sábado, 16 de abril de 2022

Los Th: Cap. 37; Autora Marambra

 Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 16 de Abril del 2022.
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Capítulo 37

Montaña rusa

Autora: Marambra

 

Ethan los llevo al colegio a los tres, solicitó libre a cuenta de vacaciones toda la semana sin avisar a los chicos nada más, para estar con ellos en esta etapa de adaptación de Matías y obviamente de sus hijos. pues estaba consciente de que en algún momento de todo aquello los chicos despertarían de la emoción de tenerlo en casa como se tiene a una visita y luego realmente tengan que hacer acopio con la convivencia cruda y real cuando los tres muestren y hagan despliegue de sus verdaderas personalidades y salgan los malos modos, las toscas costumbres, los defectos y vicios de carácter, entonces él tendría que intervenir.

Pero por ahora su meta era la de ayudarlo en las tareas y de paso revisar las de Uther, ahora tenía un buen pretexto para revisar las carpetas de ambos y una sana competición podría beneficiarlos a los dos o mejor dicho a los tres si se incluye él en el mambo pues no renegaría con sorpresas de último minuto, pues cuando de notas se trataba era Lothar el que traía siempre las mejores calificaciones pese a las quejas que solía tener y esperaba que esta temporada fuera igual, ya que las quejas habían sido demasiadas y había tenido que darle una buena paliza hace casi un mes atrás por lo de la tonta agenda y la suspensión del examen de lenguaje y ahora con el lio de las matemáticas que empezaba a perfilarse como el talón de Aquiles del muchacho, pero aun así confiaba en que se decida a ponerse las pilas como debe ser.

Pero antes tenía que averiguar que estaba sucediendo con su salud, solo por eso no quería fastidiarlo mucho con las tareas por consejo del gastroenterólogo quien quería ver si su cuadro estaba sujeto al estrés antes de enviarlo al proctólogo y descartar un problema de incontinencia rectal, algo que no quería para su benjamín; pero ahora, en este instante debía ocuparse casi enteramente de Matías pues apenas puso los pies en el colegio Matías se estreso sin disimulo alguno, le gustaba el cole, ese no era ese el problema, pero ahora mismo no quería lidiar con la lastima o la pena de la gente que estaba a su alrededor, ni tener que dar cada vez las mismas explicaciones a sus maestros y esperaba realmente que papá pudiera hacer algo al respecto, Uther y Lothar bajaron a velocidad de un rayo entre sonrisas y empujones pero Matías la verdad estaba más que fastidiado estaba estresado, ansioso y con mucho miedo de afrontar a toda su clase.

 

  • Vaaaamos, apura Maty, tenemos inglés la primera clase, no querrás saludar en ingles al resto de la gente y tener que explicar nada en ese idioma ¿verdad? – chincho Uther, ambos eran muy buenos en aquel idioma, lo hablaban fluidamente así que a veces Uther se lo tomaba muy light y se saltaba las clases o dejaba para el último minuto los cuadernos, y el comentario de Uther sirvió para que Matías lo vea con cara de pánico y quiera ya no más  bajar de la movilidad y correr con su hermano, pero Ethan lo detuvo
  • Epa, epa epa, no necesitas correr tu Matías no te agites, además primero conversaremos con el director

 

Y con cara de resignación se encamino con su padre a la dirección mientras Uther se llevó su mochila consigo, así no cargaría nada, no podía llevar mucho peso por su mano y se dejó solo la reportera en el bolsillo, Nathan decidió que un buen y útil regalo seria darle una grabadora tipo reportera de las que usan los periodistas para que grabe sus clases al no poder escribir muy rápido y su padre prefirió que lo muestre en la dirección y le den autorización para usarla pues al estar inhabilitada la mano izquierda no podía a veces pasar la página rápidamente o sostener el cuaderno para escribir y entonces todo salía un desastre.

Ya en el despacho del director, ambos, padre e hijo sostuvieron una larga reunión donde Ethan le explico el caso de Matías, mostrando los papeles de adopción, las recomendaciones médicas del traumatólogo, la suya propia como cirujano vascular, las del urólogo y nefrólogo al haber extirpado un riñón, y el internista por su anemia, por lo cual estaba liberado de las clases de educación física donde debía entregar tareas de investigación teóricas sobre lo que hacían en la cancha, si era futbol, pues nada averiguar los orígenes de tal deporte, historia de los campeonatos mundiales, y todo lo referente a reglas del juego, un fiasco para Matías pues no podía estarse quieto sentado tanto rato, no lo soportaría.

 

  • No puedo pasarme toda la clase sentado, no es justo Ethan – reclamo a su padre mientras lo acompañaba a su primera clase, quería concertar una cita con todos los maestro y se pasaría esta mañana en particular haciendo eso, pero no solo por Matías sino también por Uther y puntilloso como era, fue prestándose de los maestros las carpetas madre para comparar con la de Uther y de paso poner al día a Matías
  • Papá, Matías, soy papá
  • Como sea, por favor, deja que haga algo de trote o bicicleta por lo menos, no quiero escribir nada, menos en educación física – odiaba cualquier cosa que lo tenga sentado, su hiperkinesis hacia que las horas de clases sean un fastidio y por esa razón casi siempre tenía las carpetas sin concluir, hasta estudiar era un fiasco, por eso leía poco a poco y de los libros y tenía notas al filo solo por sus calificaciones de los exámenes que serían brillantes si presentara sus carpetas y eso era algo que Ethan solucionaría con un poco de paciencia, impaciencia,  buen humor, mal humor, cariño y dolor
  • Lo siento Matías, pero hasta que no mejores y tu laboratorio me diga que tu hemoglobina esta… – se perdía en sus explicaciones olvidándose que no eran o Uther o Lothar o Nathan a quienes los términos médicos eran más que familiares, habían nacido deletreando hemoglobina
  • Para, para – levanto la palma a manera de stop – no estás con Uther yo no entiendo de términos médicos
  • Perdón, me olvide… mira, te lo voy a poner sencillo, no harás educación física hasta que yo lo decida, además se te olvida un detalle hijo, no tienes alta de trauma, mientras no curen tus huesos y tengas anemia no hay clases de gimnasia, ¿entendido?
  • Que hueeevaaada, y no puedes hacer nada para que todo esto mejore – caminaba un poco agitado y Ethan disminuyo el ritmo de su trote, el chico estaba empezando a cansarse
  • Esa boquita pero ¿no? – lo amonesto y supo que era eso porque lo oyó decir aquello a Lothar o Uther dos o tres veces antes de un jalón de la patilla o un palmetazo en el trasero, y agrego – Yo no, pero tu si – le abrazo
  • A ¿si? y que cosa?
  • No fumes, toma toda la leche y come todas las verduras, simple no ve
  • Si tú lo dices – y se vio parado frente a la puerta del aula que se abría
  • Bueno ya estamos en el aula entra

 

Tras aquello fue él quien hablo uno a uno con casi todos los maestros que pudo encontrar aquella mañana solicitando a todos y cada uno de ellos se abstengan a preguntar sobre su actual situación por estar en proceso de cambio tanto emocional, física, psicológica y social, era un tema delicado que quiso dejar zanjado, también se habló sobre el cambio de apellido y se quedó que en cuanto se presente una orden firmada por un abogado ellos iniciarían el cambio de toda su documentación escolar, menos mal eso no supuso mucho lio porque Matías curso todo el ciclo medio en el mismo establecimiento y la documentación de cursos inferiores no perjudicaba en nada pero de todos modos tenían ellos los registros cruzados de todos los establecimientos escolares y no supondría obstáculo alguno, con todo aquello resuelto se fue a una fotocopiadora a copiar todo lo avanzado y enterarse de las tareas a realizar, definitivamente quizás una semana era muy poco para ellos, ya que adivinaba que en casa habría demasiados problemas con ambos muchachos para hacer las tareas.

Como sea la mañana paso con el tiempo real que siempre pasa, solo que la perspectiva era diferente para Matías y Ethan, mientras a papá el tiempo se le fue de las manos a Matías las horas parecían meses sobre sus hombros y bostezaba de aburrimiento; pero era dable… Ethan entre una ida y otra de aquí para allá, revisar carpetas prestadas fotocopiar los temas faltantes y comprar nuevo material a Matias para rehacer lo que estaba mal en un intento de que mejore sus notas tras ver el rosario de ceros en sus calificaciones que casi le causan un infarto, a él el tedio lo aplastaba porque ni siquiera podía jugar a la pelota en hora del recreo, lo que hizo que este más disperso que el propio Uther.

Y al final de la jornada Matías estaba realmente cansado, la mañana fue abrumadora para él y no veía la santa hora de retornar a casa, hubiese querido estar solo lejos de todo aquello, pese a que la mayoría de sus compañeros celebraron su retorno entre abrazos y palmadas en la espalda y la cara llena de risa no podía evitar escudriñar en las miradas de todos aquellos la enorme curiosidad que los abrumaba y las interrogantes sin resolver en cuanto los maestros empezaron a nombrarlo como Matías Van Lauder y un millos de ojos se posaban sobre él que quería hacerse pequeñito, pequeñito; muchos de los maestros sabiendo de los trámites de adopción y la trágica historia de su vida y en secreto revelado celebraron que por fin el destino haya sido amable por primera vez en la vida de este muchacho así que para ellos cuando más antes los demás se acostumbren a verlo como hermano de Uther mejor, además era una manera de ir borrando su pasado o por lo menos escribiendo sobre el tachón; pero claro, no todo puede ser color de rosa y aquel trío rival de siempre no escatimo escrúpulo alguno y en la último recreo no soporto la idea de guardarse el mordido y venenoso comentario y llamarlo arrimado, dibujando en el rostro una mueca sardónica… aquello fue la gota que colmó el vaso, esa era la estocada final para una mañana llena de tensión y la apertura de las viejas heridas.

 

  • ¡Arrimado! – dijo en voz alta Santiago topándole el hombro a Matías a la entrada del baño mientras los otros dos se reían y de pronto aquellas palabras se superpusieron a otras más crueles: No eres más que un mediocre, asno, arrimado, sino fuera por mí no comerías ni mierda.

 

Eran las  hirientes y mordaces palabras de aquel hombre al que un día llamo padre y que se filtraron nuevamente en sus oídos como si ese tipo estuviera ahí de nuevo, y el recuerdo se hizo un eco despiadado y por un fugaz momento la imagen de aquel bastardo se pintó frente a sus ojos como aquel día que gritando energúmeno, desaforado, enceguecido, loco de furia incontrolada lo redujo a un saco de huesos rotos, con eso en mente el viejo miedo volvió a morder su vientre y la boca le supo a sangre seca; el recuerdo de los golpes golearon lo mismo que las palabras, doliendo como nunca su dignidad vapuleada ya demasiadas veces y recordó la manguera cayendo en la desnudes de su espalda, sus brazos y piernas, encogiendo su menudo cuerpo debilucho y flaco sobre la frialdad de las baldosas donde perdió la cuenta y al mismo dolor, ya no dolía nada, solo daba vueltas y vueltas en una espiral retorcida y retorica mientras las imágenes se distorsionaban en sus ojos hemorrágicos y llorosos y sentía el alma penderse en un hilo.

Había perdido el conocimiento como ahora el rescoldo de la vergüenza, y en un atisbo de justicia o mejor dicho autojusticia confundiendo al tipo aquel con el mocoso éste que escupió la amarga frase entre disimulado atoro y seca tos y sin importarle el roto brazo, el cansancio que tenía, el ahogo a veces de fatigarse fruto de la anemia, se lanzó sobre ellos tumbándolos de espalda en el cementado patio de la escuela y se iba a emprender a golpes en total desventaja si no fuese por la oportuna intervención de Uther quien no midió puñete o patada hasta que llego el profesor de lenguaje y los separo ayudado por el regente del colegio y todos fueron conminados a la dirección donde tras conocer los hechos, Matías salió eximido del problema, pero Uther se ganó una suspensión de 24 horas y expulsión de una semana a los otros dos pero no podían volver al aula hasta que se presente un tutor y firme los expedientes disciplinarios.

Obviamente Ethan se presentó a los 10 minutos enterándose de todo el relajo y tras firmar compromisos y notas de conocimiento, acompaño a los muchachos al aula no importando si solo era para mirar una pizarrón rayado, Uther caminaba a su lado totalmente abatido, buena la había hecho y estaba aún por verse si fracturo o no el malar de su compañero y deseaba dar a su padre su versión aun cuando no creía que aquello valga de algo, su padre estaba enfadado, Matías en cambio experimento una tremenda furia dentro suyo y su estado de ansiedad era tal que empezó a buscar por no decir rascar sus bolsillos las ultimas moneditas que canjear por un puchito en la boca, era tal el ansia que un fino tremor le pico las manos, no cruzo palabra alguna con su padre, estaba inmerso en su propia mierda, maldiciendo haber dado su consentimiento de ser adoptado, arrepentido del paso dado, quizás era mejor no haber hecho eso y recuperar las fuerzas rotas y vengarse del mal nacido aquel o dejar de querer vivir y simplemente irse a las vías del tren y acabar con su vida; de pronto la puerta de su aula sonó por el golpeteo dado por los blancos y grandes nudillos de su padre y antes del chirrido de las viejas bisagras de aquella puerta la voz de Ethan se filtró en los oídos…

 

  • Nada de tonterías los recogeré a la salida y en casa aclararemos este incidente hasta eso, a portarse bien, ¿estamos? – y agarro a Uther del mentón y le levanto la cara para verlo de frente, desde que llegara escondió la mirada a su padre no solo por el morete del ojo sino por la vergüenza, luego poso su mano sobre el hombro de Matías para ver si estaba bien, pero Maty, se hizo a un lado con una violencia innecesaria y tal que no pudo disimular su enfado e ira, sus ojos estaban inyectados de rojo por el odio acumulado y por el llanto frustrado, pero negándose a ello, no iba a llorar, nunca más, nunca, pero nunca más – ¿¿Matías?? – y la interrogante quedo suspendida en el aire, Matías lo hizo a un lado empujándolo y entrando al aula como última salvación no quería ver a nadie, a nadie que importara, Ethan importaba mucho, Uther importaba mucho; su padre suspiro y no dijo nada, solo insto con un suave empujón a su propio hijo – cuídalo ¿si? – era un pequeño ruego que Uther entendió y asintió con la cabeza antes de entrar

 

A la salida Uther estaba enfadado parado en la puerta del colegio con la mochila de Matías y Matías por ningún lado, era como si el colegio se lo hubiera tragado así que no tuvo más opción que confesarle a su padre que apenas él se marchara, Matías había cogido sus cosas y se salió del aula empujando al profesor haciéndolo caer sentado y luego se encerró en el baño por dentro a fumar como loco y que el portero tuvo que deschapar el baño y que Matías se escapó y se cayó en el patio lastimándose el brazo fracturado y que ahora mismo estaban en urgencias del hospital con el abuelo después de que el profesor de lenguaje lo llevara de urgencias.

Ethan tras hablar rápidamente con el director que considero que no era bueno suspender a Matías del colegio, pudo llamar a Mikel quien calmando sus ansias le explico que gracias a Dios no hubo ninguna fractura, pero que encontró a Matías muy deprimido y que si quisiera venga, aún faltaba cambiar el vendaje y que Ramiro estaba aún pensando en la posibilidad de poner una férula de yeso rígida hasta medio brazo; ¡mierda! pensó Ethan, eso dificultaría mucho sus actividades y dolería el codo de la situación forzada, seguro se movieron los clavos, y no se alejó mucho de la verdad, Ramiro le explico que el golpe fue a parar en uno de los clavos de sujeción y que menos mal no hundió el hueso que estaba además con injerto óseo, y que por dos días pues nada estaría con la escayola rígida de muñeca a brazo. Ethan estaba enfadado, así que apenas pusieron pies en el garaje, lo mando a su habitación y a Uther a la suya  tras una orden que juraba ser dolorosa…

 

  • Ve al despacho de tu abuelo, y traes la regla, pídele permiso para sacarla…

 

Los ojos de Uther se abrieron como platos mientras Matías subió a la planta alta muy seguro de sí mismo y de su repentina solución, pero no ingreso a su habitación sino a la de abuelo….



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