El
amor hace a una familia
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 7 de Noviembre del 2017.
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Segunda
temporada
Capitulo
8
Autor:
Adán
Al día siguiente y
después de que Piccarda le contara todo a Ana sobre Pedro, Ana lo medio
entendió ahora quedaba contarle a Lucia todo y a eso iba Piccarda viajando la
noche anterior Piccarda la llamo de que hoy no pudo venir pero iría al día
siguiente.
Martes
13 de julio de 1976
- Eran cerca de las 12 del día cuando tocan a la puerta y Lucia va a abrir
- Hola mamá – saluda Lucia con un abrazo a su madre
- Hola hija – respondió Piccarda un poco angustiada con un beso, entrando con sus maletas – Así que siguieron mi consejo de hacer el segundo piso
- Si mamá y quedo bonito – contesto Lucia cerrando la puerta, el segundo piso quedo instalado por completo a principios de año
- Y donde estaban, traje regalos para mis nietos – pregunto Piccarda yendo a la sala de estar seguida de Lucia
- Están seguro en su dormitorio, aunque ni Cinthia ni Eva están ya casi no paran por acá – se quejo dando un suspiro – parecen visitas más que nada – agrego sentándose en el sofá
- Jajá – se rió Piccarda al ver a Lucia en esos afanes, recordando su situación cuando le toco a ella, claro reia ahora con la garantía de la experiencias – déjalas hija que bien que salgan y se diviertan con amigos – aconsejo sentándose a su lado – además tu hacías lo mismo
- Si, pero no todo el día mamá – suspiro Lucia cerrando los ojos
- Estaba cansada, había tenido un día loco de un lado a otro y los pequeños eran agotadores, pero sus hijas adolescentes daban mas guerra, iba a comentar eso, pero Kosaki la interrumpió.
- Hola abuela – saludo Kosaki yendo a abrazar a Piccarda muy feliz
- Hola mi niña – respondió Piccarda abrazando a Kosaki – te traje un regalo
- Wow gracias abuela – Kosaki empezó a saltar al recibir el regalo – ¿me lo dejas en mi cuarto? Voy a salir
- ¿Dónde iras jovencita? – frunció Lucia frunciendo el ceño
- A la casa de Vanessa y creo que almorzare allá – responde Kosaki
- No recuerdo haberte dado permiso – la amonesto Lucia
- ¡Oh! déjala hija – interrumpió Piccarda fomentando a su nieta – Vaya mi niña diviértase – despidió Piccarda a Kosaki siendo ella quien le da permiso
- Gracias abuelita – como era de esperarse Kosaki empezó a saltar de alegría
- ¡Mamá! – exclamo Lucia exasperada, poniéndose la mano en la cara, Piccarda siempre consentía a sus nietos
- Ayy hija déjalos no pretenderás que estén todo el tiempo encerrados en la casa – sonrió Piccarda quitándole importancia al reclamo de su madre – Bueno iré a saludar a mis nietos – agrego ella, subiendo las escaleras yendo al cuarto de Adán con regalos – Hola niños
- ¡Abuela! – gritaron alegremente Peter Adán y Cat abrazando a Piccarda de todos sus nietos, aquel trío celebraba su llegada con bombos y platillos
- Les traje regalos a todos – anuncio su abuela con el mismo entusiasmo, mostrando los regalos esperando que los chicos lo saquen
- ¡Gracias abuela! – y un beso cayó en las frentes de Peter Adán y Cat
- ¿Qué hacen aquí encerrados? – pregunto extrañada, era una hermosa tarde de sol – Deberían estar jugando en la calle en el parque – agrego Piccarda
- Hace calor abuela – contesto Adán volviendo a recostarse en la cama junto a Peter
- Yo quiero salir, pero mi hermano no quiere – se quejo Cat mirando a Adán y se acerca a él, ambos se tenían un gran cariño y siempre jugaban juntos
- Ya salgan a jugar al patio por lo menos, el día está hermoso como para desperdiciarlo aquí adentro – ordeno Piccarda
- Vaaaamos Adan, no seas así – rogo Cat jalando a su hermano del brazo – por favor sígueme enseñando a andar en bicicleta
- ¿Qué no vez que no tengo ganas? – mala idea, a Adán no le gusta que le obliguen – Después Cat, ahora no
- Por favor – vuelve a rogar Cat con su voz tierna y poniendo cara de niña inocente que siempre convence a Adán con su ternura
- Ayy nooo. No me mires así, no me gusta – le reclamo sabiendo que en realidad no puede resistirse a ese gesto de su hermana, pero Cat insiste e insiste pese a que Adán le da la espalda, al final gano por fastidio – Aj yaaaa, está bien, está bien – respondo como el gruñón de su padre levantando las manos, Piccarda se ríe de aquello porque sus gestos son tan cómicos, es como ver a Juan pero en miniatura – me convenciste vamos – y la jala al patio, yendo directo a buscar la bicicleta
- Wiiiiiiiiiiii – grita Cat saltando siguiendo a Adán
- ¿Y tú Peter? – pregunta la abuela extrañada de ver al pequeño sin moverse pero con cara triste
- Estoy castigado abuela – contesta con un suspiro mirando avergonzando a su abuela
- Ahh… Pues que mal – no sabe que mas decir ella, pero Peter que y tiene una loca idea en la cabeza no resiste a hacer una pregunta a su abuela que la deja con mal sabor de boca
- Abuela ¿Por qué te pones a favor de mis hermanos y de mí no?, ¿es que no me quieres? – aquellas palabras frenaron a Piccarda quien se gira y mira que no es una pregunta cualquiera, Peter realmente lo siente así, esta triste sentado en la cama y Piccarda va a sentarse a su lado
- ¿Cómo no voy a quererte? Si eres mi monito? – le dice la abuela colocándolo en sus rodillas, Peter es grande para su edad y todo bravucón pero en secreto disfruta de esos mimos de su abuela o de sus padres – y no es que esté a favor o en contra de nadie, simplemente no puedo hacer nada frente a un castigo y no solo es por ti, si tus hermanas estarían en el mismo tren, igual no podría decir nada, nadie más que tus padres pueden quitarte el castigo – le dijo su abuela pellizcando su nariz y abrazándolo con amor, no era su nieto biológico, pero igual lo mamaba, era un niño inocente y muy tierno solo que creaba una fachada frente al resto – así que a portarse bien la próxima
- Ahh está bien abuela – responde Peter y se baja de las rodillas de Piccarda, pero ella antes de dejarlo marchar le da un regalo sorpresa
- Me alegra eso y porque creo en tu palabra te voy a dar un regalo adelantado – le sonríe
Y
sacó de su bolso una barra de chocolate con leche que se compro para ella, pero
al ver a su nieto tan desanimado mejor endulzar su corazoncito, tras aquello y
recibir un enorme abrazo y beso, por fin se fue a ver a dar el resto de los regalos a sus nietas y
finalmente a charlar con Lucia al patio donde está su hija, no puede demorar más.
- Hija debemos hablar – murmura Piccarda acercándose a Lucia
- ¿Qué pasa mamá?
- Es sobre tu padre – dice nerviosa, no sabiendo cómo explicarlo y dando un suspiro
- ¿Qué pasa con el? – pregunta Lucia frunciendo el ceño sin dejar de hacer lo que hace, podar las rosas
- Bueno ire al grano – se da animosa si misma Piccarda – Lucia, hija – murmura tomándole de las manos, es tan difícil pero bueno hay que sacar la verdad a la luz – Juan José…No es tu verdadero padre – dice al final como quitándose un peso, y Lucia se quedo mirando a su madre un rato en silencio para reaccionar recién dejando a un lado las tijeras
- ¿¡Que!? – pregunta confundida, eso no se lo esperaba y no sabía cómo reaccionar – ¿¡Pero como paso eso!?
- Pues es una larga historia, pero en resumen, el apareció ayer en la puerta antes de venir, por eso no pude tomar el bus ayer – le explico nerviosa – apareció después muchísimos años “desaparecido” – responde Piccarda
- ¿¡Porque desapareció tanto tiempo!? – pregunta Lucia alterada dejando a su madre hablar
- Él era militar – empieza a contar lo mismo que le conto a Ana día antes – Nosotros estábamos en Francia aunque su familia me odiaba se fue a la guerra y un día me informaron que murió y sus padres y toda su familia en realidad me dieron la espalda y pues los agarre a ustedes y volví a México – resumió Piccarda y Lucia se lleva las manos a la cara, aquella era una noticia difícil de digerir
Mientras
tanto Adán y Cat que estaban en el parque andando en bicicleta pasan por la
tienda de don Jorge, un abuelito que siempre que podía les regalaba un dulce
por merito y esta no sería la excepción.
- Hola don Jorge – saludó Adán junto a Cat y se sorprenden de ver a Jorge en una silla de ruedas, sus 63 años le estaban pasando la cuenta
- Hola – saluda Jorge y en eso viene doña Adela
- Mis clientes favoritos – sonríe la abuela – ¿Qué quieren hoy? – les pregunta Adela con una sonrisa, ella era tan solo unos meses más joven que Piccarda
- Queremos unos helados – esta vez hablo Cat sonriendo
- Cuatro centavos – como de costumbre es Adán quien paga los helados
- Oiga ¿Qué le paso a don Jorge? – quiso saber Adán por curiosidad
- Bueno es lo que gana uno levantando cosas pesadas después de los 60 – responde Adela mirando a Jorge guiñando un ojo
- ¿No se puede levantar cosas pesadas a su edad? – Adán no puede con su curiosidad
- Se puede pero lento él las levantaba rápido y eran muy pesadas las cajas de mercadería – a Adela le encanta charlar con los tres pequeños, pero hoy solo tiene la visita de los dos más chicos, quizás era porque su curiosidad era genuina y no la simple cortesía de los adultos – Una lección de vida chicos pero a ustedes les falta mucho, así que no se preocupen por eso – concluye acariciándoles el pelo – Oigan ¿Quieren ganarse 1 peso cada uno? – se le acaba de ocurrir una idea
- ¿Qué tenemos que hacer? – pregunta Cat limpiándose los manchones de helado que cayeron sobre su ropa
- Ordenarme la fruta en los cajones – les informa la abuela moviéndose con lentitud – yo debo preparar almuerzo – agrega Adela
- ¡Claro que lo haremos!
Responde
Adán entusiasmado dándole el último mordisco a su helado y junto a Cat ordena
la fruta entre juego y juego mientras Adela va adentro a hacer el almuerzo,
ganándose un peso cada uno por la ayuda, algo que contenta a los pequeños.
- Bueno gracias chicos y salúdenme a su abuela y díganle que espero que nos visite algún día – se despide Adela
Ella
y Piccarda eran amigas desde hace bastante tiempo, 17 años ya, se conocieron cuando Piccarda vivía con Lucia
que aquel tiempo estaba esperando a su primera hija Cinthia y como era de
suponer Piccarda vino a cuidar a su hija una buena temporada, así que se
frecuentaban mucho como amigas hasta Piccarda volvió al campo.
Mientras
en el rancho de Piccarda, Pedro volvió aparecerse buscándola, siendo atendido
por Antonio.
- ¿Qué es lo que desea? – pregunto Antonio está vez un poco más calmado al saber quién era realmente Pedro, pero tampoco lo iba a tratar como padre
- Vengo a ver a Piccarda – respondió con una actitud que no le gustó mucho a Antonio
- Mire señor, lo único que le diré es que mi mamá está de viaje en la ciudad y eso nada más le diré – le dijo Antonio jugueteando con su sombrero – allá usted si quiere ir a buscarla o no, pero si usted no se va ahora mismo de aquí, llamo a mis hombres para que lo saquen de aquí y no amablemente le aseguro – y con eso Antonio le dejo en claro que no era bienvenido
Quizás
se estaba pasando un poco la mano con su actitud, pero tampoco lo iba a recibir
con una sonrisa… no tuvo participación en su vida, era un desconocido;
finalmente a Pedro no le quedó otra que obedecer y Antonio regreso a la
hacienda encontrándose con su hermana.
- ¿Quién era? – pregunto Ana extrañada
- Nuestro “padre” pero ya lo eche – le respondió Antonio mirando a Ana con el ceño fruncido
- ¿Por qué lo echaste?... Yo quería conocerlo – le dijo Ana enojada; aunque no le cayó muy bien la noticia que le había dado su madre igual quería conocer a Pedro
- ¿Conocer a alguien que estuvo más del 90% de tu vida desaparecido?... Debes estar de broma – Antonio soltando una risa burlona
- Pues iré y lo alcanzare y tú no me detendrás y lo llevare con mamá – le advirtió Ana – estaré unos días fuera de este rancho
- Pues hazlo… no te detendré – sonrió Antonio, a ver si así por lo menos descansa unos días de Benjamín pienso para sí mismo – pero Matilde se queda conmigo mientras no estás, no la dejare con ese borracho de tu marido
- No es necesario, Matilde se irá conmigo a la ciudad dejarla contigo o con Benjamín de todas formas se armaría un conflicto – respondió Ana más tranquila
- Como quieras – murmuro Antonio yendo a su hacienda
Mientras
Ana pensaba en lo unidos que eran de niños caminando apurada para dar alcance a
su padre, menos mal estaba aun en la entrada del rancho.
- ¡Señor! – grita agitada deteniéndolo
- Hola, tú debes ser Ana ¿No? – responde Pedro volteando a mirar a Ana
- Si soy yo – le sonríe – mi mamá ya me conto todo no espere que lo acepte ahora pero si usted quiere ver a mi mamá yo sé dónde está – Ana como siempre es muy directa
- ¿Puedes llevarme con ella?
- Claro… mañana iremos está en la ciudad con mi hermana Lucia – Ana no le pedía le informaba
- Está bien bueno yo me debo ir – se despidió Pedro
- Está bien… hasta mañana
Mientras
llega la noche Juan y Lucia se preparan para dormir y Juan entra al cuarto
después de fumarse un cigarro en el patio y Lucia está leyendo una revista.
- Ayy amor ya deja de fumar ¿No? – pide Lucia medio enojada, sintiendo el olor a humo abriendo ya no mas la ventana
- No pasa nada con un cigarro al día – responde Juan acomodándose para acostarse – mejor cuéntame cómo estás después de esa noticia que te dio tu madre – dice Juan preocupándose por su mujer y distrayéndola del cigarro
- Pues trato de tomármelo con madurez, pero es difícil no sé si quiero que sea verdad o mentira – le responde Lucia volviendo a su lectura
- Buena idea – y Juan le sonríe, optimista después de todo tampoco sabría que hacer él de estar en su lugar.
Y
se queda con ella mirando la tele atento a las noticias, mientras en el cuarto
de Cat, Piccarda se acuestan juntas para dormir.
- Abuela ¿Me lees un cuento? – le pide Cat sonriendo metiéndose en la cama
- Ayy mi niña me gustaría pero ya es hora de dormir son mas de las once
- Pero yo no tengo sueño – se queja Cat haciendo pucheros
- Pero las niñas como tú deben estar durmiendo a esta hora – le dice su abuela tratando de convencerla, es que estaba muy cansada del viaje
- Por favor abuela – le suplica Cat poniendo su cabeza tiernamente en el regazo de Piccarda
- Ayy mi niña… Me recuerdas a tú hermana Cinthia cuando tenía como tu edad… o tal vez un poco más grande – sonríe Piccarda pensando y eso la lleva a un recuerdo de cuando ella tuvo que quedarse cuidándolas por la noche más o menos por los días que nació Adán
Era
una noche como cualquiera, Juan fue con Lucia al hospital porque estaba en
trabajo de parto y se quedó con ella cuidándola mientras Piccarda se hizo cargo
de sus nietas.
- Niñas a dormir – Piccarda estaba muy cansada y estresada por el parto de su hija y entro al cuarto de las niñas para que duerman
- Abuela léenos un cuento – le pidio Cinthia ella quería que su abuela les leyera un cuento
- Niñas deben dormir, mañana deben levantarse temprano para ir a la escuela – les recordó – además mañana iremos a ver a su hermanito o hermanita – les sonrió
- Por favor abuela no pasa nada por pasarnos un poco de la hora de dormir – le rogo Eva mientras Kosaki se abrazo a la pierna de su abuela
- Está bien… pero que sea un cuento breve –
- Al final cedió leerles el cuento como ahora
- Y así fue casi lo mismo que tú ahora – murmura Piccarda, pero Cat no le responde nada – ¿Cat? – y se da cuenta que Cat está durmiendo en su regazo – que rápido se duermen los niños – murmura para si, mientras con cuidado la acomoda en la cama para no despertarla acostándose a su lado contenta.
Miércoles 14 de julio de
1976
Eran
algo pasadas las tres de la tarde cuando Pedro y Ana llegan a casa de Lucia al
entrar ven a Eva sentada enojada en el patio.
- Hola Eva – le saluda Ana entrando junto a Pedro
- Hola tía – responde Eva desanimada y enojada
- ¿Te castigaron? – supone Ana al ver a Eva tan desanimada
- Si… Castigada aquí en el jardín – le dice mostrándole el patio – me sacaron hasta de la casa – agrega sin levantar la mirada, se siente avergonzada
- Bueno ahora no lo entiendes pero después entenderás que tu madre hace esto porque te quiere – trata de consolarla su tia, abrazándola, Eva era c su sobrina consentida ya que Ana era igual de rebelde que Eva a su edad – pórtate bien voy a ver qué puedo hacer – le dice
Arrancando
una sonrisa de la niña, finalmente Ana se dispone a tocar la puerta pero antes
de poder hacerlo, Piccarda le abrió porque escucho su voz.
- ¿¡Que hacen aquí!? – le pregunta sorprendida al darse cuenta que Pedro la acompaña – ¡Ana! ¿¡cómo se te ocurre traerlo hasta acá!? – le grita Piccarda como nunca antes, la última vez fue casi hace 20 años piensa Ana cuando se fugó una noche de la casa porque Piccarda no le había dado permiso para ir a una fiesta
- Mamá él te quiere ver – responde Ana nerviosa al escuchar a su madre, ahora que lo piensa si fue una imprudente en hacer aquello
- Pedro nosotros no tenemos nada de qué hablar – le dice tratando de controlarse – ¡por Dios entiéndelo! – levanta la voz enojada – ¡qué bueno que estés vivo!, ¡claro que me alegro! pero no hay nada de qué hablar
- Yo no opino lo mismo Piccarda, yo creo que tu y yo debemos hablar – responde Pedro y Eva creyendo que Piccarda no se daría cuenta de su ausencia aprovecha para salirse al acalle, solo que Piccarda la ataja en la puerta
- ¿¡Donde crees que vas Eva!? – grita Piccarda y retumbaron los oídos de Eva con ese grito, vamos que llevaba 40 años de experiencia como madre – después hablaremos jovencita – agrega – ¡ahora entren! – esa no era una invitación precisamente sino una orden para Pedro y Ana, atrapando a Eva del brazo que aun asi quiso salirse con la suya – Creo que te di una orden jovencito – le recuerda sacudiéndola del brazo – ¿Crees que puedes verme la cara de tonta a mí? – le pregunta Piccarda arrancando una varilla del jardín, dándole tres varillazos en las piernas a Eva – rwas rwas rwas
- ¡BUAAAAAAAA – grita Eva como una endemoniada – DÉJAME TÚ NO ERES MI MADRE! – le recuerda Eva
- Veo que aún no reflexionas sobre lo que hiciste esta tarde – le responde su abuela sin inmutarse
- ¡Algún día me iré de la casa! – amenaza Eva
- ¡Y hasta que eso no pase seguirás obedeciendo las órdenes de tus padres y teniéndoles respetos!... ¿¡Oíste!? Y ahora ¡Sube a tu cuarto! – vuelve a gritar Piccarda regalándole cinco varillazos más a Eva sin importarle que tengan visitas y una de ellas totalmente inesperada… Pedro – rwas rwas rwas rwas rwas
- BUAAAAAAAAA
Ahora
Eva sabia que no era bueno enojar a su abuela, que ahí tras una fachada de
dulce y consentidora, se escondía una mujer tajante y sin segundas vueltas.
El amor hace a una familia
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 7 de Noviembre del 2017.
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Vaya con la abuelita, como se dice tiene mil y hiel al mismo tiempo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el capitulo Adán, perdon por la tardanza en al publicarlo, pero estuve realmente atareada.
un abrazo
Marambra
Decidida la Ana paea llevar a su padre al encuentro de su madre. Yo tambien creo que tienen que hablar. El hombre no estaba de joda estaba preso, se separaron por una burla del destino nada mas.espero que picarda le de una oportunidad aunque ya demostro que puede ser muy dura cuandi quiere, de ejemplo estan los varillazos que le dio a la nieta.
ResponderEliminarMe confundo todavia con el cambio de nombres pero ya voy acostumbrandome. Buen capi
Abuelita canija, no es todo dulce tambien es limon, me gusto mucho el relato y se pone interesante Adán, espero que Pedro solucione sus asuntos con Piccarda, creo que ambos merecen estar juntos, se han amado y el separarse no fue un asunto que puedan controlar, fue una mala jugada del destino.
ResponderEliminarOye pone en accion a los dos pequeños, creo que ya sus clases deben estar avanzadas, sus clases de pelea digo y que pueden meterlos con problemas con papá y mamaá
Espero el proximo capitulo
Adán
jajaja mm yo todavía ando bien confundida con el cambio de nombres pero bueno ya ni modo!!
ResponderEliminarAh esa chica bien campante lleva a l señor a la ciudad mm que imprudencia de su parte!!
uufff pobre Eva se quiso pasar de lista y como que le salió mal jajajaja y luego con una vara supongo que dolió lo suyo!!
El próximo capítulo se vendrá bueno XD se los aseguro y les aseguro que recompensará los 9 primeros capítulos que no hubo spank XD
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