Mi familia, mi vida: Cap. 1; Autor Mark

Mi familia, mi vida

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Publicado originalmente en Blog: Travesuras de Cristal amor incondicional en fecha 27 de Abril del 2018.

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Capítulo 1

Autor: Mark

Esa mañana de domingo Derek Hayes se cuestionaba si estaba haciendo las cosas bien con su hijo mayor. Tenía 3 hijos y las circunstancias como habían llegado cada uno a su vida y la de su esposa Danielle, fueron totalmente diferentes.

Cuando Derek tenía 22 años y durante su primer año en la policía conoció a Danielle Howard, una hermosa universitaria de 20 años con la que empezó a salir. Se enamoraron y un año más tarde se casaron. Dos años después de su unión tras un embarazo complicado y un parto aún más difícil nació James Derek Hayes. El pequeño había llegado 6 semanas antes de lo esperado y sus pulmones no estaban suficientemente desarrollados, por lo que tuvo que permanecer un mes en la unidad de cuidados intensivos neonatal, provocando angustia en la joven pareja hasta su alta médica.

Durante los primeros años del niño, ambos padres mostraron una sobreprotección que en gran medida era justificada por la mayoría de la familia, pero criticada por muchos. No había evidencias de que esos problemas pulmonares de nacimiento fueran los causantes de los problemas actuales del niño, asma e infecciones respiratorias a repetición. A medida que Jimmy crecía, Derek escalaba rangos dentro de la policía en el Departamento Antidrogas y Danielle se graduaba de la escuela de medicina y se dedicaba a terminar su postgrado en pediatría.

En una oportunidad durante un procedimiento de cateo, Derek se encontró con una de las peores escenas que había visto en su vida. Un pequeño de la edad de su hijo estaba tumbado en el suelo de la sala, presentaba hematomas en su cara, sus piernas, tórax y espalda, heridas en el cráneo, nariz y boca. El pequeño niño apenas respiraba. Derek, que para entonces era sargento y estaba a cargo del procedimiento, ordenó que llevaran al niño al hospital donde trabajaba su esposa y la llamó para que recibiera el caso. En la casa, además del niño maltratado, encontraron diferentes tipos de drogas y en cantidades suficientes para pasar al menos 15 años en prisión. La abuela materna del niño era la encargada de su custodia desde que el padre fuera a prisión y la madre muriera 3 años antes. La mujer y su marido fueron acusados de tráfico y consumo de drogas y el niño pasó a custodia del Estado.

La pareja estaba consternada por el abuso al que había sido sometido el pequeño Axl Littman, ambos decidieron iniciar el proceso de adopción del niño. El policía estaba indignado, no entendía cómo alguien podía causarle esas lesiones a un pequeño de 6 años. Era la misma edad que tenía su hijo y pensaba que la vida del niño podría haber sido diferente de estar viva su madre.

Axl pasó a custodia temporal con los Hayes y apenas unas semanas después, cuando la abuela y su marido fueron sentenciados, fue oficialmente adoptado por la pareja. Al principio la convivencia entre los dos niños fue difícil, Jimmy estaba acostumbrado a ser el hijo único y el consentido, y de buenas a primeras se vio invadido por otro niño de su edad aunque menor por tres meses. Durante semanas las peleas entre los pequeños fueron entre tres y cuatro por día, Derek y Danielle estaban desesperados y aunque no hacían diferencias entre los niños, Jimmy percibía que Axl recibía más atención y viceversa. Costó mucho que se llevaran bien pero finalmente congeniaron.

Para la familia Hayes las cosas estaban saliendo bien, llevaban dos años siendo una familia de cuatro miembros, los problemas de celos entre los niños estaban superados y ahora más que decir que eran hermanos, aprovechaban su edad para decirle a todos que eran mellizos, algo que los padres decidían corregir solo si era necesario.

Otro procedimiento llevó a Derek a conocer a Harden Keller, un chico de 12 años escondido en la madriguera de una pandilla. Estaba tan drogado que no le dio tiempo a escapar y por ese motivo fue el único detenido en la escena. Una vez más el sargento se interesó en el caso, las investigaciones determinaron que el niño no era un adicto habitual, no presentó síntomas de síndrome de abstinencia, ni parecía el típico chico pandillero. Su padre había muerto cuando tenía 7 años y desde entonces vivía en la calle, siempre huyendo de la policía para evitar que lo enviaran a un orfanato, hasta que estuvo a punto de morir a manos de dos pandilleros que querían divertirse volándole los sesos.

Una vez más la pareja tomó la decisión de hacerse cargo del menor de manera temporal, mientras la madre de Hardy era localizada, el niño no tenía ningún recuerdo de la mujer, según le había dicho su padre, ella los había abandonado cuando él era apenas un bebé.

Los primeros meses de Hardy en la casa Hayes fueron tan difíciles como los primeros meses de Axl. El chico rehusaba cumplir las reglas y las normas de la casa, era hostil y siempre peleaba con los más pequeños. Se comportaba de manera agresiva en la escuela con sus compañeros y era irrespetuoso con sus profesores. Cuando se determinó que la madre había muerto dos años antes, el Estado permitió su adopción, pero eso no hizo que su actitud cambiara. Casi un año después, cuando Hardy se dio cuenta que por fin tenía un hogar donde lo querían fue que cambió su actitud y sentimientos hacia los miembros de la familia.

De eso habían pasado 4 años, y ahora que su hijo mayor, Harden Hayes tenía 16 años, estaba dando los problemas típicos de los adolescentes, problemas que se parecían mucho a los de su llegada al hogar. Falta de respeto, desobediencias, altanería, las típicas malas palabras de los chicos de la actualidad, y las malas compañías. Era eso precisamente lo que estaba preocupando a Derek, que su chico se desviara a un mundo de donde lo había sacado hacía unos años atrás.

Después del desayuno, Derek miró a su hijo mayor que no había levantado la cabeza para nada, seguía cabizbajo y triste. Respiró profundo al tiempo que Danielle le daba su apoyo apretando su brazo.

• Axl, Jimmy, por favor si ya terminaron su desayuno vayan a jugar al patio trasero – dijo con mucho pesar, los dos chicos se miraron y miraron a su hermano, sabían que estaba metido en problemas aunque no tenían idea de qué había hecho – Hardy, tú espérame en el estudio – el mayor lo miró con cara de perrito asustado
• Papi…
• Hardy, no quiero repetirlo
• Mami…
• Hardy, obedece, por favor… Y ustedes también, obedezcan –repitió para sus hijos menores

Danielle prefirió mantenerse al margen, aunque ella quería estrangular a su hijo tanto como su esposo;  Jimmy y Axl se levantaron sin decir nada, sabían que era mejor mantener la boca cerrada, ya más adelante se enterarían de las hazañas de su hermano.

Cuando Hardy se vio solo con sus padres intentó de nuevo salvarse de la paliza pero ninguno de los dos cedió ante el ruego del jovencito y no tuvo más remedio que esperar a su padre en el estudio. Derek se quedó solo con Danielle, no quería hacer lo que tenía que hacer pero sabía que no había más opción. Al entrar en el estudio encontró a Hardy sentado frente a su escritorio, lloraba en silencio, la reprimenda de la madrugada no sería nada comparada con la paliza que recibiría en pocos minutos y estaba muy consciente de ello.

Derek no dijo nada y se sentó en su silla, no hizo ningún intento por calmar a su hijo, lo vio llorar y creyó que eso era parte del castigo. Pero finalmente el llanto tocó su corazón y se compadeció del chico.

• ¿Quieres explicarme a qué se debió lo de anoche? – Hardy estaba tan avergonzado que no era capaz de levantar la cabeza ni dejar de llorar. Derek se levantó y abrazó a su chico, Hardy se aferró a ese abrazo y lloró con más intensidad – No llores, aun no te castigo… lo que quiero saber es en qué estabas pensando anoche

La noche anterior el chico se había escapado de casa para ir a una fiesta con su nuevo grupo de amigos, los mismos que no les gustaban para nada a Derek. Hardy había pasado toda la semana rogándole a sus padres para que le dieran permiso de ir a la fiesta que uno de sus amigotes daría en su casa tras la ausencia de sus padres, pero su comportamiento no había sido el mejor en los últimos días.

El adolescente había esperado a que sus padres se durmieran para salir sin ser visto, pero no contó con el imprevisto que se le presentó a Danielle en el hospital por el cual la llamaron y tuvo que salir, despertando a Derek para que estuviera pendiente de los chicos. Cuando Danielle salió, Derek subió a las habitaciones de sus hijos, llevándose la sorpresa de no encontrar al mayor de ellos. La primera reacción fue angustia pero cuando vio a los más pequeños durmiendo plácidamente supo qué era lo que había ocurrido. Del susto pasó al enfado que a cada minuto crecía. No llamó a su esposa para no preocuparla y así pudiera resolver el problema en el hospital sin mayores inconvenientes, pero sentía ganas de estrangular a su hijo. No lo llamó para no ponerlo sobre aviso, por el contrario decidió esperar a que el atrevido adolescente llegara pero las horas pasaron y nada que tenía noticias.

Danielle regresó del hospital casi tres horas después y se encontró con la noticia. Al igual que su esposo lo primero que sintió fue angustia y luego enojo, tomó el teléfono para localizar a su hijo en el momento en el que Hardy entró en la casa de manera sigilosa esperando llegar a su habitación sin que nadie notara que había salido, pero se encontró con ambos en el salón. Se puso blanco y comenzó a sudar frio. Sus piernas no respondieron, sentía ganas de llorar nada más de saber lo que le esperaba a su pobre trasero. Menos mal no se le ocurrió beber alcohol, hasta ahora su única falta era haberse escapado de casa. Pero una cosa era lo que pensaba el adolescente y otra muy diferente lo que sus padres pensaban.

• Estoy esperando – continuó Derek separándose un poco para mirarlo a los ojos, ya más calmado
• Yo solo quería ir a la fiesta – comenzó su defensa sin darse cuenta que se hundía más – Paul es mi amigo y le había prometido ir – creyó que alegar un compromiso previo lo ayudaría, pero al ver la cara de enojo de su padre cambio de táctica – Además, Luna también iría, y ella me gusta mucho, ¡mucho papá! – pero Derek no cambió su semblante, la chica en cuestión pertenecía al grupo que no le agradaba – papi ¡entiéndeme!
• Entiendo que quieras encajar en un grupo, pero no entiendo por qué tiene que ser ese grupo
• Son mis amigos
• Unos amigos que te meten en problemas, porque te recuerdo que no es la primera vez que estas en problemas por su culpa – explicó por enésima vez, pero su terco hijo no lograba entender su punto
• Que no te gusten mis amigos no significa que sean malos –Hardy comenzaba a alterarse y Derek sabía donde pararía todo si no lo detenía a tiempo
• No voy a tener la misma discusión otra vez, Hardy. No prolonguemos más esto
• Papi, por favor – rogó una vez más juntando sus manos pero Derek se sentó en el sofá y llamó a su hijo
• Quítate los pantalones y ven aquí – Hardy se negaba a obedecer, rogaba para salvarse de la paliza. Derek se levantó con mucho pesar pero decidido, tomó al chico por el brazo y este puso resistencia
• No papi, por favor – lloriqueaba mientras se tiraba al suelo intentando que su padre no lo pusiera sobre su regazo – Por favor, por favor
• ¡Basta Hardy!... sabes por qué es esto
• Yo prometo portarme bien, lo prometo, papi
• Eso ya lo he escuchado antes, y te creo… creo que algún días te portarás bien tal como lo prometes, pero...
• Por favor, por favor – Derek con dificultad logró bajarle los pantalones y ponerlo sobre sus piernas – No, papi, así no, ASÍ NO
• No hay otra forma de hacerlo y lo sabes PLAF – dando la primera nalgada provocando un pequeño saltito en el adolescente – PLAF PLAF PLAF
• Ay ayyyyy papi yaaaa
• PLAF PLAF PLAF, espero que PLAF PLAF PLAF esta vez aprendas a PLAF PLAF PLAF obedecerme
• No papiiii, yaaaa BUUUUAAAAA, yaaaa papiiiiii – Derek no lo tuvo fácil por los movimientos del chico, pero logró sostener sus piernas para evitar que se cayera y se hiciera daño mientras seguía repartiendo nalgadas
• PLAF PLAF PLAF tienes que PLAF PLAF aprender a obedecer PLAF PLAF
• Ya papi, yaaaaa buaaaaa – Derek bajó el bóxer del chico lo que generó una nueva pataleta – NOOOO, así noooo papi, POR FAVOR, POR FAVOR.
• PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF no vuelvas PLAF PLAF a salir de la casa PLAF PLAF PLAF sin permiso PLAF PLAF PLAF
• Buaaaaa me dueleeee papiiiii, me dueleeee – se quejaba cada vez más agitado, Derek quería terminar con el castigo, pero necesitaba que Hardy aprendiera la lección
• PLAF PLAF sé que te duele, pero tienes PLAF PLAF PLAF que entender que las cosas no son como tú quieres – y finalizó con una ráfaga de cinco nalgadas más, dejando el culito de su hijo lo bastante rojo para que la lección calara en el chico – PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF

Una vez terminado el castigo Hardy se levantó rápidamente de las piernas de su padre y fue hasta donde estaba Danielle que había entrado sin decir nada cuando ya todo estaba finalizando. Sabía que Hardy no querría estar cerca de Derek en las próximas horas, el joven adolescente después de una paliza pasaba todo el día molesto con su verdugo y buscaba consuelo en el otro. Danielle no perdió tiempo y lo abrazó con fuerza, Hardy enterró su rostro en el cuello de su madre, eran de la misma estatura, pero en ese momento él era su pequeñito. Danielle con discreción fue subiendo su ropa interior, los pantalones eran más difíciles de subirlos, los había perdido en medio de la pataleta.

Ahora Derek estaba en su cama, mirando al techo de su habitación, pensando en el comportamiento de Hardy y en el castigo que le había dado, se cuestionaba si era la manera correcta de corregir a su hijo. Tantas veces se había prometido no hacer lo mismo que hacía su padre con él y su hermano, y era lo que ahora hacía con sus hijos, siempre que terminaba con un castigo se sentía fatal y creía que era el peor padre del mundo, pero su esposa y sus hijos eran lo que más quería en el mundo y haría lo que sea por protegerlos, aun de sí mismos o usando maneras viejas y obsoletas como la paliza que le dio al mayor de sus niños.

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Marambra