Las vivencias de Raúl
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 8 de Octubre del 2019.
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Capítulo 2
El botón rojo
El botón rojo
Autora: Terry
- Raúl hijo qué alegría de verte – le
dijo Sara a su hijo, poniéndose de puntillas para abrazarlo en respuesta al
abrazo de Raúl
- ¡Mamá!, sigues igual de guapa, como siempre – Sonia
le sonrió, por lo zalamero que era su hijo
- Anda pasa, no te quedes ahí en la puerta – Raúl
pasó a la cocina donde su mamá estaba preparando la comida, y no pudo
resistirse en robar un poco del plato que su mamá ya tenía preparado,
llevándose un manotazo por parte de su madre
- Auuu ¡Mamá! –
se quejó exageradamente
- Anda ve a sentarte al comedor que ya está casi todo
servido – a Raúl no le quedó otra que ayudar a llevar el resto de
la comida, y comieron poniéndose al día
por el tiempo que llevaban sin verse
- Por qué no le dices a tu madre tus intenciones – Raúl
sonrió nerviosamente mirando a su madre, era un adulto pero le afectaba mucho
la opinión de sus padres, era obvio que al final él era quien tomaba la
decisión, pero también le afectaba lo que pudieran pensar ellos
- Anda dime, ya no me dejes así – le
dijo Sonia al ver que a su hijo le costaba hablar
- Verás mamá, he tomado una decisión – dijo
dándole un mordisco a su comida aumentando la tensión, al final tras pasar el
deliciosos bocado agrego – me voy a
mudar aquí – Sonia se alegró
que le dijera que iba a estar cerca de ellos pero algo no le cuadraba
- ¿Cariño, pediste el traslado a algún hospital de
aquí? – Sonia no sabía nada de las intenciones de su hijo y su
esposo
- No, mamá, lo que pasa es que como papá le queda
poco para jubilarse pues yo voy hacerme cargo de las empresas – Sonia
se quedó callada, no sabía que decirle a su hijo; después de hacer la carrera
de médico y especializarse en neurocirugía, no creía que lo iba a dejar todo
para hacerse cargo de las empresas – ¿que piensas?
– le dijo al ver que su madre no decía nada
- No sé hijo, ¿ tú lo has pensado bien? ¿Es lo que
quieres? – Raúl soltó el aire, desde que terminó la
carrera no se sentía a gusto con lo que hacía
- Claro que si mamá, es lo que quiero – Sonia
se quedó callada por unos segundos y luego se acordó que su hija también tenía
derecho hacerse cargo de alguna empresa si ella quería
- Raul hijo, me parece bien que tú papá te haya hecho
esa propuesta, pero tú hermana también tiene derecho a… – y
no terminó cuando su marido la corto, por supuesto que el trataba a sus hijos
por igual
- Si, cariño, ya lo hice y ella no quiere hacerse
cargo – Sonia miró a su marido ya enfadada al darse cuenta que
a ella la excluyeron de esa decisión
- ¿Y cuándo ibas a decírmelo? – le
dijo a su marido – por lo visto ya ustedes lo
hablaron, sin contar conmigo, ¿tan poco les importa mi opinión? – Raúl
la cogió de la mano que la tenía encima de la mesa
- Mama, no te molestes con él, fui yo quien le dije
que no te dijeran nada – Sonia interrumpió a su hijo
- ¿Porque?, es que no me tienes confianza – Raúl
suspiro, tomó esa decisión sin imaginar que su madre vea aquello mala manera
- Si que te tengo confianza, solo que tú eres
enfermera y amas tu trabajo, y yo después de terminar mi carrera no disfrutaba del
mío, sabes que me afectaba mucho lo que les pudiera pasar a mis pacientes, después
me especialice en neurocirujano para ver si eso me motivaba, pero no estoy a gusto
con lo que hago, no me gusta – ahora fue Sonia que
acariciaba el dorso de la mano de su hijo
- ¿Y porque no hablaste antes con nosotros?, sabes
que en las empresas hacía falta que le echarán una mano a papá, hasta tuvo que contratar
a alguien para que le ayudará con el papeleo – Raúl
se llevó las manos a frotarse la cara
- Ya, pero... – Sonia volvió a
interrumpirlo
- Nada de peros Raúl, tenías que haber comentado esto
antes, y un cosa hijo… yo sí que amaba mi trabajo pero cuando nacieron ustedes
lo deje porque ustedes eran mi prioridad y no quería que estuvieran con niñeras
– Raúl
empezó a reír sin poder evitarlo
- Se puede saber que te hace tanta gracia – le
dijo a Ángel contagiándose con la risa de su hijo
- Sé que de no haber sido por un condón roto yo no
estaría aquí – Sonia
se puso roja y Ángel empezó a reír negando con la cabeza
- Anda descansa un poco que esta tarde te presentaré
a los empleados – Raúl se fue a su habitación que estaba tal
y como él la tenía cuando se fue a vivir solo
Cuando en la tarde fueron a la empresa de
materiales de construcción de su papá, Ángel al primero que le presentó fue a
su mano derecha el hombre que lo sacaba de muchos apuros.
- Hola Nacho, mira te presento a mi hijo Raúl – el
hombre en vez de tenderle la mano se echó manos a la cabeza preguntando
- ¿Tú eres ese mocoso que formó un caos por dos días por pulsar el botón rojo?...
Raúl
se puso rojo al recordar eso aquel evento que él ya lo tenía más que olvidado, al
parecer Raúl no lo reconoció, porque cuando ocurrió aquello, ese hombre sólo
tenía dieciocho años y ahora debía estar rondando los cuarenta y cuatro; Raúl
sin querer empezó a recordar ese día, su mamá ya estaba muy molesta con él
porque al estar de vacaciones de verano en la escuela no hacía nada más que
trastada sobre trastada y Sonia agotada ya de sus desmanes decidió dejar al
chico en manos de su padre.
- Esta tarde te haces
cargo de tu hijo, porque si sigue así te aseguro que le voy a poner el trasero
morado – Raúl
frundió el ceño y Ángel sabía que su esposa exageraba
- Que de bueno hizo mi
canijo – le
dijo envolviéndolo en un abrazo
- ¡Ángel!, hablo en
serio – Ángel
puso los ojos en blanco
- Está bien, me lo llevo
esta tarde, pero ahora quiero comer en paz – y
así fue
Después
de la comida Ángel se llevó a Raúl, el niño estaba contento por pasar tiempo
con su papá, pero en el despacho de Ángel no paró de sonar el teléfono y Raúl
empezó aburrirse.
- Papi me estoy aburriendo – le dijo tirando de la maga de la camisa de
su papá
Ángel
le hizo un ademán con la mano para que guardara silencio, pero Raúl ya estaba
cansado y aburrido de estar allí y salió a dar una vuelta por la empresa a ver
que había, y la zona donde cargaban los camiones le fascino pero lo que más
llamó si atención fue un botón que tras ser activado caía un chorro de arena sobre
el camión de carga que correspondía, así estuvo embobado hasta que cargaron
tres camiones de arena, cuando terminaron nadie se percató que el niño de ocho
añitos alucinado con lo que veía se quedó sin vigilancia, el chico encargado de
cargar la arena se fue a ayudar a sus compañeros y Raúl vio la oportunidad de
hacer eso tan maravilloso que vio… ¡apretar el botón! para que saliera el
chorro de arena, todos se quedaron de piedra cuando al volver vieron que la planta
baja se llenaba de arena…
- ¡NACHO! – grito
uno de los tantos hombres que descubrió el desastre, apurándose a apagar la
maquinaria, imaginando que alguien dejo activado el botón sin darse cuenta – ¿Quién coño
hizo esto? – Raúl al ver tanto revuelo empezó a asustarse sin
saber que hacer, Ángel al oír tanto gritos bajó a la planta de carga y al ver
toda la arena desparramada tuvo la misma reacción que el encargado
- ¡NACHO! – grito Ángel creyendo que el chico
encargado de la maquinaria se dejó el botón prendido pero una voz muy bajita le
contestó
- Yo no he sido – respondió el tal Nacho con voz muy
bajita, Ángel se quedó mirando a todos
los trabajadores, y subió a la cabina seguido de Nacho y otros dos trabajadores
pensando que pudo ser alguien que se coló en los almacenes, pero para la
sorpresa de todos solo había un niño de ocho añitos con los ojos muy abiertos
con cara de susto
- ¿Qué haces aquí? – grito
Ángel al ver que todo el embrollo había sido fechoría de su hijo, Raúl por su parte no contestó, no porque no
quisiera sino porque no le salían las palabras , eso hizo que ángel se
enfureciera más y perdiera la cordura, fue donde su hijo y lo cogió por la
cintura, lo apoyo en su cadera dejando las piernas de Raúl colgando sin que
llegarán al suelo – es que PLAS PLAS PLAS PLAS siempre PLAS PLAS haces de las tuyas PLAS
PLAS PLAS PLAS PLAS te dije que no salieras PLAS
PLAS PLAS – Ángel iba a seguir
pero su mano fue detenida
- Ángel – le dijo el encargado al ver a su jefe
tan enfadado, le dio pena del niño, al fin y al cabo solo fue una travesura
,una que llevaría mucho tiempo remediar; Ángel soltó a Raúl y se frotó la cara,
miró a Nacho y dijo algo que para Raúl fue más doloroso que todos los azotes
que le dio
- Llévatelo no quiero
verlo ahora mismo – una
punzada de dolor atravesó el pecho de Raúl al escuchar a su papá y unas
lágrimas cayeron por sus mejillas, Nacho le puso el brazo por los hombros
sacándolo de allí
- Venga, no llores – Nacho lo pegó a su cuerpo con una
especie de abrazo que le hizo llorar más sentido a Raúl
- Está muy enfadado – le dijo con voz
muy lastimera
- Bueno ya se le pasa
dentro de un rato ya lo verás – lo
encaminó a la calle para ir a una cafetería, lo llevaría a que se comiera un
trozo de pastel para alegrarlo un poco, es que las lágrimas de Raúl se
escurrían como sandias de lo grandes que eran
- Pero no me quiere ni
ver – y
un nuevo sollozo lo apretó estrangulándole la voz con la amargura, tanto que se
quedó ahí paradito con los hombros que subían y bajaban al ritmo de su llanto
- Mira, escúchame – Nacho se puso a su altura levantando su mentón –
tu papá no lo dijo con ese sentido estoy seguro que ni sabe lo que dijo, sólo
estaba enfadado pero verás cómo dentro de un rato se le quita ¿cómo te llamas? – le dijo para cambiar de tema y que el
niño se relajará
- Raúl – respondió pasándose la mano por la
cara, restregando los mocos por todos lados y Nacho no pudo evitar poner la
cara de asco, total aún era un adolescente
- Vale, yo me llamo
Nacho – Raúl
le sonrió abiertamente, Nacho no lo intimidaba, se veía muy joven, podría ser
su amigo y jugar un rato, pensó Raúl – bien te voy a invitar a un trozo de pastel, pero
antes quiero que vayas al lavabo, cuando entremos y te laves la cara – Raúl
afirmó con la cabeza, después de que cada uno se terminará un trozo de pastel
con un batido de chocolate Nacho le dio una mala noticia según Raúl.
- Tenemos que regresar – a Raúl se le puso cara de tristeza de
nuevo
- ¿Podemos quedarnos un
poco más? – rogo
y Nacho le dio una sonrisa de medio lado
- No amiguito, tengo que
ayudar a alzar la arena – Raúl
agachó la cabeza
- Lo siento, yo también
voy ayudar – Nacho
le revolvió el pelo
- No creo que sea buena
idea – le
dijo pensando en cómo estarían sus compañeros y era mejor no exponer al niño
ante ellos
Pero
Raúl no pensaba lo mismo así que apenas llegaron se empeñó en ayudar, y cogió
una pala como todos los demás para recoger la arena esparcida por todo el suelo
con gran esfuerzo por lo pesada que era la pala para él, pero sin quejase;
hasta eso Nacho subió al despacho de su
jefe que ya se le veía más calmado.
- Te estaba llamando
ahora mismo – le
dijo Ángel al muchacho
- Hemos llegado ahora mismo
- Dónde está mi hijo – Ángel quería verlo lo castigo y ya no
lo vio más, se sentía un poco mal
- Está abajo se ha
empeñado en ayudar a limpiar con nosotros – Ángel
se llevó las manos a la cara y empezó a frotarse los ojos de cansancio – ha estado
llorando mucho
- Si, no debí pegarle
así – Ángel
se sentía culpable, en parte él no le prestó atención con las llamadas
- No lloraba por eso – Ángel se quedó mirando a su empleado – lloraba
porque decía que estaba muy enfadado que ni quería verlo – en
ese instante Ángel se dio cuenta de la estupidez que cometió por culpa de su
enfado, y tras decir eso Nacho se dispuso a salir
- Gracias por ocuparte
de él, no era tu obligación, perdón por eso – agrego
dándole a entender que estaba fuera de lugar pedirle a un empleado que se ocupe
de su hijo pero Nacho solo sonrió
- No ha sido nada,
además de comer un trozo de pastel lo pasé bien con el – y sin más salió del despacho de su
jefe
Ángel
se levantó y decidió ir a la planta en busca de su retoño, Raúl estaba con una
pala que era demasiado grande para él cargando arena como todos, poco a poco a
los empleados se compadecieron de él, total solo era un crío y solo había sido
una travesura, uno de ellos se le acercó al ver que se chupaba la manos, el
trabajo le había sacado ampollas.
- A ver déjame ver – le dijo el hombre cogiéndole la mano,
al ver que le sangraba un poco cogió un pañuelo desechable presionando donde le
salía una poca de sangre y así es como se lo encontró Ángel
- Raúl ven aquí – le
salió la voz algo seca, no porque siguiera enfadado, sino por ver que su hijo
se había lastimado, Raúl se acercó a pasitos lentos – vamos al despacho – pero
al cogerse de la mano de su papá dio un gemido, le escocían las ampollas – ¿te duele? – y
eso es lo que le faltó para llorar de nuevo,
su papá casi nunca le reñía y ese día le dijo que no lo quería ver y eso
hirió sus sentimientos
- Si – fue lo único que dijo mirando el suelo y Ángel lo cogió en brazos
- Bueno ya canijo, ahora
te curo y verás cómo duele menos – llegaron al despacho y lo
llevó al lavabo sentándolo en la encimera de mármol – porque cogiste la pala ¿Emm? – le
alzó la carita para que lo mirará a la cara
- Ya no quería que
estuvieras enfadado conmigo, además dijiste que ya no me querías ver – Ángel
le retiró las lágrimas de la carita y le dio un beso en la nariz
- Es que papá a veces
dice cosas que no siente – le dijo Ángel a manera de explicación,
pero Raúl no entendió y se limitó
mirarlo, menos mal Ángel se dio cuenta – Raúl estaba enfadado y ni siquiera
sé lo que dije, pero lo que haya dicho no es cierto, yo te quiero mucho hijo y
claro que quiero verte todos los días de mi vida
Raúl se abrazó a su papá
ya dejado por fin de llorar.
- Raúl… Raúl hijo
– el zarandeo de que le dio su papá en el brazo lo trajo
al presente
- Dime – le dijo porque estuvo
ausente sin saber lo que le estaba hablando
- Te decía que Nacho es el nuevo encargado
- Qué bueno – respondió
Raúl, sinceramente regalándole una sonrisa
– me alegra volver a verte – agrego
- Yo también me alegro de verte y que estés al frente
de la empresa, imagino que por lo menos ya sabes que el botón rojo es para la
carga de arena – no
podía negarse desde que Ángel le contara los planes no pudo evitar pensar en
eso
Y
su papá rompió a carcajadas contagiando de su ánimo a Nacho, haciendo que Raúl se
sonrojara por la vergüenza, aunque en el fondo esbozando también una sonrisa.
Me encanto, ojala publiquen pronto.
ResponderEliminarJajaja pobre se debió sentir muy mal!! Es que los papás se deben medir siempre con sus palabras!!
ResponderEliminarY bueno si lloró era normal pero hace menos dramas que Toño con sus 12 ó 13 no recuerdo jajaja
Que bueno que se animó a ser sincero con sigo mismo y prefirió hacer cargo del negocio familiar!!
Me gustó Terry!!