sábado, 7 de mayo de 2016

Mis Gemelos: Cap. 217; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 07 de Mayo del 2016
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Capítulo 217
¿Quién dijo que para confesar
 se necesita sacristán?
Autora:  Marambra

Un haz de luz lo bañaba desde afuera casi opacando su frente, por lo que su interlocutor solo podía distinguir una silueta adosada tímidamente en el marco de madera vieja de la puerta de entrada, balanceándose sobre su propio eje de adentro hacia afuera como el crío que era, sin atreverse a ingresar del todo ni salir tampoco, equilibrando aquel acto al tener las manos como bisagras sujetas a los lados; vestía una piltrafa como siempre, con las franciscanas llenas de polvo y pasto seco, los botapies pisados y deshilachados y la pretina del pantalón vaquero un poco por debajo de las caderas que dejaban entre ver el elástico blanco de la ropa interior, la polera color roja que llevaba resaltaba el dorado de su piel bronceada y le quedaba algo ajustada al cuerpo flaco que tenia… Lex e Iván ahora mismo eran más huesos que carne desde que se estiraran, habían perdido de a poco la redondez de sus carnes alargando las piernas y apretando el trasero sin que eso signifique que no tuvieran la grasita necesaria para aguantar una paliza.
Su padre lo miro de frente entrecerrando los ojos para poder visualizarlo mejor por lo enceguecedor del resplandor que entraba por la puerta y supo de quien se trataba por lo despeinado de su pelo y su pose relajada pese a los últimos eventos del día; pero no, Alexander no estaba relajado, tenía las lumbares tirantes y tensos los músculos de la cara, es más, ni siquiera sonreía, en cambio venía arrastrando un extraño dolor en la nuca, pero pese a todo decidió dar el primer paso obedeciendo al buen consejo de papá… disculparse es de sabios aun sin cometer el error, obviamente él no iba a disculparse directamente, eso era demasiado vergonzoso para un adolescente de su talla, pero iba a ofrecer como era costumbre en él, su ramita de la paz en busca de la reivindicación, y todo a raíz de los sollozos de su madre en horas de la tarde, que le contaba en confidencia a Adelita que Logan se marchaba de casa.

  • ¿Todavía tienes esas mentas? – susurro con un tinte demasiado tímido en la voz,  a escondidas desde el umbral en un suspenso que cortaba hasta la respiración en espera de una respuesta; los acontecimientos del día anterior habían coronado una sarta de aciagos eventos no solo desde que Lex supiera lo que paso con Iván y su padre, sino de mucho más antes
  • ¿Ahora me hablas? – contesto Logan con aspereza tras un largo silencio que fue creando un abismo bajo sus pies

Y la pregunta/respuesta quedo suspendida en el aire, asesinando a la pequeña chispa de esperanza que había nacido en el corazón del muchacho como un delicado brote de oliva en medio de la aridez del desierto; el corazón de Alexander se sintió estrujarse por dentro maldiciendo la hora de haber desobedecido a su padre desviando el camino de retorno a casa con dirección a este olvidado rincón de la hacienda solo para ir a buscarlo; aquella inesperada pregunta fue como un duro revés, Logan estaba enojado con él, así que lentamente hizo a un lado la cara y apretó las mandíbulas tragando saliva, buscando la forma de aguantar y ocultar esa lagrimilla traicionera que amenazaba con derramarse una vez más por sus mejillas y entendió que debía marcharse… pero… no le daría el gusto de verlo llorar ni rogar.
Sin embargo ninguno de los dos se movió de donde estaba, ambos parecían estar clavados al piso, Alexander en el umbral de la puerta de la casa abandonada a un lado del panteón familiar, en donde Logan pasaba sus horas oculto entre las sombras sin más compañía que la soledad y el gorjeo de tordos y bien te fue en las copas de los árboles y Logan sentado en la vieja banca de su padre doblando trozos de hierro, forjando formas; de chico había aprendido algo de herrería con un viejo amigo de su padre que solía venir a cambiar las herraduras de los potros, pero también hacia verdaderas obras de arte en hierro y la muestra estaba ahí en el balcón de Iván, arte que le había enseñado siendo él un mocoso todavía de 12 o 13 años y su padre le había comprado todo lo necesario para que aprenda y se distraiga, material que estaba aun guardado en las mismas cajas de madera que Rubén mandara hacer a capricho de su hijo y exclusivamente para sus herramientas en aquel lugar como esperando por él… y recordó sin querer como su padre le cumplió ese caprichito como otros tantos en pro de sus ocultos talentos a ser descubiertos…

  • Si no experimenta ¿como va a saber que le gusta hacer? – le había dicho a Clara en una ocasión que Logan llego con toda la cara llena de pintura y la ropa en el mismo estado y mamá casi se condena y quiso jalarle el pelo, pero papá lo defendió de ese ataque apenas supo lo que estuvo haciendo, pintando un paisaje en el potrero para su yegua favorita…

Lex miro a su padre largo rato perder la mirada en la nada pensando en algo que nunca sabría, quizás buscando una solución a todos sus problemas, quizás simplemente rememorando el pasado, o quizás pensando en que sus hijos no valían la pena luchar y por eso había decidido abruptamente marcharse de casa, eso desalentó a Alexander pero al mismo tiempo lo lleno de coraje, si no quería ya luchar por ellos y darse por vencido… a la ¡mierda entonces!, que así sea, y fue cuando cuadro los hombros y decidió marcharse; no valía la pena esperar por una respuesta que parecía que nunca iba a llegar.
Hasta para un ciego era más que obvio que Logan acababa de fastidiar el momento con aquella pregunta tonta. Y lo supo con certeza cuando vio a su hijo tragar saliva y darse la vuelta decidido a marcharse murmurando decepcionado.

  • Iván tenía razón, no debí acercarme a ti porque tu muerdes

Y se dio la vuelta dándole la espalda pero antes de que sus pies arremetan en una carrera a lo loco a campo traviesa, Logan lo atrapo del codo y lo jalo a su lado y lo abrazo con fuerza como una boye abraza a su presa antes de tragárselo entero, si por él fuera… se comería a sus hijos con tal de tenerlos cerca, pensaba; ellos eran su todo, eran lo único que tenía como propiedad, el resto había pasado a manos de su padre en una jugada maestra para que Henry no quiera quedarse con sus cosas, ya le había robado demasiado a su vida sobre todo lo más importante: El amor de sus hijos y el tiempo con sus hijos.

  • Te quiero mucho Alexander – declaro con toda la seguridad que podía conferirle a su voz, temiendo que su garganta lo traicione, había soñado con el momento de poder hacer las paces con sus hijos, pero todo había empeorado tarde antes – tú y tu hermano, son lo más importante en mi vida

Musito cerrando los ojos, disfrutando del calor y el aroma que emanaba el cuerpo de Alexander, quien tras oír a su padre hablar se fundió en un abrazo más que necesitado. Tras el descalabro de la tarde anterior, tras el arrebato protagonizado donde insultos fueron su mejor arma y lastimo a su madre y la paliza ganada de manos de Logan, él había estado meditando sobre los últimos sucesos del día e hizo una profunda reflexión cuando oyó y vio a su madre llorar su corazón tomando como única confidente a su fiel compañera, Adelita esa misma mañana.
No fue una mañana de canto como acostumbraba Clara en la cocina entre ollas que humeaban el alimento, no fue mañana de masitas en pailas de madera creciendo al calor del sol antes de ser horneadas, no fue una mañana de fruta haciéndose mermelada o jugo o ensalada; fue una mañana de total amargura para Clara, escondiendo la cara en las esquinas, limpiando los ojos con el ruedo de su ropa o con un pañuelo de papel.

  • ¿Qué pasa ña Clarita? – pregunto con el ceño fruncido y diligente como siempre Adela al verla cabizbaja y triste apenas Rubén dejo de lado la taza humeante de café destilado a medio tomar; se notaba que el patriarca de la casa traía peor cara que su mujer – ta enfermita?, porque no se va a tumbar un cachito, yo me hago cargo de la comida, si no es difícil – se ofreció la muchacha alzando el servicio al mismo tiempo que Clara
  • No pasa nada Adela – murmuró, pero su corazón y sus ojos la traicionaron y no pudo más, se sentó a llorar sangre en la mesa apenas Rubén cerró la puerta y se marcho al potrero con una orden tácita
  • Mandas a los chicos al potrero con sus cuadernos había dicho ásperamente y fue todo
  • OHHH ñaaa Clarita, no se me ponga así?, apenas ha ameneciu y usté ta llorando como una Magdalena? – agrego con una tímida sonrisa acercándole un vaso de agua con la confianza de siempre poniendo una mano sobre su espalda; su relación iba más allá del servilismo, eran amigas, confidentes pese a la gran diferencia de edad que ambas tenían, Adela prácticamente se hizo moza bajo el ojo vigilante de Clara mientras Adela veía a Clara como una madre sustituta cuando la suya hacia su vida monte adentro cuidando la parcela que su tata le dejara más la zampoña de niños que crecían como hierbas en el monte
  • ¿Cómo no voy a llorar Adelita, si mi hijo se piensa marchar? – le informo y Alexander paro las orejas, él acababa de bajar por un vaso de jugo antes de irse al potrero, su padre había sido tajante la noche antes pese al consuelo y los dos o tres manazos que le dio a su trasero como advertencia y oyó claramente lo que su madre decía ahora en medio del llanto, era un hecho que hablaban de Logan – lo he perdido tan joven Adela, tanto peleaba con su padre sin motivo – declaro compungida y abatida, limpiándose la nariz – se llevo a los chicos consigo tan lejos y apenas podía ir a verlos una vez al año y siempre sola porque no quería ver a su padre – y Lex se fue enterando parte del tortuoso pasado de su padre, de la arisca y difícil relación que mantuvo con su amado abuelo – se ha hecho hombre lejos de mi y de su padre como si no le importáramos – declaro con dolor evidente en la voz
  • No se ponga así doña, le va sentar mal desayunar penas a tan temprana hora – animo Adelita sirviéndole ya no más un mate de cedrón y flor de azahar que nunca faltaba en la mesa, mientras un horrible sollozo salió de lo más profundo de su garganta casi ahogándola antes de declarar sin poder limpiar del todo las lágrimas que parecían vaciarse de sus ojos
  • Como no me voy a poner así, si me han NIFSS NIFSSS me han arrancado las entrañas cuando me han dicho que se había muerto – y se cogió el pecho con la palma como si le doliera en lo profundo, y así era – me sentí morir  Adelita, era como si me rompieran en mil pedazos… y me sentí tan culpable como si yo lo hubiera matado, y ni siquiera he podido llorar porque tenía que consolar a su padre que casi enloquece cuando nos han llamado de Londres… tan mal se ha puesto mi pobre viejo – y levanto la vista aguada mientras su voz se rompía cada tanto recordando como Rubén se había desplomado llorando sin decir una sola palabra – y luego de la nada ha vuelto hace unos días y en vez de dar gracias a Dios por su regreso y estar feliz y disfrutarlo y gritar a todos que mi familia está completa tengo que esconder mis sentimientos y aguantar las malcriadeces de mis nietos, los reclamos de mi marido que no son sin razón – asumió lo que Rubén le había reclamado noche antes – y luego tener que dividirme en la incertidumbre de esconder a mi hijo o de obligarlo a dar la cara y lidiar con ese par del demonio que más tercos que las mulas arrastran tanto resentimiento como si no hubiera algo más importante en la vida, como si no fuera mejor que su padre este vivo – se quejo – no se ponen a pensar que si algo nos llega a pasar a nosotros, ¿quién los va a cuidar?, todavía son chicos Adela, todavía son chicos – y soltó a llorar a moco tendido
  • No se ponga así ña Clara se le va a cortar la bilis – aseguro la muchacha – ¿por qué no más bien se va a acostar?... no piense en los chicos, los chicos con eso… egoístas pue´j, pero se van a dar cuenta tarde o temprano de lo que están haciendo…

Y Lex se quedo con esa frase suspendida en el ambiente… son egoístas y se retiro con sigilo del pasillo al oír a su madre moverse con intensión de buscar refugio en su alcoba; cabizbajo y compungido se marcho al potrero sin poder concentrarse en hacer las tareas que le dio el profesor, pero tuvo que exprimir sus neuronas y finalizar los deberes bajo la atenta mirada de su padre que no se movió para nada de su escritorio sin dar a ninguno de los gemelos un respiro ni para hablar.
Y se sintió extraño toda la mañana sin poder quitarse de la cabeza el llanto y la tristeza de su abuela, si Logan se marchaba su abuela seria un alma en pena, y por primera vez pensó en ella y lo que sentía y se avergonzó de sus actos.

  • Bueno Iván está todo bien – hablo en voz baja su abuelo después de que mirara con atención las carpetas de Iván, el profesor les había dado tareas diferentes en vista de lo que paso dos días antes, de que Iván le pasara a Lex las respuestas –  ve ahora a buscar a Miguel y luego derechito a la casa para almorzar, yo voy a tardar un rato, tengo que hablar con tu hermano – menciono pero Lex no estaba ni ahí en lo que su padre dijo, su cabeza estaba a mil años luz de todo y ambos se quedaron mirando al aludido, finalmente Iván salió aparentemente a buscar a Miguel mientras Rubén observaba a Lex que no se había movido ni un milímetro de su lugar, es más ni parpadeaba – Lex – musito con voz suave esperando que se gire, pero nada sucedió. Lex seguía en la luna – Lex… te estoy hablando hijo – dijo Rubén tocando su hombro obligándolo a elevar la vista
  • ¿Papi? – musito suavemente como si regresara de alguna parte – ¿ya se fue Iván a casa? – pregunto mirando a su hermano alejarse
  • Si, ya se fue – respondió apagando el monitor de la compu
  • ¿Puedo irme también? – pregunto Lex, la verdad es que no quería volver a casa solo, no tenía cara para mirar a su madre de la vergüenza que cargaba
  • No todavía Lex, antes quiero hablar contigo un momentito – le dijo y Lex frunció el ceño, tensando los hombro, después de todo Rubén estaba demasiado serio para su gusto, pero no dijo nada al respecto, solo se revolvió sobre su asiento esperando que su padre le diga algo ya no más, pero solo se limito a observarlo, lo que lo empujo a Lex a preguntar tímidamente cosa que no paso desapercibido a su padre
  • Deee… de que – carraspeo la garganta como si de pronto la voz se diluyera, es que sonó tan aguda que la desconoció – de, ¿de que quieres hablar papá? – prácticamente tartamudeo, él sabía que algo malo vendría, el ambiente estaba cargado de una extraña electricidad
  • De lo que paso ayer – soltó sin mayor dilación su padre y Lex trago saliva bajando la mirada al suelo, sintiendo una enorme vergüenza – ayer no tuvimos la oportunidad de hablar como es debido Alexander, así que ahora fuera de la crisis y de mamá, quiero saber que paso – pregunto sin mayores adornos y Lex trago saliva sin saber muy bien por dónde empezar sin darse cuenta que se quedo largo rato callado – Lex, te estoy hablando hijo – papá interrumpió sus pensamientos – qué fue lo que paso ayer, quiero saber porque tu madre estaba tan enojada  – y Lex clavo los ojos al suelo, no pensó que papá le esté dando vueltas al asunto, total día antes Rubén se limito a consolarlo y tratar de que se calme y duerma – estoy esperando una repuesta Lex – dijo sentándose cómodamente en su sillón giratorio, suspendiendo los pies incluso en una banqueta que tenia especialmente diseñada para eso, mientras su hijo lo miraba tímidamente desde su sitio, sentado frente suyo y no le quedo otra que responder ante el levantamiento de cejas de su padre
  • Yoooo – musito bajando los hombros y mirando el suelo – yo… yo falte el respeto a mamá – declaro de un solo tirón y Rubén se quedo callado mirándolo en silencio antes de levantarse y hacer levantar a su nieto
  • En qué forma? – pregunto impasible – y no me mientas Alexander que yo ya sé que paso ayer, me lo dijo Adela

Y Alexander levanto la vista mirando a su padre buscando algo que le confirma aquello o lo desmienta, pensando si no era una de las estratagemas de siempre, pues no era raro que para hacerse con la verdad, muchas veces Rubén recurra a la mentira sin remordimiento alguno, era una táctica de guerra que solía utilizar desde siempre, no solo con sus nietos, sino en su momento con su hijo y con los chicos más jóvenes que alguna vez venían a ayudar en la hacienda y quería hacerse con la verdad e indagar sobre algún asunto relacionado con el trabajo o con la vida privada de ellos sin que sientan que es un interrogatorio en toda regla
Y se quedo momentáneamente callado sin saber bien que hacer, o cómo reaccionar ante esa sugerencia de su padre, ¿realmente Adela le conto lo que paso?, pensó Alexander y tras meditarlo un poco, decidió que sí, además papá estaba demasiado serio para que sea una mentira, estaba mirándolo fijamente con esa pose que siempre utiliza cuando sabe la verdad mucho más antes que ellos, así que lo más probable es que Adela le contase todo lo que sucedió día antes.

  • Alexander, te hice una pregunta – Rubén estaba empezando a impacientarse y decido presionar lo justo y necesario…

Y funciono, Alexander cayo de cuatro patas en la trampa de papá y le conto su versión, no con santo y seña como Adela lo hizo… lo irrespetuoso que fue, las palabrotas que utilizo, el puñetazo a la ventana, guardando solo para sí el detalle de que la paliza no se la dio mamá sino Logan; algo que tampoco hizo Adelita, total Adelita también era parte del circulo de la conspiración obligatoria…

  • Yo le grite a mamá – comenzó haciendo acopio de valor, vamos que nadie en su sano juicio confiesa sus delito sin un abogado defensor y el no tenía a mamá a su lado, ella la mayor parte de las veces lo defendía y recién ahora se daba cuenta de eso, que fácil era olvidar las cosas buenas que las personas hacen por uno al calor del enojo, pensó – y quizás yooo, yoo le haya dicho alguna que otra mala… malas palabras – explico cerrando el cerco sobre sí mismo sin dejar de mirar el piso
  • ¿Quizás? o es un hecho, sabes que no me gustan las medias tintas – observo severamente Rubén con la ceja levantada y acerando la voz y Lex trago saliva
  • Yo le grite malas palabras a mamá ayer en la tarde papá – admitió escondiendo la cabeza entre los hombros
  • ¿Y se puede saber exactamente que malas palabras son esas? – pregunto Rubén un tanto sorprendido pero sin ser evidente, todos sabían que era Iván quien tenía una cloaca en vez de boca cuando estaba enojado a modo heavy, pero Alexander quedo callado – Alexander, que malas palabras son esas que le gritaste a tu madre, aparte de querer propasarte rompiendo la ventana de la cocina de un puñete – dijo Rubén al azar, sino era tonto, los trozos de vidrio en la basura y el puño de su hijo con cortes poco profundos y el hecho de encontrarlo llorando como un mártir y pillar a su mujer en las mismas condiciones con su gemelo acariciando su espalda era más que fácil sumar dos más dos y sacar conclusiones que no estaban equivocadas, conclusiones que sirvieron para presionar a Adela y hacerse con la verdad
  • Yoooo – vaciló un momento – puede que le haya dicho que… le haya dicho que – volvió a repetir relamiendo los labios
  • Le hayas dicho que cosa Alexander – mierda pensó Lex, era la cuarta o sexta vez que lo llamaba por su nombre, eso no era bueno
  • Puede que le haya dicho se vaya a cierta parte – nunca en su sano juicio confesaría que mando a la MIERDA a su madre, antes se mordía la lengua… en realidad hacia eso, estaba confesando y mordiendo su boca con el afán del perdón para acallar su consciencia, no fue bonito despertar y tener a tu madre y padre con cara de pocos amigos, a tu hermano inmerso en su silencio, a tu amiga (Adelita) mirándote feo sin contar que seguro muchos de los peones o el jardinero oyeron la barbarie del día previo
  • O sea mandaste a tu madre a la mierda, que bonito – observo papá en un silencio y quietud que tomo por sorpresa y miedo a Lex, eso no se lo esperaba, hubiera preferido que pegue el grito al cielo como acostumbraba, pero no pudo seguir imaginando la escena en que Rubén despotricaba por aquello; la voz de su padre lo saco de sus pesadillas de ojos abiertos – qué más le dijiste – pico Rubén clavándole le mirada de acero
  • Paaaapi – suplico apenas en un susurro sintiendo un hueco en el estómago, la antesala a una paliza
  • Qué más le dijiste – repitió Rubén sin dar opción a replicar, y Lex lo sabía, papá no estaba jugando, así que no le quedo otra que confesar
  • Yo… puede que le gritara algunas cosas feas que no quiero repetir papá, por favor – suplico y alzo la vista cristalina y mordió la boca para volver a encogerse sobre su hombros volviendo su atención al piso esperando la condena de su padre; Rubén se quedo callado largo rato, observando las reacciones del muchacho, Alexander no era de las palabras soeces ni de insultarlos, así que seguramente se sintió muy acorralado para hacer algo semejante, pero no se justificaba bajo ningún pretexto que se porte como un vándalo rompiendo las cosas e insultando a su abuela, eso sí que no
  • Cierra la puerta Alexander


Y Lex sintió una punzada de alarma en el pecho, algo le decía que su trasero iba a salir mal parado del establo de su abuelo.


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