La Vida no es un sueño: Cap. 7; Autora Chany

La Vida  no es un sueño

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 22 de Mayo del 2016 

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Capitulo 7

 Bomba de fina relojería

Autora: Chany

El martes Nacho volvió a la escuela, era el segundo día y ya sentía todos los ojos en su espalda, el chisme de que era sobrino del director se había desparramado como un virus y desgraciadamente sería algo con lo que tendría que lidiar, no podía andar por ahí sacando a todos de su error, mejor dicho no quería tener que andar por ahí sacando a todos de su error odiaba que se metan en su vida y tener que dar explicaciones, así que dejaría todo así nomas. No podía ser tan grave después de todo, Rodrigo era el hijo del director y aún seguía vivo, se decía a sí mismo para darse ánimos. Como sea, aunque las miradas inquisidoras no le agradaban no le quedaba otra opción que entrar al colegio, ya que como lo había prometido Ed lo dejó la puerta y sin disimulo espero hasta que hubo ingresado.

Además de la incomodidad de enfrentar a todos tras del bochorno del día anterior se sumaba el desvelo que traía. Después de la segunda paliza ganada por lo del dichoso auto se fue castigado a su cuarto y como Mateo se había dormido, contemplarlo hizo que el siguiera los mismos pasos durmiendo ambos una siesta que sólo fue interrumpida cuando Ed lo despertó para cenar, así que con las dos siestas pos zurras se había pasado casi todo el día durmiendo y a la noche no tubo manera de conciliar es sueño. Por todo esto, apenas entró ya traía un humor de perros que tal vez se hubiera aplacado de ver a Nadia, pero para su desgracia ella no se había presentado, así que con nubes negras sobre su cabeza se sentó casi al fondo de aquel curso para no sentir los cuchicheos sobre su espalda, es que el sueño lo ponía un tanto paranoico además.

• Buenos días –dijo la profesora de matemáticas.

Sabía que había un chico nuevo pero ella estaba haciendo un reemplazo así que aún no conocía a todos y no pudo identificarlo y con las faltas de la profesora titular estaban algo atrasados con respecto al programa anual y pensando en ello dejó las presentaciones de rigor para otro momento y decidió dar la clase. Pero en el fondo uno de sus alumnos no miraba sus explicaciones, sino que giraba una lapicera sobre sus dedos pasando la de un lado al otro, cosa a la que dedicaba su total atención mientras de a ratos bostezaba.

• ¿Entendieron? – pregunto luego de explicar el tema nuevo y todos incluyendo a Nacho contestaron el típico SIII al unísono, sea o no sea verdad.

Pero claro la profe tenía que asegurarse de aquello porque de ser necesario tenía que volver a explicar, así que colocó unos problemas en la pizarra a modo de práctica y llamó a los alumnos que a su criterio le habían puesto menos atención, el primero en pasar no tenía ni idea de cómo resolver aquello así que con toda la paciencia que caracteriza a las recién egresadas volvió a explicar observando de a ratos que Nachito ya iba volando por Júpiter más o menos, que eso de estar en la Luna había quedado atrás hace rato, así que fue a él al siguiente que llamó.

• A ver el del fondo, puede pasar a resolver el siguiente ejercicio – pero Nacho ni enterado que lo hablaban – ¿cómo se llama? – pregunto a la clase a ver si llamando por el nombre Nacho regresaba a la realidad.
• Ignacio profe es el nuevo, todavía no está en la lista –respondió la delegada de la clase.
• Ignacio – llamó la profesora – Ignacio – repitió y el chico que estaba más cerca lo tocó con los dedos haciendo que Nacho levante la vista hacia su compañero y este con los ojos le indico que mirara a la profesora – pasa a resolver el siguiente ejercicio por favor – dijo ella cuando por fin el chico se percató de la presencia de la educadora, a la que hasta el momento no le había visto ni la cara y se levantó para recibir la fibra con la que debía escribir en la blanca pizarra.

Nacho observó por unos segundos el ejercicio y sin abrir la boca resolvió todo en menos tiempo del que les había llevado que él repare en que la profesora lo llamaba, dejando a todos pasmados, le gustaban las matemáticas y además de que ese era un tema que ya había visto en su anterior colegio. Sin más se volvió a sentar para perderse de nuevo el su ensoñaciones hasta que tocó la campana para el cambio de hora.

• Recién conocí al chico nuevo – dijo la profesora a la preceptora mientras entregaba la planilla de su cátedra – entendió lo que explique pero se las paso bostezando toda la hora – dijo con preocupación, era un colegio público y aunque estaba bien ubicado no era raro en contar a chicos que trabajaban o no se alimentaban bien y a otros que se la pasabas de farra y al día siguiente los resultados eran los mismos, chicos cansados que no ponían atención a la clase – habría que averiguar la razón, uno se encuentra con cada cosa a veces – agregó recordando unos reemplazos que había hecho un año atrás en una escuela de la villa.
• Tal vez sea por el bebe – murmuro Ana pensando en lo que se había enterado el día anterior – Ignacio es papá, para el colmo soltero, supongo que el bebé le debe robar el sueño de vez en cuando, después de todo es una responsabilidad muy grande por más ayuda que tenga
• ¿Ya es papá? – preguntó sorprendida la maestra – ¿y cuántos años tiene?... ¿15? – agregó moviendo la cabeza en un gesto de indignación yAna respondió asistiendo con la cabeza sin pararse a pensar en la repercusión de aquello – vi muchos casos de embarazos precoces pero uno generalmente ve las consecuencias en las mamás. Espero que no afecte su desempeño, por lo menos por lo que vi hoy no le cuesta – dijo al final la maestra de matemáticas recordando la velocidad en que Ignacio hizo el ejercicio
• Yo también así lo espero – respondió Ana sinceramente, pensando en que tal vez podría hablar con el padre, o el que ella creía era el padre, para que esté pendiente, después de todo parecía un hombre comprensivo y muy dentro suyo a pesar del genuino interés por su alumno también estaba buscando una excusa para volver a verlo – también tenemos que ser comprensivos, es importante evitar la deserción

En ese momento llamó su atención el profesor de historia que era el siguiente en entrar con su grupo de alumnos y fue a retirar la planilla, claro escuchando “sin querer” aquella conversación, vamos que todos estaban que se morían por saber los detalles del nuevo alumno y su supuesto parentesco con el director, claro que los profesores debían ser más discretos y por ello los chismes no corrían igual que entre los alumnos y claro, como adultos no aceptaban o repetían todo lo que oían como verdad de buenas a primeras, aún así eso no evitó que hayan circulando como seis historias diferentes que explicaban la diferencia de apellidos y eso en menos de dos días.

La segunda hora encontró a Nacho con más sueño todavía y para el colmo historia era como un somnífero a lo que se le sumaba la apática y monótona voz del profesor. Los párpados le pesaban y su cerebro estaba a medio paso de ordenar un cese de funciones, estaba en un trance donde la realidad se confundía con los sueños y su respiración era tan pausada que su cuerpo no podía evitar bostezar y suspirar. Claro, el pocas pulgas del profesor se tomo aquello como un insulto, como si le dijeran a la cara que su clase era aburrida y para el colmo, el resto de adolescentes volátiles como siempre, prestaban más atención a las reacciones de Ignacio que a Napoleón haciendo líos del otro lado del continente.

• Si de verdad esta tan cansado como para no poner atención – dijo el profesor después de acercarse sigilosamente para estampar un golpe en el pupitre de Ignacio con toda la mala intención de sorprenderlo – le doy un parte y mejor se retira a dormir en otra parte para que a los que si les interesa trabajen en paz
• Ha! – reaccionó Nacho y retomando la compostura habló – no profe si estoy atendiendo! – trato de defenderse, de verdad que no quería problemas y un parte era sanción y una visita a dirección
• Ah ¿sí? – interrogó soberbio el profesor, con el rostro decía claramente no te creo, pero decidió poner a Nacho a prueba – ¿y de que estábamos hablando? – Nacho sudo frío hasta que reparó que en la pizarra decía Napoleón, ja estaba todo controlado.
• De Napoleón profe – contestó resuelto, con eso ya lo dejaba en paz y cada quien a lo suyo
• Y quien era Napoleón? – siguió el otro dispuesto a constatar la ignorancia del mocoso y Nachito tras meditarlo como por dos segundos respondió
• Y.. el petisito profe – claro, que pregunta le hacían y fue entonces que la clase entera rompió a carcajadas, no era un gran chiste pero resultaba sabroso para un alumnado que acompañaba esa respuesta con la cara de indignación del profesor.
• Así que es cómico usted, bueno acá estamos hablando en serio así que tal vez sea mejor que vaya a entretener al director con sus gracias! – dijo rojo el profesor aguantando la rabia por la tomadura de pelo y se giró sobre sus pasos para llenar un parte para que lo lleven a dirección.
• No profe, espere…  – dijo Nacho parándose de su lugar – no me ponga parte si voy a prestar atención… se lo prometo
• No Moraga, no me haga perder el tiempo – le dijo serio mientras entregaba aquella boletita amarilla tan temida – eso pasa cuando se quieren hacer los pícaros y andan cambiando pañales en vez de dormir para venir a la escuela, ¿no es cierto Ignacio Moraga? – agregó con burla en un tono se superioridad

Aquello había sido un golpe bajo totalmente innecesario, fue, además de sobrepasar los límites de su vida personal, como si le hubiera restregado en la cara que la paternidad era un título que le quedaba grande, algo con lo que no podía meterse porque era sagrado, eso fue meter el dedo en la llaga justo en donde más le dolía y todo eso Nacho no lo pensó, lo sintió, lo sintió y ¡DOLIÓ!, haciendo que su cuerpo reaccione antes que cualquier otra cosa y un puño fuertemente apretado voló acompañado de todo un movimiento de cintura. Casi se había girado resignado con el parte en mano cuando aquel profesorsucho abrió la boca, por lo que el golpe de puño nació desde la mano derecha de Ignacio dando un giro de 180 grados para estamparse certeramente en la nariz de Iriarte.

• Ahh! – gritó el mayor mientras a su vez se sentía el crujir de su nariz, su alumno acababa de rompérsela y una catarata de líquido carmesí no se hizo esperar alterando a todos.

Lo que pasó a continuación no lo podría contar ni el chico ni el grande, ambos se sumergieron en su bullir interno, el profesor en su dolor y rabia y Nachito en su sorpresa y miedo. La sorpresa duro mucho, sintió que lo hablaban, unos jalones de aquí y de allá y cuando logró entender lo que había hecho, sabiéndose autor de aquello que hasta hace segundos le parecía una película, estaba sentadito en la oficina de Gustavo sólo y ahí fue cuando llegó el miedo. Si ayer la había cagado ahora no tenía arreglo, pensó repasando los hechos… y fue ahí cuando se dio cuenta, ¿cómo mierda sabía el profesor que él tenía un hijo?...Sólo una persona en toda la escuela sabía eso: ¡GUSTAVO!

• Maldito Gustavo boca floja – murmuró antes que el susodicho entrará por la puerta
• ¿Esto va a ser de todos los días? Ha? – lo increpó el director apenas entró a la oficina y a Nacho le supo igual que las preguntas que había hecho Ed el día anterior sobre cuál iba a ser su próxima hazaña como si todos estuvieran esperando lo peor de él

Tal vez el juez si tenía razón y él era una mierda, pero no por eso iba a dejar que este idiota hable de más, porque Nacho estaba completamente seguro de que Gustavo era el responsable de andar publicando su vida privada y encima llenarse la boca diciendo que no daba la talla como padre para Mateo, él se encargaría de enseñarle a ese imbécil el significado de la palabra: DISCRECIÓN.

• ¿Que te importa si lo hago todos los días? – pregunto Nacho elevando la mirada totalmente enojado – De todas formas haga o no haga algo malo vas a hablar de mi – lo acuso
• Yo no te estoy faltando el respeto – dijo Gustavo, dándose cuenta de una cosa, que Nacho lo estaba tuteando – así que mejor me bajas el tonito y hablamos – si claro baja el tonito, pensó Nacho… no quieres que te grite tus verdades murmuraba dentro de su boca
• Yo no tengo NADA de qué hablar – contesto muy seguro de sí mismo – ¿ya lograste lo que querías no? – y achico los ojos y se paró de donde estaba para afrontarlo, esta vez las cosas fueron demasiado lejos para él – Te hubieras negado a tenerme en tu estúpida escuela desde un principio en vez de hacer el teatro del buen hermano – agrego elevando un dedo apuntándolo acusadoramente – y después tratar de hacerme la vida imposible. Si es un hecho que NO te agrado
• Que interesante – dijo Gustavo procurando no jalar de las orejas a Nacho porque eso sería meterse en un lio legal y por nada quería problemas de mala fama para su persona y su establecimiento, sobre todo teniendo en cuenta quien era Nacho y de donde venia, después de todo sus padres eran personas de mucho peso – me acusas para zafarte del problema… ¡QUE BONITO! – ironizo – mejor SIÉNTATE que es hora de que asumas tus responsabilidades… – y esa frase Ignacio la tomó por el lado de los tomates, entendiendo que se refería a su paternidad, que era para él el tema sensible y el real meollo del asunto, aunque Gustavo en realidad hablaba de la falta de respeto al profesor que era lo que decía el parte que le habían entregado pidiendo medidas disciplinarias, claro a lo que se le sumo la fractura de nariz por la cual ahora el profesor iba camino al hospital y que creían era el resultado de una respuesta desmedida del crío porque lo enviaran a dirección, nada más lejos de lo que había pasado.
• ¿Y CREES QUE NO QUIERO HACERLO? – pregunto ardido – ¿CREES QUE NO QUIERO ASUMIR LA PATERNIDAD DE MI HIJO?... PORQUE CREES QUE PEDÍ MI EMANCIPACIÓN Y TUVE QUE ACEPTAR LA CARIDAD DE TU HERMANO EN SU CASA – le pregunto y Gustavo lo miro con ojos cuadrados, ahí delante de él había no un muchacho estúpido, sino un hombre que se formaba – ¿PARA IRME DE PINTAS?... LO PEDÍ PORQUE QUIERO TENER A MI HIJO A MI LAAADO… GRÁBATE ESO ¡MI HIIIJO!... NO PARA JUGAR A LAS CASITAS CON EDGAR – dijo tocándose el pecho
• YO NO SE DE QUE ESTAS HABLANDO – se defendió Gustavo
• COMO QUE NO SABES – lo acuso – y andar publicando mi vida privada en tus reuniones del colegio ¿Qué es? – le pregunto poniéndose cada vez más y más rojo – dime ¿qué es?... porque para tu información lo que yo hago o deje de hacer fuera del colegio con Mateo es cosa mía y TU no tenias NINGÚN derecho de publicar mi vida privada a NADIE y menos para que venga ese idiota a hacerme bullying en el aula – se quejo ardiendo de rabia – y todavía tienes el descaro de decir Que no hiciste nada – aseguro Nacho en un tono irónico mientras se agarraba la cabeza, el cansancio y los nervios empezaban a pasar factura, y decidió que era hora de marcharse, al diablo con todo, con la sanción con lo que diga Ed, con lo que piensen sus compañeros, con la expulsión ya le valía un rábano mientras Gustavo procesaba lo que escuchó.
• ¿Cómo? – pregunto Gustavo totalmente desubicado, pero Nacho siguió en lo suyo
• Lo que ESCUCHASTE… TU LE DIJISTE A ESE LOCO QUE TENGO UN HIJO PARA QUE SE BURLE DE MI
• ¡ALTO, ALTO, ALTO! – dijo Edgar que hasta ese momento permaneció parado en el umbral sin querer interrumpir la acalorada discusión que sostenía Nacho o mejor dicho el acalorado discurso de reclamo. El había llegado a la oficina de Gustavo en cuanto pudo porque ya le habían informado de que se trataba todo esto, era un tema muy delicado, y lo más probable es que esta vez, si iba a haber sanción, vamos… golpear a un profesor era casi pedir tu expulsión y eso mínimo porque además el profesor podía poner una denuncia – no estoy entendiendo nada – dijo ahora acercándose a su hermano – ¿le contaste a alguien que Mateo es hijo de Nacho? – preguntó y antes de que el otro respondiera agregó – eso iba a quedar entre nosotros, NO TENÍAS  ¡¡DERECHO!! – reclamó levantando la voz para luego callarse, iba a seguir reclamando pero justo entró Ana con el expediente de Ignacio y entonces Gustavo aprovechó para hablar.
• Yo no le dije nada a nadie, Ed me pediste que respete su privacidad y así lo hice – se defendió Gustavo superado por el meollo que tenía entre manos
• ENTONCES ¿CÓMO SABIA ESE HIJO DE PUTA SOBRE LA EXISTENCIA DE MATEO? – chillo Nacho – Y ENCIMA SE BURLOO DELANTE DE TOOODOS
• Tranquilo Ignacio – intervino Edgar – si Gustavo dice que él no fue, yo le creo – puso su mano sobre el hombro de su hermano porque creía en su palabra.
• No me calmó una mierda – dijo con los dientes apretados y con una mirada de fuego, como era posible que le crea a Gustavo si no había otra forma para que el profesor se haya enterado – este anda hablando de mi con los profesores, que les importa si tengo un hijo o no – pregunto dejando escapar unas lagrimas – no tenias derecho yo no me meto en tu vida…. Ya sé que no te caigo bien y no te atrevas a negarlo porque lo oí cuando viniste a casa de Edgar, pero esto es… esto es – y cerro la boca porque la indignación era tan grande que no tenia palabras para describirlo
• Pero en serio Ignacio, Yo no dije nada! – repitió el director, sintiéndose de pronto mal porque lo que acababa de decir Ignacio calo dentro suyo, vio su vulnerabilidad, su miedo y se imagino a uno de sus hijos en esa posición, además Rodrigo había hecho buenos comentarios respecto a Nacho y siempre declaraba incluso podía ser un nerd y que menos mal no lo era

Y Ana que aún estaba con expediente de Nacho en mano oyó justo la ultima parte en la que Nacho gritaba y culpaba a Gustavo de lo sucedido, recién sabiendo lo que paso con el profesor y se vio en la obligación de intervenir, ella tenía que hacer un intento por frenar lo que parecía un barril de pólvora, ya que  había tenido tiempo hasta ese momento de hablar con la delegada del curso que le contó con más detalles cual era el problema haciendo que se sintiera culpable, sin saber todavía que Nacho culpaba al director, pero como siempre eran los preceptores a los que los chicos acudían en busca de abogados defensores ante alguna macana ella aprovechando la pausa que se hiso tras que ella abriera la puerta y habló precipitando todo sin querer.

• Perdón que interrumpa – dijo mirando nerviosa a los presentes, el ambiente estaba muy caldeado
• No se preocupe Ana – dijo casi con alivio Gustavo, hacía falta la interrupción de aquello porque se veía que Nacho estaba apretando los puños y no quería ser el receptor de un derechazo del muchacho, que ya había visto el resultado en la cara de su colega, y no podía culparlo – pase, pase y siéntese por favor, quizás usted nos pueda ayudar – dijo limpiándose la frente con el pañuelo, estaba agotado, pero ella no quiso sentarse asi que prosiguió
• Lo siento tanto… es que… tal vez yo tengo la culpa de que el profesor hiciera eso – dijo y todos la miraron sin entender sus palabras – es que imagino que escuchó cuando hablaba con Vidaurre – dijo haciendo memoria – la profe estaba preocupada porque Nacho no ponía atención y se estaba durmiendo y que era una pena porque tenía muchísimo potencial y yo le dije que tal vez era por el bebé, pero sin malas intenciones – se apuro a agregar al ver la cara de espanto que puso Ignacio con los ojos velados de lágrima e impotencia, aquello era el colmo y su mirada paso de Gustavo a Ana cargada de la misma rabia sin pensar en nada más pero Gustavo que estaba siendo atacado quiso saber de dónde salía todo aquello.
• ¿Y se puede saber cómo te enteraste Ana? – preguntó pensando en que ahora tendría una larga lista de nombres de gente que jugó al teléfono descompuesto con aquella información pero se equivoco – como imagino sabrás, esto es un asunto enteramente familiar
• Yo le conté – dijo Ed derrotado y sintiéndose mal, pero nunca le dijo a Ana que aquello era un tema delicado, no había razón para pensar en que eso era secreto de Estado y no había tiempo para pensar en nada más porque una mini bomba nuclear estalló en esa oficina.
• Son todos unos traidores, no tienen derecho a meterse en ¡¡mi vida!! – gritó y cuál alce en celos fue a estampar su cornamenta con el primero que tenía en frente – ¡¡metidaa!! Tan aburrida es tu vida que te metes en la de los demás COTILLA

Nacho fue directo a enfrentar a Ana a paso violento, sin intención de tocarla siquiera, él sería incapaz de ponerle un dedo encima a una mujer, aunque si estaba dispuesto a gritar unas cuantas verdades… pero claro, el resto no lo sabía y Ed no sabía ya que pensar cuando vio al mocoso dirigirse a la preceptora lo tomó del brazo para cambiar su camino.

• Ya Ignacio tranquilo – le dijo sujetándolo del brazo – lo podemos hablar – dijo con voz suave queriendo buscar una solución
• NO – dijo alzando una mano en stop – no podemos hablar, ME TRAICIONASTE – le dijo mientras ponía las manos en el pecho de aquel hombre para separarse repartiendo golpes.
• Ya basta! – se enojó Ed, la cosa ya estaba bastante jodida como para que el mocoso la agrande con su actitud y decidió aplicarlo como mejor le funcionaba en otras ocasiones, no en esta – PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF – No habían sido muchas pero si bastante fuertes que aun sobre el pantalón del uniforme dolieron, pero no lo suficiente como para exorcizar al diablo que había adentro del chico en ese momento.
• Grrr mmmmm – se contuvo lo mas que pudo de quejarse y llorar y con los ojos cargados de lágrimas sintiendo que todos estaban en contra suyo respondió a los chirlos hablando entre dientes tratando de mantener el poquito orgullo que le quedaba después de ser castigado como un mocoso delante de todos en esa oficina, sobre todo de esa cotilla – Te odio – murmuro – te lo pediii, era confidencial…. ERA CONFIDENCIAL – y salió corriendo de aquella oficina como alma que lleva el diablo dejando a todos pasmados y con un lío de pelotas en manos porque aún debían saber exactamente que pasó y buscar la manera (por lo menos Ed) de que todo esto no llegué a manos del juzgado.

Cuatro horas después, casi a la una, con un dolor que le partía la cabeza Ed llegó a casa, tenía que lidiar con Nacho, a pesar de que ahora que sabía exactamente lo que había dicho el profesor, lo entendía, PERO no podía permitir que Nachito siga liándose a golpes todos los días en la escuela, hoy casi estuvo dispuesto a sobornar al profesor con tal de que no denuncie al crío, por suerte no hizo falta ya que el profesor también estaba en falta por lo que había dicho, aunque eso no evito que haya una suspensión por una semana y una paliza esperando por el chico.

Porque si, Edgar se prometió, mientras dedicaba su mañana a limpiar el desastre y averiguar lo que paso, que mientras este en sus manos velaría por la seguridad, evitaría dolores y todo lo malo que pueda pasarle a Ignacio, quería protegerlo y darle todo el cariño de padre que sentía hacia él. Pero parte de ese cuidado era que aprenda que las acciones tienen consecuencias, ahora mismo esas consecuencias pudieron ser muy graves hablando en términos legales de llegar a presentarse una denuncia por parte del profesor y eso se traducía en una reverenda zurra.

Pensando en todo esto llegó a casa decidido, eso haría, debía despachar a Nancy y preparar el almuerzo y luego “charlar” con Nacho. Pero como no podía ser de otra manera su día no podía ser por una vez como lo había pensado. Nacho no estaba por ningún lado, las cosas estaban todas revueltas en su alcoba, faltaba su ropa… la que trajo, su vieja mochila y los útiles del mocoso estaban en un lado cama junto con una nota.

“YA   ESTOY   HARTO,   TODO  ESTO  APESTA… ADEMÁS  ME  PUEDO CUIDAR  SOLO  SIN  QUE   NADIE  SE  META  EN  MI  VIDA  O  ME  TRAICIONE…

CUANDO   RESUELVA   TODO   VOLVERÉ     POR MATEO”

IGNACIO… 

Ignacio estaba no solo enojado sino herido y Ed lo sabía, sino, no se habrá tomado la molestia de subrayar lo de la traición, lo decía por él, se lo gritaba a la cara…