Halloween: Truco o travesura: Autor Pablo

Hallowen

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 2 de Noviembre del 2016.

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 Truco o travesura

Autor: Pablo (Chany)

Sergio 

Esta creo que fue una de las peores historiado de terror que conozco y desgraciadamente no la escuche sino que me toco vivirla en carne propia. Llevaban casi un año de conocerse y los niños eran inseparables. Isaac y Marco insistían en ir a nuestros trabajos para poder encontrarse y jugar y además nos habían obligado a concertar citas de juego en las que Amalia y yo nos habíamos conocido un poco mas.

Aquel día era halloween, el primero que Marco pasaba fuera de California y estaba emocionado, cualquier cosa que suponga usar un disfraz era motivo de alegría para mi hijo. Por eso cuando le explique que en nuestra nueva cuidad no se festejaba se sintió muy mal. Es que no solo no se festejaba sino que era repudiado en el pueblo a seis km de la capital que era donde mis padres vivían y ese años nosotros también.

La verdad es que me tenia harto, ya no estaba en la edad de los ¿por qué? Pero como este asunto en particular le molestaba me tenía todo el día preguntando porqué no se celebraba y luego un sinfín de porqués. Entonces le hable sobre la cultura y lo malo de transculturación recordando las clases de antropología en la universidad usando una sucia artimaña que usaba cuando era pequeño y me atacaba con sus preguntas. Yo optaba por darle una respuesta elaborada e incomprensible para su edad y como le tomaba tiempo procesar lo que le había dicho cesaban las preguntas y yo podía volver a concentrarme en mi difícil agenda. Es que en su época del “porqué” yo era un hombre muy ocupado y también un idiota.

Jamás se lo diría a Marcos pero su concepción había estado muy influenciada por el impacto positivo que tendría en la carrera de Roky y los picos de rating que provocaría en los programas donde seguramente la invitarían para que compartiera la noticia. Otra cantante había anunciado su embarazo hacia poco tiempo atrayendo a la prensa y opacando a Raquel. Después de que Marco estaba en camino ella me anuncio su llegada junto a sus planes para explotar la oportunidad. En esos momentos no pude ver de qué se trataba porque la noticia me tenia feliz, fue solo después cuando las peleas porque ella quería mantener la figura descuidando sus comidas cuando tenía a mi hijo en el vientre y sobretodo cuando después de nacido trataba a mi bebe como un accesorio para mostrar y detrás de cámaras ni lo veía que me di cuenta que desde un principio lo que menos quería era ser madre y que desgraciadamente yo tampoco estaba haciendo un buen trabajo.

En fin… fue de mi madre la idea de que deje que el niño se disfrace porque aunque no pregunto mas andaba lamentándose y cuando dijo que quería volver a Estados Unidos entre en pánico. Una tonta fiesta no convencería a mi hijo de ir con Raquel. Así que llegado el día tome unos disfraces de la bodega de utilería del canal e invitamos a Isaac a casa. Amalia debía viajar porque en su programa gravaban en exteriores al día siguiente en unas salinas a varios kilómetros por lo que mi invitación le vino como anillo al dedo.

Entonces enfrenté halloween con dos niños de cinco y siete años, un cargamento de golosinas y comidas chatarra y una el especial infantil de terror que pasaban esa noche en un canal para niños. Con lo que no conté es que tanta azúcar modificaría su hora de sueño y que yo estaba sumamente cansado y me había quedado dormido en el sofá de la sala donde había colocado bolsas de dormir y toda la comida frente al televisor, debí imaginar que aquello no seria suficiente para Marco, aunque golosinas no faltaron el quería salir a la calle diciendo la típica frase de “dulce o truco” y ver las decoraciones de las casas. Por ello es que aprovechando mi prematuro e irresponsable sueño salieron a la calle comandados por las ideas que Marco le había metido a Isaac en la cabeza.

Por supuesto se llevaron un fiasco apenas cruzaron el jardin de casa, no había nada fuera de lo normal. Fue así que su búsqueda comenzó por suerte no mucho antes de que yo me despierte. Recuerdo como me faltaba el aire y como mi corazón retumbaba en mi cabeza, como el pecho se me comprimía y esperaba despertar de aquella horrible pesadilla… la puerta estaba abierta y los niños no estaban por ninguna lado, revise la casa antes de salir con la esperanza de que no hubieran llegado lejos, pero cada paso que daba mi desesperación era más grande, había caminado una cuadra, porque revisaba cada rincón donde podían estar los niños, cuando escucho un grito aterrador. Una mujer había gritado de manera desgarradora y el sonido venía de mí casa.

Sin pensar me volví sobre mis pasos y antes de llagar me di cuenta que los gritos pasaban de ser de susto a furia y que no venían de mi casa sino de la casa de mi vecina que traía a mis niños a empujones hacia mi casa, sin pensarlo me acerque a ellos y se los arrebate a la vieja loca esa y los abrace tratando de impregnarme con su aroma y de calmar mi despotricado corazón. Los chicos estaban sanos y salvos.

• Irresponsable! – me gritó la vecina – dejar a esos delincuentes sueltos – cuando dijo eso yo repare en su presencia.

Mis niños no eran delincuentes, eran niños pequeños y su reacción era irracional desde mi punto de vista, claro que yo no sabía que al no encontrar decoración habían buscado lo más parecido que fue la vieja casa de mi vecina, iluminada con velones que había colocado para ornamentar la mesa para agasajar a sus difuntos, siguiendo la costumbre que conocía mi pequeño llevo a Isaaca pedir caramelos pero nadie los atendió y claro como dictaba su lógica si no había dulce había travesura. Ahora que lo pienso fue un plan bastante elaborado para dos niños tan pequeños.

Según mi vecina invadieron su casa, lo que se traducía en que entraron sin permiso y acorralaron a la pobre mujer apareciendo de un lado y del otro. Tengo que admitir que de noche y con la cara de “inocentes” de los niños algo de miedo daban y como estaban iguales la mujer creía que era acosada por algún ente. Supongo que encontrar a dos esqueletitos correteando y riendo en tu casa a media noche ameritan sus gritos. Tuve que pedir disculpas y llevar a los pequeños demonios a casa. Para entonces ya me había pasado el susto y pensé en lo sucedido, mi hijo había salido de casa sin permiso entonces fue que me enojé.

• ¿Quién te dio permiso para salir de casa? – le dije a Marco y como el ya sabía a qué iba y se puso a llorar sin tregua.
• ¡¡¡Buaaaa!!!!!! – gritó a todo pulmón y se cubrió las nalguitas
• No plaf se plaf sale plaf de plaf casa plaf sin plaf permiso – dije dándole nalgadas a cada palabra.

En ese momento la verdad que no me había preocupado mucho la travesura a la vecina, es más, no se me pasó por la cabeza castigarlo por eso. Tal vez hacia mal pero no encontrarlos me había hecho asustar demasiado.

• Buaaaaaa! Maloooo! – me dijo una vocecita, era Isaac que se había asociado para llorar a dúo – maloooo – me repitió y arremetió a patadas en mi contra en una mini rabieta.
• No Isaac, eso no se hace! – le dije tratando de contener su enojo pero no podía calmarlo ni a el ni a Marco
• Eres maloooo – siguió sin escucharme y errando patadas de pura casualidad, era la primera vez que lo veía en semejante rabieta, siempre fue y de hecho sigue siendo un niño muy tranquilo – ¡tonto!
• No Isaac, eso no se hace y no soy malo, ustedes no tenían que salir de casa sin permiso – traté de explicar mientras retenía sus patadas.
• Malo, tonto, puto – término y fue cuando Marco dejo de llorar y se tapo la boca, sabia que esa palabra estaba prohibida.

Para ser sincero, no pensé nada en ese momento, pero Isaac pasaba mucho tiempo conmigo y sabia bien que su madre tampoco aprobaría su comportamiento y por otro lado, ya me había sacado de quicio el comportamiento del mocoso, no tenía porque dejarme tratar así por un enano de menos de un metro y reaccione dándole una sala palmada, ni siquiera muy fuerte.

• Plaf – solté sobre su pantalón negro con huesitos – no Isaac los nenes buenos no dicen esa cosas ni ¡patean! – reñi y fue entonces que el corazón se me atoro en la garganta.
• Buaaaa si soy buenooo perdón me voy a portar miemm – lloró  se aferró a mi pantalón, no me esperaba ese cambio tan radical y la verdad me mató de ternura.
• shu shu bebé ya está no llores – le dije alzándolo y se aferró a mi cuello como un monito entonces aproveche para agregar – los niños buenos aprenden a que no se sale sin permiso, ¿a que tu eres un niño bueno?
• Shiiiii soy mueno – respondió hablando mal, ni se si de mimoso o por el llanto pero era un mocoso adorable.
• Yo también soy buenooo – reclamo Marco llamando mi atención.
• Claro que sí mi amor – accedí y terminé con dos musarañas sobre mi y una tortícolis al día siguiente.

Desde ese día Isaac se había vuelto más obediente conmigo aunque no lo castigue otra vez hasta que tenía doce y decidimos formar una familia Amalia y yo. Pero mi día de brujas no termino ahí, porque luego tuve que enfrentarme a la que aún no era mi esposa y contarle que había perdido a su bebé y encima le había dado una palmada.

Recuerdo ver  los ojos  Amalia cómo me degollaba una y otra vez mientras contaba la historia pero al final me dijo que al menos ahora sabía que su hijo no volvería a escapar mientras estuviera bajo mi cuidado, claro que dejó bien claro que no le había gustado un pelo que castigue a su hijo. Al menos no fue tan malo como me lo había imaginado, aunque empezar hablar si había sido peor que entrar a una casita de terror.