Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 27 de Agosto del 2018.
一一一一一一一一一一一一一一一
Capando clases
Capando clases
Cuarta parte
Autora: Nicole
Catalina y Ariadna aun sollozando en su habitación, se
colocaron las faldas que la muchacha del servicio les proporcionó y volvieron a
su posición a esperar a papá mientras Carmen paso de la sala hasta la cocina a
encontrarse con su marido nuevamente, este al verla, le explicó que ya había
conversado con los cuatro sardinos seriamente y que iría al taller del padre de
Brian para contar todo lo sucedido, su mujer tenía planeado algo parecido desde
un inicio, pues no tendría ningún sentido traer a esos muchachos descarriados
solo para que escucharan como eran escarmentadas sus revoltosas hijas, pero le
dijo a Carlos que había que actuar de forma inteligente, lo mejor era llamar a
casa de uno de esos irresponsables porque si iba al lugar de trabajo del señor
Piedrahita, tal vez no estaba, además contar estos temas personales frente a
sus clientes podría verse de mal gusto, lo mejor era conseguir un número
de teléfono, mucho mejor si era el de
Alexander
La señora Betancur sabía que ninguno de los mocosos
cedería en dar el número, estarían muy locos si hacían algo así, eso era para
el suicidio, ningún muchacho que estuviese metido en faltas tan gordas; en su
sano juicio haría eso, ella se puso en el lugar de ellos, recordando sus años
de juventud. Siguieron discutiendo juntos como solían hacer siempre para
buscarle solución a cualquier inconveniente. Carmen estaba determinada en
hacerles pagar el precio a esos tres descarados por faltarle el respeto a sus
niñas aunque el menor de los chicos no toco a su pequeña, el hecho de verlo
ebrio le molesto mucho. Por Dios Santo ¿Dónde estaban los padres de esos
muchachitos? era la pregunta que se hacía una y otra vez, no comprendía porque
los progenitores eran igual de inconscientes que sus hijos. A veces ella era
tan severa con sus hijas, que se le pasaba la mano como ahora por ejemplo que
no tenían sosiego; todavía lloriqueando en el cuarto, pero precisamente lo
hacía para que reflexionaran y pensaran, ya no eran niñas, eran adolescentes
que en unos años más se convertirán en mujeres, no quería que se perdieran por
los excesos y malas compañías.
Mientras tanto en la sala de la casa…
- ¡Eh Ave María! ¿Qué estarán hablando esos cuchos? – preguntó Camilo todavía preocupado mirando de reojo la cocina mientras su prima aún tenía los ojos aguados con ganas de volver a romper el llanto
- ¿Pa que mierda queres saber? – cuestionó el mayor cruzado de brazos – Y vos dejá de estar chillando ome! – añadió mirando serio a Paola, quien no podía controlarse
- No… no… no… qui… quiero que… que… mi papá me pegue – fue lo único que ella dijo
- Calmáte pues hermanita, eso no va a pasar – dijo poniendo la mano en el hombro de la niña para consolarla
- Muchachos ¿qué les parece si conversamos con los suegros? Podemos disculparnos y… – sugirió Juan Camilo
- ¡Conversar!... noooo, la chimba, yo con esa gente no hablo – aseguró el mayor
- ¡Qué pereza ome ehhhh! – dijo el menor fastidiado, tenía ganas de irse a su casa, así que se paró del sofá dónde estaba sentado y metió su mano en el bolsillo trasero de sus jean para coger el celular y llamar un taxi, pero cuál fue su sorpresa cuando no lo encontró en su sitio, empezando a desesperarse – Seme perdió el celular marica, se me perdió – gritó, Camilo lo tranquilizo y Brian le dijo que seguro lo había dejado en casa de Marce
- ¿Entonces que vamos a hacer pues? ¿Nos vamos caminando o qué? – preguntó Mauricio impaciente, la verdad sentía mucha tensión en el ambiente, Brian con un gesto le indico que dejara el afán, luego cogió su teléfono y empezó a marcar al Demonio como así conocían a Xavier en el barrio
- ¡Este hijueputa no contesta ome! – Exclamó molesto cuando escuchó el buzón de voz, cerró la llamada y metió las manos en sus bolsillos para ver si encontraba algo de dinero, pero estaba arrancado; todo lo había gastado en sus vicios, preguntó primero a sus hermanos a ver a quien le sobraba platica, luego fue por su primo; recogió algo sin alcanzar a completar, pensó ya luego se las arreglarían con el taxista. El mayor de los sardinos siguió llamando, pero ninguna piquera lo atendía –¡La misma maricada de siempre estos pendejos tampoco contestan llave, nos tocó caminar!
- ¡Ehhh pero, ¿Cómo así ome?! Estamos muy cansados
Brian se encogió de hombros mientras se dirigía a la
puerta principal junto a Mauro y Paola
que lo siguieron, el primo al final se decidió, no quería embalarse (enredarse)
sabía que todavía podía encontrar una salida positiva en todo el asunto, pero antes que intentaran salir fueron
detenidos.
- Un momentico muchachitos – dijeron los suegros
- Estamos de afán señores – dijo Mauro girándose mirándolos de manera adusta
- De acá no sale ninguno ¿y usted por qué nos mira así niño? – a Cardona no le gustó mucho la actitud del hermano menor de Brian
- Señor estamos cansados, lo único que queremos es llegar a nuestra casa por favor, ¿será que nos pueden dejar seguir nuestro camino? – Mauro intentó copiar la diplomacia a su primo, pero su tono de voz no le ayudaba mucho
- Claro que si jovencitos, faltaba más – sonrió – Eso sí, antes quiero el teléfono de Alexander, es importante que lo llame para que venga a buscarlos y se los lleve a casa después que yo le explique todo lo que ha pasado hoy – su esposa ya le había advertido que esos mocosos no iban a facilitar las cosas, pero él insistió
- Pues se va a quedar esperando – afirmó Brian
- ¿Qué estás diciendo?
- Lo que escucho mi estimado suegrito
- Brian dame el número de tu papá
- Mi papá lo cambió y no sé cuál es el nuevo, además yo no vivo con él y mi mamá no tiene celular, así que pues de malas – el chico mintió en todo, pero Carlos no comía cuento y le pidió el número a Camilo que también se negó, lo mismo hicieron los mellizos
- Miren vagabundos, más les vale que colaboren por las buenas porque a las malas no se los recomiendo – dijo Carmen enfadada, ella solo buscaba apoyar a su esposo
- Cuidadito como me habla señora, que yo a usted no le he faltado el respeto – reclamo Brian, el suegro solo movió la cabeza en señal de desaprobación, pidiéndole a Dios que le diera paciencia con ese peladito
- Usted a mí no me dirija la palabra
- Mucha falta no me hace
- Uno de ustedes me va a dar el número de Alexander o de algún familiar a su cargo, ¿me han entendido? – siguió ella en lo mismo, manteniendo su postura autoritaria ignorando el comentario del sardino
- Señora por favor comprenda pues – se atrevió a hablar Paola, pero fue cortada
- Silencio señorita, debería darle vergüenza estar metida con estos… ¡En semejante porquería! – terminó la frase de aquella manera
- A ver pues… ¿Quién se va a dignar a facilitarnos un teléfono de algún adulto responsable? – ahora era Carlos el que hablaba ayudando a su mujer, manteniendo una actitud áspera, esperando que ellos cederían en cualquier momento, pero aquello parecía estar muy alejado de lo que ambos padres de familia tenían en mente
- Ustedes no se van a hacer los locos con este problema – dijo ella
Y le informo a su marido que iría dónde sus hijas
Ariadna y Cata a preguntar por algún teléfono, le pidió, que no permitiera que
ninguno se fuera. Llego a su pieza cual sargento con pistola en mano, al
principio las chicas se negaron a dar información, pero las amenazas de la señora hicieron que
cooperaran, así fue; la tercera de sus hijas acabo dando su celular; allí estaban todos los números, al final se
decidió por el de Alexander. Carmen salió triunfante hasta la sala
sonriendo ante la mirada de preocupación de
Paola y Camilo;
procedió a llamar al padre, quien no demoró en contestar; ella le contó brevemente lo que habían hecho sus
niños y sobrino, el señor Piedrahita estaba muy emberracado y eso que no había
escuchado toda la versión de la historia, les aseguró que lo esperaran que iba
en camino, cerro la llamada y Brian no pudo evitar cuestionarla como solía
hacer solo por fastidiar a la gente que él pensaba que lo querían controlar.
- ¿Entonces que mi suegrita? ¿Ya hablo con mi cucho? Ah no me diga pues que está feliz por eso… ¿Qué dijo doña Carmen? ¿Qué el vicioso está temblando de miedo? – llamándose el mismo por uno de los alías con el cual era conocido en muchos barrios de la ciudad se metió los dedos de ambas manos en la boca dándole a entender mediante ese gesto que le importaba muy poco aquella conversación, pero la señora no le prestó atención, ese chico estaba pasado de desquiciado, falto de un buen psiquiatra, como quería alejar a su hija de ese vago sin oficio – Hagan lo que quieran, es su palabra contra la mía, y yo voy es despegando de acá – le dio la espalda
- Usted no se mueve jovencito
- ¿Quién me va a detener? ¿Usted? Venga pues… A ver quién pierde – se giró cada vez más rebelde, abriendo por fin la puerta dejando más enrabietada a la señora, por Dios que muchacho tan grosero fue lo que paso por su cabeza
- Dejálo ir, lo importante es hablar con el padre, para que perder tiempo con un inculto – Carlos tranquilizó a su señora
- Primo relajáte ome – Camilo intento hacerle recapacitar parándose de su asiento, aproximándose a él; tomándolo del brazo para que se sentara nuevamente en los sillones, pero este le apartó la mano bruscamente insultándolo
- Soltame gonorrea, que no tengo nada más que hacer acá – anunció – ¿Mauro venís o te quedas? – Mauricio miró a Paola, pero ella no se inmuto, se fue a sentar al lado de su primo, el chico decidió seguir a su hermano mayor – ¿Paola venís o te quedas? – hizo la misma pregunta a su hermanita, pero está prefirió quedarse, no quería más problemas – ¡Ya perdió por pendeja mija, suerte con el cucho! – dijo y se voló junto con Mauro de la residencia Cardona-Betancur
Así que mientras los suegros esperaban al señor Piedrahita,
Sofía Aurora se encontraba de casualidad en Cali por asuntos laborales, tuvo
que tomar otro vuelo desde el domingo, ya que
la semana anterior la paso en la
capital, pero ahora tenía otros
asuntos por resolver en aquella hermosa ciudad. En uno de los restaurantes del Hotel Calima
Real donde estaba hospedada, se encontró con una vieja amiga y
aprovechó para conversar mientras cenaban, salió el tema de la
familia, ambas hablaron de sus parejas e
hijos, Sofía no perdió el tiempo y mostró las
fotografías de sus tres niños, hablando un poco de cada uno.
- Mirá este es mi hijo el mayor, tiene quince años y es el más juicioso de los tres, muy paciente y tranquilo ¿Cierto que es lindo mi bebe?
- Si, a mí me parece muy lindo – contesto ella – debe haber hartas sardinas detrás de él
- Por supuesto amiga, pero yo le he dicho a él, que primero termine de estudiar, no quiero enredos de faldas por el momento, tiene una novia bastante juiciosa
- Qué maravilla ¿Cómo es que se llama tu hijo?
- Juan Camilo, pero no le gusta que lo llamen Juan a secas, todos lo llamamos Camilo y yo de cariño Cami – le aseguró y le mostro ahora una de Navid
- Que gracioso se ve tu segundo hijo en esta foto
- Si fue el año pasado, había cogido el perfume del papá sin permiso y Charlie, el menor de mis hijos lo pillo, así que aprovechó y le tomo la foto desprevenido por eso sale con cara de susto – le explico sin parar de reír – Se llama Navid Oliver tiene catorce, pero no le gusta su segundo nombre, todos lo llamamos simplemente Navid, es muy plaguita (inquieto, travieso etc.) algunas veces se pasa, muchas veces tengo que pararlo de la única forma que resulta efectiva en él, es que mi marido no hace nada por corregirlo, le consiente todo y me toca a mí castigarlo vos sabés como
- Comprendo… – le dio la razón – Y ese, supongo que es el menor ¿Cierto?
- Si, esté es Charlie Iván, él no tiene problemas con sus nombres, está iniciando la adolescencia trece añitos, sí ya se; los tuve seguidos, pero es que siempre quise tener una niña, pero Dios no me cumplió mi sueño, tendré que esperar a que los muchachos se casen en unos años y me den muchas nietecitas, claro después; no quiero que me hagan abuela muy pronto – sonrió ante su propio comentario alocado
- Pues claro, aún son unos niños para pensar en esas cosas – contesto la amiga, sin saber que los chicos ya estaban de vuelta en muchas cosas que harían sonrojar a la más descarada
- Si siempre he pensado…
Mientras Sofía Aurora seguía conversando Brian y Mauro
intercambiaban palabras caminando por la acera de la calle.
- Mauro présteme unos diez mil Luquitas
- ¡¿Qué le preste?! ¡Oigan a este!, como si estuviera tan caleto – con mucho dinero –¿Vos para que queres plata ome?
- ¿Pa qué más?, para la bareta (Marihuana) guevón, tengo que trabarme o me vuelvo loco – estaba angustiado, Mauro le dijo que con la plata que recogió quizás solo alcanzaba para el chorro (licor)
- Ehh esa vaina no me va a quitar este desespero tan hijueputa que cargo encima nea – Definitivamente el cuerpo le pedía aquello a gritos, era capaz de hacer lo que fuera con tal de satisfacer su vicio
- Eh… Ave maría… ya entiendo porque te llaman chirrete
- Vicioso mijo… soy el vicioso de mi combo – grupo de colaboradores, con quienes se hacen los negocios
- Es lo mismo pues, son sinónimos – el mayor negó con la cabeza, Mauro estaba en lo cierto, pero a Brian la palabra no le gustaba, vicioso se escuchaba mejor
- Listo, listo, lo que digás – le dio la razón – ¿Entonces qué hacemos pues?
- Toco golear (robar) mijo y vos me vas ayudar
- Pero ¿y si nos pilla la policía?
- No se me azare parce – quiso decir, no se asuste tranquilo, pero al ver la expresión de preocupación en su hermanito añadió algo más – no coma de nada (no le tema a nadie)
- No marica, no es eso, pero es que no quiero perder el año – o sea morirse o ser detenido
- Yo le enseño nea, yo le enseño como montar videos – inventar cuentos para engañar
- Bueno está bien pues, a la sangre no se le niega nada, dígame que hay que hacer, que yo me le mido a lo que sea hermano, a lo bien que no le voy a quedar mal – dijo decidido el menor – eso sí, me vas a dar el aguinaldo por la vueltica ¿o qué?
- Claro marica, usted sabe que conmigo no pierde nunca
- Así me gusta, entonces que… ¿Cómo es la vuelta?
- Vea, póngame cuidao pues, el plan es el siguiente…
En lo que Brian explicaba sus intenciones a su
hermano, Carlos hablaba largo y tendido con Alexander en una de las oficinas de
su casa.
Creo que la mama de Navi y Camilo se llevara un buen coleron y ella ahí echando flores a sus cardos, ajajjaj
ResponderEliminarY los suegros comedidos lograron su objetivo que el consuegro se entere de las andadas de sus sardinos, jejej
Ya nos contaras en que queda el robo y los traseros de esos sinverguenzas.
Marambra
Ya quiero ver qué le bajen los humos a esos cardos
ResponderEliminarYo puse ese comentario no se porque no salió con mi nombre
EliminarNo solo los humos, sino los calzones, jejej esta vez estoy de acuerdo con un castigo, son demasiado listillos los "sardinos", (que graciosos se oye llamar así a los chicos, de donde eres?).
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Oli Olaff, creo que está vez los sardinos se merecen una buena fuetera porque se han pasado los tres, pero espero que le toque bien duro a Brian y a Mauro, ya que ellos han sido más rebeldes y groseros que Paola, espero que con ella no sean tan duros, admito que me encanta el spanking femenino hay que ser justos parce, y como decimos por acá cuando el culo quiere cuero el mismo lo solicita jajajaja. En espera del próximo. En colombia le llamamos sardinos a los adolescentes, jóvenes.
ResponderEliminarEse par si se merece una buena chinga!! Pero de las buenas!!
ResponderEliminarMira que le contestaron pésimo a los suegros!!
Y que bueno que consiguieron el número del consuegro y espero se los suene a los 4 como se lo merecen!!
Las pobres chicas siguen esperando la segunda parte de su castigo y seguro se llevan sus buenas nalgadas por parte de su papá ..
Amiga muy buena la historia, ya quiero saber si, si cometen el robo o su papá se loa impide a tiempo!!...