Micha y la Ley de Dios: Cap. 2; Autora Marambra

Micha, y la ley de Dios

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 17 de Noviembre del 2016. 
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Capitulo 2

Autora: Marambra

Lo primero que oyó Engel  apenas traspaso el umbral de la puerta de su casa, fue el suspiro de pena de su madre… Helen podía ser muchas cosas, ser la esposa del predicador de la iglesia que no era moco de pavo, tenía su estatus, ser líder entre las mujeres de su comunidad, ser matrona de la colonia a quien a parte de pedir atender un parto que no podía llegar al hospital, podían pedir consejo sea la hora que sea sobre cómo ser maravillosa madre, buena cocinera y amante al mismo tiempo, ser esposa considerada y protectora de su hogar, abuela de 25 nietos y madre de una prole de 12 hijos que en otros lados del mundo seria catalogado de locura pero no en Manitoba, donde tener hijos era una bendición aun cuando esa bendición saque canas verdes o aun cuando estos hijos no hayan sido engendrados por ella, como era el caso de Micha, su talón de Aquiles.

• Mamá, ¿puedo pasar? – pregunto muy educadamente Engel, al pie de la puerta con los nudillos en la madera sin atreverse a traspasar el umbral de la cocina que era el sagrado recinto de su madre, pero fuera de eso, era porque había notado que mamá tenía en la mano una pequeña cuchara de madera que no había visto desde que tenía 10 años y eso le provoco un nudo en el estómago, el menor de su prole era él y no había ningún nieto a la vista, así que el único receptor del cuidado de mamá, seguro era Micha
• Pasa hijo, pasa – respondió Helen sin preocuparse por guardar aquella cosa en el cajón de su cocina, pero con la voz velada por la frustración y la sensación de que haga lo que haga Micha no iba a cambiar… no era uno de ellos y ese pensamiento la asusto porque justamente fue lo que le dijo Micha: NO soy como ustedes, una frase que siempre repetía cuando se veía agobiado por las costumbres de su nuevo hogar
• ¿Sucedió algo? – pregunto tímidamente Engel, no queriendo ser considerado un entrometido o faltar el respeto a su madre, es que en la comunidad de Manitoba y sobre todo en su hogar, muchas cosas podían ser consideradas una falta de respeto y la fina línea entre portarse bien y portarse mal para un padre era demasiado fina según sus ojos y muy clara según sus padres
• No sé qué voy a hacer con tu hermano – murmuro y Engel pensó automáticamente en Jacob el padre de Micha, pero luego la realidad lo golpeo de frente y recordo todo el incidente… el asesinato de su hermano en un asalto, la muerte de su esposa Jeruty, la pelea legal que sostuvieron sus padres con la abuela materna de Micha y finalmente la llegada del niño a su casa lleno de enojo, miedo y rebeldía siendo adoptado como hijo de Ezequiel y Helen – hoy fue la gota que colmo el vaso – agrego Helen con una triste sonrisa, sacando a Engel de sus pensamientos – no me quiere Engel, no me acepta como madre
• Bueno, tu sabes lo que opino al respecto – dijo educadamente pero con los nervios a flor de piel, había sido una mala experiencia la suya cuando manifestó que no estaba de acuerdo que tanto ella como su padre adopten a Micha como hijo siendo nieto suyo, era como rechazarlo y eso mismo sentía Micha, que no lo aceptaban y querían simplemente salirse con la suya
• Lo sé, lo sé – dijo por primera vez Helen mirando significativamente a Engel, quizás su hijo tenía razón
• ¿Quieres que haga algo al respecto mamá? – le pregunto un poco nervioso, bueno desde que volviera y tuviera que recibir una reprimenda a doble partida de su padre, Engel no había vuelto a ser el mismo con ella, aun consideraba que su madre lo había traicionado al no oponerse en ser castigado por su padre; pero en el fondo de su corazón sabía también que su madre no tenia mas opción, eran las reglas de la comunidad entera, toda la colonia tenía puestos sus ojos en ellos, después de todo Jacob había manchado su nombre cuando huyo y cuando él hizo lo propio a los 17 años termino de asesinar la reputación de su familia y sus padres tuvieron que hacer frente a las silenciosas críticas de su comunidad ascendiendo poco a poco en la escala social del respeto hasta donde estaban ahora, como los guías espirituales de Manitoba por lo piadosos de sus actos y las duras pruebas superadas gracias al poder de la oración… el regreso de sus hijos al redil
• ¿Puedes ir a verlo? – agrego suspirando nuevamente, ella no tenía cabeza ahora mismo, estaba comiéndose los sesos por saber en qué fallaba, cuál era su error que no podía simplemente hacer que Micha confíe en ella y deje de mentir… es que si algo había en la vida de Micha que incluso sus padres biológicos no estaban de acuerdo era que mentía con relativa frecuencia y mentía muchas veces sin razón de ser, como ahora, aunque ante los ojos de Micha, eso no era cierto… él tenía una poderosa razón para hacer lo que hizo y si tuviera la oportunidad lo volvería a hacer
• ¿Quieres que vaya ahora mismo? – pregunto de nuevo, cogiendo en las manos el sombrero de paja nuevo que comprara hace unos días, similar al que Micha tenia y que guardaba con recelo porque era un regalo de su abuela Yvera
• SI hijo, si – contesto Helen cogiendo a último minuto a Engel de la muñeca regalándole un apretado abrazo, impidiendo que abandone la cocina – no tienes que ser tan distante conmigo Engel, yo soy tu madre y te amo, y sabes que no voy a hacerte nada, menos reprocharte – dijo con algo de pena, desde que llegara Engel y tuviera que pasar aquella prueba dura en la iglesia no había sido el mismo de antes, y ella se dio cuenta de eso y suponía que era porque ella no se opuso a la sugerencia de los ancianos de la iglesia; y ella sufría por esa razón, no quería un hijo suyo le tenga tanta reserva sino que confíe en su bondad y en su amor, lo mismo que pasaba con Micha – tu y yo y la comunidad hemos saldado cuentas – le dijo cogiéndole la cara en el marco de sus ásperas y callosas manos de campesina
• No te tengo miedo mamá – dijo tragando saliva, sorprendido por las palabras de su madre
• Yo no he dicho miedo, pero ahora que lo pienso, creo que es eso, que en el fondo, nos tienes miedo a tu padre y a mí, y eso duele – murmuro Helen limpiándose los ojos, la situación con Micha la había superado que estaba totalmente abatida, triste y muy sensible
• No, yo no tengo miedo de nada mamá, ¿qué dices? – Engel trato de sonreír y cambiar el rumbo de aquella incomoda conversación
• ¿Y esto qué es? – pregunto Helen, cogiendo una gota de sudor que se escurriera por su frente en el pulpejo de sus dedos, Engel no sabía mentir… se ponía tan tenso que no podía evitar transpirar copiosamente por la frente – ¿crees que no me doy cuenta que me esquivas siempre que puedes? – le dijo – o no estás contento con vivir aquí – soltó la bomba y Engel abrió grande los ojos – porque si es así, yo te doy mi bendición para que busques tu camino por el lapso de 3 meses y me das tu respuesta después de ese tiempo y hablo con tu padre al respecto para no tener problemas – y Engel se asusto, nunca imagino que su madre estuviera dispuesta a eso por él
• ¿Me estas echando? – quiso saber
• No, no, que dices… pero no quiero perder en la amargura al único hijo que me queda con vida – agrego acariciando su rubio cabello
• ¿Acaso Micha no es tu hijo? – pregunto sin pensarlo en realidad, después de todo esa era su cruzada
• No me acepta como madre ni como abuela – respondió con un nudo en la garganta, queriendo llorar – y te juro Engel, que lo único que quiero es cuidarlo y encaminarlo, y no sé en qué estoy fallando… no creo estar provocando su ira, sino tratando de criarlo en la disciplina y la amonestación del Señor – agrego, pensando en un párrafo de la Biblia que justamente decía aquello, mientras Engel callo sus pensamientos, Micha no necesitaba ser encaminado, Micha necesitaba ser amado nada mas, amado y aceptado como lo que era, un mestizo
• Efiseos 6:4  – respondió automáticamente Engel y su madre sonrió
• Anda, ve a hablar con el niño, quizás a ti te hace más caso que a mi y evitamos una catástrofe – agrego y lo despidió palmeando su espalda con cariño, viéndolo perderse por las gradas que daban al segundo piso, mientras Engel pensaba justamente en eso, en la catástrofe que sería si Ezequiel decidía ajustar las tuercas de Micha

Y pensando en eso Engel se marcho de la cocina pues no necesito más invitación de parte de su madre para zafarse de aquella incomoda tertulia y dirigió sus pasos a la humilde alcoba de Micha que antes era la de su propio padre, hilando en su cabezas las palabras exactas que suponía serian oídas por su pequeño sobrino al que adoraba por ser lo que era; solo que no nunca pillo a Micha, Micha había saltado la ventana mientras su abuela se devanaba los sesos en la humilde cocina de la casa en medio de sabores y olores caseros, pensando que más hacer para que el más pequeño de su prole le haga caso…

• ¡Helen! – de pronto la voz de Ezequiel se oyó en toda la casa y un estremecimiento le recorrió la espalda a Engel, papá llego antes de tiempo al hogar, seguro paso algo que interrumpió sus cotidianos deberes de campo, ojala y no pregunte por Micha, rezo por dentro – ¿es cierto lo que este niño dice? – pregunto y Engel movió la cabeza, él había decidido salir de la casa para buscar a Micha y volver con él con el pretexto que se lo llevo para reflexionar sobre su conducta, pero al parecer  no era necesario mentir, Ezequiel tenia a Micha cogido del brazo y se notaba claramente que lo trajo a rastras de alguna parte
• ¿Micha? – murmuro mamá de pronto sorprendida de ver a su marido tan temprano en la cocina y más aun cuando vio al niño de sus ojos con un pequeña bolsa de basura negra donde había guardado sus pertenencias decidido a huir – ¿por dónde saliste? – le pregunto pensando en eso, no pudo salir por la puerta porque lo hubiera visto ella o Engel
• Y a ti ¿que más te da? – contesto de mala manera Micha cruzándose de brazos en el poco espacio y comodidad que tenía considerando que su abuelo lo tenía sujeto de la axila y eso sello su destino, Ezequiel no necesitaba más detalles… o bueno si, para aplicar un justo castigo necesitaba saber todos los hechos y enfrentar a las partes y para eso necesitaba estar cómodamente sentado y poner en el banquillo de los acusados el pequeño bribón y como que, lo metió a casa nuevamente y lo condujo al pequeño salón que tenía papá en la planta baja e invito a mamá y a Engel a unirse al juicio
• PLAF – sonó un palmetazo en su trasero, Ezequiel lo puso de cara a la pared – aquí te quedas
• ¿Y SI NO QUIERO? – Engel quería morir del susto, nadie había cuestionado a su padre de esa manera
• Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre… Proverbios 6:20 – dijo papá con calma en la voz pero no en la mano –  plaf plaf plaf –  soltando tres azotes sobre la ropa y tras aquello lo volvió a poner de cara a  la pared – Acompáñame hija – le dijo a su esposa con ese mote cariñoso de siempre, y al ver a Engel agrego – y tu también Engel, no quiero que después me acuses de ser injusto con tu pequeño hermano – y con eso las esperanzas de no ser testigo de aquello se esfumaron del corazón de Engel
• QUE NO ES MI HERMAAAANO – chillo Micha y atesto una patada a la pantorrilla a Engel, como si él tuviera la culpa de todo lo que pasaba y lo que iba a suceder
• ARAAANDUUU – dijo Engel usando su nombre real, lo que hizo que Micha aplaque su enojo y sienta remordimiento
• Lo sieeeento – mumuro y se puso a llorar buscando el abrazo de Engel
• Shuuu, no llores no pasa nada – le dijo Engel
• Pero te he pateaaado – volvió a llorar Micha arrepentido de lo que hizo, si en el fondo era una gelatina y eso era lo que sus abuelos querían cuidar de él – buaaaa
• Lucas 17:3 ¡Tened cuidado! Dice la biblia… Si tu hermano peca, repréndelo; pero si se arrepiente, perdónalo – murmuro Ezequiel – ahora obedece por favor – solicito papá endulzando la voz en el último minuto, después de todo Micha era lo único que tenían de su amado Jacob – por favor hijo – volvió a repetir

Y al pobre Micha no le quedo otra que obedecer a papá, sobre todo después de la mirada dolida que Helen le dio; pensando que lo mínimo que podía hacer era eso, obedecer como un buen hijo porque después de todo, Helen y Ezequiel aun con sus reglas rígidas, con sus normas antiguas, con sus costumbres ajenas y su fanatismo de seguir al pie de la letra lo que la biblia dice, habían cuidado con esmero y amor de él… como se lo prometió su adorada abuela Yvera.