Los Th, una estirpe donde el amor es la medicina
Campanas de anunciación
Autora: Marambra
La vuelta
al colegio había supuesto todo un esfuerzo para Matías, no le gustaba mucho ser
el centro de atención lo mismo que Lothar y más ahora que todo el mundo estaba
pendiente de su recuperación, pero más que eso del cotilleo sobre el porqué lo
habían internado y porqué de pronto llevaba el apellido de su mejor amigo y es
que aunque se suponía que estaban en periodo de prueba él quería borrar todo
rastro que le recuerde esa etapa de su vida y en un impulso mientras conversaba
con sus abuelos pregunto si podía ya cambiar su apellido o aún tenía que
esperar a la orden del juzgado, fue entonces que Miranda llamo al abogado de la
familia y estos dijeron que no había inconveniente alguno porque era solo
cuestión de días que salga la sentencia que legalizaba completamente la
adopción del muchacho, y con esa explicación dada, él aquella primera noche
cuando su padre lo acompaño a su habitación para que descanse le pedio permiso
para cambiar su apellido, si, fue pedir permiso…
Señor… mmm
Ethan – no
se animaba del todo llamarlo papá, a veces decir papá era traer malos
recuerdos, así que tras una pausa lo llamo por su nombre
Había
cogido el pijama que Miranda dejo sobre la cama lavado nuevo, porque ella tenía
la costumbre de lavar la ropa incluso nueva antes de usarla, en realidad Miranda
le había hecho un útil regalo aparte del reloj que compraron con su marido para
él; ella le compro toda la ropa nueva al día siguiente de su llegada sugiriendo
que la mejor forma de olvidar o aplacar los rencores y el dolor o el mal
recuerdo, era eliminado todo aquello que le traiga esos recuerdos y fijándose
que Matías solo llego a casa con un viejo morral que guardaba unas cuantas
mudas de ropa… si, eso, algo de ropa y sus carpetas ni siquiera una miserable
fotografía, a excepción de la foto secreta de sus padres biológicos muertos por
un trágico accidente a la edad de 5 años, seguro queriendo olvidar esa cruenta
etapa de su vida, ella le compro todo el vestuario alivianando el bolsillo de
Tano e impidiendo que Matías use la ropa de Uther, para que Matías se sienta
cómodo e incluido en la familia y tratado como a un igual.
Matías
al ver su nuevo pijama recordó la tranquila tarde que paso con su nueva abuela
mientras compraban su ropa y la conversación que sostuvo con ella pero sobre
todo lo que hizo Miranda… ella guardo toda su ropa vieja en su propio armario,
diciéndole que si algún día quisiera algo de ello, no tenía más que pedírselo y
ella se lo devolvería, que solo el tiempo podría hacer que vea las cosas con
menor dolor e incluso con nostalgia y aunque él había dudado acepto la
propuesta conservando solo el uniforme del colegio nada más; pero nunca pensó
que tan pronto vista aquel nuevo pijama la nostalgia lo golpeara de pronto y le
asalte el recuerdo de los primeros tiempos de vida con aquella pareja donde las
cosas no eran tan malas… Julieta también le había comprado un nuevo pijama y lo
había ayudado a vestirse y lo había mirado con cariño y algo más… ahora lo
sabía, lo había mirado con profunda tristeza, una tristeza de tal magnitud que
solo puede darse la pérdida del bien más amado, él, su propia familia, papá y
mamá, y ella… Julieta, el fruto de sus propias entrañas y se dio cuenta mucho
tiempo después, que él nunca podría llenar ese vacío y que quizás fue la razón
por la que dejo que Damián lo maltratara.
Y
ese miedo volvió a apresarlo aquella noche de viernes tras su llegada, agudizándose
por la inesperada reacción de Lothar y la suya propia, quizás porque era la
primera noche fuera del hospital y legalmente fuera de la vida de aquella
familia que lo había martirizado tanto, o porque ahora de nuevo estaba a prueba
y tenía miedo de encajar, de no merecer todo eso que le daban, por eso en algún
momento tras la cena de celebración sorpresa donde además habían traído un
pastel con su nombre y la frase bienvenido a casa, Matías no pudo parar de
llorar y no era la tristeza ni la alegría lo que le invadía, era el miedo a fallar
y los abuelos que leían entre líneas el conflicto, lo raptaron un momento al
patio de aquel hermoso local con el pretexto de hacer unas fotos con el nuevo
nieto y empezaron a consolarlo y dejar caer pequeñas bombas de tiempo que sacudieron
sus viejos cimientos con la intensión de derrumbar todo eso que le afligía.
Y
fue así que se enteró que ambos habían deseado adoptarlo y que estuvieron
pendientes de él averiguando como estaba sobre todo tras ver las primeras señas
de agresión aquella vez que se fugó de su casa y se vino a dormir con Uther y
se metieron en esa travesura de la fiesta; que fue el abuelo quien había dado
la alarma a Ethan y que entre ambos pusieron en alerta al médico tratante del
muchacho porque cosas del destino usaban el mismo seguro de salud, pero cuando
ocurrió el accidente por así llamar a aquello que ese monstruo hizo, Ethan
formulo el mismo deseo de adopción en cuanto el estado anulo la custodia de
aquel par de sátrapas y ellos cedieron aquel paso a su hijo para dicha de los
chicos, no porque no lo quisieran, sino porque creían fervientemente que los
hijos de Ethan y Ethan mismo lo necesitaban a él… a Matías, más que Matías a
ellos, aunque claro el muchacho no creyó aquello.
Pero
sin contradecirlos en gratitud a sus palabras Maty confeso a su vez el alivio
que sintió cuando el departamento de protección infantil le dijo que se
quedaría con Ethan porque en todo ese tiempo que estuvo internado, Ethan estuvo
con él, que fue quien insto a la denuncia institucional del maltrato contra su
padrastro, que fue quien cuando tenía turno y se quedaba en el hospital, estaba
con él en su sala y que ahora tenía miedo, mucho miedo a que algo salga mal,
que por alguna razón no le den la custodia a Ethan y que lo alejen de su persona.
Y
los abuelos abrazándolo con fuerza y amor declararon solemnemente que si por un
vago lio burocrático no se dieran las cosas ellos seguirían con la tramitación
solicitando la custodia para no cortar el lazo e irían más allá incluso de lo
permisible para conseguir su custodia, pero que ahora no había necesidad de eso,
porque era un hecho que Ethan sería su padre legalmente en cuestión de 10 días,
con todos esos pensamientos y esa nueva información él decidió preguntar a
Ethan si podía usar su apellido y que si
eso traería problemas en el colegio.
- Señor… mmm
Ethan – había
murmurado
- Papá… Matías,
papá…. cuanto más pronto te acostumbres a usar de nuevo esa palabra, más pronto
borraras los antiguos recuerdos y los suplirás por los nuevos que construyamos,
pero si todavía no te sientes cómodo con ello no hay problema, me llamas por mi
nombre, pero en cuanto los papeles salgan, entonces sí puedo exigirte – entrecomillo
la palabra con los dedos en el aire – que me digas papá –
le sonrió con cariño, y paso su palma por el rostro pálido y cansado del
muchacho, se agitaba todavía cuando caminaba o corría no solo por la anemia
residual de la cirugía sino por las penas que aun cargaba, pero era cuestión de
tiempo para reparar todo aquello o por lo menos la parte física y el resto un
paso cada vez; y se le quedo mirando un largo rato queriendo hacer algo que no
se atrevía: jalarle la nariz y hacer como si se la quitara y escondiera, eso
era algo que solo hacía con Uther, ni siquiera con Lothar, lo que le llevo a
pensar en algún gesto individual para él; Uther era la nariz, Lothar era
cogerle el mentón y luego pellizcar con cariño los labios entre los dedos
índice y medio, pero para Matías debería inventar un algo también único, quizás
enredar los dedos en los despeinados rulos oscuros de su pelo y tironear un
poco y probo hacerlo y Matías sonrió y se animó a preguntar
- Paaa, ¿puedo
usar tu apellido? Quiero cambiar mi nombre, ¿habrá algún inconveniente en la
escuela? – y clavo sus ojos marrones claros e
indecisos sobre aquellos impresionantes celestes dudando de si estaba o no bien
hacer aquello, pero Ethan se dio cuenta de pronto de la melancolía que tenían
esas palabras, del dolor que albergaba aquello y con total firmeza y convicción
contesto
- Puedes hacer
uso de él porque es tu apellido hijo, así que ¡claro que puedes! – y le beso la frente
- Pero yo quiero
cambiar todo mi nombre – miro el suelo jugando con los pies
- ¿No te gusta
Matías? – le alzo el mentón
- Me gusta, es
lo único que tengo de mis padres originales, pero me recuerda también todo lo
que he vivido – sonrió
- MMM, ¿qué te parece si conservamos tu nombre modificando su escritura?
- No entiendo
- Escribamos Mathew en vez de Matías
- ¿Se puede? – sus
ojos se iluminaron de pronto
- Todo se puede,
pero para salir de dudas hablaremos con el abogado, aun no tienes ningún título
que nos suponga problemas institucionales, o sea aún no tienes el título de
bachillerato ni has ingresado a la universidad, entonces es más fácil, pero
piénsalo bien, lo del apellido es un hecho hay que cambiarlo de todos modos,
eres mío, y debes llevar mi apellido – hizo una pausa para
ayudarle en descalzar su pies pues aun no maneja sus dos manos – el lunes iremos todos juntos al colegio, me tomare la
semana libre para estar con ustedes pero sobre todo contigo para hacer las
tareas que te faltan y llevar a Lothar al médico, solo atenderé cirugías de
emergencias, hablare con el director sobre este tema, y estoy seguro de que no
habrá problemas, llevare la documentación que nos han concedido – y empezó a abrirle la cama pero también le
saco una toalla instándolo a que se encamine a la ducha y ayudarle, aun no
podía hacerlo solo – y tú eres libre de
decidir si das o no explicaciones a tus compañeros Matías, porque es un hecho
casi consumado que la curiosidad será enorme, pero siempre podemos hablar con
los maestros para evitar ese tipo de inconvenientes, ¿estás de acuerdo? – qué raro se sentía que alguien respetara y
oyera sus opiniones pensó, por eso a veces no entendía como Uther podía pelear
con él, sabía que las cosas estaban en fricción desde la travesura de la fiesta,
pero nada puede ser eterno, él era una muestras viviente de que las cosas malas
siempre terminan y que cuando uno está perdido suceden los milagros, Miranda le
conto confidencialmente, que Ethan estaba delicado de salud, que con Uther
compartían un cuadro epiléptico y que habían tenido sus bemoles entre ambos; se
entristeció de no haber podido ir a visitarlo al hospital el tiempo que estuvo
internado, pero su madre no lo dejaba salir hasta que regrese su padre del
viaje aquel y lo “corrija” por su mal proceder… y vaya que lo había corregido.
- Si me gustaría
que hablaras con ellos – contesto abrazándolo
- Bueno entonces no hay más que discutir, ahora vamos yendo a la ducha te voy a ayudar a enjabonarte la espalda
- Pero ya estoy
con pijama – contesto, y un súbito rubor se adueñó de
su rostro dándole un toque sano a sus ahora muy pálidas mejillas
- No importa,
tienes que bañarte o ¿quieres que venga Uther? – le pregunto al darse
cuenta de la incomodidad
Y
como si Dios quisiera ingreso Uther vestido solo con bóxer, estaba de ida a la
ducha también y había oído la conversación, pero la idea de que Uther lo ayude
en la ducha no era de su agrado, no quería que vea sus cicatrices.
- No, está bien
que tú me ayudes, no te enojas ¿no? ¿Uther? – pregunto a su hermano
temiendo de pronto encontrarse con una visceral reacción como la que tuvo
Lothar – o quieres que el papá te acompañe
- ¿A la ducha?
NOOOO, yo me baño solo, solo vine a dejarte esto – le
entrego una caja de cepillos de dentales y el resto de accesorios – me voy a bañar rápido y luego ya puedes entrar tú, es
que me puse champú al pelo… pero si quieres te ayudo – se ofreció
pensando en las palabras de su padre y abuelo, facilitarle la vida a Maty
mientras se recuperaba
- No, con papá
está bien, él ya me conoce de la cirugía – agrego
A
los pocos minutos Ethan salía de la ducha dejando a Matías terminar de bañarse,
lo ayudo en realidad con todo, Matías aun llevaba una escayola semirígida que
podía sacarse para hacer curaciones y era buena oportunidad para ver cómo
estaba aquello, cuando le pregunto si podía desvestirse Matías contesto que no
podía y que como ya lo había visto tantas veces sin ropa sobre el quirófano, o
en el hospital, supero su vergüenza, fue así que lo ayudo a refregar su espalda,
cabello y áreas que no podía y luego se encamino a su habitación para colocar en
los armarios las bolsas de ropa nueva que él le había comprado aparte de la
ropa que le dio Miranda.
Y mientras
lo secaba estando ya en la alcoba se fue fijando en las heridas que sanaban, en
la espalda se había formado una cicatriz un poco gruesa, no era un queloide
monstruoso pero el chico no le gustaba la cicatriz y andaba rasca y rasca
porque aquello picaba así que pediría cita con el cirujano plástico para hacer
una ruptura de tejido fibrótico, le quito la última venda de la mano escayolada
para fijarse en los puntos que aun llevaba, después de todo no paso más de una
semana desde la última cirugía reconstructiva, lograron salvar no solo el brazo
sino su funciones, pero era cuestión de tiempo aquello, aun cuando ya empezaran
la fisioterapia.
Cuando
concluyo con aquello Ethan busco en su maleta unos comics que quería leer antes
de dormir y volvió a pillar los cigarritos escondidos, saco la cajetilla nueva
sin abrir, suspiro hondamente porque lo había vuelto a desobedecer, así que se acercó
con la cajetilla en la mano y se la ofreció con el ceño fruncido cuando Matías
levanto la vista…
- ¿Y esto? – le
pregunto mientras Matías empezó a morderse los labios –
Matías te estoy preguntando – agrego
y a Maty se le ocurrió mentir
- No son míos – negó
y de pronto sus pies estaban rozando el suelo sintiendo la mano de su padre en
la pretina de su pijama que se deslizaba de golpe hasta medio muslo para luego
ser inclinado sobre su cadera como si fuera un muñequito de papel, pero es que
eso era al lado de Ethan, un frágil muchacho, debilucho y ahora pronto a ser
azotado, y papá no lo defraudó y en menos de que cante un gallo le soltó una
tanda de 5 manotazos en el desnudo trasero con mucha fuerza y sentencio enojado
mientras su mano se calcaba roja sobre la blanca piel que empezó a picar…
- Al parecer no
puedes estarte mucho rato sin fumar ¿no? PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF – y
le subió el pijama ante la sorpresa del muchacho que tiño sus ojos de
vergüenza, él había imagino por alguna enferma razón que Tano lo reventaría a
puñetazos, no aquello – considérate avisado Matías, te veo o pillo un solo
cigarro te voy a dar una buena paliza, ahora a acostarse y a dormir, los comics
están decomisados y mañana después de desayunar vas a acomodar tu ropa y tus
cosas conmigo, me voy a asegurar que no quede ninguna cajetilla escondida y si
aprecias un poco la salud de tu trasero antes de las 9 de la mañana habrás
hecho desaparecer todos tus encendedores y tus puchitos, porque si no PLAF, PLAF, PLAF – le
volvió a bajar el pantalón un poco y soltar 3 manotazos fuertes – ESTO ES LO QUE HABRÁ –
Matías se llevó la mano sana al trasero para frotarse inmediatamente
en cuanto papá lo soltó… aquello pico, pero no se atrevió a decir nada, solo a
morder el labio inferior – ni te quejes
muchachito, he hablado claro contigo como médico en la cabecera de tu lecho en
el hospital, sabes perfectamente que tienes una anemia de diablo – le
recordó enfadado
– sino puedes ni subir las gradas sin agitarte, sabes que los huesos de tu
antebrazo están como cáscaras de huevo a punto de volverse a romper y que
necesitas cuidarte y vas y te metes esto en la boca para que te de osteoporosis
y un cáncer a la larga, ¿eso quieres? Porque si no me vas a hacer caso, dímelo
ahora y vas tú SOLO de ahora en adelante a tus consultas y curaciones, que no
las voy a hacer yo, no vale la pena cuidarte sino vas a cooperar – y una lágrima resbalo por las mejillas de
Maty, sintiéndose una carga y no sabía qué hacer hasta que Ethan se dio cuenta
de su rudeza y suavizo su rostro y su voz y abrazándolo con fuerza agrego para
sorpresa de Matías – Matías, sin llorar
no te di más que unas pocas palmadas en el poto, pero si vas a volver a hacerlo
ve preparando grasita de ratón para que no te duela que la próxima si te va a
doler con justa razón – y ante el
silencio del chico siguió – hijo… no me cuadra que no pongas de tu parte para
cuidarte si todos estamos pendientes en tu recuperación, ¿por qué te empeñas
como Uther en hacer lo que no te conviene? –
lo insto a acostarse y lo arropo acomodando el brazo lesionado sobre
una pila de almohadas de pluma para que no se lastime o hinche al dormir – tu hermano es otro que se salta la medicación o se come
un montón de caramelos para estar acelerado… o en el peor de los casos me
regresa mareado cuando sale con no sé qué chicos; bueno, pero ahora te tengo a
ti para que me ayudes a echarle un ojo – le
beso la frente
– ¿me ayudaras a vigilarlo?, Matías no solo
me preocupo por ti, un cigarrillo puede parecer inofensivo como un vaso de
cerveza a Uther, pero cuando el cuerpo está enfermo hay que cuidarlo y sé que
tú eres muy sensato y no volverás a fumar, confió en ti, y por eso quiero que
me ayudes a controlar a Uther con su medicación… ¿puedo contar contigo? – Matías abrió los ojos como platos – no me mires
raro hijo, te lo pido de corazón, Uther te hace caso y tu sensatez puede ser
beneficiosa con él… pero ojo, hacen burreritas juntos como irse de farra y se
encontraran en serios problemas
- ¿De verdad
quieres que lo vigile?, no puedo hacer eso, no quiero que me vea como un espía
y me odie si te cuento lo que hace – se alarmo
- No es necesario que me cuentes nada, solo no permitas que se meta en líos, e instalo a hacer lo correcto, Uther te hace caso, yo tengo que arreglar muchas cosas con él todavía y entre ellas ir al psicólogo
- Uther no
necesita un loquero – lo miro desconfiado
- El no, pero
puede que yo si para mejorar mi relación en él y aprender a tolerar, educar y
guiar no solo a Uther sino a todos ustedes, pero no quiero que me tengas miedo,
me equivoco muchas veces pero siempre tratare de enmendar mis errores y si
alguna vez te levanto la mano será para que recibas un algo más de lo de ahora
pero solo en el trasero, nunca en otro lado – se apuró a agregar al
ver la cara del chico que acusaba silenciosamente algo así como: si ya lo ha
hecho y tras acariciar su pelo se despidió de él – ahora
a dormir es tarde – su reloj marcaba
10 de la noche
- ¿No me darás
mis comics? – se atrevió a preguntar un poco más
relajado
- No, estas castigado por esta noche, duerme ¿sí?
Y lo
dejo por fin acostado, era re temprano para una noche de viernes, 10, era muy
joven aun la noche y los abuelos habían decidido que sería bueno pasar un rato
juntos mirando la tele y mando a Nathan a llamar a Ethan y los chicos a
reunirse y cuando estos supieron se habían bañado a una velocidad impresionante
y cambiado colocándose ya no más los pijamas y apuraban los pasos para llamar a
su padre y Matías, fue entonces que oyeron los primeros PLAF PLAF en un trasero
desnudo y Uther cerró los ojos para decirle a Lothar.
- Papá pilló los
puchos – movió la cabeza negativamente y la
diestra con velocidad como queriendo quitarse algo de encima y mordiendo la boca – le dije que los escondiera en otro lado, si seguimos
así prontito no será solo la mano – y
la puerta se abrió de golpe al salir Ethan y Lothar cayó de bruces dentro de la
habitación de Matías mientras decía
- Dame paso que
quiero ver – agarrado al pomo de la puerta estando
entre inclinado y arrodillado
- Okey jovencito
aquí nadie va a ver nada más que esto – y el pantaloncillo
fue bajado para que un rosado trasero se haga más rosa todavía – plaf, plaf, plaf… ¿qué es eso…. plaf, plaf plaf tan feo de…. pplaf plaf plaf…. curiosear?
- AUUUU yaaa,
paaaa no vi naaaada, NADA – se quejaba la culebrilla tratando de
zafarse de su padre
- Seguro que no
vieron nada, ¿qué hacen pegados a la puerta, no saben respetar acaso? Y ¿tu? – pregunto
a Uther y este antes de que su padre diga algo prefirió ir al ataque
- Cómo pudiste
papi, cómo pudiste azotar a Matías, si recién acaba de salir del hospital, voy
a avisarle al abuelo – y se giró sobre sus pies poniéndose a
buen resguardo tu travieso trasero... mientras huía riendo para solo gritar de
lejos – PAPA MIKEL DICE QUE BAJES CON MATY Y LOTHAR A VER LA
PELI, NO TE ATRASES ES UNA DE BATMAN jajajjajajajaj
- ¿Puedo pa? – asomo
Matías la cabeza por el umbral de la puerta tras levantarse al oír nada menos a
sus hermanos uno quejarse tras las palmadas de su padre y al otro reírse de su
hazaña
- Bueno vamos a ver la peli
Y
por mucho esfuerzo que hizo por mirar la cinta aquella, los ojos de Matías se
cerraron de cansancio soñando con extrañas escenas entre reales y fantasiosas y
su nuevo padre tuvo que despertarlo para ir a su habitación e insto a sus otros
enanos a lo mismo, pero a Uther se le quito el sueño apenas estuvo en su cama y
no se le ocurrió mejor forma de pasar el rato que mandando mensajes o llamando
por fonos a sus compañeros del colegio para montar una fiesta de bienvenida a
Matías.
Una fiesta organizada nada menos que en casa sin el permiso de papá…
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