sábado, 7 de mayo de 2016

Mis Gemelos: Cap. 219; Autora Marambra

Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 07 de Mayo del 2016
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Capítulo 219
Tiritas de menta,
cachitos de chocolate
Autora:  Marambra

  • Yo… puede que le gritara algunas cosas feas que no quiero repetir papá, por favor


Había suplicado Alexander a su padre mirando el piso, mientras Iván observaba por la ventana con un nudo en el pecho, seguro ahora sí que papá sabía algo, e hizo una mueca de disgusto al darse cuenta de la implicancia de todo aquello, papá sabría que había mentido; okey, era casi entendible que mienta por defender a su hermano en otras circunstancias, pero ese momento papá no estaba atacando a Lex y jamás le volvería a pegar si supiera que mamá ya lo castigo… entonces ¿por qué mentir?; que de malo tenia decir la verdad?, que Alexander se llevo una paliza por faltar al respeto a su madre, papá entendería aquello y jamás volvería a castigar a su hermano sabiendo que ya fue castigado por ESO, sin embargo ahora estaba a puertas de ser reprendido de nuevo por la misma falta y una secundaria además… la mentira, bueno, Lex no mintió pero callo y la omisión era tan mala como la mentira verbal.
Iván estaba seguro que papá sospechaba algo, que sabía que algo le ocultaban los tres… oh! bueno los cuatro… los cinco incluyendo a Adela, pobre Adelita embarrada en las barrabasadas de su familia, pensaba mirando a Lex encogerse cada rato un poquito más a cada palabra de su padre; lo que lo tentó a querer entrar, a hacer algo… como decir la verdad para variar y que todo de una buena vez o se hunda o flote, pero no logro hacer eso porque al girarse se dio de frente con su padre; ¿qué diablos hacía ese hombre ahí?, no podía creer que haya tenido la osadía, la valentía o qué diablos sea de venir a la oficina de papá y se sorprendió aun más por la pinta que traía encima.
Logan estaba loco para caminar así a esa hora cuando el sol había nacido tan bravo, tan  arisco que era un sacrilegio caminar al medio día como lo hizo él con el torso desnudo, sin sombrero y sin calzados a riesgo de sufrir insolación, ¿qué quería?, ¿hacerse el mártir y morir en medio del patio por golpe de calor y ser descubierto por su padre? o morir en algún rincón de la hacienda y ser devorado de a poco por las suchas; como sea, él no se quedaría a tertuliar y fue cuando se giro apurando el paso a la casa grande con su padre tras él pisándole los talones. Tuvo que hacer acopio de mucho valor y paciencia para no mandarlo a rodar o gritar hasta que Rubén salga y lo descubra, lastima por su hermano, con la presencia de Logan no podía hacer mucho por él si Rubén decidía darle una tunda como parecía que iba a ser el asuntito, vamos que acababa de oírse no solo su grito sino el chicotazo.
Y fue ese chicotazo el que decidió que Logan no insista con Iván y se apersone a la ventaba desde donde pudo seguir el curso de los acontecimientos; los huascasos que le dio Rubén a su retoño.

  • Cierra la puerta Alexander – ordeno Rubén impasible pero Lex no quiso ni pararse de donde estaba, se quedo ahí con la respiración suspendida en el aire
  • Papá por favor – musito suavecito, casi en un susurro
  • Estoy hablando contigo Alexander – recito su padre sin gritar, no era necesario – lo mínimo es que me obedezcas si sabes lo que te conviene – esa era una amenaza en toda regla, de esas que te hacen temblar las rodillas, pero solo se oyó un extraño graznido mezcla de llanto y rebeldía, no era justo, ya lo habían castigado por esto
  • Pero – sonó su garganta atorando las palabras y Rubén se acerco a Lex y lo jalo del brazo impulsándolo hacia la puerta con un manotazo en el trasero
  • PLAAF… obedece – instruyo y Lex tropezó en sus pies antes de salir disparado hacia la puerta cerrándola de golpe al ver la silueta de Logan, ¿qué mierda estaba haciendo ahí?, ¿cómo era posible?... oh! Por favor! NOOO, que no se quede ahí parado como un fisgón, eso hizo que él se quede parado sin ánimo alguno de regresar… era la vergüenza, era el temor, era ese nudo en el estómago de los nervios que te asaltan al saber que hay alguien que observara tu humillante derrota, que sabrá que te han sometido  y castigado – ven aquí Alexander  y quítate el pantalón – Rubén indico un punto inexistente a su lado para que el muchacho se acerque, esa era una orden que no hubiese querido jamás oír, papá por alguna razón no iba a actuar, quería que Lex cumpla al pie de la letra, de eso podía dar fe la actitud de su padre parado ahí con los brazos cruzados sobre el pecho; mientras el corazón de Lex se hizo un chuño arrugado ante aquel desalentador panorama – estoy esperando hijo – y Lex trago saliva mirando de soslayo la ventana reconociendo en el reflejo del cristal la silueta de Logan
  • Papá por favor – no supo de donde le salieron las palabras, la antesala a una paliza siempre era un estrés en él y bueno… para Iván también, sobre todo si esa paliza iba a dársela Rubén, era un cúmulo de emociones encontradas, sentimientos enfrentados, vergüenza acumulada
  • He dicho que vengas y te bajes los pantalones muchacho no lo voy a volver a repetir – volvió a repetir Rubén, quería  zanjar el tema antes de ir a almorzar… y ese adjetivo utilizado, muchacho lo hizo sentirse solitario, no era el amable hijo o el dulce Lexito, o el enojado Alexander, era un distante muchacho y eso quebró emocionalmente a Lex que ahora mismo estaba muy vulnerable
  • Niffs nifss – Lex ya soltó el moco antes que el chicotazo llegue a besar su piel, y papá simplemente, llevo las manos a la hebilla del pantalón… ¿la intensión?, quitárselo y estamparla en el trasero de su hirpa y luego ir a almorzar con el crío bajo su ala y Lex al ver el cinto abandonar el pantalón sintió un vacio en el vientre, el mismo que ahora mismo sentía Logan en el estómago, cortando incluso su respiración
  • Última oportunidad – dijo Rubén doblando el cinto en la mano… ¿última oportunidad?, para qué?, para facilitarle las cosas y dejar que lo maje?, eso era simplemente inaceptable y su vieja compañera salto con las garras fuera, la rebeldía
  • NOOOO – y se incorporo del asiento dando cuerpo y movimiento a ese sentimiento mal habido, a su siempre tonta rebeldía, rebeldía que fue cortada de cuajo con tres azotes maestros que tensaron la espalda de Lex como una cuerda de violín antes de un concierto, fue tan rápido el movimiento de su padre que no supo en qué momento estampo aquellos tres cintazos en las piernas
  • Zaaas – no lo vio ni venir, pero pico a un lado como una quemadita de sol
  • Mmmggg – Lex mordió la boca y dio un brinquito hacia adelante tratando de esconder el trasero cuando registro de que se trataba, pero Rubén lo atrapo de la cintura y lo giro a comodidad
  • Zaas – cayo un segundo cintazo en el mismo lugar y una orden acompaño al cuero – OBEDECE!…  QUE NO ESTOY JUGANDO – el tampoco pero…  – ZAS – llego uno más y esta vez Lex obedeció
  • YAAA, YAAA  

Grito con la cara toda descompuesta, sintiendo el corazón acelerado y el picor donde habían caído aquellos cintazos, y con todo el dolor de su corazón llevo las manos temblorosas al botón metálico de sus desgastados jeans, sintiéndose observado, pero no por papá sino alguien distinto… y lo era, Logan apretaba las mandíbulas mirando por la ventana trasera lo que ocurría dentro… Rubén parado con las mangas de la camisa remangadas dejando ver su brazo musculoso como siempre, con el brillo dorado de sus vellos ensortijados, el reloj con manilla de cuero acorde a todo lo que le rodeaba y amaba, el cinto oscilando doblado a un lado, la espalda ancha que medio escondía a su hijo que ahora mismo logro deshacer el botón de sus pantalones y metió la mano en la pretina con la intensión de bajar la ropa demorando lo más posible en ello, mientras sus silenciosos sollozos ya cobraban estertores atorados en el pecho, se notaba a leguas que esa era una dura tarea que obedecer.
Lex se tomo su tiempo y Rubén alargo su paciencia, era un hecho que el muchacho no quería colaborar pero lo hacía a regañadientes, no podía enojarse por eso… era una reacción natural ante un castigo.

  • Terminemos de una vez – dijo papá ya al filo de la paciencia, vamos que tenía hambre, era hora del almuerzo, así que no espero a que Alexander cumpla con su cometido, se acerco en dos patadas por así decirlo y termino de bajarle el pantalón dejando la ropa interior intacta, después de todo no iba a ser un gran obstáculo aquella finísima tela de algodoncito licrado, lo que además le dio la oportunidad de observar alguna que otra rojez producto de la antigua paliza ganada
  • ¡PAPA!… – clamo entre la indignación, la vergüenza y el miedo, apretando las nalgas, tensando el cuerpo y tratando de correr a ninguna parte, muy consciente de la presencia de Logan en la ventana, no quería que lo viera en un acto tan intimo como lo era ser reprendido por el hombre al que consideraba su padre: Rubén, que además lo tenía muy bien atajado – NO LO HAGAS POR FAVOOOR, NOOO – volvió a rogar apenas su padre jalo la ropa para despejar el camino; tiñendo de rojo escarlata a Lex cuando sus pupilas se pillaron con las de Logan

Y Logan contuvo la respiración, que diferente se sentía uno al calor del enojo y al calor del dolor, día antes él había hecho lo mismo imbuido por el enfado y poco le importo bajarle la ropa a su hijo, en cambio ahora tenía un nudo en el estómago, ver a su hijo en manos de su padre fue revivir su primera experiencia con el cinto de papá, increíblemente aquella vieja pieza de cuero parecía no haber sufrido ningún cambio a los largo de los años, a excepción de abrocharse un poco más ancho a raíz de que papá echara cuerpo con el tiempo como el vino o el whisky añejos.

  • NO ME PEGUES PAPÁ, POR FAVOOOR, YA ME HA PEGADO LA MAMAAAA – Lex sostuvo la mentira y Logan trago saliva

Aquello era sin duda alguna un ruego y Logan sintió un tremendo dolor totalmente visceral ante esas palabras, ante la escena en sí…  ante el hecho de comprobar que Alexander no manifestaba rebeldía alguna contra su padre, por lo menos no aquella cargada de odio y necesitada de rencor como día antes ante él, era un hecho que su voz no destilaba enojo alguno sino una súplica común ante el miedo mismo de ser castigado, miedo al dolor físico de un azote, miedo porque sabes que vas a llorar y no solo eso, sino también vergüenza, una profunda vergüenza porque sabes que te están tratando como al mocoso que eres, que si te portas mal hay alguien en casa que te reprende con amor y con rigor al mismo… era una lástima que sus hijos no lo vean a él como padre, por lo menos no ahora
Y cerró los ojos apenas vio a su padre alzar el brazo e impulsar aquel cinturonazo que cayó de lleno sobre las nalgas vestidas de Lex abrazando ambas en un resquemor que seguro picaba desde lo más hondo cada milímetro de piel agredida. Y no tuvo corazón para seguir mirando, se dio la vuelta, pego su espalda a la pared caliente sin sentirla así, sin darse cuenta siquiera que sus pies eran invadidos por hormigas, no sentía nada más allá de la aflicción paterna ante el hecho de saber que tu hijo está experimentando dolor, pero si bien no veía nada, no podía dejar de oír e imaginar el escenario montado a escasos metros de su persona…

  • Zaasss – grito el cinto sobre la piel mordida
  • Papáaaaaa – grito Alexander volviéndose rojo, sintiendo un profundo calor en las mejillas y en las “otras mejillas”, pero Rubén no se inmuto, tenía que hacer lo que estaba haciendo
  • NO VAS … ZAAAS – empezó a puntuar cada frase con un cintazo
  • AUUU PAAAAPIIII – ese había despertado el antiguo dolor de día antes cayendo al medio de todo
  • A FALTAR… Zaasss – el cinto de papa dejo su picadura milímetros más abajo que el previo, doliendo lo mismo ni más ni menos
  • Ayyy yaaa – y Lex empujo las caderas hacia adelante impulsando el cuerpo en la misma dirección, como si quisiera correr, era su impresión? O papá estaba tomándose su tiempo entre cintazo y cintazo, nunca lo sabría
  • EL RESPETO… Zaasss – sí, papá estaba haciendo eso justamente
  • DUEEELE – se quejo llevando una de las manos hacia atrás para protegerse
  • A TU MADRE… ZZAASS – y ese dolió peor que el resto pero no pudo gritar a voz en cuello pese a que así su cuerpo lo exigía, el pliegue de su trasero lo exigía, porque papá lo apretó contra su cuerpo y el llanto sonó amortiguado sobre su pecho
  • Peeerdooon… agg agg – gimió abrazando a papá sintiendo dos cosas, primero su corazón acelerado del estrés y segundo la mano inmensa de papá acariciar su espalda como siempre lo hacía post castigo
  • Shhuuu, ya, ya paso mi hijo, ya se termino, ya acabo – anuncio Rubén besando su frente sin darle opción a escapar de su abrazo, de la rudeza de su amor… y lo meció entre sus brazos, lo meció en un arrullo entre el consuelo y la reteada como era su costumbre – por eso no hay que ser malcriado Lexito – le dijo y Logan cerró los ojos concentrándose en las firmes pero tiernas palabras de su padre que volaban por la ventana hasta donde estaba él, pensando que nunca compartió esa intimidad con su viejo por su propia culpa y rencor
  • Lo siento paaa, lo sieeento – Lex lloraba sentidamente como día antes, consciente de todo lo malo que había hecho
  • No quiero saber que has vuelto a faltar al respeto a tu mamá – dijo Rubén cogiendo su rostro entre sus manos limpiando al mismo tiempo los ojos con los pulpejos que lo sujetaban firmemente – ella es tu madre Alexander, desgraciadamente no tuviste la suerte de ser amado ni cuidado por tu madre biológica porque se murió tan niña… casi a tu edad – recordó Rubén y Logan apretó los ojos queriendo eliminar aquel recuerdo que aun dolía pese al tiempo – pero sin embargo tu abuela estuvo ahí para ti y para tu hermano y sigue estando ahí para los dos… ella estuvo y estará siempre para ustedes en las buenas y en las malas, igual que yo lo estoy – reflexionó con cariño, total ya había sido reprendido – por lo que ella merece tu agradecimiento y tu amor – le dijo cogiéndole del mentón sentándose en el enorme butacón que había en la oficina para mayor comodidad, casi colocando a Lex sobre sus rodillas como si fuera un niño de cinco años pero sin dejar de hablar – y aun cuando ella haya hecho o dicho algo al punto de molestarte  tanto, no debes olvidar que mamá es mayor de edad y merece respeto y consideración más cuando ella hace un montón de cosas para ustedes y por ustedes – le dijo apoyando la cabeza del muchacho a su hombro, sin esperar ninguna respuesta de su parte – ¿cuántas veces te he dicho que si tienes alguna queja me lo hagas saber?... eso se aplica a tu madre también – le dijo – nos hubiéramos ahorrado todo esto – indico pensando en los pocos azotes que le dio – te hubieras ahorrado un montón de malos momentos – indico besando su sien con cariño, acariciando la espalda de su flaco hermoso
  • Pero es que ella – Lex estuvo reflexionando en sus palabras y quería manifestar su queja, pero Rubén no le dejo
  • No, Lex… no quiero saber lo que hizo ayer, ya te he dicho, haga lo que haga tu madre o diga lo que diga ella… tú no tienes el derecho de mandarla a la mierda, ni gritarle tanta estupidez al calor de la furia ciega, recuerda que palabra suelta no tiene vuelta en la vida hijo – le indico poniendo su índice sobre sus labios para que no diga nada – ¿lo sabes no? – pregunto y Lex asintió sin decir nada – bien, entonces que no se te olvide eso ni por un momento, además Alexander – dijo con toda la seriedad del mundo – está el hecho de que quisiste agredirla físicamente al punto de meter un puñete a la ventana cortándote los nudillos – le dijo alzando la mano lastimada mirando las pequeñas heridas erosivas de la piel – ¿esto te parece bien?, ¿portarte como un matón, intimidando a tu madre? – le pregunto mirándolo con intensidad y Lex bajo la mirada y paso como pudo el trago de saliva que se formo en la boca – ¿eso te parece bien Alexander?  – volvió a preguntar Rubén sin enojo, lo que hacía que duela más la reflexión porque no le estaba dando opción a rebelarse
  • No papá – contesto con sinceridad
  • Bien entonces – suspiro Rubén – considérate afortunado de que la paliza te la haya dado tu madre, porque si yo hubiera estado ahí, no dormirías sobre tu espalda una semana de tener el trasero ampollado – ese un juramento de sangre, aun cuando se lo dijo mordisqueando el lóbulo de su oreja con cariño, un gesto que siempre hacia sin poder evitar la tentación de ponerle una moneda de cinco pesos en la mano
  • ¿Y esto? – pregunto Lex totalmente desconcertado
  • Por cada chicotazo merecido – le sonrió volviéndole a morder – ahora vístete Lex, yo voy a dar una vueltita a la lechería antes de ir a casa, aun hay tiempo – dijo mirando el reloj – ¿quieres ir conmigo? – inquirió
  • No papá, yo me voy a casa a disculparme con mamá – anuncio bajando los ojos y enterrando la cabeza entre los hombros avergonzando
  • Bien hecho hijo, así me gusta…

Sonrió Rubén despeinando al muchacho que ya se había parado y acomodado los jeans perdiéndose camino adentro a la lecheras, mientras Logan sorteando la suerte se encajo en los baños externos para no ser visto por su padre, acorralando a Lex a su salida, en la seguridad de que su padre ni nadie más los viera.

  • Lex – musito apenas tuvo oportunidad
  • ¿Qué estás haciendo aquí? – respondió Lex sorprendido, se había olvidado de Logan entre el dolor y el consuelo de Rubén
  • ¿Estás bien?quiso saber, aunque aquello era una estupidez, obvio que estaba bien, si él había oído no solo el cinto sino el amor de su padre por su hijo
  • Que te importa – respondió a la defensiva – esto es cosa de papá y mía y vos no deberías estar aquí de mirón – lo acuso – ahora suéltame que no quiero hablar contigo, ya te lo he dicho ayer en la noche… yo no soy hipócrita como vos

Y se alejo lo más rápido que pudo dejando a Logan con la sensación de total frustración mordiendo los dientes, la misma que sintió noche antes pero esta vez al pensar en todas las penurias que había pasado a lo largo de esos seis meses, lejos de ellos y sin poder estar al lado de Ginger y hacer lo que tanto quiso, algo cambio dentro de él, y se dio cuenta que ya no era solo dolor lo que apretaba en el pecho, sino enojo, acababa de darse cuenta que sus hijos lo trataban como él se dejaba, así que aquel eterno dolor fue sustituido por la rabia, es que ya era el colmo del desprecio, no iba a seguirles el juego.
Noche antes él había vuelto a la alcoba de Lex trayéndole una ofrenda de paz a su hijo, una cajita de mentas para hacer las paces, pero Alexander lo mando a rodar literalmente hablando sin importarle su esfuerzo o su arrepentimiento. Al carajo con eso.

  • Lex – había puesto su mano sobre su hombro para despertarlo con cuidado, dándose cuenta que Lex no estaba dormido, estaba tumbado fingiendo para que Rubén no se dé cuenta, en parte porque los reproches de Rubén no lo dejaban dormir, dándose cuenta como Iván, que papá sospechaba algo, y segundo por su consciencia que no lo dejaba en paz… grandísima suerte, como pudo portarse así como un bellaco con su pobre madre? – Lexito hijo – le dijo sacudiéndolo con suavidad – te traje esto… quería hablar de lo que paso esta tarde – dijo con la voz velada por el arrepentimiento, mostrándole la conocida y preciada cajita de mentas espolvoreadas de azúcar impalpable que eran el delirio de su niñez, pero Lex arrojo la caja sin importarle el ruido que haga a un lado, tirándola sobre el edredón que de tanto moverse se cayera el piso amortiguando en parte el estruendo de los dulces al caer
  • No quiero nada de ti, maldito hipócrita – ni ahora mismo que estaba frene a su padre entendía porque dijo eso, si aquellos mentas eran siempre la medicina para sus penas y Logan decidió que ya no iba a rogar
  • Bueno hijo, esta es la última vez que te ruego, creo que sabes bien el dicho que impera en esta casa, y que a propósito es ley de mi padre y TU padre – musito en doble sentido desgarrándose por dentro – no se ruega a santo que no hace milagro y tu mi pequeño engreído distas mucho de ser un ángel caído – ironizo en voz muy baja en el oído de su hijo que para eso se había dado  la vuelta mirando la luna a través de la ventana – sobre todo cuando llevado por la rabia y el enojo para conmigo has ofendido a la única mujer que se ha desvelado por ti y te ama sinceramente…

…… Y esas palabras, más las palabras de su abuelo tras aquellos cintazos dados hicieron mella en él y la gotita que rebalso todo, fue el beso de su abuela cuando él quiso disculparse, aquello había sido simplemente mágico, había entrado a la cocina a querer disculparse pero su abuela no le dio opción, solo lo abrazo y le dio un beso en la frente musitando “lo sé hijo, lo sé… no digas nada” y eso precipito la decisión de buscar a su padre en la cabaña y procurar la reconciliación que llego tras una breve fricción... él estaba harto de pelear, dos días habían sido más que suficientes para estar en guerra con Logan, a diferencia de Bambi que era resentido más que rencoroso, pero tenía fe de que él también se dé cuenta de su error.
Total, sea cual sea… Sea Logan o sea Rubén, ambos eran sus padres, llevaban la misma sangre tan roja como la suya y tan espesa como la de Iván… y apenas Logan se dio cuenta de aquello abrazo a su hijo e hizo una nueva confesión.

  • …Te quiero mucho Alexander – declaro Logan celebrando el momento largamente anhelado, sin poder disimular su ansia de abrazarlo y besarlo como vio a su padre – tú y tu hermano, son lo más importante en mi vida – anuncio y dejo escapar una lágrima por sus ojos – rectifico tú y tus dos hermanos – anuncio y Lex se le quedo mirando fijamente como si no acabara de entender, hermanos?
  • ¿Hermanos? – pregunto con cautela, y Logan supo que había llegado la hora de decir la verdad, temía la reacción de su hijo pero se prometió a si mismo ir hasta las últimas consecuencias y respetar la decisión de los gemelos de seguir llamándole padre o no después de esto
  • Si Alexander… Rubén Alberto Hansen nació hoy en la madrugada – anuncio con un hilo de suspenso en la voz, casi sin respirar
  • ¿Un segundo Rubén? – murmuro Lex confuso ante esa noticia, retrocediendo no por huir sino para poder mirar mejor a su padre – ¿estás bromeando verdad? – pregunto con cautela – ¿de dónde ha salido un bebe?, no vimos a Verónica embarazada – y frunció el entrecejo tratando de hacer memoria
  • No hijo… yo tuve una aventura con una chica que se llama Ginger – confeso en medio de la conmoción sintiendo un escalofrió en la espalda, todo podía irse al garete de no tener cuidado – ella es canadiense y la conocí en una reunión – recordó e hizo una mueca al recordar que ella le dijo el condón se rompió y que bueno, había que ver qué pasaba – y pues, yo no sabía que estaba embarazada hasta hace un mes atrás pero no pude traerla por culpa de Henry – maldito perro sarnoso, hasta eso había fastidiado, no podía creer que Ginger lograra hacerle llegar una carta hasta Warnes, había movido cielo y tierra cuando se entero que no estaba muerto y de todo lo que hizo Henry por separarlos
  • ¿Y Verónica? – lo más lógico era pensar en ella
  • Verónica solo era una amiga Lex – le dijo y Lex decidió tomárselo con filosofía, cualquier mujer menos Verónica era bienvenida en su corazón, más aun una mujer que no puso pegas en nombrar al bebe con el nombre de papá y sin querer empezó a imaginar al pequeño Rubén corretear en los campos del patriarca mayor
  • Tienes que decirle a papá – sentencio de pronto mirándolo de frente con el ceño fruncido, nunca antes había hablado con tanta seguridad y seriedad mientras Logan sentía su corazón inflarse al oír a su hijo llamarlo papá y no Logan con desprecio – tienes que decirle la verdad, él merece ser feliz – lo dijo con toda la simpleza del mundo y Logan supo que su hijo tenía razón
  • Se lo diré hijo – y cogió su rostro entre las manos para besarlo –  Ginger está esperando el alta médica para venir con el bebé aquí… quiere vivir aquí, quiere conocer a mi familia – anuncio con toda la emoción y el miedo destilado en la voz, emoción, miedo, angustia alegría, estrés, pánico y todo lo demás y Alexander se dio cuenta de eso
  • Todo irá bien papá, ya verás – le dijo muy seguro  – estas en casa, con papá – y el corazón de Logan se paro por un momento, es más el mundo paro por un momento e iba a llorar de emoción, pero Lex cambio el rumbo de sus intenciones arrancando una genuina sonrisa a su padre – ahora todavía tienes esas mentas que tanto me gustan, o te haciendo el loco como siempre – pregunto

Y Logan lo apretó a su pecho henchido de felicidad, no había duda alguna de que su hijo acababa de hacer las paces con él…
Era hora de dar la cara al padre de todos.


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