Una familia cualquiera
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 8 de Septiembre del 2017.
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Capitulo 5
Autora:
Marambra
- No Camilo, y es mi última palabra – advirtió Joseph tratando de no perder la paciencia y de que su almuerzo no se enfrié
- Pero papá – se animo a hacer un esfuerzo para poder conseguir aquel permiso – mañana ya… – murmuro callándose ya no más tras sentir el calor en sus mejillas, era la vergüenza de tener que repetir aquella frase: Castigo, pero no fue necesario, su padre no tuvo ningún problema en terminar por él
- Exacto hijo, mañana termina tu castigo a la media noche, no hoy así que no insistas – dijo papá trinchando una patata asada, tenía un hambre terrible porque tuvo un largo día laboral y no había comido nada desde el desayuno, apenas un bocadillo rápido al medio día porque esa tarde tenían una importante reunión con los ejecutivos de la importadora socia a su empresa – ¿entendido? – advirtió y Nora que callada observaba las reacciones de su marido, puso su mano sobre la suya, instándolo a calmarse, Joseph estaba muy estresado y no era solo con los chicos, sino con el trabajo
- Por favor, ni siquiera me voy a quedar a cenar – se animo a rogar Claudio ajeno al estado de ánimo de su padre – solo será una hora a lo sumo papá, incluido el ir y volver
- ¡He dicho que NO! – respondió su padre – y por favor Claudio, quiero comer en paz, ¿bueno? – le pidió
- Pero es que yo quiero ir papá – definitivamente Claudio estaba jugándose los peores dados pensó su madre, pero era comprensible, estaba enamorado y quería acudir a casa de su novia a llevarle el regalo que le compro aunque no asista a la cena a la que fue invitado personalmente por el padre de su chica, es más el hombre había ido a casa de Claudio a hablar con Joseph y Nora, y aun así Joseph se negó sutilmente
- ¿Cuántos años tienes Claudio? – pregunto Joseph
- ¡Joseph! – murmuro Nora, adivinando por donde iba aquella pregunta
- No te metas Nora por favor – corto Joseph a su mujer levantando la mano y Nora solo miro a Claudio pidiéndole con la mirada que se quede callado
Y no era por nada, Joseph se
había quedado con las ganas de darle una paliza a Claudio cuando tuvo la
oportunidad pero no pudo porque según Joseph ella se interpuso sin darse cuenta
que también fue su decisión y ahora el muchacho desde la óptica de su padre
quería aprovechar aquella supuesta ventaja que tenia mamá sobre papá y
conseguir su objetivo y todo porque había visto a Claudio merodeando a su
madre, sobándole la espalda y siento muy adulador para qué su padre lo indulte
como favor a ella y le deje ir a la cena de cumpleaños de su novia, pero papá
había dicho que no y había una poderosa razón, Claudio había llegado arrastrando las patas de borracho a casa
por primera vez en su vida o mejor dicho lo
tuvieron que recoger a rastras…
Y después de aquel episodio Nora
considerando todos los puntos a favor sobre lo elocuente que era su hijo, lo
bien portado, estudioso y recatado que era, abogo por el trasero de su primogénito
y Joseph cambio la paliza por un encierro demasiado largo para cualquiera, un
mes entero que estaba a punto de concluir.
- Le voy a dar una paliza cuando despierte – había jurado Joseph tras acostar a su hijo con mucha dificultad, vamos que Claudio ya no era más el niño que se dormía en su regazo acurrucadito como un pollito, ni Joseph era el hombre joven de antes que podía llevar alzado a su hijo a su cama; esta vez el pobre sudó la gota gorda al tratar de mantener en pie a su hijo y no rodarse las escales con él más, si había tardado más en subir las gradas que en ir a recogerlo a la dichosa fiesta y ahí estaban con Claudio prácticamente colgando del costado de su padre mientras Nora lo empujaba por detrás sin poder creer el grado de embriaguez que traía su hijo y aunque quiso sonarlo ella más, no pudo hacerlo, la sonrisa ingenua que Claudio dibujaba de rato en rato cuando la miraba le ablando el corazón, eso y lo que decía con total sinceridad, la sinceridad que te da el alcohol obviamente
- Te quiero mucho mamita, mucho ¿sabes? De aquí a la luna con “quichicientas” vueltas alrededor – murmuraba sin dejar de sonreírle, ablandando el corazón de Nora, pero no solo el de ella sino el de su propio padre a quien también calentó el oído sin querer en medio de su verborragia etílica – ¡mi viejito lindo!, tan guapo el hombre – decía mirándolo fijamente por tratar de enfocarlo adecuadamente que seguro estaba mirando a su padre por duplicado – míralo no más ahí ma… tan chulo tu maridin con canitas en las sienes… vestido con su traje de verde, jajjjajjajajj antigüito – le dio ataque de risa al ver la ropa de su padre, el hombre no podía dormir más elegante con pijama de seda, un regalo caprichoso de su mujer – si así estas de verde como estarás de maduro, ¿Verdad mamita? – y le guiñaba un ojo a su madre o hacia el intento cerrando ambos ojos y sacando la lengua como los niños, mientras le piropeaba a su padre golpeándole el pecho con una confianza que no se gastaba estando en sus cabales – MI HÉROE – grito de pronto con lágrimas en los ojos, el alcohol estaba por llevarlo de la mano al otro bando de la euforia y empezaba a sumergirlo en la depresión emocional – yo voy a ser como tú cuando sea grande – y aquella promesa tanta veces de niño jurada en los brazos de papá mientras le contaba un cuento, derritió por completo a Joseph a quien le pareció ver a Claudio de 5 cinco años en lugar del joven de 18 que ahora era – y ¿sabes para qué? papi, ¿sabe para qué? – le pregunto mirándolo fijamente, pero papá estaba más concentrado en que se mantenga en pie, así que no que no contesto de inmediato, haciendo que Claudio insista – contéstame pues, ¿sabes para que, bobito? – y Joseph frunció el ceño… ¿bobito? ¿en serio? – ¿sabes para qué? – y no quiso moverse de donde se había tronado como rey a medio de la nada, habían llegado por fin a la segunda planta y dieron unos pocos pasos en el pasillo sin intención alguna de colaborar, a ese paso Joseph y Nora ya podían irse olvidando de dormir tranquilos
- Vamos hijo, hay que ir a dormir, es tarde ya – dijo Joseph sin gritar, recordando el consejo de su padre: Nunca discutas con un ebrio y menos lo grites
- Pero antes contéstame – dijo Claudio medio enojado y bostezando, también se caía de sueño – ¿sabes o no sabes viejito?
- Primero párate y te contesto, ¿Qué te parece? – respondió Joseph tratando de aprovechar la media lucidez que aun tenía su hijo, tenía que lograr que se pare sino estaba perdido no podrían levantarlo ni con grúa
- ¿Seguro? – cuestiono Claudio – ¿no me vas a engañar?
- No hijo, no te voy a engañar, pero por favor, párate ¿si?, nos falta poquito para llegar a tu camita – repitió papá como acostumbraba decirle cuando empezó a entrar a la adolescencia y ya no fue factible cargarlo en brazos y solía ayudarlo a ponerse de pie y medio dormido lo conducía a su alcoba – ahora párate ¿sí?, ya eres grande hijo y no puedo cargarte, yo ya estoy viejito – agrego como en el pasado y Claudio se paro mirándolo con los ojos brillantes y tan grandes como dos huevos fritos en abúndate aceite… bailando
- Me paro entonces – aseguro y trato de pararse cayéndose de espaldas aun estando sentado menos mal, es decir no pudo ponerse en pie, sino se derritió en el piso, mientras su madre y su padre procuraban jalarlo hacia arriba y no se golpee la cabeza, lo que ocasiono un ataque de risa descontrolado de Claudio – jajjja ajjjj ajjjaj jajaja jjjjaaa jjajaja
- ¡Claudio! Por favor – rogo su madre agotada, su hijo pesaba como un saco de patatas
- ¿queeeee? Jej jejee – contesto aun tirado en el piso de espaldas riendo del esfuerzo que hacia su padre porque se ponga en pie, es que lo jalaba del brazo y lo único que lograba era hacerlo dar vueltas sobre la alfombra patinando, mareándolo mas
- Vamos hijo, párate por favor – pidió su padre sacando paciencia de donde sea, eran las 3 de la madrugada y tenía que ir a trabajar al día siguiente, estaba agotado
- Pero sabes o no sabes – volvió a preguntar
- No hijo, no lo sé – le respondió su padre logrando que Claudio se siente, faltaban pocos pasos para llegar a su alcoba
- Bueno te lo voy a decir – respondió Claudio de pronto poniéndose no solo de pie sino también a llorar recordando la razón por la que quería ser igual que su padre – para que te sientas orgulloso de mi – volvió a lloriquear abrazando a su padre quien pasito a pasito junto con Nora logro llevarlo a su dormitorio – para que te sientas orgulloso de mí, me has oído papi, para que te sientas orgullo de mi – y rompió a llorar muy duro mientras su padre logro sentarlo a la cama
- Ya estoy orgulloso de ti Claudio – murmuro papá tratando de acostarlo, bueno ese momento no claro, pero en términos generales su hijo era una joyita
- ¿De verdad? – pregunto Claudio viendo a su padre por triplicado, el alcohol estaba haciendo estragos en su cuerpo
- Si hijo – aseguro su padre – ahora a dormir ¿bueno?, es tarde ya y queremos descansar, mira le estás haciendo trasnochar a tu mama – le dijo mostrándola, para ese momento Nora estaba tratando de acomodar la cama de su hijo y buscar un pijama
- Okey… okey – fue lo último que dijo antes de caer de cara sobre su cama, menos mal sin nada sobre ella por minutitos antes su madre despejo su catre de todo lo que dejo apurado por salir a la dichosa fiesta, empezando ahí para Joseph la dura tarea de acostarlo como tenía
Y tuvo que quedarse con él
tras ladearlo para que respire adecuadamente, después de eso le quito lo que
llevaba encima como si fuera un niño, porque no iba a permitir que duerma con
la ropa sucia de vomito y mojada de cerveza, solo que fue realmente un trabajo
duro que le llevo media hora lograrlo porque Claudio se tiro a roncar como un
peso muerto sobre la cama, inicialmente quiso quitarle solo la camisa por estar
vomitada y se subió a la cama jalando y jalando sin éxito alguno, al final tuvo
que cortar la prenda con tijera, luego le quito los calzados y decidió aflojar
la bragueta, fue ahí que se dio cuenta del desastre, Claudio se había o mojado
con cerveza o se había orinado encima.
Joseph haciendo una mueca de
asco ante la sola idea se vio de pronto en la disyuntiva de que hacer, al final
decidió que no podía permitirle dormir así, al día siguiente estaría escaldado
y eso sin contar que el colchón se humedecería, y con toda la frustración que
iba en aumento porque desvestir a su hijo en ese estado era igual que desvestir
a un muñeco de arena gigante al igual que su camisa no le quedo otra que cortar
los pantalones y la ropa interior para finalmente acostarlo tal cual llego al
mundo… desnudo, no hizo siquiera el intento de ponerle el pijama encima
considerando aquello como esfuerzo perdido.
Finalmente Joseph se acostó
y despertó a las dos horas con un humor de perros, Nora que igual durmió muy
mal advirtió a los mellizos que se
porten bien que su padre estaba a poco de saltar al trasero de cualquiera,
menos mal los mellizos después del almuerzo fueron a pasar la tarde con sus
abuelos dejando a Claudio solo al frente del cañón; como es de suponer el pobre
no quiso ni asomar la cara por la puerta sobre todo al despertar y encontrarse
en su cama desnudo, con toda la ropa cortada y las tijeras en el piso,
inicialmente creyó que se vino con alguna chica y tuvieron una noche de sexo
salvaje pero tras mirar bien debajo de sus sabanas descarto aquella fantasía de
inmediato porque ni aunque Dios le diera permiso, su padre hubiera permitido
aquello, lo que le extraño sin embargo era que ninguno de sus padres aparezca
en su habitación siendo ya más del medio día.
- El papá dice que bajes a su oficina – la puerta acababa de abrirse y Bernardo entro pescándolo desnudo, porque acababa de levantar las sábanas y pararse buscando que ponerse – WAAAA – hizo una mueca de asco – ¡estás en bolas! – e inmediatamente grito – SAMUEL TIENES QUE VER ESTO… CLAUDIO ESTA EN PELOTAS – Claudio quería darle un guantazo a su hermano, pero su vergüenza fue mayor cuando Samuel entro junto con su padre que claro, lo que menos quería eran los gritos de aquel par de bulliciosos
- ¡Silencio! – les ordeno y el parcito se escabullo en medio de risas y gritos típicos de su edad, el cuerpo de su hermano había sido un total misterio desde que Claudio dejo de bañarse en conjunto con ellos cuando cumplió 12 años aproximadamente, además habían apostado sobre si su hermano se depilaba ahí abajo, una leyenda urbana que tenían que confirmar, solo que no hubo oportunidad hasta ahora
- Papá yo – murmuro Claudio relamiéndose los labios subiéndose los calzoncillos, aquello fue totalmente bochornoso
- Vístete y bajas a mi oficina – le ordeno y se marcho dejando que el chico termine de cambiarse
Joseph tras eso volvió a la
cocina a sacar un cuchillo, iba a ir al jardín y a arrancar una ramita joven
para azoar a su hijo, solo que Nora al leer entres señas se dio cuenta de las
intenciones de su marido y se opuso.
- ¿Qué crees que estás haciendo? – le pregunto con el ceño fruncido, Nora como él traía unas ojeras horrorosas, no había dormido nada y se levando a hacer las cosas de la casa porque era sábado y aunque quiso cocinar como era costumbre, al final el desgano la venció y pidió comida a domicilio para el almuerzo
- Tu ¿qué crees? – contesto Joseph escogiendo un cuchillo viejito para no estropear el filo y se salió a cortar la rama volviendo con ella a la cocina, necesitaba las tijeras de pollo para cortar una de las ramas adicionales de la varita que escogió – … le voy a dar una lección que no va a olvidarse en su vida – aseguro enojado
La verdad era que el mal humor había renacido en
él mucho más bravo que la noche previa y recordó cómo se quedo enjaulado en la
sala pensando si tenía que ir o no a buscar a su hijo o dejar que como adulto
que ya era regrese por su propia cuenta, pero luego le asaltaba el pensamiento
de esta es mi casa y son mis reglas, al final decidió llamar al teléfono que le
dejo en caso de emergencia y preguntar por su hijo, menos mal no le dejo llevar
la movilidad, pero la idea de que regrese con algún extraño o peor con otro
ebrio no le hizo gracia y fue cuando el anfitrión agradeció que lo llamara porque
estaba muy preocupado por Claudio ya que del grupo fue el único que se
emborracho en dos patadas (por falta de costumbre pensó papá), y que estaban
por llevarlo a casa, al final el decidió que lo iba a recoger y con el portero
del edificio lograron meterlo a la movilidad y con su madre luchar para que
suba las gradas sin perder el equilibrio, así que Joseph tenía mucho que decir
al respecto.
- ¡Ah NO señor! – exclamo Nora indignada – …tu no vas a castigar a mi hijo con eso – aseguro quitándole la rama – ¿tú estás loco? O que te pasa
- ¿Viste el estado en el que lo tuve que traer? – le pregunto
- Lo vi, que también fui contigo, pero no es el punto Joseph, no es un niño – ella había tenido parte de la noche y la mañana para procesar lo sucedido, en un inicio incluso imagino la paliza que le daba ella sin importar la edad, el tamaño y la complexión de su hijo, vamos que era más grande que ella con una cabeza entera y unos cuantos kilos sobre su propio peso
- ¡Mi casa, mis reglas! – aseguro Joseph golpeteando la mesa con su índice como una última palabra, lo que enojo a Nora, porque era como si la estuviera amenazando a ella
- MI parto, mis tetas ¡mi derecho a opinar! – le respondió y Joseph se quedo callado, no se espero aquella respuesta por parte de Nora, e inconscientemente se sintió un poco incomodo, él como padre primerizo había insistido estar en el parto de Claudio y cuando vio todo el proceso, casi muere de nervios y de la impresión, había visto sufrir a Nora con un parto tan prolongado y nacer su hijo como una bolita roja con la cara enojada que lloraba a todo pulmón mientras una fatigada Nora no dejaba de sangrar, así que si, tenía todo el derecho de opinar sobre lo que hacer con Claudio
- Te escucho – contesto hecho el digno sentándose en su lugar en la mesita que solían usar para comer íntimamente cuando ninguno de sus hijos estaba en casa
Y claro Nora aprovecho muy
bien la situación exponiendo todos los pros y los contras de la paliza que
quería darle su marido a Claudio, insistiendo que era preferible dejarle sin
sus privilegios por un tiempo largo y hablar con él sin gritarle, preguntarle
más bien que opinaba él sobre su propia actitud, sin duda su madre había
meditado todo esto para lograr que Claudio se avergüence de sus propios actos;
finalmente Joseph decidió seguir el consejo de su mujer y esperaron ambos que
Claudio baje.
Como era de suponer ambos
perdieron la noción del tiempo y se tardaron lo suyo mientras discutían sobre
el futuro inmediato y a largo plazo de su hijo, Claudio por su parte atraso lo mas
que pudo bajar al despacho de su padre, tenía hambre y la sed lo mataba así que
se metió a su baño, se ducho rápidamente y a riesgo tomo agua del grifo como un
camello que cruzo el desierto, además su cabeza parecía estar atrapada dentro de una enorme campana
que no dejaba de resonar doliéndole todo; pero no podía atrasar mas su destino
y cuando se dispuso a salir al mismo tiempo que sus padres habían llegado
a un acuerdo y entraron a su despacho.
- ¡CLAUDIO! – grito su padre enfadado de no pillarlo donde debería
- Aquí estoy papá – respondió Claudio al pie de las escaleras, limpiándose las manos a los lados del pantalón, ¡oh Dios! Estaba tan nervioso que no paraban de sudarle las manos, además un tremendo dolor de estomago lo ataco cuando vio a su padre con la varita en la mano, casi estaba seguro de que le daría una paliza con aquello, pero la idea de que su madre lo presencie no fue de su agrado
- ¿Y dónde tenías que estar? – le pregunto cediéndole el paso, pero sin apartarse de la puerta y lo peor con la amenazante varita en la mano
- Lo siento papá yo… – tartamudeo, tragando saliva
- Estas queriendo esquivar tus responsabilidades ¿no es cierto? – sugirió y Claudio se puso rojo de vergüenza, cosa que complació a su madre porque ella contaba con aquello
- No papá, no – respondió Claudio aprestándose a pasar por su lado con mucho temor a lo que su padre le haga teniendo en cuenta lo que tenía en la mano, y como que, Joseph no lo defraudo, le atesto un tremendo varillazo en medio del trasero que traspaso el grosor de los vaqueros ardiendo por dentro como fuego
- RWWAASSSS
- WWWAAAAAUUU AUU AU mmmgggg – grito poniéndose rojo y aguando los ojos de dolor, ¡diablos! aquello de verdad le dolio y no dudo en dar un salto cogiendo las manos de su padre para evitar otro ataque, no se espero un golpe como ese – papaaaaa – gimió avergonzado mirando a su madre con pánico y con vergüenza
- Entra de una vez – dijo su padre caminando él por delante en señal de tregua y se sentó en su escritorio…
Y como era de esperarse, sus
padres exigieron las explicaciones del caso y lo peor, como resarcir aquello y
tras una larga, larga negociación canjeo la paliza por un mes de encierro, sin
más permiso que para ir al cole, solo que no contó con la cena de cumpleaños de
su novia a la cual quería ir.
MI parto, mis tetas ¡mi derecho a opinar! – le respondió y Joseph se quedo callado...
ResponderEliminarESTA FRASE MORI DE LA RISA XDDD
y creo que la utilizare a futuro XDDD
Jajaja a mi también me encanto esta frase "MI parto, mis tetas ¡mi derecho a opinar" claro si ella tiene todo el derecho, me a encantado proble chico lo que le espera.
ResponderEliminarMAry