viernes, 3 de noviembre de 2017

La apuesta: Microcorto 4; Autora Nicole

La apuesta
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 3 de Noviembre del 2017.
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Microcorto 4
Después de la apuesta
3ª  parte
Autora: Nicole

El chico llego a la puerta del apartamento de su padre y abrió la misma, tenía llave, su padre se la había dado hace dos semanas para que llegara a visitarlo cuando quisiera.

  • ¡Quiubo pa! – saludo entrando muy sonriente
  • ¡Mijito que dicha! – su papá se alegró mucho al verlo y se abrazaron ambos
  • ¡Que más!
  • Ay usted está como flaco, si me está comiendo bien – se preocupó
  • No… claro, lo que estoy es bueno es la camisa ancha hombre
  • ¡Ehhh ave María es cierto ome! De todas formas ya le preparo algo pa que coma – le dijo su padre contento con la llegada de su hijo – mijo usted dónde se mete, que lo llego a necesitar y no lo encuentro ni en las curvas
  • ¡Y usted pa que me necesita pues! – contesto riendo
  • Mijo más que necesitarte, te extraño harto – y lo volvió a abrazarlo – ¿Cómo están mi Sandra, Mauro y la niña?
  • Solo fueron dos semanas de no vernos ome, no te me vengás a poner sentimental ahora pues – le contesto sonriendo y separándose de a poco de su padre – los mellizos están bien, Mauricio con mi mamá y Paolita en casa de Mia. Y mi mamá está ahí supongo que bien también.
  • ¡Qué maravilla escuchar que mi familia está bien! – exclamó contentísimo – Mijo quiero volver a casa con ustedes
Llevaba cuatro años  sin vivir los cuatro juntos, pero sus hijos lo visitaban, pasaba tiempo con los tres, pero no era lo mismo pues solo los tenía los fines de semana, bueno Brian era el que más compartía con él  porque cuando se enojaba con su mamá se perdía de dos a tres semanas y se iba con su padre y cuando discutía con este, iba a pasar la noche en casa de sus parceros: Anderson, Camilo, o los gemelos Jaramillo y ya si estos le sacaban la piedra que no ocurría muy a menudo le tocaba regresarse a casa de algunos de sus progenitores y eso si cuando llegaba sus nalgas sufrían serias consecuencias por sus arrebatos emocionales, malas actitudes etc.

  • En serio los extraño, pero tenés razón voy a aprovechar que llegaste para que compartamos tiempo juntos, aunque sé que dos semanas después te irás con tu mami nuevamente, pero lo importante es que pasemos tiempo de calidad. Mijo no tengo sino pan yaguapanela ¿Querés?
  • Tranquilo pa, ¡Con este estómago de gamín, lo que sea! –  quiso decir que aceptaba cualquier cosa para comer y su padre le sirvió y lo invitó a sentarse, pero Brian prefirió comer de pie
  • Mijo sentate pues…
  • No pa, así estoy bien – dijo terminando de comerse todo – Papá – murmuro luego
  • Si mijo
  • Podés prestarme 100 mil Luquitas – le dijo medio zalamero
  • ¿Y eso como pa que mijo?
  • Es que quede con hambre y quiero ir a la tienda a comprarme algo
  • Ay mijo, pero me hubieras dicho, te invito a comer pues, ¿Qué querés pizza, pollo?
  • No solo un jugo, yo voy no te preocupés
  • No, pero como te vas a ir solo, ya está oscureciendo
  • ¡Oigan al cucho! Ehh… como si nunca hubiera salido solo. ¿Me vas a dar la platica o no? – exigió
  • Brian Alexis no me conteste así o usted ¿con quién cree que está hablando muchachito? – le corto su padre frunciendo el ceño medio enojado, no le gustaba esa actitud
  • Pues con vos o es que hay otra persona aquí, no me digás que el alcohol te está haciendo ver alucinaciones – dijo riéndose, tomándose a broma el problema de su padre
  • Brian no te lo vuelvo a repetir, no me gusta que me hablés así, vos y yo no somos iguales – le advierte Pedro
  • Pues no te pongás cansón y dame el billete que te pedí
  • ¡No señor! Acá no vas a venir a hablarme como se te da la gana y si querés el jugo voy con vos; solo no salís – lo advierte
  • ¡Eh Ave María ome!… ya se enojó el señor, ¡tan delicado pues! Eh… solo fue una bromita
  • Esas no son bromas y yo ya tengo tres meses que no tomo, hice una promesa ¡voy a curarme de mi enfermedad cueste lo que cueste! – le aclaro su padre
  • Si claro parce lo que digás – y siguió en lo mismo
  • ¡Qué parce ni que ocho cuartos! Para vos soy papá. ¿Vas a dejar que te acompañe? O no – añadió
  • ¿Ah dónde?
  • No querías pues tomarte un jugo
  • No ya no quiero nada
  • Su decisión mijo, nada que hacer
Le dijo tranquilamente mientras le mostraba el cuarto ya organizado y la ropa que le había comprado para cuando decidiera volver a visitarlo, todo era sencillo, pero muy limpio y lindo, en realidad el sr. Piedrahita siempre tenía esa pieza arreglada para cuando llegaran sus hijos solo había una cama, pero afortunadamente sus hijos no lo visitaban juntos siempre. O venían Mauro con Paola, Brian solo, Brian y Mauro o Brian con Paola. Así que si eran solo los chicos dormían juntos si venían con la niña, cedía su cuarto y dormía en la sala, Brian se ducho y se vistió rápidamente, la pinta no estaba mal, al parecer su cucho tenía buen gusto, así que se en perfumo e iba dispuesto a salir a la calle cuando.

  • Mijo ¿usted pa dónde va? – pregunto desconfiado Pedro, viéndolo bien no le gustaba mucho la actitud de su hijo
  • Me voy de rumba con los parceros – contesto levantando los hombros
  • ¿Cómo así Brian? Usted a mí no me dijo nada
  • Pues claro… ¡Pa que le voy a decir, si igual de una me dice que no; mejor me ahorro la cantaleta! – Brian había aprendido por lo visto malo modos y en parte era culpa de Pedro, su vicio lo había apartado del camino correcto del ejemplo pero nunca era tarde para rectificar
  • Brian usted no me sale de acá – esa era un orden que sorprendió a Brian
  • Vea papito no se me ponga fastidioso, que yo no vivo acá, vine de paso, más bien me hacés el favor y me prestás las llaves del carro, que Camilo ya está como demorando mucho – mas sinvergüenza no podia ser
  • Brian Alexis Piedrahita usted pone un pie fuera de esta casa y – estaba hablando con el dedo al aire, en tono advertencia
  • ¿Y qué…? ¿Qué me vas a hacer pues…?
  • Mirá – iba a hablar cuando de pronto sonaron los pitos del carro de Camilo
  • Ya vinieron por mi chao – grito saliendo
  • BRIAN VUELVA AQUÍ – grito su padre saliendo también chocando con Camilo – Camilo ¿Cómo estás?
  • ¡Quiubo tio Alex! – saludo riendo Camilo
  • Hola mijo, es para decirle que Brian no va para ningún lado; está castigado, así que gracias por invitarlo, pero será en otra ocasión – y con eso dejo zanjado el tema, o eso creía
  • ¿Cuál castigado ome? Este man también – no acabo la frase su padre lo corto…
  • Brian salí del carro y en bombas pa la casa
  • Y si no quiero ¿qué? – contesto todo altanero sentado ya en el carro
Pero cuando vio que su padre se estaba desabrochando la correa, trago saliva y salió del auto apurado para meterse en el apartamento, mientras su padre despedía a Camilo con Martina. No sin antes conversar con su sobrino político en privado pues la chica se quedó en el carro.

  • Mijo ¿su papá le dio permiso para salir? – le pregunto con sospecha a Camilo
  • Sí tío, solo vamos a comer pizza los cuatro – le explico con una sincera sonrisa en la cara confiado – ahoritica vamos a recoger a Marce; otra amiga para que le haga compañía al Brian claro está, si vos lo dejás ir. ¿Si lo vas a dejar ir verdad? – prefirió preguntar
  • ¡No él no va, ya te lo dije y no insistás! – contesto cada vez más enfadado Pedro preguntándose qué parte de no va a salir no entendían ese par de lagartos
  • Pero tío no seás maluco pues, que ya mi tía Sandy lo castigo y lo va a volver a hacer, por lo menos que se distraiga un ratico ¿no? – Camilo soltó la lengua creyendo hacerle un favor a su primo enredándolo más bien
  • ¿Cómo así que Sandra le pego? – esa era una novedad, no creía que Sandra lo haga, pero mejor aun que Brian se deje, ha tenido que estar muy enojada – Brian no me ha contado nada pues – con razón lo había venido a visitar, seguro se estaba escondiendo
  • ¡Qué te va a contar! – respondió Camilo mirando a su tío con ojos cuadrados, donde se había visto semejante cosa – Mirá Navid me dijo que mi primo se puso grosero con ella y que discutieron y que le pego, por una plata y una apuesta…
  • ¿Qué? ¿Qué Brian le pego a la mamá? – entendió todo mal y estaba echando humo –  Pero ¿Cómo así? Este culicagao si es mucho, pero va a ver – no termino la frase
  • ¡No tío! – lo atajo Camilo del brazo pensando que si no lo hacia se armaba el quilombo – no es lo que piensa… el problema fue con Navid; Brian le pego a mi hermano, y pues ya te imaginarás lo que pasó después – decía moviendo los brazos como era su costumbre – yo no sé; eso me lo contó él, es más me dijo, mejor dicho me chateo – y le mostro el móvil para que sepa de qué se trataba pues la cara de su tío era de una interrogante total –  que disque fue a llevar como 80 luquitas a la casa del Brian y que escucho que mi tía lo está esperando pafutiarlo porque estando castigado se voló dejándola hablando sola
  • Comprendo… comprendo… gracias por contarme sobrino, yo voy a tener una conversación con él – respondió solemne como siempre
  • Listo tío, ¿me puedo retirar ya? Es que…
  • Sí, si ya sé tenés hambre y no querés ser descortés con una dama ¿Cierto? – le sonrió
  • Pues claro tío
  • Solo una pregunta…
  • ¿Señor?
  • ¿Hasta qué horas van a estar por allá? – y ahí iba la primer pregunta de las tantas que seguirían y cada vez con mas sospecha – ¿Los padres de esas niñas saben; ¿les dieron permiso? ¿Desde cuándo manejás? ¿Por qué Oliver te prestó el carro si solo tenés quince años?
  • ¡Dijiste que solo era una! – le corto Camilo… que tal el man con el interrogatorio! , pensó el chico – Es… este… bueno me dieron permiso hasta las diez y media, los papás de las nenas también, y mi papá sabe que yo soy un muchacho muy serio y juicioso por eso me presta su carro pa salir…
  • Bueno pues, mucho juicio muchachito y si pasa algo raro. ¡Me llamás! – le recomendó sin dudar de la palabra del chico
  • Listo tío claro que lo haré – dijo y ahora si se despidieron
Tras aquello Pedro entro a la casa pensando en todo lo que habia conversado con Camilo, cada vez más enojado con la noticia de que Brian se andaba portando como un verraco con su madre, ha pero iba a tener unas palabritas con el jovenzuelo.

  • Brian venga acá – le pidió su padre
  • ¿Qué querés? – respondió con total fastidio, ya le habian arruinado su noche
  • Que vengás te digo
  • ¿Por qué hiciste eso? – reclamo Brian indignado cuando apareció en el umbral
  • ¿Hacer qué?
  • Hágase el  ma… marica que así se queda – terminó pensando la frase  el muchacho
  • ¿Qué ibas a decir?
  • Yo le iba a decir que hágame el favor de explicarme porque me humillo enfrente de Camilo y su novia – más claro no podía ser
  • No te humille, te advertí  lo que te podía pasar si te ibas  que  es  muy distinto – ¿y desde cuando se preocupa de mi?, pensó Brian mirando a su padre como si tuviera otra cara –   Además, el que necesita una explicación soy yo, ¿por qué carajos te querías ir sin mi permiso? ¿Qué es lo que pasa con vos? ¿No sabés los peligros que hay en la calle a estas horas?
  •  Sí, pero yo quería salir, ya lo he hecho antes sin tu permiso y no me ha pasado nada – respondió cruzándose de  brazos
  • Mira mocoso en primer lugar agradecé que Dios ha cuidado de ti – y Brian pensó cierto, porque tu como padre no estabas ni ahí cuando realmente te he necesitado por andar chupado – segundo, soy tu padre así te guste o no, y sí vas a salir aunque sea a la tienda de la esquina, me informás con quién vas a ir y a qué hora vas a volver y si tengo que buscarte lo voy a hacer, mientras vivás conmigo sos mi responsabilidad, si te pasa algo no me lo perdonaría. Ahora ve a tu cuarto y me esperás en el rincón, ya sabés como tenés que hacerlo
  • ¿Qué? ¿Me vas a pegar? – pregunto primero irónicamente, pero al ver la cara de su padre como que una punzada del mal presagio le pincho – pero si yo no salí. ¡No es justo, yo no quiero que me pegués…! – dijo con un tono bastante infantil
  • Brian Alexis no lo vuelvo a repetir, o te apurás y te bajás los calzones y me esperás en la esquina o yo lo voy hacer y te va a ir peor – ahora si era una amenaza con todas
  • Peor debe irte a vos porque para empezar tenés este apartamento como un chiquero, más bien ¿porque no organizas esto aquí? – y quiso volcar la tortilla a su favor, solo que no le iba a salir como quería – ¡Volvete serio ome! deberías leer el manual de como un padre debe tratar a sus hijos, los psicólogos dicen que el maltrato a los menores trae problemas en autoestima, que pa eso existe el dialogo
  • Ahora si pues – y su padre miro al techo como conversando con Dios sobre las gracias de su hijo – ¡los pájaros tirándole a las escopetas!. ¿¡Qué tal este!? A mí no me venga a regañar culicagao. ¡Usted no le va a ensañar a su papá a hacer hijos!
  • Entoncés no amenacés pues – Brian no podia con sus modos, eran años de lo mismo y culpa la tenían sus padres
  • No te amenazo mocoso, te estoy dando una orden, y si sabés lo que mejor te conviene, entonces obedecé
  • ¡Mierda todo es una hijueputa mierda! –  insultó la situación no a su padre porque de haberlo hecho seguro le daba la paliza allí mismo
  • ¿Qué dijiste? – preguntó su padre achicando los ojos
  • ¡Todo es una hijueputa mierda! eso dije ¿algún problema?
  • Si, si hay un problema – respondió su padre acercándose a Brian mientras fruncia el ceño – Yo no tolero ese vocabulario tuyo, ¡basta de tus palabrotas –  lo tomó del brazo y le propino diez nalgadas bien dadas mientras lo encaminaba a la cuarto entre gritos y forcejeos del chico que estaba alto para su edad y bastante desarrollado, pero su padre era más alto y más grueso además de mecánico pues había trabajado en el campo así que, lucia fuerte y pudo dominar al sardino; en la pieza le bajó los pantalones y los interiores hasta medio muslo y lo ubicó en el rincón ordenándole que lo esperara – se queda quietico allí pues
  • ¿Qué me vas a hacer? – Brian no pudo evitar el pánico en la voz, eso no se lo esperaba
  • A darte una pela, veo que el trabajo que hizo tu mamá no ha dado resultado – dijo al verle las nalgas bien coloradas con señales de la chancla y la correa – ya me encargó yo de enseñarte a obedecer y  quitarte ese mal hábito de decir vulgaridades – anunció y se fue dejando a Brian con el trasero al aire, cara a la pared
Al ver que su padre demoraba, el chico decidió subirse la ropa, pero al terminar de hacerlo su padre apareció en el marco de la puerta.

  • Vos si sos mucho jetiduro – terco, porfiado le decia moviendo la cabeza – ¿Qué te dije pues? – Brian se quedó callado y su padre volvió a preguntar – ¿Qué te dije pues? ¡Contestá! – el muchacho seguía callado, pero miraba a su padre con rabia, sus ojos mostraban rebeldía pura de la edad –  ¿A no vas a hablar? – preguntó nuevamente mientras lo cogía por la cintura
  • ¡Soltame MALPARIDO! ¡SOLTAME TE DIGO GRAN GONORREA! – su padre continuaba forcejeando hasta que lo venció y se sentó en la cama y empujo a su hijo a su destino, y allí estaba Brian moviéndose desesperadamente para salir de las piernas de su progenitor – ¡Soltame! No tenes derecho hacerme esto ¡PENDEJO! – gritó de la impotencia
  • Si tengo todo el derecho porque soy tu padre
Y dicho eso; bajo los pantalones del muchacho con los calzoncillos hasta medio muslo y procedió a aporrear el culo de la víctima solo con su mano, pero los manotazos eran re fuertes; el señor Piedrahita tenía la mano pesada, Brian por su parte aguantaba estoico; le quería demostrar a su padre que no era un niño, no lo vería llorar como una nena, eso jamás.

  • PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS – una buena tanda de nalgadas cayeron en el centro del trasero del chico, que no hacía más que mover su caderas con gran ritmo intentando inútilmente soltarse del agarre de su cucho, quien no iba siquiera por la mitad de la paliza y Brian ya sentía sus nalgas ponerse a tono, que ganas tenía de decirle a su viejo que parará, pero su orgullo no se lo permitía;  según él no le iba a dar el gusto a su padre que le viera rogar para que pare de nalguearlo; él era un hombre y como tal un castigo de esos no le iba a hacer cosquillas o al menos eso era lo que el sardino pensaba – Brian Alexis ¿Por qué te estoy castigando? PLAS, PLAS… PLAS, PLAS… PLAS, PLAS –  preguntó en son de paz mientras continuaba en su labor pegando ahora dos veces en una nalga y dos en la otra, Brian empezó a quejarse bajito y claro a implorar mentalmente que su padre parara, y es que aunque eran solo palmadas tenía la piel lastimada todavía por la zurra que su madre recién le dio, pero era demasiado obstinado; prefería seguir aguantando que admitir sus errores
  • Porque sos un pirobo de mierda – fue su respuesta
  • Con que esas tenemos; seguís malcriado ¿Sabés qué les pasa a los niños muy malcriados como vos? – le pregunto haciendo una pausa, mientras lo acomodaba en sus rodillas
  • No y no me interesa saber – dijo sonando como bravo
  • Esto PLAF, PLAF, PLAF, PLAF… PLAF, PLAF, PLAF, PLAF…
Y cogió una chancla con suela de cabuya que para desgracia de  Brian estaba en la silla al lado de su padre;  la misma era de Sandra. Piedrahíta decidió quedarse con la chancla como recuerdo de su señora esposa que todavía amaba, por sus vicios ella quiso que se dieran un tiempo y pues eso significaba que no quería saber nada de él hasta que dejara la bebida y ya él señor llevaba como tres meses sin probar un solo trago, había cambiado algunos hábitos, pero todavía tenía que mejorar muchas cosas. Don Alexander estaba haciendo un muy buen trabajo en el sentadero de su hijito, vaya que el muchacho empezó a retorcerse en su regazo, pataleando y gritando  cuando aquello cayo en la parte donde se unen el inicio de  los muslos con el final de la cola; ahora eran cuatro rápidos chancletazos haciendo  una pausa para que el chiquillo se recupera y le volvía a dar cuatro más y hacía la pausa y seguía varias veces causando que las carnes del peladito ardieran como si le estuvieran echando agua caliente;que ganas de meter la mano y proteger su retaguardia, pero no lo haría, eso lo haría parecer débil, así que siguió rebelde, para su suerte había una almohada cerca y la cogió, la apretó  y la mordió con fuerza para aguantar la dura de azotes que estaba recibiendo, pues él aunque quisiera parecer rudo, tenía cero tolerancia al dolor y uno de sus mayores miedos era la correa, por eso cuando su padre lo amenazo hizo caso de una, aunque muchas veces trataba de disimularlo y la mayoría de las  veces no lo conseguía,  y ahora quedar como gallina ante sus amigos fue lo peor que le pudo  pasar y  su mente se desvió en imaginar los comentarios de su primo Camilo y su nueva novia, ¡qué desgracia!, ¡qué humillante!, ¡qué asco!, todo su estómago se le revolvía de pensarlo, aquello duró solo una ráfaga de segundos pues su padre seguía inmutable en su faena.
  • Vamos a pasar acá toda la noche, por mí no hay ningún problema PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF – dijo al tiempo que seguía repartiendo chancletazos en todas las direcciones arriba, a los lados al centro y enfocándose en el final del culo, para que el sardino lo recordara cada que se sentara
  • Me duele… ya no más por favor – dijo el niño llorando mares, los lagrimones le recorrían desde el rabillo del ojo hasta la comisura de los labios
  • ¿Qué dijiste? No te escuche PLAS, PLAS, PLAS – dijo dejando la chancleta a un lado y soltándole tres buenas nalgadas
  • Me… du..e…duele mu…mu… mucho – dijo jipiando
  • ¿Por qué lo estoy castigando pues? PLAS, PLAS, PLAS –  preguntó nuevamente
  • AU, AU, AUUUUUUUU YAAAAA por fa – grito con ganas y volvió a berrear ahora si sentidamente e intento meter las manos para sobarse pero su padre se las apresó a la espalda
  • Le PLAS, hice PLAS, una pregunta PLAS, ¡Culicagado!, responda PLAS – e iba soltando un manotazo a cada palabra, como haciendo eco, cansado de la desobediencia de Brian ¡Haga caso cuando le hablo carajo! PLASS ¿Por qué te castigo?
  • Por… por… porque te… porque te deso…deso… Desobedecí
  • ¿Por qué más? PLAS…
  • AY, AY, AYYYYYYYYY por… porque te contes… conteste… y por grose…grosero – respondió sintiendo ya no mas unas cuantas palmadas más – AYYYY Papá no más… voy a obedecer, me… me… me portaré bien…lo prome…lo prome… lo prometo, ya no más
  • Así me gusta, más te vale que de ahora en adelante te comportés bien juicioso, sino vas a estar en esta posición cada que te sorprenda haciendo lo que no debes – le advirtió su padre sosteniéndole de las muñecas para no dejar que se toque – a mí me respetás pues, que yo soy tu padre no uno de esos muchachitos iguales a vos que se creen grandes y todavía cagan verde – refiriéndose al meconio, las heces verdes de un recién nacido, muy usado con los niños, adolescente y jóvenes adultos que son irrespetuosos con sus mayores –  ¡a mí me respetás! ¿Entendés?
  • Sí señor – intento sobarse pensando que los retos habían terminado
  • No, no señor, una pela bien dada debe doler – dijo cogiéndolo de las muñecas, luego lo levanto y lo puso enfrente suyo sin subirle los calzoncillos – Vas a estar castigado sin salir hasta que yo decida cuándo y no quiero pataletas, malos modos, ni groserías porque a la primera te vuelvo a pelar las nalgas y esa vez será correa. Así que mijo ya estás advertido, en guerra avisada no muere soldado, ¿le quedo claro?
  • Si papá – dijo mirando para otro lado
  • Míreme cuando le hablo pues – dijo dándole una palmadita en el muslo para hacerlo reaccionar y cogiéndole el mentón a su vez, la cara de Brian hacía juego con su trasero, sentía una vergüenza la berraca por el castigo y más por estar parado frente a su papá  sin calzones  y con  los  interiores enredados en los tobillos  ya que,  los pantalones quedaron regados en el piso del pataleo que dio en medio de la azotaina – Venga mijo ya paso – añadió dándole un cálido abrazo, que Brian correspondió, pero rápido se soltó e iba a subirse los calzoncillos cuando su padre lo detuvo
  • No jovencito ¿Quién le dijo que se vistiera?
  • Pe…pero…ya… ya me pegas… te – dijo gimiendo bajito
  • Sí y todo está perdonado mijo, pero ahora te toca cumplir veinte minutos en la esquina, vamos es parte del castigo –  dijo ayudándolo a ponerse en una esquina del cuarto, saliendo en dirección a la sala donde se sentó a descansar, Brian era capaz de agotar emocionalmente a cualquiera
Pasados los veinte minutos entro nuevamente a la habitación de su hijo.

  • Mijo ya podés salir del rincón
  • ¿Enserio ya?
  • Si mijo – dijo papá y el muchacho comenzó a sobarse con ambas manos con muchas ganas mientras daba pequeños salticos como bailando, su padre al verlo sonrió porque había hecho un buen trabajo, ahora sí que tenía el trasero rojo carmesí, no había quedado ni un solito espacio de piel sin castigar y como el mocoso era monito (blanco, rubio), se notaba mucho más
  • Vestite pues o es que te pensás pasar en cuero lo que queda de la noche
  • Ay pa, es que me duele harto, te pasaste – continuó sobándose
  • Vos fuiste el que te pasaste de insolente y malcriado a penas llegaste niño – y Pedro se puso serio, ya estaba de buen tamaño tanto reclamo – ¿O es que creés que yo soy pendejo y no me doy cuenta? – le pregunto mirándolo a la cara – y quiero que sepás que te perdone unos buenos correazos que te merecías porque sé que cuando llegués a tu casa, tu madre te va a marcar el culo a punta de látigo – y eso fue como quitarle el alma al diablo, Brian se puso blanco
  • ¿Y vos como sabés eso? ¿Quién te dijo pues?
  • ¡Mijito cuando usted va, yo ya vengo! venís a quedarte dos semanas por huir del castigo que te espera en casa ¿no?
  • Si es cierto, pero ¿cómo te enteraste pues?
  • Hable con mi sobrino Camilo y él me contó todo lo que paso con Navid y lo mal que te portaste con tu mamá – le reclamo de paso
  • ¿Qué? ¿Mi primo te contó todo delante de Martina…?
  • ¡No! hablamos en privado, ella se quedó en el carro – dijo él para tranquilizarlo al notar la cara de preocupación en el chico
  • Ufff – suspiro aliviado
  • ¿Qué? ¿Te da pena el hecho que te dé una paliza? – le pregunto – más pena te debe dar decir groserías y contestarle a la mamá y yo no te voy a alcahuetear esos comportamientos, así mañana temprano te llevo a tu casa
  • Pero pa, mi mamá me va a matar…
  • Que matar ni que nada, las mamás no matan a nadie, corrigen que es muy distinto – le aclaro su padre con las manos sobre su hombro como dándole un voto de confianza – además usted dice que es un varón, un hombrecito, bueno pues demuéstremelo siendo responsable y asumiendo las consecuencias de sus actos. Allí es donde se separan los niños de los hombres o es que usted es hombre solo cuando le conviene y cuando está en aprietos es un niño consentido – y eso calo en el orgullo de su hijo, conociéndolo como lo conocía eso era más efectivo que un discurso
  • Pero es que vos dijiste que todo estaba perdonado – recordo
  • Si de mi parte sí, pero tenés una cuenta pendiente con tu madre y yo no voy a ser cómplice de tus sinvergüencerías. ¡Vas a dar la cara!

Dijo finalmente y Brian se puso la ropa rápidamente mientras los ojos se iban poniendo aguados, su padre lo miro, pero no hizo ningún comentario, ya había sido mucho tortura psicológica, lo que si  decidió fue  lavarle la boca con jabón, no se iba a quedar quieto hasta que lo hiciera;  el niño era demasiado malhablado y tenía que corregir eso y nada más efectivo que una buena enjabonada. Finalmente lo mandó a dormir a su pieza, el muchacho no aguantaba el escozor, así que se acostó boca abajo viringo (desnudo) a esperar su día con el zurriago.




6 comentarios:

  1. Nicoleee que bien que ya apareció el papá de uno de los chiquillos mira que hacía buena falta el señor jajaja
    Ese Camilo se pasa anda dando información de su primo jajaja
    Oye que también cobre él porque es obvio que engañó a su tío porque ni pidió permiso para salir!!
    Me ha gustado mucho Nicole continua porfis!!!

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  3. Jaja ya hasta me dio pena Brian jajajaja. Buen capi Nicole

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  4. Pobre Brian se fue a la casa de su papá pensando que estaria a salvo pero se equivoco y lo peor es que no solo recibio un castigo por parte de su papá sino que lo llevara de regreso para recibir el castigo del que originalmente escapo... ja ja ja

    Erina

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  5. Si a mi también me dio penita pero el papá fue más cariñoso con el lo malo es ahora la mamá espero le de una indulgencia jjaa por que al paso que van lo van a dejas sin trasero

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  6. Vaya hasta que por fin el papá se ha manifestado, y aunque en un inicio dije, ya era hora, tambien me dio pena, pero se lo merecia.
    Buen trabajo Nicole.

    Olivia

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