mi mañana, y claro cuando llegue a
casa, estresado rezando porque aquello haya sido una amenaza vacía, mi mamá
empezó a gritarme, no me dio tiempo ni a entrar en casa que ya no más me quito
la mochila diciendo lo que le había contado la maestra mandándome a mi
habitación hasta que ella revisara todas mis carpetas, claro la obedecí sin
decirle nada, no soy suicida, a lo mejor si se centraba solo en mis carpetas y no
se daba cuenta de la cajetilla de tabaco que tenía en uno de los bolsillos de
mi mochila, pero conociendo a mamá seguro los descubre antes siquiera de hojear
mis tareas.
- ¡Leonardo Pérez! Baja en este instante – ¡Ay! no, ya la encontró no puedo bajar mejor salgo por la ventana aunque está muy alta y si salto me mato y si no mi mamá mata a mi trasero ¿qué hago? y para colmo papá no ha llegado todavía, él es el único que podía salvar mi valiosa vida – ¡Leonardooooo! – vaya burla, no era a mí a quien tuvieron que ponerme semejante nombre: Leonardo sino a mi mamá que ahora más que nunca parece una leona – Última oportunidad… ¡baja de una vez!
Sin duda mamá está mal de la cabeza si piensa que voy a bajar y poner en peligro mi retaguardia, tengo que hacer algo, algo pero rápido, solo que mis opciones son escasas, no puedo tirarme por la ventaba porque me mato, salir a la calle imposible, mamá está en la planta baja… ¿qué hago?, ¿qué hago?
- Leonardo ¡mocoso! baja de una vez – ¡Ja! sigue soñando mamá, si crees que mis pies van a llevarme a mi propia muerte lenta y dolorosa bueno la de mi trasero es que estas reloca…. Jo, no hay donde meterme, mmm mala idea, el armario será el primer lugar que mamá busque, de chico me escondía ahí y siempre termine igual, con una paliza extra, ¡ya sé donde!… bajo la cama de mis viejos, mmmm mejor no, por ahí y se les da por tener sexo antes de buscarme y yo traumado – Leonardo si no bajas a la cuenta de tres voy a subir yo y no te va a gustar – que estrés por Dios, mamá no me da tregua… ahh pero que tonto, ya sé donde, voy a esconderme en el tejadillo que hay en despacho de papá, ahí subí millones de veces a contemplar las estrellas, me encanta ese lugar, ahí me siento libre – Uno dos y tres tu lo quisiste
Y los pasos de su madre se oyeron cada vez más cerca en las escaleras sacando a Leo de su trance, quien salió descalzo al altillo ese para que su mamá no escuchara sus pasaos quedándose lo más quieto que pudo mientras escuchaba a mamá iba de aquí para alla soltando amenazas, pero al rato de no encontrarlo por ningún lado se empezó a preocupar… y si salto por la ventana no, no podía ser, pero y si fue? y si se lastimo por saltar; todo por perder los nervios y gritar asustando a su bebé; ya estaba por llorar o llamar incluso a la policía, cuando escucho la puerta principal cerrarse, era su marido que acababa de llegar, seguro que él lo encontraría.
- Amor no encuentro a Leo – le dijo a punto de llorar y su marido abrió los ojos de asombro sin entender
- ¿No vino de la escuela? – pregunto y ella dudo un poco en contestar pero tenía que contar la verdad
- Si vino pero lo mandé a su habitación – y Manuel que así se llamaba el padre de Leo elevo una ceja – es que me llamo la profesora contándome que no entrego los deberes y revisando su mochila vi esto – y le enseñó la cajetilla de cigarrillos Manuel frunció el ceño, él no quería que su hijo se matara con esa mierda – quizás con los gritos se asustó y salto por la ventana – y se puso a llorar
- Que dices Ana no ha podido saltar por ahí, se hubiera roto la crisma – si no salto la ventana no salió por la puerta ya tenía una idea de donde podría estar, él lo había pescado algunas veces en ese tejado ganándose unas nalgadas por su parte – ya sé donde puede estar
Manuel fue a su despacho y salió a la terraza todo esto con Ana pegada detrás de él, y ambos encontraron a su niño sentado abrazado a sus rodillas y con la cara escondida en su antebrazo, claramente se notaba que estaba llorando y no se dio cuenta de nada hasta que papá se sentó a su lado y apretó su hombro levantó su carita llena de lágrimas.
- ¿Qué ha pasado Leo? – sabía que cuando le contara papá también lo iba a sonar, pero prefería que fuera su papá a que mamá cogiera el cinturón, se separó poquito a poco y miro sus manos ¿Por qué le parecían ahora tan interesantes?... papá levantó una ceja como diciendo estoy esperando
- No fume ninguno… solo los compré para que mis amigos no se rieran de mi – Manuel le cogió la cara
- Hijo si se ríen de ti por hacer lo correcto no son tus amigos, y ningún amigos nuevo o antiguo no te tienen que influir en lo que tú quieras hacer – le dijo mientras acarició la cara
- Lo siento papá – se disculpo aun muy triste, sabía que eso no lo exoneraba de su castigo
- Anda vamos a bajar de aquí – y Leo empezó a llorar
- ¿Qué pasa porque lloras?
- Es que mamá me va a pegar con el cinto – y ahí se dio cuenta porque se había, Leo le tenía terror al cinto, nunca lo pego con eso, pero aun así le tenía mucho miedo
- Sabes que lo que has hecho se merece un castigo – dijo papá – son muchas cosas en contra Leo, no hacer los deberes, comprar tabaco y para colmo te subes al tejado – le cogió el mentón levantó la cara para que le mirara a los ojos
- Si pero no con el cinturón por favor papá, no lo volveré hacer pero por favor no con el cinturón – Manuel le beso la coronilla,
- No te preocupes no lo va a hacer
Y con esa promesa bajaron del tejado, Ana por su parte paso de la preocupación al enojo y como lo prometió fue directa a Leo con el cinturón en la mano, levantó el brazo con la intención de sonarlo y Leo cerró los ojos de puro instinto pero el cinturón nunca llegó a su trasero, papá lo había atrapado en el camino antes de que cayera sobre su objetivo, quitándoselo a Ana de las manos.
- Leo ve a mi habitación – dijo papá y Leo salió corriendo del lugar sin que se lo repitiera dos veces mientras Ana lo miro con rabia
- Así lo tienes por mal criarlo, hace lo que le viene en gana – pero Manuel la abrazo sonriendo
- Sabes porque se subió al tejado – lo miro sin entender – porque tiene mucho miedo del cinturón – le dijo y Ana se quedo pensando – además Ana, se puede castigar sin eso y lo va a entender igual
Después de eso, Leo se quedo en su dormitorio mientras sus padres discutían su futuro, y tras unos tira y afloja, quedaron en que lo castigaba Manuel pero mamá le daría el toque final por asustarla, y así Manuel entro a la habitación de Leo explicándole el acuerdo y al pobre no que le quedo otra que aceptar las condiciones, después de todo no tenía otra opción, papá iba a darle la primer parte del castigo usando solo su mano, así que apenas le explico lo que iba a pasar, lo puso en sus rodillas y sin alargar más la situación, bajando de un no tirón sus pantalones junto a sus bóxer y si más empezó con el castigo.
- PLAF PLAF plaf plaf plaf PLAF PLAF plaf plaf plaf PLAF PLAF PLAF PLAF plaf plaf plaf plaf PLAF PLAF – todas le cayeron seguidas sin darle tiempo ni a respirar
- Papiiii no tan fuerte – pero papá no iba a parar
- PLAF plaf plaf plaf PLAF PLAF plaf plaf plaf PLAF PLAF PLAF PLAF
- Yaaaaa, yaa ya no más – decía Leo llorando y suplicando que papá no siguiera, este venía siendo el castigo más largo que le habian dado y aunque solo usaba su mano estaba ardiendo la piel
- PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF
- Por favor papá… POR FAVOOOR NO vuelvo hacerlo – y papá quiso terminar para poder consolar a su bebé
- PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF
- AGGGD AAGGS AUU Yaaaa PAAAA – rogo casi ahogado de lágrimas, y papá dio por finalizada su parte, total tenía el trasero rojito como un tomate
- Ya mi niño ya – papá lo paro y lo abrazo a su pecho para calmarlo un poco antes de que su mujer se haga cargo
Y como que, Ana fue a su tocador cogió el cepillo que tenía de madera e ingreso a la alcoba de su hijo, se fue hacia ellos y así como lo tenía Manuel le plato cuatro cepillados. No iba a prolongar aquello, su marido había hecho un muy buen trabajo.
- PLOF PLOF PLOF PLOF – sonó la piel en el eco de las paredes, pero a Leo le parecieron cohetes que quemaron su trasero
- AUUUUU MAAAA YAAA PERDOOON – grito tratando de girarse, pero su padre lo abrazo meciéndolo para que se calme
- Eso digo yo… ya no más sustos Leo – le dijo mama besando su cabeza – ¿cómo se te ocurre subirte ahí? no ves que te puedes romper la cabeza y que hacemos nosotros ¿he? – y por fin mamá lo abrazo también
- Es que ahí me siento libre – Ana lo entendía, tenía quince años y ahora todo le atormentaba
- Pues habrá que hacer unas escaleras – le dijo papá
- ¿De verdad?
- De verdad – le dijo mamá
Al
final saco algo bueno de esa paliza…
Terry me gusto tu forma de relatar, primero en primera persona y luego desde una vista aérea por asi decirlo, jejej, eta fantástico.
ResponderEliminarY esa bruja de su maestra, que chisomosa.
Me gustan tus cortos, espero pronto no regales mas , jeje
Marambra
Leo tuvo suerte, si lo atrapaba mamá otra seria su historia.
ResponderEliminarTe quedo muy lindo el relato, me gusto mucho.
Erina
Por perder me no había leído este corto!!
ResponderEliminarjajaja muy buen escondite!!
Me gusto mucho Terry!!!
cortita pero precisa, me encanto como qedo el capi
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