martes, 15 de agosto de 2017

Una familia cualquiera: Cap 4; Autora Marambra Para Terry

Una familia cualquiera
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 15 de agosto del 2017.
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Capitulo 4
Para Terry
Autora: Marambra 

  • ¿Dónde está tu hermano? – sí, la frase parecía un eco en la boca de Joseph Torrejón Morales, había pasado un mes desde el incidente con los mellizos pero el enfado era otra cosa y eso se reconocía a leguas, Joseph realmente estaba enfadado – Ey te estoy hablando – le dijo dándole un coscorrón al pequeño que tenía delante, Elías estaba tirado en el sofá con un libro en la mano y con los auriculares puesto por lo que no oyó a su padre entrar ni preguntarle sobre Claudio porque los mellizos estaban con su madre en el dentista – ¡Elias! PLAF PLAF PLAF – y soltó tres manotazos en el trasero haciéndolo parar de golpe, y el crio recién se dio por enterado de la presencia de su padre en casa
  • AUUU papaaaaaa – se quejo llevando las manos atrás
  • ¿Qué te dije sobre el volumen de los auriculares? y bueno parece que tendría que hacer una pausa antes de atender el asuntito que tenía entre manos respecto a Claudio – ¡Elías!... te estoy hablando – repitió recordando que Elías era eso Elías… mudo cuando tenía que dar explicaciones que no le gustaban y esta era una de esas
  • NO HICE NAAAADA, TU VIENES CON TU MAL HUMOR A SACARME DE MI MOMENTO DE RELAX – y no fue solo Joseph que quedo en shock, también el propio Elías
  • Okey, ve por él – dijo papá parándose en toda su altura dejando en claro la desventaja numérica que tenia sobre Elías, con 13 años aun no pego el estirón y a veces se comportaba como un niño de once, esta iba a ser una de esas grandiosas ocasiones, se puso a llorar, él no iba a traer el cinturón que esa orden implicaba, es que papá tenía tras su puerta del dormitorio un viejo cinturón de cuero que su padre usó en él años antes y que no servía para otra cosa que para tostar traseros, Claudio le había dicho que esa porquería dolía como un demonio y los mellizos lo habían probado dos semas antes, por separado, Bernardo por salir sin permiso y Samuel por llegar dos horas después de su toque de queda y papá tras aquello los había hecho sentar a los tres menores diciéndoles que cada que rompan una regla en casa los iba a castigar con aquello, y hasta ahora Elías había salido bien librado del asunto
  • Nuuu, SHIIIIGGG no hice naaaada buaaaaaaaa y Joseph lo jalo de la mano sentándose en el sofá que minutos antes ocupara Elías y lo volcó boca abajo sobre sus rodillas quitándole el pantalón de un tirón hasta casi los tobillos, ¡diablos! pensó Elías, no debió salir de su alcoba
  • Pues si mal no recuerdo jovencito, tu madre y yo te dijimos que estas prohibido de usar auriculares, que son peligrosos no solo para tu salud – y el calzoncillo pronto se unió a los anchos vaqueros, bueno no es que fueran anchos, sino que Elías era flaco como un pabilo y todo le quedaba enorme, sobre todo los pantalones que se chorreaban de sus caderas
  • NOOO PAPÁ NO LO HAGO DE NUEVO, DEEEJA – grito queriendo zafarse del asunto, pero no iba a ser tan fácil su padre estaba decidido a quitarle la tontería esa de los auriculares a golpes
  • Los auriculares son peligrosos, te impide oír lo que ocurre a tu alrededor y puedes sufrir un accidente o ser atacado por otra persona – concluyo papá sujetando la mano de Elías que hacia todo lo posible por protegerse y empezó, no iba a darle una tunda, pero si lo suficiente para que se lo piense la próxima – y encima tienes el cinismo de gritarme maleducado – agrego papá para que sepa también que su actitud fue muy desafiante – plaf plaf plaf plaf plaf plaf plaf plaf plaf plaf – empezó a sonar el trasero del chico que de inmediato le dio la razón a  su padre, los auriculares lo ponían en peligro y ahora mismo estaba siendo atacado sin razón alguna por su mano
  • Auuuu ayaaa paaapi deeeja – le pidió moviéndose como una culebra
  • PLAF PLAFPLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF
  • BUAAAAAAAAAAAA – grito más fuerte procurando librarse del castigo haciendo un alboroto

En eso apareció Claudio, curioso por el ruido preguntándose que podía haber hecho Elías para que su padre lo castigue si apenas llego, vio al pequeñajo tirado boca abajo sobre el sofá con un libro como siempre, de todos los hijos de Joseph Elías era el más tranquilo e intelectual de todos, es mas sus lentes lo decían todo.

  • Ya Elías, ya paso – dijo papá abrazándolo, le encantaba hacerlo y de un tiempo a la fecha la única ocasión que tenia de aquello era cuando lo reñía o castigaba, porque luego esquivaba los abrazos como la peste, signo inequívoco que estaba entrando a la parte dura de la adolescencia y rogaba que no fuera como los mellizos – ¿ves porque no puedes usar los auriculares?,  ni te enteraste de lo que te estaba preguntando – le dijo su padre limpiándole los mocos de la nariz – anda vístete y ve a dar una vuelta por el parque, tienes una hora – le dijo y eso extraño a ambos chicos, ¿papá lo estaba premiando?, o era su manera de disculparse, pero no era ni una ni otra cosa, papá lo único que quería era restarle la vergüenza de lo que iba a pasar a Claudio quien sin imaginar que la cosa era con él, abrazo a su hermano menor y le dio un beso en la cabeza cuando paso por su lado al baño
  • ¿A qué hora llegaste? – pregunto su padre como si fuera una casualidad, y Claudio no se dio ni cuenta
  • Hace 40 minutos papá, buenas tardes – contesto acercándose para darle un abrazo a manera de salido – ¿qué hizo Elías? – le pregunto todo confiado resbalando sobre el respaldo del sillón hasta que su trasero toco el mullidito almohadón donde se sentaba Elías a leer
  • Nada que sea de tu incumbencia… Fittipaldi – le dijo mirándolo fijamente y Claudio trago saliva, ¡demonios! ¿cómo se entero su padre?
  • Yooo – tartamudeo
  • ¿Qué creías? Que no me iba a enterar? le pregunto enojado, había querido guardar aquello para la intimidad del momento, pero la verdad es que el recuerdo de lo que acababa de ver no era agradable; Claudio había abierto su boca para decir algo o quizás solo era un reflejo – no te atrevas a decirme nada hijo, mejor sube a tu habitación y me esperas ahí – lo despacho

Y Claudio subió las gradas prácticamente de dos en dos sintiendo llamaradas de calor en la cara, era la vergüenza de lo que estaba seguro iba a pasar… desde que cumpliera 15 años sus padres lo habían castigado privándole de sus privilegios y a diferencia de los mellizos que parecían estar en competencia por hacerse dar una paliza, Elías era su único rival en los últimos meses de no recibir una reprimenda física hasta ahora, pero desde el momento que cometió la infracción, estaba seguro de que si su padre se enteraba no le iba a ir nada bien, porque si algo le molestaba a su padre enormemente era que rompan las reglas, peor si estas involucraban a la ley del estado.
Y sabia que no podía decirle la verdad a su padre porque  sería peor, no había justificativo alguno para lo que hizo, solo que el rugido del motor, su pie en el acelerador y la música a todo volumen lo habían encandilado y se trago kilómetros de carretera sin ningún temor, y que encima jamás imagino que su padre se enterara… ¡Diablos! ¿cómo lo supo?, esa era una incógnita que no se atrevía a resolver, pero que seguro su padre en algún momento de su “privada charla! le iba a hacer saber; mientras que papá no perdió el tiempo y sin pena alguna se dirigió al jardín con una navaja en la mano, iba a cortar una ramita del álamo que crecía en el medio del patio para darle con aquello a su primogénito una lección que no olvidaría; reafirmando su decisión cada que se acordaba de lo que había visto, él había salido antes de tiempo del trabajo y se dirigía a casa, dos semanas antes le habían entregado a Claudio su licencia de conducir, él había aplazado lo mas que  pudo el momento del examen de conducción alargando dos años a la edad establecida, pero ya con 18 años no era solo un lujo sino una necesidad, a veces tanto él como Nora su esposa necesitaban de un tercer conductor para alguna emergencia con los chicos porque no podían salir  o llegar a tiempo de sus trabajos, por eso habían decidido que Claudio tome el examen al cual lo acompaño su padre para que Claudio no se niegue sobre las instrucciones y normas que dictaba la policía de tránsito a los nuevos conductores, haciéndoles firmar un compromiso sobre el entendimientos de dichas normas que básicamente eran las universales, NO saltarse semáforos en rojo, no acelerar en carreteras cuyas velocidades pedían la disminución de las mismas y sobre todo NO distraerse con ningún aparato electrónico a mano, ahora claro no era que Claudio estuviera con el móvil en la mano, sino que la música que puso lo contagio de adrenalina y  el chico se dejo llevar, era simple y llanamente el querer probar que se sentía a 140 km por hora en una carretera desierta, solo que la acelerada no fue solo en la carretera, empezó saltándose el semáforo cuando su padre para mala suerte estaba en el otro carril y el chico ni se percato de su presencia y fue testigo en primera mano de las tremendas imprudencias que su hijo asumió, y lo peor, el también usaba la misma carretera y la esperanza de encontrarlo en el camino se perdió bajo la estela de tierra que dejo tras el motor y eso sin contar con la música que hacia retumbar los parlantes nuevos del carro de su  madre.
Mientras su padre recordaba todo aquello, quitando las ramas y nuditos al palito verde, Claudio estaba sentando mirando sus pies, ¿Cómo pudo ser tan tonto?, papá cuando salieron del examen de conducción y le entregaron su licencia de conducir, le había dicho algo muy textual.

  • Espero que hayas tomado en cuenta lo que recomendó el comandante – fueron sus palabras muy serias cuando subieron a la movilidad de su padre y éste le entrego por primera vez las llaves de su auto para regresar a casa juntos, solo que esta vez papa iba como acompañante – porque si se te viene la vena de Fittipaldi alguna vez y yo me entero, ten por seguro que tu licencia duerme en mi ropero hasta que yo lo decida, ¿entendido? – le había preguntando su padre cogiéndolo del mentón, tras aquello se acomodo y no dijo nada mas, pero no dejo de observar los movimientos de su hijo, viendo que le temblaban las rodillas – ey ey Claudio tranquilo, aprobaste el examen, sabes conducir, solo se prudente y no te olvides de las recomendaciones, nada mas… confió en ti

No era difícil, pero claro como todo adolescente que se deja lelvar por el momento, él también como muchos las olvido por completo cuando se vio solo en la carretera con Zorba el Griego como música de fondo, es a que Claudio le gustaba la música clásica a todo volumen y con eso piso el acelerador dejándose llevar.

  • Si mal no recuerdo, firmaste un compromiso sobre las normas a seguir cuando te dieron la licencia de conducir  – dijo su padre interrumpiendo sus pensamientos con el palito verde en la mano haciendo que Claudio se pare de inmediato con un nudo apretado en el estómago cuando vio lo que papa traía en la mano
  • Lo siento papá, yo… no sé qué decir al respecto – contesto nervioso pero con sinceridad, limpiándose las manos en los laterales del pantalón y bajando la mirada, aquello era horrible
  • Qué tal si me cuentas cuantos semáforos en rojo te saltaste hoy o a cuantos kilómetros corriste la carretera para llegar a casa 40 minutos antes que yo si tu y yo estábamos en la intersección 50 en el nudo Villazón – agrego y Claudio cerró los ojos, mierda, eso era en el centro mismo, un lugar ultra archi peligroso para saltarse las señalizaciones – estabas tan concentrado en la música que a propósito estaba a tan alto volumen que ni siquiera oíste que te toque la bocina, ¡estando a tu lado! – le dijo y el mundo del chico se hundió bajo sus pies… esta era una pesadilla que nunca creyó vivir, pero prefirió ser sincero como siempre lo era
  • De verdad papá yo, lo siento me deje llevar… quería saber lo que se sentía pisar el acelerador a fondo – murmuro mirando el suelo, más sincero que eso no podía ser
  • Bueno pues, yo te voy a enseñar una mejor razón para que no vuelvas a ser tan curioso la próxima vez – contesto su padre como preludio a la paliza – ahora creo que ya sabes lo que tienes que hacer ¿verdad? – pregunto retóricamente haciendo una señal hacia la cama de su hijo – fuera pantalones y apoyarse en el colchón – repitió Joseph mas para llenar el silencio que se produjo que por otra cosa

Claudio obedeció el comando, se giro sin mirar a su padre, totalmente avergonzado de lo que había hecho, y llevo la manos a la hebilla de su propio cinturón,  temblándole el pulso, papá no lo había castigado en 3 años redondos y la ultima paliza fue con un cepillo, él nunca probo un castigo como el que pensaba su padre darle, los mellizos tenían más experiencia en eso, pues se habían llevado un par de varillazos a manos de su abuelo y la experiencia no parecía bonita, los chicos lucieron dos rayones verdes en los muslos por 3 días; mientras el se quedaba con esos pensamientos, su padre lo observaba impaciente de la tardanza, pero bueno tampoco presiono al muchacho, sabia por experiencia propia lo que era estar en el lado contrario del palo y como era de esperarse Claudio solo se desprendió de sus jeans y nada más, apoyando sus manos sudorosas en la cama, esto estaba siendo realmente humillante, pero eso no fue nada comparado con lo que sintió cuando su  padre se acerco por detrás y sin decir una palabra le bajo los blancos slips hasta las rodillas, Claudio sintió fuego en la cara, y su padre sabía que así era porque el rubor no solo cubrió sus mejillas sino que incendio sus orejas y su cuello, detalles anatómicos que su padre podía ver desde donde estaba y empezó sin ningún preámbulo.

  • Rwas – cayo el primero de todos en medio de ambas nalgas dejando una línea blanca primero y roja después, Claudio apretó los labios y frunció el ceño pero no dijo ni una sola palabra – rwas – el segundo cayo un poco por debajo del anterior y el fuego se unió al previo, Claudio apretó esta vez las manos sobre la ropa de cama e hizo una mueca de dolor que su padre no logro ver – rrwas – el tercero visito un punto más bajo y Claudio doblo las rodillas mordiendo los dientes, chirriando un poco pero sin dejar que su queja se oiga – RWAS el cuarto beso la frontera del trasero con los muslos y esta vez su hijo pego un bote hacia arriba y grito, aquello había dolido de verdad
  • AUUuuUU auu agg – y se apretó el trasero masajeándose, dándose la vuelta, sin importarle que su padre lo vea así desnudo, un detalle que había olvidado por completo
  • Vuelve a tu lugar – ordeno su padre impávido
  • Es que dueele papá – gimió al darse cuenta que el dolor en aquella zona, no disminuida, sino más bien aumentaba a pasos agigantados
  • Malas noticias chico, aun no terminamos – contesto Joseph y Claudio se giro de nuevo indeciso en agacharse, pero su padre empujo su espalda haciendo que haga lo que tenía que hacer y empezó de nuevo – rwas – cayó de nuevo la parte baja de su trasero
  • MMGGGG – gimió Claudio tensando el trasero y mordiendo los dientes, no tenía idea de cuantos le daría su padre y lo que era peor cuantos podría aguantar él sin llorar, pero no tenia que pensar tanto, los próximos mojaron su cara
  • RWAS – y esa volvió a caer en la frontera con los muslos, papá lo hizo a propósito, tenía que enseñarle a su hijo a no olvidarse de las reglas
  • AAAUUUU – grito y se agacho un poco llevando las manos atrás cubriéndose, no se atrevía a frotarse por vergüenza y por dolor en sí, papá le dio un poco de tiempo y luego retiro las manos de su hijo a la cama nuevamente, pero no solo eso sino que apoyo su diestra en la parte baja de la espalda de Claudio
  • Esto no es solo por saltarse las luces rojas o pisar el acelerador Claudio sino por ponerte en riesgo tu y a otras personas más, ¿qué tal si la próxima vez están tus hermanos en el asiento contigo y sufres un accidente? – le dijo y Claudio se sintió muy mal, aquello no le gusto para nada, la sola idea de eso lo espantaba – es un riesgo que no voy a correr, así que después de esto, me devuelves la llaves que te dimos y no hay salidas por tu cuenta, a donde vayas tendrás que pedirnos que te llevemos o tomas el bus
  • Papaaaaaaaaaaa – gimió Claudio como si tuviera 11 años, en serio la voz que se le salió era totalmente infantil producto del dolor y la vergüenza de llorar, es que para eso se giro y no pudo evitar mostrar a su padre su cara cubierta de lágrimas, y lloraba además por el castigo añadido
  • No hijo, no voy a ceder en esto, te dije que si te saltaba la vena de corredor de grand prix tu licencia dormiría en mi ropero y es lo que va a suceder los próximos dos meses hasta que recuperes mi confianza – concluyo de hablar y soltó 4 varillazos apoteósicos en la flexuras de las nalgas – rwas rwas RWAS RWAS
  • AAAAAJJJJJ AAA YAAA PAPAAAA – grito y apoyo la cabeza a la cama ocultando sus lágrimas, medio en cuclillas, aquello ¡dolía tanto! que el solo roce era suficiente para hacerlo brincar, quería tocarse, frotarse pero la vergüenza de gritar y llorar además delante de su padre lo obligo a apretar el puño y golear su cama desesperado con pequeño golpes simbólicos antes de siquiera pensar frotarse el trasero como si tuviera 5 años; papá espero un minuto, el tiempo que le toco romper la vara y dejarla sobre la cama sentándose en ella ayudando a su hijo a cubrir su desnudez mientras el chico no dejaba de disculparse en medio de sendos y ahogados sollozos – lo siento lo siento, lo siento no lo volveré a hacer aggg aggg – y el que su padre lo ayudara a vestirse lo rompió emocionalmente, y lloro como un niño sentidamente  mientras su padre empezó a frotar su espalda, no había cambiado nada desde que era un chico, siempre se disculpaba sinceramente cuando terminaba un castigo y papa sabia que nada tenía que hacer con la fuerza de la paliza, sino de su conciencia
  • Ya hijo… ya esta, todo perdonado a trabajar en la confianza nada más – le dijo ayudándolo a pararse para que termine vestirse pero besando su frente en signo de amor
  • Lo sé papá – musito Claudio devolviendo el beso en la mejilla derecha de su padre y abrazándolo con amor


Aquel gesto era su marca, Claudio no había perdido el hábito pese a la edad pensó Joseph, recordando la primera vez que lo castigo y Claudio igual que ahora respondió con un beso su perdón… ese era su hijo, su bebé de 18 años. 

Claudio

Muy feliz cumpleaños Terry
Dios quiera que cumplas muchos mas con tus sueños
hechos realidad, para tu dicha y felicidad

7 comentarios:

  1. Gracias Marambra que sorpresa mi historia de cumpleaños a estado un año guardadita
    Pero me dio mucha pena Dios que tienes los papas de tus historias con las varitas
    Gracias de verdad me gustó
    Un beso Marambra

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  2. Volvi a leer toda la historia para estar al tanto, y me encanta, pero sería bueno que aparezca mas seguido y no cada cumpleaños, jejejj
    Me gusto mucho el papá, pero más el chico, nada rebelde... algo así como quien sabe lo que le pasaría si se porta intransigente.
    FELIZ CUMPLEAÑOS TERRY... aunque sea un poco tarde, eres mi escritora favorita, adoro los relatos que nos entregas, sobre todo a Toñito
    Cuiate mucho y se muy feliz
    Olivia

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  3. Uuuuyyy, pobre Camilo, le todo la lotería, ojala no pierdas el ritmo con ellos, seria bonito leer algo mas, es una historia interesante.
    Ginebra

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  4. Uff ese suegrito mío es del terror!!
    Es que me he enamorado del chico!!
    Pobre Claudio pero como por ahora tengo un pequeño trauma con la velocidad pues no lo puedo defender y esa diferencia de hora en la llegada uufff
    Fue muy lindo volver a leer de esta familia pero Marambra deja que salgan mas seguido que nos gustan mucho!!

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  5. Kate96: Hola Marambra, me encanto el capi te quedo excelente, felicitaciones, pero seria genial que actualizaras esta historia mas seguido porfa, porque es realmente muy buena, espero leer pronto otro capitulo de esta hermosa familia, Saludos!!

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  6. AUUU eso dolió :S esos últimos RWAS..

    Pero los de los audífonos tiene y no tiene razón... bueno si tiene razón no mentiré, hay muchos accidentes de personas por no prestar atención por los audífonos. pero si están en casa no le veo el problema :)
    Mary

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