martes, 22 de octubre de 2019

Mis Gemelos: Cap. 314; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Octubre del 2019.
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Capítulo 314
Desenterrando el pasado
Autora: Marambra

Alexander aburrido como siempre cuando no podía salir al patio por la tormenta y después de hacer sus tareas como último recurso para evitar el tedio, dejo su dormitorio ansioso buscando la forma de matar el tiempo hasta que amaine la lluvia y poder ir a echar un vistazo a los campos de su abuelo; desde que llegara hace unos meses atrás una de las cosas que más le gustaban era trotar por la estancia después de un aguacero, para él no había nada más grande y grato que las tierras recién empapadas e impregnadas con aquel increíble aroma a monte húmedo que de alguna manera la transmitían paz, sobre todo cuando iba montado sobre el lomo de su amado azabache, pero hasta que eso suceda no le quedaba otra que resignarse en su alcoba mirando por la ventana las gordas gotas golpear el cristal y nublar el frente escondiendo todo a la vista, estaba lloviendo tan fuerte como cuando fue de viaje con su abuelo a Aguas calientes y su hermano huyera, “negras épocas” pensó con pesar y se dispuso a mirar la televisión, pero Rubén había entrado a su alcoba quitándole el mando, no porque estuviera castigado sino por seguridad, en ocasiones como esa a veces era mejor apagar las luces y desenchufar todos los aparatos eléctricos para evitar que se quemen por una subida súbita de energía eléctrica tras un apagón que casi era tradición en tormentas como esa.

  • Apaga la televisión Alexander, ya te lo dije hace rato – Rubén frunció el ceño mientras él apagaba personalmente el aparato, aun cuando lo que dictamino fuera una orden
  • Paaaa – se quejó Lex queriendo quitarle el mando del televisor
  • Se quema el televisor y no pienso comprar otro, ¡sabrás que hacer! porque por lo que es a mí respecta no me entras a mi dormitorio para ver tele – le advirtió
  • Pero estoy aburrido – se quejó Lex rodando sobre su cama mientras la pantalla del televisor se ponía negra
  • Pues lee hijo, tanto libro tienes ahí que no creo que hayas terminado de leer todos – le contesto alzando los libros leyendo  las portadas, algunos se veían interesantes y quizás el busque un hueco para leer algo de ellos, aunque hombros lobo, vampiros, zombies o extraterrestres no eran precisamente su género favorito  – además no sé porque está aquí el televisor si es de la sala de juegos – todo el mundo sabía que Rubén era enemigo de que los chicos tengan el televisor en el dormitorio
  • Eso no es mi culpa, Logan lo castigo…
  • Papá lo castigo – corrigió Rubén – o te has peleado con...
  • ¡Oh no!, nada de peleas, solo que Logan suena más cool, más ligth, tu sabes… cero colesterol – agrego recordando un eslogan publicitario – además entre nos, changuito – y movió su índice entre él y su padre como si compartiera una mutua complicidad respecto al tema – en relación a ti es más mocoso… como que no tiene pinta de padre y todo eso – y Rubén elevo una ceja sin dar crédito a lo que oía preguntándose qué tendría que decir Logan si oyera este comentario – como sea, él castigo a Iván sin televisor y no era justo que yo no pueda ver la tele y como a la queridísima Ginger se le ocurrió dormir a Bencito en tu dormitorio no pude entrar a ver la tele a tu cuarto – y Rubén bendijo mentalmente a Ginger por tan sabia decisión sino, hubiera encontrado su dormitorio y sobre todo su cama llena de migas o refresco derramado – así que decidí meter la tela a mi cuarto, algo así como: Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va la montaña
  • Eso lo entiendo, lo que no comprendo es a quien pidió permiso el tal Mahoma para sacar la tele de su lugar ¿no? –  y la incógnita quedo suspendida en la mirada
  • ¡Oh! no seas aguafiestas – Lex se tiro de espaldas sobre su cama teatralmente mirando el techo mientras abrazaba su almohada con fuerza – me iba a aburrir como seguro me aburriré ahora – se quejó con voz lastimera
  • Ya te he dicho lee un libro, no necesitas tecnología para eso
  • Que chiste, no puedo prender la tele porque crees que se quemara, pero no piensas que el foco pueda causar un corte e incendiar la casa ¿cierto? – respondió astutamente y Rubén tuvo que darle la razón
  • Está bien cangrejo, está bien, tu ganas – sonrió Rubén pellizcando su nariz como cuando era un bebé, Lex tenía una nariz pequeña y fina y la adolescencia poco había cambiado aquel rasgo – pero igual… ve a buscar algo que hacer, en semejante casa no creo que no haya algo que sirva para divertirse, es más ¿porque no vas a buscar a tu hermano?, apuesto a que Iván esta como tu haciéndose ostra – y le sonrió antes de volver a su oficina

El hecho de no poder encender la luz o la computadora no significaba que no tenga papeleo que atender, y antes de que la electricidad se vaya por completo que eso era cuestión de tiempo por el parpadeo de las luces externas, prendió la lámpara de gas de su oficina y lo mismo hizo Clara, nadie iba a prender el generador central y no porque no se pudiera, sino porque no se  podía salir al patio debido a la tremenda tormenta que se soltó sobre el campo, algo que Rubén agradeció como todos los del lugar y cuando vio el cielo relampaguear hasta casi el blanco cegador, bajo las palancas de los medidores de toda la hacienda mientras pensaba que era mejor tomar previsiones.
Y Alexander viendo que se perdía la esperanza de jugar con la Xbox o ver la tele, hizo caso del consejo de su padre y fue a buscar a su yunta a su alcoba creyendo que seguro estaba jugando con su móvil, pero Iván no estaba por ningún lado y lejos de enfadarse, viendo el lado positivo decidió que buscarlo sería divertido, algo así como jugar a las escondidas igual que en los viejos tiempos, pero lo que nunca imagino fue encontrar a Iván de rodillas en la puerta de la sala, con un ojo pegado al cerrojo y la oreja a un lado, estaba claro que espiaba a alguien, cosa que le extraño bastante porque no creía que sus padres tuvieran visita a esa hora, primero porque papá estaba en su oficina y segundo por el tremendo temporal que se gastaban, así que pensó que quizás Logan y Ginger regresaron a la casa en algún momento y estuvieran discutiendo, algo que empezaba a ser cotidiano según su impresión.
Y ver a Iván en aquella posición tan concentrado en su tarea de espionaje mejoro su estado de ánimo increíblemente, iba a gastarle una buena broma y de paso enterarse del porque Ginger y Logan peleaban, por alguna razón creía sinceramente que se trataba de ellos.

  • ¡BWOOO! – Lex salto de un brinco prácticamente sobre su hermano golpeando su espalda como cuando eran niños sin medir consecuencias
  • Auuu – se quejó Iván frotándose el hombro, girándose para confrontar a su atacante, enojado y asustado a la vez – estúpido me has lastimado – agrego mirando con desdén a su hermano, pero volviendo a concentrarse en vigilar la puerta, ignorando a Lex, solo que Alexander tenía otros planes: molestarlo y ver su aguante, así que empezó a jalonearlo – deja… ¡no molestes! – tratar de esquivar a su par tirando fuerte de su brazo parecía no ser suficiente, más cuando debía cuidar su equilibrio para no desprenderse del cerrojo de la puerta, era obvio que lo que veía era de gran interés, lo que despertó la curiosidad de su gemelo
  • ¿Qué miras? – pregunto Alexander no porque realmente le interese, sino por fastidiar a su hermano, metiendo la cabeza a su lado al no recibir respuesta de Iván, empezando ambos a forcejear por el cerrojo
  • ¡Retira! No me dejas veeer – al final Iván perdió la paciencia y empujo a Lex en un intento de librarse de él, pero Alexander no iba a dejárselo fácil
  • Primero dime que ves – insistió entre la seria curiosidad y el placer de hacerlo renegar, pegando de nuevo el ojo al cerrojo tratando de ver el interior mientras Iván empezaba a rabiar por culpa de su par, pensando que cada segundo que Lex lo fastidiaba, él se perdía de algún detalle que le rebele el motivo de la extraña visita a casa en semejante día
  • No fastidies… ¡RETIRA! – grito al final, cansado de su hermano pegándole un golpe en el brazo, pero Lex lejos de enojarse, se sintió retado y viendo que no iba a conseguir que su hermano le cuente que estaba pasando decidió por la artillería mayor
  • ¡MAMÁ EL IVÁN ESTA ESPIANDO AL LOOOGAN! 

Chillo a todo pulmón e Iván que no se esperaba aquello, en su intento de taparle la boca tropezó con las piernas de su hermano empujando la puerta de la sala con tal fuerza que se abrió de par en par, cayendo ambos al otro lado sobresaltando a la visita y a su madre.

  • ¡Pero qué demonios! – Clara dejo a un lado el fósforo tras prender la lámpara de gas y se acercó a ambos haciéndolos parar, jalándolos de las orejas sin importarle quien vea, algo que avergonzó mucho a los chicos
  • Au maaami – el primero en quejarse fue Alexander que procuro quitar la mano de su madre de su dolorida orejita, mientras Iván guardaba silencio como si fuera una tumba, no iba a quejarse delante de nadie y menos delante de Rodrigo, el hijo de Raquel
  • Nada de au mami, seguro ¡estaban espiando! ¿no? – pregunto esta vez jalando la patilla de ambos con gusto, haciendo que se pongan rojos como una remolacha, mientras Alexander negaba con la cabeza como si se le hubiera roto un resorte, pero señalando con el dedo a su hermano vendiéndolo sin precio pese la fulminante mirada de su par
  • No es cierto – negó Iván parándose de inmediato tratando de salvaguardar su dignidad y no por su madre precisamente sino por la visita que tenían en la sala – solo estábamos jugando – Iván se vio casi obligado a mentir tratando de recuperar la compostura aunque por dentro el dolor de la oreja quemara
  • Cierto solo jugábamos – de no ser porque tenían visita, su madre lo hubiera volcado boca abajo y dado un par de azotes por su descaro en cambio Clara se limitó a mirarlo enojada
  • Mejor ve a tu dormitorio Alexander – dijo tras un breve silencio como si sopesara que hacer a continuación – ¿y tu?… – Clara dirigió la mirada y la pregunta a Iván pero Lex decidió interrumpirla, no por placer sino porque sabía que a Iván no le haría gracia que su madre lo obligue a disculparse de Rodrigo o de su padre
  • Está bien, ya nos vamos – dijo en cambio, jalando del brazo de su hermano para salir juntos
  • No, dije que tú vayas a tu habitación, Iván se queda – sentencio su madre e Iván se quedó perplejo, no tenía idea de porque su madre quería que se quedara en la sala
  • Pero – murmuro Iván asustado – ¿porque tengo que quedarme? – pregunto viendo a Alexander alejarse de la sala con la curiosidad ahora si a flor de piel
  • Porque tenemos que hablar – respondió Clara con el rostro imperturbable
  • ¿De qué? –  Lex cambio de idea y decidió sentarse al lado de Rodrigo como si la cosa fuera con él – hola no te salude, buenas tardes señor – inclino la cabeza y extendió su mano a manera de saludo
  • Hola… buenas tardes – saludaron Rodrigo a su padre
  • ¡Alexander te estoy hablando! – Clara frunció el ceño dando unos pasos peligrosamente hacia él, lo que hizo que Lex se lo piense mejor y decida obedecer
  • Está bien

Murmuro parándose aunque de mala gana despidiéndose de Rodrigo con un choque de puños, después de aquello Clara cerró la puerta de la sala pero esta vez echando la llave por dentro impidiendo que Alexander curiosee por el cerrojo, mientras Iván se sentía incómodo de quedarse junto a esas dos personas a las que no quería ver por muchas razones.

  • Bueno – Clara miro a Iván sin mostrar emoción alguna en el rostro, no por confundir al muchacho sino porque realmente no tenía emociones profundas respeto al tema tratado, a más de la mera curiosidad – ¿y tú?, ¿no vas a saludar? – Iván quería morirse de vergüenza y enojo al mismo tiempo, mirando a su hermano con un juramento de pelea, sino fuera porque él saludara a sus enemigos, él no estaría ahora pasando semejante papelón, pero prefirió no reclamar aquello
  • Perdón – se disculpó mirando a Rodrigo y a su padre – buenas tardes – agrego a regañadientes, tieso como un palo pero sonando lo más humildemente posible – ¿puedo retirarme? – pregunto sin esperar que Rodrigo o su padre respondan sus saludo, pero sin animarse a moverse
  • Siéntate – le ordeno Clara e Iván se puso mucho más rígido, pero en realidad eran más sus nervios que el hecho de que su madre estuviera enojada, de ahí su respuesta
  • Porque
  • No es nada malo Iván – intervino el padre de Rodrigo, dándose cuenta de la incomodidad del chico y la suya propia – solo queríamos hacerte una pregunta – agrego  cogiendo el libro que Rodrigo sostenía en las manos
  • Yo no quiero hablar de nada – respondió Iván estresado, arisco relamiéndose los labios, mirando la puerta de la sala, decidido a llamar a Rubén a gritos de ser necesario y el padre de Rodrigo decidió adelantarse, hasta par él era obvio el desagrado de Iván
  • ¿Reconoces esto? – pregunto alcanzándole el pequeño libro; Iván que en un inicio no tenía idea de que era, carecía de la tapa principal, pero apenas lo abrió sintió su corazón latir mil por hora… era su libro favorito, un libro que Logan solía leerle durante las noches antes de dormir cuando vivían en Londres    

Y se quedó pensando si aquella era la única razón de la visita de aquellos dos; el padre de Rodrigo estaba en su casa, había venido a hablar con Rubén o con Clara, pero Rubén se había reusado a atenderlo dejando a Clara el trabajo sucio; Rodolfo no habían tenido la oportunidad de cruzar palabra alguna con ninguno de ellos tras el suicido de Raquel, aunque tampoco es que tuvieran tema de conversación, así que a más de las formalidades legales que supuso la devolución del departamento que Rubén y Clara cedieran a Raquel a cambio de que deje en paz a su hijo hace algunos meses atrás no tenían motivo para intercambiar palabras, y eso también pensaba el padre de Rodrigo y hubieran continuado con ese mutuo silencio de no ser por un par de llaves que encontrara entre las ultimas pertenencias de Raquel, básicamente un abrigo que quedara olvidado en un rincón del closet y que colgara de un llavero que decía “Secreto”
Dichas llaves después de mucho indagar y probar en todas las cerraduras de la casa sin éxito alguno, dio con un mediano candado de un baúl escondido en el cobertizo de la casa familiar, la casa que compraran ambos y en la que naciera Rodrigo y que tras la muerte de Raquel permaneciera en alquiler por obvias razones, Rodolfo el padre Rodrigo no quería que su hijo permanezca bajo el mismo techo donde su madre se quitara la vida, meses después del incidente que tuvieran con Clara y que derivo en el arresto de ésta y como ahora estaban por cerrar la venta de la casa, debían quitar de en medio todas aquellas cosas que permanecieron en el cobertizo, encontrando ahí aquel pequeño baúl que ni Rodrigo ni su padre tenían conocimiento, descubriendo dentro, muchas fotos de los gemelos, sobre todo de Iván en la piscina, en el colegio, en el motel a donde lo llevara, fotos que iban de la inocencia a casi la perversión mostrándose secuencialmente como Raquel fue degenerando emocionalmente hablando, en resumen aquellas fotos no eran nada más que el testimonio de una mente que empezaba a enfermar poco a poco sin que nadie se dé cuenta realmente.
Pero no eran las únicas cosas que habían, estaban también algunas poleras de Iván, su ropa interior como prueba fehaciente de lo profundamente perturbada que estaba Raquel, su cuaderno de matemáticas que tuviera que rehacer porque Iván no supo cuando se extravió y le costara al muchacho una buena cinturoneada de su padre, obviamente aquel pequeño libro en inglés que tenía una particularidad, era el primer regalo que Logan comprara para sus hijos sin el dinero de Rubén sino de su propio esfuerzo, había trabajo como camarero para conseguir aquello en un arranque de puro orgullo, pero lo que no estaba era lo que más interesaba a Iván.

  • ¿Reconoces esto?...
  • ¿Y el resto de mis cosas? – el corazón de Iván galopaba como un potro desbocado, sus ojos se oscurecieron antes las emociones que le embargaban, mitad su infancia feliz al lado de su padre biológico que quedara atrapado en las orillas de aquel libro que Logan hojeara en medio de la cama con sus hijos alla lejos en una Londres fría y lluviosa y mitad aquel primer flechazo de cupido que el creyó era amor y que ahora lo fatigaba y dolía… daba asco en realidad
  • Aparte de este libro, solo estaba un cuaderno de matemáticas y algunas fotos, además de una polera que imagino olvidaras en la piscina – respondió Rodolfo visiblemente incómodo con la situación por muchas razones, entre ella incluso los irracionales celos que sin querer le provocaba aquel muchacho, y con ello su rechazo, pero se había jurado como adulto que no iba a juzgar a ese crío y menos reclamarle nada, porque en un momento de lucidez llego a la misma conclusión que la policía, Iván era menor de edad, incluso menor que su propio hijo y si a su hijo lo veía como lo más frágil que Dios pudo darle a cuidar, del mismo modo era visto ese chico por sus padres y si sus padres tuvieron incluso la intención de pegarle un plomo en medio de la frente a Raquel, él también lo haría si alguna desgraciada osara mancillarlo como su mujer lo hizo en un momento de descalabro mental – ¿había algo más que era tuyo? – pregunto con temor en la voz, pero sin mencionar jamás el resto de cosas que encontró dentro de aquella caja… viejas cartas de un temprano e inocente amor adolescente que amarillaran con el tiempo y que el quemara tras leerlas, es que no pudo con su curiosidad y sus celos, porque como hombre herido en su ego, tenía que saber qué era lo que a su mujer le gustaba de ese chico, que es  lo que veía en él, un mocoso escuálido que escribía con letra descuajeringada y garrapatosa, llena de errores ortográficos que contrastaban con la profundidad de los primeros sentimientos experimentados por Iván, pero luego otra duda lo asalto – tu… – y carraspeo la garganta en un intento de deshacerse de la intención de hablar, pero nuevamente su curiosidad fue más grande que su raciocinio – ¿tú le diste estas cosas a mi mujer? – y formulo aquella pregunta casi mordiéndose la lengua, porque si eso era así, si él le entrego su ropa, aquel libro, ese cuaderno, quizás también estuvo de acuerdo en ser retratado y no quería creer que aquel chico estuviera de acuerdo con que Raquel le tome fotos desnudo en las duchas de la piscina o despatarrado sobre lo que a lejos se vislumbraba como una sucia cama de algún motelucho donde retozara algunas tardes con su mujer, fotos que mostraban otra cara, otra faceta de Iván, un Iván oscuro, sórdido, de mirada sucia, cínica a más de la desnudes y la erección retratada por Raquel en un momento de loca lujuria… fotos que quemara apurado y que nunca mencionaría a nadie, ni siquiera a su hijo peor a los padres del protagonista…
  • ¡NO! – Iván elevo la voz apurado en negar aquello – esa desquiciada me robo mis cosas – mascullo entre dientes sin poder evitar sentir el enojo roerle las entrañas y con ello sin querer darle un poco de paz a ese atormentado hombre que ahora lo miraba con algo de alivio en la cara
  • ¡Estás hablando de mi madre! – grito Rodrigo parándose como un demonio a quien prendieran un petardo a medio sueño, Iván y Rodolfo se habían olvidado por completo de su presencia y su grito los saco de su ensimismamiento
  • ¡Pero era una degenerada! – Iván reacciono más pronto que Rodolfo y se giró confrontando a Rodrigo sin miedo alguno; con el pasar del tiempo aquel amor que creyó sentir por Raquel se fue convirtiendo en un horrendo y pesado grillete que a veces le impedía avanzar hasta que no pudo más y estallaron la cosas en su cara y se ganara un tremendo lio con toda su familia y eso sin contar la huasqueada que le dio su abuelo con el rebenque
  • ¡Iván! – Clara lo jalo del brazo a manera de amonestación, pero ninguno imagino lo que vino después
  • CABRON – y Rodrigo se tiro sobre Iván metiéndole un puñetazo

Y se armó la grande…



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