El amor hace a una familia, 2ª Temporada: Cap. 3; Autor Adan

El amor hace a una familia

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 15 de Agosto del 2017.

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Segunda temporada

Capitulo 3

Autor:Adán

• YAAAA SUEEELTA ¡CHINCHOSA! – oyeron Juan y Lucia desde el salón y se miraron,  seguro Kosaki no dudo ni un minuto en hacer uso de su poder como hermana mayor que tenía una misión, fastidiar su hora de juego
• ¡QUE NO!, que el papá dijo que está MUY ENOJADO – repitió convenientemente Kosaki abriendo la puerta jalando a Peter que prácticamente patinaba en el piso sin querer
• Y A MÍ QUE ME IMPORTA – contesto, vamos que Peter era un verdadero cardo en el jardín privado de Juan y Lucia
• ¡¿Qué cosa dijiste?! – pregunto mamá y Peter se pinto de rojo, era gracioso verlo, el rubor le brotaba en el cuello y rápidamente incendiaba su rostro y sus orejas
• Perdón ma, perdón pa – musito contrito mirando el piso y jugando sobre sus pies
• Ve a darle un abrazo al papá y promete no volver a decir eso tan feo – le recomendó Lucia y Peter elevo una ceja de sorpresa mirando de reojo a Juan para evaluar su enfado
• Lo siento papá – se disculpo obedeciendo a su madre, abriendo sus brazos para abrazar al que era su padre desde que tenía tres años – perdón
• Que no se repita – murmuro Juan aun sin sonreír, algo que inquieto a Peter, el anuncio del enojo de papá no era broma… sus hermanas no sabían bromear con aquello
• Ahora ¿me puedo ir a bañar? – si el crío era un pillo, estaba deseando desaparecer de la sala
• Primero lo primero jovencito – respondió papá mostrándole la nota y haciéndole leer en voz alta – lee en voz alta para mi – le ordeno
• ¿Qué es? – pregunto mirando desconfiado, había reconocido el papel membretado de su escuela
• Una invitación a darte una paliza – contesto Juan – pero antes tienes que leer
• Paaa – murmuro
• Lee hijo, no me hagas renegar más de lo que ya estoy, no será bueno para ti…

Y Peter empezó a leer, Juan no necesitaba escuchar con atención, sabia de que se trataba, en cambio su mente voló a la época en que la desgracia y la bendición tocaron su puerta al mismo tiempo

Corría enero de 1971, era un lunes como otro cualquiera, habían pasado tres semanas desde que empezara a trabajar en la nueva fábrica, aun se estaba adaptando al ritmo; eran aproximadamente las 19:00 cuando llegaba de un duro turno laboral, apenas abrió la puerta, su pequeño que hasta ese momento era su único hijo, corrió a su encuentro con los brazos abiertos gratando de alegría.  

• ¡Papá! – exclamo Adán ensuciando los pantalones de su padre con huellas de barrito
• Mi niño – respondió Juan alzándolo como siempre,  estaba todo sudado con las mangas de la camisa arriba y el abrigo en los brazos, Adán sonrió cuando lo alzo en brazos – ¿estás jugando? – le  pregunto, aquel tiempo Adán tenía dos años aproximadamente  
• Si papá, mira mi titi – le dijo mostrándole unos pequeños carritos llenos de piedritas del jardín
• Qué cosa más linda, una pista – sonrió papá haciendo un paréntesis en su apuro por ducharse para jugar un rato con su pequeño hijo

En eso apareció Lucia mirándolo desde el umbral con una sonrisa en la boca, su marido parecía rudo, pero en el fondo era un pan.

• Hola amor – lo saludo ella, besándolo – ¿cómo te fue?
• Pues bien, con mucho trabajo – le contesto él abrazando su cintura y entrando con ella a la vivienda, mientras el pequeño corría a la sala con sus juguetes  

Habían hablado de todo mientras Juan se desvestía para tomar un baño y ella le alistaba ropa, tras eso bajaron a cenar en familia, Lucia le había reclamado por fumar sabiendo que  el médico se lo había prohibido y sobre cómo le estaba yendo a ella en su propio trabajo, la verdad es que había hecho grandes logros en su carrera aprendiendo rápidamente lo que le llevo a un ascenso de puesto y de salario, algo que claro llegaba muy bien.

Después de acomodar la cocina y acostar a los niños temprano, ambos se dispusieron a ver las noticias un momento antes de irse a dormir, las noticias no eran alentadoras, los problemas políticos estaban resurgiendo y había una nueva ola de desaparecidos y arrestos ilegales.

• Mañana 25 de enero se les recomienda no salir de sus casas, habrá una gran movilización de obreros en el corazón de la ciudad, contra las nuevas políticas del gobierno – hablaba el presentador a través de la televisión
• No dudaremos en usar  mano dura contra los manifestantes –  amenazo el supuesto ministro de estado en otro canal…
• Eso es cerca de tu trabajo,  creo que será mejor que no vayas a trabajar – le pidió Lucia medio nerviosa, no quería que vuelva a suceder lo de meses atrás, y lo tomen detenido y pase la noche en la cárcel como la vez anterior
• No te preocupes cariño, no iré – prometió Juan, tampoco tenía ganas de estar arrestado y correr peligro, muchos de sus amigos habían sido asesinados por estar vinculados con los sindicatos, pero el tenia que pensar en su familia, tenía muchos niños que cuidar

Fiel a su palabra, Juan se quedo en casa al día siguiente, lo mismo que Lucia, noche antes tras el noticiero Star la había llamado indicándole que habían decidió parar la fabrica por dos días por los conflictos y que mejor descanse y los pase en casa, y casi similar llamado recibió Juan muy temprano al día siguiente, era su compadre Juancho que quería saber si iba a ir al trabajo, sintiéndose más tranquilo cuando Juan le dijo que no irían ni él ni Lucia, así estaban dispuestos a desayuna cuando alguien llamo a la puerta cuando ni él ni Lucia habían dejado todavía el pijama, se trata de Maximiliano y su esposa.

• Hola Juan – lo saludo su amigo, sosteniendo en sus brazos a su  pequeño hijo: Peter; Juan y Lucia eran sus padrinos de bautizo, y cuya amistad con él era tan remota como la de Juancho, es más los tres eran amigos de infancia – quiero pedirte un favor – le dijo sin querer entrar – estamos apurados y no podemos irnos con nuestro hijo, así que quiero saber si puedes encárgate de él, mi mujer y yo iremos a protestar al centro
• Pero es peligroso… ¡no lo hagas! – respondió Juan sorprendido
• Debo hacerlo… queremos un futuro bueno para nuestro hijo… no me detengas será en vano – respondió el y sin más le entrego a su hijo Peter, un niño de 3 año de edad, un bebé, tras eso Maximiliano y Laura se marcharon tras darle un beso a su hijo y Juan con el nene medio dormido en brazos mientras esperaba que sus amigos volvieran por él durante el transcurso del día
• Amor – Juan entro  con el nene – Maximiliano me encargo a su hijo para que lo cuidemos por el día – le comunico meciendo suavemente al niño, algo nervioso no sabía cómo decirle lo demás
• Ahh ya está bien – murmuro Lucia quitándoselo al niño y acostándolo en la cama de Adán, ambos niños solían jugar cuando estaban juntos

Y el día paso sin mayor incidente, cada cual concentrado en sus cosas, Lucia más por pánico que por otra cosa, en la mañana se pasaron ambos acomodando la casa aprovechando que están ambos, ya por la tardes después de almorzar, ella se dirigió al mercado para llenar la despensa por si acaso las cosas se compliquen, mientras Juan se quedo haciendo arreglos, prepararon la cena y bañaron a todos los niños, siendo ya casi hora de dormir, nada inusual excepto porque los padres de Peter no habían regresado aún.

• Oye cariño sabes ¿cuándo vendrá Maximiliano por su hijo?, mira la hora que es – murmura ella terminando de vestir al pequeño con uno de los pijamas de Adán que aun eran grandes
• Pues no sé, ya deberían venir – responde él acostando a Adán – a lo mejor como ya es tarde pasara por el mañana – le responde – de todos modos voy a llamar a su casa
• Pues hazlo – recomienda Lucia  – y a todo esto, no me contaste porque te lo encargo al bebé –  pregunta ella frunciendo el ceño, se le hizo raro aquello porque los padres de Peter rara vez se desprendían del niño, era su único hijo
• Es que quiso ir a protestar con su mujer al centro –  le comenta y Lucia lo mira como no creyendo – ya sabes cómo es el metido en la política luchando contra la dictadura
• Qué barbaridad, ese par ya debería dejar eso de lado, tiene un bebe, como sea no podemos hacer nada hasta mañana

Pero al día siguiente no hay rastro de ninguno, Juan estaba muy preocupado porque había llamado a Maximiliano noche antes, tres veces la ultima sobre la media noche, pero nunca contestaron y en la mañana temprano tampoco y para colmo, el niño y Adán despertaron con fiebre, es que el parcito en un descuido de Juan se metieron a la bañera de agua fría.

• Creo que me tendré que quedar cuidando a Peter y a Adán, están con fiebre – hablo Lucia tocándoles las frentes de ambos, los pequeños ardian – llamare a a Star para decirle que hoy no iré
• Está bien amor me iré a bañar

Respondió Juan mientras ella fue a despertar a los niños para desayunar, después de aquello se despidió de todos con un beso y se fue directo a su trabajo, pero apenas se sentó en su oficina,  Juancho entro corriendo agitado.

• ¡Juan! – grito el sobresaltado, su rostro estaba pálido y se lo notaba agitado
• ¿Qué pasa?, tranquilízate – le respondió frunciendo el ceño, Juancho es un tipo tranquilo y rara vez tiene arrebatos como ese
• ¡Prende la radio debes escuchar esto!

A la insistencia de Juancho, Juan prendió la radio, las noticias estaban dando la lista oficial de los caídos en el enfrentamiento,  fue cuando se entero que Maximiliano y su esposa estaban muertos, los habían alcanzado una ráfaga de metralleta, Maximiliano había muerto camino al hospital, pero había dejado una nota para Juan, dejándole la responsabilidad de la crianza de su hijo, el no tenia familia, sus hermanos y madre habían fallecido hace unos años en un accidente y Laura era hija única con uno padres octogenarios que ni por si acaso podrían hacerse cargo del pequeño y por si fuera poco dejo un poder notariado con un abogado disponiendo como voluntad tanto suya como de su esposa de que el niño quede al cuidado de su padrino Juan en caso de perder la vida en los enfrentamientos; al parecer Maximiliano estaba casi seguro de que de esta no iba a salir.

• Diablos tengo que ir casa… tengo que hablar con Lucia…