Mi familia, mi vida
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 25 de Octubre del 2019.
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Capítulo 14
Capítulo 14
Autor: Mark
El humor de Derek no
era el mejor al momento de entrar en la escuela de sus hijos. Había tenido que
retirarse de la reunión que sostenía con el comisionado y el alcalde. Su hijo
mayor había participado en una pelea.
Lo
encontró sentado mirando al techo con un pañuelo ensangrentado en su mano. Sus
alarmas se encendieron, ahora entendía la premura de la llamada. Se acercó y
examinó su rostro, tenía el labio y la ceja izquierda partida, pero habían
dejado de sangrar, sin embargo su nariz no.
- ¿Qué pasó? –
preguntó muy serio, estaba furioso y no solo por la
interrupción de su reunión. Repitió la pregunta con un poco más de énfasis y
apretando los dientes, fue entonces que Hardy hizo contacto visual con él, pero
siguió con su mutismo – ¿Por qué no está en
enfermería? – le preguntó a la secretaria del director
- Su hijo se
negó a recibir atención médica – fue
la respuesta de la mujer, quien no se tomó la molestia de mirarlo
- Debieron
llevarlo aunque se negara, ¡está herido! – respondió colocando su mano sobre el escritorio captando la atención de
aquella amargada mujer
- Señor Hayes, su hijo tiene dieciséis años, puede rehusar recibir atención médica, entre otras cosas, y nosotros no podemos hacer nada a menos que su vida corra peligro
A
Derek le salto una vena en la cien y estuvo a punto de saltar sobre su cuello
de aquella antipática mujer.
- Señor Hayes,
por favor, acompáñeme – intervino el
director desde el umbral de su oficina, justo a tiempo
Ambos
hombres entraron, Derek no quería dejar solo a Hardy, le preocupaba que tuviera
una lesión más grave, su nariz no paraba de sangrar y el pañuelo que en algún
momento había sido blanco ahora estaba todo rojo y eso lo molesto mucho. En la
oficina del director tuvo que escuchar una vez más las quejas de éste con
respecto al comportamiento de Hardy, nuevamente escuchó las acusaciones del
hombre acerca de la agresividad del chico y lo conveniente que sería que
regresara a la sesiones con la psicóloga de la escuela. Derek pensaba que los problemas
de ira de Hardy habían terminado hacía mucho tiempo, pero estaba equivocado.
El
director le contó que Hardy había iniciado una pelea y había golpeado a un
chico del último año. El otro joven respondió a los golpes luego del tercero,
pero al ser más grande sus golpes hicieron más daño. De cualquier manera, las
excusas que podía dar Derek para salvar a su hijo no sirvieron de nada, el
director le informó que tanto Hardy como el otro chico estaban suspendidos por
una semana. Como era de suponer Derek salió más furioso de lo que estaba a la
oficina del director.
- ¿Qué pasó? –
le pregunto de nuevo una vez que estuvieron solos, pero
el joven continuaba con la mirada perdida, lo que desesperado a su padre quien
dio un fuerte golpe al volante – ¡Maldita sea
Hardy! Estoy hablando contigo – le recordó – acabo de escuchar al director prácticamente ordenarme que te lleve
al psicólogo
- ¡No estoy
loco! – grito por fin Hardy en
defensa, un tanto molesto
Derek
notó que la hemorragia no paraba y el rostro de Hardy estaba cada vez más
inflamado. Sacó su celular y marcó el número de su mujer. Ni siquiera saludó
cuando Danielle contestó al segundo timbrazo.
- Vamos para
allá, está sangrando mucho – fue
lo que escucho Hardy. Esperó 2 segundos y cortó la llamada, la había puesto al tanto de la pelea que su
hijo había tenido, cuando colgó volvió a ver el rostro de su hijo, la nariz no
paraba de sangrarle así que le pasó su pañuelo, el chico lo acepto tímido, pero
también un poco asustado, apenas se puso el pañuelo en su nariz, volvió a
empaparse de sangre – Iremos al hospital, tu
madre sabrá que hacer – Dereck trato de calmarlo
- ¡No voy a ir
al hospital! – se giró
violentamente al responder eso
- Tú harás lo
que yo diga, no estás en posición de hacer exigencias – advirtió su padre y Hardy se quedó callado, e hicieron
el camino al hospital en silencio, poco antes de llegar, Derek volvió a
preguntar – ¿Qué fue lo que pasó, Hardy?
- Ya
escuchaste al director – respondió el
jovencito encogiéndose de hombros
- Quiero escucharte a ti
- No quiero
hablar de eso – desvió su mirada
al camino y una lágrima rodó por su mejilla izquierda
- Deberías guardar esas lágrimas para cuando hable contigo en casa
Al llegar al hospital, Danielle se sorprendió de la
cantidad de sangre que su hijo había perdido por la nariz. Fue con él hasta el
laboratorio para unos análisis de sangre de urgencias y al regresar al cubículo
comenzó a preparar una inyección. El joven no se había dado cuenta de lo que hacía
su madre, continuaba con la mirada perdida y de vez en cuando las lágrimas lo
traicionaban y caían. Ambos padres pensaban que lloraba porque sabía que estaba
en muchos problemas y que Derek no lo dejaría pasar, Danielle pensaba mil cosas al mismo tiempo
que preparaba la inyección.
- ¿Para qué es
eso? – interrumpió Derek y Hardy fue
consciente de lo que hacía su madre
- Es para detener la hemorragia
- No quiero
que me inyectes – la súplica de
Hardy fue malinterpretada por su madre quien respondió duramente
- Pero lo voy
a hacer, así que acuéstate boca abajo, baja tus pantalones y quédate callado – las palabras de Danielle dolieron, pero los nervios
eran mucho más fuertes y buscó apoyo en Derek
- Papi…
- Tranquilo campeón, tu madre debe inyectarte para…
- Lo hace para
castigarme – interrumpió el
chico
- Debería
hacerlo – comenzó danielle, pero derek
intervino oportunamente
- Claro que no
– dijo mirando a su mujer, luego continuó mirando a su
hijo – Tu madre está preocupada porque el sangrado
no se detiene – Danielle pensó en esas palabras y era precisamente
lo que sentía, suavizó su rostro y sus palabras
- Cariño, nunca te castigaría de esta forma, sé que no te gustan las inyecciones pero no dejas de sangrar
- Pero no quiero que me inyectes, mami
- Lo haré suave.
- Te daré la
mano para que la aprietes tan fuerte como duela – Hardy se dejó guiar a la camilla, Derek sostuvo su
mano como lo prometió, Danielle bajó los pantalones y bóxer del chico
- Relájate
para que no duela – dijo antes de
meter la aguja
Mientras
Danielle inyectaba el líquido en la nalga izquierda y Hardy se quejaba, Derek
no pudo dejar de pensar en lo vulnerable que volvía a ser su hijo, en ese
momento no era el chico altanero, ni grosero que había sido en los últimos
meses, ni el que solía ser cuando llegó a casa, sino en el pequeño adolescente
tierno y frágil que escondía. Se dijo así mismo que debía haber una buena razón
para que volviera a pelearse en la escuela y se propuso averiguarla.
La
hemorragia se detuvo poco después, mientras le hacían una radiografía de su
nariz, Danielle quería asegurarse de que no tuviera fracturas. Derek se retiró
casi al mediodía, era la hora de salida de los chicos y ella iría a buscarlos
en la escuela. Axl y Jimmy no habían parado de hacerle preguntas a Hardy acerca
de lo que había pasado, el joven adolescente evadía las preguntas o simplemente
se quedaba callado, Danielle estaba perdiendo la paciencia. Ella también quería
saber, pero prefería darle privacidad al chico para responder.
- ¿Pero dime,
qué pasó? – preguntó por
octava vez Axl
- ¿Acaso no lo
ves, tonto? Se peleó – respondió
Jimmy, resaltando lo evidente
- ¡No soy
tonto! – gritó Axl molesto
- Jimmy, ya te
lo dije, deja de decirle así a tu hermano – advirtió Danielle, entrando en la casa
- Solo es
jugando – dijo de manera inocente
y encogiéndose de hombros
- Entonces,
deja de jugar de esa forma – continuó
la advertencia, el adolescente no se había detenido a observar la discusión
entre sus hermanos, sin embargo se detuvo cuando escuchó a Danielle decir su
nombre – Hardy, espérame en tu habitación,
enseguida subo
- ¿Lo vas a
castigar? – preguntó Jimmy
- Eso no es asunto de ustedes y los quiero bien lejos del segundo piso
Danielle
entró en la habitación de Hardy 15 minutos después, lo encontró sentado en su
cama, ella comenzó con la pregunta que todos se hacían, qué había pasado, pero
el hermetismo del joven hizo que perdiera la paciencia y comenzara a gritar.
Aun así no logró sacarle información al joven. Caminaba de un lado a otro por
la habitación, la actitud de Hardy no era la que siempre había visto en el
chico. Hardy siempre trataba de defenderse de las acusaciones, de justificar su
conducta y peor aún, respondía a los gritos con más gritos, pero nada de eso
estaba pasando, simplemente no respondía o lo hacía de manera sumisa y tímida.
Algo inusual en él. Cuando Danielle entendió por fin que no lograría nada, se
dio por vencida.
- Está bien,
no digas nada, no hables si no quieres, pero igual no te salvas del castigo, tu
padre arreglará cuentas contigo cuando llegue – esperaba que al menos esas palabras generaran
alguna reacción en su hijo pero ni siquiera así se defendió
Derek
llegó del trabajo una hora después de la cena, sus 2 cachorros más pequeños
miraban la televisión en el salón, luego de saludarlos con besos y preguntar
por sus tareas se disponía a subir.
- Yo sí las
hice, pero Axl no – Derek miró al
aludido
- Sí las hice
- No las
hiciste – con un gesto Derek detuvo el inicio de una pelea
- Ve al estudio y comienza la tarea, bajaré para ayudarte
- Pero papi… –
una mirada de advertencia bastó para que Axl
obedeciera, aunque no de muy buena gana
Continuó
su camino y entró en su habitación, encontró a Danielle doblando la ropa de sus
hijos, ella lo abrazó y besó, sabía que el día había sido duro, él se dejó
mimar, pero debía regresar a la realidad de sus hijos.
- ¿Qué averiguaste? ¿Qué te dijo?
- Nada, no
dijo nada, se niega a hablar de eso – Derek
suspiró
- Será mejor que termine con esto
Se
dirigió a la habitación de Hardy, el adolescente estaba mirando al techo con
las manos en la nuca. Danielle le había confiscado su celular y su tablet y no
podía utilizar la tecnología a menos que fuera para asuntos escolares. Se sentó
bruscamente al notar la presencia de su padre.
- ¡Hola! – saludó Derek de manera casual y la respuesta que
obtuvo fue tímida
- Hola
- ¿Te duele? –
murmuro refiriéndose a las heridas y hematomas en su
rostro, cogiéndole el rostro con delicadeza
- No, mamá me dio un analgésico
- Que bueno – Derek no quería perder esa pequeña conexión que
había logrado con su hijo luego del gran error que había cometido con el asunto
de los cigarrillos, veía como un logro el hecho de que Hardy no lo rechazara y
mantuviera una conversación con él. Así que decidió aprovechar la situación – Cuéntame qué pasó hoy – evitó preguntar
directamente por qué se había peleado, pensaba que tal vez de esa forma Hardy
se abriera, pero no lo logró
- Ya
escuchaste al director – se encogió
de hombros, Derek no supo qué lo molestó más, si el hecho de que
continuara rehusando a responder lo que preguntaba o la actitud despreocupada
del chico
- Está bien,
entonces no vamos a alargar más las cosas… Levántate y quítate los pantalones –
para su sorpresa Hardy hizo tal como dijo, no
suplicó, no se resistió, simplemente se levantó y comenzó a desabrochar sus
pantalones. A pesar de la sorpresa, Derek continuó firme, se sentó en la cama y
una vez que su hijo se quedó en bóxer lo acercó y lo tumbó sobre sus rodillas
cuidando de que estuviera cómodo y no corriera peligro de caer durante el
castigo y forcejeo – ¿Ya sabes por qué te voy a
castigar? – preguntó en un último intento por saber qué había
pasado, pero nuevamente Hardy se encogió de hombros. Derek suspiró nuevamente y
con una mano sobre su espalda para darle estabilidad comenzó el castigo – PLAS – resonó la piel y notó como contrajo las
nalgas pero no se quejó – PLAS PLAS – Hardy
comenzó a llorar en silencio, algo inusual, ya que solo había dado 3 nalgadas y
no muy fuerte, pero recordó la inyección y supuso que aún le dolía – PLAS PLAS PLAS – tres
más continuaron, sin mucha intensidad para evitar hacerle daño, pero su
cachorro lloraba abiertamente, lo que llamó su atención, lo levantó y vio que
realmente estaba llorando y no era un truco para zafarse del castigo, Hardy no
aguanto más y en un fuerte y sentido abrazo se desahogó
- Se estaban
besando, papá… Se estaba besando con Jair – dijo entre sollozos y convulsiones de llanto, Derek por fin entendió qué
había pasado, su adolescente tierno se había convertido en una bestia al ver a
su novia besar a otro chico
Hardy
estaba sufriendo su primera decepción amorosa y no podía, ni sabía cómo
sobrellevarlo.
Oh que pena una decepción amorosa y encima que Le tocará el perder, y los padres ya habían podido ser más epaticos al verle el rostro y sangrando sin ceder la emorragia
ResponderEliminarMe fascinan sus historias.lloro,río los felicito a todos los escritores sigan adelante un fuerte abrazo y un beso 😭😀🎉🎇
ResponderEliminarPobre chico si que le dolió mucho la traición de su novia...
ResponderEliminarPor eso reaccionó así y se fue a los golpes!!
Que bueno que detuvo el castigo a tiempo y lo abrazó que es lo que más necesitaba!!
Me encantó volver a leer un capítulo de tu historia!!