Una verdad inquietante 3: Cap. 3; Autora Cath Blue Red

Una verdad inquietante

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 29 de mayo del 2016

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Capitulo 3

Analizando en frío

Autora: Cath Blue Red

Los dos salieron de mi habitación dejándome hecho un ovillo en un rincón de mi habitación, jamás me había dado más de tres correazos, y todo por culpa de su hijito.  Papá se veía reamente triste y mamá antes de salir solo me dio una mirada de completa decepción.  No lo entiendo, la verdad no lo entiendo, quieren que le celebre la gracia a papá, creo realmente que mamá está loca, como puede ser posible que acepte a un hijo de mi padre, fruto de una infidelidad por cierto,  en su casa para que crezcamos juntos como hermanos, la verdad lamento mucho lo de esa señora que tienen cáncer pero no es mi culpa, nada de esto es mi culpa.

Por qué no se murió antes de decirle a papá de ese niño? Por qué?- esos eran mis pensamientos, decidí irme de casa inmediatamente, si mi madre prefería al hijo de mi padre antes que a mi pues que le aproveche, metí no sé qué cosas dentro de mi mochila y me dispuse a ir con mis abuelos, estaba furioso pero no quería que ellos supieran así que lo más silenciosamente posible me escabullí hacia las escaleras, pensado que estarían en su alcoba pero al llegar al tercer escalón escuche a papá, estaba….estaba llorando…. si estaba llorando, eso me paralizo por completo, jamás había escuchado llorar a mi padre.

• Amor no te pongas así.... él va a entender amor, solo dale tiempo – le decía mamá con una voz cargada de tristeza
• Me siento tan frustrado… yo le he dado todo a Raúl, lo adoro, siempre lo amé y no sé, esperaba que no me juzgara tan duramente, que al menos tratara de comprenderme, sabía que sería duro y mi más grande temor se está haciendo realidad, no soportaría perder a Raúl,  es que no quiero perderlo Luciana no quiero perder a Raúl – de inmediato sentí como las lágrimas se arremolinaban en mis ojos.
• Veras que cuando se calme el podrá al imaginarse que fuéramos él y yo quienes te hubiésemos buscado después de trece años porque yo estaba muriendo y no quería que mi hijo fuese a parar en la soledad de un orfanato. Tardará un poco pero lo aceptará ya veraz, nuestro niño tiene un buen corazón – dijo mamá realmente convencida y llena de esperanza.

Me sentí una cucaracha porque hace unos pocos minutos deseaba lo peor para ellos, para los cuatro, yo no soy tan bueno como mamá dice, pero tenía razón, si fuésemos ella y yo estaría asustado de ir a vivir con un padre que no conozco y con una madrastra que de seguro pensaría que es una bruja y un hermano que me odia, y él tampoco es culpable de nada…..como yo, no, no tiene la culpa  que su mamá lo deje solo, ella tampoco tienen la culpa y si, sé que de estar en su caso mamá hubiese hecho exactamente lo mismo, asegurarme un hogar en el que al menos me reciban con aprecio.

Las lágrimas represadas en mis ojos y se deslizaron lentamente por mis mejillas, silenciosamente di media vuelta y regresé a mi habitación, me tire sobre la cama sintiéndome supremamente egoísta, hice llorar a mi padre, hice sufrir a mi madre, les falte el respeto a los dos, y yo no tengo ningún derecho a juzgarlos, ellos han sido siempre maravillosa conmigo, soy una lacra, un supremo egoísta, me merezco todos y cada uno de los cuerazos que papá me dio, con razón mamá ni se ocupó de mí y se dedicó a consolar únicamente a papá……me gane a pulso cada correazo que papá me dio…… pero… pero ….. ¡DIABLOS! NO quiero un hermano.

No sé cuánto tiempo ni a qué hora me quedé dormido, pero cuando desperté era de día y no me habían despertado para ir a clases, me bañe y baje a desayunar pensando en que seguro se habían ido a su trabajo y me dejaron solo, pero no, estaban los dos esperándome en la cocina. 

• Bu.. buenos  días – dije con recelo de su reacción

Mamá se giró y me lanzo una mirada fulminante, sabía lo que significaba, y tenía razón así que sin pensarlo más me dirigí hasta papá y le tome una de sus manos como hacia cada vez que me disculpaba, papá ni alzó la mirada, ya les dije que me sentía una cucaracha verdad?.

• Papi… papito… yo te amo mucho y lamento mi reacción de ayer, perdo…. perdóname… por  por favor – yo ya estaba llorando… es que soy un llorón, pero detesto que papá esté enfadado conmigo, no lo soporto, pero papá no me miró y permaneció en silencio sin una sola reacción, yo solo lloraba más y más fuerte – paaapiiii – dije lastimeramente en un susurro suplicante y fue entonces que me miró y en sus labios se dibujó una fina sonrisa, estaba perdonado, me lancé a sus bazos en una forma desesperada sin dejar de decir – Perdón papi, perdóname papito, perdón, perdón
• Ya mi pequeño – papá me consoló en un abrazo – ya todo está bien ¿bueno? – me apretó las mejillas como siempre solía hacerlo cuando era pequeño – no llores más – me decía una y otra vez papá

Estuve un buen rato en sus brazos, mientras el me llenaba de besos y mamá nos observaba con ternura y orgullo en su mirada. Cuando estuve calmado, papá me separó un poco de su pecho y me miró de una forma bastante conocida para mí y supe de inmediato lo que debía hacer así que sin salir de los brazos de papá pero viendo a mamá a los ojos le dije.

• Mamita, perdóname tú también, por favor, nada en el mundo justifica que yo te falte el respeto – y estire mis brazos hacia ella y de inmediato los tres nos abrazamos sentí en ese instante que de verdad me amaban…a pesar de todo.

Lo sé, lo sé… soy un bebé cuando estoy reconciliándome con ellos, pero es que así me siento… ellos tienen ese poder sobre mí, la vedad más papá especialmente después de una cueriza, porque cuando lo hace sé que fue porque no le deje otra alternativa, sé que le fallé y eso me mata cuando lo analizo en frio claro.

• Desayunemos ¿sí?, que se enfría – dijo de pronto mamá dejándome solo en los brazos de papá, no quería salir de allí, me siento tan seguro, tan a salvo de todo.
• No mamá, quiero, quiero hablar con ustedes de ….de… del hijo de papá
• Tu hermano Joel – corrigió mamá
• Sí, bueno – dije alzando los hombros
• Te escucho hijo – me animó papá
• Los tres hemos sido muy felices siempre – dije perdiendo en el camino la solidez de mi voz, es que empecé a sentirme vulnerable ante la sola idea, pero decidí seguir – sin nadie más – agregue –  ¡no quiero un hermano! – declare con la voz algo rasgada, tragando saliva no porque mis padres se enojen, sino porque me prometí ser sincero pero parecía que mi llanto quería hacerme boicot – pero sé que no es mi decisión – deje que eso les quede claro porque era cierto – comprendo que papá no le deje ir a un orfanato – para ese momento los mire a ambos a los ojos – así que lo único que les pido a los dos – dije metiendo aire a mis pulmones como si me faltara – especialmente a ti papito – dije cogiendo su mano y mirándolo fijamente – es que no dejes de amarme, y que me prometas que siempre me perdonaras todo, como hasta ahora – solté prácticamente vomitando las palabras – y yo te prometo tratar de aceptarlo – esa era mi única condición, que no me presionen – no va a ser fácil para mi así que por favor, por favor – repetí a manera de última voluntad a un condenado – les pido a los dos que me tengan mucha paciencia, tratare de no odiarlo y de darle una oportunidad.

Mi padre me miró con orgullo y de inmediato me abrazó con fuerza y me levanto del piso haciéndome girar, estaba feliz.

Cuando mi padre me puso en el piso, mamá me abrazó y me dio un beso en la frente y me dijo

• Especialmente a ¿papá?
• Vamos mami, yo sigo siendo tu único hijo – mientras le guiñaba el ojo en complicidad

Y los tres estallamos en carcajadas…