Mis Gemelos
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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 08 de Mayo del 2016
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Capítulo 224
El vuelo del guajojó
Autora: Marambra
Los relámpagos fulguraban a los lejos, blanqueando de tanto en tanto el
horizonte ahora negro pese a la hora, el viento empezó a soplar algo más fuerte
hacia su dirección trayendo de rato en rato las notas de una vieja canción.
Se me desbordan recuerdos y recuerdos
De aquel buen tiempo que nunca volvió
Sigue la lluvia mojándome el alma
Y en cada verso un recuerdo se ahogo…
Un coro de tordos mañaneros que
revoloteaban en el aire saltando de rama en rama cambiando el curso de la luz
que se filtraba sobre su piel, acababan de alzar vuelo asustados buscando
refugio ante la inminente tormenta que se avecinaba, despertando a Iván, quien
abrió los ojos y enfoco el reloj de pulsera, eran las 10 de la mañana, ¡vaya
mierda! se quedo dormido y frunció el ceño mirando para atrás, todo era pampa y
bajío… pampa y bajío oscuro para variar, parecían ser mucho más temprano de lo
que era realmente.
….Sigo la huella paseando mi estrella
Ya no soy bueno, la ausencia me cambio
El guajojó, caminante en pena como yo
Lleva mi voz de guapomó, en guapomó
Y se sintió irremediablemente triste, al
saberse lejos muy lejos de la hacienda, el viento húmedo y algo frío trajo a la
deriva los acordes de una guitarra y la voz rasgada del intérprete seguían
cantando a los lejos, quedándose en sus oídos una de las tantas frases
que repetía como una letanía Ya no soy bueno, la ausencia me cambio,
suspiro, esa frase lo describía al pelo, ya no era bueno, ya no sentía nada
bueno, las muchas ausencia pasaron factura y amargaron su alma.
Al diablo con los lamentos, tenía que
tirar para adelante, no había tiempo para los arrepentimientos, la decisión,
buena o mala ya había sido tomada… había saltado la noche por el balcón de su
alcoba una última vez y se había quedado mirando la casa grande sintiendo pena
por una sola cosa, el no volver a ver a papá, pero sus problemas ya eran
demasiado grandes y demasiado pesados para seguir bajo el mismo techo que
Clara, Logan y Alexander.
Peor ahora con un medio hermano recién
nacido y que tenía que reconocer, no tenia culpa de nada, pero al que ya
odiaba; así que prefirió marcharse… no iba a escuchar nada más respecto a ese
niño, ni mucho menos lo inmensamente feliz que les hacía a toda su familia, a
excepción de papá claro está, porque a estas alturas el único que ignoraba esto
era Rubén; que verdad más verdadera era esa que decía, que en el
amor y en la enfermedad, como en la salud y la amistad, uno era más dichoso por
lo que ignoraba, que por lo que conoce o llega a conocer… si bien él no
era el oráculo de la alegría, ni un querubín sobrevolando dichosamente las
nubes, con todo y sus problemas de por medio era feliz a su modo; tenía a su
hermano, tenía a papá y a mamá, aunque ésta últimamente se había pasado a las
líneas enemigas, pero eso no significaba que no apreciara las tentativas de
reconciliación de su madre, como cocinarle los platos que a él gustaba un día
sí y un día no para complacer a Lex también en el proceso, o que le traiga su
helado favorito a la vuelta del mercado o le consienta con alguna nueva polera
o pantalón el rato menos pensado, o el simple hecho de recibir un beso en la
frente al pasar, el abrazo cariñoso de la nada, la mirada cargada de amor y
dicha, el apretón en el cuerpo o el palmetazo en el trasero al pasar mientras
murmuraba llena de orgullo y picardía.
- AYYY! mi velatacu (mi niño)… tan bien plantao, cuantas cunumicitas (mujercitas) suspiraran por ti
Pero esas cosas ahora mismo eran solo
bocaditos de dicha pasada a disfrutar en el recuerdo, porque todos ellos lo
empujaban a tomar este camino, y todo por culpa de ese mocoso cagaleche que
había nacido para alborotar a todos en casa con solo saber de su existencia;
¿cómo diablos se suponía que el soquete de su padre haría frente a la vida?, no
tenía un trabajo estable, por no decir ninguno; estaba de parasito en casa de
su abuelo y lo peor a escondidas como un vulgar delincuente, huyendo de quien
sabe mil demonios inventados para conseguir lo que quería: convencer a los
mansos de sus hijos mayores y a sus padres, el perdonarle el hecho de hacerles
pasar un infierno y no por la vida que llevaban ahora, sino por el miedo real y
visceral ante la incertidumbre de un futuro incierto cuando la muerte toco sus
puertas.
Nunca, ningún abrazo futuro suyo o de
papá, ni los besos de mamá, ni el millonario pozo de la lotería, ni el
amor de una mujer, ni el cariño de un hijo en su futuro podrían borrar el
tremendo miedo que vivieron su hermano y él ante el anuncio de la muerte del
único hombre que había sido para ellos su pilar y su cimiento y en él, además,
el sobre agregado peso de la culpa y el remordimiento; como para que ahora
campante venga después de tantos meses, anunciando una resurrección de Reyes y
encima el nacimiento de otro hijo al que quería acepte con amor como lo había
hecho Alexander… traidor, ¡traidores!.
Pensando en todo eso y sobre todo en papá
y lo que estaría haciendo a esa hora en Aguas Calientes con su hermano, Iván se
quedo contemplando el horizontes totalmente distraído, hasta que miro un
hormiguero a sus pies y se paro rápidamente para salir de su radio de acción
antes de que las hormigas empiecen a explorarlo, morderlo, probarlo y
decidan si valía la pena pedacearlo y meterlo a su guarida, solo que fue
demasiado tarde… muchas de ellas habían empezaron ya a picarle las manos,
hinchando y doliendo los dedos con cada mordisco, dejando caer el fono, lo que
bloqueo la llamada entrante de mamá… quizás si hubiera oído a su madre llorar y
jurarle que no estaba enojada con él, Iván jamás hubiese subido a esa camioneta
escapando del perro para ser mordido por una cascabel…
Clara estaba frenética, en casa, todos
acababan de darse cuenta que Iván no estaba en ninguna parte, pero no podían
dar por hecho que había huido, porque aun estaban sus ropas en el ropero, Iván
solo saco dos mudas en un pequeña mochila de colegio…
- OH! POR DIOS, ¡POR DIOS! – Clara gritaba agarrando el teléfono desesperada marcando una y otra vez al móvil de Iván, había entrado a su dormitorio a despertarlo para hacer las paces con él a las siete de la mañana y se encontró con un lecho vacio y una ventana abierta – no debí presionarlo, no debí decirle nada – murmuraba con los ojos anegados, sin darse cuenta que las lágrimas hacia mucho que empezaron a escurrirse por su rostro
- ¿¿MAMÁ?? – Logan entro como un torbellino, Adela fue a buscarlo corriendo a la cabaña preocupada y esperanzada que él estuviera con Iván ya que tampoco había contestado el teléfono – ¿QUE FUE LO QUE PASO? – pregunto poniéndose a su lado, frotándose el hombro, se había caído de la escalera a la cual se encaramo tras revisar las tejas de la vieja construcción antes de que la época de lluvia empiece y se encuentren a futuro con desagradables sorpresas, pero además, con la ilusión de tener a Rubencito en esa vieja cabaña familiar criándolo junto a su familia, olvidándose por vez primera de todos los conflictos que traía encima
- ¡QUE NO ESTÁ!… ¡SE HA IDO!…, no hay por ninguna parte – y soltó a llorar – Iván no está por ningún lado, TU PADRE ME VA A MATAR – aseguro en un último momento de drama, abrazando a su hijo con todas sus fuerzas; obviamente tendrían una bronca con su marido, porque tras castigarlo y hacerlo dormir, Rubén estuvo muy interesado en las explicaciones que tenían que dar Clara y Alexander… explicaciones que supieron evadir, pero fuera de eso y a pesar de la paliza y del castigo adicional de que Iván no iría al viaje, él deseo ser indulgente con su muchacho y llevárselo consigo al monte y pasar tiempo de calidad con sus gemelos
- Pero ¿que fue lo que paso mamá?, ¿que ocurrió?... ¿peleaste con él? – pregunto Logan con un nudo en el estómago, ignoraba lo que ocurrió entre sus hijos y que papá lo castigara, es más no sabía que Alexander se dislocó la muñeca por culpa de su hermano, y noche antes apenas cruzaron palabras durante la cena para variar
- DIOS MÍO!... Dios mío… SEÑOOOR ¿DONDE PUEDE ESTAR MI NIÑO? – decía con un nudo en el estómago, ajena a las preguntas de su hijo, rememorando el vacío que sintió en las entrañas al darse cuenta de que su hijo se había ido de casa, aquello era una pesadilla
- Calma mamá – conmino Logan a su madre sin dejar de abrazarla, aún cuando su corazón galopaba a mil por horas
- COMO QUIERES QUE ME CALME SI NO HAY RASTRO DE IVÁN – ahora si estaba en un franco ataque de histeria – SI ALGO LE PASA, TU PADRE NO ME LO VA A PERDONAR NUNCA
Y se apretó al protector cuerpo de su
único hijo, que de alguna manera fue como abrazar a su marido, sintiendo algo
de paz, por lo menos no estaba sola, él estaba en casa y se haría cargo;
Dios bendito quiso que aquella muchacha, Ginger, lo llame diciéndole que ya
tenía los pasajes para el próximo viernes y que no había necesidad de que él
regrese a Inglaterra, sino ésta era la antesala a la locura; ella no tenía idea
alguna de dónde empezar a buscar a Iván, la sorpresa la atrapo con la guardia
baja y sin protección de terceros, peor cuando todos sus recursos concluyeron
en la hacienda; había hecho peinar todo el terreno, incluso a las afueras, la
parada de buses y las tiendas más cercanas desde las 8 de la mañana que fue
cuando ella se convenció de que su hijo había desaparecido.
Y pensó en que fue una necia, una
estúpida… no debió esperar a que amaneciera para hacer lo que tenía que hacer
desde un principio: respetar la decisión de su hijo dejándolo tranquilo y no
presionar y a partir de ese punto construir un puente que restablezca su dañada
relación, es que tuvo que ser Adela que hizo un comentario casual para que se
dé cuenta que Iván estaba empezando a verla como a un enemigo, no como a su
madre y eso es lo que quería corregir, y estuvo dando vueltas y vueltas a la
cama con el sigilo a media asta, oyendo el aullidos de los perros, las ramas
que crujían, el viento que ululaba, el grito de los murciélagos, las nocturnas
golondrinas aleteando en las ventanas hasta que por fin el cansancio la venció
hora antes de que Iván abandone la casa y se despertó de pronto con una
sensación extraña en el corazón.
Corazón de madre al fin y al cabo y lo
primero que hizo fue ingresar a la alcoba de su dulce niño, con una palpitación
horrenda que creyó producto de la mala noche, convenciéndose así misma que todo
eso pasaría en cuanto haga las paces con su pequeño diablillo, firme en su
convicción de hablar con Iván y convencerlo de que ella no era el enemigo;
había pensando en la charla que sostuvo en el comedor, después de que Logan se
marchara tras cenar increíblemente sin decir nada, pese a los malos modos de
Iván, entendiendo que su hijo estaba ahora mismo a años luz de todo lo que le
rodeaba, con la mente puesta en el bebé que naciera y que ese simple hecho
había puesto un paréntesis en todos sus problemas para poder disfrutar en la
soledad de la idea de tener un nuevo hijo en su vida, alguien con quien deseaba
no cometer los mismos errores que cometió con sus gemelos. Y lo que es mejor,
enmendar el daño que infringiera a ambos sin querer.
- No debí decirle naaaada, he sido una tonta, yo tengo la culpa – se amargaba Clara recordando como Iván reacciono cuando ella le dijo lo mismo que Alexander, que tenía un nuevo herman
- ¿Qué fue lo que paso mamá? – pregunto Logan cogiendo el rostro de su madre en sus manos, como solía hacer papá con él y con sus hijos
- Le conté que tiene un nuevo hermano
Y la cara de Logan palideció visiblemente,
esto lo ponía en una difícil situación, su madre no pudo ser menos inoportuna
que ahora, ¿pero quién iba a hacerle entender aquello a Clara?, ella estaba
convencida, que si hablaba con Iván, él entendería que aquel niño podría ser la
respuesta a sus oraciones, después de todo un niño llegaba siempre con un pan
bajo el brazo y una bendición del cielo al hogar al que era destinado; desgraciadamente
se daba cuenta tarde de su error, recién entendía el verdadero significado de
todas las palabras que brotaron de la boca de Iván noche antes, pero sobre todo
de aquel mar de lágrimas que se negaron a quedarse colgadas en el borde de sus
pestañas y se derramaron traicioneras por sus blancas mejillas, ahogándolo
mientras él intentaba recomponerse a sí mismo y preservar un poco de orgullo en
un sobrehumano esfuerzo; porque ella, había jugado su mejor carta, la que
obligo a Iván a la mansa entrega, a la quietud, al ominoso silencio
mientras estuvo Logan presente y ella tomo todo aquello como signo de
conformidad…
- ¿Quieres un poco más? – Iván levanto la vista desconfiado hacia su madre, después de todo estaba enojado con ella y ella con él tras lastimar a Alexander deliberadamente según todos; quedándose en silencio sin saber si la pregunta estaba dirigida a él o a Logan, medio que se había resignado a tenerlo por compañía cuando papá no estaba en casa, prefiriendo optar por la ley del hielo sin dar opción a nada, es que después de tantas luchas y jalones de oreja o alguno que otro palmetazo en el trasero se convenció que haga lo que haga para manifestar su enojo y disconformidad con la presencia de Logan en casa, nadie excepto él, lo tomaba en serio bajo la ley de “nosotros somos los adultos y nosotros decidimos que está bien y que está mal”… aunque dudara que Rubén se ponga en ese tonto plano sin escucharlo – Iván, te estoy hablando – volvió a preguntar Clara poniendo su mano suavemente sobre la suya regalándole una sonrisa, algo que extraño en extremo a Iván, aquello no era normal, algo se traía entre manos y era mejor estar atento pensó – ¿quieres un poco más de hamburguesa hijo?, solo comiste una en toda la cena – reprocho con voz dulce, mirando las hamburguesas sobre el bol, y había preguntado aquello considerando que para el par de bribones que tenia por nietos, mínimo comían 3 a 4 hamburguesas caseras que nada tenían que ver con las hamburguesas de un local de comida rápida, todas monstruosas y grasientas, las de mama era pequeñas, y hechas a la plancha – Iván – volvió mamá a insistir con voz suave
- Contesta a tu madre hijo – amonesto Logan sin enojo alguno, por alguna razón el hombre estaba manso como un cordero, decidido a no dejarse provocar por los toscos modos de su Iván y coloco una de sus manos sobre el dorso del muchacho, quien la retiro de un tirón como si quemara el tacto de su padre, respondiendo rápidamente encontrando la escusa perfecta para huir
- No gracias – respondió secamente – ¿puedo retirarme? – inquirió colocando la servilleta en la mesa y Logan lo miro con tristeza
- No es necesario que huyas Iván – reprocho Logan dejando a un lado su servilleta, hacia mucho que termino su cena y su café, y se quedo solo para contemplar tristemente de palco a su hijo, esperando que de un momento a otro salte y quiera huir como siempre que había un fuego cruzado de palabras en la mesa, cosa que esta vez no se dio, razón por la cual Iván aun estaba sentado en la mesa, y al ver que el chico no ceno nada, decidió que era mejor dejarlo en paz, y coma algo con tranquilidad, no vaya a ser que se enferme por no comer – puedes quedarte a disfrutar del postre de mamá, yo me retiro – dijo mirando a su madre – de todos modos tengo muchas cosas que hacer – anuncio y dejo a un lado la taza de café y el envoltorio del chocolate que derritiera en él, detalles de los que Iván no se percatara hasta ese momento, concentrado en su plato al que le había dado tantas vueltas que hasta la carne fue picada a su mínima expresión como queriendo hacer una autopsia a sus moléculas; en su afán de perder el tiempo y desaparecer del comedor
- ¿No quieres un poco de pastel? – pregunto Clara sin inmutarse de lo que acababa de pasar
- No mamá – respondió Logan – me voy a descansar, no reniegues ¿bueno? – le dijo en el oído mirando significativamente a su hijo al que cada día lo veía y sentía más ajeno
- No estoy renegando – contesto y devolvió el abrazo sentándose de nuevo y colocando una nueva hamburguesa en el plato de Iván – no tengo porque renegar verdad Iván – pregunto mamá muy significativamente e Iván torció la boca del enfado, parándose ya no mas, estaba empezando a sulfurarse y Logan lo noto – siéntate a mi lado bebé – dijo a manera de mimo y le pellizco la boca en un mimo que solía hacerles de niño – mi bebito, mi cielo – no pudo evitar agregar lo que disparo en enfado en Iván
- NO ME MOLESTES – alzo un poco la voz e hizo a un lado la cara empujando las manos de su madre
- Nadie te está molestando – dijo Clara tratando de sonar tranquila – solo te estoy haciendo un mimito, vamos, solo quiero que disfrutes la cena y conversemos
- Yo no quiero comer ni conversar Y MENOS QUE ME TRATES COMO A UN CRÍO… quiero irme a mi habitación – declaro Iván volviéndose a poner de pie, dejando a un lado la servilleta que tenía en la mano
- SIÉNTATE – ordeno Logan con algo de aspereza en la voz no iba a tolerar que Iván se zafe con su madre, ya había metido en cintura a Alexander y bien podría hacerlo con Iván
- ¿O QUE? – Iván cuadro los hombros y saco pecho en un claro desafío, estaba hasta el gorro de toda esa farsa – ME VAS A PEGAR? O ME VAS A REGALAR UNA CAJA DE MENTAS – y Logan parpadeo pero antes de que diga nada agrego – ¡AH!, PERO ME OLVIDABA… Alexander es tu hijo favorito y las mentas son su perdición, verdad?
- Yo no tengo favoritos, hijo – se defendió Logan del ataque, dándose de golpes en la cabeza, él había comprado a Iván una caja de chocolates belgas, su debilidad y aun los guardaba para el momento de la reconciliación, pero debió imaginar que no tomaría bien lo de las mentas con Lex, pero ese había sido un acto desesperado por reconciliarse de su hijo, si una vergüenza, tenía que admitir que se comporto como una sucia rata al querer sobornar a su hijo el perdón con un dulce
- Lo que tu digas – contesto con desdén alzando los hombros
- Iván NO tengo favoritismo por ninguno de mis hijos – repitió agarrando una de sus manos, no con el afán de amenazarlo ni nada por el estilo, solo quería que lo supiera, quería abrazarlo y sentir el cuerpo de su pequeño en el suyo – amo a mis hijos por igual, porque son mis hijos – y eso enojo a Iván, estaba más que claro que en el paquete entraba ese mequetrefe llorón al que osaron poner el nombre su padre: Rubén; porque de no haber él, Logan hubiera dicho lo de siempre, no tengo favoritismos por ninguno de ustedes, o te amo a ti y a tu hermano de igual manera
- SUÉLTAME – dijo tirando la silla para atrás en un afán de alejarse de él – NO ME TOQUES
- No te estoy haciendo nada Iván, además a ti también te traje un obsequio – dijo en un intento de hacer las paces, si, volviendo a caer en el mismo pecado… el soborno
- Pues puedes meterte tu regalo por donde mejor te plazca – y Logan quería estrangularlo, que Dios lo perdone, pero Iván siempre lograba sacarlo de las casillas, porque era tan difícil tratar con su hijo
- NO TE PERMITO QUE ME – empezó a reclamar Logan acercándose muy peligrosamente al muchacho, pero Iván lejos de dejarse intimidar dio un paso al frente y golpeo el pecho de su padre con el índice
- ME IMPORTA UN RÁBANO LO QUE ME PERMITAS O NO – grito y Logan estuvo a punto de soltarle un revés de no ser por mamá
- BASTA, BASTA, BASTA – dijo de pronto Clara colocándose entre ambos abrazando a Iván instintivamente – no quiero peleas por favor, es tiempo para celebrar – sonrió a Logan y Logan, solo retrocedió dando a su madre la razón
- Está bien mamá, está bien, tienes razón, nadie está peleando – y le planto un beso en la frente – hasta mañana mamá – dijo y abandono la estancia
Definitivamente estaban todos raros pensó
Iván ante aquella reacción de su madre; dibujando una sonrisa irónica en la
cara: ja!, piensan que soy un idiota y no sé de
qué se trata todo esto, pero me la sudan, no voy a caer en sus juegos,
se dijo a sí mismo separándose de su madre y sentándose de golpe a la mesa, de
pronto con un hambre exultante, partiendo casi con rabia el trozo de carne que
tenía enfrente y masticándolo con tal violencia que Clara solo atino a mirarlo
sorprendida, parecía que quería demostrar que no comía solo para fastidiar a su
padre, y suspiro indecisa… de dos corazones, tomando la decisión equivocada…
ahora lo sabía.
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