domingo, 29 de mayo de 2016

Formando una pequeña manada: Cap. 6; Autora Marambra

Formando una pequeña manada
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Los derechos de autor de este texto pertenecen única y exclusivamente a su autor. No pudiendo ser publicada en otra página sin el permiso expreso del mismo.
Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 29 de Mayo del 2016.
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Capítulo 6
Autora: Marambra

¡Mi cabeza me estalla!… murmuro Joaquín frotándose los ojos, con una horrible jaqueca a puertas, ¡DIABLOS!, pensaba ¿por qué justo ahora? se preguntó enfadado; porque los adolescentes son impredecibles le  respondió una voz en su interior…
Joaquín Monasterios acababa de negociar una salida anticipada del hospital y a los pocos minutos un mensaje de la secretaria del colegio de Sebitas llego a su teléfono, indicando que las clases se suspenderían a partir de las 3 de la tarde por una reunión extraordinaria con autoridades del ministerio de educación; él fijándose la hora y con un margen amplio para moverse  sin apuros, se fue directo a Dominos Pizza porque quería dar a su hijo la sorpresa de su vida; día antes le había llegado a su correo de parte del colegio nada menos que el reporte de calificaciones de Sebastián y que recién pudo abrir en la mañana en el hospital, pero no solo eran las calificaciones sino el record del curso y su niño amado encabezaba la lista de las mejores calificaciones del trimestre y pensó que por fin sus esfuerzos, tanto de su hijo como suyo habían dado frutos y nada menos que de los mejores; así que decidió que sería buena idea empezar la celebración con lo que más le gustaba al muchacho: PIZZA, luego se irían al cine y en la noche se encontrarían con su abuelo que había llegado de Montevideo después de un mes de ausencias para ir en familia al espectáculo del Circo del Sol cuyas entradas acababa de comprar solo por la ocasión y que le habían costado casi un ojo de la cara.
Con esos planes en mente, fijándose al hora decidió ir a recoger a Sebastián del colegio y se marcho rumbo al establecimiento cargado de una pizza doble de peperoni y una hawaiana con queso extra además de una tajada de torta de chocolate y un enorme cubo de helado de menta para su hijo, él ya estaba esbozando una sonrisa en la boca imaginando la alegría dibujada en la cara de Sebitas cuando lo vea con la caja de pizza y además le cuente sobre los resultados de las calificaciones; es que Sebastián, como el resto de los alumnos ignoraba un detalle, ahora las calificaciones llegaban a los correos privados de sus padre el rato menos pensado y esto a raíz de las falsificaciones en los reportes escritos que eran como costumbre enviados a casa en manos del alumnado y para evitar dichas situaciones y desde que instauraron un circuito de internet en el colegio, el plantel había decidido enviar las calificaciones por esta vía sin hacer saber a los alumnos cuando se estaba enviados dichos correos a sus familias; pero ironías de la vida, la sonrisa de orgullo que Joaquín traía consigo se le fue arrebatada en la puerta del colegio.

  • ¿Está seguro? – pregunto Joaquín aun incrédulo de lo que el regente del establecimiento le estaba diciendo
  • Doctor, no tengo porque me mentirle – respondió el joven José Mendoza mirando fijamente al médico, algo incómodo, era nuevo en sus funciones y no conocía muy bien a la gente en comparación con el antiguo regente que en dos visitas se sabía la vida y milagros de cada estudiante y que si había algo que comentar solo lo hacía con los involucrados, era muy discreto con las trastadas de los chicos y solo daba parte a quien debía: la dirección y los padres y este joven aquí presente procuraba estar a la altura de su predecesor
  • ¡Pero!... ¿no habrá alguna equivocación? – volvió a cuestionar Joaquín, es que simplemente no podía creer que su retoño se haya atrevido a algo semejante
  • Ninguna Dr. Monasterios – dijo Mendoza volviendo a revisar los papeles que traía en su mano – en su clase han faltado seis muchachos – volvió a recalcar – Cristian López, Raúl Ortega, Pablo Holz que envió un justificativo con su hermano – decía mientras apuntaba con un lapicero los círculos en rojo de ese día, era lista de asistencia del colegio, él había ido a pasar lista a media clase de matemáticas hace como media hora atrás – Sebastián Monasterios yyyy dos muchachos más que no recuerdo el apellido – decía mientras pasaba la hoja en busca de los otros dos implicados, que para colmo tenían un cola de faltas y siempre en conjunto, cosa que llamo la atención del joven y cuando pregunto si alguien del curso sabia de ellos, algunos respondieron que Cristian y Raúl, estaban internados, Pablo enfermo recién con dengue, pero que a los otros tres los vieron en la góndola pero que no ingresaron al aula 
  • Los mellizos Tanner –  aseguro Joaquín saltando sus alarmas, eso significaba una sola cosa, que su  hijo se hizo pepa con aquel par
  • Mmmm Ryan Tanner Gutiérrez yyyy Bryam Tanner Gutiérrez – leyó en voz alta el regente para luego cerrar su carpeta y mirar con pena a su interlocutor – me temo que si doctor, supongo que son mellizos, no me fije en ese detalle, disculpe – agrego José encerrando en un circulo a ambos hermanos para averiguar un poco más sobre ellos, y Joaquín ante semejante coincidencia no tuvo más remedio que aceptar que su hijo nuevamente se vio involucrado en alguna tontería propia de ese par demoniaco; a estas alturas la peor pesadilla para Joaquín eran los mellizos Tanner, ya no sabía que más hacer para que su hijo se aleje de ese par… grrr que rabia
  • Muchas gracias José – respondió Joaquín aun en estado shock… pero ante los hechos tuvo no más que desechar su fase de negación y aceptar la realidad, y aun así con la verdad chillando, no podía creer que su hijo haya hecho semejante tontería todavía… SALTARSE LAS CLASES, ¡AH! Pero, si era con ese par de mocosos, esta no se la iba a pasar aun cuando tenga el primer lugar de la clase, no señor – disculpa por quitarte tu tiempo, todo el mundo se ha marchado y yo te estoy reteniendo aquí – dijo al darse cuenta del abismal silencio que envolvió el patio del colegio, él estaba acostumbrado a ver chiquillos de todas las edades corriendo, saltando y riendo
  • No se preocupe Dr. Es mi trabajo mantener informado a los padres y en algunos casos al director sobre lo que ocurre en el establecimiento con sus hijos – y le sonrió con algo de pena, era evidente que ese hombre acababa de tragarse una noticia que no se la esperaba
  • En fin, hasta el lunes – se despido Joaquín extendiendo la mano al inexperto regente

Y sin saber qué hacer, Joaquín se vio de pronto dentro de la movilidad que olía a pizza y se percato que el helado se estaba derritiendo así que tras un breve lapsus en que tamborileaba sus dedos en el volante de la movilidad decidió su destino y el de su hijo, saco el móvil de su bolsillo y marco el número del muchacho, total, era hora del recreo y estaba permitido su uso en el establecimiento, quería saber dónde estaba su hijo.

  • Holaaaa – contesto Sebastián tras el décimo timbrazo, todo agitado y con evidente falta de aire, como si hubiese corrido para coger el fono
  • ¿Qué pasa Sebastián?… ¿por qué no atiendes rápido el teléfono hijo? – pregunto su padre procurando no comérselo por la línea, después de todo no quería poner sobre aviso al mocoso
  • Hola papá – saludo todo alegre Sebastián – es que todavía no tocaba el timbre del recreo papi – se le ocurrió decir muy seguro de sí mismo con esa vocecita de quien no hace nunca nada malo, y su padre sintió que le nacía un nuevo cálculo biliar en su pobre vesícula, a este paso su próxima ida al hospital no sería de médico sino de paciente pensaba, mientras su hijo seguía al otro lado todo campante, soltando una sarta de mentiras cada vez más seguro de sí mismo y eso lo sabia papá, porque la voz de Sebastián no tenía ni un ápice de duda – y pues no podía contestar el teléfono pa, porque tú sabes que me suspenden – agrego descaradamente tratando de no reírse de las payasadas que hacían los mellizos que procuraban a toda costa que se equivoque para que su padre lo retee, una de las tantas estupideces que hacen los chicos a esa edad sin maldad aparente
  • A claro, me olvide… entonces nada Sebastián, estas aun en clases y no queremos que te suspendan por mi culpa – dijo papá muy astuto, dejando que el chiquillo se enrede en sus propias artimañas, deseando ver cómo salía de ellas a la hora de la verdad
  • No pasa nada papá – dijo Sebastián, teniendo cuidado de  tapar el teléfono cuando su padre contestaba para que no oiga nada de lo que sucedía a su alrededor – ya estoy en el patio del ahora, ¿paso algo? – pregunto tanteando a su padre porque lo conocía muy bien, sabía que Joaquín nunca llamaría al colegio si no fuera importante
  • La verdad que no, solo quería saber a qué hora sales hijo, para ir a recogerte – y obvio Joaquín uso las mismas artimañas que el mocoso – o te vendrás en la góndola – agrego astutamente para que el niño no haga nada tonto
  • No sé si me iré en la góndola papá – contesto buscando una buena respuesta – si alcanzo me iré en ella, es que queríamos  entrenar un poco de futsal a la última hora, pero no es seguro, ¿por qué papi? – él quería saber que le diría su padre para acomodar sus respuestas, si era ducho el muchacho
  • Es que llego tu abuelo de Montevideo y quería que fuéramos a verlo a la salida del cole – agrego
  • Ya… pero tu sales más tarde que yo – tuvo el descaro de acusar y de esta manera averiguar lo que papá tenía planeado
  • Bueno no es que salga tarde, a veces me retienen los pacientes – dijo muy audaz, a estas alturas no se sabía cuál de los dos era el maestro de las mentiras, pensaba Joaquín recriminándose por tan fea acción, pero al mismo tiempo justificándose, diciendo que eran mentiras blancas solo para hacerse con una verdad mayor – pero promesa que hoy puedo salir temprano e ir a recogerte – insistió y Sebastián se vio en figurillas
  • Haremos una cosa papá – respondió Sebastián – yo te llamo en el segundo recreo y te digo si habrá o no entrenamiento con el profe – y los mellizos que estaban oyendo la charla por el altavoz para guiar sus respuestas levantaros sus pulgares por tan buena respuesta, el discípulo estaba saliendo airoso de aquel lio con su padre  – porque si hay entrenamiento, ni modo que vaya así cochino donde el abuelo a visitarlo, voy a querer bañarme en casa porque me olvide mi ropa – dijo astuto
  • Pero eso no es problema Sebitas, yo te llevo ropa a casa del abuelo – si definitivamente estaba jugando al gato y al ratón para ver cuál era más astuto
  • Ya te llamo papá, acaban de tocar la campana y me pase todo mi recreo charlando contigo, me debes una
  • Entonces me llamas para… – dijo papá y se quedo con la palabra en la boca, el mocoso acababa de cortar la comunicación  sin explicación alguna – ¿Sebastián?... ¿Sebastián?, AHGGGG ¡EL MOCOSO ACABA DE COLGARME! – dijo mirando el teléfono en su mano

Y Joaquín se quedo con los crespos hechos, gritando dentro del carro, ¡Mierda!... ¿y ahora qué?, se preguntaba a si mismo quedándose como estaba: quieto mirando al frente, hasta que prendió la movilidad de nuevo y se fue a casa a montar guardia, iba planeando como desenmascarar al muchacho, sin decidirse si jugar un rato más y ver hasta dónde iba con sus mentiras o lo confrontaba de frente, imaginando que ninguna de las dos opciones sería grata, porque al final tanto él como Sebastián iban a estar muy incómodos con la situación.
Pero el destino le ahorro a Joaquín romperse la cabeza con esas cavilaciones, pero en un revés de ese mismo destino le vació un jarro de agua fría sobre la cabeza apenas llegar a casa y encontrar a su hijo en la vivienda, sobre todo por la forma en que lo encontró, aquello fue simplemente INTENSO tanto para su hijo como para él, vamos ¡sobre todo para él!......  la vida, los libros, la experiencia, el cinismo de los años cargados en los hombros, ¡nada!, absolutamente nada lo había preparado para una situación como esta…
Joaquín, había llegado a casa con la pizza tibia, el helado medio derretido, la mouse de chocolate casi intacto del trozo de torta como una ironía del amargo momento, resignado a quedarse en casa casi tres horas en espera que su hijo “termine SUS clases” y regrese del cole, pero apenas estacionó algo le llamo la atención, las ventanas estaban abiertas, así que estaciono fuero para ver si Sebastián se olvido como siempre cerrar la puerta principal y efectivamente estaba sin seguro y nada fuera eso, sino que estaba abierto, eso lo alarmo; quizás alguien se entro a la vivienda, así que decidió no abrir el garaje y dejar la movilidad con toda la comida en el asiento de atrás y sigilosamente ingreso a la vivienda, a esas horas las calles eran un desierto, la mayoría de la gente estaba en el trabajo y los chicos en el cole,  así que no había a quien poder preguntar, e ingreso a su hogar, cogiendo el rastrillo del jardín que para colmo Sebastián no había puesto en su lugar pese a las mil y un veces que él se lo ordeno en horas de la mañana, pero ahora en vista del posible asalto digamos que no le diría nada a su hijo por aquella desobediencia, y armado con eso en mano ingreso al interior echando un vistazo.
Aparentemente nada estaba fuera de lugar, excepto dos vasos de coca cola servidos a medio beber, vaya ser que los ladrones tuvieron sed, pensó Joaquín y siguió pesquisando evidencias de que alguien estuvo en la casa, alarmándose más cuando oyó unos murmullos en ingles y llego a pensar descabelladamente que los delincuentes eran extranjeros, pero luego se lo pensó mejor y creyó que él o Sebastián se dejaron las teles prendidas, pero no explicaba que la puerta este abierta y cuando ingreso armado del rastrillo el que casi muere de un infarto fue él, ahí adentro en su habitación, estaba Ryan tirado sobre su cama en medio de una cochinera de galletas deshechas, su mellizo en el suelo con un vaso de coca cola que acababa de tirar al girarse, también tumbado…. y su hijo medio desparramado sobre el sillón, los tres, sudando a mares, colorados de calor no tanto por tener las ventanas y puerta medio cerradas sino por estar con la tele prendida viendo una pornográfica yyyyyyyyy las manos metidas debajo del pantalón.
Joaquín acababa de pescar a su hijo y sus acompañantes en pleno acto onánico, no es que se estuvieran tocando uno al otro, no, ninguno se miraba y estaban lo mas separados posible, super concentrados en las imágenes obscenas de la tele que ni cuenta se dieron de que se abrió la puerta, menos mal Joaquín bajo el rastrillo al mismo tiempo que casi grito de la impresión.

  • ¡PERO QUE CARAJOS! – y fue ver tres manos que volaron de las braguetas y tres rostros que se tiñeron de púrpura, además de tres cuerpos que se levantaron a la velocidad de un rayo
  • Paaa PAAPAAAAA – contesto a su vez Sebastián que para eso había desenchufado la tele y saco como pudo el horrible video
  • ¡Dame eso! – exigió Joaquín quitándoselo prácticamente de sus manos, sin esperar que el pobre de Sebastián pueda siquiera esconder aquello, sintiendo un nudo en el estómago de la cara que puso su padre al ver el estampado del video – ¿de donde ha salido esto? – dijo cogiendo el video en la mano mirando a tres pares de ojos asustados que se miraron entre sí sin saber que decir – estoy preguntando – recalco batiendo esa porquería en la mano – ¿DE QUIEN ES ESTO? – y la mirada y la pregunta estaban dirigidas a Sebastián
  • No es mío papá – musito mirando el suelo
  • Es… es… es nuestro señor – contesto por fin Bryan sin querer contactar sus ojos con el padre de su amigo, viendo que mordía sus mandíbulas
  • Muy bien – dijo entre dientes Joaquín –  recojan sus cosas, sus mochilas o lo que hayan traído consigo – agrego ásperamente y con evidente impaciencia – y vamos saliendo ya no más, que VOY a dejarlos en su casa, quiero tener un par de palabras con su padre – y la cara de los mellizos paso del rojo vergonzoso al blanco fantasmal del susto que esas palabras ocasionaron
  • Por favor doctor NOOOO – dijo Bryan – no le diga a papá por favor, por favor por favor – rogaba con pánico en la voz –  no volveremos ni a mirar a Sebastián – dijo como un juramento de sangre, palabras que tentaron a Joaquín, después de todo eso era lo que quería, que lo dejen en paz, pero eso sería ceder ante un par de mocosos que él con gusto pondría sobre sus rodillas, pero aparte de eso su hijo estaba en juego, sus emociones y quizás su felicidad, y todo eso lo dedujo por la forma en que el  rostro de Sebastián cambio ante esa declaración
  • Lo siento, pero no, así que… circulando – dijo cogiendo del brazo a Sebastián, si el mocoso estaba pensando que se quedaría en casa, estaba equivocado, quería que oiga lo que iba a discutir con el padre de ese par endemoniado… bueno en realidad no, no quería que oiga, solo que sepa que iba hasta el último confín para evitar que siga por el mismo camino en compañía de ese par – y tú qué esperas para caminar, ¿qué piensas?... ¿Qué voy a dejarte aquí? – le preguntó Joaquín impaciente, él quería conversar con el padre de esos muchachos y ver si se podía llegar a un acuerdo entre adultos, después de todo, por lo que sabía, ambos muchachos eran los únicos amigos de Sebastián y tampoco quería que se quede solo, sobre todo cuando tenía dificultades para sociabilizar, mientras tanto los mellizos iban discutiendo entre si
  • Todo esto es tu cuuuulpa – oyó claramente a Bryan acusar a su hermano con la voz rota ya, estaba gimiendo – el papá me va a pegaaar – dijo entre diente creyendo que nadie lo oiría
  • ¿Y crees que a mi no? – dijo mas envalentonado Ryan, optando por el papel que mejor sabía manejar, el de chico duro y que puede con todo, cuando por dentro estaba como una gelatina de miedo – IMBÉCIL ESTO ES TAMBIÉN ES TU CULPA – y le metió un puñete en el brazo a su pobre hermano al pasar por su lado cuando alzaban sus mochilas
  • AHHHH – grito
  • ¿QUE PASA AQUÍ? – dijo Joaquín sobresaltándolo y Bryan se limpio los ojos por puro orgullo, cuando en realidad quería recibir un abrazo de consuelo y que alguien le diga que todo estaría bien

Y así en medio de murmullos por parte de los mellizos, todos se montaron a la movilidad de Joaquín, quien espero que su hijo suba al carro al mismo tiempo que los otros teniendo la precaución de poner seguro a las puertas por si querían escapar, sobre todo Bryan que no paraba de limpiarse los ojos porque a esas alturas del partido estaba llorando abiertamente.
Menos mal el viaje fue corto y para gloria de Joaquín, en casa estaba el padre de los mellizos, el hombre había pedido permiso en el trabajo para quedarse a cuidar a Luis que recién salió del hospital tras una cirugía de apéndice, Luis era su hijo menor y en realidad su único hijo biológico, los mellizos eran hijos de su difunta esposa en su primer matrimonio con un canadiense, separándose ambos cuando los niños apenas tenían 2 años, pasando a manos de Saúl, que así se llamaba el hombre en cuestión, cuando los mellizos tenían tres años, siendo adoptados por él después de un año de convivencia como familia, y sobre todo cuando su esposa se vio embarazada de Luis perdiendo la vida en el nacimiento del pequeño.
Así Saúl, abogado, de pronto se vio con dos diablillos de 4 años y un recién nacido, no se volvió a casar por lo que se ocupaba de los chicos a tiempo completo y que no hace ni una semana que había castigado a los revoltosos con una buena paliza justamente por el mismo tema: saltarse las clases y ahora iban lo más seguro a recibir el mismo tratamiento…

  • Lo siento muchísimo señor…. – dijo Saúl evidentemente avergonzado, sujetando del brazo al par de mocosos que tenía, adoraba a ambos niños, pero la adolescencia estaba haciendo estragos con ellos, no había día que no lo maten un poquito con sus desatinos
  • Joaquín – contesto – Joaquín Monasterios – agrego cambiando la inicial impresión que tenía de aquel hombre, pero era obvio que su situación era difícil, los chicos estaban casi todo el día solos, el no había querido casarse por no darle a ninguno una madrastra y tampoco quiso que los chicos vayan a vivir al Canadá con su padre biológico, además que ya los había adoptado y los chicos le decían papá a él
  • Como sea… esto no se quedara así, yo voy a tener una seria charla con ambos – agrego mirando significativamente de uno al otro, dándose cuenta Joaquín que de los dos mellizos el que peor lo estaba pasando era Bryan y que Ryan si bien no lloraba en silencio sufrido como su par, por lo menos no estaban tan desafiante sino triste – ahora despídanse del papá de su compañero y suben de inmediato a mi habitación – ordeno a ambos – sin hacer  ruido que Luis está durmiendo – agrego y apenas los chicos desaparecieron volvió a conversar con Joaquín y quedar en algo – mire Joaquín, no son malos – dijo pensando en la amenaza que inicialmente hizo Joaquín de pedir su expulsión del colegio – son algo revoltosos y yo no pude dedicarles tiempo porque recién hace poco que mi madre murió y ellos estaban acostumbrados a su abuela y luego se vino la enfermedad de Luis y pues ando partiéndome en cuatro porque debo trabajar y a veces el juzgado me consume mucho tiempo – se justifico y justifico a sus hijos
  • No se preocupe Saúl – contesto Joaquín – no presentaré quejas al colegio, eso lo dije con afán de meterles a ambos un poco de miedo, porque mi hijo también iría de cabeza a ser expulsado y es lo último que quiero, Sebastián me da muchos problemas en el cole pero no porque sea indisciplinado, sino porque no puede hacer amigos, y los mellizos son su único mundo social, y cortar su amistad seria condenar a mi changuito – dijo con cariño – mire… usted y yo podemos echarnos una mano….

Y decir eso fue más que estrechar las mismas en un saludo, sino un plan que beneficie a ambos a futuro para dolor o alegría de los tres.

Pero primero lo primero… la paliza.


2 comentarios:

  1. Si bueno no todo es como uno lo planea, pobrecito Sebas

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  2. Yo quiero helado de menta!!
    No si cuando los papás se ponen de acuerdo!! Nunca sale nada bueno!!
    Pero uuff pobre Saul cuidar solo a tres hijos es mucho muy complicado!!

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